Partida Rol por web

-Despierta jovencita-creíste oír en lo más hondo de tu cabeza, una voz profunda y desgarrada que no conocías parecía estar llamándote de algún lugar lejano. Entonces poco a poco fuiste recordando lo que había ocurrido, extrayendo pequeños trozos de memoría en aquella bruma de inconsciencia que comenzaba a aclararse. Iván, Natasha y la caída...en ese momento abriste los ojos y te encontraste con el rostro de un hombre casado y agrietado por los años, pero que aún era capaz de sonreír a duras penas mientras fumaba en una pipa con mucha solera. Te encontrabas en una litera y él estaba a tu lado sentado en un taburete de madera.

-Al fin la Bella Durmiente despierta de su largo sueño-digo con una pequeña risa que parecia una tos ¿o era al reves?-no te levantes muy rápido jovencita, estás magullada y arañada por todos lados, te he curado las heridas lo mejor que he podido, que no es mucho pero menos es nada-continuó poniendose de pié acompañado de un profundo quejido-jodido frío, tengo las rodillas hechas polvo-caminó hasta una mesa cercana cogió una taza esmaltada de un color rojo desgastado, mellada por el tiempo y te la acercó-Vamos, cógelo, no es veneno sino algo de sopa, estás más chupada que un palillo-esperó a que cogieras la taza mientras volvía a sentarse a tu lado.

-¿Sabes? has tenido suerte, te ví en la carretera tirada como una rata muerta, fuí a saquear tu cuerpo, no te voy a mentir, pero no tenías nada, salvo la vida, aún respirabas y aunque lo parezca no soy un cabrón desalmado, no pensaba dejarte allí sola, así que de nada-contestó manteniendo aquella minúscula sonrisa-Dime ¿que demonios te ha pasado para terminar así? si no te llego a encontrar, ahora serías la cena de alguna bestia mutante o un despojo violado más de la Zona-dijo curioso, sin duda eras una novedad para él. Vivía en aquella desvencijada casa, parecía ser que solo, era extraño pero...al menos era amable.

Cuando recuperé la consciencia, ni estaba en el camino, ni sola. Un hombre a quien no había visto nunca se encontraba a mi lado y yo estaba descansando en una cama. No estaba en condiciones de revolverme, así que simplemente, lo miré con cara de enfado. Sin duda, me había vuelto a desmayar... y él, fuera quien fuese, me había encontrado.

-Al fin la Bella Durmiente despierta de su largo sueño

Gruñí. Ni era Bella ni aquello había sido un sueño. Más bien, parecía una puta pesadilla. Tras aquel saludo lleno de intención, se levantó entre quejidos y me ofreció una taza con un líquido dentro. Me incorporé y lo cogí. Estaba caliente.

-Gracias -volví a gruñir, esta vez, de manera que pudiera entenderme.

¿Sabes? has tenido suerte, te ví en la carretera tirada como una rata muerta, fuí a saquear tu cuerpo, no te voy a mentir, pero no tenías nada, salvo la vida, aún respirabas y aunque lo parezca no soy un cabrón desalmado, no pensaba dejarte allí sola, así que de nada.

El rostro de aquel hombre era un recuerdo del futuro que nos esperaba. Curtido, quemado y también lleno de dolor, pero al mismo tiempo, también de un cierto grado de compasión. Que yo estuviera allí, lo demostraba. Al mirarle a los ojos, me relajé. Quizás no me hubiese salvado la vida, pero bien podía haberme matado solo por diversión y al final, se había preocupado por lo que me había ocurrido. Eso era suficiente para mí.

-Yo también habría hecho lo mismo; me refiero a lo de saquear tu cuerpo de haberlo encontrado, así que no tiene importancia.

Dime ¿que demonios te ha pasado para terminar así? si no te llego a encontrar, ahora serías la cena de alguna bestia mutante o un despojo violado más de la Zona.

Un amigo y yo veníamos de saquear la zona cuando fuimos capturados por una puta llamada Natasha. Yo escapé... por suerte -le dije, conteniendo el dolor de estómago que me dio al pensar en lo sucedido y en como Iván se alejaba, mientras yo rebotaba contra el suelo -. Tengo que ir a buscarle. No puedo perder el...

Hice amago de ponerme en pie pero el cuerpo me dolía demasiado, por todas partes, y rápidamente me mareé, así que tuve que volver a echarme. Me gustase o no, en aquellos momentos estaba atrapada allí.

Mierda -exclamé -. Estoy bastante segura de que esa puta traicionera lo torturará solo por el disfrute de ver cuánto aguanta. Tengo que ir a rescatarle.

Me llevé una mano a la cabeza. No solo estaba mareada. Me dolía como si hubiese estado diez meses de juerga continua. Las palpitaciones que notaba bajo la piel de mi frente solo eran comparables a las que experimenté tras beber cinco vasos de aquel maldito licor que había fabricado el viejo Boris con unas cuantas mondas de patatas y restos de hongos podridos. Malditos alambiques de mierda.

El viejo te miró con ojos cansados y pareció sonreir bajo su poblado bigote ante tus gruñidos de agradecimiento-No tienes por qué dármelas, es lo menos que puedo hacer, yo me encontré en tu misma situación hace muchos años y no podía dejarte allí-dijo dándole una fuerte calada a su pipa, exhalando luego un humo denso que ascendió lentamente hacia el techo de la cabaña.

Cita:

Ésta vez volvió a reir de forma rasgada-estoy seguro, bueno, no te lo tendría en cuenta jovencita-se atusó el bigote mientras miraba como le dabas pequeños sorbos a la sopa mientras te escuchaba atentamente y cuando oyó aquel nombre sus ojos se abrieron con amplitud-Oh...Natasha, maldita hija de una hiena radiactiva...-musitó mirándote comprensivo. Aunque parecía ocultarlo muy bien, pudiste ver como su rostro se crispaba al saber quién era la causante de tus males. Vió como quisiste ponerte de pié al instante y puso su mano en tu hombro con firmeza -No, jovencita, no estás preparada para irte aún, estás hecha una piltrafa y no durarías un día en la carretera en tu estado, debes descansar al menos ésta noche-miró a traves de la única ventana que tenía la cabaña en aquel piso, pues había unas escaleras que subían a una planta superior.

-Ya es noche cerrada y no puedes salir créeme, no conseguirías nada..-dijo tensando la mandíbula-además, no tienes equipo, no tienes armas ¿qué ibas a conseguir? solo morir de forma estúpida-contestó intentando hacerte entrar en razón-Sé como te sientes, demasiado bien jovencita, yo también conozco perfectamente la fama que tiene ese monstruo en forma de mujer, pero debes ser lista y no dejarte llevar por la ira, si tu amigo es duro, aguantará hasta mañana como mínimo. A Natasha le gusta jugar con sus presas-volvió a mirarte con dolor en los ojos y elevó una mano. Le faltaban dos dedos, el meñique y el anular-se la tengo jurada a esa bastarda..-masculló apartando la mano que tenía en tu hombro-supongo que tendré que echarte una mano, llevo demasiados años aburrido-

Estaba cansada y mareada, pero no tanto para pasar por alto que lo que sentía por Natasha era muy personal. Prometió ayudarme... y yo debía reconocer que necesitaba descansar más que otra cosa.

-No sabía que Natasha había hecho tantos amigos -comenté, a punto de quedarme dormida. Ahora que había recuperado la consciencia, mi cuerpo parecía estar diciéndome que estaba bien pero que le dejara descansar un poco más. Caprichoso -. La verdad es que tienes razón. Necesito un poco más de descanso. Pero no me dejes dormir demasiado. El tiempo... Iván...

Finalmente, sentí como mis ojos se cerraban y entraba en un profundo sueño. La voz de aquel desconocido que me había salvado la vida, era mucho más tranquilizador que cualquier otro que recordara. Insuflaba seguridad y confianza. Pero el rostro de Iván gritando fue lo último que vi en mi mente, así que no descansé completamente. Las pesadillas volvieron como lo habían hecho muchos años antes, cuando era mucho más pequeña; cuando el mundo todavía me parecía maravilloso, a pesar de estar tan torcido como un árbol muerto.

-Papá, papá...

-Nadezhda, no vengas. Quédate ahí hasta que te digamos que es seguro.

-No quiero quedarme sola.

-Es peligroso.

.....

-Nooooooooo.

Cuando me desperté, estaba gritando y empapada en sudor. Tardé unos segundos en reconocer en donde estaba y recordar lo que debía hacer, pero me sentía con fuerzas. Quizás hubiera dormido una hora, quizás diez, pero había vuelto.

-No puedo perder más tiempo -dije en voz alta. 

-Lo que tú puedas saber de Natasha es sólo arañar la superficie, éste fue un regalo suyo por meterme en su terreno, yo antes era confiado y prepotente, me creía más listo que ella y cercenarme dos dedos fue su advertencia de que me alejase de sus negocios-masculló el viejo con amargura, torciendo la nariz. A continuación cambió su gesto a uno más amable.

Cita:

-No te preocupes, te dejaré dormir lo justo y necesario, sé lo que se siente..-dijo con voz profunda mientras tu caías en un profundo sueño.

Pero contenía peligros, tu memoria torturada te traía malos recuerdos de tu infancia, miedo, soledad, abandono... Iván te había visto despertar de aquella manera más de una vez, pero con solo mirarte sabía que era algo muy duro para tí y no te preguntaba sobre ello. Le costaba mucho mostrar algo de afecto por alguien y aunque en el fondo se preocupaba por tu bienestar, lo demostraba de una forma distante.

-Tranquila jovencita, estás en un lugar seguro-volviste a escuchar aquella voz rasgada y tranquilizadora de aquel anciano cuando te despertaste repentinamente y empapada en sudor, como casi siempre..

Cita:

Vasili te miró interrogante, los cardenales ahora eran más visibles, dabas bastante pena ahora mismo, pero sabía que no podría detenerte-no te detendré, tranquila, acaba de amanecer así que eres libre de marcharte, pero...no puedes irte así, si quieres recuperar a tu amigo no puedes ir desarmada, sígueme-dijo esperando a que te incorporases. Subísteis las escaleras y el viejo te llevó hasta un arcón cerrado con un candado que se encontraba a los pies de su cama, sacó una pequeña llave del bolsillo y lo abrió dejando ver lo que había en su interior.

El viejo te miró con cierta nostalgia-Ésto de aquí es mi equipo de STALKER, hace unos años que no lo uso, pero lo mantengo engrasado y listo para el uso. No porque vaya a utilizarlo sino por simple costumbre- cogió su rifle y te lo entregó-Tiene una mira muy precisa y los cargadores son de 10 balas, tenlo siempre en cuenta..puedes coger la pistola y la bayoneta, yo no voy a usar nada de ésto ya y sé que será mucho más útil en tus manos que aquí guardado-dijo dándote el resto del equipo-abajo tienes una mochila andrajosa y parcheada, tiene un par de latas y poco más pero será bastante por el momento...-se alejó de ti unos pasos hasta sentarse en la cama, sacó una pequeña foto de su bolsillo y la miró. Su rostro cambió, era tristeza y añoranza, te miró de nuevo con aquellos ojos llenos de experiencia.

-Ahora vete jovencita, cumple tú promesa, salvale y no olvides cerrar la puerta cuando te vayas, la carretera donde caíste está hacia el norte, buena suerte..-fue lo que dijo con una triste sonrisa.

La mirada de aquel hombre estaba cargada de historia, pasada pero no olvidada, y de dolor, sin duda aún haciendo de las suyas en su interior. Cuando me enseñó las armas que tenía, su "equipo de STALKER", entendí que el destino me estaba mostrando un vistazo del futuro que me esperaba.

O bien moría y no vivía para verlo, o me transformaba en alguien como él, exhausto, tan agotado que hasta pensar en un atisbo de que las cosas podían salir bien resultaba difícil de asimilar.

Cogí el rifle entre mis manos mientras le escuchaba, aunque su voz me llegaba como si estuviese mucho más lejos.

...puedes coger la pistola y la bayoneta, yo no voy a usar nada de ésto...

Cuando se sentó a mirar una fotografía vieja y roída, lo entendí. Era la pérdida. Eso era lo que acababa con nosotros. Ni las balas, ni las criaturas mutantes. Era perder aquello a lo que nos agarrábamos para retener lo que nos quedaba de humanidad y no transformarnos en... Natasha.

Ahora vete jovencita, cumple tú promesa, salvale y no olvides cerrar la puerta cuando te vayas..-

No lo hice. En lugar de eso, me senté a su lado y miré la fotografía. 

-¿Quién era? ¿Cómo murió?

Vasili se sorprendió al ver como no te ibas sino que al contrario te sentabas a su lado y te interesabas por la foto. El viejo no estaba acostumbrado a aquello y realmente le agradó tu gesto, por lo que te dedicó una sonrisa afable y te pasó la foto.

-Es...era mi hijo Sergei, yo le enseñé el "oficio" y esa zorra lo mató delante de mis ojos, a sangre fría...juré vengarle, pero era yo solo contra ella y toda su banda. Me atraparon y me hicieron lo que has visto..-digo con un profundo sentido de rabia-Le falle a mi hijo dos veces..y no puedo arreglarlo así que mátala, por Sergei, por todos aquellos inocentes que ha torturado y asesinado. Ese monstruo debe morir..-puso su mano sobre la tuya y te miró con ojos vidriosos-Tienes las herramientas, tienes la energía, esa zorra no puede vivir un día más, prométemelo jovencita-apretó tu mano ligeramente. Se aferraba a tí como si fueras una esperanza nueva para él y aunque luego fuera mentira, necesitaba oir aquellas palabras de tu boca.

-Mi hijo se merecía una vida plena, feliz y por mi culpa la perdió, los años que yo estoy viviendo deberían ser suyos. Ningún padre debería de sobrevivir a sus hijos, es antinatura jovencita. Ahora deber irte y seguir con tu misión. Salvar a tu amigo y traerlo de vuelta. Cuando acabéis pasad por aquí, me gustaría veros e invitaros a un plato de sopa, o quizás a una pequeña copa de vozka, vosotros elegís-dijo con una afectuosa sonrisa, tranquila-No pierdas más tiempo con éste viejo, vete y vuelve sana y salva-dijo mientras apretaba una última vez tu mano y la apartaba.

-Te lo prometo -le aseguré, apretando la mandíbula por la rabia. Sabía de gente así pero me superaba. Era algo que no llevaba bien -. Acabaré con esa zorra cueste lo que cueste.

La voz de aquel hombre estaba rota, casi tanto como su corazón, y aun así, tuvo todavía ánimo para entregarme un buen puñado de palabras y gestos amables, completamente gratis. Todavía quedaba gente buena en aquel mundo de mierda que habíamos construido a nuestro alrededor.

Toda quedaban seres humanos.

Envolví sus manos entre las mías, le sonreí... y le di un beso en la mejilla. Después me levanté, recogí las armas y me giré una vez más antes de salir de allí.

-Ve preparando ese vodka. No me gustaría tener que esperar demasiado cuando volvamos. Soy muy impaciente -le dije.

Una vez fuera, me mentalicé. Tocaba caminar y estar pendiente de cualquier sorpresa que pudiese encontrarme por el camino. También me hice a la idea de algo que no podía negociar. A partir de ese momento, la consigna era matar a quien se interpusiera en mi camino. Iván y Natasha... allá iba.

El viejo Vasili se despidió de tí con una tierna mirada, realmente deseaba que tuvieras éxito en tu empresa de venganza y muerte. Tú eras más fuerte y joven que él, estabas motivada, el viejo sabía que tenías posibilidades, pero todo pasaba porque también tuvieras una buena dosis de suerte. Cogiste rumbo Norte como te dijo el anciano y en efecto alcanzaste la carretera en poco tiempo, recordabas perfectamente la dirección, pero no sabías ni la distancia a recorrer ni dónde coño estaba su base, así que tendrías que hacer algunas pesquisas antes. Si seguías aquella carretera hecha polvo, antes o después te toparías con alguien que supiera dónde encontrar a Natasha. Lo único que veías eran casas abandonadas y destrozadas, comidas por la vegetación, nada nuevo que no hu bieras visto antes...

Pasaron un par de horas y aunque el cielo estaba nublado como casi siempre, notabas calor, ya fuera por el ejercicio continuado o o la euforia de destripar a Natasha comenzaste a sudar, pero no era nada serio, tu determinación era fuerte y aunque seguías dolorida, eso no te iba a detener y al cabo de una hora más de aburrido camino pasando por decenas de casas a punto de caerse a pedazos, viste una bifurcación.

Una de las direcciones tenía asfalto agrietado y hecho polvo, el otro era simple gravilla no veías ningún cartel que te indicase por dónde tirar ¿cuál escoger?.

Retomar el camino con la horrible incertidumbre de no saber si llegaría demasiado tarde para rescatar a Iván... o no, resultó más duro de lo que esperaba. 

A pesar de todo, estaba preparada. Vasili había cuidado bien de mí y mi odio por Natasha haría el resto. No podía aspirar a más. Desde luego, lo único que importaba ahora era encontrarla, y ya pensaría después cómo llegar hasta ella y rescatar a Iván.

Los recuerdos de todo lo que habíamos pasado juntos, recorrían mi mente durante el trayecto. Mientras continuaba caminando casi en modo piloto automático, recordaba cómo me había enseñado todo lo que sabía y había cuidado de mí cuando nadie más lo hizo. 

Teniendo en cuenta que todos los STALKER competían entre sí, la posibilidad de que alguien cuidara de ti, sabiendo que en el futuro lucharíais por las mismas cosas, era remota, pero él lo hizo. Recogió a aquella pequeña niña, rebelde y de mordisco fácil, y logró darle un sentido a su vida, el honor de defender aquello por lo que merecía la pena morir y luchar por vivir cada segundo, fuera como fuese.

Me había dado un motivo para vivir.

Y ahora, tenía uno para morir si hacía falta. Nada impediría que lo rescatase ni que vengase, tanto a él como a Vasili. Na-da.

Cuando llegué a la bifurcación, resoplé. Estaba cansada y me dolían las costillas sin duda porque aún no estaba completamente recuperada, y tomar una decisión no era lo mejor en aquellos instantes. Pero lo haría, y ya fuese por azar o porque el destino me esperaba, sabía que escogería el que debía. Me acerqué ligeramente a la intermediación entre ambos y olisqueé el aire. Después de todo, uno de mis antepasados dijo una vez que cuando tuviera dudas, dejase que fuera mi olfato quien decidiese*. Y eso era lo que estaba haciendo, dejar que mi olfato detectase el olor a pudedumbre o armas, gentío... o vacío.

Miraste unos segundos ambos caminos y aunque al principio tuviste algunas dudas tu olfato te dijo que tomases el camino de gravilla, estaba peor cuidado, por lo tanto es menos atractivo para la gente que pase por allí así que Natasha y su banda tenían que estar en esa dirección. Emprendiste el camino por aquel camino de cabras, entre árboles muertos y mustios, restos de animales muertos y despojos de ropa tirados por el exigüo arcén. Te paraste de vez en cuando intentanto descubrir alguna pista, pero nada de interés.

Seguiste caminando un poco más pensando el diferentes maneras de torturar a Natasha cuando le dieses caza, realmente era un ejercicio bastante disfrutable, sobre todo sabiendo que Iván estaba en sus manos. La incertidumbre de mataba ¿seguiría vivo? ¿lo estarían torturando en ése mismo instante? aquellas ideas te carcomían por dentro pero no podías hacer gran cosa y solo conseguirías amargarte por ello, lo mejor era focalizar aquella rabia y concetrarte en descubrir dónde se encontraba la guarida de Natasha y su banda sanguinaria. Una hora más tarde de aburrida caminata viste algo que podía ser interesante.

Parecía ser una granja abandonada, una pequeña casa principal y un reducido establo adyacente, oíste lo que pareció ser un mugido, pero no estabas totalmente segura ¿era tu oído o la imaginación excitada?. Quizás allí habría alguien que pudiera ayudarte, o quizás sería una trampa...no podías perder mucho tiempo, pues el reloj corría en tu contra, pero tenías que saber dónde estaba Natasha y salvara Iván...

Una casa.

No era lo que esperaba, pero tampoco podía pasar sin mirar lo que había dentro. Ya no se trataba de que hubiese algo útil que vender más tarde, sino que podía encontrar mapas, huellas, alguien herido... y un montón de cosas que podían hacer que mereciera la pena entretenerse.

El tiempo corría en mi contra, pero si algo había aprendido en todos aquellos años con Iván era que las oportunidades aparecían en cualquier momento y que no podían dejarse pasar.

Así que resoplé, fastidiada, alcé el arma y me dirigí hacia la entrada de la casa. Con mugido o sin mugido, vacía o no, no iba a dejarla atrás sin examinarla.

Vamos allá.

Avanzaste con el máximo de los cuidados, como Iván te había enseñado durante tanto tiempo, usando los matorrales y árboles como parapeto y protección a cada paso que dabas, sabías que aquel mundo hostil esta repleto de peligros y no podías fallar ni meter la pata, ahora estabas sola, no tenías apoyo, nadie que te protegiera...

Primero decidiste optar por la zona del pequeño establo que es la que más cerca te quedaba, donde habías oído aquel mujido hace unos minutos y con paso lento pero firme fuiste acercándote hasta la puerta de madera medio podrida, abierta de par en par, asomaste la cabeza conteniendo la respiración con el rifle en alto y al mirar en el interior lo que viste fue algo inesperado y desagradable. La vaca acababa de morir, estaba destripada y devorada en parte, la sangre aún era fresca asi que el ataque había sido poco antes de llegar tú. Te pusiste tensa al instante porque algo más había allí...un cubo metálico volcado de leche recién ordeñada, alguien más había allí ¿pero seguía con vida?.

Una vaca muerta en sí misma no indicaba nada, pero que hubiese sido parcialmente devorada, decía mucho. Alguien tenía mucha hambre y estaba todavía por allí.

Eso solo podía significar peligro y dudaba que fuera humano, porque en caso contrario, se habría tomado la leche. Por otro lado, la leche derramada implicaba que sí que había alguien cerca. Que estuviese vivo o no era otra cuestión.

Así que antes de salir de mi escondite, continué mirando en todas direcciones y agudicé el oído.

En aquel pequeño lugar no había nada de utilidad salvo aquella sangrienta escena por lo que tus sentidos estaban tan alerta como los de un gato, centraste tu atención en la casa principal, la puerta de entraba estaba abierta de par en par con manchas de sangre en el pomo y una de las ventanas laterales se encontraba medio abierta pero tras ella una oscuridad completa.

Al igual que en tu primer vistazo no acertabas a ver movimiento en un principio, pero te detuviste un instante más y viste una sombra sospechosa en el interior tras la puerta principal. Ambos accesos eran peligrosos ¿Por cuál te decantarías?

No podía perder demasiado tiempo allí. No me lo podía permitir. Iván no disponía de él. Así que sin pensármelo más tiempo, me lancé arma en mano, con todas mis fuerzas, contra la puerta, lanzando un grito que esperaba no tanto alertase como asustase a quien quiera que estuviese en el interior.

¡Aaaaaaahhh!

Era una de esas veces en las cuales no es la cabeza quien lleva la batuta, sino las emociones, todas las que había ido acumulando por el camino y las prisas que tenía por continuarlo, sin saber si mi amigo y mentor estaría al final, esperándome, o por el contrario solo me quedaría el amargo sabor de una venganza.