Partida Rol por web

Cierras los ojos, te centras, y de pronto, escuchas una voz femenina, seguida luego de otra masculina

Femenina: hey hermano, ese chico, se ve bastante mono, no crees?

Masculina: pero que dices, a mi no me van los chicos, lo que si hay que reconocer, es que parece tener un espíritu fuerte

Femenina: va, tu no sabes de estética, ademas, tiene pinta de saber usar bien las armas

Masculina: tu quieres que te coja verdad?

Femenina: si.... creo que podría llegar a ser nuestro maestro, jajaja

Te acercas a mirar, y esa voz, parece provenir no de una, sino de 2 armas, se trata de una espada larga europea y de una espada corta, ambas con un diseño muy similar, casi, te atreverías a decir, que parecen estar hechas para trabajar en conjunto

Su oído poco a poco se iba afinando. Podía escuchar las conversaciones que tenían sus compañeros y los mundanos ruidos de la habitación, aunque algo más aparte de aquellas voces llamó su atención. Sin abrir los ojos, comenzó a caminar por la estancia, esquivando las estanterías como si pudiera verlas hasta llegar ante dos espadas gemelas. Abrió los ojos y pudo observarlas. Eran exactamente iguales, salvo por que una era algo más grande que la otra. – Así que sois vosotras… - comentó en voz alta, pero claramente estaba hablando con las espadas. Tomó la espada corta primero con su mano izquierda, era liviana y parecía fácilmente manejable. – Encantado de conocerte señorita. – comentó para después tomar la otra espada con su mano derecha. Esta era algo más pesada, pero su empuñadura parecía adaptarse a la perfección a la mano de Nathan. – Y a ti, caballero. – Era curioso, el verse con ambas espadas en la mano le recordaba a los libros que le leía cuando era niño. – He elegido profesor. – comentó mirando hacia el Profesor Komura.

Acto seguido, se giró de nuevo hacia las espadas. – ¿Puedo saber vuestros nombres?. -

Voz masculina: A quien llamas señorita?

Escuchas cuando hablas a la espada mas pequeña

Voz masculina:Soy todo un hombre!!

Voz femenina: jajajaja, eso te pasa por ser el pequeño

Voz femenina: nuestros nombres? Yo soy Elisabeth y el es mi hermano Eduard

Asiento con la cabeza mirando a Nathan

Ya todos poseían un arma y yo aquí sin nada, seguí probando algunas armas algo exóticas pensando no en ellas como eso, armas, algo había despertado en mi al pensar en la pequeña Lorelei escondiedose detrás de mí, y a Darren con su armadura, ya no buscaba algo para atacar a los desplazados, sino algo para defender tanto a mi como a mis compañeros de ellos, probé con un Khopesh, y la misma sensación que con las anteriores armas dejándome caer junto con ella.

-¿puede ser posible, que no haya algún arma aquí que me acepte?- le pregunte al profesor en el momento en que vino a recoger el arma.

Levantó la mirada hacia Chad cuando habló al profesor e hizo una leve mueca de preocupación. Mientras Chad se decidía por tomar otro arma que le aceptase o no Lorelei empujó a Alexandros con el asta de la naginata para acercarle a Chad y después les rodeó para flanquear al muchacho por el otro lado, sujetando a su espalda el arma en posición horizontal con ambas manos.

-Ejem, venga, que tenemos que movernos- dijo frunciendo el ceño al hablar pero con las mejillas coloreándose ligeramente.

No, Lorelei, así no va a entender que os quedáis con él hasta que consiga su arma. ¡ASÍ NO SE ANIMA! Pero qué desastre de chica.

Con todas estas armas... alguna debería de al menos aceptarte como portador

Digo mirando a Chad

Creo que a ti no se te dará tan bien como a otros pero... siempre puedes intentar buscar de otra manera

Señalo con la cabeza a Nathan a Darren y a Kyoshiro

Le sonrió a Lorelei. Era difícil notarlo pero conociendo su forma de ser era obvio que lo quería apoyar. – Cierto debo apurarme, aparte como todos dicen la cuarta es la vencida, y tengo una idea.- Saque de mis cosas mi libreta y de una hoja en banco con carboncillo en mano y dando una hojeada a la armería completa empecé a dibujar un boceto de algo que surgiera de mi mente dejando fluir las líneas tal cual rio de inspiración moviéndose atreves de las adversidades.

Tras terminarlo se lo entregue al profesor. - ¿Esto le recuerdo algo de aquí?- ni siquiera había visto el boceto, por temor a sugestionarme y que afecte la selección. 

¿Otro dibujo? Quiso asomarse para saber qué era en esa ocasión aunque se abstuvo pese a ello, mirando a Alexandros al más puro estilo "odio esperar", así que tuvo que abstraerse con lo primero que pudo... el dibujo que Chad había estado haciendo esa mañana y que le debía a la propia Lorelei que lo había puesto como excusa para que el chico tuviese que visitarla en algún momento para afianzar un poco lo que podía ser una amistad o una relación de conocidos que no cuajaría jamás.

Suspiró bajando los hombros y desviando la mirada púrpurea al suelo con cierto desánimo

Esto de ser social es más duro de lo que había imaginado.

Basculó su escasa estatura de un pie a otro mientras se dedicaba a mirar discretamente a aquellos que ya habían conseguido su arma.

¿Serán todas como la mía?No, claro... los hay que se tienen que quedar después de la clase...¿por qué?

Alexandros fue empujado por Lorelei mientras abría la boca en un enorme bostezo, sin quejarse por la acción de la chica.

-Me abuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuurroooooooooooooooooooooooooooooooooooooo -dijo Alexandros tras estar un tiempo callado, esperando a ver si iban a hacer algo o tenían que hacer algo- ¿hemos terminado ya o tenemos que hacer alguna otra cosa? -preguntó a nadie en particular mientras miraba a Chad, que parecía que le costaba decidirse por un arma.

Erika se amntenia con su arma en al mano, realmente no sabia que hacer o a que atenerse, no sabia como ella podria llegar a usar eso, en un combate, ella no sabia pelear ni nada por el estilo, suspira profundamente y comeinza a limpiarse las gafas como puede mientras espera a que todos temrinen

Veo que llevaremos un buen rato...hasta que nuestro querido compañero, escoga un arma...de una buena vez por todas- susurre muy bajo para y decidi apoyar mi peso en mi pierna derecha, mientras sacaba un pañuelo de mi bolsillo y comenzaba a limpiar la hoja de mi arma...lo menos que podía hacer era esto para poder entretenerme

Esto...... cuesta ver un poco lo que es la verdad pero.... me recuerda vagamente a algo

Digo mirando el dibujo

Luego me dirijo hacia los estantes de armas, rebusco un poco, y saco un abanico de hierro y se lo entrego a chad

Cuando tomas el objeto en tus manos, te sientes bastante cómodo con el, totalmente al contrario que la otra vez, es un objeto ligero, y parece fácil de manejar, aunque nunca habías visto un abanico echo completamente de hierro

Al fijarte, puedes ver como en la parte superior tiene como pequeñas púas o garras

Al final sólo quedaba Chad, que parecía no poder decidirse por un arma, aunque era normal si no tenía un estilo de combate claro, tendría que pensarlo bien. Eso es lo que estuve pensando al principio, pues un buen rato mas tarde aún no se había decidido por un arma y algunas personas ya se estaban aburriendo, algunos lo expresaban libremente, y otros, al igual que yo, habían decidido quedar en silencio, pues Chad no necesitama más presión de la que ya tenía. La espera pareció finalizar cuando el profesor Komura sacó un abanico de hierro de entre los estantes de armas. Sólo quedaba ver si el arma le aceptaba.

El muchacho simplemete se apoyó en la pared más cercana al chico que bostezaba, sostenía ambas garras en la misma mano y estaba cruzado de brazos, parecía estar analizándolos a todos como si no fuera su compañero, sino más bien un rival. No podía evitarlo, le habían enseñado a determinar las capacidades de aquellos que le rodearan.

- Mejor guarda silencio... aunque te aburras deberías mostrar respeto por el resto.- El tono en que se dirigió a él, no era amenazador, pero era tan neutro que no podía entenderse solo como un consejo.

El chico que aún no había escogido arma, parecía tenerlo algo complicado mientras que para él empuñar esas garras parecía algo natural, éste chico le había sucedido todo lo contrario. Mejor era dejarle tranquilo y no presionarlo, o quizás no podría escuchar el alma de su compañera o compañero.
 

- Vale, vale, no te pongas así Ed, porque puedo llamarte Ed, ¿no?... Un fallo lo tiene cualquiera. – susurró a sus armas. Realmente se veía como un loco hablando con dos espadas, era una sensación bastante extraña. Cuando se lo cuente a mis colegas de la academia militar van a flipar… Pensó. – Pues, encantado de conoceros a ambos, mi nombre es Nathan y creo que pasaremos un tiempo juntos, espero no defraudaros. - continuó susurrando.

Continuó familiarizándose con sus nuevos amigos mientras esperaba a que Chad, que parecía ser el único que aún no tenía arma, terminaba.

Toma el abanico, no se sentía mal, es más, era una sensación muy agradable, y el hecho de que era la primera que no me rechazaba era aún mejor. –Me gusta, tendré que aprender a usarlo bien pero creo que será algo muy entretenido.- Voltee a ver a Lorelei y abriendo el abanico le dije.- ¿Cómo lo ves? es muy bello el cómo contrasta la delicadeza de un abanico con la fuerza y resistencia del metal plateado, fuerza y belleza, como que me recuerda a alguien pero no sé a quién, ¿se te ocurre alguien?- era obvio de quien hablaba pero también era obvio que si lo decía de forma más directa seria golpeado o gritoneado, tras esto puse el abanico frente a mí. - ¿y tú, también tienes nombre?-