Partida Rol por web

Cuando los barcos se hubieron separado y su joven señor tenía un momento, Hunkel se acercó a este para hablarle, su voz era tranquila, no quería faltarle al respeto, pero hablaba en voz alta, no quería que pensase que su opinión era un secreto.

-Mi señor, esa mujer ha estado manipulándolo, se ha comportado como si fuese una condesa, como si opinión y autoridad estuvieran por encima de usted- el hirdman habría querido decirle también que lamentablemente a su vez él había caído directo en las fauces de esa mujer pero probablemente eso se habría prestado a mal o le habría ofendido y no era esa su intención.

-No se si la skalda tiene o no tiene razón, lo que si se es que su autoridad no está por encima de la suya, y aunque al final usted ha dado libertad para tomar las decisiones que han tomado, no puedo evitar notar que esa mujer ha hablado y convencido a todos manipulándoles, tal como si ella fuese un igual con usted y nosotros debiéremos elegir entre ella y usted- sentenció el Hirdman. No esperaba que su señor le diese la razón, pero si esperaba que se diera cuenta que se mostraba débil ante las palabras de una mujer de cuyas visiones no tenían total certeza y mucho menos entendían.

Cuando Hunkel se me acerca enarco una ceja, sorprendido por ver en él esta actitud. Le escucho con atención y voy frunciendo el ceño, pero finalmente relajo el gesto y digo con simpleza: -No olvides, Hunkel, que nuestros destinos están escritos; ha sucedido lo que había de suceder. De todos modos, y siguiendo con lo que dices, ¿no crees que alejar a esa mujer de nosotros nos hará bien? Personalmente lamento mucho la partida de la única scalda a bordo... pero quién sabe, quizá volvamos a compartir camino de nuevo con ella en el futuro. Además... la elección se la he dado a ellos tres, entre otras cosas siguiendo el consejo del sabio Vigfus; no vayas a pensar que el resto teníais abierta esa puerta, por más que ella lo hubiera propuesto. -finalizo sonriendo sarcásticamente.

Contestando a Vlödi le digo -Joven jarl a partir de ahora la incertidumbre te acompañará siempre, hasta que se resuelvan los hechos no sabremos si has obrado bien o mal. Lo que si tenemos por seguro son los antecedentes y las posibilidades. Si tan solo hubiéramos escuchado la versión de Harald sin duda te habría aconsejado abandonar a ese loco pero después de la visión de Helmi y que yo mismo he visto a la enorme bestia las cosas cambian de lugar, más aun cuando fue el sueño de tu padre quien puso a todas estas personas en este barco. Todo me hace pensar que son hechos conectados y que los dioses tienen un reto para cada uno de los presentes, por eso fue tu padre quien tubo el sueño y no otro.- Me rasco la barba pensativo y digo -Sin duda ha sido correcta la marcha casi forzosa de Ivar. Si existe una posibilidad de que su gesta llegue a buen puerto tenían que ir los cuatro, en caso contrario tendríamos aseguradas dos muertes pensando sobre nuestros hombros.-

Más tarde cuando conversan Vlödi y Hunkel me acerco y añado -Tranquilo Hunkel si se han marchado es porque consideramos a la bestia una amenaza a tener en cuenta y no porque Helmi lo quiera. Teniendo en cuenta su tamaño da igual que corriera en la dirección contraria nos acabaría encontrando seguro y entonces, seriamos aplastados. Deberías confiar un poco más en los designios de los dioses chico, imagino que como todos deseas un sitio en el Valhala- Mientras pronuncio esta última frase le guiño un ojo a Hunkel mientras esbozo una sonrisa. 

-Ivar, ayudame a preparar la vela. Yngrar, recoge el ancla.

Ivar tomó una de las jarcias y empezó a tensar con toda su fuerza mientras que su recién adquirido compañero hacía lo propio con la que se encontraba a babor. La vela al sentir aquel fuerte empujón empezó a tensarse protestando hasta que encontró alivio en el viento que soplaba lo que provocó su hinchazón. Fue entonces cuando Haraldson confirmó que la nave había sido reparada y ató su cabo en el extremo de su barco. 

El granjero por contra no sabía una mierda de nudos marineros y empezó a dar vueltas su cabo contra uno de los asideros del barco tal y como le había visto al patrón del barco hasta que decidió que no sabía cómo seguía aquel movimiento.

-Haraldson, ¿Cómo ato esto? -Preguntó mientras asía el cabo con firmeza para evitar que se destensara todo el trabajo efectuado.

Antes de zarpar el grupo de cuatro que hemos formado en cuestión de minutos, Haraldson se acerca a mí y me pide disculpas de una manera un tanto inocente, nerviosa pero para mí sincera. Seguro que en el fondo le he enamorado pero a estos hombres les cuesta admitirlo.

Sonrío de soslayo y le miro fijamente.

-No te preocupes mi león marino. Rectificar es de sabios y tú lo eres. Seremos grandes amigos.- acaricio su rostro de nuevo de forma sensual tentando otra vez la suerte de la furia del náufrago.

Una vez hemos zarpado, dejando a los hombres hacer todo el trabajo de navegación cuando seguramente yo sepa más que el cincuenta por ciento de ellos. Me siento dirección a la embarcación de Völdi y alzo mi mano en dirección a ellos.

-Freyja cuida de ellos, insensatos o no viajan por una buena causa.- digo con melancolía, tristeza y temor por lo que les pueda pasar. -Njord si en verdad me has guiado con tus visiones, protégenos y llévanos por el buen camino.

Es el momento de pedir a los dioses, sé que ellos me escucharán y ayudarán en lo que haga falta puesto que soy una de sus siervos más fieles y soy hija del Dios Odín.

Desde cubierta, Otrygg observaba cómo el barco "Hendedor" se alejaba y desaparecía lentamente por el horizonte sin pena ni remordimiento. Al fin y al cabo ellos se iban a la búsqueda incierta de una bestia que a saber si algún día encontrarían. No serían ellos quienes cumpliesen las órdenes del jarl y acudieran a presencia de la bruja de escarcha.

En cuanto aquél pensamiento cruzó su mente un escalofrío le recorrió la espalda, como si solo pensar en la bruja fuera de mal fario. Intentando apartar aquella idea de su mente se sentó en un rincón y abandonó el trozo de madera que tenía entre sus manos para sustituirlo por una pieza de cuero como las que trabajaba en su cabaña de la aldea. Ya lidiaría con la bruja cuando la encontrasen, a su propia manera.

Otro par de días se añaden al computo del viaje y cada vez hace más frío... Cuando estáis más que hartos del mar y de las incomodidades del barco divisáis tierra...

-¡¡TIERRA A LA VISTAAAAA!! Señores, hemos llegado a nuestro destino- Dice Ösvif con pesadumbre en su voz Sabiendo que la tierra que vais a pisar está llena de peligros de más allá de este mundo. Rápidamente una misteriosa escarcha cubre el barco por completo, incluso las armas y armaduras de los aventureros. 

De repente el barco empieza a moverse sin control hacía unas afiladas rocas que amenazan con partir la embarcación por la mitad. Ösvif grita órdenes y todos los marineros acuden a los bancos de remos rápidamente. Uno de los hombres resbala y cae al agua, pero a pesar de que varios compañeros intentan ayudarle las negras aguas se lo tragan, de hecho todos los que se acercan a ayudar ven como seres de las profundidades le agarran para llevársele al fondo. Remando con fuerza y enderezando el timón con gran esfuerzo la nave recupera su rumbo. Con una estudiada maniobra los expertos marineros encallan el barco en la playa de cantos justo cuando empieza a nevar. Los hombres bajan de la nave y empiezan a montar campamento envueltos en un silencio sepulcral. Nada, ni un solo ser vivo hace ruido alguno. 

Aquellos últimos dos días a Otrygg se le había visto más trabajador que de costumbre. No en las labores del barco, pero sí con las propias de su oficio, siempre apartado en una esquina y alejando con gruñidos a cualquiera que se acercase a molestarlo. Fue el último día, cuando parecía que ya había terminado, o se había tomado un pequeño descanso cuando al fin la tripulación avistó tierra. Aunque fuera una noticia un poco lúgubre por el lugar adonde se dirigía, incluso el contrahecho enano se unió a la alegría general de poder abandonar por un momento aquella prisión acuática.

El incidente le pilló por sorpresa tanto como a los demás. A duras penas logró agarrarse a algo para no terminar deslizándose por la cubierta como un barril suelto hasta que todo hubo pasado, y no fué hasta más tarde que descubrió que uno de los hombres había perecido bajo las aguas.

- Toda esta misión está maldita. - afirmó de forma siniestra - Barcos partiendo durante las heladas, brujas de hielo, visiones, bestias marinas. Pronto nos arrepentiremos de estar aquí. - aún con el gesto torcido y sus andares paticortos, el artesano se fue dirigiendo uno por uno, primero al hijo de jarl, y luego a sus hombres, para entregarles a todos una pulsera hecha con tiras de cuero. Al darle la vuelta, por el exterior la adornaba una única runa grabada con un tinte rojizo.

- Ojalá esto nos proteja de la influencia de la bruja. ¡Y ni se os ocurra maltratar este regalo! La ira de los dioses os parecerá una caricia de vuestras abuelas si veo que os habéis atrevido a estropear el grabado. -

Hunkel descendió de la embarcación con una de sus hachas en el brazo derecho y las otras en sus cintos del cinturón, listo para cogerlas si era necesario; en su brazo izquierdo portaba su escudo mientras que en la espalda llevaba su hacha de guerra, la cual esperaba no tener que usar pronto. No obstante, nadie apareció para enfrentarlos, lo cual era bueno y malo a la vez; salvo la nieve que podía se aliada y enemiga al mismo tiempo en aquellos territorios.

Hunkel ayudó con el campamento tal como siempre solía hacer, eran un hombre de armas que solía tener muchas excursiones, muchas aventuras y muchas batallas; montar un campamento ya le era muy usual. Solo esperaba aquella runa que les diera Otrygg sirviera de algo, era bueno enfrentando a enemigos que podía ver, para otros casos, tomaría aquella runa de buena gana.

Me agarro como puedo al borde de la embarcación con mis débiles músculos y al bajar doy gracias a todos los dioses por sobrevivir. Al bajar del barco intento ayudar en lo que puedo con la construcción del campamento pero los nobles no estamos acostumbrados a ello y espero no ganarme alguna mala mirada de los más expertos. Aun que estoy ocupado siempre he tenido una naturaleza curiosa y no paro de mirar a los alrededores, tanto silencio me mosquea, hace nada unos seres marinos ansiaban hundirnos en las profundidades y ahora nada.

De repente al ver el regalo de Otrygg le digo -Ahora más que nunca es el regalo perfecto, fuerzas sobrenaturales nos acosan por todos lados. -Es un placer y todo un honor que alguien con tus conocimientos y sabiduría nos acompañe en esta arriesgada empresa. Te doy las gracias, cuenta con el viejo Vigfus para todo aquello que necesites- Me coloco la pulsera con fuerza para que no se desprenda y continuo con las labores de construcción. 

Cuando divisamos finalmente nuestro destino a mí no se me nubla la expresión como a Osvif, sino que mi faz muestra mi curiosidad y mi ilusión por explorar tierras inhóspitas. Anhelo que mi nombre quede grabado en las sagas por toda la eternidad, y no habrá gloria sin peligro.

Un incómodo escalofrío me recorre cuando nos alcanza la extraña escarcha. Entonces, cuando las afiladas rocas amenazan mi vida y la de toda la tripulación, la preocupación me sobreviene. Veo que un hombre cae por la borda, corro a auxiliarle como el resto pero no logramos nada... nada más que ser testigos de los horrores que nos esperan si caemos también; me alejo de la borda asustado y me quedo en el centro del barco por instinto.

No es hasta que alcanzamos tierra y bajo de la embarcación que logro tranquilizarme, aunque la sensación de amenaza no se me desvanece... mi rostro ya no muestra la ilusión de hace un rato. Miro a mi alrededor intentando divisar algo relevante, y me percato de la ausencia de vida del entorno... y mi preocupación aumenta.

Me ocupo de que mi querida montura sea desatada y desembarcada con cuidado, le tengo bastante aprecio a este caballo con el que llevo ya tiempo cabalgando. Lo voy acariciando como para tranquilizarlo, y en realidad me resulta más tranquilizador a mí que a él.

El presente de Otrygg me pilla desprevenido, con su voluntario distanciamiento casi había olvidado que estaba. -Muchas gracias artesano, de veras. Pero escucha, no debemos malograr la moral de los hombres más de lo que ya puede malograrse a sí misma. Estás acompañado de buenos hombres duchos en batalla. -al decir esto pienso en la tripulación y dudo de mis palabras, pero intento que no se me note. También recuerdo la partida de Yngrar y el rencor regresa a mí. -Enfrentaremos los peligros que haga falta, pues no solo nuestras vidas dependen de ello... Mira, hablando de lo cual... -vemos cómo Hunkel desembarca tomando posición, listo para defendernos de posibles enemigos desde el primer momento. -Cuento contigo, Hunkel. -le digo simplemente, asintiendo con la cabeza en gesto de estar conforme con su modus operandi.

Por supuesto yo no ayudo en la preparación del campamento, en vez de eso monto a lomos de mi corcel y doy una vuelva alrededor intentando descubrir algún peligro o cualquier cosa de interés en las inmediaciones, sin alejarme demasiado y sin salir del rango de visión de mis hombres.

El silencio sepulcral cae sobre todos como una pesada estela... Pero... De repente, un rugido surge de entre los árboles. Un clamor provocado por las muchas voces de aquellos que se lanzan a la carga contra los enemigos sus enemigos. Un grupo de salvajes corre contra los de Rohald. Los marineros rápidamente se arman pero lo repentino del ataque les coge por sorpresa entorpeciendo su acción.

-Shieldwall- gritó Hunkel, -Shieldwall, levanten esos malditos escudos y prepárense para recibir la carga- exclamó el hirdman aun en voz alta al tiempo lanzaba una de sus hachas arrojadizas contra el enemigo que se abalanzara directamente hacia el. Acto seguido, con su escudo en lo alto, desenfundó su hacha de guerra, listo para entablar combate.

No entiendo como has planteado lo de la parada en las tiradas. Vale ya ví, que explotó. Explico como va la parada en todo caso: Primero; la parada con escudo se supone que es la defensa pasiva y no se tira nada para hacerla, así son las reglas. Cualquier acción de parada se hace con el arma correspondiente que se use y por tanto no se añade el +2 a defensa que da escudo. Segundo; la tirada de defensa es como cualquier otra AGI+Habilidad correspondiente, se cogen los dos dados mas altos a los que se suma la hab y se contrapone a la tirada del adversario. Tres: la defensa se hace en reacción a un ataque y solo después de que un enemigo nos haya alcanzado. En caso de decidir parar, se pierde la acción básica que tenemos programada, se supone que paramos en vez de atacar, por tanto, nuestra acción quedaría pospuesta hasta que nos volviese a tocar al hacer acciones secundarias, las cuales son tantas como nuestra agilidad, y llevan un negativo. 

Y este es el único turno antes de que choquen los enemigos contra vosotros.

Por cierto, una petición de master repelente. Por favor, no usemos spanglish. Usad el castellano en todo momento por aquí para dar coherencia lingüistica. En vez de Shieldwall, ponerme Muralla de escudos o muro de escudos. 

El hacha del hirdmen voló con presteza cortando el aire clavándose con firmeza en el esternón de uno de esos salvajes, el cual no solo frenó en seco, también fue mandado un metro hacia atrás por la fuerza del impacto. Con presteza, Hunkel se prepara para el inminente choque.  

Al ver cómo surje esa horda de nativos agresivos cabalgo hacia mis hombres y doy una vuelta alrededor de ellos cabalgando y gritando mientras se preparan:

-¡Sí, muy bien, muro de escudos! ¡Vamos, todos juntos! ¡Cubrid los flancos! ¡Sabéis por qué estamos aquí! ¡Lucharemos con todas nuestras fuerzas para salvar a nuestras mujeres, a nuestros hijos, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestros padres y madres, a nuestros amigos! ¡Hemos venido a salvar nuestra tierra o morir en el intento! ¡Pero si caemos, no habrá esperanza para ningún ser querido! ¡Y ellos no caerían valientemente en la batalla como nosotros! ¡No debemos flaquear! ¡No podemos fallar hoy aquí! ¡VAMOS, LUCHAD! -tras mi intento de organizar y enaltecer a mis hombres no me quedo en la vanguardia esperando que los enemigos carguen contra mí el primero, pero tampoco retrocedo a retaguardia. Me quedo al lado de mis hombres a luchar junto a ellos, con toda mi armadura puesta, con el hacha en la diestra y el escudo en la zurda.

Los bárbaros profieren gritos inconexos berreando ordenes dispares que al fin y al cabo se resumían en estrellarse con todas sus fuerzas contra sus enemigos. Contrastando con esto, el valiente Vlödy dirige a sus hombres, los cuales responden al unísino. Todos se posicionan creando una muralla de escudos, en apariencia impenetrable. Los hombres, codo con codo esperaban a sus rivales confiando en sus tácticas superiores y en su profesionalidad. 

Vigfus coge su arco y se pone detrás de la muralla de escudos que su señor tan magistralmente había formado y que los hombres componían de forma ordenada y profesional. Tendió su arco con calma, apunto el tiro, respiró hondamente y soltó la cuerda. La flecha cruzó con gran velocidad el campo hasta llegar a su objetivo e impactarle con fuerza.