Partida Rol por web

Rol del Viernes

Historias de los pj

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04/06/2018, 23:49
Director

Para colgar las historias de los pj

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04/06/2018, 23:57
Lyrwen el Afortunado
Sólo para el director

Lyrwen, protector de los bosques y los animales, es un elfo que ha vivido toda su vida en comunión con la naturaleza. Desde siempre ha amado la vida en todo su esplendor y sabe que la naturaleza es sabia. Por ello, uno de sus principales objetivos es establecer un equilibrio donde no hay lugar para aquellos que intenten romperlo. Decidido a cumplir su cometido, se entrenó durante años en las artes del combate y la magia con el fin de iniciar su periplo. Ha visto bastante mundo y pese a que hay gente de buen corazón, la situación en el continente demuestra que los malvados y poderosos están por todas partes.

Cuando Lyrwen estuvo por la ciudad, vio un letrero de “se busca” con el nombre de un poderoso mago llamado Torif. Torif nutre sus poderes absorbiendo la vitalidad de las formas de vida que le rodean, y era un objetivo al que aplacar. Partió en su busca y sin mucho éxito, no logró encontrarlo en meses, dado que el mago se desplazaba sabiendo que su cabeza tenía un precio muy alto.

 Ante la impotencia de no dar con Torif, Lyrwen anda en busca de un grupo de aventureros con los que intentar purgar al espíritu maligno y desarrollarse en las artes de la naturaleza.

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27/08/2018, 15:26
Toris Manohechizada

La fiesta en la Rueda de Carro ya parecía estar acabándose. Andun "Capi Brost" Diente de Plata salia en ese preciso momento de la posada, haciendo chirriar las bisagras de la puerta y despertando a Toris que estaba a punto de caer inconsciente sobre la mesa. Sentado a su derecha estaba Arkt, que seguía engullendo una bandeja enorme de venado. Justo enfrente estaba Sudeiman tratando de caerle simpático al mefit, que parecía estar mucho más interesado en su comida. Toris trato de beber pero su jarra estaba vacía, y la botella se había derramado en el suelo. Como no tenía nada que beber, decidió hablar con su compañero.

- Oyeee túúúúú... eges el puuuto amoo, tas cargao como pohco a veingte trasgosh... El putoh amos te diggo, no chomo el jenomo de mierda ese que no valo pa nah. No entiendos como se fue la sorra eja con el otro pavoh, si tu erej to guapeton y un machiote tio.

Toris se desmayo sobre la mesa nada más terminar su frase, y nunca escucho la respuesta, ni probablemente se acordó al día siguiente de lo que dijo. De todas formas, tampoco admitiría nunca haber dicho eso.

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12/09/2018, 14:06
Toris Manohechizada

Toris no oía nada, tan sólo su rápida y profunda respiración acompañado de los acelerados latidos de su corazón golpeando con fuerza su pecho. Miro alrededor en busca de algún peligro, pero el humo que emanaba del puente en llamas apenas le dejaba ver nada. Tan sólo la sangre, que era especialmente espesa, como ninguna otra que hubiera visto antes. Estaba empapado en ella, de los pies a la cabeza, y no solo el espadón, que goteaba intensamente al retirarla del cadáver del osgo, que más bien era una masa sanguiñolenta sin una forma reconocible. Tomó grandes bocanadas de aire y notó como el corazón latía con menos fuerza a medida que la adrenalina bajaba. "Menuda porquería de estrategia" pensó, y los fantasmas del pasado volvieron a su mente. El exceso de confianza le había jugado una mala pasada. Otra vez.

"Debo proteger a estos chicos, son demasiado inexpertos para sobrevivir solos aquí". Ese pensamiento le forzó a recuperar el aliento y comenzó a dar instrucciones a su grupo. Al primero que vio fue a Eltoc, que estaba a su lado mirando su daga ensangrentada con incredulidad, cómo si acabara de asistir a la realización de un milagro.

- Eltoc, inspecciona la zona a ver si ves materiales que se puedan emplear para reconstruir el puente y destrúyelos - le ordeno, mientras buscaba a Sudeiman por encima de la humareda. 

Al no verlo, se dirigió a Artkt que estaba a su lado.

- Artkt, ¿podrías usar esa habilidad que tienes para ablandar la tierra donde se fijan los cimientos del puente? Eso dificultará la reconstrucción - Artkt se puso manos a la obra mientras Toris por fin logró localizar a Sudeiman.

- ¡Sudeiman! - le gritó - ¡Inspecciona los cadáveres! ¡Coge todo lo que sea de interés!

"¿Y dónde está ese druida inútil? ¿Qué rayos ha aportado en este combate?" pensó Toris, mientras buscaba a Lyrwen por el campo de batalla. Pero antes que al druida se encontró de repente con el clérigo de Helm. Sabía que le había salvado la vida, y sin mucho tiempo para pensar cruzó unas palabras con el según pasaba a su lado.

- Eh... buen trabajo Tormun, me has salvado la vida, gracias... - a Toris le costó corregir sus palabras y gracias a esa pausa Tormun pudo notar que Toris modifico su frase para no decir lo que estaba pensado realmente - ... al conjuro que te dije que me lanzaras. Pídelo mañana también, y ya te daré instrucciones de cuándo y cómo utilizarlo.

Tras esto siguió buscando a Lyrwen, al que encontró mirando al horizonte.

- ¡Eh! ¡Lyrwen! ¿Puedes lanzar el hechizo para que un animal nos haga de mensajero? ¡Bah, no sé ni para qué te pregunto! ¡Prepáralo para mañana anda!

Dándole la espalda al druida se dirigió al resto del grupo.

- ¡Apresuraos chicos, podrían venir más! Tenemos que llegar al siguiente punto antes de que se organicen y monten demasiadas patrullas.

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14/09/2018, 18:17
Tormun el Firme

Tormun es un enano con personalidad fuerte que ha vivido toda su vida en “X”, entrenado en artes de combate, tal como su raza lo práctica, teniendo intenciones buenas y un gran sentido del deber y el honor. Desde siempre ha tenido curiosidad por saber que hay “más allá” de su civilización, donde todos los lugareños entrenan para ya bien sea hacerse más fuertes, sentirse realizados, o bien estar preparados para partir en expediciones peligrosas. Él, sin embargo, no busca ese tipo de fuerza, más lo que le impulsa es un sentido de la curiosidad muy desarrollado (fuera de lo común en alguien de su raza).

A lo largo de su vida ha viajado lo justo como para darse cuenta que no todo se limita a la fuerza que tanto cree su raza que importa. Concretamente, en uno de sus viajes conoció a un joven que predicaba la palabra de su Dios, y su forma de actuar sorprendió gratamente a Tormun. Decidido a averiguar la forma de pensar que tenía aquel joven, optó por preguntarle acerca del supuesto “Dios” al que rendía culto. Aquel joven, cuyo nombre era Gilian, resultó ser un practicante de Helmo, Dios de los vigilantes y protectores, lo cual despertó un sentimiento en Tormun que creía desconocer, ya que ese Dios recompensa las buenas acciones otorgando la supuesta “fuerza” en la que tanto creía su raza. Ya con un objetivo en mente, determinó que su nuevo camino se encontraba en las enseñanzas de Helmo y ello requería de conocimiento, sabiduría y aprendizaje en las artes sacras. Por ello, partió de peregrinaje en busca de la fuerza de los justos, los cuales luchan por los que no pueden hacerlo.

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18/09/2018, 16:03
† Sudeiman †

Mientras afilaba la bastarda recordé aquellos bonitos días en Murann. Antes de que me expulsaran vivía mejor he de admitir. Que habrá sido de mi abuelo después del ataque? Y de mi hermana que estaba con él? No dejaban de atormentarme las preguntas mientras me preocupaba por Lyrwen... a qué clase de persona se le ocurriría salir de caza cuando nos buscan un poblado ogro entero... no acaba de caerme bien el comehojas antimetal. aun así debería darle las gracias, sin él habríamos muerto hace tiempo de hambre perdidos en el bosque. Por lo menos Eltoc ha vuelto, odiaría saber que ha muerto sin poder hacer nada, al fin y al cabo es mi único amigo, aunque Toris me empieza a caer bien, es un poco arrogante para ser sinceros pero dentro de lo que cabe hace bien de líder, hablando de él:

-Toris! me apuesto 5po a que no vuelve el druida.

Me gusta este grupo... son buena gente y me han dado una nueva excusa para sobrevivir... La fama de la victoria, Sudeiman el Estoico, me gusta.

Notas de juego

No me juzguéis es lo mejor que he podido hacer xdddd

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24/09/2018, 11:36
Artkt

¡Sedimentarios! Gritó enfadado Artkt a dos de los clientes de la taberna, que no acertaron a saber qué narices quería decir el elemental con aquéllo. El pequeño ser de roca era tan invulnerable a los insultos como a los golpes, pero cuando Toris se marchó a otra taberna y se quedó solo con el asado que estaba disfrutando, un par de tipos vinieron a darle charla.

Empezaron a preguntarle que si comía rocas, si cagaba tierra, si "la tenía siempre dura", o si bebía barro, y si en su cabeza había arena, o si su cráneo era de piedra. Al elemental le parecían preguntas muy raras, pero nada ofensivas... A la gente de carne le llamaba muchísimo la atención su aspecto (Quién sabe porqué) así que esa curiosidad le parecía legítima.

Empezaron a tomarse confianzas con él, y a cogerle pequeños trozos de carne de la comida, a lo que el méfit respondía frunciendo el ceño. Quizá no entendían su expresión, al no ser un rostro habitual, o quizá les importaba un cobre si se enfadaba o no.

Dejad mi comida... Dijo con tranquilidad cuando consideró que ya se estaban pasando. Los tipos respondieron llamándole alguna tontería como "cabeza de pedrusco" entre risas, y le dijeron que no se enfadase, que estaban de broma, y uno de ellos le dio una palmadita en el hombro. "¡Tío, de verdad es de piedra!", Dijo a su colega, y ambos empezaron a darle palmaditas y a toquetearle la cabeza y las alas.

A esas alturas, Artkt ya empezaba a estar harto y se le estaba calentando el magma.

Parad ya. Dijo sin enfado. No se sentía humillado por el toqueteo, aunque parte de la taberna le estuviera mirando, simplemente le parecía incómodo e innecesario. Ya habían comprobado que era de piedra... ¿Qué necesidad había?

Por algún motivo que el elemental no comprendió, pedirles que parasen tan sólo hizo que continuasen con el toqueteo con más ganas. El olor a vino que desprendían resultaba molesto, sus toqueteos resultaban molestos, y tenía la sensación incómoda de que se estaban riendo a su costa, no porque simplemente estuvieran contentos. 

La Armónica Enlatada le tenía dicho que no la liase, que no se pelease, o por ser un méfit podrían considerarle un peligro y tener problemas, así que aguantó un poco más hasta que finalmente se levantó y les miró, apartándoles con las manos. La fuerza del elemental era considerable, así que fue sencillo.
Dejadme ya, no quiero seguir hablando con vosotros. Dijo, empezando a mosquearse. Los tipos se sorprendieron de su fuerza, y aunque no siguieron toqueteándole, siguieron haciéndole preguntas idiotas y comentarios, diciendo que si podía levantar el culo de piedra con aquéllas alas de mentirijilla.

Artkt hacía tiempo que no podía volar, algo que en realidad le gustaba hacer de vez en cuando, de modo que aquello fue la gota que colmó el vaso, Artkt crujió los nudillos, dejando caer polvillo, y se agrandó hasta más de dos metros ante el asombro y el miedo de los dos borrachos.

¡Sedimentarios! Les gritó. Un insulto entre méfits, pues un méfit hecho de tierra sedimentaria era como hecho de "basura", de restos de otros elementales. ¡He dicho que no quiero hablar mas!! Volvió a vocear.

Los borrachos habían caído de culo, y sin levantarse, se marcharon a gatas a toda prisa del local. Artkt, resopló y volvió a su tamaño habitual, percatándose de que todo el mundo le miraba entre el asombro y el miedo. Entre esa gente, la amable camarera que le había atendido.

Mira qué bien... Ahora que me mira... ¿Me pone más de esto? Preguntó con su mejor sonrisa a la moza mientras señalaba la jarra y se volvía a sentar en su silla.

Artkt cenó en una solitaria y agradable paz el resto de la noche, hasta que sus compañeros llegaron de charlar en otras tabernas, unos más agitados o achispados que otros. El elemental les saludó con la mano y una sonrisa tranquila, como si no hubiera pasado nada.

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24/09/2018, 20:20
Lyrwen el Afortunado

Relato Lyrwen

 

Día: Ni me acuerdo

Continuamos la avanzadilla por el bosque, y nuestros estómagos empezaban a ser un enemigo considerable. El paso se hacía pesado y nuestra reserva de provisiones estaba en rojos. Era la hora de cazar, y tal como habíamos hecho anteriores veces, salí con el vivaz gnomo a la labor a fin de restaurar las provisiones y estabilizarnos antes de la que nos venía encima.

Caía la noche, y ya teníamos 2 conejos y parte de un ciervo, aunque todavía no era suficiente. Necesitábamos más carne y habíamos localizado a un jabalí de pinta apetitosa, aunque estaba inquieto, demasiado. Al poco de acecharlo, recibió un mazazo que hizo quebrar su pobre cráneo. Eran ogros. Eltoc y yo nos quedamos de piedra al ver que sus miradas apuntaban a nuestra dirección, y poco a poco fuimos retrocediendo en un intento de escapar. Tuve la maldita desgracia de pisar una rama puesta de forma estratégica por un ente que no alcanzo a comprender, que hizo revelar nuestra posición…

¡Mierda! – grité.
¡¿Pero qué haces Lyrwen?! – el gnomo se sobresaltó debido al pánico - ¡Nos han descubierto! Lamentándolo mucho, queda mucha cerveza en este mundo para morir aquí. ¡Cuídate Lyrwen y hasta luegooo! – dijo mientras se desvanecía con su invisibilidad.
¡Pero Eltoc, no me abandones a mi suerte!

El maldito Gnomo que otras veces había dado la cara por mí, me acababa de abandonar para salvar el pellejo, y los ogros ya estaban cargando contra mi integridad física. No me lo pensé dos veces y utilicé mi hechizo de enmarañar con intención de ralentizar su paso y movimiento. Las zarzas hicieron su labor y atraparon a los dos ogros, mientras uno vociferaba: “¡Maldito come flores! ¡Como te atrape cenamos ensalada!”

Mis piernas y yo nos pusimos de acuerdo en salir por patas, y corrí en dirección contraria a la venida, sin importarme donde me encontraba. Para mi desgracia, escuche como las marañas se rompían ante tal fuerza ogresca y se liberaron. Después de lo ocurrido, me alcanzaron y rodearon. Creí que moría, pero por suerte logré atraparlos otra vez con mi último hechizo de enmarañar. Estuve corriendo quizá durante 3 minutos, pero se me hicieron horas. En un intento por zafarme de ellos definitivamente, invoqué un lobo con la poca magia que me quedaba, y le ordené que atacara a mis agresores. Inició la embestida, pero debió ver al “pequeño” ogro como una buena presa, porque lo desmembró por completo, dando vía libre al grandullón. Con un par de zancadas y 2 porrazos, mató al lobo y me alcanzó. Solo fue una instancia, un momento, un segundo… Y recibí un ataque que me dejó sin aliento. Me creía muerto, y ya con las fuerzas de la flaqueza escapé lo suficiente como para lograr perderlo de vista. Conseguí recuperarme y anduve durante horas sin rumbo, sin dirección…

Caía la noche profunda, a unas horas del amanecer, y para mi maldita desgracia, encontré otra patrulla de ogros de los que nos estaban buscando. Me volvieron a encontrar y repetí una escena parecida a la anterior, solo que esta vez el lobo invocado con mi última voluntad mágica, se interpuso entre ese ogro y yo, dándome pie a huir. Lo perdí de vista y retomé la ruta.

 

Finalmente, como si del cielo se tratase, avisté la cueva donde se encontraban mis compañeros. Destruido moral y físicamente alcancé la cueva, y la reacción de mi llegada fue una mezcla entre alegrías, risas, monedas por la espalda, y preocupación. Miré al gnomo, íntegro y feliz y le eché una mirada fulminante. Arktk y Tormun estaban preocupados y se alegraron de verme. Toris y Sudeiman, por su parte se hartaron a reír ante el aspecto deplorable que llevaba y que viví gracias a la voluntad de los dioses.

¡Vaya! Mira quién es. ¿Como va, Lyrwen? - dijo el maldito bastardo.
Jajaja, el elfo esta vez se ha librado. – soltó Sudeiman mientras contaba unas piezas de oro que tenía en la mano.

Y así fue como los dioses se portaron bien conmigo y logré escapar del abrazo de la muerte. Es una buena historia de taberna, pero lo que me hicieron esos dos no lo olvidaré nunca…

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24/09/2018, 20:45
Eltoc el Melodioso

Despues de todas aquellas batallas contra ogros, todos estábamos cansados, lo notabamos. Menosmal que podíamos aposentarnos en aquella cueva escondida que Lyrwen encontró (todos le debemos una), como bien he dicho anteriormente estábamos cansados y el cansancio conlleva al hambre como bien todo el mundo sabe. Lyrwen y yo cruzamos miradas y los dos sabíamos que ibamos a hacer, después de ese instante los dos aclamamos "Vamos de caza volvemos en 2 horas para tener tiempo para descansar!" Preparamos el equipamiento y partimos a ello. Cabe recalcar que fué una caza tranquila pese a saber que un poblado de ogros querían nuestras cabezas, (no tenían suficiente con la de sus camaradas) una vez volviendo a nuestra escondrijo con el venado que habíamos conseguido cazar, Lyrwen y yo oímos algo que no entendimos pero sabíamos a la perfección lo que era, 2 ogros un niño y un adulto, recuerdo que casi me cago encima. Apoderado del miedo lancé mi hechizo de invisibilidad y corrí hacia la cueva, lo ultimo que se de Lyrwen es los ogros lo han detectado, espero que todo vaya bien, el sentimiento de culpabilidad lucha con mi coherencia. No me perdonaría si le pasará algo.

Diario de Eltoc el Melodioso, Memorias de los Dientecillos

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24/09/2018, 20:57
Guruk, Ogro

Era un día alegre en la tribu... La mayor parte de los guerreros estaban en Murann o en campamentos, y cuando volvían, traían suculentos botines. Entonces, alguien gritó que el poblado estaba siendo atacado... De repente, un montón de casas estaban en llamas, y para no variar, los que debían haber llenado las albercas no lo habían hecho. 

Por lo visto, uno de los guerreros y otros dos machos habían muerto, y habían dejado sus cabezas clavadas con cosas escritas... No importaba lo que ponía, esos gusanos iban a morir pisoteados de la peor manera y sus cadáveres colgarían de algún estandarte por aquél ultraje.

Guruk había perdido dos de sus hijos, uno por enfermedad y otro durante una caza en la que le acompañaba, ya sólo le quedaba un retoño, y encima no le habían escogido como guerrero para marchar con Sythilis a la guerra. Cazar a esos canijos sería su puerta a otro nivel en la sociedad de su poblado, así que agarró al mequetrefe, que aún no levantaba los dos metros del suelo, le dio un buen tronco y salieron como otras docenas de congéneres a buscar a esos malditos 'aventureros'.

Llevaban horas de búsqueda, y ya había tenido que darle unas cuantas collejas a su hijo cuando decía que estaba cansado y aburrido, y empezaba a parlotear. No es que Guruk fuera muy listo, pero con el vozarrón del niño, seguro que les oían.

Habían estado dando vueltas mucho rato, eso era cierto, cuando un 'creck' de una rama les hizo girarse. No estaban todos, pero al menos había un canijo con orejas de punta, y otro aún más canijo y también con orejas de punta... y pelos en la cara. odiaba los pelos en la cara, se te metían entre los dientes, pero no se trataba del valor nutricional que tuviera, si no del valor 'social'.

El diminuto de repente se hizo invisible, y el elfo hizo que las ramas comenzasen a estorbar de mala manera. Su hijo se quedó atrapado, pero Guruk pudo salir, eufórico y sediento de sangre. Los ogros muertos le importaban un ardite, las casas quemadas (Ninguna suya), le importaban aún menos, si es que eso era posible, pero pillar a ese elfo sería su pasaporte a un nuevo nivel de vida en la tribu. Se arrancó ramas y raíces, avanzó a grandes zancadas, y le endosó un golpetazo con el tronco mientras gritaba "triunfo!" en su idioma. El elfo cayó al suelo, rodando, y se puso en pie tambaleante. Apenas vivía, se notaba que podría caer al suelo de un momento a otro... ya era suyo.

Pero entonces, más raíces y ramas empezaron a molestarle cuando el druida empezó a parlotear en su lengua élfica de mariquitas. Ésta vez le tenían bien agarrado, y el elfo pudo lanzar un hechizo que hizo que dejase de tener cara de cadáver, y echó a correr tanto, tanto, que no pensaba que esos canijazos pudieran correr tantísimo.

Su hijo aún seguía atrapado, y Guruk pagó con él, a golpe de colleja, el que no hubiera salido de la maraña a echar una mano. Rabioso, siguieron buscándolos durante horas, rastreando la zona, ignorando haberlos visto cuando se cruzaban con otra patrulla... Nadie más tenía que encontrarlos.... Solo Guruk y su hijo.

Entonces sucedió. El elfo estaba aún más ensangrentado, como si se hubiera bebido una cabra, se veía agotado y débil, y sobretodo aterrorizado. Guruk gritó a Vaprak el Destructor, dios de los ogros, que le permitiese acabar con él, pero... a más palabrejas de aquél elfo, empezaron a aparecer dos lobos de la nada. No era problema para Guruk, pero los animales mataron a su hijo, lo que hizo que el padre se enfureciese aún más. Estuvo persiguiendo al elfo unos segundos que parecieron minutos, hasta que finalmente lo perdió de vista. Siguió corriendo un buen rato más, pero estaba claro que en algún momento, el maldito sarasa se había escondido y le había dado esquinazo.

Guruk no tenía ni elfo ni hijos. Ahora tampoco tendría su ascenso. Rabioso, empezó a gritar y golpear con furia los árboles a su alrededor. Cuando se le hubo pasado el arranque, siguió buscando al elfo algunas horas más, hasta que al caer la noche regresó, fracasado como tantos otros, a la tribu. Dijo que dos lobos habían matado a su hijo, que se perdió solo, pero en su fuero interno sabía que la había cagado pero bien. 

Si algún día tenía la ocasión, iba a hacer que esos elfos, esos humanos, esos MIERDECILLAS vieran cómo hacía PULPA a sus hijos delante de sus malditas narices. Por Vaprak que lo juraba.

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25/09/2018, 10:27
Zolkor, Gran trasgo

Aún no daba crédito a lo que había pasado. No sabía si era estupidez, bondad, o una trampa, pero con una gravísima herida lacerándole el cuerpo, unos primeros auxilios bastante hábiles y presionando la herida, se alejó tanto como pudo entre maleza, setos, y raíces de árboles de aquéllos que habían aniquilado a su patrulla... No fuera que alguno de ellos cambiara de opinión.

Había tenido que hablar largo y tendido a aquél elfo que hablaba trasgo sobre las defensas del fuerte, pero había salvado la vida... y por ahora eso era lo importante. 

Si sobrevivo... tal vez pueda alertar al fuerte de que se acerca esa pandilla de chalados... Pensó para sí. Pero era un pensamiento excesivamente optimista, a duras penas podía seguir caminando, la noche se echaba encima, y estaba gravemente herido. Tuvo que sentarse de espaldas a un árbol, viendo cómo la herida aún sangraba, y deseando no quedarse dormido. Si se quedaba dormido, despertaría siendo la cena de alguna bestia de aquél maldito bosque.

Zolkor no lo logró, pero milagrosamente, cuando despertó, era negra noche y seguía vivo. Había descansado, pero tenía hambre y sed, y la herida seguía doliendo horrores. Se levantó como pudo y deshizo el camino hasta el lugar donde los elfos, el humano y el gnomo habían liquidado a su grupo y le habían obligado a hablar, atado a un árbol.

Los cuerpos de sus compañeros no habían tenido tanta suerte y habían sido presa de algún carroñero que había dado buena cuenta de algunos de ellos. Afortunadamente, las bestias no habían tocado algunas de las raciones ni los odres de agua, ni otros materiales de primeros auxilios. Los aventureros habían dejado las armas, así que volvió a armarse, con un escudo y un hacha, comió, bebió, y llenó una mochila con lo que podía necesitar, además de cambiarse los vendajes.

Ahora... a llegar vivo al fuerte. Se dijo, y emprendió la marcha, a paso lento y cuidadoso. No quería volver a topárselos, ni a ninguna criatura peligrosa. Por la mañana se dio cuenta de que se había perdido, y tuvo que desandar el camino. Las horas pasaban, y volvió a caer la noche. Él no era el rastreador del grupo, así que ese no era su punto fuerte. Tuvo que buscar alimento cuando se le terminó, pero finalmente al siguiente día encontró el río y lo fue siguiendo en dirección al nacimiento. Zolkor no estaba contento, había perdido un tiempo precioso, y si habían decidido ir al fuerte, ya estarían allí hacía tiempo.

La caminata seguía siendo penosa y peligrosa, pero Zolkor procuraba evitar cualquier pelea, y racionar la escasa comida al máximo. Por fin, pudo oír de fondo la cascada, lo que hizo sonreír a su rostro colmilludo. Ya faltaba menos.

Al atardecer, comenzaba a subir por la pendiente junto a la cascada, que llevaba al fuerte a medio construir. No se había topado con ninguna patrulla, y aunque no tenía porqué habérselas encontrado, algo le daba mala espina. Terminó de subir la cuesta, y vio que habían fortificado con una empalizada los fragmentos de muro destruido, además de haber no uno si no tres guardias en lo alto de la torre. Definitivamente, había llegado tarde.

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01/10/2018, 12:08
Toris Manohechizada

El viaje desde los Dientecillos había sido muy duro, pero Toris no podía permitirse descansar aún. Mientras recorría las calles de Mercaderes acompañado por Artkt iba viendo cómo la situación había empeorado: la ciudad estaba cada vez más desierta, más abandonada, y la gente cada vez tenía peor aspecto. No quedaba mucho tiempo antes de que colapsara, y eso le recordaba a lo que aquel viejo mago le había contado la semana pasada sobre Artkt. Le había visitado para ver que es lo que le pasaba al mefit, para saber el motivo por el que no era capaz de recuperarse del todo a pesar de comer y descansar bien. 

- Algo muy grave y extraño le pasa. No sé cuanto le queda, pero no es mucho, antes de que colapse sobre sí mismo -fueron sus palabras. 

El anciano le pidió unos días para revisar sus tomos sobre magia arcana e invocaciones, y el elfo estaba ansioso por saber si el mago había dado con una solución. Después callejear por un buen rato llegaron a la "Tienda de objetos de mágicos de Kecyn", tal y como rezaba un escueto cartel colgado encima de la puerta. Por dentro estaba aún peor que la última vez; se notaba que habían venido más aventureros a comprar las últimas existencias, pues la mayoría de estanterías estaban vacías y el resto de objetos estaban revueltos y desordenados. El anciano no asomó, así que Toris optó por llamarlo, no sin antes echar la mano a la espada pues el silencio y el estado de la tienda le daban mala espina.

- ¿Kecyn? ¿Estás aquí?

- ¡Vaya! ¡Toris Manohechizada de la Armonica Enlatada! Enseguida salgo, me había quedado dormido -sonó desde la trastienda, mezclado con tosidos. 

Al elfo le hizo gracia que se hubiera quedado con su nombre, ser insistente tenía su recompensa. Soltó el pomo de su espada y saco un paquete de bacón seco de la mochila y se la dio a Artkt.

- Toma Artkt, estarás hambriento, come esto mientras yo hablo con el señor.

Dejó al mefit disfrutando de su comida en la entrada y pasó a la trastienda donde se encontró a Kecyn sentado junto a una mesa repleta de tomos polvorientos, enciendo las velas que se habían quedado apagadas durante su siesta. Con un gesto, invitó a Toris a sentarse a su lado.

- Y bien, ¿qué has descubierto? -Toris fue directo al grano.

- Directo al grano eh -río el mago-. Pues verás, como te dije, lo que le pasa es muy grave, pero aún más grave de los que esperaba. El mefit va a morir.

- ¿Cómo dices? -respondió Toris atonito. Las poca delicadeza y la firmeza de la afirmación le dejó casi sin palabras.

- Digo que al mefit le queda muy poco tiempo. Como imagino que ya sabrás los mefit son criaturas nativas de los planos elementales. Para que vengan al plano material se les tiene que invocar mediante rituales o hechizos muy poderosos. Pues bien, en el caso de Artkt el hechicero que lo invocó o bien no tenía los conocimientos adecuados o bien algo fallo durante la invocación. Mira, lee este memorandum -Kecyn le señalo un fragmento del diario de un invocador.

- Emmm... -Toris se pusó a leer con atención- ... parte de su alma ... ¿se ha quedado atrás? ¿Qué significa eso?

- Significa mi buen amigo, que después de traer su cuerpo al plano material, y antes de que su alma se transfiriera por completo el ritual se interrumpió o falló. Parte del alma de Artkt se perdió en el plano astral y nunca llego aquí. Y nada ni nadie, ni siquiera los dioses, pueden vivir sin su alma.

Toris comenzó a pasar páginas del diario buscando una solución, ¡tenía que haber algo!

- Ahí no encontrarás nada más -le dijo el anciano mientras le cogía la mano para impedir que siguiera pasando páginas-. No obstante, encontré una posible solución en este otro tomo -cogiendo un tomo antiguo con la portada y las páginas completamente desvencijadas-. Por lo visto es posible reparar un alma usando alta magia élfica, y también hechizos poderosos como los de los antiguos Netherinos.

Toris arqueo las cejas y puso una mueca de desagrado.

- ¡No tenemos esos medios ni los tendremos en un millón de años!

- No, no tenemos -respondió rápidamente-, pero hay algo que sí podría funcionar. Creo que siguiendo los mismos principios que usan esos hechizos podemos completar el alma de Artkt con otra alma. Pero no vale un alma cualquiera, ya que el alma de un mefit es un alma mágica por naturaleza necesitamos combinarlo con otra alma que sea mágica también. La mía no vale, yo aprendí a hacer magia mediante el estudio, pero hay criaturas que usan la magia de forma innata.

- ¿A dónde quieres llegar?

- Mi buen Toris, ¿sabes lo que es un familiar? -le preguntó mientas sonreía y le acercaba un pergamino mágico.

A Toris le llevo algún tiempo entender lo que significaba todo aquello. Leía una y otra vez los distintos tomos y el pergamino con el hechizo que le había dado Kecyn. Si no estaba equivocado, el anciano mago quería juntar su alma con la de Artkt. Cuando por fin creyó haber entendido el ritual le preguntó:

- ¿El hechizo es para que Artkt y yo compartamos nuestras almas?

- Así es. Si el ritual tiene efecto, vuestras almas serán solo una, y Artkt podrá vivir puesto que tu alma completará la parte que le falta. Pero debo advertirte que no sé si va a funcionar. Podríais vivir los dos, o podríais morir los dos. Entonces, ¿qué me dices? ¿quieres intentarlo?

Toris miró al mefit a través de la puerta. Estaba sentado en la entrada, apoyando la espalda contra la pared, comiendo los últimos trozos de bacón. Mientras le miraba el mefit levantó la mirada y vio a Toris mirandole, levantó el bacón y le sonrió. Bueno, o eso que hace Artkt. No necesitó pensar más.

[...]

Preparar el ritual llevo un par de horas más, pero finalmente todo estaba dispuesto. Kecyn unió las muñecas de Toris y Artkt con una cadena de plata y dio el pergamino a Toris, que iba produciendo destellos azules y blancos a medida que lo leía. Cuando terminó de leerlo un fogonazo de luz iluminó la sala y la cadena de plata se convirtió en traslucida, para poco a poco desaparecer.

- ¿Ha funcionado? -preguntó nervioso Toris.

Kecyn no contestó, pues estaba aún analizando la situación. Toris se sentía nervioso, pero también feliz. Se sentía curioso, pero también estaba contento. Miró a Artkt y este se miraba a si mismo mientras se palpaba el cuerpo. Y en ese momento el mefit comenzó a flotar, poco a poco, casi hasta la altura del techo. Y sonreía. En ese momento Toris sintió una emoción como la que no había sentido nunca, una sensación de inmensa felicidad, y se dio cuenta de que era la emoción de Artkt, era la felicidad de Artkt. Las lagrimas recorrieron las mejillas del elfo. Y él también sonrió.

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02/10/2018, 23:45
Eltoc el Melodioso

Ahora si que si,estamos en Mercaderes, no me puedo creer que al fin y al cabo hayamos sobrevivido a los mismísimos Dientecillos, bueno, un simple reto para la harmonica enlatada, ahora Tormund se ha unido a nosotros, si antes eramos fuertes ahora somos la maldita leche! Es un gran luchador y un gran clérigo y estoy seguro de que su raza se hará conocida gracias a el, quien sabe seguramente la utilizan como algún fonema significando curación o salvamento en el futuro...

Vale vale, eso de haber sobrevivido a los Dientecillos esta bien, pero... Tremendo diamante azul he tasado por 4000 monedas de oro, nos estamos haciendo ricos, y tan solo por jugarnos la vida.

Aproveche todo el oro que tenía para que mis compañeros se equiparán para ser mejores en combate, eso me hace pensar, que hago en este equipo? Soy gracioso, toco el laúd, canto bien, y siempre se sacar oro de donde había miseria pero, cuanto daño puede hacer mi minúscula ballesta, es como si lanzara plastas de trasgo a los enemigos, a veces me siento inútil. Pero intento evadir ese pensamiento, ya que hace cosa de 4 lunas era un nómada refugiado de su tierra natal y ahora tengo una familia, amigos de verdad, hermanos de distinta madre, llámalo como quieras.

Ahora me dirijo a mi taberna favorita "La copa rebosante" a ver si puedo interpretar algo para algunos mercaderes adinerados y así poder pagarme unas doncellas y unas cuantas jarras de sidra local, esto es vida si señor.

Diario de Eltoc, Mi verdadero lugar

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05/10/2018, 16:56
Andun Diente de Plata

Ya era de noche, y al despacho de Andun solo llegaba el murmullo de alguna festividad veraniega de la cosecha que poco le importaba al soldado. La vela sobre la mesa amenazaba con apagarse y dejarle con los libros de cuentas a medio terminar, así que el capitán abrió el cajón de su mesa, cogió otra nueva, y mientras la encendía, llamaron a la puerta.

Adelante...! Respondió el oficial, y un joven guardia de Brost se acercó con unos documentos. Era uno de los nuevos que habían reclutado para hacer frente a los problemas del camino a Petrasenda. Es decir, para que los veteranos se hicieran cargo del problema del camino mientras los imberbes mantenían el orden en el pueblo... Trabajo que dicho sea de paso no es que fuera agotador.

-El correo, Capitán. Hay noticias urgentes de la frontera.

Déjelo en la mesa. Dijo, mientras intentaba encender la vela. Al parecer la mecha estaba algo pringada de cera y le estaba costando prender. El muchacho se marchó, y Andun consiguió encender la dichosa vela y empezó a revisar las misivas, a buscar las dichosas noticias de la frontera.

La primera era del duque. Suponía que no sería demasiado urgente, así que pasó a la siguiente. Una carta de búsqueda y captura nacional, sellada por las autoridades de la capital. Algún otro criminal del Interregno que había desaparecido, seguramente. 
Entonces llegó a la tercera carta, que llevaba el sello del ejército. Seguramente sería esa. Abrió el sello, cruzó una pierna sobre la otra, y se recostó en la silla, haciéndola quejarse con un crujido, pues estaba tan vieja como la propia espalda que se apoyaba.

Comenzó a leer la carta. Informaba de escasos movimientos en los Dientecillos al este del camino Ímnescar-Mercaderes, y de prácticamente nulo movimiento de civiles hacia o desde Mercaderes a Musgolito o Brost. Nada que no se imaginase. 
Levantó la vista de la carta un momento pensativo, mirando al techo. Las sombras que proyectaban en él las vigas de madera bailoteaban al son de la vela, casi como siguiendo el ritmo de la música del festival que había afuera.

Por lo que había dejado caer un oficial superior en otra carta, era posible que Tezhyr se uniese al conflicto del lado de Amn tarde o temprano, si el Imperio de los Mercaderes finalmente no era capaz de controlar la situación por sí mismo. No solo era una mala noticia tener como vecinos a un reino de monstruos, si no que Murann ahora era un puerto pirata, que por lo que decían, hacía que redoblasen sus ataques a las rutas de Velen y hasta el espolón de Zazes. 

Tomó aire y volvió a mirar la carta. Se suponía que Tezhyr tenía espías en Mercaderes, y también enviaban información sobre el estado de las cosas allí. Arileth, una vieja conocida de Brost, se había erigido como campeona de la recuperación de Murann, y estaba reuniendo selunitas y aventureros para hacerles la guerrilla a los monstruos en los Dientecillos. Andun se sorprendió... Sabía que era una mujer de carácter, pero no se la esperaba en ese papel.

En la última parte de la carta, el comandante de las tropas estudiaba la posibilidad de utilizar él mismo algunos de esos grupos de aventureros, y solicitaba información sobre algunos de los grupos de los que habían oído hablar los espías en Mercaderes. Entre muchos que no conocía, había uno bien conocido: La Armónica Enlatada. Una sonrisilla se dibujó en los labios del viejo guerrero.

La carta terminaba ahí, así que sacó un papel y cogió una pluma también, la tinta ya estaba sobre la mesa. Cuando hubo mojado la pluma, se quedó pensativo antes de escribir algo... hasta que finalmente tocó el papel con la punta, y comenzó a escribir.

Estimado comandante:

Me alegro de que Tempus tenga a bien mantener la guerra lejos de nuestro reino un tiempo más, ya sea contra monstruos o contra Amnianos. Ojalá nuestras fronteras sigan seguras por mucho tiempo más.

En su carta me solicita información sobre algunos grupos de aventureros. De todos los que menciona, tan solo conozco a uno, pero he de decir que los conozco bien: me refiero a la Armónica Enlatada.

Si me hubiera preguntado por ellos hace apenas un mes, le habría dicho que no eran mucho mejores que cualquier otro grupo de buscavidas con ciertas habilidades, de aquellos que buscan oro fácil por unos días de riesgos y emociones. Es cierto que hace algo más de un año hicieron mucho por expulsar a trasgos y grandes trasgos que atacaron Brost, pero desde entonces han estado básicamente holgazaneando entre trabajito y trabajito sin demasiada importancia, preguntando siempre por adelantado cuál era el precio que Brost pagaría por sus servicios.

Sin embargo en su último trabajo me sorprendieron, y mucho. Su misión era adentrarse en profundidad en el Wéldazh y encontrar un puesto avanzado de grandes trasgos, posiblemente gente de Grughar, y averiguar su número. He de decir que volvieron con casi cuarenta orejas izquierdas, once esclavos liberados y amplia correspondencia entre Grughar y el capitán del puesto, que aparentemente funcionaba como una mina para extraer hierro para el ejército del Audaz. Aquello fue mucho más allá de su deber, y me sorprendió gratamente. 

Bien es cierto que el gnomo intentó sacar más tajada de la convenida, pero en general, creo que son gente de fiar.

Que los Dioses bendigan a Tezhyr y la Reina.
Andun Diente de Plata, Capitán de la guardia de Brost.

Sopló la hoja, para que se secase la tinta rápidamente y poder cerrar la carta, sellarla, y seguir con el resto de la correspondencia. Mientras soplaba, algo perturbó sus sentidos. La música sonaba extraña, como cacofónica. 

"Un par de músicos con demasiado alcohol" habría pensado cualquiera, pero Andun era un perro viejo, y aquella cacofonía traía un instrumento que conocía bien, mezclado con la orquesta y arruinando el concierto...

Se trataba del cuerno de alarma. 

El oficial se levantó con urgencia, descorrió las cortinas y miró afuera. Desde donde estaba, apenas podía ver a una o dos calles, pero sin perder el tiempo tratando de ver más, echó mano de su fiel espada y salió por la puerta deprisa. El aire que movió al correr hizo caer los sobres y la carta recién escrita al suelo.

Para cuando estaba llegando a la calle, el cuerno mezclado con música se había convertido en el cuerno mezclado con gritos...

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11/10/2018, 12:22
Toris Manohechizada
Sólo para el director

La luz del mediodía iluminaba tenuemente el laboratorio a través de unas estrechas ventanas protegidas por columnatas. El interior nada tenía que ver con la tranquilidad que transmitían los hermosos y verdes bosques del Wéldazh. Las paredes estaban recubiertas de estanterías llenas de libros, así como la las mesas y los atriles, totalmente ocupados por libros, pergaminos y papeles. Multitud de velas en distintas fases de consumición estaban repartidas por la estancia, aunque ninguna de ellas estaba encendida. En otro rincón decenas de probetas, frascos y viales llenos de líquidos de todos los colores borboteaban por el calor de las llamas, produciendo un sonido parecido al de un cocido puesto al fuego. Encima de una base de madera ya muy envejecida había un aparato con engranajes, lupas y discos que representaba la gran rueda. Una delicada mano hizo girar uno de los discos mientras pasaba al lado del artilugio. Acto seguido, el rubio elfo sonrió y miro al tembloroso ayudante que estaba al fondo de la habitación, y levanto su mano derecha.

De la punta de sus dedos surgió un chorro de magia blanquecina con destellos plateados que recorrió la estancia a gran velocidad en dirección al muchacho. El anillo plateado que portaba el joven ayudante brillo con intensidad, y un torrente de magia idéntico al que había proyectado el mago salió de él, chocando ambos efectos mágicos en el aire. Un fogonazo ilumino completamente la habitación, y para cuando la luz se había ido, allí donde se habían encontrado los dos conjuros no había más que un pequeño hilo de humo, como el que sale del incienso quemándose.

- ¡No ha funcionado! -exclamó el pequeño dragón que tenía al hombro.
- Ya lo veo –la voz del mago transmitía a la perfección la profunda decepción que le suponía el fracaso, no obstante, la preparación del experimento le había llevado semanas.
- Lo que pretendes hacer no es posible –el pequeño dragón se acurruco más en su cuello, tratando de ser todo lo suave posible.
- Ya lo sé.

Elvin cogió el anillo del dedo del joven elfo y lo coloco sobre un soporte especialmente diseñado. Después, con unos pocos gestos sencillos y unas palabras en dracónico volvió a introducir el hechizo en el anillo. Una mirada basto para que su ayudante se pusiera el anillo en su mano derecha; sabía lo que tenía que hacer, lo habían repetido multitud de veces a lo largo del último año.

- ¿Y si sabes que no es posible por que repites el experimento? –los familiares comparten los conocimientos de su amo, de modo que sabía perfectamente que el experimento no podía funcionar.
- Porque lo que sé puede estar equivocado, así que debo seguir observando qué es lo que ocurre y por qué.

Dándose media vuelta, miró a una pizarra que cubría completamente una de las paredes. Analizo concienzudamente todas y cada una de las runas mágicas que previamente había dibujado en ella, sin encontrar ningún error. Una vez hubo terminado, volvió a revisarlo desde el principio al menos tres veces, hasta que cansado del ruido que venía desde la puerta se dirigió hacia ella. Al abrirla se encontró al joven Erestor, hijo de Yávëtil, al que había tomado como ayudante como favor a su viejo amigo.

- ¡Señor Lysanthir! Llevo llamando casi una hora… –acertó a balbucear.
- ¿Y no has pensado que estaba ocupado? Es obvio que te he escuchado.
- Pero es importan…
- Me da igual, ahora estoy ocupado
–el mago hizo una pequeña pausa a proposito, para dar la oportunidad al chico de explicarse, a la vez que hacia el ademan de cerrar la puerta.
- ¡Me ha llegado un mensaje de Toris!
- ¿Está en graves apuros? –dedujo con rapidez, y volviendo a abrir ligeramente la puerta.
- Ha dicho algo de un experimento fallido señor... ¡Creo que va a morir, pues ha suplicado ayuda! -exclamó visiblemente alterado y sorprendido, pues sabía que Toris no pediría ayuda por otro motivo.
- ¿Toris? ¿Es Toris? –el dragóncito se encaramo al hombro del mago, con los nervios completamente perdidos- ¿Qué le pasa? ¿Qué le pasa? ¿Vamos a ayudarle?
- Sí, ve con Erestor –el dragóncito bajo de un salto y se marcho volando–. Erestor, que preparen la enfermería, y avisa a los sacerdotes para que estén preparados. Yo voy a ir por él.

Elvin cerró la puerta y volvió a escrutar los símbolos mágicos de su pizarra. Se desconcentro un segundo recordando a Toris y las eternas discusiones con él en las clases de experimentación. Ese jovenzuelo siempre le replicaba y le tomaba el pelo siempre que un experimento no surtía efecto. A pesar de ello, él siempre vió algo en él, y aunque tenía muchísimo talento era poco equilibrado mentalmente, y por eso fracasó. En ese instante Elvin tuvo un momento de inspiración: “poco equilibrado...” pensó, “podría ser”, y se dirigió con presteza hacia la pizarra. El nerviosismo hizo que tirara unos libros que estaban en la esquina de una mesa, pero no se paró a recogerlos. Con un gesto de la mano cambio unas runas que había escrito casi en vertical, allí donde se acababa la pizarra, y dio unos pasos atrás para observar entera toda la pizarra. 

- Tengo que confirmar esto en cuanto tenga tiempo –sonrió picaronamente y desapareció dejando un ligero rastro de polvo allí donde se mantenía de pie.

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13/10/2018, 14:24
Eltoc el Melodioso

No esperaba que esto pudiese llegar a este nivel, nada mas pensar en ese súcubo tremendamente sexy se me retuercen los huesos,y la entrepierna. Ahora esa tal escarcha me ha dado una flauta "por si la necesitamos", creo que la harmonica enlatada no necesita ayuda de una mujer con el corazón helado.

-¡No te acuerdas de que paro un espadazo de Toris con la mano!- exclamó Lyrwen el de la Buena Suerte
-Se parará lo que quieras con la parte del cuerpo que tu quieras pero... ¿Una Flauta? Si fuese tan poderosa acudiría a nosotros en cuanto Sudeiman se chocará contra una piedra, Lyrwen nos pierda o Toris la cagará mandando ordenes como hace casi siempre- Exclamé sarcasticamente.

Lyrwen cada vez pensaba que era mas idiota, o almenos eso pensaba yo, pero también sabía que cada vez hacíamos mejores migas.
Me estoy empezando a hartar de llevar a gente que no pertence al grupo con nosotros, menos raciones, menos sigilo, menos diversión porque claro, como són prisioneros, ni tienen sentido del humor ni nada, encima los devuelves a su hogar sanos y salvos (mas o menos) y ni te invitan a una jarra de sidra ni de cerveza,l lamentable pero cierto.

Diario de Eltoc, 3 días sin cerveza.

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13/10/2018, 19:23
Artkt

Cavernas. 

Esa palabra significaba 'desconocido', peligroso y extraño para la gente del Primer Plano Material, pero para Artkt, significaba 'hogar'. Significaba aquello donde había nacido y vivido toda su vida. Era como estar en casa. 

Para la gente del Material, las cuevas eran todas oscuras e iguales, pero para alguien hecho de tierra y piedra, habían miles de matices que simplemente se le pasaban por alto a los humanos y los elfos... incluso a los gnomos y los enanos. Suponía el méfit que del mismo modo que a él todos loa matojos le parecían iguales, y todos los árboles le parecían iguales, pero los de la superficie parecían saber exactamente cual era cual.

Ese era el mundo de Artkt. Un mundo de cavernas sin fin, en el que por mucho que cavases hacia arriba, nunca habría una superficie que alcanzar. Un mundo de criaturas de las que los humanos no habían ni oído hablar, pero que para él eran sus vecinos. Un mundo donde la luz provenía de hongos y el aire de grietas en el suelo, y el agua de filtraciones. Y allí era feliz, en realidad. Muy feliz.

Por algún motivo, las criaturas de los planos elementales podían ser llamadas con hechizos por magos de otros Planos para que hiciesen cosas por ellos. para Artkt y los suyos, eso siempre era algo que le había pasado al familiar de un conocido de un amigo... nunca algo que realmente pasase. Por eso, cuando sintió un extraño hormigueo, al principio ni se le pasó por la cabeza que se tratase de aquello... Hasta que una voz desconocida y la sensación de que le estaban arrancando las piedras una a una se apoderó de él, y pronto dejó la caverna con cristales azulados y turquesas en la que caminaba, para estar en un lugar hecho de piedra moldeada, trabajada, y con luces de velas. Artkt se sentía horriblemente mal, y mientras intentaba levantarse, oía unas voces que hablaban entre sí en una lengua que no conocía.

Eran grandes trasgos, aunque el méfit aún no lo sabía. Ni sabía por lo que iba a pasar a partir de entonces. Aquellos tipos le hacían trabajar dándole con un látigo. Artkt ni se enteraba cuando le daban, pero suponía que si se resistía empezarían a darle con un pico o algo que sí doliese, por lo que cuando se acordaba fingía dolor y se apresuraba más.

El tiempo pasaba de forma diferente en aquella prisión de tierra. Artkt no recordaba haber estado a disgusto en una cueva antes, pero aquello era muy desagradable. No se sentía en plena forma, le obligaban a trabajar, y tenía aún más miedo de lo que hubiera fuera que de sus captores. 

En las historias de viejas, aquello se pasaba en unos minutos, pero... Podía asegurar que llevaba días así. Empezaba a desesperarle pensar cuánto más le faltaría, hasta que la Armónica Enlatada apareció a sangre y fuego trinchándolos a todos. No le dieron ninguna pena los grandes trasgos. A los humanos los trataban incluso peor: Los hombres recibían golpes que les hacían sangrar si sus cuerpos blandos no trabajaban lo suficiente, y las mujeres estaban siempre llorando y encerradas, haciendo con ellas cosas que a todas luces no querían... Pero a los trasgos no les importaba. Al infierno con ellos.

Por supuesto, Artkt no había tenido una buena primera impresión del Primer Plano Material, pero aquellos guerreros ya venían de salvar a otra gente... y los demás esclavos parecían confiar ciegamente en ellos. Les ayudó a salir, y aquél 'bosque', como le llamaron, le pareció la cosa más extravagante y loca, mucho más de lo que podría haber imaginado. Un techo de altura sin fin, del que caía agua de unas volutas blancas a una altura imposible y cambiaba de color con la luz de aquellas dos bolas, la amarilla el sol y la blanca Selune. 

Todo aquello era simplemente alucinante. Aún esperaba regresar algún dia, cuando pudiera... pero mientras tanto agradecería a sus blanditos amigos luchando por ellos, y seguiría acumulando experiencias que contar cuando regresase a su caverna-ciudad.

Puede que algún dia todo aquello no fuese más que otra historia del 'conocido del amigo de un familiar' para alguien, pero como dijo un tipo en una taberna: 'que me quiten lo bailao'

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14/10/2018, 11:12
Ázuran Drazer

La varita era esplendida. Sin duda, mi mejor obra hasta el momento. Cogiéndola con mis dedos la eleve para colocarla allí donde le diera mejor la luz, para observarla mejor. Magnifica. Lastima que no pudiera pagarle los materiales que le debía a Kecyn, pues me la quería llevar ahora mismo, pero había sido incapaz de encontrar un trabajo durante esta semana. Fue en ese preciso instante, cuando pretendía llevar a un acuerdo con mi anciano maestro que un grupo de seis aventureros entró cual tropa de orcos en la tienda.

Eran un humano enlatado, ¡un elfo con espadón!, un elfo desaliñado, un enano también enlatado, un gnomo con un laud,... ¡Menuda tropa! Parece el inicio de una chanza del estilo "¿Qué hacen un humano, dos elfos, un enano y un gnomo entrando en una tienda?", pero es que además, y por si fuera poco, les acompañaba ¡un méfit de tierra! Pero no parecía ninguna broma porque uno de los humanos y el méfit parecían estar muy graves. Sus amigos los colocaron sobre las mesas y todo pasó muy rápido, pero básicamente el elfo del espadón le pidió ayuda a Kecyn para enviar un recado mágico a otro elfo para que le ayudara. No sería una chanza pero desde luego la historia no tenía desperdicio.

Los minutos pasaban lentamente, y el elfo ese no aparecía por ningún lado. El silencio comenzaba a hacerse molesto, y puesto que hablar del tiempo me parecía banal comencé a hablar de mí mismo:

- Por cierto, mi nombre es Ázuran. Soy ayudante de Kecyn, aquí, en la tienda.

"¡Bravo!", pensé, "¡Mucho mejor que hablar del clima!". No recibí unas respuestas muy efusivas. Normal, claro, sus amigos estaban muriendo. No obstante, el silencio volvió a hacérseme molesto en un rato así que continué hablando y esta vez ya no paré.

- Pues yo nací en Murann. Mi padre era cazador y mi madre se encargaba de la casa, ¿sabéis? A mí me gustaba ayudar así que primero ayudaba a mí madre en casa, pero más adelante trataba de traer dinero a casa. Hacía trabajitos por aquí y por allá. Por ejemplo, en el mercado, donde me dedicaba a vigilar que nadie robará en los puestos, y me llevaba algunas propinas. Soy muy observador y tengo buena vista, ¿sabéis? También me dediqué a organizar libros en una librería, y claro aprovechaba para hojear de vez en cuando, por eso sé un poquito de todo. Luego ya de más mayor ayudaba a mí padre con la caza. Bueno, creo que él me llevaba más bien para que aprendiera. Y aprendí, soy bastante sigiloso, ¿sabéis? -esa vez tampoco obtuve ninguna contestación así que decidí no volver a buscar una interacción; no quería ponerme pesado-. Mi padre me enseñó mucho sobre la naturaleza y a mí me gusta. Recorrimos juntos bosques, colinas y montañas. Aprendí mucho sobre la zona con mis viajes, que es cómo acabé aquí con Kecyn. Me cogió como aprendiz y estuve aquí unos cuantos años.

Hice una pausa mientras el grupo atendió a los convalecientes lanzándoles hechizos de resistencia de oso. Dejé pasar un tiempo prudencial y después continué:

- Pues eso, que después de unos años aquí, en Mercaderes, volví a Murann y pedí en ingreso en la cofradía de alquimistas. Sólo me cogieron como sirviente pero bueno, al menos pude entrar. Unos largos meses después me ascendieron a mayordomo por mi buen hacer, y aprendí mucho sobre modales y protocolo. A eso le saco mucho partido hoy en día. El tema es que finalmente me aceptaron como estudiante para aprender a hacer magia. Soy mago, ¿lo había dicho? Y sé fabricar varitas. Ahora mismo trato de ayudar a Kecyn con su tienda pero de vez en cuanto acepto trabajitos para ir a los Dientecillos y poder quedarme algunas de las que hago. Por ejemplo esta última que he hecho...

¡Y justo cuando iba hablarles de mi última y esplendida varita... ZAS!! ¡Aparece un elfo solar en medio de la estancia! El tío no dijo nada, solo que se los llevaba, y ¡¡ZAS!! ¡Desapareció otra vez! Y ahí nos quedamos todos, con tres palmos de narices y sin el elfo todo raro del espadón y el bicho de piedra con alas. No será una chanza pero a mí ya me lo estaba pareciendo, así que empecé a mirar dónde estaba el ojo arcano por el que nos estaban viendo desde la taberna de al lado, riéndose de nosotros.

La espera se hizo larga y ni aviso ni nada, no tuvimos más noticias en más de una hora, y estos no parecían querer saber nada más de mi vida. Pero yo necesitaba un trabajo y estos mangarranes... ¿a dónde iban a ir? ¡¡Un humano guerrero, un elfo druida que parecía no saber dónde estaba, un enano clérigo y un gnomo bardo!! En esta situación la pregunta no podía ser más obvia:

- Disculpen caballeros, tal vez no sea el mejor momento, pero... ¿no necesitaran los servicios de un mago, verdad?
 

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13/11/2018, 17:02
Ázuran Drazer

- Zaakuun o okaarlar a khroruun herekaan.
- No, Eltoc, no
-dijo Ázuran tratando de no parecer condescendiente-, eso significa "Vengo e entregar a nuestros prisiones".
- Joder, es que hablan como si se mordieran la lengua a propósito -se quejó el bardo-. A ver, dímelo otra vez.
- Vengo a entregar a estos prisioneros: "Zaakuun a okaarlar a oruun herekaaguun".

Sin prestar mucha atención a las clases de lenguaje trasgo, Sudeiman hablaba con Tormund sobre dónde estarían Toris y Arkt y sobre cómo estarían. Alguna puyita le cayó a Toris, y Ázuran pensó que era una buena ocasión para integrarse más en el grupo.

- ¿Sabéis qué? Al Toris ese me gustaría conocerlo alguna vez, parece un tipo curioso. Mirad, una adivinanza. Toris entra a la posada y le pega un guantazo a Lyrwen, se va al fondo de la posada y acaricia a Artkt. Al día siguiente Toris entra a la posada y le pega un guantazo a Tormund, se va al fondo de la posada y abraza a Artkt. Al día siguiente Toris entra a la posada y le pega una leche a Eltoc, se va al fondo de la posada y le hace mimos a Artkt. Otro día Toris entra a la posada y le hace una zandacilla a Sudeiman, y después se va al fondo de la posada y abraza efusivamente a Artkt. ¿Cómo se llama la obra de teatro? -Ázuran hizo una pausa para ver si alguien lo adivinaba- En el fondo, Toris es bueno -dijo finalmente, y todos se mearon de la risa.

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14/11/2018, 19:25
Eltoc el Melodioso

Este chaval ázuran es un tío encantador, me recuerdo a las historias que me contaba mi primo Dolund, sobre otro mundo donde los humanos van con tejanos y cuero i se baten en duelos al sol con una especie de mosquetes muy cortos hecos de metal, pero este tío, lo hace con putas varitas, es una maravilla ver como se mueve mientras peleamos, se me pone durísima de verdad.

Ahora mismo me esta enseñando a hablar trasgo solo de pensar que podré hablar el mismo idioma que esos sebosos se me retuerce la entrepierna (como siempre).

Echo mucho de menos a Toris y a ese monstruoso y amigable mephit, solo de pensar que alomejor ya no puedo volver a disfrutar de su compañía me entran ganas de seguir bebiendo mas. Ahora que no esta intentaré tomar el mando un poco en el grupo, ojo no quiero ser el jefe pero si un líde5r ahora que Toris no está, por muy capullo que fuese el era nuestro líder y nosotros sus fieles compañeros.

Sudeiman tambiém parece desanimado y parece que se esta tomando un poco mas enserio esta aventura, me encantó que tomará la decisión de ir a ver a Arileth sin haberseme pasado por la cabeza.

Lyrwen y Tormund parece que se llevan estupendamente, con la perdida de Toris y el nuevo fichaje en la Harmonica Enlatada esto solo acaba de comenzar.

Diario de Eltoc la nueva tuerca.