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Scripta Barchinone

Personajes pregenerados

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07/10/2015, 20:45
Jaume de Castell i Fabres

Jaume de Castell i Fabres
(Médico)

Siempre me apasionó el conocimiento. Mi padre pudo tener algo que ver, bueno: más bien tuvo la mayor parte de pertenencia. Vivíamos en una casona de El Pla de San Joan, en unos terrenos que en parte teníamos arrendados a otros burgueses o otras partes las explotaban nuestros jornaleros. Mi padre era médico, tal y como yo, y su estricta educación siempre pesaba sobre mi cabeza. Hubiera tenido toda la culpa (y así se lo hubiera hecho yo saber) de no haberme gustado tal oficio; el caso es que cuando no montaba o iba de cetrería el tiempo lo empleaba en estudiar. Mi avidez por el saber pronto me llevaron a un par de conventos recién construidos cerca de Valencia. A partir de aquí, cuando decidí continuar la profesión de mi padre y se lo comuniqué, y marché a Navarra para completar mi educación. Fue allí, en un colegio privado de médicos cerca de Lecumberri donde encontré gran disparidad de conocimientos.

Mientras estudiaba las enfermedades más venéreas pasaba yo a tratar a enfermos incurables, aunque más bien fuera por contemplar su anatomía y poder practicar. En ese tiempo mis estudios me hacían destacar muy por encima del resto y ello lo hicieron notar mis maestros. Yo tenía en muy alta estima a uno de ellos, Don Ramiro de Bervegnant, un soldado francés que había estado a las órdenes del rey aragonés. Acudía con regularidad a sus clases y por las tardes bien era cierto que acudía a visitar enfermos con él, atender avisos inesperados e incluso ir a curar ganado con sus técnicas. Me dijo que tenía buenas impresiones sobre mi, buenas expectativas, y que llegaría a ser un gran médico.

Fue en una de éstas que Don de Bervegnant me citó para un encuentro académico. Me comentó que a pesar de mi demostrada brillantez para el oficio, muchos médicos contaba con remedios que no podían adquirirse con fluidez y mucho menos otorgar a los enfermos: me enseñó los entresijos de la magia. Decía con decisión que él utilizaba los hechizos (aquellos que conocía) como apoyo para la medicina, casi como una materia heterodoxa en una doctrina científica. Una de las noches en que quedábamos me confió algunos secretos que no me es posible revelar ahora mismo. Al final de mi estancia en Navarra, los días justos antes de partir, sentía que había aprendido otras materias de forma paralela al oficio de la medicina, y esto me reconfortaba al igual que me hacía más libre al saber nuevas cosas (y seres), pese a que estaban sutilmente ocultos. En la actualidad, a la muerte de don Ramiro, conocí en tierras aragonesas a don Ricardo McCormak, barón extranjero que necesitaba un médico de urgencia. Desde hace un tiempo sigo a su servicio.

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07/10/2015, 22:11
Nadir Bahar

Nadir Bahar
(Muccadim)

Mi padre, Adir, malsín de profesión, pasaba mucho tiempo andando por la judería de Falces, localidad al este de Aralar, en Navarra. Iba por las calles estrechas vigilando discretamente todo lo que pudiera acaecer. En la sinagoga, observaba a sus congéneres e intentaba descubrir los trapicheos que otros judíos hacían puertas afuera de la aljama, lo cual era casi pecado. Cuando una ocasión se le presentaba informaba de ésto al un tal Lucrecio Fabián, que no era ni más ni menos que el Vizconde del Condado. El caso es que la judería de Falces era pequeña, pero las necesidades reales muy grandes. Y el gran conde de esas tierras, don Martico de Falces, quería cumplir con la amistad de los nuevos reyes, pero no tenía tropas. ¿Qué podían hacer? Las juderías eran consideradas "propiedades reales", y, siendo apenas yo un niño, ví como los hombres armados del condado, se internaron en la judería con la ayuda de mi padre, que solía traicionar a sus congéneres hebreos, hasta lo más profundo de ella, para comenzar a repartir "palos" a diestro y siniestro, y así comenzar un conflicto dentro de nuestro recinto amurallado. Ésta práctica abusiva y sin razón duró hasta una semana, y cada día los soldados cristianos irrumpían en la aljama, hasta que, del interior de ella, comenzaron a sublevarse los judíos vecinos (y eso era lo que el Conde Martico quería realmente).

Vi como ensartaban en una de éstas a mi padre, pues los vecinos judíos habían visto entrevistarse con soldados del conde y creíanle de su lado (como así realmente era). Cuando todo ésto pasó, mi madre y yo nos quedamos sin amparo, y el conde Martico obtuvo lo que quería: recaudar dinero de los judíos por los desperfectos creados cuando en ciertas ocasiones salieron de la judería y causaron desperfectos en la ciudad (de esta manera, los ingresos aumentarían, y el reclutamiento de tropa y leva saldría fácil). Y la treta salió bien. Pocos años después, mi madre murió a manos de un tipo que entró en nuestra casa para robar. A la edad de veinte ya comencé a trabajar en la tiendas de la alcaicería, bien vendiendo, bien repartiendo los productos, hasta que en apenas meses aspiré a entrenarme como muccadim para cubrir la puerta sur de la aljama. Siempre había efectivos para éste cargo, pero bien conocía yo la judería y no se me daba mal luchar, por lo que no tuve problemas para afianzarme con una lanza con la que proteger las entradas y salidas de allí. Cinco años llevaba allí hasta que don Ricado McCormak llegó a Falces, y durante uno de sus negocios en la judería con un sabueso usurero, le salvé la vida, pues unos judíos lo habían confundido con un simple viajero perdido (dado su aspecto evidente extranjero). Desde entonces le sigo y paga bien, que es lo importante, para protegerle.

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07/10/2015, 22:20
Rasiq "Shadid" ibn Al-Qarawi

Rasiq "Shadid" ibn-al-Qarawi
(Al-mogauar)

Rasiq nació en la aljama granadina. Desde pequeño vivió únicamente con su padre, pues su madre al parecer había muerto en una reyerta en la aljama. Debido a esto, el joven Rasiq se fue haciendo más y más duro. Desde antes de los diez años, ya trabajaba con su padre en la almunia de un rico comerciante llamado, Aduf el Kabir, cercana a Gharnata. El padre guardaba los establos y daba de comer a los caballos, mientras que el hijo era criado en la vivienda. Ocurrió que a la edad de quince su padre tuvo un percance con uno de las monturas, la cual le golpeó en la cabeza hasta perder el conocimiento y posteriormente morir. Rasiq, entristecido, pensó en irse lejos, pero ya llevaba muchos años trabajando con ese comerciante sirviendo a su propia familia. Incluso Aduf decidió acogerle, por verse huérfanos y sin más lazos de sangre en su vida. Rasiq, desde ese momento, fue tratado como un hijo, pues sus leales servicios y los de su padre así lo merecieron. A partir de ahí fraguó amistad con los dos hijos de Aduf: el mayor, Yabiz, aficionado a la caza con arco y Khadija, la menor, una joven muy bella. Rasiq era invitado muchas veces por Yabiz en alguna de sus monterías y otras veces, Khadija le pedía que le contara alguno de los cuentos que ella tenía. Con el tiempo, Rasiq se enamoró de Khadija, quien le correspondió en amor y mantuvieron un idilio en secreto, fruto del temor de las repercusiones, durante tres años.

Tres años después, cuando Aduf el Kabir murió de avanzada edad, su hijo heredó como primogénito todos sus bienes, incluida la almunia y su administración completa. Rasiq tenía ahora 18 años y aún no contándole todavía su estado de enamoramiento a Yabiz, Khadija le anunció que esperaba un hijo suyo. Fue entonces cuando la pareja le anunció la buena al hermano mayor... Fruto del descontento Yabiz enfureció. Por ello ordenó arrestar a su hermana y Rasiq, aunque éstos pudieron refugiarse en Gharnata y desaparecer sin rastro un tiempo. Rasiq decidió regresar a la aljama donde un día vivió, pues allí conocería a gente que podría darle protección, y volvió a trabajar como criado hasta que pudiera costearse un viaje de huida hacia tierras aragonesas con su mujer. Meses después Rasiq y Khadija tuvieron una niña Zarah, y apunto estaban de partir y convertirse en esos que los hacen llamar mudayyan o mudéjares... Pero, en uno de los días que Rasiq volvió a casa se encontró con unos soldados que decían hablar en nombre de Yabiz, y reclamaban a la esposa y a su hija. Rasiq, logró zafarse de ellos con una severa pelea, y en medio de ésta su mujer y su pequeña quedaron heridas de muerte. Desesperado, Rasiq tomó las pocas riquezas que su padre le había legado, y se hizo con un caballo, contrató unos cuantos bandidos como algara y se lanzó a los caminos granadinos y las fronteras castellanas a saquear, robar y matar a cuantos se resistieran, más por ira por lo ocurrido que por riquezas. Con el tiempo, en estando Yabiz tras su pista, decidió huir a tierras aragonesas, donde fue capturado por los hombres del barón Ricardo McCormak. Tras saber de sus hazañas y confesar su huida, le ofreció a Rasiq, previa promesa de guerrero, entrar a su servicio. Hasta ahora guarda servicio por el noble extranjero.

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07/10/2015, 22:35
Roderigo de Lorca

Roderigo de Lorca
(Bandido)

Roderigo es un tipo de esos que puedes llamar medio metro, de pelo negro como la noche y unos ojos marrones claros. Tiene sobre 20 años de edad. No llama mucho la atención pues su apariencia es bastante común en la época. Por su profesion suele vestir ropas oscuras y apretadas (para que no hagan ruido ni puedan engancharse con nada). En cuanto a carácter, no suele trabar muchas amistades, aunque es afable. El ser ladrón no significa que sea cruel o despiadado, simplemente, decidió ganarse la vida de esta manera. Roderigo nació en el reino murciano, en Lorca,y fue huérfano de madre nada más nacer, y de padre desaparecido en combate durante su tierna infancia se vio obligado a sobrevivir con trabajos de mala muerte, casi esclavo. Primero probó como ayudante en tascas y similares, pero ante el trato que la sociedad de la época decidió darse a la vida del robo, a la cual se adaptó rápidamente: parecía haber nacido con un don para el robo. Repudiado por casi todos y no sintiéndose parte de nada, halló así algo más que la forma de ganarse el pan: un reto personal, algo en lo que era bueno, algo que él llegaba a considerar...arte. Y como todo buen artista, hubo de ir evolucionando, y su ciudad se le quedó pequeña, y emprendió viaje hacia el norte, llegando hasta Muel, en tierras aragonesas.

Allí, fruto de los intentos de latrocinio, fue apresado y encarcelado nada mas llegar, siendo acusado del delito de profanación de tumbas (falso completamente) por un corrupto aspirante a regidor. Lo usaron como títere en una conspiración, lo encerraron y finalmente consiguió fugarse de la prisión y evitar el sucio golpe de estado local. Sus nuevas andanzas lo llevaron a ponerse al servicio de un tal Don Rodrigo McCormak, barón y extranjero que quería compañía y protección para un viaje hacia Falces para nsoequé de cierto negocio que nadie debía enterarse. Y un tipo como Roderigo era perfecto. Pagaban bien y pensando en hacer buen botín, no lo diduó: tras la apariencia de su gran señor, aceptó unirse, sin saber lo que el destino le preparaba. En la judería de la ciudad se colaron de una forma tan penosa que no cabe ni mencionar, et que una vez dentro trataron de sacar beneficio de tal dudosa empresa del tal barón. Así, los judíos de la aljama intentaron desvalijarlos, pero con la ayuda de un muccadim que guardaba la aljama lograron sobrevivir a tan infame suceso. Volvieron los dos escaldados a los terrenos del barón, y el muccadin les acompañó desde entonces para reforzar su seguridad.