Partida Rol por web

- Los muy cabrones han deshonrado a mi hijo - comenta el viejo vikingo - hace unas semanas hicimos una incursión para arreglar ciertos temas entre los Jarls. Cosas normales. Mi hijo era un valiente, lucho como un hombre, a pesar de eso lo encerraron como un animal en una cuadra durante semanas. Por suerte pudo liberarse e ir al Valhalla llevandose con el alguno de esos cobardes. - el resto del grupo asiente a sus palabras.

- Si, yo iba en esa partida - comenta el joven encogiendose de hombros - No son mucho más que animales grandes, no hay ningún honor en matarlos - añade señalando a la casa - Mi nombre es Bergstein, y soy uno de los guerreros del Jarl. Me ha ido bien en las primaveras sureñas - dice con una sonrisa.

- La joven esta en la casa del Jarl, no creo que este para recibir visitas, pero mañana por la mañana el Jarl la piensa llevar a su aldea, supongo que puedes ir con el para pedir que te paguen el carromato.

Cuando la pareja entra en la casa, una joven de pelo negro les sirve una sopa caliente de bacalao.

Yngvår se come la sopa, sonrie a la muchacha y le agradece la comida complimentando lo buena que esta (la comida, no la chica :-D)

Despues se dirige a su nuevo amigo

Creo que deberia hablar con el Jarl. Seria posible?

- Supongo que estará tan ansioso de tus noticias como el resto del pueblo - comenta con una sonrisa - Lo arreglaré.

Tras unos minutos en los que Ygnvar acaba tranquilamente la sopa, el joven Cuerno Rojo vuelve a la cabaña.

- El Jarl accede a verte, por favor acompáñame - dice con un gesto de invitación.

Ambos abandonan la casa y entre miradas sin disimulo de los habitantes de la aldea entran en la casa más grande y central del pueblecito.

En la primera habitación, sentado en una silla cubierta de pieles hay un hombre maduro, grande y fuerte. De el emana una sensación de peligro y falta de miedo que solo se ve en algunos viejos guerreros, acentuada por que sigue la olvidada costumbre de vestir una cota de malla en su propia casa. Cuatro cortinas de piel curtida esconden las entradas a los otras habitaciones de la casa

- Bienvenido mercader, creo que traes noticias de la tierra de mi prometida. - comenta el Jarl con una sonrisa. - Me agradaría mucho oírlas mientras te sirves un poco de ese vino que he traído del sur. - el viejo guerrero señala a una jarra y un cuerno que están sobre una mesa baja cerca de donde se sienta.

Igual que el resto, Heda observó a Yngvår mientras se alejaba camino a la aldea. Daba la impresión de que todo estaba saliendo bien ya que parecía que le recibían con cordialidad. Vieron como desaparecía en una de las casa.

Mientras esperaba algún acontecimiento, Heda intentaba calmarse jugando con su arco. De pronto, una duda se reflejó en su cara y a punto estuvo de soltar el arco.

- Si no le conocen de otras ocasiones, ¿cómo es que se van a fiar de que es mercader? ¿dónde se ha visto un mercader sin mercancías? Además... ¿de dónde iba a llegar un mercader en esta época sino es de nuestra feria? Temo que nos hayamos precipitado al enviarle... sólo espero estar equivocada pero...

Yngvar sale de la choza donde ha entrado y se dirige a la vivienda del centro del pueblo, probablemente la casa del Jarl, a donde entra.

Yngvar saluda con respeto al Jarl

Poderoso Jarl de los Cuernos Rojos, permitid que primero muestre mi agradecimiento por la cortes acogida de su Aldea. Quiera Odin ser justo con vos y recompensaros por vuestras acciones - dice sin un atisbo de ironia. Se sirve una copa de vino, como es costumbre y la bebe tranquilamente pero sin pausa. Deja la copa en la mesa

La tragedia se ha abatido sobre vuestros vecinos de Trundheim. Alli me encontraba, vendiendo mis mercancias como cada Feria cuando unos trolls entraron en la aldea y mataron al Jarl. Tambien raptaron a su hija. Despues de eso, el poblado ha sido un caos. Acusaciones de traicion, desconfianzas... Quemaron mis mercancias, despues de tantos años visitando la feria... - Yngvar escupe en el fuego, para demostrar su enfado. Luego sigue

Pero sus guerreros me han dicho que los Cuernos Rojos persiguieron y cazaron a los trolls. Increible hazaña! Seguro que cantaran canciones por esta hazaña que resonaran incluso en los palacios de Valhala. - Yngvar habla cada vez mas alto llevado por la excitacion y el asombro ante el poder de los Cuernos Rojos.

Y no solo eso. Rescatasteis a la hija del Jarl y ahora es vuestra huesped de honor! Asombroso! - Dice mirando alrededor pensando que esta con el Jarl - Tiene que volver y calmar a la gente de su pueblo. - Dice preocupado - Y de paso, si pudiesemos hacer algo por mis mercancias...

- Tienes razón mercader, tienes razón - asiente el Jarl - Por eso mañana mismo iba a llevar a la niña con su gente. Por eso quería verte. Necesito que me hables de como están las cosas por allí. La verdad es que son un poco... - durante unos segundos parece buscar una palabra - cazurros. Me gustaría evitar que tomaran mi aparición como una declaración de guerra o algo así. Supongo que oirías que últimamente hubo algún roce entre nuestras aldeas. Me gustaría ahorrarle a la niña que corra más sangre innecesaria, no es que les tema, que quede eso claro. - el gesto de indiferencia de Thorkellson deja muy claro que no tiene miedo. - Por eso querría que compartieras con nosotros toda la información que pudieras, para ayudar a recuperar la paz de Trudhein... y por supuesto tu carro. - cuando habla del carro mira fijamente a Yngvar a los ojos.

Démosle tiempo a que haga lo que sabe hacer y recemos para que confiar en él haya sido una buena idea...

No bajemos la guardia...

Sí, eso espero... que haya sido una buena idea. De todas formas yo no estoy del todo tranquila y estar aquí parada me está poniendo cada vez más nerviosa. Voy a buscar algún lugar desde el que poder vigilar bien la aldea y el camino, si veo cualquier movimiento extraño os aviso.

Sin esperar contestación, se aleja buscando un sitio en el que poder ocultarse y desde el que, a su vez, pudiera controlarlo todo.

Ahorrarle a la niña mas sangre innecesaria? Estoy seguro que si la niña vuelve y les cuenta como la salvasteis de esos monstruos, el pueblo estara mas que agradecido. - Dice inocentemente Yngvar, sosteniendo la mirada del Jarl - La gente estaba muy agitada por el ataque y la desaparicion de la hija de su jefe. Su vuelta a manos de su salvador seguro que hace olvidar antiguas rencillas. - Le sonrie de forma honesta

Por otra parte, me han comentado que se prometio a vos despues del fragor de la batalla contra los trolls- Yngvar mira al Jarl con su unico ojo - Un hombre de su posicion entendera que encuentro ligeramente ofensivo que no haya venido ella en persona, al ser la actual lider, a disculparse por la actitud de su Aldea para con mi persona y posesiones. Acaso fue herida durante el ataque? Se encuentra indispuesta?

- La joven tiene que descansar. - contesta Thorkellson - Y yo también, han sido unos días bastante duros. Si me disculpas, el joven Bergstein se encargará de darte hospitalidad. Espero que mañana me acompañes a Trundheim. - El jefe hace un gesto hacia la puerta y el joven hace una reverencia mientras tira del brazo de Yngvar.

Yngvår saluda cortesmente y se va. Ya fuera, pregunta al guerrero

Seguro que la pobre tiene que descansar, despues de todo este trajeo. El Jarl cuida de ella en su propia casa? Seguro que la niña no quiere alejarse de el.

- Si, seguramente - contesta de forma escueta el joven.

Al salir de la casa del Jarl, un montón de personas curiosas intentan hablar con Yngvar, hambrientas de noticias sobre el mundo exterior. El mercader tarda varios minutos en lograr librarse de la mayoría, con la disculpa de ir al bosque a buscar un regalo.

- Te acompañare. - Bergstein se ofrece en un tono que no parece admitir discusión.

En apenas unos minutos Ygvnar sale de la casa del Jarl. En el centro de la aldea le espera un montón de gente, con la que se pasa un rato bastante largo hablando de forma distendida.

El resto del grupo espera en una calma tensa.

Acompañarme? - Yngvår rie jovialmente - Jovencito, yo ya andaba por los bosques cuando tu todavia estabas agarrado de la teta de tu madre - Se vuelve a reir - Ademas, que tipo de regalo iba a ser si vienes conmigo? Tu no te preocupes por mi que sin trolls un ojo me sobra para sobrevivir

- Lo siento, debo insistir en acompañarte - comenta un poco cohibido el joven - En realidad, me llevaré dos hombres más conmigo. - tras un silencio engorroso añade como queriendo disculparse - El Jarl quiere que le acompañes mañana a Trudheim.

Bergstein, me estais hacienndo sentir como un prisionero. Que esta pasando?

- No, simplemente el Jarl quiere que vayas con el mañana. - comenta el joven meneando la cabeza - Siempre ha sido un poco autoritario. En fin, iremos los dos solos, pero por favor no hagas que me arrepienta.

La pareja abandona la aldea en dirección al bosque en cuanto la curiosidad disminuye un poco.