Partida Rol por web

La llamada se corta, nos deja a medias...a mi me deja cortada, muerta, blanca como el papel.

Pero no es nada con lo que pasa luego, siento pánico de escuchar de nuevo su voz...me daría un infarto si tuviese que notar de nuevo las lenguas...si tuviese que ver de nuevo la habitación inundada de aquella masa negra...
Siento que me falta un poco el aire, y creo que es hora de no quedarse sola. Realmente estoy MUY acojonada...

Hago como que de la impresión me apoyo en la silla, con la mala fortuna de acabar con mi mano rozando levemente el muslo de Cole Dish. Si hay alguien que puede llegar a proteger en esta habitación, ese el el tipo con pinta de soldado...tal vez si me hago la víctima pueda tenerlo a mi lado por un módico precio...us miradas tampoco me han pasado desapercibidas...

- ¡Uhi! ¡Joder, lo siento! Siento que me pongo roja...técnica aprendida de años y años de practica, a veces, a los pervertidos, les gusta pensar que algunas cosas te dan vergüenza... Lo miro a los ojos, hay miedo en los míos, y eso si que no es fingido. Mantengo la mirada un segundo, tratando de buscar en los de él algo que me indique que puedo contar con su ayuda... Luego bajo la mirada Lo siento... Y toso avergonzada...

Si no es tonto...pillará la pequeña indirecta...

La imagen del viejo sigue rondándome la cabeza...

La llamada se corta, nos deja a medias...a mi me deja cortada, muerta, blanca como el papel. Siento pánico de escuchar de nuevo su voz...
Comienzo a notar como me falta un poco el aire, realmente estoy muerta de miedo, y trato de recobrar la compostura moviéndome en mi silla. Me apoyo en ella, con la mala fortuna de acabar con mi mano rozando levemente el muslo de Cole Dish.

Abro los ojos como platos y lo miro.

- ¡Uhi! ¡Joder, lo siento! Siento que me pongo roja...roja como un tomate. Soy imbécil...seguro que me manda a la mierda, pero no puedo evitar mirarlo a los ojos. Hay miedo en los míos. Mantengo la mirada un segundo, tratando de buscar en algo qu eme recuerde tiempos mejores. Luego bajo la mirada Lo siento... Y toso avergonzada...

Con la mirada cansada, sonreí y negué a las palabras de Rose.

— No es necesario: me siento mejor. Eso sí, lamento decirle que dejé el pasillo hecho un desastre. Algo me cayó mal. Quién sabe... —Me encogí de hombros restándole importancia al asunto.— Me voy. Sólo quería devolverle las llaves y pedirle un favor... Necesitaría una botella de agua para el viaje y otra de algo más... fuerte. —sonreí.— El viaje será largo... y difícil.

Luego, recordé a aquella vieja en el aparcamiento, sus palabras y su deslizarse como una silenciosa víbora entre los automóviles estacionados. Entonces, pregunté:

— Rose, ¿conoce a una ciega con aspecto de mendiga? Me pidió que le envíe saludos. —Mis ojos se posaron en la mujer, con una mirada escrutadora, pero mi sonrisa se mantuvo inmutable. 

«Y que le den por el culo al maldito matasanos.»

Noté la mirada de Cole contra mí cuando Alicia se levantó. ¿Qué le pasa a este tío? ¿Que tiene conmigo? El enojo me invadió pero no llegué a reaccionar. La vagabunda, aquella que había compartido la mesa con ella se dobló en dos, casi como partiéndose al medio y vomitó todo lo que contenía su estómago. Tuve que reprimir una arcada a mi vez. El olor ácido a vómito, el sonido de la materia semi líquida cayendo al piso, el color pastoso de lo que la rubia desechara, todo me descompuso a su vez.

Haciendo fuerza por descomponerme yo también, aparté la vista de ella sin escuchar lo que decía y sin siquiera acercarme para ver como estaba. No quería terminar dando un espectáculo tan lamentable yo también.

Mientras me reponía de la sensación de descompostura, la voz del teléfono comenzó a entrecortarse. Las últimas palabras me desconcertaron totalmente pero no pude detenerme a pensar. Al unísono con el fin de la llamada, los rostros de los demás comenzaron a deformarse, a derretirse. Sin saber cómo había llegado hasta allí, me pareció estar dentro del cuadro La persistencia de la memoria, pero con caras en vez de relojes. Mis manos se aferraron a la mesa, mis nudillos se pusieron blancos por el esfuerzo. Necesitaba salir de allí cuanto antes.

Me quedo tieso y helado al oír aquel último comentario. La sangre me herviría si no fuera porque esto me está pareciendo cada vez más espeluznante. Me levanto bruscamente de la silla, mi rostro ya no es sonriente ni alegre, como suelo aparentar.

-Me cago en to...- reniego por lo bajo -Esto está yendo demasiado lejos!- me aparto de la mesa y de mis compañeros de desayuno, el tipo hispano y la mujer morena, blanquita mazizorra 2, y me dirijo hacia la cocina en busca de la tal Rose, que está claro que tiene mucho que explicar y yo que creía que era una mujer blanca decente, está claro que las apariencias engañan y mucho!

-Donde te escondes hijoputa! Te encontraré y esta vez me aseguraré de que no vuelves!- gruño por lo bajo.

 Kim se quedó pasamada con los ojos aun mas abiertos que antes. El labio inferior le temblaba y se sujetaba las manos sobre el regazo de manera nerviosa. Se quedó asi unos instantes, mientras sus compañeros gritaban al telefono, donde el doctor ya había colgado.

-No...no...-murmuro- no, esto no esta bien. Ellos estan... No podemos ir, no hay que hacer lo que ese tipo diga. Nos pegará, nos matará! Esta jugando con nosotros, tenemos que largarnos de este sitio!-dijo nerviosa a los demas.

Cuando Alicia se levantó mi mirada se clavó en Cole. ¿Qué le pasa a este tío? ¿Que tiene conmigo? El enojo me invadió pero no llegué a reaccionar. La vagabunda, aquella que había compartido la mesa con ella se dobló en dos, casi como partiéndose al medio y vomitó todo lo que contenía su estómago. Tuve que reprimir una arcada a mi vez. El olor ácido a vómito, el sonido de la materia semi líquida cayendo al piso, el color pastoso de lo que la rubia desechara, todo me descompuso a su vez.

Haciendo fuerza por descomponerme yo también, aparté la vista de ella sin escuchar lo que decía y sin siquiera acercarme para ver como estaba. No quería terminar dando un espectáculo tan lamentable.

Mientras me reponía de la sensación de descompostura, la voz del teléfono comenzó a entrecortarse. A medida que escuchaba lo que el doctor tenía para decir, mi rostro iba mutando del desconcierto al terror. Mis manos se aferraron a la mesa, mis nudillos se pusieron blancos por el esfuerzo. Necesitaba salir de allí cuanto antes.

-Yo... no me siento bien... tengo que salir de aquí.

Sin esperar a ver la reacción de los demás me dirigí a la puerta de entrada. Necesitaba aire fresco o terminaría sofocada ahí dentro.

Metódica y cuidadosamente aparto los cereales conteniendo una arcada. Y comienzo a abrir la boca para responder...

Cita:

Sonrió muy levemente, con una mirada entre resignada y preocupada, mientras ayudo a ¿Rachel? a levantarse.

-Supongo que nos quedan muchas opciones comienzo con tono resignado -solo podemos arriesgarnos a escapar continuo sin poder evitar mirar la mancha que minutos antes era el desayuno de la vagabunda. -o aceptar el sinum fatum Concluyo mientras me encamino en busca de Rose sin soltar el brazo de la muchacha atractiva.

Rose deja los intrumentos de cocina y se limpia las manos, y habla con voz sosegada:- Vaya...bueno esperaba que se quedara un poco más, al fin al cabo la habitación esta pagada, pero no quiero meterme en sus asuntos. Si tengo algunas botellas de agua- Y guiñandote un ojo te dice:- Y tambien tengo algó más fuerte que una botella de vino, ahora se lo traigo es lo minimo, ya que no puede disfrutar de la estancia. En cuanto a la anciana, si... a veces viene, es buena gente, su marido se murio, y desde entonces se ha quedado con los vagabundos del pueblo... Suelo darles algo cuando vienen por aqui. Espere un momento y le traigo las bote...- De repente gruñe un momento y de su nariz sale sangre, que toca ensimismada, para luego mirarte y ver una sonrisa tirante estilo joker, antinatural y más en Rose:- Vaya con que la furcia de la moto nos deja... tschh tschh, me temo que esto no es así, yo juego y vosotros jugais, cuando digo salta, vosotros saltais, cuando os saque las tripas, vosotros las mirais... Vuelve con el resto del rebaño pequeña, tu moto está inutilizada de todas maneras, y no quieras engañar...-

Rose vuelve a pestañear y su cara vuelve a estar normal, y al ver tu cara dice:- Perdona, creo que he tenido un mareo, voy a por tus cosas- A su espalda ves al niño que ha puesto a sus soldados en el suelo en formación y te mira fijamente.

El telefono vuelve a hablar, pero no es la voz del doctor, el tono es más virulento y grave, solo con oirlo casi podeis sentir el desayuno llegando a vuestra boca:- Tú, negro de mierda, vuelve a tu asiento, vais a jugar a mi juego querais o no. El juego tiene varias reglas, primera, teneis 3 dias u os matare, segunda si salis del pueblo os matare, tercera si os quedais en el maldito hotel os hare la vida complicada, jeje tanto que deseareis haber muerto.- El auricular del telefono se empiezan a oir crujidos, y estertores de alguien vomitando, cuando termina la voz sigue:- Quiero que encontreis a nuestro buen médico, él quiere que lo hagais ¿No? Y asi Todos quedaremos conten...- La voz se corta. Quedando la linea vacia y el pitido del telefono invade el ambiente...

Sales al exterior del hostal sin mirar atrás, sintiendote horriblemente mal. Sientes que son alucinaciones, pero te has tomado los medicamentos, no deberian ser tan fuertes. Miras hacia fuera viendo el buen dia que hace, y ves varios vecinos que te saludan  amablemente mientrás que están dando su paseo vespertino. Un muchacho con un gran bolso, al parecer lleno de periodicos se acerca hacía el hostal, al verte te saluda:- Bueno dias señora- Se acerca al recibidor y saca algunos periodicos que deja en él. Y vuelve a darse la vuelta por donde ha venido.

Cuando está al lado tuyo, el chico sufre un resbalon y cae al suelo, antes de que puedas decidir que hacer, el chico empieza a levantarse lentamente, su rostro gira lentamente hacia tí y ves una horrible sonrisa forzada que parece haber sido hecha por garfios, por lo innatural que es, y en tanto con una voz grave te comenta:- Vaya que caidas más tontas, pero sabes que puede ser muy tonto, especie de putón, que te vayas de este pueblo, te vamos a dar una buena acogida, te enseñaremos lo que es la palabra dolor, vuelve con el resto de corderos, ya os he dicho las reglas del juego, y pronto vamos a ju...- El chico sacude su cabeza y la sonrisa innatural se borra, se levanta rapidamente confundido y coge su bolsa, disculpandose:- Perdone- y se marca corriendo como alejandose de un mal sueño.

Normalmente hubiera respondido furioso. Ni me educaron para tolerar comportamientos racistas, ni el servicio me acostumbro a dejar que me pisasen. Pero ahora tan solo me siento capaz de afianzar mi mano en el brazo de Rachel, intentando inspirarle una confianza que no siento, y seguir mi resignado camino en busca de Rose.

Salí a la puerta de calle. Sentía que mi cabeza giraba como en un torbellino, un torbellino muy similar al que media hora antes había experimentado en mi habitación.

Respiré, dejé que la brisa marina* rozara mi piel, se llevara el mareo y la sensación de estar atrapada en una película de terror.

Miré el paisaje y ver a la gente tan tranquila, paseando, realizando sus quehaceres diarios poco a poco me devlvió la confianza y la estabilidad. Animada, sonreí a los transeúntes y saludé. Vi acercarse a un chico cargado co una bolsa gigante para su estatura. ¡Los periódicos! ¡Por fin han llegado! La preocupación que sentía por la conversación telefónica quedó a un lado. Por fin podía encargarme de mis asuntos, ver que había estado tramando Petersen. Saludé al chico y tendí las manos para recibir los diarios.

Iba a darle una propina pero enseguida se giró para irse. Bajé la vista un momento hacia los titulares que tenía ante mí pero enseguida mi atención volvió al frente. El chico había resbalado. Quise ayudarlo a levantarse... pero no me moví del lugar.

Esa voz, esa cara, esa sonrisa... Mi rostro, que casi había logrado relajarse volvió a crisparse en una mueca de terror. ¿Que pasa aquí? ¿Quienes me hacen esto? Quise gritar, correr la vista, pedir ayuda, pero el miedo me tenía allí paralizada, mirando, escuchando.

-¿Qu... que... quieres? ¿Qu... qué eres?- las palabras escaparon de mi boca sibilantes , un susurro apenas más audible que mi respiración. Nuevamente era presa del terror. ¿Por qué nos habían arrastrado hasta allí? ¿Quién era ese doctor que tan sólo había visto en sueños y por qué estaba detrás de aquella broma macabra?

El chico volvió a la normalidad y se despidió. Yo apenas pude levantar una mano. Estaba muerta de frío, el miedo corría por mis venas. Tratando aparentar normalidad, pero con más prisa de la que hubiera sido lo habitual, volví al interior del hostal llevando los periódicos. Entré y los dejé sobre una mesa. Ya no me interesaba lo que decía allí. Lo único que quería era encontrar la forma de salir de toda aquella locura.

A los pocos minutos de haber salido, volví a entrar más pálida y consternada que antes. En mi mano traía una serie de periódicos que dejé sobre una mesa casi sin darme cuenta.

Me acerqué hacia donde estaban los demás. A pesar de que no los conocía, necesitaba el contacto humano, saber que no estaba sola allí y que lo que me había pasado había sido algo producto de mi imaginación.

-¿Ha... habido alguna información más?- mi voz se oyó dubitativa, cansada. -¿Qué... debemos hacer... para acabar con todo esto?- miré esperanzada a mis compañeros. Tal vez ellos ya supieran como terminar con esta locura.

Agradecí la mano de Cole, protectora, me sentía cómoda y protegida, en cierto modo, a su lado. Se lo hice saber con un apretoncito y una posterior mirada cómplice, que, irremediablemente iba cargada de miedo.

- A mi esto no me gusta, la verdad...me parece todo muy raro, como una broma pesada...pero la forma de conocer al doctor, al menos por mi parte, me dice que no tiene por qué ser una broma...¿Todos lo visteis en sueños como yo?

Me sentía un poco imbécil por reconocer que había hecho caso a un sueño e ido a un pueblo perdido de la mano de Dios a no se qué carajo...

Tragué saliva y me pegué un poco más al cuerpo de Cole.

 Kim miró a Rachel y se quedó pensativa unos instantes. Sus sopechas se habían confirmado. Todos estaban alli por lo mismo, no era una locura pero...aun asi no tenia ningun sentido.

-Yo, yo tambien soñe con ello pero... no tiene sentido. Nada de esto tiene sentido!-dijo antes de pararse unos segundos en silencio.-Quizas nos esten manipulando o...o nos hayan drogado! Eso es!-dijo segura de si misma pero en su tono de voz se seguia notando un ligero temblor de miedo.

Cita:

Por un segundo no puedo evitar imaginar que es Sara la que necesita mi apoyo y desesperadamente me aferro a esa sensación para salir de mi apatía y actuar.

-Sea como sea, parece que la clave la tiene el Doctor. Hablemos con Rose, encontremosle y quizás podamos aclarar esta situación. Concluyo aparentemente confiado cuando mi mirada cae sobre uno de los titulares.

Cita:

Me paro en seco al oír a aquel hijo de puta otra vez, por teléfono. Dejo de dirigirme hacia la cocina, hacia donde habían ido Rose y la vagabunda, Alicia.

"Juro que aunque sea lo último que haga, me las pagarás...". Mi cara de cabreo es cada vez más visible, especialmente tras el insulto racista hacia mi persona.

-Que te follen! A mi nadie me dice que tengo que hacer y menos que me siente! Quieres encontrar al doctor? Pues hazlo por ti mismo, culo grasiento!- protesto, como respuesta. Le meto una patada a la silla más cercana. Miro con odio al teléfono, me acerco a éste y lo arranco de cuajo del enchufe de la pared y lo estampo contra la pared opuesta, destrozándolo.  Miro los restos del teléfono con suspicacia y rencor. Luego dirijo mi mirada desafiante hacia todos los demás, un montón de blanquitos lloricas. Al ver entrar a la ejecutiva agresiva más pálida incluso que antes en su cuarto, trato de recuperar el control. Respiro hondo y largo.

-Qué pasa ahora? No me digas que estamos en el triángulo ese de Bermudas y las noticias del periodico son de hace 200 años atrás...- le lanzo una mirada cargada de malicia.

"Quiere al doctor, pues yo le daré al doctor. Y luego le clavaré unas cuantas navajas y le prenderé fuego al pueblo entero si es necesario, para acabar con los dos!".