Partida Rol por web

Los días anteriores habían sido agotadores, era cierto, pero el punto álgido de la misión puso a prueba la resistencia de la Armónica Enlatada.

Ahora estaban en una plaza de armas de un castillo, uno grande, de una ciudad importante, que sólo Tormund reconoció.... Dárromar, la capital de Tezhyr, y llevaban consigo la cabeza de Grughar el Audaz, líder de los grandes trasgos del Wéldazh y molesto enemigo de los elfos del bosque y el reino de Tezhyr, aliado de los ogros que habían tomado Muran... y en las últimas horas, también Mercaderes. En resumen, una pieza importante del tablero. Quizá no crítica, pero sí importante, y eso era mucho decir en unos días en los que las buenas noticias no abundaban.

El castillo de Faentarn estaba construido en granito, una obra muy poco habitual y de excepcional dureza, por lo que el castillo, incluso sin haber visto toda su panorámica desde el exterior, ofrecía una impresión de invencibilidad tremenda. Los soldados, que sabíais ahora que se trataban de los mismísimos Guerreros de la Estrella, la guardia de palacio, empezaron a organizarse para sanarse los unos a los otros y a la Armónica Enlatada, y no perdieron tiempo en recoger la cabeza y llevarla al templo, donde los sacerdotes se encargarían de que Grughar no volviera a ser un problema nunca más.

 Un oficial de los Guerreros de la Estrella se acercó al grupo, que aún se estaba reponiendo de todo lo vivido, y descansando, haciéndose a la idea de que después de días de pisar territorio enemigo, por fin estaban a salvo, probablemente en uno de los lugares más seguros del reino. Se presentó como Vander Stillhawk, de quien Azuran sabía había sido aventurero y amigo personal de la Reina durante los años de la guerra civil. 

¿La Armónica Enlatada, debo suponer? Curioso nombre... Dijo algo extrañado. Un trabajo impresionante. Acompáñenme, necesitamos un informe detallado ahora que lo tienen bien fresco, y después podrán comer, beber y descansar debidamente, se lo tienen más que ganado.

La Armónica llegó a un despacho, donde Vander dejó su arco largo de evidente manufactura élfica, apartó muchos papeles y sacó un plano del Wéldazh, que la Armónica cotejó con el que habían hecho. Vander preguntó sobre cómo había ido su misión, y mucho sobre las defensas, entrenamiento y equipamiento del enemigo, haciéndoles también preguntas más de corte estratégico que no supieron responder, y sorprendentemente, consultó detalles sobre el terreno de un modo en que lo haría un experto rastreador. La conversación se alargó tal vez un poco más de lo previsto, y el asunto del dragón y los elfos no parecieron preocuparle demasiado, o quizá tan sólo es que ya estaba al corriente de esos asuntos.

Excelente. Dijo cuando hubieron terminado, e hizo un gesto a uno de los guardias. Acompáñeles a sus aposentos, y que les sirvan buenas viandas y bebestibles. Se levantó y dio la mano firme y agradecidamente a cada uno de ellos. Éstos hombres han ahorrado muchas vidas hasta ahora, mañana hablaremos de sus merecidos honorarios.

Tras efectivamente comer y beber en abundancia, descansaron en un barracón de invitados, con camas cómodas y limpias, que fueron como dormir en una nube para sus cuerpos agotados. Aunque Lyrwen, como era de esperar, se despertó en primer lugar, no fue hasta que todos estuvieron despiertos y desayunados que un joven con los colores del ejército les mandó llamar.

Les explicó que tras informar a Su Majestad de las noticias que trajeron, fue ella misma quien quiso hablar con la Armónica Enlatada, ésa misma tarde, tras la hora de comer. Les instó a que se acicalaran y se arreglasen para la recepción. Tenían una mañana para encontrar una ropa aceptable, así que no fue demasiado difícil. Quizá un poco más para Tormund y Eltoc, pero nada remarcable.

Después de comer, el mismo joven les acompañó al salón del trono, donde obviamente no pudieron entrar armas, ni era bien visto entrar con la armadura puesta.

El salón del Trono había sido intensamente reformado desde la coronación de Zaranda, para ajustarlo al aspecto de regencia benevolente bajo la guía de la diosa Siamorfhe, quien, según se decía, se había aparecido en aquélla misma sala el día de la Coronación, dando con ello su aprobación y bendición a la nueva reina. La sala del trono amenazadora y atemorizante de los anteriores regentes ya no era apropiada. Se había convertido en una estancia más luminosa, con estatuas y decoraciones de mármol blanco, por sobre todas ellas y detrás de los monarcas una grande y lujosa de Siamorfhe, y en los tapices y vidrieras ya no habían escenas de batallas victoriosas, si no de encuentros diplomáticos, ciudades en construcción, de la Diosa y de consejos históricos que han ayudado a reconstruir el Tezhyr de hoy. Pero sobretodo, ahora no había un único trono, si no dos, el de la Reina Zaranda Estrella, y el del Rey Consorte Jaédrak III, quienes esperaban a los aventureros.

No lejos había un hombre de aspecto regio, vestido de rojo y entrado en los cincuenta y tantos y una mujer de piel muy oscura, que Eltoc reconoce inmediatamente como Vajra Valmeyjar por su grillete en la mano izquierda. A Vajra se la conocía en su época de gladiadora esclava y de aventurera (Tras liberarse de sus amos en Calimshán) como la Loba de Manshaka, y su habilidad con las armas es legendaria. Actualmente, tras ayudar en la guerra civil del lado de Zaranda y demostrar su lealtad, se ha convertido en Duquesa de Ankaram, al sur del reino. 

El mayordomo presenta a cada uno de los aventureros tras un carraspeo. Tormun, algo más habituado a protocolos, les había explicado cómo debían comportarse, aunque se decía que la Reina, a pesar de todo, tampoco era una amante de los formalismos.

Ázuran Drazer, de Murann! Quien dio muerte a Grughar el Audaz!
Eltoc el Melodioso, trovador de las islas de Lantan!
Lyrwen el Afortunado, del Wéldazh, señor de los Árboles de Silvanus!
Sudeiman el Estoico, de Murann, miembro de la Guardia de Brost!
Tormun de Helm, apodado El Firme, de los Campeones Vigilantes de Saradush!

Tras la presentación de Sus Majestades, Zaranda les pidió que se acercasen, rompiendo un poco el protocolo que marcaba una distancia formal.

La Reina parecía tener menos de treinta años, y miraba con simpatía a los aventureros, herencia probablemente de su vida anterior como aventurera en el Tezhyr en guerra. Se dice que su edad real está en los cuarenta, y que antes de la Coronación tenía la nariz torcida por una pelea, y severas quemaduras en la cara, pero que la Diosa la bendijo con una curación de sus heridas y un visible rejuvenecimiento. Sin embargo, el curioso mechón blanco de su cabello le ha acompañado toda su vida. 
Es alta, casi tanto como Sudeiman, y puede adivinarse entre sus ropajes reales que aún conserva la complexión y el vigor de una gran guerrera. 

Jaedrak, por su parte, también recibió la bendición de Siamorfhe, rejuveneciéndole hasta unos veintitantos. Su aspecto, aunque saludable y vigoroso, no resulta tan imponente como el de su esposa, pero su mirada sí resulta más analítica que el de su reina.

Bienvenidos a Faentarn, amigos. Dijo la Reina, sonriente. Nunca sobra gente dispuesta a jugarse la vida por el reino. Hay muchos que lo hacen por los tesoros, pero las recomendaciones que llegaron de parte de Lady Arileth y el Capitán de Brost hablan de otra cosa. Habéis prestado un gran servicio a Tezhyr, y Tezhyr cumple con sus compromisos, y con sus amigos. La Reina miró al hombre que esperaba junto al trono, al lado de Vajra. 

¿Cuál era la recompensa por Grughar? ¿7.000? 

 5.000, Majestad. Se asignaron 2.000 por información, y 5.000 por su cabeza.

-La Reina asintió. 8.000 entonces, pues no sólo habéis traído información de sobra, si no que resultó ser bastante más complicado de abatir de lo esperado. Miró a Lyrwen. ¿Esa mano la perdísteis en el Wéldazh? El elfo asintió, y Zaranda miró de nuevo al hombre de rojo. ¿Cuánto cuesta un hechizo que le devuelva la mano?

-Más de 900 monedas de oro la última vez que consulté al sacerdocio, Majestad.

-Que sean menos. Ha sido una grave herida luchando por nuestro país.

-Majestad, el clero de Siamorfhe tiene sus tarifas, y...

-La reina suspiró fuerte mirándole. Que sean menos, he dicho. No seáis ruin, por favor. Mientras aún hablaba al hombre, señaló a Lyrwen. ¡Ha perdido una mano, por los Dioses! Que lo tomen como un favor, y no pase de la mitad.

El hombre frunció el labio un momento, pero asintió. Así será, Majestad.

La Reina también asintió. Vajra miró de reojo al hombre de rojo y se sonrió, a punto de reír por lo bajo.

Las cosas se siguen complicando. Admitió. Al norte tenemos a los monstruos de Sithylis, y a los nunca amistosos amnianos, airados por el asunto de Riatavín y Petrasenda*, al oeste, en el mar, los piratas se hacen más fuertes teniendo base en Murann, y ahora al sur se adivinan nuevos problemas. Pequeños grupos de élite como el vuestro pueden marcar la diferencia... si aún estáis disponibles para un nuevo contrato, por supuesto...

Con un gesto, dio la palabra a los aventureros.

Azuran miró a Eltoc, esperando que tome la palabra, dispuesto a hacerlo él si el gnomo se muestra ausente o superado por el escenario.

Sudeiman, pese a saber que no era el adecuado para el momento no dudó. Dio un paso adelante y se arrodilló.

-Mi señora, como guardia mi deber es proteger a aquellos que no pueden valerse por sí mismos y mantener la paz. No obstante, yo mismo también tengo objetivos, mi familia vivía en Murann, no se que puede ser de ellos, y no solo eso, sufro por las gentes de Amn y Thezir. Esos bandidos no de detendrán allí, seguirán avanzando, y he jurado dar mi vida a proteger a esta gente. Estoy dispuesto a ayudar en otras tareas, pero no me gustaría estar lejos de la zona, porque llegado el momento daré hasta mi último aliento cuando la guerra sea inevitable.

Majestad como bien ha dicho mi hermano de escudo Sudeiman, habló en nombre de todos cuando digo que daremos, nuestras armas y nuestra vitalidad para que este nuestro reino sea temido por esos bandidos y que recupere la gloria de antaño-dije atemorizado.

Notaba la mirada de admiración de Azuran, con un tono de vengo habla!
Esta lucha no era mi causa, ahora es la de todos.

Majestad! En todos mis años de vivencias nunca antes alguien había hecho un acto tan compasivo por mi... le muestro mi más sincera gratitud por su amabilidad. Tenga por seguro que ponemos nuestras armas para esta encomienda, tal como han dicho mis compañeros. Puede confiar en nosotros. ¡Por testigo pongo a esta sala que volveremos victoriosos!

Tormun ha estado que no cabía en sí de orgullo al saber que iba a ser recibido por la mismísima Reina. En ese momento, se encontraba feliz, pues aunque para algunos pudiera ser 'una persona más', Tormun había vivido la guerra muy en primera persona, y ésa era 'la' persona que había conseguido no sólo ponerle fin, si no darle un buen final.

Como Vigilante de Helmo, es mi deber dar mi vida y la vida para la defensa de éste reino. Decid, y mi espada estará a vuestro servicio.

La Reina sonrió a los compañeros de la Armónica. 

Me alegra vuestra disposición. Profundamente. La Reina se pone un poco seria antes de hablar. En el norte, como sabéis, los monstruos ya han tomado Mercaderes, aunque aún hay algunos grupos de resistencia y guerrilla al sur de la ciudad, por lo que sabemos. Seguramente esperando refuerzos. El territorio de Sithylis ahora comprende los Dientecillos y las dos ciudades amnianas. Desde su posición pueden atacar tanto las ciudades sureñas de Amn, como decantarse por Musgolito o Brost. Son presas menos suculentas que una ciudad amniana, sin duda, pero si se hacen con el control del bosque, echarles va a ser mucho más que una cuestión de suerte. 

Necesitamos que caigan otros caudillos. Grughar reunió bajo su bandera a muchos clanes de grandes trasgos y con su liderazgo los convirtió en algo bastante potente y los puso al servicio de Sithylis... esperamos que se dividan de nuevo con la caída del Caudillo y dejen de aportar tanta fuerza a los ogros magos.

Muchas otras tribus se han unido. Hay al menos dos grandes caudillos gnoll en los Dientecillos, uno al este y otro al oeste, y otros dos que se disputan el liderazgo de su raza entre los osgos, por poner algunos ejemplos. Si esos caudillos caen, Sithylis se debilitará, y a medida que amplíe sus tierras y pierda tropas, o se subleven o retiren, tendrá que hacer frente a más problemas internos que nos darán tiempo y ventaja.

Otro duro golpe sería acabar con Cyrvisnea, la consorte y segunda al mando de Sithylis, otra ogra maga. Creemos que está en Murann, desde donde dirige ciertas operaciones y coordina Murann, a los piratas, y realiza trabajos más administrativos, aunque también es una jefa militar, y ya se lo ha demostrado a los Amnianos.

A propósito de Murann y Mercaderes, Lady Arileth y buena parte de los selunitas que la seguían están desaparecidos. Creemos que se han ocultado en el Wéldazh, pero... son sólo suposiciones. Por el momento no hay noticias de que hayan conseguido llegar a Brost o Musgolito.

Se acarició la punta de la nariz un momento.

Otro punto importante son los piratas. Desde las Nelanzher se sienten muy seguros, pues navegar por esas aguas es increíblemente peligroso, y los pasos seguros los transmiten de forma oral. Pero Murann es otra cosa. Han tomado el astillero y lo han puesto a trabajar. Pronto podrían crecer en número, rapidez y peligrosidad si no se hace algo al respecto.

Se ha pensado en incendiar los astilleros de Murann, o en acabar con su jefe, en uno de los islotes. Eso debería descoordinarlos un poco. Por otra parte, hay un viejo mago que ha hundido, según se dice... docenas de barcos piratas en los últimos años, a base de bolas de fuego, en cuanto se acercan a su isla. Tal vez hablar con él... sería una buena forma de saber más sobre su archipiélago, y quizá unir a un hábil aliado a la causa.

Tomó un poco de agua de una copa que tenía al lado.

Y por último... Teldorn Negraesperanza. Un caballero oscuro de Bein, el dios de la tiranía, se ha decidido a actuar, y sus tropas marchan por el sur de Tezhyr, donde ya han saqueado un par de aldeas. Tenían base en Mintar, una pequeña región etranjera sin demasiada importancia comercial... salvo para los Zhentárim. Es cuestión de días que busquen una presa más grande en territorio Tezhyriano ahora que el grueso de nuestras fuerzas está al norte y al oeste del país. Es necesario recopilar información vital sobre sus números y objetivos mientras redistribuimos tropas y solucionamos los problemas del norte.

Los miró, quizá algo apabullados por tantas cosas por hacer.

Teneros trabajando en cualquiera de esos asuntos nos podría ser de gran ayuda. Pensadlo con calma... y hablad mañana con la Duquesa Vajra, cuando tengáis una respuesta, y hablaremos de honorarios.

-Su majestad, me gustaría tener más información sobre Arileth y los selunitas, que ha pasado?

Poco se sabe, en realidad. Admitió con una expresión preocupada. Arileth se encargó de mantener unas buenas relaciones en la frontera norte, es una buena mujer. Por lo que cuentan algunos que huyeron de Mercaderes, los selunitas se quisieron quedar hasta el final. Podría haber pasado lo peor, pero con un poco de fortuna, lograron huir antes de que la ciudad cayese. De haberlo hecho, huir a los Dientecillos sería un suicidio, así que deberían haberse retirado a algún punto del Wéldazh, o quizá se hayan reunido con algún grupo de resistencia. Los Dioses no lo quieran... puede que haya sido capturada, pero hasta donde sabemos, su familia no ha recibido -aún- ninguna solicitud de rescate.

Ázuran dió un paso al frente y haciendo uso de todo lo que sabía sobre protocolo, se dirigió a la reina:

-Majestad, la Armónica Enlatada agradece sus amables palabras y su enorme generosidad. Ésta noche repondremos fuerzas y nos prepararemos para seguir luchando contra las fuerzas del mal y el caos. Discutiremos entre nosotros y comunicaremos a la excelentísima Duquesa Vajra nuestra decisión. Es un honor servir a gobernantes justos como vos.

El grupo se despidió de sus Majestades, y se dirigieron de nuevo al barracón, a por sus cosas. Un joven helmita esperaba a Tormun, y le entregó una misiva urgente, que el enano leyó de inmediato. No era demasiado larga, pero al enano se le frunció el ceño a medida que la leía.

Mientras cerraba el pergamino, miró a sus compañeros. El deber me llama. Han anulado todos los permisos, y debo volver a filas. Aún no sé a dónde me envían. Compañeros, ha sido un placer luchar a vuestro lado. Dijo dándoles la mano amistosamente a cada uno de ellos. La despedida fue breve, ya que quería marchar cuanto antes a cumplir con su deber como soldado de Helm.

El grupo salió a celebrarlo a alguna taberna y discutir el siguiente movimiento, cuando al pasar por delante de un callejón, escucharon unos aplausos lentos.

Escarcha estaba de pie, apoyada en la pared, mirándoles.

Buen trabajo, Armónica. Dijo, separándose de la pared. No tuvo que ser una cacería fácil. Miró a todos los del grupo, notando rápidamente la falta del enano. Necesito comentaros algo, y quisiera hacerlo antes de que estuviéseis ebrios... ¿Os parece si os acompaño y me tomo otra?

-Señorita escarcha, una e incluso dos, venga, yo la invito como compensación por lo de la flauta.

Jooder mujer de Selune¿Siempre tienes que aparecer dando estos sustos, eso, como dicen el grandullón rompe flautas vamos a empinar el codo y charlamos un rato.

- ¡El señor Eltoc, bebiendo vino, empina el codo, empina el pito! -cantó Ázuran, embriagado por su reciente honor de conocer a una reina.

Escarcha mostró una sonrisa tenue y tranquila a Eltoc, pero no respondió, extendiéndola un poco más en respuesta a la rima de Ázuran. En cuanto a Sudeiman, le dio una palmadita en el hombro. Harían falta muchas más, pero no te preocupes. Os llevaré a un sitio bastante bueno que me han recomendado...

El grupo acabó en una taberna bastante tranquila. Los precios no eran excesivos y la calidad de las bebidas, buena.

La mujer fue bastante al grano.
Zaranda merece el cargo, es cierto. Pero andan un poco cortos de miras... Por lo que he podido averiguar, Sithylis no fue a Esmeltaran y después a Murann por casualidad. Si las sospechas son ciertas... Amn no le interesa.

Miró al resto, se había puesto repentinamente seria.

Algunos de los oficiales Sithylisianos están al corriente de que los ogros magos buscan algo, y ese 'algo' podría ser o un artefacto, o el acceso a una antigua ciudad, protegida por un Mythal: Myth Lhárast. En realidad... es posible que no se trate de un auténtico Mythal, pero aún así, es preocupante la idea de que toda esta guerra sea poco más que una pantalla de humo para obtener un Artefacto antiguo, o algo peor... y mi grupo y yo estamos investigándolo. Cortar el tronco, en vez de podar las ramas, que es lo que están haciendo amnianos y Tezhyrianos.

¡Maldita sea Azurán no hables así de mi pito! Dije en tono chistoso, me encantaba verlo así de achispado, ese chaval me gustaba verlo cada vez más activo y avispado, joder, me caia tan bien.

(Después de lo que dice Escarcha)

Podríamos formar un equipo, con tu grupo y el mío, ir separados pero trabajar juntos reuniendo información, podríamos forma una gran hueste en caso de tener que enfrentarnos a muchos enemigos, además podría hablar de vosotras también en mis canciones, ya se que sois famosas lady Escarcha, pero, porque no serlo mas?

Tras sentarme pedí te jarras de la mejor cerveza y me las bebí de un trago mientras escuchaba a Escarcha.

Perdone mi osadía pero estamos de celebración. Verá Escarcha, estoy más que dispuesto a ayudarle en la causa de recopilar información, no obstante, ahora tengo un pequeño asunto del que ocuparme. Pese a no tener ganas, debo volver al Wéldaz, lady Arileth, la mujer que nos ha ayudado y que persigue una noble causa ha desaparecido, después de lo bien que nos ha tratado no me gustaría dejarla tirada,además que estoy apunto de conquistarla-auqnue ella ya lo haya conseguido, pensé-  tras encontrarla estoy dispuesto a ayudarla como desee.

Gracias, Eltoc, pero la fama... a menudo es un problema. Prefiero las cosas como están. La idea es precisamente recabar información entre todos, compartirla... y actuar rápida y definitivamente.

Entonces, Escarcha escuchó a Sudeiman, y miró la jarra un momento, cogiéndola con ambas manos. La cerveza empezó a mostrar grumos de hielo, pero se la bebió sin problemas. 

Un caballero al rescate de una dama. Supongo que no se le puede decir que no a eso. Levantó la jarra a la salud de Sudeiman, y miró al grupo. Si esa es la decisión, no tardéis demasiado... Podría echarse el tiempo encima, y ninguno queremos eso.

Escarcha no estuvo mucho más con los aventureros, y a petición de Sudeiman, también le refrigeró la cerveza antes de marcharse.

Teniendo algo más claras las ideas, el grupo se dirigió de nuevo al palacio, a pedir audiencia con la Duquesa Vajra. No tardaron en concedérsela, ya que estaban esperándoles, y pudieron encontrarse con la Duquesa en un despacho. La mujer dio permiso para entrar cuando llamaron, y conforme entraban, recogía unos papeles. 

Buenas tardes. Dijo, y miró a la ventana. Bueno, casi buenas noches. Se giró de nuevo hacia ellos y sonrió. ¿Contamos con vosotros? ¿Qué tarea tenéis en mente cumplir?