Partida Rol por web

Seguiste las instrucciones de Nikolai al pié de la letra y tras aquella abrupta despedida después de su milagrosa aparición la decisión de liquidar a Natasha era más fuerte que nunca. Caminaste durante no sabías cuanto tiempo exactamente pero si podías adivinar que por la mortecina luz que empezaba a verde a través de los árboles estaba atardeciendo.

Durante aquel largo paseo imaginaste una y mil formas de asesinar a Natasha para que sufriese el mayor dolor posible, pero antes tenías que llegar hasta ella y eso significaba poder entrar en su guarida. Entonces la viste, oculta en aquellos altos arbustos pudiste ver la vieja casona, casi había anochecido pero las luces provenientes de su interior brillaban con fuerza. Era de dos plantas y para tu extrañeza el número de guardias en su exterior era bastante exigua y alguno más pudiste ver medio borracho, desde luego tenías más posibilidades de lo que creías para poder acceder a su interior. Tenía dos plantas ¿Pero donde estaría? En un gran salón en la planta baja ¿O quizás en su dormitorio privado en la planta superior?

La llegada del atardecer, con la luz filtrándose a través de las ramas de los árboles, solo me trajo la preocupación de que el tiempo se me estaba echando encima. La noche era buena para mí, para ocultarme, pasar desapercibida y avanzar sin ser vista, pero mi ánimo no funcionaba de la misma manera.

A la luz del sol, todo parecía más sencillo que cuando estaba rodeada por sombras proyectadas por la luz que reflejaba la luna. Era una sensación absurda y lo sabía, pero en ocasiones era el instinto quien mandaba sobre la mente y en aquel momento, toda la rabia que sentía me decía que efectivamente, no estaba pensando, sino guiándome por mis emociones.

Nada más vislumbrar la casa, la guarida de Natasha, mi cuerpo se tensó como si se preparase para saltar. Semiderruida, preparada para caer pero milagrosamente aún en pie, era como ella misma, un recuerdo del pasado sin futuro.

Pero aún tenía que llegar hasta ella.

Las luces me permitieron ver que había movimiento en ella, y extrañarme de que no hubiese más protección a su alrededor. Eso me hizo pensar que me estarían esperando.

Era una trampa.

Sonreí al pensar que eso seguramente no me serviría de mucho, y que trampa o no trampa, debía entrar como fuera y no iba a ser sencillo. Lentamente, fui avanzando, deteniéndome cada vez que una piedra rodaba o una rama se partía bajo mis pies.

¿Mi objetivo?

La planta de arriba; siempre una posición elevada para a continuación, ir bajando... si es que no me descubrían antes.

Ésta vez y de forma perfecta conseguiste alcanzar la enorme casa sin que nadie te viese, al parecer las enseñanzas de Iván de cómo moverse con sigilo habían llegado a buen puerto y saltando de arbusto en arbusto alcanzaste la fachada trasera sin ser detectada había un par de tristes guardias que estaban más centrados en evitar dormirse que en vigilar los alrededores ¿Realmente Natasha era tan confiada que no esperaba que nadie tuviese la osadía de colarse en su guarida o era todo una trampa? Tu intuición no se decantaba por ninguna de las dos, pero no podías quedarte quieta.

Decidiste entrar por la planta superior, no había una escalera al uso, pero sin enorme árbol medio muerto cuya una de sus enormes y gruesas ramas rozaban el tejadillo, era un buen punto de acceso pues desde abajo veías un par de ventanas abiertas. Correrías peligro sin duda, pero debías hacerlo si querías acabar con Natasha y un simple árbol no te iba a retener.

A la vista de todo, aun cuando resultara extraño ver tan poca protección e incluso estuviese bastante segura de que se trataba de una trampa, no podía más que caer en ella e intentar hacerlo de pie. Así que empecé por intentar subir a la segunda planta aprovechando el árbol que tenía delante.

No me resultó especialmente complicado, e incluso logré hacerlo con bastante sigilo, lo cual era toda una novedad, teniendo en cuenta lo mal que me estaban saliendo las cosas últimamente.

Pero estaba allí.

Lo importante era llegar arriba y desde ese punto, intentar encontrar a Iván y a esa zorra.

De manera casi imcomprensible conseguiste colarte en aquella casona, pero aquello solo era el principio, entraste en una habitación prácticamente a oscuras y vacía, con un somier oxidado nada más.

Entraste con el mayor de los sigilos pisando con cuidado el suelo de madera evitando lo máximo posible generar ruido y hasta ahora habias conseguido tu objetivo con éxito. Pero oíste pasos al otro lado de la única puerta que había en aquel cuarto, pudiste ver luz bajo la puerta y una sombra pasar ¿un guardia, Natasha o quizás sería Iván convertido en esclavo? todo aquello te torturaba, pero no podías quedarte allí, debías de encontrar a Natasha, a tu amigo y salir de allí con vida que no era moco de pavo. Así que debías de seguir adelante.

La noche era ya cerrada, los ruidos y los pasos se hacían más ténues y menos numerosos, era tu oportunidad, quizás la última y única, debías actual, ahora.

La habitación estaba vacía, lo cual no era una mala señal, teniendo en cuenta que podía seguir avanzando y explorando. La madera crujía, pero estaba teniendo suerte. Era vieja, pero yo pesaba poco y me movía con facilidad. Bajo la puerta, un resquicio de luz y una sombra.

Cualquier cosa que encontrase al otro lado, podía ser peligroso para mí, pero no era algo que me preocupase. Tarde o temprano, debía dejarme ver, pero si podía atacar primero, estaba segura de poder superar las defensas.

Iván, voy. Natasha, espérame, cariño. Te daré un saludo que nunca olvidarás.

Lentamente, me fui acercando a la puerta. Pegué el oído y en cuanto me pareció que no había nadie, empecé a abrirla con sigilo.

Abriste la puerta que por suerte no generó ningun sonido y asomaste la cabeza viendo sorprendida como estaba todo despejado, la escalera que llevaba hasta tu misma planta crujía lo que indicaba que alguien acababa de bajar con ella por lo que de momento no parecía haber moros en la costa, así que saliste de tu pequeña guarida para explorar la planta.

Por lo que podías ver sólo había dos puertas en aquel mismo pasillo y luego giraba a la izquierda sin poder ver nada más allí salvo unas risas lejanas de una mujer, entremezclados con gemidos y algunos gritos, pero no eran precisamente de placer, tu corazón se oprimió por un instante...¿quién reía? ¿quién gritaba?.

Antes o después tendría que explorar puerta por puerta, pero en aquellos instantes, me pareció que lo más sensato era continuar moviéndome, así que me dirigí por el pasillo, pendiente de cada crujido y cada ruido que pudiera escuchar. En cualquier momento podía abrirse una puerta y ser descubierta, y empezar el maldito infierno, pero cuanto más lo retrasase, mucho mejor para mí.

Ahora bien, aquellos gritos no presagiaban nada bueno; respirando profundamente, me dije a mí misma que no debía dejarme llevar ni por la ansiedad ni tampoco por el pánico. Estaba segura de que dentro de poco, los mataría a todos, o ellos a mí, pero no todavía.

Continué moviéndome todo lo sigilosamente que pude.

Avanzaste por aquel tétrico pasillo, las paredes desnudas y su pintura oscurecida y sucia por el tiempo no le conferían un aspecto precisamente bonito, pero era más que suficiente al parecer para Natasha y sus secuaces. Seguiste avanzando por aquel pasillo que parecía hacerse eterno desembocando en una puerta de doble hoja en otro tiempo blanca y que ahora era un gris sucio y desvencijado.

Las risas y gritos se habían casi mitigado hasta casi reducirse a una especie de gemido lastimero o quizá de gozo, sabías que sólo había una manera de descubrirlo, tampoco sabías lo que tardaría en venir otro guardia y no estabas para perder tiempo.

Aquella casa era el olvido personificado, pero también el destino que me había estado llamando desde que Iván fue capturado. Para bien o para mal, ya fuese logrando mi objetivo o no, allí terminaba una parte de mi vida, porque así era como pensaba en ella, como capítulos de un libro, sin un prólogo, sin un epílogo, porque yo no estaría para escribirlo, pero sí con muchas partes en las cuales mi vida adquiría un valor diferente cada vez.

Lo que oía podía ser muchas cosas. Alguien siendo torturado o alguien follando hasta caer extenuado; quizás fuese de un hombre, o puede que de una mujer.

En realidad, solo abriendo la puerta descubriría que había detrás de ella y solo viéndolo, sabría que era lo que me esperaba.

¡Jodido destino!

Pegaste el oído y lo único que oíste era un gemido masculino y una voz..que te resultaba conocida-No...parad por favor, no sigáis, no puedo más..no sigáis..no sigáis..no..-decía aquella voz agotada y suplicante, triste y sin fuerza, entremezclada con algún ronquido. La sangre se heló en tus venas, era Ivan, tenía que ser él.

¿Qué le habrían hecho? una miriada de imagenes sangrientas se cruzaron en tu cabeza, él se había sacrificado por salvarte y ahora seguramente habría pagado las consecuencias, pero ¿hasta qué punto lás habría sufrido? Sabías que Natasha era capaz de todo y la tortura era de uno de sus pasatiempos favoritos. Conocías perfectamente los riesgos pero habías llegado hasta allí por una razón y no para escapar ahora precisamente...

Puede que se tratara de una tortura, aunque algo en mi interior me decía que allí dentro, en aquella habitación, había mucho más de lo que parecía.

En cualquier caso, no tenía tiempo que perder. Preparé el arma, cerré la mano alrededor del pomo y abrí silenciosamente la puerta, más que para no alarmar a quien estuviese abajo, para poder ver lo que sucedía sin llamar la atención de los que estaban en el interior y cogerlos desprevenidos.

A medida que la puerta se fue abriendo, alcé mi escopeta y me preparé para disparar.

Ya estaba bien de tantas tonterías.

Voy, Iván. Voy. Aguanta.

Cuando entraste, sentiste un revoltijo de emociones, primero sorpresa, el salón estaba desierto, cubierto de cojines y sofás cómodos, un guardia dormía literalmente borracho pues tenía una botella de vodka en la mano, desde luego a Natasha poco le importaba su estado. Luego pena y odio pues Iván permanecía tirado en una esquina prácticamente desnudo pegado a la pared y hecho un ovillo, solo mantenía sus calzoncillos, ahora sucios y manchados de sangre...

Todo aquello te asqueaba, pero lo peor era su mano derecha, le faltaban tres dedos y estaba cubierta con un trapo asqueroso. Él
giro la cabeza al sentir tu presencia, te miró y su primera reacción fue encogerse, tenía una ceja abierta, el labio partido y un ojo hinchado como una berenjena-Nova... novata ¿Eres tú?- preguntó como si dudase de tu presencia allí-¿De verdad has venido a buscarme? No deberías haberlo hecho, ella está aquí...te atrapará y te hará mucho daño..- gimió con lágrimas en el ojo sano que tenía pues en el otro no podías ni ver sus párpados ¿Cómo podían haberle infligido tal daño en tan poco tiempo?

No perdí tiempo. Había visto demasiada sangre y demasiados muertos para impresionarme por su estado. Estaba vivo y eso era lo único importante.

-Calla -le dije en voz baja, cerrando la puerta rápidamente y corriendo para darle un poderoso golpe con mi arma al guardia, con el fin de dejarlo inconsciente evitando el ruido. Le golpee con todas mis fuerzas y todo mi odio, buscando partirle los dientes y el cráneo, y el arma si hacía falta.

Ese malnacido jamás volvería a beber y si despertaba, la resaca que tenía no sería nada comparado con la fractura de cráneo que le iba a dejar de recuerdo.

El guardia no tuvo oportunidad de levantarse ni de despertar tus golpes acabaron con él y pasó a mejor vida sin ni siquiera darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, cogiste al pobré Iván y lo cargaste sobre tí lo mejor que pudiste. Os girásteis hasta la puerta por la que habías entrado, pero entonces aparecieron dos guardias por esa puerta con sendos ak47 apuntándoos y justo a vuestras espaldas escuchásteis como una puerta se abría seguido de una risa femenina y que os heló a sangre.

Os girásteis y aparecieron otros dos guardias y entre ellos...Natasha que os apuntaba con un revólver.

-Eres valiente, he de reconocerlo, pero bastante estúpida..-al instante siguiente oiste un bramido, el fogonazo del revólver de Natasha anunción que el proyectil salía dirigido hacia tí, esperabas caer fulminada, pero en vez de ello, impactó en Iván. Sin nisiquiera amenazar, había disparado a tu compañero-¡¡¡AHHH!!!-gritó el torturado hombre.

Notaste como sus fuerzas flaquearon y como caía al suelo, la bala había impactado en su muslo, atravesándolo y la sangre comenzaba a manar de forma importante-Ahora será mejor que sueltes las armas putita, o le vuelo la tapa de los sesos, ahora mismo-masculló la desalmada apuntando de nuevo a Iván.

Tal y como podía esperarse, era una trampa. Desde el primer momento Natasha sabía que estaba allí y lo que iba a hacer. No era muy complicado. Estaba claro que iba a ir en busca de Iván, costase lo que costase.

Así que la situación estaba bien jodida.

El disparo sobre Iván hizo que trastabillara y estuviese a punto de caer, pero logré mantener el equilibrio y contener mi rabia lo suficiente como para mirarla con furia asesina e idear un rápido plan; desesperado, sí, pero plan al fin y al cabo. Un puto plan B.

Me agaché preocupándome por Iván, lo cogí y con fuerza lo lancé sobre Natasha, para a continuación abalanzarme sobre ella con toda la velocidad que fui capaz de reunir. No me dispararían si estaba a tan corta distancia de ella y le tenía demasiadas ganas como para no intentar dejarle la cara como un cromo.

Lo siento, Iván, pensé, mientras lo empujaba, corría hacia Natasha, levantaba el puño y golpeaba su cara con todas mis fuerzas.