Partida Rol por web

Podéis ver la tineda, en una esquina a lo lejos, al fondo de la gran calle. Sin embargo, no véis a nadie en ella, ni un alma.

Son cerca de las 4 de la mañana, el alcohol hace mella en vosotros, aunque aún estáis bien despiertos y con ganas de marcha con las chicas.

Pues si te parece bien, tras enseñar a Carol el color de las sábanas de la cama de la buhardilla VIP #4, bajamos con esa bazofia de licor mentolado a reunirnos con Gary y las otras dos chavalas.

Bruce es un tipo egocéntrico, simple y materialista, y no está preocupado por sus compañeros lo mas mínimo, pues supone que estarán en algún club tomando unos cubatas. Y Gary está disfrutando con Finnie y la piñosa. Y si él no se preocupa, que les conoce más, pues yo menos aún.

Pero si precisas que salgamos a buscarles para que la partida pueda continuar o para no perder el hilo, Bruce puede echar en falta algo de Vodka, o incluso de marihuana o de cocaína para continuar la noche y puede decidir visitar al chino Woo.

- ¿A donde?, trato de decir pero el miedo atenaza mi garganta y cohíbe mi palabra.

Una vez el monstruo se ha ido y he bajado del edificio intento tranquilizar a mi corazón. Tímidamente saco mi estilográfica y mi libreta y anoto lo sucedido cual diario:

- No se si quiero recordar esto...

Tras ello levanto la vista y examino detenidamente a Martin. Vamos andando cual nazareno en procesión, ninguno habla, casi ni respiramos:

- ¿En que piensas Martin? -, digo para romper el incomodo silencio.

Me abrocho la gabardina y meto las manos en los bolsillos. Parece ya estoy más tranquilo pero no puedo evitar pensar en lo sucedido.

Gabriel reparo un momento entre mirada y mirada al escote, rostro y piernas de aquella hermosa peliroja, la hora en aquel reloj de pared el cual sus engranajes resonaban en el silencio de la noche, por suerte para Gary la risa nerviosa de aquella mujer y sus comentarios eclipsaban ese molesto y ritmico ruido de las manillas.
"Las cuatro de la mañana... buena hora para pasar a la cama... Pero esta gente aun no a vuelto... Joder no me digas que me voy a tener que comer las uñas por no dejar sola a la tercera en discordia, vamos amigos... que tengo ganas de celebrar la navidad..."

Alzo la mirada para ver por la ventana un instante aquella callejuela, momento que aprovecho ella para silvar algo al oido de aquel arqueologo que lo hizo sonreir.
-Razon no te falta... Pero mis amigos aun no han vuelto... Es un poco raro, y mas sabiendo que somos impares aqui, ya me entiendes. ¿Estas calles son tranquilas verdad?
"¡Joder! ¡No me jodas que voy a tener que hacer de samaritano y perder el tren! Que listo es este ingles... Dejandome a mi este marron, el caso es que ella... a ellos no les conosco tanto no se... Seguro estaran bien... ¡JODER!"

A pesar de no perder la sonrisa con su nueva "amiga", esperaba que ellos no estuvieran en aprietos, despues de todo sin compañeros se acabo la recompensa, aunque esta noche tenia una mucho mejor.

Creo que aquí ya no se nos ha perdido nada...

Comenzáis a bajar tranquilamente pero en silencio por las escaleras de incendios, hasta que tocáis suelo y salís al exterior del callejón, cerca de la cabina desde donde martín llamó por teléfono. Un poco más adelante podéis divisar la tienda del chino, aún abierta.

Qué querría decir el amigo Gallagher con eso de que un hombre santo le ha dado la vida eterna ? Todo este asunto es de lo más excéntrico.

No sé si me apetece seguir tomando un trago, amigo.

Patrick suelta la cruz, que cae a la nieve sin emitir sonido alguno.
Se queda mirando la pieza, con los ojos vidriosos. De pronto, en su cabeza el policía vuelve a tomar el control.

Se trata de una prueba. No toques las pruebas de la escena. Dejáselo a los forenses. Lo que debes hacer es observar, preguntarte ¿qué ha ocurrido aquí?

Miro a Martin sorprendido:

- ¿No creerás que el lunático de Gallagher dice algo con sentido, Martin? Quiero pensar que es un loco pero hay cosas que no cuadran... En fin, creo que yo si voy a necesitar ese trago.

Acelero el paso hacia la tienda del chino, dándole vueltas a la cabeza sobre lo sucedido:

- Anda, vamos.

Observas al detalle la escena pero no consigues sacar nada más que lo que ves, el cuerpo tendido y ensangrentado de brian y al lado la extraña cruz que dejaste caer ante la subida extraordinaria de temperatura de la misma.

Qué diablos ? - Piensas.

Subes a la habitación en la que se aposentaba Brian. Al fondo a la izquierda ves de nuevo el ventanal destruido. Aparte de eso, no ves signos de violencia, la cama sin deshacer, el armario grande cerrado y un escritorio cerca de la ventana. Junto al escritorio ves la maleta de Brian, abierta.

Sobre el escritorio hay una carta escrita con papel amarillento, manchada por dos gotas de sangre fresca.

Te acercas a la carta, la recoges y ves lo siguiente:

(La subo enseguidas, cuando escanee)

Está bien. - Martín aparece cabizbajo y pensativo. No está seguro de que un trago le haga sentirse mejor.

Vais al chino del señor Wong y compráis una botella de vodzka y otra de ron. El silencio reina en la tienda, que es grande con varios pasillos que se abren camino a travçes de los estantes llenos de comestibles y demás material típico.

Salís botellas en bolsa y os encamináis de nuevo hacia el piso de Bruce.

Patrick lee la carta.

Excepto la última frase y la firma, es capaz de entenderla toda. Después la deja de nuevo sobre el escritorio y se sienta en la cama sin deshacer de Brian.

Pasa unos minutos reflexionando sobre lo que va a hacer. La voz de Brian aun resuena en su cabeza:

Estos últimos meses he estado investigando todo aquello...

Ya sabes que él era anticuario, debes saber que lo buscaban por algún objeto que poseía, cual ? no hay modo de saberlo.

Cuando se levanta ya ha tomado una decisión. Esto se ha convertido en algo personal. Si recurre a la policía nunca logrará su objetivo. Tendrá que ocultarlo todo por el momento.

El ex–poli busca por la casa. Encuentra una amplia manta que le servirá para lo que quiere. Con ella sale a la calle. Es de noche, en un lugar apartado, en Nochebuena. No habrá ningún testigo.
Llega hasta el cuerpo de su hermano sobre la nieve y lo envuelve en la manta, echándoselo sobre los hombros, llevándolo de nuevo a la casa.

La próxima hora Patrick la pasa cubriendo el rastro de la muerte de Brian. Recogiendo la nieve manchada de sangre en cubos y tapando el resto para que no queden rastros. Limpiando los destrozos del ventanal destrozado y llevándolo todo al maletero de su coche.
Después, dentro de la casa, Patrick arregla como puede la ventana rota, colocando tablones si es preciso para evitar que desde fuera pueda verse el destrozo.
Con unas bolsas de plástico con las que se ha hecho en la cocina, se dedica a guardar las pruebas que es capaz de reunir: La cruz que Brian sostenía, la carta que encontró en la habitación y la documentación que encuentre entre las ropas de su hermano.

Otra hora más de duro trabajo y Patrick considera que la casa ha quedado bastante limpia. Lo último que hace es llevar el cuerpo de su hermano a la despensa, donde lo oculta en un arcón frigorífico, entre las bolsas de hielo. Antes de cerrar la tapa contempla el rostro muerto de Brian.

Lo siento Brian... no pude protegerte... -dice con la voz rota- como tampoco pude proteger a papa y a mama... Pero te juro que encontraré a quien te hizo esto... y lo mataré.

Patrick sube de nuevo a la primera planta, recoge sus cosas y sale al recibidor. Allí se mira por un momento en el espejo de la entrada. Le devuelve la mirada triste un tipo de tez pálida, ojeras pronunciadas y rostro desencajado. Un fantasma.

Sale de la casa y sube al coche. Toma un rodeo que le lleva a un basurero donde se deshace de cualquier rastro que no haya querido dejar en la casa. Sabe que mientras dure el plazo por el que Brian la mantenía alquilada, nadie descubrirá lo que ha pasado. De hecho, incluso podría prorrogar el plazo del alquiler ahora que tiene la documentación de su hermano.

Después toma dirección a Londres. Hace una parada para echar gasolina y hacer una llamada al apartamento de Bruce Douglas. No se da ni cuenta quién contesta, sólo dice unas palabras: He averiguado algo. Voy para allá. Antes de colgar sin esperar respuesta.

Vuelve a ponerse a los mandos del volante. No ha dormido en toda la noche. Ni dormirá. Tiene trabajo que hacer. Todo está relacionado. La muerte y posterior desaparición del sacerdote italiano. El asesinato de Mason. La locura y transformación de Gallagher. Lo que esta noche le ha sucedido a Brian...
Incluso la Merrick House. Ahora Patrick lo tiene claro. No le eligieron a él por casualidad. Ellos debían saber que su hermano estaba implicado en todo este asunto. Es la única posibilidad. Parte de la responsabilidad de la muerte de Brian recae sobre ellos. Si tienen algo más que ver... entonces lo pagarán.

Patrick vuelve a recordar la carta. A quienquiera que la escribió. Si pudiera hablar con él ahora, le diría lo mismo que escribió en la posdata:

Voy a por ti.

El camino ha casa de Bruce es silencioso. Ni Martin ni yo hablamos una sola palabra más del tema. Mis pensamientos vuelan de vez en cuando a lo que he visto hoy. No quiero creerlo pero tampoco es posible negar la evidencia.

- Debería contarle esto a Dingwall. El es un hombre racional, trabaja para la policía, quizá me tome por loco.

Hemos llegado. He paro delante del portal de Bruce y antes de llamar hablo con Martin:

- Quizá no sea prudente decirles lo que hemos visto. Estoy un poco confundido. Por un lado parece que debemos decirlo pero por otro... podrían tomarnos por locos. ¿Tu que piensas?

Tras unos 20 minutos de intensa búsqueda junto con Carol, Bruce vuelve sonriente. La joven trae una botella en sus manos.
Mala suerte, no he encontrado Vodka, aunque hemos encontrado ésta botella arriba. Es de Peppermint, un licor que debe estar bastante bueno. No hay mucho, pero si lo suficiente para tomar un par de tragos

En realidad el Peppermint es una mierda. Estos cabrones se han ido a beberse el vodka y mi bodega de licores está vacía. Bueno, algo de vino hay...

Y no muy lejos de aquí hay un club que hace fiestas privadas. Conozco al tipo que suele estar en la puerta puede que nos deje pasar. El dueño no es íntimo amigo mio, pero nos conocemos; y si os apetece, podríamos ir un rato. ¿No tendréis sueño, verdad?

Pensativo, Martín escucha a Sansegundo y reacciona rápidamente antre la propuesta del escritor.

Por locos ? Creo que ya hemos visto más que suficiente como para que nos tomen por locos, pero tanto Bruce como los demás estamos en el mismo barco y vamos en la misma dirección, ya pasamos por la misma experiencia en el psiqiátrico, recuerdas... - Hace una leve pausa, mientras seguís yendo hacia el edificio de Bruce, pero finalmente no dice nada más.

Os encamináis y llegáis al piso, en silencio y pálidos.

Mientras dialogáis con las mujeres, y ya bastante ebrios, hacen acto de presencia en el piso tanto Martín como Ignacio, con bolsas en las manos y las botellas de alcohol dentro. No obstante, sus rostros no reflejan la misma felicidad de embriagez que cuando ambos se marcharon a comprar.

Mientras Gabriel dialogaba animadamente y muy cerca de aquella hermosa pelirroja, al escuchar las palabras de aquel anfitrion ingles, alzo su ebria mirada por encima de los hombros de ella sonriente.
-Una magnifica idea colega, tengo ganas de ver en movimiento a estas bellezas...-Comento jocosamente antes de levantar del sofa junto a Finnie y siguiendoles aquella tercera mujer en discordia.
"Espera... ¿Y los otros dos? No sabran donde estamos..."

-Ei Bruce y que hacemos con los...-En ese momento la puerta se abrio y los que faltaban por fin regresaron.-Ah no e dicho nada... Compañeros creo que vamos...-Al percatarse de las extrañas miradas de aquellos dos cambio su tono de voz.

-¿Que os pasa? ¿No habia la marca que queriais, os han timado en el cambio? Por cierto, habeis tardado bastante ¿No?
"Menudas caras largas... Estos seguro que nos estropean la fiesta."

Oh, vaya, lo siento, quizás no debí explicaros bien donde estaba la tienda de Woo, y quizás habéis llegado hasta Pimlico buscando un local abierto digo sorprendido ante su mas que tardío retorno.

Levanto un poco la mirada hacia Bruce y Gary y esbozo un pequeño indicio de sonrisa forzada, muy forzada.

- Sí, el cambio, eso ha debido ser. O quizá es que no se confundieron con el cambio y compramos dos botellas. No hay otra explicación; nos hemos bebido una y aquí traemos la otra.

Mi voz no suena segura y mi aspecto no es de beodo pero mis pupilas están dilatadas y mi aspecto es desaliñado.

- Sí, estoy seguro, estoy completamente borracho, por eso voy a contaros lo que voy a contaros.

Carcajeo como si de un loco se tratase y continúo:

- Hemos visto a Gallaguer, es más, hemos hablado con él -, de nuevo emito una carcajada seca y forzada, - estaba preparando un viaje... un viaje al que no puede llegar tarde y al que un ser santo, mensajero del mesías, le había invitado.

Saco la botella de la bolsa y se la ofrezco a Bruce:

- ¿Hay hielo? Necesito una copa. Una fuerte de verdad. Quizá me ayude a pensar con claridad.

Quizás el mensaje de Sansegundo desentrañaba algún misterio urgente al que habríamos de prestar atención. Pero Bruce no le toma en serio. Después de todo, Gallagher no habla. Solo asusta. Además a las tipas no las interesa Gallagher. Y a Bruce no le interesa Gallagher hasta que las chavalas se hayan largado.

Además la mente de Bruce solo piensa ahora en el sorbete de limón que nos servirá para mezclar con el vodka.

Estupendo, estupendo. Claro que tengo hielo. En la cocina. Sírvete tú mismo, como si estuvieras en tu casa. Y ya que vas, en el congelador encontrarás una tarrina llena de sorbete de limón, que reservaba para el postre. Eso mezclado con el vodka debería ser capaz de calentar nuestros corazones y sacar a relucir nuestras mejores sonrisas sonrisas... joder, ¿Como se llamaba la tipa de los piños? se me ha olvidado.