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Rippers: La Tercera Mano

Episodio 1 - La Tercera Mano

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07/02/2019, 23:06
Louise "Lilou" Dufort

El incidente con el banquero dejó mal sabor de boca a Lilou pues ese hombre representaba mucho de lo que ella ansiaba, el poder y la independencia que ofrecía el dinero y que a ella se le había negado simplemente por el hecho de haber querido vivir su vida. No entendía la violencia y el rechazo de sus compañeros ni ese afán por tratar al hombre tan mal y, en cierta forma, se sintió decepcionada con ellos. Quizás Donnelley los acabara traicionando, pudiera ser posbile, pero bastaba simplemente con tenerlo vigilado sin falta de dedicarle palabras tan duras ni amenazarlo de la forma tan dura que había hecho Liam.

Caminaba por aquellos monótonos túneles como una autómata, siguiendo el rastro de Alistair y de Maggie que iban delante de ella, ajena a la peste que manaba de todos los rincones de aquel lugar hasta que, al notar que su compañera se detenía unos instantes, el mal olor volvió a ser tan fuerte o más que antes. Louise se obligó a apartar sus pensamientos a un lado y centrarse en lo que estaba haciendo y en el peligro que corrían, de nada serviría a sus compañeros si no tenía todos sus sentidos alerta.

Y fue así como consiguió escuchar los quedos gemidos. Se detuvo al igual que lo hicieron el resto y observó a Maggie acercarse al pomo de la puerta mientras Liam se preparaba para entrar en acción. Pero la puerta estaba cerrada y Lilou, acercándose en silencio, se agachó para ver el mecanismo y así forzar la cerradura. Lo intentó varias veces pero en esa ocasión la suerte no la acompañó, se giró hacia sus compañeros negando con la cabeza antes de levantarse para apartarse de la puerta. Si querían abrirla, tendría que ser empleando la fuerza.

- Tiradas (1)
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08/02/2019, 00:12
Alistair Buckley

Alistair avanzó en silencio por el pasillo, encabezando la marcha como había hecho antes. Sostenía la linterna frente a él, tratando de mirar bien por dónde pisaba. El hedor de aquel lugar ya era suficiente molestia como para tener que andar pisando Dios sabe qué.

Resistió la tentación de llevar la mano donde sostenía el bastón a su rostro, pues un enemigo podría aparecer en cualquier momento, debía estar listo para luchar.

En aquellos túneles subterráneos, Alistair se encontró a sí mismo añorando una vida más sencilla. Menos sucia.

O al menos un buen baño…

Encontraron una puerta, de la cual provenían unos sonidos la mar de inquietantes. Alistair tragó saliva e indicó a Maggie, que iba justo detrás de él, lo que había encontrado. La vaquera le hizo saber que quería entrar, a lo que Alistair respondió con un leve asentimiento de cabeza.

Él también tenía curiosidad.

Enfocando la puerta con la luz de su linterna y asiendo con fuerza el bastón, Alistair se preparó para lo que fuera que fuesen a encontrar los Rippers.

Primero Lilou trató de abrirla usando sus herramientas. Pero la puerta no cedió.

- ¿Empleamos la fuerza? - preguntó Alistair en un susurro.

Notas de juego

No tengo mucha fuerza que aportar a esta tarea. Si no recuerdo mal, Lilou y Liam eran los que tenían más? 

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08/02/2019, 00:55
Liam Ajax
- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo hecha esta tirada de Fuerza sin penalización por ir adelantando y si el DJ cree que con un 5 se abre, la trama puede avanzar.

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08/02/2019, 23:51
Narrador

Maggie y Alistair no tardaron en mostrar su intención de querer abrir la puerta y descubrir que se escondía al otro lado, y sus dos compañeros no podían estar más de acuerdo. Ya habían dejado bastante claro en el pasado que no querían correr el riesgo de dejar algún posible enemigo tras de sí. Uno que pudiera sorprenderles, atacándoles por la espalda. Pero además parecía que la fuente del hedor que inundaba el aire, que anegaba las paredes y llenaba sus pulmones, y los Rippers querían saber de qué se trataba. Tras esa puerta bien podía esconderse el origen de toda aquella pesadilla.

Lilou volvió a poner en práctica sus habilidades, pero, aunque lo intento un par de veces, en esta ocasión no tuvo demasiada fortuna. Quizás el ambiente y la desazón la estaban afectando más de lo que ella creía.

Liam, viendo que su compañera tenía dificultades, la hizo amablemente a un lado y aplicó métodos más expeditivos. Poniendo toda su fuerza en un empujón con el hombro, trató de tirar la puerta abajo. Esta se movió un poco, pero pudo resistir el primer envite, manteniéndose sobre sus goznes. El cazavampiros sin embargo no desesperó, estaba furibundo y dejo escapar esa rabia sobre la barrera de madera. Una, dos y hasta tres veces. La puerta no era enemiga para la ira de Liam y, con un crujido que resonó por toda la caverna, fue arrancada de sus bisagras, cayendo al suelo1.

Lo que les esperaba dentro no se lo habían soñado en sus peores pesadillas.

Notas de juego

1 Tirar una puerta como esta abajo, siendo Liam un tipo fornido como es, es algo que puede hacer sin problemas. De haberos encontrado en combate, habríamos hecho tiradas para ver cuando la arrancáis de sus goznes.

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08/02/2019, 23:55
Narrador

La habitación era más pequeña que la que acababan de inspeccionar hacia apenas unos minutos y estaba a oscuras. No había ninguna antorcha o lampara de gas. La única luz era la que traían los Rippers consigo.

Pero, antes incluso de poder atreverse a echar un vistazo al interior, tuvieron que enfrentarse al terrible impacto de un muro de hedor que, liberado de la prisión de la puerta de madera, les golpeó casi físicamente1. Clancy Donnelley no pudo aguantar más y volvió a vomitar. Su estómago ya había sido vaciado al entrar en aquel sistema de pasillos subterráneos, por lo que en esta ocasión no pudo expulsar más que un liquido amargo y de un color amarillento.

Una vez se hubieron recuperado de aquel mazazo olfativo, se arriesgaron a mirar el interior de la sala.

Había una ausencia total de mobiliario. Ni sillas ni camas donde reposar. Aquí y allí montones de algo que les pareció reconocer como heces. También pudieron ver dos cuerpos humanos tirados en el suelo, completamente inmóviles, y que, aunque con la escasez de luz era difícil de saber, creyeron podía tratarse de cadáveres en distintos estados de descomposición.

Repartidos por la habitación se encontraban tres personas. Los harapos que llevaban puestos les identificaban como vagabundos que habían encontrado un infierno aún mayor que las calles del East End.

Uno de ellos daba golpes rítmicos con la cabeza contra la pared, de una herida en su frente manaba sangre que manchaba la cara del hombre. Continuó con su trastornado ritual, sin dar muestras de haber reconocido a los visitantes.

Otro de los tres vagabundos tampoco pareció reconocer que no estaban solos, que la puerta había sido tirada abajo y les llegaba algo de luz. Arrodillado, sujetándose las piernas con los brazos, se balanceaba lentamente adelante y atrás, murmurando palabras inconexas.

Al contrario que sus dos compañeros de penurias, el último de ellos sí que dio muestras de haber notado a los recién llegados. Se arrastró de espaldas por el suelo, negando con la cabeza, hasta que su cuerpo dio con la pared más lejana, deteniendo ésta su huida. Los ojos abiertos como platos y la boca abierta en una expresión de horror.

Notas de juego

1 Hacedme todos una tirada de Vigor. Si no la superáis, os llevaréis un punto de Fatiga.

Edit: Los que hayáis leído ya el mensaje, no os preocupéis si os vuelve a aparecer como modificado. Sólo he mejorado un fallo que he descubierto en una palabra. Nada de lo que preocuparse o tener que volver a leerlo todo. :)

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09/02/2019, 10:50
Liam Ajax

Liam dió uno, dos y hasta tres envites para poder echar la puerta abajo. Pero una vez la entrada quedó despejada, el olor nauseabundo de lo que allí se encontraba confirmó sus sospechas. Nada bueno se encontraba allí...

Casi tuvo que tirar su arma al suelo frente a esa nube de pestilencia que les golpeo en la cara. La guardó tan rápido como tardó en echarse la mano al pañuelo que llevaba sobre la cara y que le daba el aspecto de un asaltante de caminos.

Poco le faltó para marearse frente a esa escena de horror. La crueldad del ser humano no tenía límite y quizá la rabia que sentía por sus captores le daba las energías para sobreponerse a todo aquello.

- Hijos de puta... - logró decir de forma amortiguada a través del pañuelo y la mano.

- Tiradas (1)
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11/02/2019, 18:03
Maggie Wilson

En cuanto había visto la puerta, Maggie había sabido que intentaría abrirla. En realidad, había pensado que la iba a abrir por lo que descubrir que estaba cerrada le había supuesto una desagradable decepción.

Su primera idea fue pegarle un tiro a la puerta, pero por suerte, Louise se adelantó e intentó abrirla de una manera más delicada. Si bien es cierto que no logró su objetivo, sirvió para dar tiempo a que Maggie se calmara un poco y no arremetiese contra la puerta.

Cosa que sí hizo Liam.

En cuanto la puerta se abrió, la vaquera giró la cabeza en un acto reflejo, aguantando la respiración. Luego se dio cuenta de lo absurdo que era aquello

"No me voy a ir de aquí hasta que no cacemos a esas ratas, así que más me vale acostumbrarme"

Se permitió empezar a respirar poco a poco mientras aguantaba las nauseas que le subían del estómago. Para intentar olvidar la sensación se dedicó a observar atentamente lo que había en aquel lugar, a distraerse de la sensación que le transmitía la nariz.

Apenas sí tenían luz puesto que la lámpara de Alistair no alumbraba más allá de unos metros, pero aquello fue suficiente.

-¿Eso del centro es mierda?- susurró incrédula "Mira que he visto cosas raras desde que estoy con los Rippers pero este tributo a los excrementos..." pensaba cuando, de repente algo llamó su atención, algo que se movía.

-¡Dios mío!- exclamó cuando vió a aquellas personas. Les observó unos segundos antes de empezar a pensar que no podían estar en sus cabales -¿Cuánto tiempo llevarán aquí? No parecen estar cuerdos ¿no?-

En algunas de las calles de Londres, que presumía de ser la cuna de la gran civilización, Maggie había visto la misma miseria que en su tierra natal. Y aquellas personas, como en su casa, no siempre estaban en su sano juicio. 

"O quizás se hayan trastornado aquí... o con algo que les hayan hecho" pensó.

Maggie miró a sus compañeros esperando que alguien tuviera alguna idea por que ella se acababa de quedar en blanco de la impresión. Todo lo que le apetecía ahora era pillar a esos malditos puercos y darles de su propia medicina.

- Tiradas (1)
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12/02/2019, 20:58
Louise "Lilou" Dufort

Estaba más que acostumbrada a ver muchas miserias humanas, muchos actos denigrantes en su vida como artista circense, había pasado muchas penurias y momentos muy duros, pero lo que apareció tras aquella puerta sólo podía tratarse del mismísimo infierno traído a la tierra por los hombres.

El hedor que salió de aquel cubículo golpeó a la pequeña Lilou como un puñetazo en plena cara, revolviéndole el estómago y teniendo que apartarse a un lado para echar fuera lo poco que había comido. Doblada sobre sí misma, sentía el picor de los ácidos subiendo por su garganta y el mal olor de los restos de comida se unieron a la pestilencia que flotaba en el ambiente.

Tardó en recuperarse pues era incapaz de tomar aire sin que las arcadas volvieran a doblarla de nuevo. Poco a poco, se incorporó y, limpiándose la boca con un pañuelo, intentó seguir a sus compañeros. Necesitaba beber un poco de agua para quitarse el mal sabor de boca pero allí no había nada que pudiera beber. Por fin se atrevió a traspasar la puerta y lo que vio sólo consiguió que una nueva arcada ascendiera desde su estómago, pero ya había echado todo lo que tenía en su interior.

Mon dieu —musitó, siendo consciente de que dios poco acto de presencia había hecho en un lugar como aquel—. Pobres desgraciados. Hay humanos que son peor que las alimañas...

Aquella visión permanecería en la retina de Louise durante mucho tiempo.

Aquí no se pueden quedar, pero tampoco los podemos llevar con nosotros —hablaba en susurros, como si no quisiera alterar la locura de aquellos pobres desgraciados—. Cuando salgamos de aquí si es que salimos, pensó—, tendremos que avisar de que estos... estas personas se encuentran aquí, necesitan asistencia.

- Tiradas (1)
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12/02/2019, 23:14
Alistair Buckley

Lo que encontraron tras la puerta fue mucho más horrible de lo que Alistair había pensado. Ritos extraños, engendros demoníacos, incluso cadáveres vivientes. Cualquiera de esas cosas lo habría sorprendido, pero no le habría arrancado una reacción tan repugnante como lo que vieron allí.

El hedor, como minutos antes, hizo que el vómito subiese por el esófago de Alistair, deseoso de salir. Pero se contuvo, tenía algo que hacer.

No podía quedarse allí, en el marco de la puerta, mirando sin hacer nada. Haciendo acopio de fuerzas, el profesor entró en la sala y observó a los hombres, tratando de evaluar su estado. Había dos que parecían más allá de toda ayuda que los Rippers pudiesen ofrecer.

Uno, sin embargo, se percató de su presencia. Quizá aún podía salvarse. Quizá sabía algo.

Alistair alzó la mano en la que llevaba el bastón, sosteniéndolo tan solo con el pulgar, la palma extendida.

- No queremos hacerle daño - le dijo al hombre con voz suave, esperando que estuviese simplemente asustado, y no teniendo terribles visiones -. ¿Quién lo…

El profesor se detuvo a media pregunta, torciendo el gesto. Quizá no tenía sentido hacer preguntas aquellos pobres hombres. ¿Quién sabía lo que habían tenido que vivir?

Pero cualquier información podría ser una pista.

- ¿Quién los ha encerrado aquí? ¿Sabe algo de sus captores? Vamos tras ellos, a detenerlos…

Pero lo que decía Lilou tenía sentido. El tiempo jugaba en contra de los Rippers. Quizá la mejor opción era… simplemente pasar de largo. Y volver luego.

- Tiradas (1)
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13/02/2019, 23:00
Narrador

Aquellos hombres y mujeres se habían enfrentado ya en varias ocasiones a auténticas abominaciones, habían visto escenas de violenta extrema y seres humanos desgarrados y muertos por bestias despiadadas. Todo eso los había endurecido, pero aquella escena era algo distinto, puesto que mostraba una terrible crueldad, una falta absoluta de humanidad y un deseo de tortura por puro placer. ¿Qué sentido tenía si no mantener a aquellas personas allí retenidas, revolcándose en sus propios excrementos, en una absoluta obscuridad y esperando a sufrir quien sabe que otro tipo de martirios?

La mayoría de los Rippers reaccionó de manera individual a lo que se encontraron en la habitación. Lamentándose, enfureciéndose, preguntándose por qué. Solo Alistair trató de interaccionar con el hombre que había dado muestras de reconocerles.

– Nononono. –Parecía que iba a decirles algo. Que estaba respondiendo a la pregunta del académico–. Hoy no es domingo, ¿verdad? Es mejor morir un domingo. –Empezaban a dudar de la cordura de aquel hombre–. Nononono. ¿Por qué no venís mañana? Mañana es buen día para morir, pero no hoy. Hoy no es domingo.

Detrás suyo pudieron oír la voz del banquero. Frágil, desprovista de toda fuerza.

– Dios mío. No. Dios mío. –La imagen era demasiado dura y afectaba claramente al señor Donnelley, quien no se había encontrado nunca con una atrocidad como aquella.

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15/02/2019, 19:12
Maggie Wilson

Maggie observó, sin muchas esperanzas, como Alistair se acercaba a aquel pobre hombre para intentar hablar con él. Ella estaba convencida de que aquellas personas debían haber perdido la razón. Todas. No sólo aquellos que se golpeaban o parecían ausentes. No esperaba que aquel hombre les dijera nada coherente y las palabras que salieron de su boca, se lo confirmaron.

La vaquera suspiró. Lo sentía por Alistair, sabía que lo hacía con buena intención.

-Me pasa lo que a Louise, no sé qué hacer. Creo que dejarles aquí es la mejor opción, no pueden ir con nosotros pues no sabemos que peligros puede haber más adelante. Pero es cierto que dejarles aquí me hace sentir mal. No creo que puedan cuidar de ellos mismos-

Aunque, en el fondo, Maggie sabía que para ella sería más fácil marcharse que para su compañera Ripper. 

"Con la cabeza así, son cadáveres andantes. Nadie cuidará de ellos." pensó aunque no llegó a decirlo en voz alta.

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15/02/2019, 19:50
Louise "Lilou" Dufort

Muchas miserias y vilezas había visto con el circo y más aún había visto desde que estaba con los rippers ya que las atrocidades estaban a la orden del día, pero en todos sus años, que no es que fueran muchos, jamás había visto algo como aquello. No era la locura que mostraban aquellos hombre lo que la hacía encogerse sobre ella misma, pues con locos ya se había topado anteriormente, era todo el conjunto de aberración y maldad que veía en el abandono de esos seres humanos a su suerte, dejándolos a manos de la soledad, la locura y el salvajismo más primitivo.

Louise fue incapaz de aguantar mucho dentro de aquella habitación así que, una vez vio lo suficiente para saber que el ser humano era el peor animal que existía sobre la tierra, dio media vuelta y se quedó a la puerta a esperar a sus compañeros, escuchando las incoherencias de aquel pobre desgraciado que a saber desde cuándo no había visto la luz del día.

¿Por qué en domingo? —se atrevió a preguntar desde el exterior. Aquel detalle, a pesar de venir de parte de alguien que había perdido por completo la razón, había llamado la atención de Lilou—. ¿Acaso porque es el día del Señor? —aquella era una pregunta inocente con la cual la joven quería encontrar algún indicio, por muy diminuto que fuera, de que esos hombres podían usar de alguna forma la lógica.

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17/02/2019, 10:45
Alistair Buckley

El intento de comunicación no resultó fructífero. Conteniendo la respiración por completo, Alistair asintió levemente a las palabras del hombre, como haciendo ver que lo entendía.

Maggie tenía razón, igual que Lilou. No se los podían llevar, al menos no en aquel momento. El tiempo corría en su contra. La Mano era la prioridad.

- Vol-volveremos… - dijo Alistair al hombre, superando el nudo que tenía en la garganta en un intento de comunicarse de nuevo con aquel desgraciado -. Volveremos y los liberaremos.

Encaminándose hacia el pasillo, Alistair evitó mirar a los ojos a sus compañeros. Se sentía un poco avergonzado por no poder hacer nada por aquellos hombres. Al menos no de momento. Quizá los demás se sentían como él. No respondió a la pregunta de Lilou. No sabía qué responder. En aquel momento, otras ideas muy distintas ocupaban su mente.

Hacer justicia.

- Sigamos adelante. Tenemos que atrapar a esos malnacidos - dijo Alistair con una fría determinación.

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18/02/2019, 01:00
Liam Ajax

Liam se conmovió al ver como sus compañeros se compadecían de esas pobres almas. Eso le ablandó un poco el duro corazón como la piedra que ahora llevaba en el pecho y más aún después de haber visto hasta que punto podía ser de cruel el ser humano. Pero la esperanza de saber que aún había gente en el mundo para que este no pareciera un autentico vertedero le dío las fuerzas necesarias para actuar y no quedarse petrificado ante la visión que tenía delante.

- Habrá que llevarlos a un hospicio donde puedan cuidar se sus cuerpos y mentes maltratados. Pero tenéis razón cuando decís que eso debe aguardar. Los desgraciados que les han hecho esto van a dejar este mundo antes de que amanezca. Y de eso vamos a encargaros ahora mismo... - dijo el cazavampiros apretando los dientes y demostrando de nuevo ese odio que no dejaba de crecer hacia los cultistas.

Dejarles encerrados un par de horas más les haría menos daño que bien, así que esperó a que todos salieran para atrancarla de nuevo. No sabía si la puerta aguantaría un fuerte tirón, pero era lo que podían hacer por ellos. Dejarles ahí hasta que todo terminara. Pues ni la guarida ni los túneles del metro eran seguros para ellos en ese lamentable estado físico y mental. Ya se encargarían de ellos cuando toda esta pesadilla legara a su fin...

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24/02/2019, 00:19
Narrador

Poco había que pudiera hacer el grupo de Rippers por aquellos hombres, cuyas mentes vagaban perdidas más allá de la realidad, para protegerse del maltrato por el que habían pasado y de las miserias que seguían viviendo. Al menos de momento la mejor opción parecía ser la de mantenerles en aquella habitación y esperar a terminar con la tarea que tenían entre manos, antes de regresar y encargarse de ellos, buscándoles un refugio donde pasar el resto de sus vidas en mejores condiciones.

Con la rabia que da el haber sido testigos de tamaña vileza y falta de humanidad y la impotencia de no poder hacer nada más por aquellas pobres almas, volvieron a salir al pasillo y volvieron a tomar la formación inicial, abriendo Alistair la marcha y Liam cerrándola. Aún receloso del banquero.

No tuvieron que avanzar mucho hasta, tras doblar una esquina a la derecha, llegar el final del corredor. De allí no surgían nuevos cruces o desviaciones. La única posibilidad que se les presentaba para poder avanzar la representaba otra puerta, que bloqueaba el camino frente a ellos y que, al igual que la que habían visto antes, se encontraba cerrada.

Habían revisado ya cada esquina de esas instalaciones subterráneas, por lo que, si tenían razón y los sectarios habían huido por aquellos túneles, no les quedaba más remedio que haber pasado por allí.

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25/02/2019, 17:44
Maggie Wilson

-Sí, sigamos adelante y démosles lo que se merecen- respondió Maggie a Alistair, siguiéndolo fuera de la habitación. En su cabeza casi empezaba a ver qué muerte podría proporcionales que, si bien no pagaría lo que habían hecho, al menos les haría arrepentirse un poco.

Pero el camino resultó demasiado corto para que la vaquera tuviera tiempo de imaginar varias opciones. Para su sorpresa el final apareció delante de sus mismas narices.

Con mirada de incredulidad y un gesto de asombro, se volvió hacia sus compañeros de detrás de manera que, sin hacer ruido, pudieran ver y entender que el camino acababa allí.

Sacó su arma y la preparó. Después se echó a un lado para que quien quisiera abrir la puerta pudiera intentarlo, ya fuera Louise con su mágica destreza o Liam a base de fuerza bruta. A Maggie, en aquellos momentos, le daba igual, sólo quería que aquella entrada se despejase de una vez y dar caza a aquellos tipos.

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25/02/2019, 22:53
Liam Ajax

Liam, muy callado, cerraba el grupo sin quitarle el ojo de encima a Donelley en ningún momento. Con la antorcha en lo alto, para generar un área suficientemente grande de luz el la parte trasera, siguió cada uno de sus pasos. 

No podía quitarse esa imagen de la cabeza mientras avanzaban por los túneles malolientes. Una imagen que deseaba borrar cuanto antes de sus recuerdos y meterla en un cajón de su subconsciente para no regresar jamás. Pero su olfato seguía recordándole incansablemente de donde se encontraban, de la crueldad de aquellas sabandijas. 

- No voy a dejar vivo a ninguno de ellos. Incluso la muerte es un acto piadoso para pagar todas las atrocidades que han hecho. Debería... - decía pero se calló, pues no quería dejar salir todas aquellas barbaridades que realmente merecían como venganza, especialmente delante de sus compañeras. No, ese lado oscuro de Liam prefería mantenerlo a raya mientras pudiese...

Finalmente llegaron a una nueva puerta. Aprovechó para echar un vistazo hacía atrás mientras la artista circense se hacía cargo del obstáculo con la sutileza que la caracterizaba.  

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26/02/2019, 00:17
Louise "Lilou" Dufort

Con el corazón en un puño, llena de rabia y tristeza, Louise fue la primera en abandonar aquella horrible habitación llena de la miseria y el horror que un humano podía crear. Sentía un nudo en el estómago ante la impotencia de no poder hacer nada por aquellos pobres desgraciados cuya suerte, con toda seguridad, poco mejoraría si eran rescatados, aunque a Lilou le quedaba el consuelo de que alguien atendería sus necesidades. Pero para que así fuera, primero tendrían que salir ellos de aquellos apestosos túneles y, a poder ser, alcanzar a los que habían provocado tanto dolor y sufrimiento.

Poco fue el camino que tuvieron que recorrer ya que, casi sin darse cuenta, el grupo llegó a un callejón sin salida. No había más recovecos, ni túneles secundarios, ni ninguna oquedad por donde pudieran haber escapado los cultistas, lo único que les cerraba el paso era otra puerta cerrada.

Sin demasiada confianza, se acercó a la puerta para intentar abrirla. Respiró hondo, intentando alejar todos los oscuros pensamientos que habían invadido su cabeza desde el mismo momento en que habían entrado en los túneles y, sobre todo, desde que habían entrado en aquella maldita habitación del horror. Se frotó con delicadeza los dedos, cerró los ojos un segundo y dejó la mente en blanco, volvió a respirar hondo una vez más y, cuando estuvo preparada, centró su atención en la cerradura.

Vamos bonita... múestranos tus secretos... —susurraba mientras manipulaba el mecanismo de la cerradura hasta que oyó el inconfundible sonido de apertura.

Se puso en pie con rapidez, apartándose para evitar cualquier sorpresa que pudiera venir del otro lado y se giró hacia sus compañeros con una sonrisa, la primera que lucía desde hacía mucho tiempo.

Et voilà! —les dijo, a la vez que metía su mano en la chaqueta para sacar sus cuchillos. Quería estar preparada por si el enemigo estaba del otro lado.

- Tiradas (1)
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27/02/2019, 00:47
Alistair Buckley

Alistair avanzó por los pasillos con expresión sombría. Después de ver aquel terrible espectáculo, la pestilencia del lugar le pareció menos molesta. Se sentía embotado, como fuera de sí. Iluminaba frente a él con la linterna, y sostenía el bastón con fuerza, pero se sentía como un muñeco que avanzaba sin más, siguiendo el camino que se abría ante él.

Así fue como toparon con una puerta, la última.

El profesor tragó saliva, pues no había ningún otro camino. Los cultistas debían de estar ahí detrás. Igual que sus compañeros, se hizo a un lado para dejar que Lilou desbloquease la puerta.

- Yo abriré la puerta, preparaos para disparar si hay enemigos detrás - dijo Alistair con un hilo de voz.

Las condiciones, como en el vagón de hacía un rato, no eran las más idóneas para que un tirador novato como Alistair empuñase un arma. Confiaba más en la puntería de sus compañeros.

Al contrario, trató de recordar el salmo sumerio que le permitiría localizar la Mano, si es que se encontraban con los cultistas.

Con gesto serio y enorme frialdad, Alistair abrió la puerta con la mano con la que sostenía el bastón, alargando los dedos. La otra mano seguía sosteniendo la linterna en lo alto, para alumbrar a los demás.

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27/02/2019, 19:23
Narrador

Y Lilou practicó su magia. Verla trabajar hacia creer que abrir una puerta cerrada, únicamente con un juego de ganzúas, era una tarea sencilla. La mujer apenas tardó unos pocos segundos y todos escucharon el característico clic de la cerradura al ceder y dejar paso libre a sus ocultos secretos.

Alistair fue el primero el entrar, pero los demás no se hicieron esperar y pasaron también al otro lado, repartiéndose por el ancho espacio. Les esperaba un habitáculo de grandes dimensiones, con la misma piedra y azulejos que habían visto en los aposentos de los cultistas, pero de al menos dos veces su tamaño. Las paredes estaban igual de desnudas, con el mismo aspecto frio y húmedo, si se pasaba por alto las antorchas que se repartían a distancia regular y permitían ver claramente a su alrededor.

Frente a ellos unas cortinas de tela cubrían toda la pared del fondo, ocultando lo que pudiera encontrarse más allá. Delante de las cortinas se encontraba una enorme figura pétrea representando a la Diosa hindú Kali, como reconoció el académico, y que casi tocaba el techo. La figura era tan realista, que parecía ir a moverse en cualquier momento. El cuerpo de un hombre, vestido con los mismos harapos que los vagabundos que habían dejado atrás, yacía inerte en el suelo a pocos centímetros de la imagen de Kali. Era fácil reconocer que el desgraciado había servido de sacrificio a la Diosa de la Destrucción. Descansando entre los pies de la efigie, a apenas una docena de metros de ellos, se encontraba el objeto de su búsqueda: La tercera mano de Kali.

Pero había algo más en aquella habitación que llamó poderosamente la atención de todos ellos. Una mujer joven y muy bella, vestida con unas pocas telas, que apenas cubrían sus sensuales curvas, se encontraba sujeta a la pared con pesadas cadenas en sus brazos. El color azabache de su pelo y el tono moreno de su piel la diferenciaban claramente de las mujeres europeas. Si aún les quedaba alguna duda acerca de su procedencia, al descubrir a los recién llegados se dirigió a ellos con la voz quebrada.

– Por favor. Ayuda. Antes de que regresen. Han matado a ese pobre hombre y volverán a matarme a mí.

Su inglés era perfecto, aunque tenía la fuerte entonación que estaban acostumbrados a escuchar en los habitantes de las colonias británicas del Indostán.

– Por favor. –Sus ojos brillaban suplicantes con la luz de la esperanza.