Partida Rol por web

Rantos estaba inquieto por la ausencia de todos los Vance..algo que se atenuó cuando su prometida apareció con su escudo juramentado, a quien Rantos no prestó atención inicialmente:

-No pasa nada lady Liane, imaginé que habría sido por algo así... disfrutemos de los enfrentamientos, Ser Edmure está justando ahora mismo-señaló hacia el campo de torneos y justas.

Más tranquilo, aunque todavía echaba de menos al resto de los Vance...su hermana apareció en el palco. Y lo que dijo dejó helado a Rantos... Helado como un témpano de hielo. ¿Por qué diría eso su hermana? ¡Era una locura! Y no tenía nada que ganar. Pero por esto mismo, le dio que pensar y miró a su prometida:

-Lady Liane...dile que eso no es cierto... ¿y su hermana ha sufrido un accidente? ¿Y no me has dicho nada?-dijo extrañado Rantos, no creía del todo a su hermana pero ésta no tenía nada que ganar con algo así y le perturbaba .

Justo cuando Un caballero de la casa Banefort se estaba por enfrentar a un caballero errante irrumpió Morgause acompañada de su gatosombra, la gente quedó algo extrañada por lo que estaba sucediendo y presto atención a lo dicho. Las palabras de Morgause fueron tomadas por el público, que estallo en murmullos sobre lo dicho.
 Lady Liane se levanto de su asiento pasmada por lo que acababa de oír,
-¿qué le ha sucedido a mi hermana? pregunto y prorrumpió en sollozos la gente quedo en silencio al ver a la joven hija del Lord taparse los ojos y llorar.
En el campo de justas Ser Shawney se encontraba con la mano en la empuñadura y a algunos metros de Morgause y su fiel criatura llamada Nor con sus brazos llamaba a los guardias de la casa Vance para que lo acompañaran en el centro del campo de justas.
-Como os atrevéis vos, una sucia bastarda,  a hablar a así de la hija de Lord Vance y de acusarla de cometer fratricidio.- dijo y desenfundó su espada junto con los otros 6 guardias que llegaron al campo.

Por otra parte Liane Vance se abrazo a su futuro esposo y con los ojos cubiertos en lágrimas le hablo. -¿Que le he hecho yo a tu hermana para que diga estas horribles cosas? ¿Qué estoy embarazada? ¿Que mate a mi hermana? ¿QUE CLASE DE FAMILIA DE LOCOS SON USTEDES? grito, empujo a Rantos para separarse de el y se giro para enfrentarse a Morgause.
-Te maldigo a ti y a los padres que te gestaron en pecado, vienes a mi casa, recibes nuestra hospitalidad y luego tramas estas retorcidas acusaciones en las festividades de mi boda.- Dijo con furia.
-Mientes al decir que espero un hijo de mi escudo juramentado, me das la terrible noticia de la muerte de mi hermana y luego me acusas de la misma en frente de todos los presentes. Deberia hacer que te apresen y te corten la lengua por mentirosa ¡Maldita serpiente nacida del pecado!

Lady Katherin no se quedo callada y se levanto de su asiento para hablar con su hijo. -Saca a esa estúpida bastarda del medio del campo de justas, está arruinando el matrimonio y el nombre de las dos familias. Solucionemos esto en privado, hablaremos las dos familias en el castillo.- Dijo la mujer tratando de ayudar a su hijo. -Deja que los guardias de la casa Vance la arrestes pues ha proferido palabras mordaces y acusaciones injustificadas a un miembro de una casa noble y ayuda a tu padre a resolver este asunto.-

-Ser Heine sera mejora que vayamos al campo de justas, alli esta mi padre, mi madre y mi hermana.- Sugirio Tristan. -No se que nos enfrentaremos pero sera mejor estar preparados para cualquier cosa, esto pinta muy mal.

Rantos apenas se inmutó por los empujones de su prometida cuando escuchó a su madre... quien también tenía una afrenta abierta contra Rios. Suspiró y dijo:

-Mis disculpas nobles señores, mi hermana es demasiado pequeña y bebió demasiado anoche...es presa de la histeria al haber visto el cuerpo de Lady Rhialta ..una tragedia, sin duda - cerró los ojos con cara de preocupación y se dirigió a Ser Etan Shawney:

-Ser Etan, déjeme dos de sus guardias, voy a acompañar a mi hermana a sus aposentos, es una niña y necesita descansar hasta que se le pase la histeria...los dos hombres se encargarán de que nadie la moleste y que ella no salga hasta que el maestre la visite - en el fondo era una forma elegante de decir que estaría bajo arresto.

Posteriormente miró a su futura esposa y le dijo:

-Dijimos que confiariamos el uno en el otro, y yo confío en ti, déjame hacer esto a mi manera y que acompañe a mi hermana que ha enloquecido, son mis asuntos y los quiero tratar yo, estará bajo custodia...nos veremos en los aposentos del maestre, a ver que ha ocurrido con Lady Rhialta.

Luego miró a su hermana con furia:

-Hermana, necesitas descansar y sosiego, voy a llevarte a tu habitación ahora...es lo mejor -al menos allí podrían hablar a solas. Luego se dirigió a la audiencia:

-Caballeros, hasta que sepamos que ha pasado con Lady Rhialta suspenderemos las justas... necesitamos saber su estado de salud- no mencionó la perorata de su hermana, esperaba taparlo con las noticias de Lady Rhialta

Al menos el público había escuchado sus palabras, incluso si la heredera de los Vance podría intentar aparentar que ella no sabía nada al respecto. Sabía que aquello no sería bien recibido por Liane, ni mucho menos por el bastardo que tenía como amante, si bien podría evitar que su medio hermano se casase con alguien que posiblemente le mataría mientras dormía, como había hecho con su hermana. Alguien que era capaz de asesinar a su propia familia, no dudaría en hacer lo mismo con un desconocido. La actuación de la joven mujer, no hizo más que provocar una sonrisa en la bastarda, la cual permaneció en su lugar, mirando en dirección al palco de manera desafiante. - ¡Actuad todo lo que deseéis! ¡Os he visto a vos y a vuestro amante salir con prisa del lugar de donde empujasteis a vuestra hermana! - Volvió a exclamar, sin mostrar temor alguno, al mismo tiempo que hacía que su gatosombra se colocara detrás de ella, dejando en claro que no pensaba atacar a nadie. No le daría el motivo necesario al bastardo del escudero para que la atacara o matara a su compañera. - ¡Vuestros llantos no servirán para ocultar la verdad! - Continuó con clara determinación, en especial al ver que la heredera no se dignaba a refutar sus acusaciones. Aquello la haría ver mal, no había duda de ello, no cuando ella estaba dejando en claro su embarazo, junto con su relación con Ser Shawney, mientras que la otra sólo se dedicaba a llorar, a la vez que su amante hacía demostración de violencia frente a sus acusaciones. Podría ser una bastarda, si bien el hecho, de que la acusara frente al resto de los invitados, dejaba en claro su peso. No podrían acallarla luego de lo que había dicho, no cuando lo había convertido en algo de conocimiento público.

Lamentablemente, la heredera no tardó mucho en responder a sus acusaciones, actuando de una manera que parecía dejar en claro que la pelirroja no estaba a la misma altura para poder competir contra ella. No había duda, era muy buena actuando, y por ende engañando, si no fuera por lo que la bastarda había visto en su momento, incluso le habría creído y pensado que ella misma estaba loca por pensar así. En el momento en el que Ser Shawney desenvainó su espada, la verdevidente supo que estaba metida en un gran aprieto, por lo que no tardó en mirar a su compañera animal, pensando que, tal vez, lo mejor sería ordenarle que se retirara. Si bien, mientras pensaba en ello, la voz de su medio hermano hizo que dirigiera su mirada hacia él, notando que este parecía desear ayudarla a evitar que la encerraran en un calabozo o algo peor... que acabaran con su vida. Había perdido la compostura, se había dejado llevar por lo que le había sucedido a su amante, y no había pensado con claridad que la heredera podría ser bastante buena con sus palabras. Si quería justicia por Rhialta, tendría que buscarla de otra manera. Estaba claro que no podría ganar aquella discusión contra Liane, no cuando ésta había demostrado ser mucho mejor que ella en esa clase de "juegos". Aún así, se cobraría su venganza por lo que le había sucedido a su amante, de eso estaba segura. La horrible visión de Rhialta, con las piernas de esa forma y la sangre fluyendo de aquella herida en su cabeza... era algo que quedaría en la memoria de la pelirroja, en especial si la joven llegaba a morir por dicha caída. Se había enamorado, y su amor se había perdido con tanta facilidad... No podía aceptar algo así, no mientras Liane tenía aquello en su vientre, feliz con la relación que mantenía con Ser Shawney. No era justo. - Perdón... Rantos. Yo... me hice muy amiga de Rhialta y... luego la vi allí y vi a Lady Liane... y... pensé lo peor. - Las lágrimas comenzaron a surgir de sus ojos, corriendo por sus mejillas, aunque no por lo que había dicho, sino por la tristeza que sentía por, tal vez, haber perdido a su querida Rhialta. - Yo... no estoy bien. - Afirmó, siguiéndole el juego a su medio hermano, si bien estaba segura que aquello no serviría de mucho. Liane haría todo lo posible para destruirla, luego de que hubiera revelado lo que hizo en sumo detalle.

- Tenéis razón joven Señor -decía mientras pensaba que era una suerte que se hubiera puesto todo el equipo de combate, por eso de que hoy era día de torneo. Esperaba no tener que necesitarlo, pero era tranquilizador saber que la cota de malla protegía su blanda carne- vayamos pues sin demora.

 Tristan y Ser Heine llegaron al campo de justas para ver que allí las cosas no estaban mejor. Morgause había irrumpido en el torneo y había acusado a Lady Liane de Fratricidio y Adulterio. En el campo de justas se encontraban la bastarda de Lord Vignar, seis guardias de la casa Vance, Ser Etan Shawney y el gatosombra llamado Nor.

Lady Liane escucho la sugerencia de Rantos y las nuevas acusaciones de la bastarda con un gesto de furia en su mirada.
-No irá a su habitación.- Ordenó.-Ella no puede ser tratada como a un noble, es una bastarda y esta insultado a la heredera de la casa Vance en su propia casa.- dijo haciendo referencia a ella misma. -Condúzcanla a los calabozos y denle el trato de un preso común.- Ordenó a Ser Shawney y los hombres que lo acompañaban. -También capturen a la bestia y ordenen a los cazadores que se preparen para ejecutarla. Al resto de los invitados les pido que se retiren a sus lugares asignado o a sus carpas ahora iré a ver a mi hermana.- Sentencio finalmente y comenzó a bajar del palco. La furia de la mujer podia ser vista desde todos los lugares del campo de justas.

Miró  a su prometida con dureza y gritó:

-¡ES UNA NIÑA! Y está fuera de sí... ¡y además es mi hermana! Mírala, está mal y necesita descansar adecuadamente ... Irá a su habitación, como ya he dicho, con tus guardias en la puerta, yo mismo la llevaré ... te veré luego en las habitaciones del maestre, los dos tenemos que ocuparnos de la familia.  No vas a tirar a mi hermana pequeña, aunque sea bastarda, a una oscura mazmorra...¡es una niña pequeña que necesita ayuda! Y es mi última palabra-sentenció y le recordó a lady Liane la conversación del día anterior- y como acordamos, también es la tuya- Rantos habló con dureza, no iba a ceder en esto. Si se rompía ese acuerdo, estaba dispuesto a romper otros, como se le veía en la mirada.

Lady Liane lo miro sorprendida por lo que acababa de escuchar. La desautorización de su marido era algo que la ponía de muy mal humor.
-Creo recordar que la heredera de la casa Vance soy yo, estas son mis tierras y ellos son los soldados de mi familia.- Comenzó diciendo -Soy yo quien dará las ordenes, ella es MI prisionera y soy yo quien decide su destino.- Dijo pronunciando con fuerza el "mi"
-Sin embargo demostrare que soy magnánima incluso cuando no debería de serlo. Tu hermana esta presa en una habitación del castillo con todas las comodidades que no se merece. Será custodiada por los hombres de la casa Vance y se le permitirán visitas solo de su familia. En cuanto a la bestia su destino seguirá siendo el mismo, no dejare que el insulto público y la humillación pasen sin castigo alguno tenga tu hermana bastarda la edad que tenga.-

Al oír las primeras palabras de Liane, la bastarda abrió los ojos de par en par, ciertamente nerviosa por lo que podría sucederle en los calabozos. Estaba segura que la heredera intentaría algo, y no confiaba para nada en Ser Shawney, el cual no dudaría en callarla para que no continuara hablando de su relación con la heredera. Sin embargo, sabía que no podía hacer mucho al respecto, a menos que deseara enfrentarse a los guardias y al escudero en cuestión. Por esa razón, no dudó en permanecer en silencio, al oír cómo la joven indicaba que sería encerrada en los calabozos y tratada como una prisionera común. Por un momento, buscó la mirada de su padre, esperando que este hiciera algo por ella, en especial cuando era su querida hija, a pesar de ser una bastarda. No obstante, al escuchar lo que la maldita mujer pretendía hacer con su compañera animal, una expresión de terror se mostró en su rostro, sin duda aterrada ante el hecho de que ejecutaran a Nor. - ¡No! ¡Nor no es sólo mi mascota! ¡Es la mascota de la Casa y no ha hecho nada! - Exclamó indignada ante semejante idea, en el momento en el que resguardaba a su mascota. - ¡No voy a dejar que le pongan un dedo encima! ¡La culpa es mía, no de ella! - Volvió a exclamar. Si no tenía otra opción, no dudaría en hacer que su mascota saltara encima de la maldita heredera. Si sabía que Nor tendría que morir, al menos se encargaría de llevarse a esa bastarda con ella. No permitiría que la muerte de su querida Nor fuera en vano. ¿Cómo podía pedir algo así? ¡Semejante atrevimiento! La gatosombra se suponía que era la mascota de la Casa, pedir algo así, era un gran insulto para toda la Casa, no sólo para la pelirroja. La mirada desesperada buscó nuevamente a su padre, esperando que este se expresara al respecto, si bien, por alguna razón, no parecía desear hacerlo, tal  vez porque estaba impactado por lo que había sucedido, o simplemente porque estaba pensando en lo que haría. Sea lo que fuera, la verdevidente no permitiría que le hicieran daño a Nor. Se la llevaría con ella. Las dos no podían ser separadas.

Por fortuna, su medio hermano no tardó en expresarse, dejando en claro el hecho de que Morgause sólo era una niña, y que no podía ser tratada de esa manera, incluso si se trataba de una bastarda. Por más que no compartieran la misma madre, seguían siendo familia, y la joven sonrió gentil al muchacho, contenta de saber que podía contar con alguien. Después de todo, no sólo había dicho aquellas cosas por Rhialta, sino también porque si Rantos se casaba con Liane, era posible que aquello fuera material para el desastre, teniendo en cuenta que no estaba segura si este intentaría matarle, una vez que se casaran, para quedarse con el resto de los dominios de su Casa. No podía permitir algo así, y mucho menos permitiría que su medio hermano sufriera por culpa de esa bruja sin alma que era capaz de sacrificar a su querida Nor sólo por el hecho de descargar su ira en alguien. - Rantos... - Dijo con cierto terror en su voz, aún pensando en lo que podría sucederle a su mascota. Ella y Nor eran como hermanas, no podía dejar que le hicieran algo tan horrible. Tenía suerte de que su medio hermano fuera el heredero, en especial cuando este tenía cierto peso en sus palabras, ya que aquello podría significar el final del compromiso entre las Casas. Por otro lado, aquello había servido para que el joven pudiera apreciar la verdadera cara de la heredera, la crueldad que ésta ocultaba en su ser. Sin dudarlo demasiado, intentó acercarse al muchacho para susurrarle unas palabras, luego de haber oído lo que Liane pretendía hacer. - No dejes que se acerque a Rhialta... si aún sigue con vida, se encargará de que no lo siga por mucho tiempo. Alguien de nuestra Casa tiene que cuidarla. - Le explicó en susurros a su medio hermano, para luego separarse, esperando que la maldita heredera recapacitara un poco sobre su elección. De lo contrario, no dudaría en hacer que su compañera animal saltara sobre ella para despedazarla junto con su maldito bastardo. Le importaba poco lo que hicieran luego. No dejaría que se saliera con la suya sin un precio a pagar. - ¡No! ¡Nor es la mascota de nuestra Casa! ¡Esto es un insulto a la Casa Kelmstiern, no sólo un castigo hacia mi persona! ¡Es una afronta a los Kelmstiern! - Exclamó indignada ante semejante idea. No iba a dejar que la maldita tocara a su compañera. Antes acabaría con su vida, no había duda de ello, y estaba segura que la criatura se movería mucho más rápido hacia su presa que lo que podrían moverse esos caballeros con sus pesadas armaduras.

Sir Heine, que había llegado a la escena no hacía mucho, se mantenía en silencio vigilante ante cualquier posibilidad de altercado. Era el momento de las personas con importancia para hablar, a él ya le llegaría el suyo si alguien decidiera que era el momento de que las espadas cantaran. Manteniendo el silecio y procurando no ser notado se fue acercando a los miembros de la familia, colocándose a la diestra de la señora de la casa.

Rantos había conseguido de momento algo y esperaba conseguir el resto posteriormente, pero de momento era algo:

-¡Basta!-le dijo a su hermana- no vuelvas a hablar hasta que descanses .. estás fuera de ti, tiene que verte un maestre - Rantos realmente pensaba que su hermana estaba demasiado alterada, que algo había visto pero el joven no podía evaluar la situación si su hermana estaba fuera de si.

Se dirigió a su esposa:

-La acompaño a su habitación, nos vemos ahora en las habitaciones del Maestre, ¡guardias!- los llamó para que le acompañaran con los dos "custodiados"

-Rantos Kelmstiern le recuerdo que los soldados de descanso del caminante juraron fidelidad a la casa Vance y no a la Kelmstiern.- Intervino Ser Etan Shawney. -Las ordenes que seguiremos serán las de lady Liane y no las tuyas, tu aún no estás casado con ella.- Agregó y se puso firme en su posición. -Las ordenes de Lady Liane Vance fueron capturar a la bastarda, conducirla al castillo y apresar a la bestia para su posterior ejecución y esas órdenes son las que seguiré yo y los hombres de la casa Vance.- Ser Etan tenía su espada en mano y esto prometía ser un baño de sangre de un segundo a otro.

Lady Katherin volvió a intervenir para hablar con su hijo. -Accede a las peticiones de Lady Liane hijo, resuelve esto de manera inteligente.- aconsejo su visiblemente preocupada madre. -Deja que se lleven a la bestia ahora y habla con los Vance si lo que quieres es jugarte el matrimonio y los beneficios que este representa discutiendo con Lord Karyl.- La mujer sujetaba del brazo a su hijo. -No juegues todo tu futuro por la mascota de una bastarda.- Suplicó.
 

La intervención de Sir Shawney hizo que  Sir Heine se pusiera en guardia sujetando firmemente la vaina de la espada con la mano izquierda, pero manteniendo la derecha lejos de la empuñadura. No pensaba actuar sin ordenes de los Klemstiern. Aun así, se acercó aun más al heredero de la casa mientras miraba fijamente al caballero que acababa de desafiarlo.

- Sir Ethan -dice con voz pausada- es poco inteligente para un caballero meterse donde no le llaman. Le ruego que mantenga la boca cerrada.