Partida Rol por web

ANTORCHA: ALMACÉN "SECRETO DE GARMEN ULRETH":

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: ALMACÉN DE GARMEN ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Tras prepararse tan deprisa como pudieron, pues pensaron que no había tiempo que perder, los Rifts Warriors, exceptuando a Alexa y Muxu, que se habían quedado en la Taberna la Fundición; avanzaron hacia las inmediaciones del almacén "secreto" del mafioso del pueblo.

El lugar parecía tranquilo y por fuera parecía abandonado. Un viejo edificio medio ruinoso con ventanas y puertas clausuradas con tablones sujetos con clavos.

¿Acaso los Rifts Warriors habían llegado al lugar equivocado? ¿O puede que aquello no fuera lo que parecía?

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Aquello pintaba mal. Lo mirases por donde lo mirases. O bien habían recogido los bártulos, o bien estaban preparados.

Fuera cual fuese la opción, no se podía entrar, así como así en aquel antro.  

- Emil, mira eso. No me gusta. Si yo fuera el que ha montado todo este tinglado, no me largaría sin más. A menos que hubiese conseguido lo que quiera que buscase en este pueblo de mala muerte. - Comenté al elfo en un susurro cuando pudimos vislumbrar el aspecto del objetivo.

- Apostemos a los nuestros en varios lugares para cerrar el paso. Dejemos que se haga de noche y que los mejores ojos y oídos presten atención a ver si hay movimiento. Cuando la luz caiga completamente, déjame acercarme camuflado con la armadura. Vosotros me cubrís. Pero por si acaso, dame algo que pueda hacer un buen jaleo en caso de problemas. - Dije con un movimiento de manos como queriendo expresar una onda expansiva. 

- ¿Me copias? -

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MÁS AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

La vista del almacén no me resulta precisamente tranquilizadora. Por supuesto cabe la posibilidad de que ya se hayan ido, pero es más probable que nos estén esperando ya que si terminan con nosotros puede que puedan volver sin demasiados problemas a intentarlo de nuevo.

Permanezco oculto mientras miro el almacén y espero órdenes, aunque en realidad tampoco veo que tengamos mucha forma de prepararnos. Quiero decir, parece que solo hay una entrada. Por lo tanto igual sería mejor simplemente esperar a que salgan y combatirlos en el exterior, pero la decisión no es mía y en este caso lo agradezco.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

No era un hecho muy conocido en el pueblo que ese viejo almacén, en apariencia abandonado, fuese en realidad propiedad de Garmen Ulreth, el dueño del casino "Sala Disco de Plata" y rumoreado señor del crímen (y jefe de la banda de ladrones "Puños de Cuerda") en el pueblo de Antorcha.

Con la derrota de sus "socios" bajo la Colina Negra, evidenciada por la reaparición en su cúspide de los Fuegos de Creación, era de esperar que "replegaría velas".

El lugar aparecía silencioso y vacío, si bien la mascota psíquica de Emil le indicó que dentro había nueve personas, y desde fuera no se apreciaba luz ni se veía movimiento alguno. De hecho, todos los accesos parecían clausurados con tablones claveteados que no deberían de permitir ningún acceso (o salida) a su interior.

Los pícaros entre los Rifts Warriors se dieron cuenta de inmediato de que algunas puertas en realidad sí podrían abrirse pese a la apariencia de los tablones (su aspecto barrado era un disfraz, ya que los tableros clavados con clavos sobre cada puerta no impedían realmente su uso), pero que contaban con cerraduras que, aunque de tecnología medieval, parecían sólidas y de muy buena calidad. El resto de puertas y ventanas sí estaban entablonadas de verdad.

Varios de los Rifts Warriors se dieron cuenta de que dos tipejos de aspecto más que sospechoso (y con los puños y antebrazos envueltos en cuerdas) se aproximaban al almacén. Tal vez fueran los últimos rezagados que llegaban después de cerrar el casino y mandar a los empleados a casa. Equilibrium pensó que tal vez pudieran tener una llave. Puede que fueran una oportunidad para acceder al interior del almacén de Ulreth.

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HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Vicky había avanzado junto al resto hasta el almacén, pero no las tenía todas consigo. Le parecía que el plan era una emboscada, pero no creía haber oído indicaciones de cómo debían moverse. A la justice ranger le parecía obvio que una emboscada no se hacía de forma impulsiva y confiando en la perfecta coordinación del grupo sin dar instrucciones, pero a lo mejor había algo que se había perdido. 

Lo único que le quedó claro es que debían esconderse al ver al resto agacharse. Se armó la pistola en la mano diestra, siendo su mejor arma a distancia, esperando instrucciones que se hacían de rogar. Tras unos segundos, Vicky vislumbró un par de rufianes junto al resto de rift warriors y asumió que por fin llegarían esas indicaciones para avanzar como grupo de manera ordenada... Pero lo único que Emil dijo fue que acabasen con ellos de manera silenciosa. Tal vez el cansancio del elfo jugaba parte en aquello, pero cómo no fuese más específico se iban a molestar unos a otros. 

Viendo que la mitad del grupo había sido más rápido que ella reaccionando, Vicky decidió mantenerse en segunda fila. Su pistola no era silenciosa y si debía usar su daga debería hacerse paso entre sus compañeros, seguramente entorpeciéndoles. Era mejor asistir. Además, sus magos tenían trucos que funcionaban bien a distancia. Aquél que dormía a los enemigos parecía perfecto en esa situación.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Finalmente alcanzamos a ver el almacén abandonado que se sospecha es la guarida de Garmen Ulreth. Para un observador inexperto parecería simplemente un almacén abandonado, pero para mí me parece evidente la seguridad que tiene, lo que indica que de abandonado nada.

Lo estamos mirando cuando escucho que dos tipos se acercan. Viendo entre los matorrales una puerta al otro lado decido acercarme de forma apresurada para esconderme entre los arbustos, cosa que consigo justo a tiempo de ver a dos malencarados dirigirse hacia aquí. Decido salir para interceptarlos mientras espero al resto de Rifts Warriors.

Como si fueran a venir. Esos al final siempre te darán la espalda.

Muevo la cabeza intentando despejar mi mente de lo que sé que son palabras impuestas por los implantes que tengo. Esas vocecitas que al principio eran apenas audibles cada vez se van haciendo más potentes haciéndome cada vez más difícil resistirme a ellas.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Ballesta en mano, virote cargado y con mucho cuidado avanzó junto a sus compañeros listo y dispuesto para acertarle un virotazo en la cabeza a alguno de los enemigos. Rápido y sigiloso se colocó en una buena posición para atacar sin ser visto y apuntó para poco después poner el dedo sobre el percutor y disparar. El virote hendió el aire y falló por menos de un palmo, el enemigo poco después acabó abatido de igual modo por sus compañeros. Frustrado, Thomas miró la ballesta que tan pocas alegrías le estaba dando y se decidió a cambiar de arma y elemento.

Con un rápido movimiento de cabeza buscó al elfo albino, que estaba detrás suya y en voz baja le preguntó.

—Emil, ¿dentro del almacén puedo hacer fuego? ¿Sabemos si hay algo inflamable?

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: EXTERIOR DEL ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Los Rifts Warriors se escondieron entre los densos arbustos mientras los dos individuos de los "Puños de Cuerda" se aproximaban a la falsamente clausurada puerta sur del viejo almacén. Algunos se acuclillaron, pensando que tal vez así fueran menos visibles.

Equilibrium se dio cuenta de que avanzar en sigilo por entre los matorrales iba a ser seguramente demasiado lento, por lo que abandonó las precauciones un momento mientras el edificio le ocultaba a la vista de los matones pandilleros, volviendo a ocultarse cerca de la entrada.

Halberd disparó su ballesta cuando los dos pugilistas aficionados de los bajos fondos ya se encontraban ante la puerta, revelando así la emboscada de los Rifts Warriors mientras el virote se perdía en lontananza. Equilibrium se lanzó al ataque con una certera puñalada en el costado de uno de los dos individuos. De inmediato, ambos se lanzaron a atacarle, y uno de ellos se lastimó a sí mismo golpeando unos espinos.

Emil usó la pistola inyectora negra para mejorar el estado de salud de Raxus y el de Thomas. Los Rifts Warriors mientras se acercaban a los dos recién llegados, la mayoría abandonando todo intento de sigilo en pos de avanzar algo más deprisa entre la densa maleza.

Equilibrium asestó un tajo mortal al individuo al que ya había herido de gravedad y hería al otro individuo usando unos de los guanteletes de púas de la androide de cabello violeta. Ese otro sujeto le propinó un duro puñetazo en el estómago al Crazy mientras gritaba pidiendo ayuda. Su puño envuelto en cuerdas golpeaba tan fuerte como si estuviese hecho de madera. Briaeros llegó y ensartó de muerte a ese maleante con su florete hechizado, dando así fin, por el momento, a la lucha.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MUY AVANZADA POR LA TARDE.

LUGAR: PUEBLO DE ANTORCHA: EXTERIOR DEL ALMACÉN DE ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Halberd se preparó, ballesta en mano. Él y algunos más habían localizado a un par de tipos que se dirigían hacia la casona. Nada más ponerse a tiro el enano disparó su ballesta, aunque el virote se perdió por encima de la casa que había detrás. Un segundo después Equilibrium salió de los matorrales apuñalando y dando puñetazos a diestro y siniestro como un loco asesino, sorprendiendo a uno que no pudo ni gritar. Luego se desencadenó una breve reyerta con más navajazos, puñetazos, gritos y estocadas, y en apenas unos segundos los dos enemigos ya estaban muertos.

Entretanto recargó su ballesta y vigiló el otro lado de la calle. Entonces se le ocurrió la posibilidad de que esos dos tipos tenían mala pinta pero podían no ser enemigos en realidad. No se lo había parecido al verlos, pero esos dos tipos podían no ser más que unos pobres trabajadores del campo que volvían a casa cansados y de mal humor, que se protegían las manos con cuerdas porque no les llegaba para guantes. Porque, ¿qué delincuente que perteneciera a una banda llamada "Puños de Cuerda" iba a llevar cuerdas en los puños? Era como si la banda de los Gorras Rojas llevasen todos gorras rojas en la cabeza. No tenía sentido, pensaba, porque todo el mundo sabría que eran delincuentes de esa banda y para los agentes de la ley sería fácil atraparlos. O quizás era que allí no había ley como para eso y les interesaba que se supiera, claro.

Con esas inquietudes, Halberd movía la ballesta de un lado a otro nerviosamente, buscando amenazas en las ventanas clavetadas. Esperó de verdad que no se hubieran equivocado. Sería incómodo tener que explicarle a los concejales que habían tenido un desafortunado incidente con dos vecinos.

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HORA: MUY AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: ALMACÉN SECRETO DE GARMEN ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Los Rifts Warriors habían matado a los dos individuos que regresaban apresuradamente al almacén, uno Equilibrium y otro Briaeros. El primero había llegado a gritar pidiendo ayuda antes de morir, por lo que los aventureros esperaban una fuerte reacción por parte de los individuos que, según los poderes de Glo-Glu, la mascota gelatinosa de Emil, se encontraban dentro. Sin embargo, no fue así. O no le oyeron gritar, o fueron tan desalmados y estúpidos como para ignorar su grito, tal vez convencidos por alguna razón de que al menos esa tarde y noche no iban a ser atacados y que tendrían tiempo para marcharse del pueblo para siempre a la mañana siguiente.

Viendo que ningún matón salía al encuentro de los Rifts Warriors por la entrada lateral, Halberd intentó regresar junto a los demás, aunque no se esperaba la dura prueba de lidiar con el denso matorral.

Los demás esperaron a que Xavier, vuelto transparente por su avanzado camuflaje estilo "Predator", abriera la puerta. El mercenario así lo hizo, dejando ambas hojas de la puerta abiertas de par en par y avanzando sigilosamente hasta un distraído individuo con los puños envueltos en cuerdas que parecía estar a lo suyo. Shidi entró en tromba, su acorazada armadura completa rechinando a cada paso, y plantó un martillazo sobre el torso de aquel individuo, tomándolo por sorpresa.

En las pasarelas laterales y frontales habían individuos similares paseando, o tal vez patrullando, que justo ahora miraron sorprendidos hacia la puerta, mientras Briaeros y también Thomas entraban en pos de Shidi y Xavier.

Los Rifts Warriors se dieron cuenta de inmediato del bajo, pero bastante desagradable zumido que parecía inundar todo el interior del almacén y que era claramente perceptible (y ciertamente tremendamente molesto) una vez abiertas las puertas. El zumbido, además de poder ser escuchado, podía sentirse en los huesos y en los dientes.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

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LUGAR: ANTORCHA: ALMACÉN SECRETO DE GARMEN ULRETH.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

El almacén tenía pinta de ser un edificio abandonado de verdad, es decir, sabíamos que estaban allí dentro, pero el lugar no daba a entender que fuera la base de operaciones de esos mal nacidos. Tras hacer una aproximación sigilosa, algo que Shidi intentó lo mejor que pudo, todos llegaron a las inmediaciones. Tanto la zona como el local permanecían en calma, demasiada tal vez para ex-comando, que esperaba un matadero bien preparado a modo de acogedora trampa. Una inspección visual del almacén reveló su falso abandono, pues había accesos sellados con tablones que resultaron ser funcionales... — It's a trap. — murmuró en voz baja, casi para sí.

Que bien hubiese venido poder disponer de un equipo más liviano. Con aquella armadura, hasta un veterano en la reserva con un 50% menos de audición, le habría detectado antes de doblar la esquina de la manzana de su residencia militar. Por ello, cuando Emil ordenó liquidar a los dos individuos que venían hacia allí, tal vez los últimos rezagados, se quedó atrás y dejó que otros cobrasen las presas. El enemigo cayó rápidamente, aunque no se pudo evitar que uno gritase pidiendo ayuda, momento que aprovechó la mayoría para atravesar los arbustos hasta llegar al acceso principal. No hubo reacción alguna procedente del interior.

James T. Shidi decidió posicionarse junto con Raxus, a los lados de la puerta, pensando Shidi que serían ambos la punta de lanza de la incursión en el edificio. Los segundos siguientes se le hicieron eternos, tenían que ponerse de acuerdo en como acceder al interior, ya que había cerraduras de una gran calidad impidiéndolo. Cuando Xavier consiguió saltarse la seguridad de la puerta, penetró en el interior y dio la señal; Rock and Roll.

Lo primero que llamó su atención fue  aquel molesto zumbido, causa clara de nula capacidad de percepción de los cuatro tipos que alcanzó a ver en el interior antes de precipitarse a por el más cercano, totalmente pillado por sorpresa. En dos envites el pobre diablo mordía el polvo, pese a que intentó defenderse y el resto descargaba una lluvia de proyectiles de ondas sobre Briaeros, con poco éxito eso sí.

— Tres objetivos en alto, a las nueve, doce y tres en punto. — Dijo en voz clara, marcando a la retaguardia que aún no había entrado, donde apuntar. 

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Aunque los Rifts Warriors creían no disponer de la ventaja de la sorpresa, y se pusieron un tanto nerviosos ante la tardanza en poder abrir la puerta debido al obstáculo de unos densos matorrales, lo cierto es que finalmente sí tomaron por sorpresa a los Puños de Cuerda.

Eran una banda de ladrones más bien inexperta, que se habían encerrado en un almacén cerrado y sin ventanas, lleno de una molesta y ruidosa vibración sin duda causada por algún artefacto ancestral de origen tecnológico. Desde el interior estaban ciegos, y prácticamente sordos, ante cualquier cosa que pasara fuera.

Una vez abierta la puerta, todo fue bastante rápido. Virotes, descargas mágicas, martillazos, hachazos y estocadas, se abatieron como un vendaval sobre los jóvenes pícaros, acabando con la mayoría en pocos segundos. Halberd había acabado con uno de los Puños de Cuerda con su ballesta, Thomas con otro con su magia, Daeron con otro con la varita de Khonnir, Shidi con dos a martillazos, Briaeros ensartó a otro con su estoque, y Raxus mató a uno más de un tremendo hachazo. En total siete jóvenes pícaros, que después verían que apenas eran adolescentes, unos chavales que sin duda nunca se habían enfrentado a un equipo de mercenarios tan grande (en cuanto a número y habilidad) como los Rifts Warriors.

En cuanto al líder, Garmen Ulreth, primero pareció querer atrincherarse en su despacho, pero luego, al ver a Shidi, salió a luchar. Raxus le dio un tremendo hachazo por la espalda y Shidi le hundió el pecho de un martillazo, acabando así con sus sueños de poder y riqueza. Su muerte no despertó la menor tristeza en los Rifts Warriors. A fin de cuentas, consciente o no, había sido el cómplice de un culto que estaba dispuesto a causar una enorme devastación en Antorcha con tal de robar energía del reactor najo la Colina Negra durante algunas semanas.

Halberd se moría de curiosidad por saber a dónde estaba siendo retransmitida esa energía robada, y con qué propósito. Sin embargo, el zumbido de la máquina le impedía localizarla, aunque tenía que estar en el interior del almacén, seguramente dentro de alguna de las muchas cajas vacías de madera que había en el lugar.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Entramos en el almacén localizando fácilmente una pasarela elevada dónde hay varios puños de cuerda atrincherados. El típico tapón Rift se estaba formando, así que decido tomar carrerilla y saltar en silencio sobre unas cajas para luego sujetarme a una cuerda y trepar a la espalda de uno de esos críos imberbes que se piensan pueden plantarnos cara.

Sin embargo lo que siguió fue una serie de despropósitos de los que me acordaré durante bastante tiempo, pues en lo que el resto de mis compañeros acababan con los demás bandidos y su jefe yo ni siquiera lograba acertar a mi objetivo. Y lo malo es que me he dado cuenta de que no se debe a una especial agilidad de mi rival, sino a mi propia desconcentración.

Finalmente el chico se rinde y, aunque por un momento estoy a punto de descargar mi frustración con él finalmente decidido que es mejor mantenerlo con vida. El más mínimo gesto y no lo cuentas le digo mientras espero que lleguen el resto de Rifts para atarlo. Joder, callad ese puto ruido.

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El asalto había sido más sencillo de lo que esperaba, ¿Había subestimado el ex-comando a su enemigo? Todo parecía indicar que así había sido. Lo cierto es que ni Garmen Ulreth supuso un desafío; Raxus primero, de un potente hachazo que el tipo ni vio venir, a su espalda y luego Shidi con su martillo, acabaron con él. — ¿Cómo habían podido llegar estos miserables tan lejos? —. Estuvo a punto de agacharse y apartar el cuerpo del pasillo, cuyas dimensiones apenas permitía maniobrar debido a las cajas y trastos varios almacenados a los laterales, pero lo descartó. 

El último de los secuaces con vida se rindió sin dudarlo, nada más Emil se lo ordenó, con Equilibrium ya echado encima. Observar venir a un loco con esas pintas, debe ser perturbador, quizá tanto o más que a un tipo rosa acorazado con cara de tener que estar cagándose encima; Cuestión de opiniones.

El zumbido mecánico continuaba ininterrumpidamente, habría llamado la curiosidad de Halberd sin duda, casi lo imaginaba con ese brillo de urraca en los ojos.

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Halberd observó el interior del almacénbtras el combate. En apenas unos segundos habían entrado como un relámpago y neutralizado a una buena docena de maleantes. Ya estaba convencido de que lo eran, porque el zumbido que había allí debía ser el receptor de la energía problemática.

Tras abatir al tipo se concentró. Tenía que encontrar la máquina. ¿Sería otra maravilla androffan, funcionando aún con tantos miles de años? ¿O la habría traído la androide medio calva, construida con tecnología tan avanzadísima como la que habían empleado en ella? Eso último quizás no. La tecnología de la androide parecía más fina y menos ruidosa. Aquel zumbido se le estaba metiendo ya en la cabeza y empezaba a embotarle.

Se apoyó en una de las cajas con una mano en la sien.

— ¡Buf, qué ruido más desagradable! ¡Oye Thomas! — le llamó haciéndose oír por encima del zumbido — ¿Cómo has hecho lo del fuego? Parecía un lanzallamas. ¿Puedes hacerlo menos intenso y continuo, como un soplete? Me sería muy útil en el taller.

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El combate había sido bastante rápido y sencillo, lo que sorprendió al enano. Había esperado una férrea resistencia en aquel almacén y al final todo fue coser y cantar. No podía quejarse. Bastante habían sufrido en la dichosa cueva debajo del agua. Un combate rápido y sencillo era algo que agradaba a cualquiera.

Habían logrado capturar a uno con vida, por lo que el enano fue hacia donde se encontraba, no fuera ponerse tonto e intentar hacer cosas (como escaparse) que no debía. 

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- "¡Por favor, no me matéis! ¡Yo sólo estaba con ellos por la paga! No sé nada de los tejemanejes de Ulreth. Bueno sí, que los juegos del casino estaban amañados. ¡Pero no sé nada más! ¡Lo juro!" -

El prisionero es un chaval de apenas quince años, tal vez catorce. Un adolescente.

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Una carnicería. Aquello era una carnicería. Fraguada y salpicada de carne imberbe. Críos estúpidos y descerebrados. Probablemente coaccionados. O atraídos por una salida a la miseria que parecía aflorar en aquel poblacho.

Vergüenza.

Era todo lo que podía sentir. 

Aquello era una de las cosas que más había temido. Que una vez bajado el telón. Una vez arrancada la máscara del villano principal. Encontrásemos más inocentes que un plan maestro. Una broma macabra que había visto ya más veces de las que podía seguir digiriendo.

Solo que en aquella sala no escuchaba más que un sonido infernal y ninguna risa o celebración que lo tapase.

- Críos. ¡Son críos Emil! ¿Es este el gran complot? ¿El gran "ba-da-bam" que esperábamos? Estamos como al principio, rodeados de sangre y sin una sola respuesta. ¡¡¡Joder!!! - Dije mientras golpeaba una caja con furia para ir en busca de mi ballesta.

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CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

El hecho de haberse dado cuenta sólo cuando ya estaban en misión que no tenía cargas en la pistola había mandado al traste toda la estrategia que Vicky tenía en mente. Después de aquello, había llegado tarde a todo. En parte, porque de nuevo faltaba coordinación, en parte porque parecía que su mente iba más lenta que la del resto y para cuándo había decidido qué hacer, el resto ya había avanzado.

Cuándo Vicky, junto al resto, se percató de que los enemigos eran chavales adolescentes, el estómago se le hizo un nudo. Seguramente se habían criado en pobreza y no habían tenido más opción que aquello, sin ser conscientes de lo que significaba. No merecían aquél final. 

Vicky se mordió el labio e intentó apartar esos pensamientos junto con el ruido que se extendía por el almacén. Tenían que parar aquello para salir de aquél lugar y dar por terminada aquella misión. La justice ranger empezó a buscar la fuente de energía causante de todo aquello, esperando que no tuviesen problemas desactivándola o llevándosela.