Partida Rol por web

La flecha del consejero llegó hasta uno de los salvajes atravesándole furiosamente el cráneo. La flecha le atraviesa el ojo llegando al cerebro y frenando el seco su avance.

Durante unos momento Otrygg recorrió el campamento que estaba siendo construido sin rumbo. Aún estaba saboreando las palabras de Vigfus con satisfacción - por supuesto que merezco esos halagos, sin duda soy el artesano más hábil de la región - cuando la súbita aparición de los asaltantes le pilló totalmente desprevenido.

A pesar de su musculatura labrada en la forja él no era un guerrero. Por muchas armas que pudiese fabricar no era más diestro con ellas de lo que pudiera ser un skalda, aunque la providencia había querido que entre sus pocos pertrechos añadiese un hacha para protegerse de lo que pudieran encontrar durante su expedición; una herramienta vieja y tosca y con pequeñas marcas de herrumbre, aunque aún afilada.

No tenía escudo con qué unirse al muro de hombres que cubrían la primera línea. - Tanto mejor, estaré más a salvo tras ellos. - De modo que el artesano asió su arma con ambas manos y aguardó a que cualquiera que pretendiese atacarle pasara lo suficientemente cerca como para asestarle un golpe.

La horda choca violentamente contra el muro de escudos  formado por los héroes. Contra Hunkel un salvaje esgrime su hacha de piedra, y con terrible golpe atraviesa su defensa. Por suerte, gran parte del golpe es absorbido por la cota de malla del guerrero. Vlody es atacado también por uno de esos salvajes. El cuchillo de silex traspasa las defensas del muro de escudos, pero rebota inofensivamente en las soberbias defensas del futuro jarl. El resto de os hombres aguanta estoicamente los golpes no siendo ninguno derribado por el violento choque. 

Hunkel había sufrido un duro golpe, pero no se iba a dejar amedrentar por lo que, con su hacha de guerra en mano y su escudo protegiéndole, el Hirdman se lanzó al ataque en una sucesión de rápidos y fieros ataques que buscaban doblegar al enemigo.

Me enorgullece ver cómo los hombres obedecen mis indicaciones y, guiados por mis conocimientos tácticos, preparamos entre todos un buen muro de escudos en lo que tardan los salvajes en llegar. Veo también cómo Otrygg, que no porta escudo, se queda a salvo tras nosotros; no me agrada, pero entiendo que su presencia a nuestro lado podría significar un punto débil en el muro, una desventaja más que un apoyo. Queda pendiente que se haga con un escudo. Pienso en silencio, antes de devolver la mirada a los furiosos enemigos. ¡AGUANTAAAD! -grito a mis hombres, esperando el embate del enemigo.

Con la carga, el muro de bravos guerreros aguanta bien. Recibo un primer ataque, y me alegro de que mi armadura haga bien su trabajo. ¡Ahora hermanos! ¡Dad muerte al enemigo! ¡POR ODHINN! -grito, y empiezo a atacar a los indígenas con furia.

Los barbaros chocaron con tanta furia contra los guerreros de Vlödi que Otrygg retrocedió un paso creyendo que pasarían a través de ellos, pero no fue así. Ahora que el fragor del combate había llegado hasta ellos no quedaba más opción que luchar, de modo que a la llamada de Vlödi a la batalla el artesano respondió uniéndose a los guerreros por un lateral, y descargando su hacha sobre los dos primeros rostros bárbaros que se encontró.

Los ataques de los héroes machacan a sus enemigos causando estragos entre los salvajes. Las Armas de Hunkel derriba a otro más con una fea herida en el rostro. Vlody deja fuera de combate a uno después de cortarle el brazo. Otrygg avanza a primera linéa descabezando a un sucio bárbaro. 

Una voz se alza y grita ordenes inconexas, y los bárbaros arremeten contra la muralla de escudos siendo infectivos salvo cuando una de esas bestias alcanza a al joven hijo del jarl atravesando las defensas y hiriéndole en el torax.

Fallo mío, pues me líe donde avisé lo de las acciones adicionales, y fue en la otra escena. Puedes tirar y hacer las acciones que te queden, los bárbaros no hacen acciones adicionales, ya que como minions que son no pueden y cuando te toque hacer las acciones del tercer turno. 

Además considero que siendo el primer combate, siendo esto rol por web, podrías ser más paciente y comprensivo por ahora con el tema de organizar los turnos.

Y para que conste, lo digo para intentar que esto vaya lo mejor posible y desde el entender que ser master no es nada fácil xD

Siento si te he ofendido o si he parecido brusco, no era mi intención. Pero al igual que tu me expresas tu descontento por ese tema yo te expreso el mio. Desde que ha empezado la partida siento actitudes algo desafiantes, que ojo, quizá solo sea una impresión mía, pero los tonos de ciertos mensajes me parecen excesivamente duros para conmigo.

Puede que mi labor como director se vea mermada por motivos que no vienen al caso, pero no creo merecer ciertos comentarios o discusiones que se han tenido cuestionando mi autoridad como director o mi forma de proceder. Si la cago me lo decís y yo lo reconoceré si tenéis base para ello, como creo que ya he hecho anteriormente, no obstante agradecería rebajar el tono de ciertos mensajes, por favor. 

Hunkel se mantuvo firme ante la embestida del enemigo con su escudo al frente y su hacha lista para machacar al enemigo. Golpe, la rápidez y fortalece del hirdman se hicieron presentes devastando a los agresores mientras se refugiaba bajo el amparo del muro de escudos.

Están organizados, no son simples bárbaros... son temibles. Pienso al analizar su táctica y su organización, existente y efectiva aunque sea aparentemente casi nula. ¡RESISTIIID! -grito a mis hombres cuando los indígenas arremeten de nuevo contra nosotros, y grito de dolor cuando un arma enemiga atraviesa mi armadura y se me clava en el pecho, haciéndome sangrar. Aun con esto no retrocedo, no me achanto, no me aprovecho de mi posición ni abandono a mis hombres en el combate. Grito con fiereza y sigo revanando a mis enemigos con rabiosos hachazos. ¡Furia en la batalla! ¡Gloria hasta en la muerte!

El artesano había comenzado aterrado y exaltado a partes iguales, pero tras cobrarse a su primera víctima le sobrevino un exceso de confianza, y continuó asestando golpes desde primera línea junto al resto de guerreros. Aunque les habían pillado poco preparados y por poco les superaban por número, aquellos bárbaros no eran tan buenos guerreros como los vikingos de Rohald.

Los ataques de los héroes derriban a sus enemigos uno tras otro. Vlödi derriba al enemigo que tenia enfrente con un firme espadazo que le cruza todo el cuerpo de arriba abajo. La sangre caliente emanada cayó al suelo abundantemente derritiendo la nieve bajo ella. Otrygg no quiso quedarse atrás, y una vez entrado en el fragor de la batalla su hacha cortó limpiamente la cabeza de uno de esos salvajes, cabeza que salió despedida varios metros.

Los ataques de los salvajes rebotan contra los escudos de los héroes. La barrera funciona de momento. Uno de esos apestosos enfiló a Hunkel y le golpeo con rudeza. Un duro golpe que el guerrero intentá bloquear a expensas de evitar la terrible herida.

Los elegidos de Rohald continúan golpeando y los tres derriban a más enemigos. Sin embargo, las ordenes ladradas por el salvaje que parecía ser el jefe infundió cierto animo en los bárbaros y estos empezaron a empujar al grupo hacia la nave, perdiendo terreno. Un par de los marineros resultan heridos y el muro amenaza con abrir brecha en alguno de sus puntos. 

Hunkel continuó luchando con todas sus fuerzas mienttas la horda enemiga arremetia contra ellos con fiereza.
Ataque 1 = 21
Ataque 2 = 17
Ataque 3 = 19

Hunkel intenta hacer un bloqueo magistral, pero el cansancio empieza a notarse y el golpe sigue hiriéndole terriblemente. La herida se nota y sus siguientes ataques alcanzan a sus enemigos sin matarles, pero dejándoles tan heridos como lo está él.

Ignorando mi propio dolor veo el daño de Hunkel y entiendo que el suyo es mayor. Su visible sangre me preocupa, y la preocupación me lleva a pensar cómo terminar pronto esta situación para que no arriesgue más aún su vida por ahora; le deseo la muerte más honorable, pero le necesito vivo todavía... esto no ha hecho más que comenzar.

La mejor defensa es un buen ataque... creo que no nos queda mucho más por hacer. Pienso para mis adentros, lo que me lleva a la furiosa determinación de acabar pronto con los enemigos, e intento destrozarlos a fuerza de hachazos y proteger así a Hunkel y al resto de mis hombres.

¡Caed, salvajes! ¡CAED! -grito mientras continúo asestando poderosos ataques con mi hacha.

Vigfus vio horrorizado cómo la línea empezaba a flaquear por la insistencia de esos salvajes que los acosaban ferozmente. Algunos de sus hermanos de armas caían, y los salvajes arremetían con más fuerza, incluso el hijo del Jarl fuer herido...habían caído tontamente en una emboscada y no se podían permitir tener estos fallos.

Entre el caos, distinguió una voz que balbuceaba órdenes, parecía algún tipo de caudillo, y a Vigfus se le ocurrió que quizá podría balancear la batalla en favor de los hijos de Rohald. Tensó el arco y apuntó al líder, esperando para disparar la flecha en el momento adecuado, pero listo para cargar rápidamente otra por si erraba el tiro debido a toda la confusión del momento.

Vigfus tendió el arco y contuvo la respiración, para él no había nada más que su objetivo y su flecha. Aspiro profundamente y mientras el salvaje vociferaba exhaló todo su aliento a la vez que soltaba la cuerda del arco. El dardo voló por el campo como si hubiese sido disparado por el mismisimo Vali, hijo de Odín, encontrando a los pocos metros al sucio salvaje. El cuello del jefezuelo sangra profusamente cayendo éste entre los brazos de sus hombres, los cuales comienzan a gritar y a lamentarse amargamente. Al instante la voluntad de los salvajes se desvanece por completo. La huida es desordenada y muchos pisotean a los que caen arrollados en la histérica fuga. Pronto se dispersan por entre los arboles no dejando mas que despojos en el campo de batalla...

Los valientes norteños quedan agotados esperando ordenes cuando la calma más absoluta vuelve a inundar todo...