Partida Rol por web

Consternado y preocupado, su teoría finalmente se había hecho realidad, la guerra había comenzado, y nada peor que el deceso de la cabeza de los Montesco, el resto de la familia querrán sangre por sangre.

-Que los forences se hagan presente, acordonen la zona y tomen declaraciones a todo el mundo, no dejen que nadie se valla hasta que yo llegue en 10 minutos, asegúrate de que nadie toque nada-

Era peor de lo que pensaba, pues la paz había terminado finalmente. 

Con el área acordonada y unas patrullas manteniendo el orden, además de haber una ambulancia, El capitán se bajó de su auto, atrás habían quedado todos los arrestados. Ahora tenía que exponer lo ocurrido a la familia Montesco.

-Antes de ingresar, solo pueden entrar los señores Montesco-

Hizo seña a los oficiales para que no dejen pasar a nadie, e invitó a los primos para que le acompañen adentro. 

Los médicos forenses y policías dan paso al capitán Escala una vez que han levantado el cuerpo de Ted Montesco acribillado unas horas antes luego de salir del centro comercial.

¡Qué deliciosa tarde estaba resultando! A excepción de la aparición insidiosa de los Montesco en hora temprana, el resto de la tarde había estado probándome y eligiendo el vestido perfecto. Julieta y Christine también se habían probado unos cuantos, así que me daba por satisfecha cuando, habiendo elegido al menos cinco conjuntos para mi y otros tantos para las niñas, nos disponíamos a volver a casa.

Pero nos esperaba una escena terrible, dantesca. -¡Oh, Dios mío!- Exclamé, viendo el cuerpo y la cantidad de sangre en el asfalto. Me dio un desvaío, y tuve que sostenerme de mi hija para no desmayarme allí mismo. ¡Cómo desearía algo de coñac en este momento! Más y más curiosos se había ido acercando, y se nos había ordenado quedarnos allí. Que horror.

Cuando por fin llegó el inspector, le lancé una mirada furiosa. -¿Cuanto tiempo nos piensa retener aquí, Escala? Si no le importa, me gustaría regresar con mi esposo junto a mi hija y mi sobrina.- 

Había seguido las instrucciones de Escala sin hacer preguntas, aunque su mente era ahora una tormenta de dudas y temores. ¿Qué habría pasado? No podía esperar a que le dijesen por qué era tan urgente que fuese hasta aquel lugar. El viaje lo pasó sumido en sus pensamientos.

Pero finalmente era el tiempo de resolver todas aquellas dudas. Cuando entró lo vio. Su cara solo mostró sorpresa, sorpresa ante aquel cuerpo que yacía sin vida en un charco de sangre. Recordaba la charla de aquella misma mañana, su voz, sus gestos... Una mano invisible le oprimió el pecho, no volvería a ver aquello. 

-¿Co... como ha sucedido?- murmuraba casi sin esperar respuesta, sin apartar los ojos del cadáver de su padre- ¿Quién ha sido?- su voz era extraña, como carente de sentimiento. En el fondo se debatía entre la tristeza y el odio. 

Recorrió con sus ojos la estancia, buscando entre los presentes a su madre para ir con ella y darle su apoyo. Pero encontró otros ojos que le observaban, unos que conocía bien, cuya visión, aun en aquellos momentos, le hacía feliz.

Julieta...

Con una mano en el bolsillo de su pantalón, y la otra a un lado de su cuerpo, observando la escena del crimen, mirando la calle, las marcas de sangre en el asfalto, y la marca blanca hecha con tiza que marcaba el lugar donde había caído el cuerpo sin vida de Ted Montesco, patriarca de la familia Montesco.

No se molestó en responder a la mujer, la matriarca Capuleto, continuando con su análisis exaustibo, los casquillos que habían sido levantados y puestos en bolsa para llevar a evidencias, había que llevar el cuerpo para el análisis forense, pero al parecer ya había determinado la causa de la muerte, observando en todas direcciones, buscando indicios de lo que pueda ser una posible pista.

Antes de volver muy calmadamente a ver a la mujer. 

-Lo lamento señora Capuleto, ¿Ya fue tomada su declaración junto con la de su hija y sobrina?-

No estaba dispuesto a tener a tres mujeres malhumoradas retenidas contra su voluntad, si el burocrático acto terminó, les podría dar vía libre para retirarse

-¿Ya se les tomó declaración a las damas? 

Preguntó a un detective veterano, solo para posar su vista en el muchacho Montesco, el Capitán sabía que ahora debía tomar responsabilidad de su familia y empresa. 

​​​​​​El hijo del gobernador estaba ahí, se contenta a de que el ni fuera la víctima, si le hubiera pasado algo, el gobernador se cenaria Iá su placa con un poco de pensión cómo aderezo. 

-Señora Montesco, lamento su perdida - 

Dijo antes de empezar la indagatoria a lo que parecían ser los testigos presenciales. 

Aya oró para sus adentros por el alma de aquel fallecido. Después de todo, al parecer por las noticias que se acababan de emitir, iría al infierno. 

-Señoritas, deberíamos irnos de aquí. 

Probándome vestidos yo siempre fui muy exquisita, y supongo que la paciencia de los que me acompañaban se acababa, porque estando yo en el probador, escuché esos disparos tan inexplicables. Me asomé a ver qué pasaba, y... ¡oh, tragedia!

-¡TEEEED! - me abalancé sobre él, me daba igual el vestido aún sinn pagar - ... Ted, querido... amado esposo... ¿¿Qué te han hecho?? -miré directamente a Gloria Capuleto - ¿Habéis sido vosotros? ¡Teníamos una tregua! Sabré quién ha sido, y pobre de él cuando lo encuentre... ¡Oh, Ted...! ¡¡Esto clama venganza!!

Tenía la mente en blanco en ese momento, no podía apenas pensar en nada más que en mi marido, el patriarca de la familia, muerto en medio de la calle. Si quien lo hizo pensaba que estábamos acabados, se equivocaba. 

 ¿Cómo había podido suceder algo así? ¡Pero si a penas le había dejado sólo unos segundos! Mi padre me mataría si aquello dinamitaba las conferéncias de paz. Me apresuré a apoyar a Caroline e intentar llevármela de vuelta al coche.

 Tranquila, tranquila... no sabemos que ha pasado. Ven, volvamos a casa. Dejémos trabajar a la policía. luego en un tono más bajo le susurré cerca del oído No te comprometas en público. Si vas a vengarte, no lo anuncies al Capitán...

 Esperaba de todos modos quitarle esa idea de la cabeza en privado, cuando se hubiese calmado. Fue entonces cuando la providencia hizo que viese a Romeo y a mi primo entre la gente.

 ¡Romeo! Ven, vamos a casa. Ayúdame a llevarme a tu madre. le pedí auxilio mientras aún sostenía a Caroline entre mis brazos para evitar que atacase a Gloria en un ataque de ira Mercutio, primo, ¿puedes ir con los Capuleto y asegurarte de que lleguen bien a casa? Tu tío, mi padre, nos lo agradecerá.

 Era mejor estar un con cada família para intentar evitar más derramamientos de sangre. Teobaldo había sido detenido, ¿tendría algo que ver con aquel horrible crimen?

Oh no... 

La expresión en mi rostro es un poema, jamás hubiera imaginado que el Padre de Romeo esté allí sin vida. Sin poder evitarlo, mis ojos se desviaron hacia mi amado y en mi corazón, sentí como todo se rompe. Imagino lo que debe estar sintiendo y más quisiera ahora mismo abrazarlo con fuerza, decirle que estoy para él pese a todo. Más aún cuando las miradas estarán puestas en nosotros, considerando que somos el enemigo número 1 de los Montesco. 

Mi madre como es de esperar, toma partido rápido y yo no estoy para la labor de ofrecer respuestas que no tengo. No sé qué le ha pasado al Señor Montesco si he estado comprando vestidos para la fiesta, así que dudo de corazón que esta sea la vía más directa para descubrir la verdad. Encima la intervención de Dave... Oportunista. 

- Madre... - digo y miro al Inspector. - Hemos ido de compras y salir nos encontramos con esto. 

Le confieso y desvío la mirada hacia Romeo. 

Lo siento cariño, no sé nada. 

Quise decir a través de gestos, sin poder ofrecer más que eso delante de todos. La verdad es que la muerte siempre trae desdicha y esto es una guerra declarada de la cual no soy partícipe. Así que me niego a meterme en medio de ella, con todo mi ser y por amor a mi querido novio. 

Al estar acompañando a la señora Carolina en primera instancia, Ted se adelanto un poco mientras Carolina discutía con Gloria, no pensaste que pudieran atacarlo en tan solo unos instantes, nada pudiste hacer para detener el ataque.

Al descender del auto del capitán, y darme cuenta de lo que ha sucedido no puedo más que hacer una mueca de rabia y decepción ante la impotencia de no haber podido detener ese horrible atentado contra la familia Montesco.

Enseguida me dirijo a Baltasar. -¿¿¡¡¡Que ha sucedido!!!???...- ¡¿Como te han podido superar!?...-

Me dirijo a Romeo al ver que queda prendado de la heredera Capuleto, discretamente le digo -Romeo, esto ha iniciado una guerra, lo mejor será llevar a tu madre a la mansión y que el consejero convoque a una reunión para saber como se va a responder a esta afrenta...-

La acusación de Caroline me irritó sobremanera. -¡Sé bien que teníamos una tregua, y es algo que ni Fulgencio ni ningún miembro de la familia Capuleto rompería!- Dije, recuperándome de mi mediano desmayo, y notando lo pronto que el joven Paris se había adelantado a consolar a la dama.

De nuevo me abaniqué con la mano, sintiéndome débil, casi desvanecida. -Cómo ha dicho Julieta, Inspector. Llegamos aquí al mismo tiempo que el matrimonio Montesco, que venían acompañados de Dave Paris y ese.- Señalé al guardaespaldas[*] -Luego estuvimos las tres y la aya toda la tarde comprando y no fue hasta que escuchamos los disparos que supimos lo ocurrido. Ahora, si eso es todo, queremos volver a nuestra mansión, antes que algún otro loco comience a disparar hacia nosotras también.- Dije, imponiendo mi palabra.

La verdad es que después del momento de tensión con los Montesco la tarde esta siendo muy divertida. Justo íbamos a retirarnos cuando escucho dos sonidos inconfundibles, y miro a mi tía y a mi prima con los ojos abiertos como platos.

Al salir somos conscientes de lo que ha pasado, y gracias a la profesionalidad del Capitán Escala tenemos que esperar allí, de pie en medio de esa marabunta de curiosos, mientras sus esbirros hacen preguntas y toman declaraciones. Ignoro de pleno los gritos de la señora Montesco, que (traumatizada o no) se está poniendo un poquito en evidencia mencionando lo de la venganza. Cuando el Capitán nos pregunta a nosotras espero a que mi tía y mi prima respondan, y luego hago un gesto de saludo con la cabeza.

-No puedo decirle más, no he visto nada. Estábamos de compras y de repente he oído como unos golpes...- Miro con cara de cierta curiosidad la silueta marcada con tiza.- y al salir nos hemos encontrado con esto...- Observo al policía y sonrío con tristeza.- Mi tía está muy afectada, sin duda comprenderá que queramos ir a casa para que descanse...esto es terrible.

Romeo había captado aquella mirada de Julieta, que junto con las palabras de Rugby, le habían devuelto a la normalidad. Volvió a mirar la escena del crimen y asintió a su guardaespaldas.

-Si... Lo mejor sera regresar. Ruby, por favor, ocupante de mi madre y... Que Baltasar cuide de ella lo mejor que pueda- Después de decir aquello miró a cada jno de los presentes.

Quién ganaría con esto... Los Capuleto lo tendrían mucho más fácil para romper la tregua con palabras que con este tipo de actos. A no ser que crean que yo seré más facil de manipular- seguía mirando a todos hasta que clavó la vista en un hombre que ya había hablado- O quizás el interés sea dejar un puesto vacante para poder ocuparlo...

Romeo estaba debatiendo todas las posibles alternativas mientras los testigos seguían declarando y quejándose. 

-Capitán ¿No hay ningún sospechoso?- preguntó casi implorando. Necesitaba alguna pista más si quería atinar en sus deducciones- Si eso es todo, querría llevar a mi familia a la mansión, hay mucho de que hablar...

Durante el viaje me fui preguntando porque nos habían llamado con tanta urgencia, temiéndome lo peor. Pero jamás me hubiera imaginado tal escena, al llegar a la tienda del diseñador  Capuleto, encontramos el cuerpo inerte de mi tío Ted. Al principio pensé que no podía ser posible y que era una especie de broma, pero era real. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Desvié la mirada del cuerpo, no podía soportarlo.

Me acerqué a mi primo Romeo y le puse una mano en el hombro en señal de apoyo. Si para mí era doloroso, no quería ni pensar cómo se estaba sintiendo él, o mi tía, a la que busqué igualmente con la mirada.

Miré a los Capuleto con asco y odio, después al capitán Prince. Sentía mucha rabia de que las fueran a dejar marchar así sin más,  ya que para mí era obvio lo que había pasado. Han roto la tregua. Mencioné lleno de dolor y mucha rabia.

La tensión ahora era realmente palpable, su conflicto por todo y por nada comenzaba a cabrear le un poco, sin embargo, la paciencia es una valiosa virtud, y era reconocido por ello, pero también por mostrar su porte y presencia ante los demás, sooo el encanto de Julieta y su comprensión apasiguar

-Es suficiente-

Se volteó a mirar a las Capuleto, pues está es su tienda, y por lo que podía deducir, decían realmente la verdad, llevaban bolsas con ropa, y notaba la sorpresa.

-Pueden irse damas, no tengo más preguntas-

Dejó que se marcharan, pues su inocencia era evidente, y retenerla no tendría ningún sentido. El capitán pasó por alto las palabras de la viuda, de su sobrino, y de los gritos del guardaespaldas, ahora debía concentrarse en lo ocurrido. 

-Las balas provenieron de afuera de la tienda, una ejecución al estilo de los años 20 y 30, al parecer desde un vehículo en movimiento-

No dió más información, pues está es un bien muy preciado, y sólo debía ser entregada a la persona correcta. 

-Lleve a su madre a casa señor Montesco, cuándo se recupere de shock, que me llame y hablaremos... 

Al oído se acercó, manteniendo una cordial sercania, para revelar lo que había averiguado gracias a su informante. 

-Revisa los embarques que llegaron o llegarán a tus muelles, uno debe usar el nombre de una compañía ficticia a nombre de Taobaldo Capuleto o alguno de sus testaferros, parece que trae metanfetamina, no se si tu padre lo sabía, debía hablar con él para saber si estaba al tanto de esto... 

Guardó silencio un instante. 

-No confíes en nadie muchacho, y haz lo correcto-

El capitán finalmente se alejó para seguir buscando, huellas, pistas y evidencia concreta. 

Ocurrió todo muy deprisa, por lo que Mercucio se limitó a estar cerca de su amigo y estar para lo que hiciera falta. Ignoró la disputa entre las dos mujeres y se mantuvo alerta. Ver el cuerpo de Ted le resultaba más doloroso de lo que hubiera creído, por lo que evitaba mirar hacia allí. Miró al Capitán, pariente suyo y le saludó cortésmente, no era momento de muchos saludos.

Ante la propuesta de su primo, lo miró con una ceja alzada. ¿En serio? ¿Para qué? ¿Para que lo maten a él también? ¡Sí, claro! Negó con la cabeza - Lo siento, Dave. Mi amigo me necesita ahora más que nadie. Las damas seguro que saben volver sanas y salvas. -

Tras esto cogió a Romeo del antebrazo, el cual estaba con su primo. - Venga, vámonos a casa Romeo -