Partida Rol por web

El espíritu de Paloma Hurtado irrumpe en el campanario y amenaza con llevarse a los malditos.

¡UUUUUUAAAAAAAAAH! ¿Dónde está el demonioooOooOOo? ¡Uno de los vivos sigue asesinando a sus anchas!

Paloma mira a todos y a cada uno con un gesto terrible, entre la envidia y los celos de seguir vivos.

¡Tú! ¡Mariano Martínez! ¡Habla! ¡Descubre lo que sabes con el resto de los vivos o muere como YO! ¡JAJAJAJA!

Como era habitual Alma Yin salió a buscar hacer negocio, ella ya se había acostumbrado a tener las malas miradas del resto de sus vecinos, por lo que no le fue nada complicado tener la catadura moral como para seguir lucrándose de cada una de las muertes de sus convecinos.

-¡Es un espilitu!. -Exclamó señalando a Paloma Hultado para acto seguido sacarle una foto- ¡Vendo estampita del Espilitu de Paloma Hul-tado!. ¡Tengan su lecueldo palomanolmal ahola!. ¡Cien pol ciel fiable!.

Y ya de paso, acercando un bote vacio se acercó a la fallecida en busca de ese ectoplasma tan valioso, o algo que la mujer segregara para luego etiquetarlo como "Ploducto Fantasmal, con plecios tel-lolíficos!. A fin de cuentas el negocio era el negocio, y eso era lo primero para ella.

-Pol cielto, me palece muy mal que no hicielais nada con Felnando Naval-lo a pesal de ser uno de los lesponsables de il matando al lesto de mi clientela... Pelo supongo que vosotlos sabéis lo que debéis hacel...

-Ay Dió mio, Ayyyy!!

Para Andrés esta nueva muerte abría algunos velos que revelaban posibles culpables. 

-Yo sólo digo...¿A quién votó el pobre Emilio? Alma no creo que esté equivocada. Mirad bien las votasione, compañeros. Esta noche me van a quitar d'enmedio, po lo que digo, pero má vale que alguien lo diga, ante de que ya no quede nadie del pueblo. Para mi que hay dos turbios a má no podé, Fernando y Mariano. Ya está dicho.

Si alguno de ellos, o ambos, era el demonio, esta noche moriría Andrés. Pero un sacrificio que quizá salvara al resto bien valía la pena.

Belén se acercó al espíritu de Paloma Hurtado, esperando poder hablar con ella lejos de miradas indiscretas.

—Escúchame, Paloma. Puede que hayas muerto, pero, aunque no lo parezca, estás en una posición de lo más ventajosa para descubrir lo que está pasando. Al haber sido asesinada por la noche, tenemos todos la certeza de que eres inocente. Por eso, nadie debería tener motivo para ocultarte sus secretos. Deberías pedir a todos que te cuenten quiénes son. Así puedes hacerte una idea de lo que está ocurriendo realmente.

»No comprendo por qué todo el mundo oculta quién es, ni por qué no revelan información. Lo que está claro es que si seguimos así acabarán por matarnos a todos.

»Yo soy la criadora de cuervos. Sé que mi poder se manifestará con mi muerte, y que mis cuervos podrán vengarme. He intentado hacer creer a todos que soy capaz de descubrir al Demonio, para que me mataran, pero no ha surtido efecto. No sé si es porque han deducido lo que estoy intentando realmente, o si el demonio tiene un Espía desvelándoles quiénes somos cada uno realmente.

Belén se tapó la cara con las manos. Todo iba de mal en peor. Estaban cayendo uno a uno, y seguían teniendo tan poca información como el primer día. En aquel pueblo todos actuaban como pollos sin cabeza. No había manera de que encontrasen al Demonio si seguían así.

Con una expresión furiosa en su rostro, Belén se acercó a Andrés, el cubano y lo miró directamente a los ojos.

—Ayer dijiste ser el Bibliotecario, pero no explicaste cuál era la profesión que habías descubierto. Una posible razón sería que se tratase de un rol demasiado importante para revelarlo, pero dudo que sea el caso. ¿Por qué no lo dices entonces? Si los muertos pueden comunicarse con los vivos, Emilio podrá corroborar que lo que dices es cierto.

»Ayer te voté por dos razones: la primera es que decir ser Bibliotecario es una tapadera muy fácil para el Demonio o sus aliados. La segunda es que, si de verdad eres el Bibliotecario, tus habilidades no van a tener más utilidad, por lo que podría valer la pena quitarte de en medio para asegurarnos —afirmé, con total frialdad.

La mujer sostuvo el censo del pueblo en sus manos y lo examinó detenidamente.

—Según esto, debería haber solamente un forastero, a menos que una mano maligna esté interviniendo. Todo apunta a que ese forastero era Emilio, y que no hay más. Eso significaría que no hay un Barón entre nosotros. Eso a su vez significa que es probable que haya un Espía entre nosotros que sepa quiénes somos.

Tomó aire y se dirigió a todos.

—Escuchadme. Ya habéis visto que, debido a las fuerzas malignas que están acechando este pueblo, los muertos son capaces de permanecer como espíritus tras la muerte y comunicarse con nosotros. Creo que es obvio que Maria Luisa, Paloma y Emilio son inocentes, ya que fueron asesinados por la noche. Por eso, os sugiero que habléis con ellos y les digáis qué información tenéis. Si sois inocentes, no deberíais tener motivo para no hacerlo.

»Yo ya le he explicado a Paloma toda la información que tengo, y ella me ha contado quién era. Por favor, haced lo mismo.

Por alguna razón Paloma no se había reunido con su narrador favorito, EbaN. Seguía en el círculo de los malditos y odiaba no tener un cuerpo físico como el resto.

¡Debemos romper con la maldición o todos nos quedaremos atrapados en este pueblo! ¡Confiad en mí, yo era y soy inocente! Mi rol en este pueblo era de los más importantes y deseados, nunca fardé de ello, pero el sabio demonio tuvo la suerte de encontrarme. ¡Solamente lo confiaré a los inocentes que se acerquen a contarme sus quehaceres! 

Paloma se escondió y susurró a los suyos:

¡Espíritus, hablad! ¿Cuáles eran vuestros roles en este pueblo? ¿Qué información tenéis que pueda ayudarnos a reunirnos con nuestro narrador?

Al ver cómo los espíritus volvían y cómo las muertes no cesaban... se apartó del cobertizo con el estómago revuelto.

Con los ojos vidriosos se fijó en la china y rápidamente su gesto se tornó más serio, llegando a bufar incluso cuando Andrés se sumó a su voz antes de negar.

Confío en tu inocencia -le dijo a Paloma, ignorando a aquel par-. Yo ayer dije a qué dedicaba mis quehaceres, si soy más directo el Demonio me empalará y grabará palitos en mi frente, no me gusta esa idea, no no.

Estaba seguro de no haber matado a nadie, pero algo le rondaba su cabeza.

Aunque es cierto que el demonio fue a por Emilio, quien Andrés decía que o él o yo éramos forasteros. No tiene sentido que el demonio mate a un forastero, que no representa una amenaza para él, el que quiera entender que entienda.

Dicho lo cual se apartó un poco y masculló entre dientes. ¿Cómo podrían resolver aquel problema?

-Vale. Pues voy a hacerte caso, poque si el demonio te mató, es poque eres inosente. Sí que soy un alma aldeana, miniña, y sí que soy el Bibliotecario del pueblo, el que sabe de todos nosotros que hay dos, o lo era Emilio o lo es Fernando, que es un forastero, el Mayordomo de profesión.

Se lo dijo en voz baja, para que sólo ella lo oyera, ya no sabía qué pensar del resto.

-Esto lo sé a siensia sierta, y lo de Mariano me lo huelo po lo que dijo al prinsipio, que t'havia votao por ser muy lista. Y va, y te mata el demonio. Raro, ¿no?

—Asesinar a un forastero parece una elección algo extraña, sí —dijo, apoyando una mano en la barbilla—.  Aunque no es tan descabellada. Si es el único que afirma ser forastero, su inocencia es bastante creíble, por lo que sería efectivo quitarlo de en medio a él en lugar de otro del que desconfiemos más. Además, también está la posibilidad de que él no fuese el auténtico objetivo.

Ahora Emilio...no hay escapatoria posible...en cualquier momento me toca la china.

Cabizbajo farfulla para sí...me equivoqué al proponer a Paloma, su espíritu me atormenta por ese error, es el precio a pagar por errar.

La disposición de los cuerpos...igual hay alguien que pueda aportar algo de luz sobre esto...

Negué con la cabeza... nada tenía sentido. Y pese a que cada vez éramos menos, es cierto que cada vez era más difícil ver las cosas con claridad.

Desde luego, ese demonio estaba haciendo bien su trabajo.

Y yo... seguía sin obtener respuesta.

No le veo sentido a matar a un forastero... yo... bueno, supongo que por mis orígenes, salvo que, el objetivo, sea sembrar el caos. En ese caso, si, la elección correcta sería esa.

El primer día hice una pregunta a Alma Yin y a Mariano Martínez. Ninguno de ellos me respondió. Ninguno de ellos lo ha hecho a lo largo de este tiempo. Mariano, directamente la ha obviado, y no ha dicho nada con... "jugo". Alma, en cambio, ha hablado mucho pero sin... sin decir nada. No se si me entienden. ¿Eso es desviar la atención de lo importante a lo trivial? Tal vez...

Bajo mi punto de vista, ambos son sospechosos. ¿Demostrarlo? No puedo... aun.

Al menos, Yin, ha propuesto algo, aunque sea el llenarse los bolsillos.

-No puedes ni podlás demostlal-lo. -Comentó Alma Yin ofendida de que se le haya acusado- Yo ya he dicho quien es el que está haciendo todo esto: Felnando Naval-lo. Pelo al palecel nadie me escucha. Y es algo que sé con celteza absoluta. Felnando Naval-lo dice que no es un Folastelo, así que o está bebido o miente... y cleo que ya todos asumimos que el otlo es el folastelo, así que este debe de mentil.

-No podemos aliesgalnos que siga esto así, no escogel a nadie solo hace que los que buscan acabal con el pueblo sigan matándonos uno a uno. Así que plopongo que todos juntos votemos contla Felnando Naval-lo.

Belén apuntó a Andrés Guerra con el dedo, la ira evidente en su mirada.

—¡Te he hecho una pregunta! Te he preguntado qué clase de forastero viste. Si de verdad eres el Bibliotecario, deberías saberlo. Dilo o te votaré.

Su mirada pasó a Alma Yin, con una expresión suspicaz.

—Llevas votando a Fernando desde el primer día. ¿Por entonces ya sabías que era malvado? No te estoy llamando mentirosa. Es solo que me parece curioso.

-Al plincipio simplemente lo voté pol tenel un nomble muy feo: "Felnando Naval-lo". -Comentó sincerándose al respecto- Pelo luego de la plimela votacion sé que no es tligo limpio polque el me votó a mi. Eso es más que suficiente pala mi pala sabel que es culpable.

La mujer se encogió de hombros mientras revisaba su cartera por algo que pudiera ayudarle a ganar algo más de dinero a costa de los presentes, aunque por desgracia no encontró nada que pudiera utilizar para re-vender y ganarse un pequeño extra, por lo que siguió hablando.

-Si estabamos entle dos folastelos, y uno de ellos ya sabemos que lo ela polque lo confesó y fue asesinado pol los enemigos del pueblo, -razonó, recopilando lo que había pasado- entonces no tengo duda de que Felnando Naval-lo, el que negó sel un folastelo es en veldad alguien malvado.

Y finalmente lo sacó: Un Condón caducado hace 28 años.

-¿Quien quiele un Condón "vintage"?. -Exclamó, alegre por haber encontrado algo- ¡Está nuevo!. ¡Sin usal!. ¡Es una pieza de coleccionismo!.

Levantó las manos,  no era un secreto a guardar.

-Sieeerto, no te respondí. Vi al Mayordomo, lo que no sirve de nada, y tampoco sé cual de los dos lo es. O lo era. Yo voy a votarte, Feenando. Espero no equivocarme, y que no me esté engañando Alma. Po'dió.

Paloma se acerca de nuevo a Belén y la susurra desde lejos:

Los otros espíritus no hablan, no quieren enfrentar a los vivos... Sin embargo, Andrés sí se acercó a decirme su profesión, me contó lo mismo que dijo ayer, que entre Emilio y Fernando uno de ellos era el mayordomo. Si se trata de Emilio, entonces Fernando es aldeano o esbirro. Demonio no lo creo. Si Emilio no lo es, puede que Fernando sea el mayordomo o el espía, en ese caso habría otro forastero que desconocemos, pero en ese aso el verdadero lo sabría.

Luego mira a Mariano Martínez con sus ojos en blanco.

No te fíes de ese vivo...

Isabel, creo que ya te lo he aclarado anteriormente, me equivoqué y lo he reconocido. En cambio tú mantienes una posición de superioridad que no es precisamente poco sospechosa.

Te equivocas, Andrés. Yo soy de aquí de toda la vida, lo dije y lo mantengo. Lo que la china esta no se da cuenta es que hubiese sido muy fácil para mi mentir y decir que soy un forastero, así dejaría de ser una amenaza tanto para vosotros como para ese demonio. Sin embargo me mantengo al lado del pueblo, como mis ancestros, aunque me ponga en riesgo.

Dicho eso estiró su cuello.

Esa maldita me llama mentiroso, y no he mentido, con lo que es una aliada de ese asesino y sólo quiere provocar confusión. Seguiré votando por ella y, si me matáis y los asesinatos siguen, espero que la ajusticiéis por traidora aprovechada.

Con eso dicho, bostezó y se rascó la nuca.