Partida Rol por web

Amanecísteis con el cuerpo descompuesto del indio cerca de vuestro campamento. Por fortuna el aire soplaba en otra dirección, sino ni desayunar por el camino. Ambos optásteis por entrar en la cueva ahora que no salía humo.

Pasastéis por encima de lo que debió ser el hogar del chamán y los craneos sin quemar así como algunos huesos más resaltaban sobre las cenizas. Dentro había poca luz y apestaba a quemado. Notábais como pisábais cenizas aún calientes, por lo que debían haber ascuas debajo, algo que no tardaría en perforar la suela de vuestras botas.

Hacía calor en la cueva. Mucho calor y olía aún a quemado. Tocar algo allí sería como mínimo imprudente y temerario, a parte de que la mancha de hollín fácil que os la lleváseis, seguramente saliéseis con alguna quemadura en el cuerpo a juzgar por la temperatura que se mantenía en el interior y es que la misma roca, debía estar ardiendo.

Al notar que aquello todavía estaba cliente, William optó por salir de la cueva. Por mucho que buscasen, poco o más bien nada iban a encontrar que les pudiera ser de utilidad. Good lo que allí dentro hubiese habido, tenía por fuerza, que haber sido pasto de las llamas. 

- Mejor nos vamos. - Le dijo a Santana sacudiéndose las ropas. - Aquí dentro ni encontraremos nada salvo quizás una quemadura. - Razonó. 

Sin más, se acercó a Zorro y tras darle los buenos días y acariciarle el hocico, lo ensilló. Era momento de partir y seguir con su camino hasta dar con Jesse y el resto, aunque a medida que pasaban las horas, se preguntaba más a si mismo, ¿qué carajo estaba haciendo al perseguir a esa loca y a su séquito de dementes? De hecho, seguía el camino por inercia, ya que, de hacer lo que en realidad creía conveniente, ya se estaría alejando muy mucho de aquella banda de pirados.

-Si,... ya sabemos como se siente un pavo en el horno, y es una experiencia desagradable.

Tras un vistazo final, salió también de la cueva, agradeciendo el frescor de la mañana en su cara al abandonarla. Siguió a Rivers a por los caballos; era una buena hora para ponerse en marcha; el calor aún tardaría un rato en llegar, y no haría mella en las monturas todavía. Se preocupó de que ambos animales bebiesen, rellenó su provisión de agua, y se aseguró también de que las bestias comiesen algo.

Después, metió la mano en el zurrón y sacó algo de pan; no era gran cosa y estaba duro, pero servía para ir matando el gusanillo hasta la hora de comer.

-Bueno.. Si no vino ningún otro como ese anoche -señaló el cadáver del indio, mientras ponía la silla en la montura y apretaba las cinchas- es que no deben estar cerca. Hasta podríamos plantearnos cazar al primer conejo que veamos durante el camino.

Comenzastéis a avanzar, siguiendo el único camino que había*, seguramente generado por el paso de los navajos a las visitas al chamán, el cual os llevaría al poblado indio. Pero parecía que William iba pensando en sus cosas y no prestaba atención a lo que hacía y Santana, simplemente le seguía, seguramente creyendo que iba por el camino correcto...

El sol comenzaba a subir en el horizonte y el frescor iba pasando poco a poco a templarse, para luego comenzar a golpear con fuerza en aquel desierto. Al menos teníais un camino que seguir y un propósito...

William iba a sus cosas, pero sin descuidar el camino que pisaban. El joven Rivers trataba de encontrar alguna senda, marcas, huellas o cualquier cosa que les indicara que  el grupo al que perseguían había virado de forma repentina de rumbo. Eso y cualquier otro vestigio que pudiera darles información de interés. Además, se fijó en el terreno, en el cielo y trató de predecir que iba a ser mejor para mantener a Zorro y el caballo sin nombre del mejicano, en las mejores condiciones.

- Recuérdame amigo, ¿por qué  carajo estamos yendo al encuentro  de ese grupo de dementes? - Le preguntó tras un buen rato en silencio al mejicano.

Y es que realmente empezaba a preguntárselo. Era como si una fuerza superior les estuviera empujando en aquel camino. Una fuerza superior que les había tendido una trampa, pues al fin y al cabo, lo más probable era que Kane, la muda y Jesse les recibieran a balazos  y realmente, la información que tenían que darles  no era tan importante y posiblemente ya la supieran. Entonces, ¿por qué no daban media vuelta y volvían al río? Podían montar allí una caseta y vivir tranquilos y a base de pescado...

Soltó una sonora carcajada ante la pregunta de Will

-Básicamente... vamos a avisarles de que no asomen el hocico por Tombstone, o les harán un tercer agujero en él. Luego, a partir de ahí, a ver que se puede sacar...

La verdad, con tanta pregunta... se había despistado un poco, y... demonios... pese a que miraba de vez en cuando al suelo, lo hacía pensando en otras cosas; así, si se hubiesen cruzado con la vía del ferrocarril, lo mismo ni se hubiese enterado de ello...

Al comenzar a rastrear el suelo y dejar de moveros por inercia, os distéis cuenta de que allí no habían huellas de diligencia alguna. Simplemente cascos de caballo sin herraduras o incluso huellas a pie. Pero por ahí no habían pasado vuestros compañeros. Ya llevabáis un gran trecho avanzado y volver hacia atrás sería perder más tiempo, justamente algo de lo que no disponiais, puesto que sabiáis que os sacaban una buena ventaja.

Entonces fue cuando Will se percató de que las pisadas y las ruedas de la diligencia se aproximaban al camino. Venían de otro sitio, no directas del hogar del chamán, pero se situaban más o menos paralelas al camino y se dirigían hacia el poblado indio, salvo que se saliesen de la ruta en algún momento.

Las marcas eran demasiado recientes como para ser de otra diligencia y nadie más había pisado sobre ellas. Debían de ser ellos seguro.

- Es por aquí. - Dijo satisfecho al reencontrar el camino. - No puede ser de otra manera. Las huellas son recientes. - Asintió ante el hallazgo. 

Tenían que apretar el paso si querían dar con el grupo. Ellos tenían que ir por fuerza más lentos, pues iban con el carruaje. Con un poco de suerte o por desgracia, al anochecer ya estarían con ellos. Temía el reencuentro, pero estaba decidido a llegar junto a ellos y hacer lo que tenían que hacer. 

- ¿Seguimos? - Y sin esperar respuesta azuzó a Zorro y salió al galope siguiendo aquellas huellas.

Santana, desde hacía un rato, miraba alrededor, nervioso; se puede decir que las palabras de Will le sobresaltaron un poco, al sacarle de sus oscuros pensamientos...

-Ah!, sí... sigamos; hay que alcanzarlos. No me gusta este sitio... estamos cerca del poblado, y no se si esos muertos que andan estarán todavía allí; si nos echan el ojo, nos va a tocar salir corriendo

No podía dejar de recordar su encuentro anterior con "ellos", y las imágenes que aún tenía impresas en la memoria; eso le hacía sentir un escalofrío, pese a que el día prometía ser tan caluroso como los demás.

Tal y como Santana sospechaba, aquellas huellas llevaban al poblado indio.

Dos altas rocas se alzaban frente a vosotros, detrás de las cuales podíais ver los tipis y poco más desde aquella distancia. Las piedras parecían tener algún tipo de propósito por su situación. Medían algo más de dos metros de altura y parecían paredes lisas en su parte externa.

Entre y bajo ellas cruzaba un riachuelo poco profundo que parecía ser producto de agua subterranea o algún manantial cercano. En torno a él, crecían algunas hierbas y parecía perderse hacia el final del poblado. A la derecha del mismo, veiáis un cercado, seguramente donde tenían a los caballos.

Pero aún estábais demasiado lejos para ver algo concreto y aquellas rocas os rompían el campo de visión por completo.

-  Hemos llegado donde los indios... - Confirmó la evidencia. -  Mejor acercase con cautela. -  Miró a Santana  después de decir aquello, por si no era tampoco algo lo suficiente evidente.

Armado con su revolver, William amarró a un árbol a Zorro en una zona alejada, para que no hiciera ruido con sus cascos y lenta y sigilosamente, comenzó a caminar hacia el poblado, sin quitar ojo de todas direcciones. No quería más sustos con muertos vivos indios.

Nervioso, se secó el sudor de la cara con un pañuelo.. No le gustaba una mierda ese sitio; nervioso miraba, buscando cualquier signo de movimiento; la otra vez, por cierto, ahora que reparaba en ello.... no había visto esas rocas o lo que fuesen; también es cierto que llegó desde otra dirección, y tuvo que volver grupas a toda velocidad, como si la muerte en persona quisiese morderle el trasero (y más o menos así fue)

-Vale, pero despacio, despacio.

También ató el caballo junto al de Will; por lo menos, para poder acercarse, ver si había moros en la costa, y volver a por ellos. Desde luego, cuando vas mirando en todas direcciones, lo que suele pasar es que no miras donde pisas...

Poco a poco os fuistes moviendo hacia las rocas. Os servirían de parapeto por el momento y para ver sin ser vistos, puesto que la escasez de follaje en el lugar era más que evidente.

Nuevamente los buitres marcaban la muerte desde el cielo, volando en círculos sobre todo el poblado y ese olor tan conocido ya a cuerpo putrefactos os empezaba a alcanzar. Pero allí solo había silencio y lo que desde aquella distancia os parecían los cuerpos de los indios e incluso de algún agente de la ley, tirados por el suelo.

Pero las aves no se decidían a bajar y el único movimiento que podíais apreciar a lo lejos era en el corral donde debían estar los caballos. Allí si se veía algo de movimiento y a las aves carroñeras descender, seguramente para alimentarse de los cadáveres de los caballos que quedaron allí atrapados y fueron salvajemente asesinados por sus propios protectores.

- Debemos acercaros con cautela... - Dijo entre susurros William. - ¿Por qué queremos acercarnos, no?

Tampoco lo tenía muy claro. Estaban buscando a Jesse y los otros, no a los indios, por lo que igual no era necesario ir hasta el campamento indio. Aunque lo cierto era también que no tenían muchas más pistas y que si no investigaban un poco, podían acabar perdiendo el rastro definitivamente.

Will comenzó a acercarse muy despacio, mirando en todas direcciones en busca de peligros potenciales. Trató de ser silencioso, pero estaba realmente asustado y nervioso. No era fácil. Tampoco perdía ojo del terreno en busca de rastros o algún tipo de indicio. Todo lo que pudieran extraer era un granito de arena que les llevaría hasta su objetivo.

-Espera, joder, espera!!  -musitó... algo no el gustaba... Los buitres... no se decidían a bajar... algo tenían que ver que les daba mala espina; esos bichos asquerosos eran de todo, en especial, cautos.

Escupió bilis cuando vio que Will seguía acercándose; fijando las vista, pudo ver cuerpos de gente que no parecían navajos; mala suerte, alguien se pasó por allí y terminó como merienda de aquellos... pero debía haber algunos activos por la zona, aunque bien era cierto que dar con algún indicio de la dirección del grupo que buscaban, estaría bien, bastante bien; quizá lo suficiente para jugársela...

Empezó a gatear tras el ex-ayudante del Sheriff, pero se centró más en mirar los alrededores que a la distancia, entre las tiendas; de hecho, hasta se le olvidó que bien podría usar los prismáticos para ver si había algún movimiento más allá de lo que pasase en el festín de los buitres.

No, estaba centrado en ir con cuidado, y encontrar algún rastro en el propio terrreno

Continuastéis avanzando. Algunas aves, que no habíais visto por ser pequeñas y estar en los árboles, se alejaban frente a vuestros pasos, en concreto a los de Will, que de golpe parecía pesar tres veces más a juzgar por como se movía a parte de quedarse ciego, porque Santana vio con claridad en el suelo, las rodadas de la diligencia que cruzaban el poblado indio y se dirigían de nuevo hacia el río, regresando al camino que una vez compartistéis juntos.

Eso si una vez cruzado el poblado no cambiaban de dirección.

Pero estaba claro que habían pasado junto y sobre aquellos cuerpos que estaban tirados en el suelo.

Os acercásteis a uno con toda la cautela posible y vistéis que no se volvería a levantar. Le habían volado la sesera. A él y a todo el poblado por lo que parecía y habían continuado su camino, aunque realmente no sabíais hacia donde les llevaría al igual que tampoco sabías a donde os llevaría a vosotros.

- Hicieron un buen trabajo aquí... - Dijo la ver los cuerpos terriblemente mutilados de los indios. - Puede que no nos necesiten realmente. - Sonrió. - A tenor de lo que podemos observar, se las arreglan bien. 

Will empezó a rebuscar entre los cadáveres. Ni creía que fuera a encontrar nada de utilidad, pero por buscar no perdía nada, slavo quizás algo de cordura por tener que acercarse tanto a esos cadáveres putrefactos. 

- Doy una vuelta por aquí y seguimos. - Le dijo al mejicano. - ¿Has encontrado el rastro dices, no? ¿Cuanto crees que hace desde que se marcharon? - Le preguntó.

-Vaya señora escabechina.... Pensé que no serían capaces de poder con tantos, pero me equivoqué... Desde luego, o disparan mejor de lo que cabía esperar, o tienen la suerte del diablo.

Vio como Will buscaba en los cuerpos; por su parte,... se santiguó y se alejó de ellos; tanto por precaución, como por que olían... a muerto, ¿a qué si no?

Pero eso sí... tras la pregunta de Will no le quedaron más narices que acercarse a uno; a uno que tuviese bien claro que no se fuese a levantar, uno con la cabeza más que destrozada, y le echó un vistazo; tal vez por su estado, pudiese deducir el tiempo que llevaba así, porque las huellas en sí... sin lluvia ni tormentas de aire que las rellenasen, era difícil saber su antiguedad.

... Así que los indicios... los jodidos indicios... a ver si podía leer en ellos lo que allí había pasado, y cuando.

Aquellos indios a penas llevaban unos pantalones de cuero y unos taparabos, junto con sus cintas de pelo y plumas en la cabeza, por lo que todo lo que pudo sacar Will fue el mal olor de los cuerpos putrefactos, el cual se pegó a sus manos con fuerza, así como restos de sangre cohagulada entre las uñas por tocar donde no debía.

Aquello no debía ser sano.

Por su parte, Santana se comportó como alguien más profesional y se dedicó a observar la tierra, las rodadas, la mierda de las aves sobre ella, posibles pisadas... Estaba claro que no hacía ni 20 horas que habían pasado por allí. Seguramente algo menos, porque hacer aquella matanza les llevaría su tiempo.

Además, iban con la diligencia, lo que les hacía más lentos, sobre todo en el desierto. Tirar del carruaje con aquel calor que sin duda ya tendrían encima cuando comenzaron a moverse, perjudicaría demasiado a los caballos y Santana sabía el aprecio que les tenían, puesto que todos tenían sus nombres, no como el suyo, que era de usar y tirar... casi como una puta, solo que al caballo le mantenía más tiempo a su lado y era capaz de estar montádole más tiempo que a una mujer cualquiera.

Cuando William acabó de rebuscar entre los cadáveres, decidió tratar de asearse un poco las manos llenas  de  sangre que se había puesta. Buscó un trozo de tela más o  menos limpio y lo arrancó para hacer un paño. Lo humedeció con la cantimplora y comenzó a frotar sus manos tratando de  limpiárselas lo más posible.  

- Santana, estos condenados  no llevaban nada encima. - Le dijo a su compañero. Era extraño haber acabado al lado del mejicano, pero sin duda era mucho más de fiar que cualquiera de los otros miembros del grupo primitivo. No se podía decir que no hubieran hecho una buena amistad. -  ¿Seguimos?

Sin esperar respuesta alguna, se encaminó hasta donde se encontraba Zorro y le acarició el morro. El pobre era el que estaba trabajando más junto a Sinnombre, el caballo de Santana. Cuando aquella absurda persecución acabase se merecía un descanso.  Se lo había ganado con creces.