Partida Rol por web

Tras varios días examinando el arma Otrygg tiene totalmente claro que no es un arma común, ni mucho menos. Es más, empieza a pensar que su factura ni siquiera es humana. Fijándose en los grabados de la punta, aleteada en tres, ve caballos, lobos y... cuervos. Muchos cuervos. Todos ellos se revuelven en la espiral como si corrieran en una jauría salvaje. Su asta es muy ligera, mucho más de lo que le correspondería a un arma así y, sin embargo, es solida y robusta. Runas finamente grabadas la recorren de arriba a abajo... Es un arma tan magnífica que manejarla es un placer y sus golpes son poderosos.

Ösvif sonrió ampliamente al oír la decisión del hijo del jarl.

-!YA HABÉIS OÍDO¡- bramó a todo pulmón mientra giraba el timón hacia la playa- !VAMOS A DERRAMAR UN POCO DE SANGRE PIRATA¡

Los dos barcos llevan ventaja al de nuestros héroes y el barco perseguido encalla en la playa seguido poco después por el de los piratas. Saliendo acto seguido todos sus ocupantes y formando buscando el combate. El viejo lobo de mar encalla la embarcación de los de Rohald entre los piratas y la nave perseguida, quedando esos perros de mar entre dos fuerzas.

-!SEÑOR¡- dice mirando a Vlödy mientras coge su hacha- !Lidere a sus hombres una vez más¡

Todos saltan a la playa cuando ya ha empezado el combate. Los dioses decidirán quién gana.

Ya antes de desembarcar me voy colocando mi casco con una amplia sonrisa en el rostro. No, no usaré la lanza de Odhinn ahora... en vez de eso desmembraré y destriparé a mis enemigos a hachazos, como buen hijo de Rohald. Pienso para mí. Bajo del barco de un salto y, dejando mi montura atrás a salvo, comienzo a gritar órdenes mientras me acerco lentamente hacia los enemigos.

-¡Vamos hermanos! ¡Vamos, bravos guerreros de Rohald! ¡Que cada uno de los Aesir se regocije en el Valhöll oyendo los estruendos de nuestras hachas y escudos! ¡Que no quede un pirata con vida! ¡Vamos, seguidme! ¡Aprovechemos la situación y encerrémosles en un círculo de muerte! ¡Que les llueva el acero de todas partes! ¡Rodeemos a los piratas junto a nuestros camaradas perseguidos! -ya que no hemos llegado a tiempo para formar un muro de escudos que proteja a los navegantes avasallados, intento que rodeemos entre todos a los piratas para que se vean en desventaja táctica, y poder aprovechar esta desventaja suya para acabar con ellos más rápidamente y reducir al máximo las bajas entre mis hombres y entre nuestros protegidos también.

Tras el desembarco, y viendo que habían cogido por sorpresa a los piratas, Vigfus se afanó en encontrar una posición ventajosa desde la que poder atacar a distancia a sus enemigos, a ser posible minimizando su visibilidad y su accesibilidad, mientras cumplía las órdenes de Vlödi e intentaba que los enemigos quedaran rodeados. Mientras buscaba este lugar, agarró su arco de guerra y, en cuanto estuvo cómodo, disparó dos flechas a los piratas más cercanos a su posición.

Ante la previsión del combate Otrygg guardó la valiosa lanza a buen recaudo en el barco y preparó su hacha. Aún se sentía poco confiado en combate pero eran órdenes de Vlödi, y tras los últimos acontecimientos, magia y visiones, aquella trifulca con los piratas no le parecía tan impensable como antes.

Imitando a los guerreros, Otrygg se lanzó a combatir desde la posición donde se vio más seguro, aprovechando para asestar un par de buenos hachazos mientras el enemigo aún estaba con la guardia baja.

Los bravos de Rohald se lanzan al combate sin dudarlo. Los piratas, centrados como estaban en su presa, se quedaron totalmente desconcertados. A pesar de los gritos del capitán, un grandón de pelo rubio que vocifera constantemente ordenes, no consigue que sus hombres reaccionen debidamente ante la presión a la que son sometidos, y ahora están atrapados en dos frentes muy peligroso...

-MALDITOS BASTARDOS, DAOS LA VUELTA...

Las ordenes de Vlödy son contundentes, tajantes y profesionales, por lo visto se esta adaptando perfectamente a su papel de líder militar. Con sus hábiles indicaciones, los bravos marineros hacen una pinza a los piratas minimizando al mínimo los daños recibidos ante una descoordinada defensa.

Vigfus desenfunda su arco y desde la embarcación lanza un primer proyectil bien dirigido contra su enemigo. La flecha acierta en el blanco atravesándole el cuello cayendo al suelo inmediatamente. El segundo flechazo no es peor, y alcanzando a otro de los pérfidos piratas en el abdomen le hace ponerse de rodillas y arrastrarse hacia una inexistente retaguardia...

Otrygg se lanza con furia contra el enemigo siendo solo superado por Vlödy en premura. Su hacha se balancea de forma magistral cortando carne, hierro y hueso. Su primer tajo corta de arriba a abajo a uno de sus enemigos, el cual no tiene tiempo ni de darse la vuelta. Aprovechando la inercia vuelve a lanzar su arma hacia el cielo encontrando en el camino la pierna de otro pirata, seccionándola del cuerpo de su dueño. Una vez arriba vuelve a bajar, mas esta vez se encuentra con un escudo que amortigua el golpe, no sin que su dueño reciba daño en su maniobra defensiva.

Los piratas no pueden devolver el castigo a los de Rohald, sin embargo si pueden seguir atacando a sus victimas. Sus ataques no son en vano e infligen un profundo castigo dejando varios heridos y algunos muertos... Pero la respuesta de los otros no se hace esperar. En un furioso baile de cuchillos, hachas y espadas, los que antes eran presa se convierten en cazadores y hieren terriblemente la formación pirata haciendo caer a bastantes de esos malhechores... su moral empieza a flaquear y parece que Tyr ya ha decidido quién es el ganador de este combate...

Después de unos segundos de reflexión Otrygg se da cuenta de lo que tiene entre las manos

-!CLARO¡ !ES ESO¡-

La historia de la lanza es realmente fascinante. Si no se equivocaba lo que tenía entre las manos era obra del mismisimo Balder. El dios de la luz la forjó perdiéndola más tarde en una apuesta con un gigante de hielo.  Un héroe llamado Jund Jaralsson se la robó a un jotun llamado Grondak el tronante. El héroe, en uno de sus muchos periplos, fue maldito por una bruja en el país de los samis... aunque intentó huir de la maldición está le atrapó y su muerte no fue lo suficientemente honrosa como para entrar en Valhalla...

Todo va como la seda. Me complace ver que mis hombres obedecen y que bajo mi liderazgo logramos reducir bajas y acabar eficientemente con nuestros enemigos. Ojalá todos los combates fueran así. Pienso para mí, mas no tardo en cambiar de actitud. Con las órdenes ya dadas y siendo cumplidas con eficacia, ahora es mi turno de bañarme en la sangre de nuestros enemigos. No pienso quedarme sin mi parte del festín. Me digo a mí mismo, momento en el que echo a correr con toda la furia de mi bravo corazón y me lanzo a la carga de mis enemigos, ansiando cercenarle la cabeza al primer pirata que encuentro, con la inercia de la carrera.

Durante un momento, una sonrisa nerviosa cruzó el rostro de Otrygg. Siempre se había mostrado reacio a combatir, tal vez porque nadie habría apostado un brazalete por su victoria a causa de su altura, y al labrarse un oficio próspero como artesano nunca había necesitado de realizar incursiones para ganarse la vida, de modo que hasta ese momento había vivido muy pacificamente; pero para su inmensa sorpresa no se desenvolvía mal en combate, y la adrenalina de la batalla hacía que el miedo quedase olvidado muy pronto.

No había nada de estrategia o técnica en sus golpes, solo la rapidez de unos brazos trabajados en la forja durante años. Aún así, ahora que sus enemigos estaban advertidos de su presencia se contuvo para atacar con más cautela, preocupado por el contraataque de los piratas.

Viendo que las dos flechas lanzadas anteriormente habían sido certeras y que si se metía en el mogollón no tendría tantas posibilidades de hacer daño al enemigo, Vigfus decidió, sin prisa pero sin pausa, tomar dos nuevas flechas y tratar de ensartar a sendos malnacidos con ellas.

Los héroes siguen presionando a los piratas, lo cual combinado con los esfuerzos de la tripulación de la nave que antes fuera presa, hace que los enemigos flaqueen enormemente.

Vlödy hace una tremenda carga, con su escudo por delante impacta terriblemente contra los desconcertados piratas. Tres caen al suelo por la fuerza del primer impacto y otro es despedazado por la fuerza del espadazo que el joven sucesor de Jarl le propina. 

Otrygg no tiene mucho éxito al lanzar su primer hachazo, el cual se encuentra con un escudo enemigo, pero al desclavarle y aprovechar la inercia para alcanzar otra vez a su objetivo consigue traspasar sus defensas y doblarle totalmente, haciéndole caer al suelo desplomado. 

Vigfus sigue en el barco probando su puntería contra los piratas. Esta vez los giros, y confusión del combate, le impiden acertar a un blanco concreto, perdiéndose sus dardos en el fragor del combate.

Los que eran la presa redoblan sus esfuerzos y apoyados por los daneses empujan a su enemigo común contra la nave pirata. Ahora, daneses y presa luchan codo con codo, y los de Rohan pueden distinguir claramente que son Jutos con los que combaten. Los piratas, a todas luces noruegos, empiezan a ver más hombres en la arena tendidos que en pie luchando. Su jefe intenta poner orden, pero Osviff le consigue acertar con un hacha arrojadiza tirándole al suelo. Es el fin, el combate acaba con solo 5 piratas respirando, pero heridos, muchos mutilados y muertos... Pero con los Jutos y los daneses victoriosos.

Para los jutos ha sido un combate duro, solo 13 quedan en pie. Uno de ellos se acerca a Vlödy, le tiende la mano y se presenta. 

-Me llamo Guerd Latik, por el Padre de Todo que os agradecemos que hayáis venido en nuestra ayuda.- dijo mirándole a los ojos con su único ojo, ya que es tuerto como revela la cuenca vacía de su ojo izquierdo.

Un simple vistazo sirve para darse cuenta de que el snekjar de los jutos está reventado, al menos dos días de reparaciones son necesarios para que vuelva a estar a flote.

-Tenemos hidromiel de sobra para cuatro aldeas en nuestro barco, y vamos a estar aquí un tiempo reparando, si nada cambia, ¿queréis acompañarnos en un banquete para celebrar la victoria? Es nuestra forma de agradeceros el habernos salvado.

Disfruto bañándome en la sangre de nuestros enemigos, y más cuando son piratas noruegos. Al acabar, todo mi lenguaje no verbal muestra claramente que estoy henchido de orgullo al comprobar la eficacia de nuestra aparición y nuestro rápido éxito en el combate; por supuesto creo que ha sido gracias a mí.

Cuando veo el ojo ciego del juto que me habla me sorprendo bastante, intento que no se me note pero es tarea difícil. En mi mente resuenan las palabras de la Dama de Escarcha "seguid el rostro de Odhinn".

-Es de agradecer, Guerd Latik. Permíteme antes consultar unas cuestiones con mi consejero. -le respondo amigablemente, y me dirijo hacia Vigfus para decirle cercanamente: -¿Te has fijado en su rostro? Es tuerto como el Padre de Todos. Si no fuera por eso declinaría su ofrecimiento, a mi pesar, por llegar cuanto antes a nuestra tierra a dar las nuevas... y asegurarnos de que todo va bien por allí. -intento bromear con lo del banquete pero mi rostro muestra preocupación, sobretodo cuando hablo de nuestro hogar. -Pero teniendo en cuenta las palabras de la bruja... creo que tendremos que seguir lo que puede ser el rostro de Odhinn... Mi duda es: ¿vamos a tener que seguir a partir de ahora a todo hombre tuerto que nos encontremos? ¿Es suficiente señal? No sé... -y miro a Otrygg, buscándolo para ver si ha oído lo que le comentaba a Vigfus, e invitándole con la mirada a que dé su opinión si ha llegado a oírme. Es un hombre sabio, conocedor de la magia de las runas... su consejo puede ser bienvenido también. Pienso para mí, recordando la lección aprendida no hace mucho sobre la importancia de ser respaldado por otros.

La batalla había terminado con una aplastante victoria, y Otrygg se sumó rápidamente a los gritos de júbilo. Si todas las batallas eran así, defínitivamente podría acostumbrarse a aquello.

La reunión con el capitán del navío atacado no se hizo esperar. Fue muy breve, pero el ofrecimiento de hidromiel era una generosa oferta que al menos levantó el ánimo del artesano - Tanto tiempo en el mar ¿cuanto hace que no pruebo una bebida como es debido? - Casi ni se fijó en el detalle del ojo tuerto del capitán, pero después de todas las señales y la profecía de la bruja de hielo rápidamente relacionó ambos hechos. Por las palabras de Vlödi más tarde, él había pensado lo mismo.

Vlödi: creo que tendremos que seguir lo que puede ser el rostro de Odhinn... Mi duda es: ¿vamos a tener que seguir a partir de ahora a todo hombre tuerto que nos encontremos? ¿Es suficiente señal? No sé... 

- Podéis preguntarle el nombre de sus cuervos si aún tenéis dudas, pero creo que no perdemos nada por confiarnos en esta ocasión. - las palabras de Otrygg sonaron un poco irrespetuosas sin pretenderlo, la cercanía de la batalla y la previsión de la hidromiel le habían hecho olvidar por un instante que hablaba con el hijo del jarl, lo que corrigió añadiendo un apresurado - mi señor. -

No estaba seguro de lo que podría hacerle Vlödi si decidía tomarse aquello como un insulto, de modo que decidió centrar su atención en otra cosa, en parte rezando porque olvidase aquél desliz. - por cierto mi señor, sobre la lanza, no tuve tiempo a bordo de contaros todo sobre ella, pero creo que he averiguado algo sobre ella. - con un gesto, les pidió a él y a Vigfus que se apartasen a escuchar. La historia no sería muy larga, pero era lo que recordaba haber escuchado en las sagas:

- ejem. - tosió - Si estoy en lo cierto esta lanza perteneció a Jund Jaralsson, el héroe desdichado que no ascendió al valhalla. Eso ya la hace un gran arma, pero eso no es todo, se dice que Jund se la robó a un gigante de hielo, y el jotun la obtuvo de... - se detuvo ahí, pensando si no estaría yéndose demasiado por las ramas - Es posible que esta lanza sea obra de las forjas de Balder, hijo de Odin y dios la luz. Es mágica, y las runas me dicen que además de ser un arma temible invoca poderes curativos sobre su portador. -

Vigfus estaba contento de haber ganado la batalla, mal que sus últimas flechas no hubieran sido certeras -puede que los dioses deseen que me bañe de sangre en la próxima lucha, así lo haré- y en cuanto la derrota de los piratas se consumó, saltó del barco corriendo para reunirse con el hijo del jarl.

Cuando llegó cerca de la posición de Vlödi, lo encontró terminando una conversación con otro hombre. No fue hasta que Vlödi se comenzó a acercar a él y, por ende, su interlocutor se comenzó a alejar que pudo verle el rostro y descubrió su cuenca ocular izquierda vacía. -Odhinn- pensó el consejero inmediatamente.

-Mi señor, ese hombre indudablemente ha hablado con la voz del más sabio de los dioses. No se trata de un tuerto cualquiera, sino del líder de un grupo que con valentía y arrojo hemos salvado de unos inmundos piratas. ¿Acaso no se trata, entonces, de una prueba que debíamos superar para hacernos dignos de su confianza? Eres muy inteligente, mi joven Vlödi, serás uno de los mejores jarls que haya pasado por Rohald, por eso en seguida has relacionado esto con las palabras de la dama.- Por algún motivo, que obviamente todos desconocen (o eso es lo que Vigfus se cree) una estúpida sonrisa se dibuja en el rostro del consejero cuando recuerda el rostro y la figura de la bruja. -Debemos festejar con ellos. Sé que te preocupa nuestro pueblo y nuestro hogar, necio serías si así no fuera; pero la preocupación no debe anidar en ti, Hlin se hará cargo de los nuestros en nuestra ausencia.

En aquel momento, Otrygg intervino para dar su opinión, y a pesar de sus palabras Vigfus tuvo la sensación de que su motivación era más... mundana. -Y qué carajo, ¡a quién le sentaría mal compartir un buen trago de hidromiel con Odhinn!- Y el consejero escuchó atentamente la sorprendente información que el enano poseía sobre la lanza.

Escucho con atención las opiniones de mis camaradas, y me congratula el respeto que me muestran. Veo la cara que se le queda a Vigfus al recordar a "la dama" y muestro también una sonrisa, ladina en mi caso, y digo: -Sea pues, está decidido. Por cierto Vigfus aún tienes que contarme cierto suceso... -amplío mi sonrisa al decirle esto a Vigfus, y entonces Otrygg nos cuenta lo que sabe sobre la mítica lanza. Me sorprende lo que dice, y añado: -Bueno, entonces no es una lanza perteneciente al Padre de Todos que él mismo ha tenido a bien entregarme... -sonrío al darme cuenta del error de pensar tal cosa, llevado por mi egocentrismo. -Aunque sí que habían cuervos mostrándonos su localización. De todos modos tanto mejor, así no caería sobre mí tremenda deshonra si la perdiera, y quizá podríais usarla alguno de vosotros si fuera menester. Aun así... -les muestro las cicatrices de mis manos, las que me causó la lanza al cogerla, y continúo: -Por ahora la llevaré yo, y quizá sea mala idea que otro la empuñe. Por cierto que doy fe del poder curativo de la lanza... pues estas heridas del frío al cogerla se me curaron en muy poco tiempo. Y hablando de lo cual... Otrygg, ¿a tí no te causó mal coger la lanza cuando la analizaste? Porque si no te hizo mal alguno entonces podríais empuñarla vosotros también sin problema...

Ante la actitud más afirmativa que negativa de los héroes los hombres de Guerd, a una orden suya empiezan a montar unas improvisadas mesas, unos fuegos, sacan barriles e incluso un par de hombres se interna en un bosquecillo cercano a ver si cazan alguna pieza que sirva para una buena cena. 

-Bueno, voy a supervisar las labores de mis hombres, cuando estéis listos os estaremos esperando con el buen hidromiel preparado...- dice el Juto, Guerd, alejándose para bramar algunas órdenes de que apilen y alejen los cadáveres

El artesano se quedó por un momento pensando en las palabras de Vlödi, él mismo había examinado la lanza a fondo, y no se había dado cuenta hasta ahora de que no le había causado ningún daño como le había dicho. - Tal vez fuese la magia de la bruja, o alguna prueba impuesta por los dioses. Esa lanza lleva años perdida, quien sabe cómo o porqué acabó donde la encontramos. -

- Sea como sea yo no la empuñaría. - Continuó - Ya sea mágica, o hecha por los dioses, en mis manos estaría desperdiciada. Debería llevarla alguien que sea merecedor de usarla. -

No creía que hubiese mucho más que decir sobre el arma, y sobre todo en aquél momento tenían entre manos el asunto del tal Guerd el tuerto. - ¿Habéis decidido ya algo, mi señor? Aún no estamos obligados a seguírle, pero al menos podríamos escuchar lo que tenga que decir, en especial si ha ocurrido algo de importancia en estas tierras durante nuestra ausencia. -

-Comprendo. -digo ante las primeras palabras de Otrygg, tras lo que me quedo reflexionando brevemente. Ante lo que dice a continuación contesto: -De todos modos, aunque he sido bien entrando en combate, no he sido entrenado en armas de asta. ¿Alguno de vosotros dos tiene soltura con este tipo de armas?

Ante sus últimas palabras digo: -Por supuesto, nos quedaremos y festejaremos. -entonces pongo una mano en el hombro de Otrygg y la otra en el hombro de Vigfus, y cercanamente con expresión de pesadumbre les digo: -Sin embargo, camaradas, debo pediros algo. Os merecéis el mayor de los festejos, os lo habéis ganado, pero os pido que os controléis esta noche, que no bebáis demasiado y sobretodo que estéis atentos y listos en todo momento. Estamos a prueba por los dioses desde que nos adentramos en la mar camino hacia la isla de la bruja, no debemos fallarles. -dejo un momento de silencio y añado: -Vigfus, además te pido que investigues cuanto puedas, hablando con estas gentes y demás, sobre su tuerto líder en particular y sobre todo lo que puedas en general. Si retrasamos nuestro regreso, que no sea solo por la hidromiel. -acabo con una sonrisa, y entonces me dirijo hacia Guerd Latik.

-Gracias de nuevo, Guerd Latik. Ayudaremos en las tareas. -y doy órdenes para que mis hombres colaboren con los desconocidos. -Creo que antes olvidé presentarme. Yo soy Vlödi, hijo del bravo Hrolf Knudsson, el que es jarl de Rohald y descendiente del magnífico Kjari. ¿Conocéis nuestra tierra, en la isla de Fynn? -dejo que me responda tranquilamente, para después preguntarle también sobre su historia: de dónde son, a dónde iban, cómo se toparon con esos piratas...