Partida Rol por web

El teléfono sonaba, es decir, daba llamada. Enseguida alguien cogió el teléfono.

¿Si, quién es? -te pareció extraño esa primera respuesta, pues no se identificó en nombre de la jefatura del sheriff local.

Eh... esto... si... -dijo el tipo creyendo que Troy le propinaría algún golpe-. Vi...vino... es decir... mientras estaba reponiendo las estante...terías llegó... llegó Jaime Guttemberg... ¡el actor! ¡El del canal de "Viajes y Retos"! ¿No lo conocéis*? ¡Si, diantres! Seguro que si...

el muchacho hizo una pausa, tragó saliva y vio como Samantha comenzaba a hablar por teléfono.

Miré po...po... por la ventana -continuó-, y traía un flamante coche rojo, un ford antiguo, aunque no se qué modelo... Me... me firmó en esta revista... ¡Mirad!

El tipo os enseñó una revista de automóviles que tenía allí y que seguramente estaba ojeando cuando dijo que llegó Guttemberg. Allí había una firma plasmada.

Luego, antes de irse compró unos bollos y se pa... paró delante de las camisetas... Ahí mismo, donde está usted -señaló a Phil- se la probó, quitándose la suya... y se la llevó puesta... dijo que... que era un buen recuerdo... Ejem... Además, mientras lo hacía se le cayó la bolsa de los bollos, pues tenía un brazo como vendado y atado al cuello... joder... no se más...

El tipo estaba aterrorizado con Troy.

El toque de atención de Steve, hace que se preocupe más por mostrar mejores modales ante el dependiente, pues parecía realmente asustado y estar pasándolo mal, pero eso a él no le importaba mucho, sólo le importaba que su coche ahora no era nada, y quería uno nuevo y cuanto antes mejor.

-Ese capullo- maculla entre dientes recordando a ese presentador que tan gordo le caía-Está muerto- le dice al dependiente ahora girándose hacia las camisetas.

-No muy lejos de aquí, siguiendo la carretera.De un tiro supuestamente en la boca...- le informa ahora ya más tranquilo, recordando aquella escena, y pensando en que no le importaría reitrar el cadaver y quedarse con ese coche, la sangre le importaba poco, nada que no se pudiera arreglar rápidamente comparado con los arreglas que tendría que hacer a su coche.

-¿¿¿Se han escuchado varios disparos por la zona, no has escuchado ninguno????- cuestionó sin levantar la voz, pero con una cara y mirada tan violenta como una pelea de gallos.

Phil se llevó la mano derecha a la mandíbula y se rascó la barba, pensativo.

¿Que hizo con su camiseta? -se quedó mirando al chico, que no respondía, aturdido. La camisa o camiseta que llevara antes de cambiarsela...

¿Hablo con la oficina del sheriff?.- pregunto nerviosa.- Soy Samantha Simons y necesito hablar con un agente de la ley, por favor, es urgente.

Tranquila pelirroja -dijo el sheriff-. Tan sólo díme donde te encuentras y qué ocurre.

Lo cierto es que no -respondió el muchacho de la gasolinera-. Cuando ayudo a mi madre en el restaurante de ahí detrás me pongo música: fregar el suelo sin unos auriculares es un poco aburrido ¿saben? Pero a veces si que los he oído: algún furtivo se libra de la vigilancia del guardabosques.

Luego miró a Phil.

Pues no sé -respondió-, se la debería llevar

Steve se llevó la mano a la boca y su dedo índice a los labios, como diciéndoles a sus compañeros que guardaran silencio (incluído el dependiente), pues quería que Samantha escuchara con atención y pidiera ayuda presta.

Acto seguido se sacó una billetera del bolsillo.

Toma -le dijo el motero al muchacho- ¿y dices que hay ahí detrás un restaurante? Yo hago rutas en la 66, ¿sabes?, y hay veces en que tengo un grupo numeroso: la gente le apetece una mesa servida que no sea de cafetería. ¿Para cuántos comensales son?

Prouston hacía tiempo mientras Samantha hablaba.

Phil observó más detenidamente al muchacho. Por su trabajo estaba acostumbrado a escuchar un montón de mentiras y a separarlas de la verdad. El lenguaje corporal, el tono de la voz, la mirada...todo eran claves para Phil, que sabia interpretarlas.

miraba con enfado y desacierto al barbudo joven mientras caminaba de un lado a otro furioso, cerrando y abriendo sus puños de manera rápida e intensa.No se creía ni una pizca de lo que soltaba el dependiente.No sabía porque pero se olía que algo tenía que ver con lo ocurrido o quizás sabia algo más que no se dignabaa contarles, y eso enfurecía mucho al loco de Troy.

Seguía caminando intranquilo ahora por toda la tienda, mirando en el techo y en todas sus esquinas en busca de alguna cámara.Quería ver esas cintas de grabación en el caso de que las tuviera.

Samantha, sigo contigo :) a la espera para los demás ;)

¡Obviamente! ;)

Quiero decir... no hay que tirar nada para eso... (por eso tuve que hacer esperar a todo el grupo, por si la Samantha de la otra jugadora, Raiza, se daba cuenta y diga... ¡La leche!. Ahora es cuando tu (se supone), te sorprendes y comienzas a elucubrar. Tuyo es ahora el camino, la interpretación, adelante!

- Sí, claro. Nos encont... -Las palabras dejaron de salir repentinamente de su boca y su mano empezó a temblar.

¿Cómo diantres sabe el color de mi pelo? Miró a sus compañeros con auténtico terror, sin decidir si seguir hablando o colgar aquel maldito teléfono. Su mente empezó a funcionar a toda velocidad, fuera quien fuese el que estuviera al otro lado de la línea les había estado observando, quizás les estuviera observando en aquellos precisos instantes. Hizo un gesto con la mano al resto para que se acercaran, de alguna manera tenía que avisarles de lo que estaba pasando y, a la vez, intentar ganar algo de tiempo entreteniendo al desconocido.

- Di... disculpe, ¿con qué oficina del sheriff me ha dicho que estoy hablando? -Su voz sonó demasiado nerviosa y chillona como para parecer natural, pero por lo menos había logrado llamar la atención de los otros.

¿Del... del Sheriff? No, no, no, ¡¡pedazo de @%&$...!! -aquel improperio fue severamente agudo- ¡¡NO VAIS A VER A NINGÚN SHERIFF!! ¡¡VAIS A    M  O  R  I  R   !!

Y tras este grito comenzó a decir:

SEIS, SEIS, SEIS, SEIS, SEIS, SEIS... -indefinidamente... Hasta que llegó un momento, segundo después, que tan sólo se oía el pitido de una llamada colgada.

En esos momentos escuchásteis la cara helada de Samantha, ¿qué le estaría diciendo el sheriff? Sea como fuere, Steve se adelantó levantando sus gafas hasta la cabeza y dejándolas apoyadas ahí.

Samantha, ¿qué ocurre? -preguntó el guía acercándose un paso- ¿¿Todo va bi...??

¡¡¡CRASSSSHHHH!!!

Unos cristales se rompieron a unos metros de allí. Aquel sonido parecía proceder de la trastienda, de aquel local anexo. Steve y el joven de la gasolinarea giraron su cabeza hacia el origen del sonido de forma instintiva. Justo entonces, unos segundos después, se escuchó otro estruendo.

¡¡PFZZ, PFZZ!! ¡¡BOOM!!, ¡¡PFZZ, PFZZ!! ¡¡BOOM!!

Steve y el dueño del negocio se agacharon llevándose las manos a la cabeza ¡¡DISPAROS DE ESCOPETA!!

¡¡¡Madreee!!! ¡¡¡Madreeeee!!! -gritaba el tipo con un gesto de congoja total.

Alertado y sorprendido por aquellos estruendosos e insólitos sonidos, en definitiva poco frecuentes en la vida normal de una persona, se gira estupefacto observando el mostrado, al dependiente y el acceso que tenía tras él hacia la trastienda.

-Seguro que es el hijo puta que puso los clavos en medio de la carretera..- decía para así mismo.Rápidamente se enerva, cierra sus puños y una vena en su cabeza se dibuja rápidamente.Bufaba de forma amenazante, temblando ligeramente su cabeza.Golpea violentamente uno de los estantes con su puño cerrado, doblándolo por la mitad y haciendo que todos los productos que este sostenía cayeran estrepitosamente al suelo, provocando un desastre, aunque tras lo ocurrido, esto acto era algo ínfimo, pues a juzgar por las caras de la mayoría, tenían los calconcillos bien cargados de maloliente mierda.

-¡Te voy a mataar hijo putaaaaaa!- aullaba colérico.

Corre atravesando la tienda entre los estantes cual toro embravecido, saltando en el último momento sobre el mostrador del dependiente, haciendo que su culo resbalara por este, y finalmente caer al otro lado para acto seguido sin esperarlo más atravesar la puerta o cortinilla que separara la tienda de la trastienda en el caso de que no estuviera cerrada.Quería ver lo que se cocía allí atrás, y si veía alguna pueba de que alguno de los que estuvieran allí fuera el tipo de los pinchos, se las vería con él.