Partida Rol por web

No desespere, señora Gallagher… - comenta Sack, algo torpe-. Seguro que su marido termina por recuperarse, como dice Berrish…- Sack permanece unos segundos en silencio, sin saber muy bien que mas decir para consolarla.

La verdad es que si nos vendría bien revisar el despacho de su marido- comenta al momento, rompiendo el incomodo silencio.-. Si es tan amable de indicarnos donde está…

Berrish está incómodo con la situación. Realmente siente lástima por la señora Gallagher, pero en estos momentos su mente está centrada en el ver ese despacho. Tras la descripción de la señora sobre el estado de su marido empieza a pensar que como no encuentren una pista en el despacho poco van a poder sacar del inspector Gallagher...

Bien entonces, si no tienen más preguntas les acompañaré al despacho de mi esposo -apenas ha terminado de hablar cuando se levanta y os mira- No sé si cabrán todos, así que si alguno se quiere quedar aquí siéntanse como en su casa. -tras decir esto, abre la marcha.

Os acompaña por los pasillos de la casa, decoradas las paredes de forma minimalista con algunas fotos familiares y de lugares visitados por unos jovencísisimos Gallagher que se abrazan enamorados y sonrientes en distintos lugares emblemáticos del mundo, es fácilmente constatable que la mujer procura mirar a la mínima cantidad de estos retratos, pues cada vez que su vista se fija en uno, su rostro parece ensombrecerse con un cierto velo de sentimientos entrecruzados. Al llegar a una puerta se para, reflexiona unos segundos y finalmente saca un juego de llaves, las observa unos segundos y selecciona una con la que abre el cerrojo de la puerta.

Solía cerrarlo con llave, desde que le sucedió... eso no he vuelto a entrar aquí, así que me imaginé que seguiría cerrado.

Abre la puerta y su cara se vuelve lívida, una mano llega veloz hasta su boca abierta de par en par, empujando hacia el interior de su garganta el grito que estaba a punto de dar, los ojos vuelven a inundarse de lágrimas en las que, por su expresión, creéis que se mezclan el miedo y el dolor. La habitación que tenéis ante vosotros es un caos, las estanterias están por los suelos, hay libros rasgados por doquier, los papeles aparecen desperdigados por todo el suelo, la mayor parte de ellos rasgados, algunas secciones del empapelado han sido arrancadas en busca de algo, los cuadros movidos o rotos, cristales de marcos de fotos por todo el suelo.

¿Cómo ha podido suceder esto -dice con una voz chillona que no se parece en nada a la que venís escuchando hasta el momento, quebrada y rota, como si la locura fuese abriendo su camino a través de la mente de una persona que ha luchado por mantenerse equilibrada.

J.J observa la reacción de la esposa y comprende que el poco puede aportar en la busqueda de pistas en el despacho así que decide ayudar a la esposa , que parece a punto de un ataque de histeria ...

Señora permitame ayudarla , le dice tomandola suvamente del brazo , deje a mis compañeros mirar semejante salvajada con calma , venga volvamos al salon , que creo que un te y un calmante le ayudaran en estos momentos .

- La madre del cordero... Menudo lío han montado aquí.

Dejando a la señora en las manos de Cordero Martin entra en el despacho. Sus ojos lo recorren todo y por primera vez desde que empezó la investigación siente un soplo de esperanza. Si alguien asaltó esta sala es porque tenía la intención de encontrar algo: una pista que los pusiese en el buen camino. Así que se abren dos vías: la posibilidad de que el asaltante no haya encontrado la pista y ahora puedan hacerlo ellos o, en todo caso, la de que quien haya estado aquí dejase alguna pista sobre si mismo. Cualquiera de las dos opciones es válida para Martin, que analiza el despacho con ojo clínico.

¡Joooder!- es lo único que acierta a exclamar Sack cuando ve el espectáculo del despacho-. Lo... lo siento- se disculpa ante la Sra. Gallagher, por su acalorada reacción.

Será mejor que acompañe al señor Cordero, e intente relajarse un poco, mientras intentamos descubrir que ha podido ocurrir aquí.

Sack se apoya en el marco de la puerta, pues no sabe si sería muy útil en la tarea de busqueda, mientras observa como Berrish rebusca en el despacho.

Tal vez deberíamos de avisar al Teniente Gerald Ross. La policía podría intentar sacar alguna huella…

- Claro, claro... Procurar no tocar nada directamente,- dice Berrish mientras mueve algunos libros con ayuda de un pañuelo - si veis algo que os llame la atención avisarme. Cerebrito,- se dirige a Elmer - dime que por una vez en la vida serás útil y llevas contigo una de esas cámaras digitales de trogollón de pixaladas, o como se diga...

Mientras la señora Gallagher acompaña a sus compañeros, Frank decide quedarse atrás para echar un rápido vistazo visual al cuarto que los demás acaban de abandonar. Dando unos pasos hacia la mesita del centro de la habitación, se dispone a buscar algún detalle en la misma que resalte sobre los demás cuando de repente oye desde detrás suyo una voz que chilla - ¿Cómo ha podido suceder esto?

Dando un pequeño respingo, corre hacia sus compañeros y observa la escena sorprendido. Pasa al lado del doctor Cordero mientras se dirige al salón junto con la señora Gallagher acercandose a Martin mientras discute con Elmer.

Señor Berrish, permitame a mí tomar unas fotografías de la habitación. En los Estados trabajé una vez en el escenario de un crimen junto a la policía, pero cuento con sus instrucciones a la hora de moverme por la habitación para no alterar la escena. - digo mientras saco con cuidado la camara de la funda y le coloco un objetivo apropiado.

- Fantástico... Ahora empiezo a entender que nos seleccionaron atendiendo a nuesras capacidades individuales para actuar en grupo.- dice Martin animadamente.

Tiene un caso delante de él. No es un caso oficial pero es labor policial. Algo que pensaba perdido acaba de reavivarse. Su humor ha mejorado repentinamente y pese a estar en una habitación medio destrozado podría decirse que su rostro refleja la alegría de quien está en un campo descansando plácidamente un domingo. Actividad. Era todo lo que necesitaba para despertar.

Elmer decide acompañara a Cordero, dado que sus habilidades de momento no parecen ser necesarias, en la desordenada habitación no hay rastro de ningún ordenador y de las fotografías ya parece que se va a hacer cargo Colston.

Os sincronizáis para registrar la habitación y buscar los detalles más significativos, a los que hacéis fotos, lo primero de lo que os dáis cuenta es que sólo hay dos vías de entrada, la puerta y la ventana, la primera tenéis la certeza de que estaba cerrada pues habéis visto a la Sra. Gallagher sacar las llaves y abrirla por su cuenta. Así que os acercáis a la ventana, Colston sacando fotos y Berrish buscando algún rastro de la entrada. En apariencia la ventana parece que está cerrada y no hay nada significativo a la vista que indique que se haya podido entrar de manera alguna. Berrish, pañuelo en mano, levanta la ventana y observa la zona en que alféizar y madera se unen y allí ve unos, a duras penas visibles, rasguños, como si algo se hubiese introducido por debajo del marco para ayudar a levantarlo, señala la zona a Colston que usa el zoom de la cámara para dejarlo reflejado en una instantánea.

Berrish sigue su búsqueda en la habitación y entre los papeles no parece encontrar nada de interés, al meno no en los que aparecen desperdigados por la mesa. Rebusca en la papelera, ayudándose de una regla que había sobre el escritorio para remover los papeles sin tocarlos, hasta que uno de ellos le llama la atención porque aparecen en él dos palabras que le resultan muy familiares "Ruíz Cordero". Es un pedazo pequeño de papel satinado que enseguida interpretáis como el cubre de un libro. Intentáis encontrar el resto del cubre o el libro en su defecto pero no veis nada por parte alguna.

Seguís la búsqueda, pero si había algo más que encontrar ya no lo hay.

Te llevas de nuevo al salón a la Sra Gallagher, quien ya no se intenta recomponer y llora a lágrima viva, sus ojos, no ya enrojecidos sino casi sanguinolentos, te miran como quien mira al vacío, carentes de luz y de perspectiva, ves la locura abrirse camino, ladrillo a ladrillo, por entre las defensas de la psique de la pobre mujer, de cuya nariz resbalan traslúcidos mocos que ni se molesta en recoger con un pañuelo.

Él tenía razón: alguien le vigilaba -es la cantinela que entre sollozo y sollozo la mujer parece intentar decir, lo terminas entendiendo a pesar de los cortes continuos y de la quebrada voz porque lo repite una y otra vez. Elmer te mira desde el quicio de la puerta sin saber qué hacer.

¿Te puedo ayudar en algo, José?

No crees que una simple aspirina baste para calmar a la mujer.

Bueno señora sientese aquí le dice acompañandola al salon , luego rebusca en su maletin buscando algun calmante , si no lo encuentra , va a la cocina o al baño a ver si a ella le han recetado algo ( que seguro que si ) y se lo da junto con una taza de té que previamente ha mandado hacer a Elmer .

Elmer anda haz té, que yo voy a ver si encuentro algo para la señora .

Elmer, solícito, va a la cocina, tras numerosos ruidos de búsqueda (armarios que se cierran y abren, remover de cubertería y cacharros varios de cocina...), te grita que ya ha encontrado todo y que lo está preparando. De tu maletín extraes un calmante administrable por vía oral, crees que con la dosis de la que dispones es más que suficiente, así que te dispones a diluirlo en el té cuando te lo traiga Elmer. Mientras tanto el llanto de la mujer sigue sin ceder y ves como comienza a mordisquearse unas uñas inmaculadas, que pronto descubres que son postizas pues una se le queda pegada del labio inferior, bajo ellas todas aparecen absolutamente mordisqueadas, hasta el punto de haber llegado a la carne y las heridas parecen recientes.

Elmer te trae el té, diluyes el medicamento y tras grandes esfuerzos consigues que la Sra Gallagher se lo tome.

Sack permanece en el umbral de la puerta, de brazos cruzados, pues cree que dentro del despacho no haría más que estorbar. Observa como tanto Berrish como Colston rebuscan por la habitación, llegando incluso a abrir la venta.
¿Que? ¿Veis algo interesante? - pregunta, mientras saca de uno de sus bolsillos un bombón de los que cogió del hotel.

J.J espera a que la señora se tome todo el té y luego con suavidad comienza un pequeño interrogatorio ...

Ya se que es dificil , que esta situación parece irreal , lo he visto en varios momentos , pero podria decirme si ha venido alguien extraño ultimamente a casa , no se ... instaldores de antena , fontaneros , albañiles ... ya sabe gente que no normal que venga , incluso compañeros de su marido que usted no conozca . Hace una pausa y se sirve té para intentar que la señora centre su atención en él y no en el dolor que las preguntas pueden causarle ... ¿le importa que me sirva té ? , ¿no? , bueno recuerda alguna de esas visitas o momentos en los que usted abandono la casa por un tiempo largo , no sé una hora dos o mas .

Berrish sigue ojeando con curiosidad el recorte mientras en su cabeza intenta recomponer el puzzle de los sucedido.

Lo cierto es que no estás muy seguro de si esto es obra de un vándalo, un adolescente con odio hacia la propiedad privada, o está hecho a conciencia por alguien que busca algo. Lo que tienes muy claro es que no es obra de un profesional.