Partida Rol por web

Efectivamente, era Iván, así que sin perder tiempo, y casi sin apuntar, disparé... y la puñetera arma se encasquilló.

¡Me cago en las putas AK-47!

Sin tiempo para pensar en un plan B, hice entonces lo único que podía hacer.

Me abalancé corriendo contra el bicho.

-¡AAAAAAAAAAAAH!

Esperaba que mi grito lo distrajese lo suficiente como para olvidarse de Iván y que éste pudiese ir en busca de su arma. Me di una carrera gritando desesperada y cuando me encontraba a unos metros, salté sobre la bestia, lanzándole un culatazo que le hubiese destrozado la mandíbula a cualquiera.

Mientras mi cuerpo descendía, sentí como el arma golpeaba sus huesos y se hundía en sus tejidos. Flexioné mis piernas para caer bien en el suelo y después, levanté la cabeza para mirar a aquella bestia asquerosa.

-¿Te he hecho daño, gatito? -le dije, sonriéndole con arrogancia.

Apretaste el gatillo y un desagradable click fue lo único que salió del viejo subfusil ruso. La bestia al fin se percató de tu presencia y giró su apestoso y deforme cuerpo hacia tí cogeaba ostensiblemente por la herida de su pata trasera pero antes de que pudiese atacarte le propinaste tal culatazo que soltó un chillido de dolor dando unos pasos hacia atrás, aturdida.

Iván aprovechó ese tiempo para arrastrarse hasta su rifle aunque tardaría unos segundos en alcanzarlo, segundos que quizás tú no tenías, la ventaja era que ahora esa bestia había centrado todo su interés en tu persona y se lanzó a por tí en un desesperado ataque alargando una de sus zarpas.

La bestia hizo justamente lo que yo quería... para mi desgracia. Se giró hacia mí, con los dientes empapados en saliva, no sabía si por rabia o por las ganas que tenía que saborearme, pero no tardó ni dos segundos en lanzarse hacia mí.

Yo casi me moví antes que ella, lanzándome al suelo y esquivándole, dejando que pasara por encima de mí, mientras a lo lejos, veía como Iván recogía su arma y se preparaba para acabar con ella. 

No obstante, no iba a ser tan sencillo. El pasillo era demasiado estrecho para disparar, estando yo allí delante, así que me puse en pie y corrí. Corrí cuanto pude, sintiendo el hedor de la criatura en mi espalda y sus gruñidos en mis oídos, esperando que en cualquier momento sus garras desgarraran mi piel o cayese sobre mí, y cuando estuve lo suficientemente cerca, me tiré al suelo, dejándole el blanco libre.

Todo tuyo.

El estampido reverberó a lo largo de todo el pasillo y justo cuando creías que aquel engendro te arrancaría la cabeza de un bocado, lo que ocurrió fue que aquel cuerpo deforme cayera sin vida a tu lado igual que un fardo. Elevaste tu rostro hacia el cadáver y viste como media cabeza de la criatura había desaparecido, entonces miraste hacia la figura que había reventado el cráneo del monstruo mutante. Iván permanecía de pie apoyado en la pared sobre su hombro bueno-Joder, ha estado cerca novata..-dijo con un gesto de dolor caminando hacia ti.

-¿Estás herida? No sé de dónde coño ha salido, pero se nota que no le gustó que le disparase antes y quería venganza el muy cabrón-dijo chasqueando la lengua malhumorado. Él mismo sangraba por aquella herida abierta del hombro pero antes de ocuparse de ella quería asegurarse de que estabas bien-desencasquilla la ak y busquemos alguna habitación segura para curarme..-se miró la herida y puso gesto de fastidio y no por el dolor sino por lo que ello podía significar. Lo más parecido a un médico o veterinario estaba a kilómetros de distancia y no podía permitirse el lujo de que una herida se infectase.

La siguiente puerta daba acceso a un baño con urinarios invadida por la vegetación, sin duda la falta de actividad humana y el abandono hacia verdaderos estragos-arg.. joder saca la tela limpia y el alcohol de la mochila..- masculló tu compañero quitándose la gruesa guerrera de tejido reforzado. El material médico que teníais era básico pero sería suficiente, la herida era menos grave de lo que parecía y con desinfectarla y cubrirla bien sería suficiente. Mientras entre los dos acabábais de curar la herida Iván te miró serio-jodido bicho, más vale que lo que encontremos aquí valga la pena, ya he sangrado suficiente por hoy aunque algo he encontrado....-dijo con amargura metiendo una mano en el bolsillo sacando un pequeño objeto y dándotelo con una breve sonrisa.

Un pequeño reloj de bolsillo que obviamente no funcionaba pero estaba bastante bien conservado, para vosotros era una baratija, pero para Ramius, un viejo coleccionista que conocíais quizás para él si valiese algo.

El plan B había funcionado a la perfección, aunque no sin riesgo, claro. Iván le voló la cabeza a aquel engendro y todo quedó de nuevo en silencio.

Joder, ha estado cerca novata...

-Nah, estaba todo bajo control. Para eso están los planes B.

Al mirarle, me di cuenta de que estaba sangrando profusamente por la herida que le había causado, así que ya teníamos algo que hacer. Él estaba centrado en de dónde habría salido, pero eso a mí me daba exactamente lo mismo.

-Ahora lo primero es curarte esa herida. 

Desencasquilla la ak y busquemos alguna habitación segura para curarme..

-Está bien -gruñí, mirando mi arma inútil y buscando una habitación en donde detenernos un instante.

No tardamos en encontrar un lugar, asqueroso, olvidado por la vida, pero al menos, aislado. En cuanto nos detuvimos, desmonté mi arma, limpié el percutor y el cañón, y volví a montarla. No tardé más de cinco minutos.

Mientras tanto, Iván dio una vuelta asegurándose de que estábamos a salvo. Después, saqué el alcohol de la mochila y un trozo de tela.

-Aguanta un momento -le dije, mirando bien la herida. Era bastante profunda, pero sobreviviría, siempre que la desinfectara bien. Me saqué el cinturón y le di el extremo -. Muérdelo con fuerza mientras la limpio.

Dolía, eso desde luego, pero tenía que limpiarla bien si no quería que hubiese problemas. Iván aguantó a la perfección. Ya estaba curtido en esas cosas.

Cuando acabé con él me dio un reloj que había encontrado.

-Seguro que vale algo. Es una buena pieza -le dije, intentando animarle.

Ya estábamos de nuevo preparados para la acción, que iba a ser registrar y encontrar. Esperaba no encontrarnos con nada más, pero por si acaso, mi arma estaba preparada de nuevo.

-Está bien, viejo amigo. Movámonos. Tenemos mucho que registrar y poco tiempo para hacerlo -le dije, liderando la búsqueda y abriendo ojos y oídos.

-Espero que la próxima vez nos valga con un plan A, si tus planes B suelen acabar así prefiero no volver a experimentarlo-dijo con una especie de mezcla entre queja y risa. Cuando le pasaste el cinturón clavó sus dientes en él, no era la primera herida que sufría y ya os habíais remendado una a otro más de una vez, aquel era un terreno hostil repleto de peligros, ya no solo en forma de bestias sin razón si de decenas de edificios que se convertían en trampas mortales con el paso de los años.

Cuando echaste el alcohol en su herida viste como los dientes se hundían en el cuero curtido de tu cinturón con fuerza aunque su rostro no reflejaba apenas emoción, tardaste poco más de un minuto en vendar la herida e Iván se terminó de ajustar la guerrera en un momento-Muchas gracias novata- contestó con una ligera sonrisa-Ahora pongámonos en marcha, Kolikov dijo que había un nivel inferior, un sótano en el que bien podía haber un alijo de armas o material médico para emergencias- cualquier cosa tenía su precio en la Zona, unas vendas de verdad, eran muy caras y si las encontrabas o bien podías sacar un bien beneficio vendiéndolas o quedártelas para curarte. Ahí radicaba el frágil equilibrio en la Zona, algo tan nimio como aquello podía salvarte la vida o darte comida para una semana o una caja entera de municiones.

Explorásteis lo que restaba de la planta sin ninguna nueva sorpresa, tan solo encontrando basura y nada de valor. Al final del último pasillo visteis unas escaleras que descendían en cuya pared había un cartel indicador cuyo texto había quedado borrado por la mierda y humedad-Ahí es novata, abre ojos y oídos- susurró mientras bajabais las escaleras con cuidado de no resbalar.

-Aquí no se ve una mierda, encendamos las linternas- susurró Iván. Al hacerlo visteis otro estrecho pasillo de cemento, está vez solo teníais cinco puertas ante vosotros, todas cerradas, dos a un lado, dos a otro y una al fondo, aunque aquella última te decía algo especial..

Sabíamos que cualquier cosa que encontráramos, si era valiosa, tenía un precio en forma de vida. Una semana de vida, un mes... cualquier cosa era mejor que morir y en aquel lugar, y aquel momento, cada minuto contaba y valía tanto como un año de vida en otro lugar.

Así que continuamos mirando, buscando entre el barro y la basura, hasta llegar a las escaleras que se suponía debíamos encontrar.

Ahí es novata, abre ojos y oídos-

Asentí con la cabeza y descendí con cuidado. El tiempo había hecho que los escalones estuviesen rotos, desgastados y resbaladizos, por no decir que al no ver casi nada, todo resultaba el doble de peligroso. 

Tras encender las linternas, vimos otro pasillo... y cinco malditas puertas a lo largo del mismo.

-Vaya, ¿y en cuál de ellas estará el premio? -dije, bromeando sobre el hecho de que no sabíamos cuál escoger y que a lo mejor abríamos una que no debíamos. Pero al mirar la del fondo, sentí que era aquella. Quizás fuese porque al ser la última me resultaba lógico pensar que sí, justamente, ese sería el camino y que las demás podían ser únicamente estancias pequeñas vacías.

-Probemos con la del final -dije finalmente, acercándome a ella con el arma preparada. Los pasos hasta llegar a la puerta parecieron eternos, pero no tanto como el tiempo que tardé en colocar mi mano en la manija, abrirla... y ver lo que había más allá.

Sorprendentemente para vosotros la puerta no estaba cerrada y al entrar visteis una estampa extraña y... perturbadora.

La luz mortecina entraba por la única ventana que tenía la habitación, una mesa de despacho, una estantería, un sofá, todo patas arriba como si hubieran estado buscando algo con prisa, un archivador tirado en el suelo y abierto con cantidad de papeles y un calendario de pared colgado con la estampa de una torre de metal y que ponía París en una letra elegante y curva, el papel estaba deteriorado aunque aún podíais ver lo que estaba escrito en él. Una caja fuerte descansaba pegada a una de las paredes, era de las antiguas con clave de rueda, estaba oxidada, pero aún cerrada..

Pero lo que más lo llamó la atención fue el cuerpo momificado de lo que parecía ser una mujer joven, con una navaja clavada en la espalda, os acercásteis al cadáver e Iván vio algo.

-Novata, mira su mano, tiene un...¿Papel?-dijo intrigado, tú qué estabas más cerca te agachaste y cogiste el papel, que en realidad era una pequeña carta, el papel amarillento aún conservaba una bonita y clara letra.

Cita:

La madera crujió al abrir la puerta, como si no se hubiese movido en siglos. El polvo cayó desde la superficie del marco y un olor a rancio invadió de pronto el pasillo. No era desagradable, y tampoco el peor del mundo; simplemente, intenso y de alguna manera, inquietante.

La habitación estaba casi completamente a oscuras, pero la luz que atravesaba la ventana hacía que pareciese misteriosa y fascinante, a la vez que todo un descubrimiento.

Iván entró detrás de mí, pero nuestros pasos se movieron casi al unísono, mientras avanzábamos por la habitación mirando en todas direcciones. Claro que ninguno esperaba encontrarse con aquella mujer... asesinada.

-¡Mierda! -exclamé en voz baja, al ver la navaja clavada en su espalda. Me acerqué lentamente, como si temiera despertarla de un sueño profundo, mientras en mi interior una creciente ira se abría paso. Aquella mujer, muerta por una mano, seguramente conocida, porque nadie más que alguien en quien confiaba podía entrar allí, y abandonada a su suerte.

Iván señaló que tenía un papel en su mano. Lo cogí y lo extendí. Casi parecía que iba a desintegrarse, más por la humedad que por el tiempo, pero aguantó lo suficiente como para que lo pudiésemos leer.

Cuando terminamos, miré a mi alrededor.

Torre Eiffel, torre Eiffel...

Me fijé entonces en el calendario, con la fotografía de la famosa Torre fálica. ¿Habría algo allí?. Con el papel en la mano, me dirigí hacia él, lo cogí y lo examiné.