Partida Rol por web

El grupo camina en busca del escondido refugio de los trasgos. Galid, silencioso, permanece atento a cualquier señal que la naturaleza pueda brindarle. Estaba acostumbrado a hacer excursiones por el bosque con su padre y sus hermanos, cuando era más joven, y sabía interpretar ciertas señales. Además, sus horas de estudio, le habían ayudado a comprender mejor la naturaleza y su comportamiento.

Al de un rato de caminar, el joven mago comienza a notar el cansancio de la caminata. Sudoroso, hace un alto para beber algo de agua.

Mialee empezó asentir retortijones de barriga al poco de salir de la ciudad. El copioso desayuno estaba luchando con su estómago para no ser devorado y esto la estaba distrayendo de sus labores. Se suponía que en esta parte de la misión era ella la que debía comandar a sus compañeros y le avergonzó que fuera Neblin el que la trajera de vuelta a su trabajo.

Marcháis siguiendo a los trasgos, pero al cruzar el río perdéis el rastro, sin embargo la elfa y el mediano miran el mapa y concluyen que si siguen el camino hacia el pueblo (Piedra Roja) acabarán dando otra vez con él, así que seguís adelante por el camino.

Llegáis a Piedra Roja, un pueblo de granjeros y pastores al preguntarles por los trasgos se les nota en la cara que saben bien de que habláis, pero no han visto ninguno últimamente. Seguramente dieron un rodeo para evitar el pueblo. Así que empleáis unas horas hasta que encontráis un pedrusco con forma curiosa y que debe ser lo que está marcado en el mapa justo antes de las montañas. Confirmáis con un pastor que ha visto en ocasiones a trasgos subir por ese sendero y os decidís a avanzar. Galid os va señalando el camino mientras recuerda con una sonrisa en la cara cuando subía con sus hermanos no hace muchos años.

El sol de justicia va haciendo mella en la marcha de Morgran que parece bastante más cansado que antes, no obstante todavía tiene tiempo para ir contándole a Roerkas algunas de las leyendas más impresionantes de Kord y sus proezas físicas.

Neblin ha aguantado muy bien la marcha durante el trayecto en llano, pero ahora que toca subir parece que empieza a fatigarse, y os incordia con algún que otro: ¿Y no podríamos parar un momento a descansar? Pero, aunque algo renqueante, se las apaña para seguiros de cerca.

Una de estas veces que se para a pedir un descanso, se sienta en una roca, mas cuando va a rezongar se queda con la frase en los labios, pues se ha fijado en una mancha de sangre oscura y seca que hay en la piedra a su lado: Esto, ¿sabéis si los trasgos estaban heridos? Porque esto de aquí parece sangre... claro que lo mismo pertenecía a algún animal.

Tras ver que el camino elegido hasta el pueblo parece correcto y pasados los retortijones, la elfa se concentra en la tarea de encontrar un rastro seguro y antes de que Neblin pueda terminar la frase sobre la sangre ella ya ha encontrado un rastro que avanza.

A pesar de que sigue sin mostrar demasiada atención a su entorno, la fuerza de Roerkas y su resistencia sirven de inspiración para el grupo. El exceso de carga le hace moverse más lento que sus compañeros y sus pies se hunden en la tierra blanda, sin embargo su aguante parece permitirle compensar esa pega y continuamente se ofrece a cargar con pertrechos de sus amigos más cansados.

Galid camina casi arrastrando los pies. La caminata parece cansarlo más que al resto, pero su orgullo parece impedirle hacer notar esa debilidad, así que no reacciona a la petición de parar a descansar de Neblín, a pesar de estar deseándolo hacer.

Continúa buscando alguna señal del paso de los trasgos, pero el cansancio le impide fijarse como debería.

Mialee se detiene en la roca manchada de sangre, usa sus guantes y se la lleva a la nariz para olerla - Trasgos - dice convencida - no nos llevarán más un par de días - después examina cuidadosamente la zona hasta que encuentra pisadas - este es el sendero correcto - dice animada por la persecución.

Subís por el sendero de montaña con facilidad salvo por Neblin, que de tanto hablar parece haberle dado flato, sin embargo no se queda atrás, tan solo habla menos ahorrando algo de aliento hasta que siguiendo al mago llegáis a un desprendimiento que bloquea el camino - ¿y ahora hay que dar la vuelta? - dice el mediano.

Galid vuelve a la intersección y esta vez coje la otra ruta, parece un camino de cabras comparado con el sendero cortado, pero al rato véis nuevas señales de los trasgos, restos de comida y basura, que os indican que les estáis ganando terreno.

Morgran se quedó pensativo al ver el desprendimiento y decidió dejarse de tonterías. Ese muchacho tenía todavía alguna cosa que aprender.

Será mejor que te dejes aconsejar un poco, jovenzuelo.

Durante el camino trató de orientar al mago para que encontrase un sentido a la posición de las rocas, las pendientes y todo aquello que un buen enano siempre conoce.

El semielfo sigue en silencio, ahorrando resuello, concentrado en el camino. A pesar de que su conocimiento de esta zona deja mucho que desear, Roerkas mantiene la atención fija en Mialee, dispuesto a aprender todo lo que pueda de la elfa, que parece como pez en el agua.

Aunque su orgullo le impide manifestar su cansancio, lo cierto es que hace un rato que no se ofrece para llevar la carga de los demás, pues no se encuentra capaz.

Espero que esos trasgos no estén muy lejos aún.

Mialee acelera el paso tras el rastro de huellas y sangre, de alguna manera está excitada ante el posible combate y la ocasión de demostrar su valía pero su ímpetu es excesivo y rápidamente comienza a perder el resuello por la empinada pendiente.

- Vamos....uff...no podemos dejarles escapar....uff....sigamos

Neblin camina cerca de Mialee, está casi tan falto de aliento como ella, y, raro en él, lleva un buen rato sin hablar, pero al menos ya no se queda atrás, entre otras cosas porque todos parecen igual de cansados.

Llegan a una bifurcación en la que podrían perder el rastro si no tienen cuidado, así que aprovechan para tomarse un respiro. Pero demasiado pronto para el gusto del mediano, Mialee le señala un arbusto a un lado de uno de los dos senderos que parten de allí: enganchado en una rama hay un pequeño trozo de tela.

Neblin lo observa y afirma: Sí, es de ellos, recuerdo que la ropa del prisionero era igual... me fijé porque era especialmente fea, y olía fatal... tras lo que la elfa parte sin demora dejándole con las palabras en la boca, haciendo que el mediano ponga una mueca y eche a andar de nuevo, siguiendo el ritmo con gran esfuerzo.

Galid escucha las indicaciones del viejo amigo de su padre. No quiere volver a equivocarse de ruta, así que presta atención al enano. Cuando este le señala una roca, donde se puede apreciar una pequeña muesca, provocada seguramente por un filo, Galid asiente con la cabeza. Un poco más adelante el mago consigue apreciar una leve variación en los guijarros del camino, como si hubiesen sido desplazados por pisadas.

Vamos por buen camino.

Pero la caminata comienza a ser excesiva para el mago, y siente como sus piernas flaquean, tanto que incluso le fallan en un momento y el mago da con los morros en el suelo. Rojo de vergüenza, pues no le gusta mostrar su debilidad, Galid rechaza las manos de sus compañeros para ayudarle a levantarse.

Estoy bien… tan solo he tropezado.

El mago finge haberse torcido un poco el tobillo, para ganar tiempo mientras recupera el aliento, sentado en el suelo. Tras sentirse con algo más de fuerza, comenta tener el tobillo mejor.

Seguis a Galid que se muestra ahora mucho más seguro después del error antes cometido. Cuando parece que el camino de cabras acaba en la nada el mago señala la dirección con seguridad - por allí - aunque no veis pisadas en el suelo pedregoso ciertamente ahora que os fijáis más, las plantas parecen un poco más machacadas y crecen menos, parece que por ahí pasan viajeros más a menudo.

Mialee y el mediano se muestran cada vez más confiados según vuelven a encontrar restos de los trasgos. Ahora es un trozo de tela, sin duda conforme ascienden se van volviendo más descuidados en su prisa por llegar.

Al cabo de un rato de subir llegáis a un viejo castillo en ruinas. La entrada da a parar seguramente al camino cortado que habéis dejado anteriormente. Os miráis entre cansados y satisfechos, pues han sido unas nueve horas de caminata (incluida la hora que habéis tardado por el camino cortado). Decidís parar a comer, sacáis queso, jamon, frutas que habéis cogido esta mañana de la cocina y que ahora después de la ascensión tienen una pinta estupenda. Os acomodáis en un recodo a salvo de miradas indiscretas. Os sentáis a comer, bueno, Mialee y Galid más que sentarse se desploman un tanto aliviados por el descanso....

La elfa come despacio pero bebe deprisa, da la impresión que la última cuesta la ha deshidratado porque está empapada de sudor y el pelo se le pega a la frente. Con la misma mano con la que coge el queso se aparta los cabellos sin percatarse del gesto.

- Debemos tener cuidado a partir de ahora, si dan la alarma se nos echarán todos encima.

Estaría bien que los que tenéis ojos de lince vierais si está esto habitado...

Morgran parece bastante satisfecho al haber llegado hasta aquí, parece que en su particular juego contra los trasgos habían marcado el primer punto... Kord estaría satisfecho.