Partida Rol por web

1 de febrero de 1998 - 19:25. Almacén abandonado.

Mierda, mierda y más mierda. Eso es todo lo que hay aquí. De algún modo los Ancianos del Clan han considerado que la mierda es un lugar ideal para meditar y prepararse para el Rito de Iniciación. Bueno, para un Roehuesos no estaría mal. Se trata de un almacén que hace mucho que nadie limpia, con el techo hundido en algunos sitios, lo que da lugar a goteras. Y las goteras, a la humedad. Y la humedad y el frío no suelen llevarse bien.

Os han encerrado aquí y os han dicho que os prepareis, pero no se sabe muy bien qué se espera que hagais. Si fueseis simples humanos, probablemente a estas alturas habríais pillado una pulmonía, pero sois Garou. Y Garou adultos si todo sale bien y comienza el Rito... sea lo que vaya a ser.

Habeis estado aquí una semana ya, durmiendo sobre los colchones húmedos y tapándoos con mantas llenas de pulgas. La puerta ha permanecido cerrada bajo llave y se ha advertido que abrirla supondrá la violación inmediata del Rito. En cuanto a la comida... Bueno, Donny se ha encargado de ello. Os habeis mantenido con vida pero a veces es mejor no pensar en lo que os estais llevando a la boca. Teneis un transistor con pilas que escupe de vez en cuando una canción ochentera. A saber cuándo se va a agotar. Tal vez antes de que os agoteis vosotros. Tal vez después. Nadie lo sabe.

Amy estaba tirada en un colchó mirando al techo con la mirada perdida. A su lado había varias máquinas rotas, chatarra más que nada, pero había matado varias horas de aburrimiento trasteando con ellas para ver si las arreglaba. Obviamente no lo consiguió, pero sus compañeros debieron de agradecer que mantuviera la boca cerrada más de dos horas seguidas. También se le habían agotado todas las gestas e historias que había aprendido en aquellos meses. Y bueno, Donny ya le amenazado varias veces con soltarle un zarpazo. Desde luego el Roehuesos debía de sentirse como en casa encerrado en aquel antro, pero ella estaba bastante hasta las pelotas.

Se dio la vuelta en el colchón, cruzó los brazos y apoyó la cabeza lanzando un largo y agónico suspiro.

- Me aburro.- anunció por enésima vez.

Alargó el brazo y cogió una especie de radio destartalada. Ya la había revisado diez veces al menos y sabía de sobra que no había nada que hacer con ella, pero volvió a abrirla y sacó un par de piezas para examinarlas.

La frase de Amy me saca del ensimismamiento en que me había inmerso, tratando de buscar algún motivo para este largo encierro. "Paciencia, la paciencia es una virtud de cazadores, aquel que sabe esperar obtiene mejores resultados" No he dejado de repetírmelo una y otra vez desde que estamos aquí, pero a partir del cuarto día me he sentido tremendamente inquieto y me he movido como un animal encerrado de una a otra punta del almacén Hay pocos puntos de él que no haya recorrido más de 10 veces a estas alturas. Nunca he estado encerrado tanto tiempo, inmóvil, detenido en un sitio... bueno, quizá si, pasaba muchas horas en la caravana de mis padres, pero allí al menos tenía libros. Y ventanas. Y la seguridad de que antes o después podría salir a correr, cubierto por el velo de la noche o por las brumas de la Umbra. Y antes de tres o cuatro días estaríamos en otro sitio, siempre en marcha.

Tampoco ha contribuido a mi tranquilidad el hecho de que haya permanecido en mi forma hominida todo este tiempo. Mi primer Cambio, fue un regalo, una oportunidad de poder relacionarme con otros seres vivos directamente, en lugar de tener la permanente frontera del papel o el cristal. Sin embargo, me resulta desgarbada e incómoda aún, como unos vaqueros recién comprados. Sonrío para mi mismo. Esa frase se la he "robado" a la Galliard. Su verborrea continua es una fuente inestimable de información sobre los humanos y los hominidos, un mundo que ansío visitar. Si no estuviese encerrado aquí.

Cuando observo que Amy vuelve a trastear con la radio, me acuclillo a su lado, quizá, si le ayudo esta vez, consiga hacerla hablar de nuevo, de cualquier cosa, su casa, sus amigos, el instituto... lo que sea, para saber como es la vida que hubiese tenido si las cosas hubiesen sido distintas.

- Eh, Amy ¿Me permites ayudarte?.- digo con seriedad, esperando su permiso.

El Roehuesos estaba junto al transistor, trasteando. Intentando que sonara algo de ese mismo año, o de esa década, al menos. La sensación de encierro le ponía nervioso y, la verdad, se había esperado algo más impresionante para el Rito de Iniciación que estar metido en un zulo con el resto. Igual el Rito consistía en no matarse entre ellos, en cuyo caso, si la cosa seguía así, chungo. El único consuelo que tenía era que sabía que era el único que no tenía ganas de aplastar la cabeza de Lyuben como un melón. O eso pensaba.

Lo dejó por imposible. Se volvió hacia Amy y Voz.

-Si quieres entretenerte, deja eso y a ver si consigues que esta mierda funcione bien. A ver si con un poco de música en condiciones se nos hace más corto.

Las palabras de Amy le hacen abrir los ojos. Él se está tomando bastante bien la estancia en aquel lugar. Hace mucho que no tiene tanto tiempo para relajarse, meditar... aunque en el fondo ya empezaba a cansarse. Además aquello le está sirviendo para conocer mejor a sus compañeros, que se ven bastante más saturados que él. Al fin y al cabo la esencia de un Garou no se limita a un cochambroso almacén sin poder moverse, casi sin luz... aquello es el terror de los claustrofóbicos.

 Empieza a afectarle aquella dichosa música... es mucho más fácil evadirse de las voces de tus compañeros que de los brazos deseosos de la música. Mira a Donny, frunciendo ligeramente el ceño.

- Pero si está claro que no vas a poder sacarla de esa emisora... seguro que lo han hecho así a posta. Podrías apagarla, me llega a dar dolor de cabeza... - entonces Devon suspira, apoyando su cabeza en la pared. ¿Cuánto les quedaría?

Así que aquí estamos otra vez, siempre que abro los ojos es igual. Además el aburrimiento está acabando con nosotros. De alguna forma el rito quiere hacernos adultos a los ojos de los demás. No está mal. Quizá así de alguna forma consiga entender lo que somos. Lo que seremos casi da miedo. Pero nadie me dijo que me vida iba a ser un camino de rosas. Desde los del centro de acogida hasta "antesdeayer" siempre me he encontrado solo. Justo cuando conocí a mis mejores amigos... Joder, y menos mal que no cambié delante de ellos...

Me alegro de haberlo hecho en la comodidad de la tribu. De lo que no me alegro que todo sea tan real. Podría al menos tener la inmensa cortina de irrealidad que tienen los sueños. Una especie de Celosía que ayuda a distinguirlos de la realidad. Nada de esto lo tiene. Es tan real como lo era mi vida. A veces desearía haberme vuelto loco y que nada de esto hubiera pasado, pero todo es real. En fin, Garou o no, estamos en guerra. Es una guerra larga y necesitamos reclutas y eso es lo que somos. Así que nos utilizarán, nos putearán, llevarán nuestros cuerpos al límite y posiblemente nuestras mentes también...

Y luego nos darán la enhorabuena e intentarán que les perdonemos. Joder, con lo facil que es que te den un apretón de manos y un diploma. "Hala, chaval, ya eres mayor. Esta es tu panda, iros a jugar y a correr aventuras..."

Pues no. Tenemos que llevar a cabo estas mierdas místicas robadas de las pelis de indios o chinos, en plan conócete a tí mismo. Al menos estos son buenos chicos. O lo parecen.

- Bueno, chicos, estoy cansado de estar aquí dentro, pero nuestros mayores nos han ordenado no abrir la puerta. Esas han sido nuestras órdenes, ¿Quien quiere tirar el muro sur conmigo?

- Es broma. Jeje. Ahora en serio, ¿creeis que Andar de Lado también estará prohibido? Yo me aburro como una ostra...

Aún estoy acuclillado intentando que Amy me responda cuando habla Javier ¿Era ese su nombre? Sin apartarme de donde estoy giro mis ojos descoloridos hacia él.

- No creo que sea una buena idea, aún cuando no nos lo hayan prohibido expresamente, estamos en Nueva York... creo que hay pocas ciudades que puedan tener una Celosía tan gruesa y una cantidad  tan grande Telarañas y espiritus de la Tejedora esperando de brazos abiertos a cualquier Garou incauto que pase sin la precaución suficiente.... ummm.- me rasco la esbelta mandíbula, recordando algo acontecido hace ya tiempo.- Quizá en Silicon Valley, estuvimos allí hace unos años. Fue una experiencia cuanto menos... lectiva.- En ese momento, me doy cuenta de que mi posición no es la más recomendable para dar lecciones a nadie, no en vano todos ellos son homínidos, y la única experiencia que han tenido con "gente como yo" han sido los otros metis del Clan (aunque dada su condición de cachorros de primera clase, ha sido bastante escasa) y las lecciones de los maestros empapadas tanto de prejuicios como de crueles verdades... y aún a día de hoy, no se cuanto de su trato hacia mí se debe a mi mismo o a mi condición.- De todos modos, no soy yo el que toma decisiones... ese es mi consejo.

Mientras los demás se entretenían como podían, Lyuben caminaba de un lado a otro compulsivamente. El joven garou no parecía estar a gusto ahí encerrado sin hacer nada más que pasarse las horas tirado en unos pulgosos colchones trasteando con la chatarra que tenían cerca. Eso era cosa de Roehuesos, no de él.

-Esto es una estupidez. ¿A qué están esperando? Yo estoy preparado, hace años que estoy preparado para esto…

Tras la última vuelta se paró en seco y miró a su alrededor con los ojos entrecerrados y resoplando.

-No se como podéis estar ahí tan panchos intentando hacer de manitas como si no os importase una mierda llevar una semana aquí encerrados. Yo tengo cosas que hacer, ¡cosas importantes que hacer! Si no fuera porque al fin y al cabo respeto las decisiones de los adultos... Sería partidario de la idea de Javier -sentenció Lyuben en un estallido de indignación.

Amy enarcó una ceja mirando a Lyuben divertida y después se volvió hacia Voz y le susurró.

- Je. Yo se de alguien que acabará tirando el muro o algo peor. Ven, a ver si hacemos algo con el transistor.

Se levantó del colchón de un brinco y se dirigió hacia Donny para coger el trasto averiado.

- No he tocado la radio antes por si lo terminaba de joder y entonces te me echabas encima. Ya tengo suficiente mierda pegada al cuerpo.- Le quitó la radio de las manos y la miró detenidamente durante unos instantes- Peeero… me parece que podré contentarte y hacer que suene algo de música de este año. Si no se le acaban las pilas antes, claro.

Le dedicó una pícara sonrisa al roehuesos y levantó la mirada hacia Javier.

- Y no, no creo que sea buena idea. Una vez escuché lo que le pasó a un Garou por violar el Rito y no fue agradable, te lo puedo asegurar. Haz caso al metis, que parece tener más luces que tu. Sin ánimo de ofender, Voz.

Después se volvió hacia su colchón sonriendo satisfecha por su nueva adquisición. Llevaba varios días pensando en coger la radio para trastear con ella, pero no estaba segura de que, exceptuando Devon, se lo permitieran. Y Devon, estaba segura de que solo se lo permitiría con la esperanza de que se la cargara del todo.

Me mantengo en mi posición, observando con interés el nerviosismo del Señor de las Sombras. Ladeo la cabeza, pensativo: Sí, mis sentimientos son los mismos que los suyos, me gusta tan poco como a él estar encerrado...de hecho dudo que ninguno de nosotros se encuentre a gusto aquí, somos Garou después de todo, no vivimos demasiado bien encerrados. Sin embargo esto nos demuestra como vamos a reaccionar en situaciones de estrés, quizá es ese el sentido de esta espera, a parte de desarrollar nuestra paciencia. Quizá así conozcamos donde está nuestro limite, y el de nuestros compañeros... Habrá que tener cuidado con el Ragabash. Mientras reflexiono, Amy ha tenido tiempo de "poner en su sitio" a los otros dos machos, aprobando mis palabras. Siento en el pecho el calor del agradecimiento que me arranca una de mis raras sonrisas aunque temo por la reacción que  pueda tener el belicoso Arhoun.

Cuando al final la chica volvió a mi lado, di la espalda al resto para poder hablar sin que el resto se percatase de ello.

- Garra en la Red, ten cuidado.- susurro.- creo que sé cual es el sentido de esta prueba, evaluan nuestra paciencia y nuestro control ante situaciones de estres... todos estamos nerviosos ahora mismo, pero creo que Lyuben puede llegar a ser peligroso, otra frase de esas y podría entrar en frenesí...-hablo sin ninguna entonación, no la sermoneo, solo le hago constar lo que he observado.

Mientras ella abre el transistor, hecho un vistazo al circuito, nunca he tenido demasiado interes en los objetos mecánicos, pero quizá observando los circuitos pueda encontrar la lógica de su funcionamiento

Ignoró el comentario de Amy. Le echó una mirada desagradable, pero nada más. Estaba demasiado acostumbrado a ella, y demasiado hasta las narices de estar allí metido para que le importase mucho que se metiera con él un poco. Al fin y al cabo, era verdad.

-Si lo consigues te haré algo rico de cenar -gruñó, cuando Amy cogió el transistor-. Pero ni una historia más.

Se sentó, mirando al Ragabash con gesto hosco. Sentía un oscuro placer en verle tan fuera de sí. Si entraba en frenesí, le tocaría a él contenerle. Que él y el Theurge dijesen lo que quisieran, allí no se estaba tan mal, después de todo.

- Estamos 'tan panchos' porque es lo que nos toca. Si quieres salir por esa puerta, hazlo, pero deberías saber ya que no sólo no serás considerado un Garou de pleno derecho, si no que te convertirás en un paria para los tuyos y para todos los demás. ¿Y sólo por no aguantar una semana en un almacén? Anda ya... Además - Devon sonríe, levantándose para estirarse - a ninguno nos gustaría tener a un paria por compañero. Y tú mismo nisiquiera te plantearías en convertirte en algo así, al fin y al cabo, tienes muchos planes de futuro.

No había ni un ápice de sarcasmo en su voz, de modo que no podía saberse si podía serlo o no... probablemente ni él lo supiera.

- A ver, idiotas, que no he hablado de violar las reglas del Rito. Las reglas incluían expresamente no salir por la puerta. ¿No vamos a poder estirar las reglas ni un poco? Y así pensais hacerlo. Enhorabuena, chicos, habeis aguantado un mes entero dentro del almacén. Joder qué duros que sois. Ya sois Garou de pleno derecho... No te lo crees ni tu Devon.

Voz de Ptah, la Celosía sólo es un estado mental, lo tengo comprobado. Cuanta más gente haya alrededor que ignore la existencia de la Umbra o de sus habitantes, más fuerte es la Celosía. Los espíritus que allí moran, hablan del Manto. Pues bien, estamos en un viejo almacén perdido en un polígono industrial de Nueva York. Probablemente cerca del Mar. ¿Nadie sabe donde estamos realmente? ¿Ni siquiera Donny? Ah, que guay. Bien, si pensais que un rito de iniciación consistirá en encerrarnos hasta el aburrimiento sin que nos matemos los unos a los otros vais listos.

Dios, son mucho más cerrados de lo que esperaba.

- Me voy a buscar un cristal roto. Ya os contaré lo que se ve de este almacén en la Umbra cuando vuelva. Pringaos.

Lyuben se quedó mirando a Javier, y aunque compartía su opinión en gran parte, aquel tipo se había pasado de la raya.

-¿Quién te has creído que eres para faltar al respeto a nuestro tótem? –le increpó–. Molestando a los espíritus no llegarás a ninguna parte, así que ten cuidado con faltar al respeto a tu manada de esa manera, Fianna, y menos al Abuelo Trueno.

El Ragabash miró a Javier con semblante serio antes de sentarse en su colchón cansado de dar vueltas sin cesar. Arrugó la nariz, el olor de aquel colchón era demasiado fuerte y horrible para su gusto. Entonces comenzó a rascarse la nuca.

-Y encima he cogido pulgas… ¡Maldición!

Donny había apretado los puños, y después los había relajado. Se había vuelto en pie, y sus manos habían vuelto a convertirse en puños. Lyuben se le adelantó, para su sorpresa. Y su decepción. Le cabreaba estar de parte con Lyuben.

-Resumiendo, toca cualquier cosa en la que puedas mirarte y pierdes la mano.

Se quedó de pie, por si el Theurge no se quedaba convencido.

La Galliard se volvió al metis y le habló en voz baja.

-No te preocupes, no voy a decirle nada. Iba más por Javier. Lo último que me apetece es que monten bulla los machitos de la manada. A ver si Devon le calla la boca.

La chica se tumbó de nuevo en el colchón y abrió la radio para examinarla y para intentar hablar con el espíritu. Cuando escuchó a Devon no pudo evitar soltar una carcajada no muy alto.

Le estaba costando concentrarse con los otros dos protestando,y el espíritu no parecía muy colaborador. Entonces Javier volvió a hablar y Amy le miró completamente atónita. ¿Qué mosca le había picado? Por ella se podía ir y darse cabezazos contra una pared, el muy idiota.

- Será tonto el niño...- bufó lo suficientemente alto como para que lo oyera Voz, pero decidió ignorarlo. No merecía la pena prestarle atención, solo conseguiría que la gente se pusiera nerviosa.- Encima el espíritu me ignora. Fantástico.

Frunció el ceño y se sentó apoyándose contra la pared con las piernas cruzadas. Se recogió el pelo con una goma que llevaba en la muñeca dispuesta a arreglar aquel chisme por las buenas o por las malas. Si el espíritu la ignoraba, lo arreglaría sin su ayuda.

- Dejarle que se vaya. Así nos deja en paz.- comentó cuando escuchó a Donny.

Después volvió a bajar la cabeza y se centró en la radio.

La puerta se abrió con un chirrido después del debido descorrer de los cerrojos. Afuera era de noche y hacía frío. Había llovido hacía muy poco. Pero eso no era importante. El contorno de la jefa del Clan, Theurge Athro de los Roehuesos, la Madre Larissa, se dibujó en la penumbra gracias a la luz de las farolas de fuera. Su pelo largo, gris y mugriento estaba tapado por un gorro de lana. Sus ojos resplandecían de Rabia, sabiduría y la locura que afligía a muchos de su Tribu (o eso se decía) y su rostro, surcado por miles de arrugas, era de edad imposible de calcular.

Entró en el refugio haciendo caso omiso de las voces y las actitudes de los lobeznos, seguida de su guardaespaldas, un enorme Ahroun conocido por el nombre de Timmy. La Theurge chascó la lengua y sonó como si se estuviese recolocando la dentadura postiza.

-Cachorros... Ya veo en qué habeis empleado el tiempo. Sois unos inútiles. ¿Así es como os preparais para defender a Gaia? -Negó con la cabeza, despreciativa-. No sois dignos. Recoged vuestras cosas y marcharos de aquí. No hay sitio para vosotros entre los Garou.

Y diciendo esto, salió de nuevo a la calle. Timmy se quedó en el umbral mirando a los cachorros enseñando los dientes.

Asentí más tranquilo a las palabras de Amy, a pesar de su impulsividad, parecia más consciente y comedida que el resto de los cachorros salvo, obviamente, Devon, el cual aún no sabía si tenía una presencia de animo de proporciones titánicas o una candidez del mismo tamaño.

Sin apenas darme cuenta, la situación se caldeó en unos instantes. Me puse rigido, con los hombros tensos, dispuesto a intervenir en el momento que fuese necesario. No me gustaba la respuesta del Theurge, demostraba una falta de paciencia, algo poco adecuado para alguien de su auspicio y, su opinión de lo que era la Celosía era en muchos aspectos, errónea.

- Jum, espero estar alli el día que trates de caminas de lado en una zona urbana.- murmuro entre dientes sin poder evitarlo y luego, volviendose hacia la galliar añadió, más alto.- posiblemente no estés lo suficientemente concentrada, quizá si intentases...- la frase se quedó colgada de mis labios ante la entrada de la Anciana.

Inmediatamente me puse en pie y realice el saludo que correspondia a alguien de su rango y condición, manteniendo en todo momento la cabeza y la vista bajas, como correspondía al mio.

- ¡Anciana! Por favor, Anciana, permitame unos palabras si puede permitir a este metis ocupar algo de su tiempo.- estaba lejos, casi en la puerte, pero con un poco de suerte, podría conseguir que me escuchase.- si se me permite la osadía, me gustaría hablar por mi y mis hermanos.- Solo tenía esta oportunidad y tenía que jugar bien mis cartas, permanecí inclinado, con la cabeza gacha, de pie en medio del almacén, sin saber si obtendría el permiso de la anciana o un zarpazo de su protector por mi osadía.

Si la Madre Larissa escuchó o no, Voz de Ptah no pudo saberlo. De cualquier modo, la Roehuesos se alejaba en la distancia con paso enérgico, mientras que Timmy esperaba en la puerta con una mirada de desprecio.