Partida Rol por web

Sacando fuerzas de flaqueza y soprendiendo a todo el grupo, Manuel agarra a Diego por las perneras y comienza a arrastrarlo hasta la segunda fila, dejándolo en el suelo frente a Iria y Rodrigo.

Ahora sólo Don Alonso permanece erguido haciendo frente a la avalancha de monjes.

¡¡Santiago, cierra, cierra!!

Don Alonso, Conde de Guadarrama, se adelanta un par de pasos, para hacer sitio a Fonseca. Los cuerpos de los bandidos se amontonan ya delante de él, lo cual evidencia la fiereza de la defensa del pequeño y desesperado grupo. Con un ágil salto se sitúa justo enfrente de la primera linea de los monjes.

¡¡Muerte!! ¡¡Muerte!!

A fé mía que esta noche no habéis de olvidarla fácilmente, como me llamo Alonso...

El altivo guerrero adelanta su arma, pero no sigue atacando como antes, sino que afianza con firmeza los pies.

Entonces echa para atrás la espada y la descarga con todas sus fuerzas, pero no ya contra uno de ellos, sino contra todos en masa.

El arma describe un arco amplio que siega la linea de monjes por debajo...

...¡tchack! ¡tchack! ¡tchack!

Algo corta, desde luego.

 Rodrigo ve como se están poniendo las cosas mal para ellos. La única esperanza es lograr que los monjes se retiren y para eso no hay como causarles una gran mortandad, de manera que sigue con su arco, tal como le ha indicado el conde.

Suelta una flecha y nuevamente atraviesa la cabeza encapuchada de uno de aquellos asaltantes.

Espero que el diablo te tenga preparado un sitio de excepción.

Rodrigo se prepara para seguir con su lluvia de flechas. 

El barrido de Alonso es perfecto, los tres monjes de la primera línea caen de bruces y por incréible que parezca, Alonso se levanta con la armadura completa puesta en un alarde de fuerza y agilidad (ahí está el crítico) y taja piernas a diestro y siniestro.

La flecha de Rodrigo atraviesa la cabeza del monje8 que andaba tirado en el suelo con la pierna ensangrentada y le da un billete de ida al otro mundo.

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-25 a Agilidad y -2 a Iniciativa.

Bravo, ¡Don Alonso! -gritaba Manuel mientras aún tenía asido el cuerpo de Garcés por las prendas tras ver el embiste de su amo contra los clérigos.

Rápidamente toma entre sus manos la cabeza de Diego y empieza a acariciarle suavemente mientras le dice a Manuel, - Sostenle , voy a intentar curarle. Está muy mal y no sé si sobrevivirá.- Empieza a rebuscar entre sus pertenencias, sacando varios potingues, extrae varios frasquitos y empieza a desnudar de cintura para arriba a Diego, dejando el torso al descubierto.

 - Bien parece que algo le estoy aliviando.

Los tres monjes de la primera línea emplean su primera acción en levantarse (maldito Alonso con su vocabulario de la 3ª ) y enzarzarse en melé con el único que tienen de frente, el propio Alonso.

El Monje7 golpea  el brazo izquierdo de Alonso pero su armadura cumple perfectamente su función y aunque queda algo abollada, para perfectamente el golpe. El monje 8 enrabietado ataca al Conde y su espada golpea la pierna derecha de Don Alonso, abriéndole un surco en mitad del muslo haciendo que pierda 4 de res pues la armadura no le cubre la pierna.

El Monje 9 ataca directo al Abdomen del conde, la armadura pierde la mayor parte del golpe pero aún así, Alonso pierde 1 punto de Res

De entre las filas de monjes que esperan lanzarse contra vosotros, véis como su líder alza la voz de entre el estruendo de la batalla y os grita

- Rendíos O moriréis todos!!

Me acerqué a Garcés e intenté practicarle primeros auxilios, al igual que Iria. Mientras tanto, Manuel no se daba cuenta de que pensaba.. ¡pero en alto!:

Deberíamos rendirnos, mi señor... -decía. Luego, al notar que sus pensamiento se habían escapado por su boca, gritó a Don Alonso...: ¡Deberíamos rendirnos, mi Señor! Esos monjes hablan de rendición, ¡tregua aparente!, aunque no muerte por ahora... ¡y tu aguanta, Diego!

Las hábiles manos de Manuel consiguen estabilizar a Diego, que afortunadamente vivirá. Aunque permanece inconsciente y no puede obviamente , moverse.

Don Alonso recibe un mal corte en la pierna, que le obliga a apretar los dientes

Nrrrggh...

Malditos monjes, o lo que sean... pero si están pidiendo que nos rindamos es porque ven que la pelea les está saliendo cara. Veamos hasta donde quieren llegar.

¡Ja! eso no es posible, malnacido, no sabrías distinguir un rebuzno de tus harmanitos pollinos, como para saber cuando te están hablando personas de bien...

Diego había arriesgado la vida por ellos, y no era el momento ahora de sensiblerías. Que lo hubieran pensado antes de venir tan alegremente a darles la serenata.

El acero silbó de nuevo.