Partida Rol por web

Eikichi se acerco a Ranmaru y le susurro algo al oído, tres eso sonrió como si no ocurriese nada y se puso al lado de la profesora Bellow. En cuanto las preguntas y dudad sobre las llaves del amor, prefirió actuar como si nada sin contestar preguntas 

La mujer alzo la mano e indico que los siguiesen

Vamos! A comer!!!

Eikichi alzo el puño en modo de afirmación muy energética

Siii que ya hay hambre!!!

Menciono el hombre cuando ambos empezaron a guiar a los alumnos al comedor, pero Eikichi se fijó que un hombre de cabellos naranja entro y se dirigió al ascensor del hotel pero, más que en él, se fijó en la chica que andaba detrás de el

No puede ser...  – susurro cuando dio unos toques al brazo de Bellow y esta se fijó en la mujer que miraba su compañero de Trabajo y amigo – si ella está aquí eso significa... – menciono pensando en voz alta cuando ambos se miraron y asintieron con el ceño fruncido y muy muy serios

Chicos, id adelantándoos sin nosotros, el comedor esta por allí – menciono Eikichi guando por donde se va cuando ambos empiezan a seguir a la pareja del peli naranja y la mujer con gafes que al parecer estaban entrando al ascensor, por muy poco ellos tampoco entran pero, las puertas se cierran y los 4 quedan juntos en el interior.

(personas que siguen)

Lo que le susurra Eikichi a Ranmaru:

No te atrevas a hacer eso a la profesora Bellow ni a ninguna de tus compañeras de clase, recuerda que os considero a todos como si fueseis mi clan y no tolero que entre la familia se puteen de esa manera, así que, si tienes fotos de tus compañeras... antes pídeles permiso para fotografiarlas desnudas. – con un tono seco y grabe

Recibo un par de mensajes que respondo sin perder demasiado tiempo. No se bien si servirán de algo pero espero que si. Cuando el resto parecen prepararse para ir al comedor, yo me quedo atrás, esperando pillar un momento a solas a la profesora Bellow.

Adelantate al comedor Ranma, le digo a mi amigo. Voy en un rato.

En cuanto se marchan, meto mis cosas en una taquilla y me encamino hacia el parquecito que vi, esperando ver allí a Sakura.

Esta forma de hacer las cosas es un poco...rebuscada, pero ella no quiere que sus compañeros me vean con ella y a mi me incomoda pensar en lo que diría Himeko si me ve de nuevo hablando con ella. Para ser tan guapa y tierna cuando quiere, tiene un montón de prejuicios.

Me tomo mi tiempo para llegar, mirando hacia atrás en ocasiones para asegurarme de que nadie me sigue. Yamato parece el típico acosador siniestro y Ranma, siempre piensa lo peor.

Cuando salgo del comedor me acerco a recepción y llamo la atención del encargado, mostrando una expresión muy molesta en el rostro.

Perdone, pero en el comedor hay un joven molestando a todo el mundo tocando una flauta. Creo que esta a punto de ponerse a pedir limosna. Creí que este hotel era respetable y tenemos que ver algo así a la hora de la cena. Espero que hagan algo de inmediato o presentare una reclamación ante sus superiores. Me muestro serio y ofendido aunque le hablo con el respeto debido a alguien que es mayor que yo y que solo trata de hacer su trabajo de la mejor manera posible.

Seria una lastima que recibieran malas criticas en internet por algo tan lamentable como esto.

Un hombre trajeado y con porte elegante atiende a Hugo, ante tales quejas se asombró tanto que parecía que le iba a dar un ataque de corazón – ¿en mi hotel? Ni hablar! – el recepcionista que conoces como Wills por la plaquita en su uniforme hace unes llamas, entonces un  Hombres peli naranja y trajeado aparecen tras Hugo

el recepcionista habla al agente de seguridad

Id al comedor y encargaos del que esta estorbando la paz del hotel

Ambos asienten y se dirigen al comedor, el segurata mira a Hugo auqnue con las gafas parece que no este mirando en ningun lado en especial

Sígame, me dirá quien es, aunque sea desde la puerta.

Kae cruzó la recepción con una suave sonrisa en sus labios. La escena del comedor había sido entretenida, pero en su cabeza habían más cosas que simplemente martirizar al Rokusen. Con la mochila en la espalda avanzó hasta el mostrador. Allí vio de reojo como Hiro era retirado por el agente de seguridad. Negó con la cabeza levemente.

-Disculpe, ¿qué instalaciones deportivas estan a disposición de los huéspedes y qué horarios tienen? Antes de retirarme a mi habitación quisiera saberlo para poder programarme un horario más o menos acorde con los servicios-le pidió educadamente. 

Le apetecía llegar a su habitación para asegurarse de que estaba todo en orden antes de la reunión planeada. Vio que uno de los ascensores estaba abierto, con suerte podría cogerlo, puesto que le molestaba la eterna espera mientras los ascensores subían y bajaban.

La puerta del ascensor se había cerrado justo después de que Hiro hubiera tocado la flauta de esa manera tan…peculiar. Pero para su mala suerte las personas que se habían bajado antes venían con un niño revoltoso, al menos eso parecía ser, que apretó los botones del subterráneo. El -2 y -1 estaban en rojo mientras que el rostro del joven del mismo color parecía estar mimetizándose con estos debido al enojo, dio un leve suspiro para calmarse y esbozar una leve sonrisa mientras cerraba el ojo y apretaba el puño. –Descuida. Olvida que ya son pasadas las 9 PM, olvida que deberías estar en medio del entrenamiento, olvida que quieres romper las piernas del sujeto que te enfrentaras el jueves. –Intentaba que todo quedara en su mente y poder quitarse el estrés con al menos una hora de entrenamiento, el teléfono extrañamente no sonaba ni tampoco llegaban mensajes a éste, al menos ya tenía la certeza de que su violín estaba en buenas manos, era de los pocos recuerdos que le quedaban de su madre, muchas historias estaban en ese estuche.

Para cuando llego del subterraneo hasta la planta principal el rostro del joven estaba serio, más de lo normal, la sonrisa que tenía siempre se había esfumado dejando paso a una mueca levemente molesta y los ojos entrecerrados. Ya había pasado todo el ajetreo que había sucedido con Hiro por lo que Levi no pudo darse cuenta de ello, simplemente noto como las cosas parecían igual de desordenadas que cuando fue al ascensor, miro hacia un lado y noto como la chica de antes, Kae Yusei, si la mismísima Kae Yusei se encontraba mirando el ascensor, en un estado normal el muchacho se hubiera sonrojado del solo hecho de cruzar miradas con ella pero en esa ocasión fue todo lo contrario, le quedo mirando con frialdad notando las intenciones que tenía la chica, al parecer deseaba utilizar el ascensor, a pesar de estar en ese estado decidió de la manera caballeresca que le habían enseñado de pequeño, puso la mano para evitar que la puerta se cerrará y esta pudiera entrar. Aunque fue solo por un momento, a los segundos de notar que se demorase dejaría que la puerta se cerrara quitando la mano. Si no quieres entrar entonces ni idea de lo que estas viendo.

De pronto los que están presentes ven como el peli naranja lleva a Hiro del brazo haciéndole una llave inmovilizadora. Lo lleva hacia la Puerta del hotel antes de ir a la Puerta mira al recepcionista

Todo en orden

Dijo cuándo dio un tercer empujón a Hiro y finalmente l saca por la Puerta como si fuese un vulgar saco de patatas, tres eso se sacude las manos y se queda en la Puerta para vigilar quien entra y quién sale además de vigilar la entrada

El recepcionista mira a la jovencita y le dedica una amable sonrisa, cuando va a contestar el  peli naranja lo interrumpe, este simplemente asiente y sigue atendiendo a huésped

Disponemos de una planta la primera planta que es un gimnasio, está completamente equipada, en la planta baja disponemos de una piscina climatizada para el uso exclusivo del huésped.

Explica amable

¿Tiene alguna otra duda señorita?

Kumiko baja por las escaleras como si tuviese un cohete en el culo, se podía escuchar como si un huracán estuviese dentro del hotel

NO A MIS NIÑOS!!!!!!

Chilla pudiéndose  escuchar por todo el hotel, entonces, derrapando por la Puerta que da las escaleras se ve a la profesora Yamaguchi que tiene la nariz sangrando y algún que otro moratón en la mejilla

SUELTA A MI PEQUEÑO!!!

Cilla cuando de un salto baja las aproximadamente 30 escalones y corre hacia el peli zanahoria que recién ha visto como echaba a Hiro por la Puerta

Corre hacia el peli naranja y cuando está cerca de un salto gira bruscamente en sí misma y le propina una patada voladora en la mejilla del segurata, este queda KO en el suelo, la profesora después mira mal a segurata y sale asomando la cabeza por la Puerta

Querido puedes pasar...

Acto seguido va al recepcionista, se atreve a dar un salto que se queda en pie sobre el mostrador y se agacha para quedar de cuquillas mirándole de más cerca

Como te atrevas a echar a mis pequeños alumnos del Rokusen, te juro que te arruino el chiringuito

Menciona con una voz amenazante, fría y algo rasgada dando absoluto terror a cualquiera que vea su cara de enfado

Hiro se queda mirando la escena patidifuso y sonrie, mirando a Kumiko como si fuera su heroina. Es una persona que seria capaz de dar una paliza a todos los yakuzas de japón, a la policia y al ejercito nacional, todos a la vez y ella sola con tal de proteger a sus alumnos. Siempre ha admirado eso en ella y es uno de los motivos por los cuales las tiene en tan alta estima

Mira al segurata, sonrie por el patadón que ha recibido Supongo que eso nos deja en paz...espero que te haya dolido y mucho piensa, pasandosele el rencor hacia esa persona. Ante la situación coge el movil y envia un mensaje.

Mientras esperaba al recepcionista la chica volvió a mirar hacia els ascensor para asegurarse de que nadie lo había tomado aún. Fue un alivio ver que así era, pero reparó en que había una mano evitando que las puertas se cerraran. Dio un paso atrás para poder tener un mejor ángulo de visión y se encontró con la mirada del chico de anes, el del parche. La miraba con aire frío, distante. Se sorprendió de cruzarse inesperadamente con una expresión así, pero tras parpadear apenas dos veces le sostuvo la mirada con la misma aura, girando el cuerpo hacia el ascensor.

Cuando el recepcionista le contestó rompió el contacto visual para mirarle y agradecerle con una sonrisa la información.
-Muchas gracias, nada más-negó levemente y se giró, sorprendida por el portazo que dio el agente de seguridad al cerrar. ¿Asi que el happy-boy estaba fuera definitivamente? Apenas logró decidir si era divertido o no cuando notó una ráfaga de viento cruzar por su lado y vio una figura como ejecutaba un KO en toda regla. Era la mujer de antes, parecía ser la responsable de los otros. Verla subir al mostrador la incomodó bastante, con una falta absoluta de civilización, de modo que caminó hacia el ascensor para entrar con un leve gesto con la cabeza como indicación de que ya podían subir.

Entró en el ascensor reencontrándose con aquella mirada fría. Sabía que era un chico del Rokusen, pero desde luego no parecía un perdedor como los que había visto en el comedor, que se le antojaban algo insulsos. En cambio, dos veces que se habían cruzado, dos veces que se habían mantenido la mirada. Almenos no rehuía de su presencia como aquella chica de pelo azul o la miraba desde la distancia con rabia como la de pelo rosa.

Había caminado hacia quedarse a su lado y pulsó el botón de la quinta planta, donde estaba su habitación, y se retiró un poco para que él pudiese pulsar el suyo si estiraba el brazo.
-Tenéis un presidente bastante escandaloso, aunque vuestra tutora no se queda corta...creo que demasiado para una institución docente...-comentó, como si quisiera simplemente hacer conversación, aunque en cierto modo tenía curiosidad para saber hasta qué punto podía chinchar. Se colocó bien el pelo tras la oreja, aunque era tan sedoso que resbaló de nuevo al lado de su cara, aunque no le importó. Seguía mirándole de reojo, había algo en él que le sonaba de algo y no lograba identificarlo.

Si el chico resultaba algo más desafiante que sus compañeros sin duda merecería la pena acordarse de él. Sentía especial predilección por los desafíos, solían ser más estimulantes.

Cuando vio a la chica acercarse pudo al fin quitar la mano, no se había demorado mucho y el observar como las cosas afuera parecían alterarse de un momento a otro le hizo sentir un tanto incomodo, dio un leve suspiro al escuchar el estruendoso grito de su Tutora, lo más seguro es que ya estuviera actuando como una Yakuza nuevamente. Actuando de esa manera se me hace difícil pensar que es la misma que quiere que deje de pelear clandestinamente. Entre sus pensamientos no se había dado cuenta que había ingresado al ascensor aquella chica de cabellos morados, quien se posó al costado izquierdo de éste, menos mal que fue ese lugar en donde el parche no le molestaba, le miro de reojo notando más de cerca a la joven. Era linda, bueno para que guardarnos las cosas era bastante hermosa, cara a cara tenía más marcado esas facciones extranjeras, su padre le había dicho aquello, que no era japonesa. Él decía tener el don de poder reconocer la nacionalidad de una chica con solo ver su trasero y que podía saber la edad de ésta con verle desnuda, a veces se preguntaba si tenía el mismo talento.

Extrañamente para Levi, no sentía nerviosismo alguno, en situaciones normales lo más seguro es que a pesar de su altura se vería sumamente intimidado por una chica, más si era como ella, pero al contrario, los ojos del joven se encontraban entrecerrados, fríos casi pétreos. No tuvo necesidad de apretar botón alguno debido a que lo había hecho mientras bajaba al subterráneo, el piso que estaba marcado era el de más arriba, el último. Su cuerpo se sorprendió dando un leve movimiento de atención al escuchar a la joven hablar. Le quedo mirando un par de segundos como si estuviera estudiando a la joven, solo miraba los ojos de la chica con los propios y no cambiaba la expresión, el estrés y molestia si que hacían cambios drásticos en el pelirojo. –Su nombre es Hiro. Es un idiota pero una buena persona, no sabía que era presidente. Bueno alguien tiene que sacrificarse. –Levi hablaba con sinceridad, quizás un tanto cruda. Levi era de los chicos que ignoraba muchas cosas y se dedicaba a lo suyo, como si lo ajeno le fuera indiferente completamente. La mirada del joven se había desviado hacia el frente en mitad de la respuesta, no hablo sobre su tutora pero si le intereso aquello de la institución. –La tuya debe ser completamente diferente. –Llevo las manos hasta sus bolsillos del pantalón y se hecho levemente hacia atrás tocando su espalda con el límite del ascensor, una sonrisa desafiante que mostraba sus blancos dientes se dibujó en Levi. –Kae Yusei… -Dejo en claro que le conocía aunque obviamente omitió el hecho de que le conociese, en ese estado poco habitual en el que podía hablar libremente con las mujeres se le vino algo a la cabeza, disfrutar al máximo esa capacidad, quizás nunca volvería a sentirla. –Me sorprende verte por estos lugares, sobre todo por tu popularidad. –La conversación había dado un inicio y el trayecto parecía pintar un poco más entretenido que el haber subido solo.

Notaba como miraba atentamente sus gestos, su expresión corporal. Aquello denotaba si estaba delante de un rival, parecía uno digno. Mientras él hablaba se fijó en el esmeralda de sus ojos, bueno, el visible. Era frío como la gema, pero igual de bonito. También su cabello rojo era vistoso, como el fuego. Su cuerpo parecía ejercitado incluso, pero con aquella ropa no podía adivinarlo. Se fijó en la chaqueta, le gustaba ya que se asemejaba a su propia ropa.

Parece desentendido de los temas de clase, ¿será uno de ésos que se saltan clase? El chico no parecía relajar su expresión, ella mantenía un aire desenfadado pero sólo en apariencia, puesto que ambién tenía curiosidad por el chico del parche. Ante el comentario sombre el Suiroku se limitó a encogerse levemente de los hombros. Ella por su parte solo tenía ganas de terminar sus estudios. Cuando el chico se retiró hacia el fondo del ascensor se mantuvo mirando al frente. Pero cuando lo escuchó diciendo su nombre hizo un leve gesto, girando muy poco la cabeza hacia el hombro afinando el oído. Mentiría si dijera que no le había sorprendido que la llamase, ¿acaso la conocían por el Rokusen? Sí lo era en su instituto, pero no era especialmente la más popular ni mucho menos, de modo que era algo extraño. Más para alguien como ella, que era muy recelosa con su privacidad. Aun así aquello solo hizo que resultara entretenido.

-¿Aaahh...?-giró sobre sí misma para mirar cara a cara al chico que conservaba su sonrisa. ¿Por éstos lugares? Éso significa que me ha visto en otro sitio...- Vaya... ¿Así que sabes quien soy, eh?-puso una mano en su cadera y paso el peso de una pierna a la otra. Ella también esbozó una sonrisa afilada, apartándose el pelo a su espalda-Bueno, si quiero graduarme no tenía opción-su tutor la había amenazado con no aprobarla si no asistía al viaje y nada se le antojaba más terrible que tener que aguantarlo otro año más. Dio un par de pasos hacia él para reducir la distancia entre ambos. Ladeó el rostro a un lado, intrigada.

-¿Y bien? ¿No vas a presentarte? Pareciste muy educado sosteniéndome la puerta abierta...-habló con un tono más bajo y personal.

No pudo evitar sentir cierto placer al escuchar y ver aquella reacción, ahora si podía entender a las chicas que jugaban a veces con su personalidad, el hecho de que ella tuviera leves gestos que afirmaban y refutaban ciertas teorías mentales que el muchacho se hacía le parecía aún más divertido, jamás se había divertido tanto con una chica. Bueno, una que no tuviera dinero en sus bragas. Era fácil percatarse de los pequeños gestos que hacía, quizás para otra persona fueran difícil de ver pero para él eran como bengalas ante sus ojos. El tener solo un ojo le había enseñado a observar más allá de lo normal, el que los gestos pueden enseñarnos la próxima acción del contrario pero con ella simplemente era saber qué es lo que sus gestos proclamaban.

El tiempo que pudo estar detrás de ella se pudo fijar en el cuerpo bien trabajado de la muchacha y la ropa que llevaba lo dejaba en claro, estaba segura de sí misma, de su cuerpo y sus acciones, como si no tuviera miedo a nada ni nadie. Mantuvo la sonrisa efusiva mientras escuchaba su pregunta, los orbes color zafiro de la joven no se sintieron intimidados por observar los de Levi, ni tampoco pareciera que el parche le causara un interés tan grande como para observarlo demasiado, le gusto aquello de ella. –Es  difícil no saber quién eres. Eres bastante talentosa. –A pesar de tener un aspecto desafiante y amenazador sus palabras eran sinceras y amables, una combinación extraña. Se mantuvo con las manos en los bolsillos hasta que la joven se acomodó los cabellos, no pudo evitar sentir el aroma de estos recorrer el ascensor, fue como si un campo de flores se viera afectado por una brisa primaveral, no dijo anda de aquello pero se pudo notar que los ojos del joven cambiaban levemente, como se tranquilizaban al mirarle pero el vació y frialdad continuaban allí, como si algo ocultara que ignoraba todo aspecto afable. –Cada quien tiene sus razones para venir a éste viaje. Espero que puedas disfrutarlo al menos.

Cuando la joven se acercó con aquella seguridad tan marcada el peli-rojo desdibujo lentamente la mueca de sonrisa, fue como si la joven estuviera tomando la iniciativa, que es cierto que en cualquier caso se agradece, en aquella situación parecía un leve contra-ataque, le quedo mirando con una mueca neutral, los ojos fijos en los de ella y a pesar de que algo dentro de él había dicho que no le dijese su nombre las palabras salieron casi por si solas. Pero a la par el muchacho se irguió como un árbol frente a ella, haciendo que la distancia fuera levemente menor, esbozo una leve sonrisa y arqueo levemente el cuerpo hacia adelante para tener su rostro cerca de ella, frente a frente. –Levi Jaeger. –Dejo sentir su aroma en la nariz de ella, fue igual para él quien pudo sentir como la suavidad de la esencia de la chica se fusionaba con la propia. –Un placer conocerte, Kae Yusei. Eres mucho más linda en persona que por televisión. –Después de esto no aparto su rostro ni aumento la distancia, simplemente quería saber qué es lo que haría la joven, sinceramente esperaba que se sintiera ofendida o algo por el estilo. Ciertamente estaba demasiado cerca pero aquello no le interesaba, al fin había podido observar los ojos de la joven, quizás quien hubiera podido estar así de cerca de ver aquellos orbes azules que le causaron tanto interés al verle por televisión.