Partida Rol por web

Secretum Laviana

Introductio - De espadas, alambiques y lazos de sangre

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23/09/2016, 09:59
Pelayo de Arango

En viendo que uno de los lobos se lanza hacia a mi con ganas de comerme las entrañas intento desembarazarme de él a base de espadazos. -Aaaahhhh, muere bestia!!!-

- Tiradas (5)

Notas de juego

Dos acciones de ataque con espada a lobo2 mientras se lanza hacia a mi en mele. A ver si hay suerte y cae antes de que se me arrime demasiado.

Un exito y un fracaso. Se me olvido poner el malus por oscuridad de -50 pero aun asi el resultado sigue siendo el mismo. Un exito y un fracaso. Dejo echa la tirada de daño por si acaso procede y la localizacion (cuartos delanteros X1 Daño)

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25/09/2016, 02:00
Lobos

El primero en reaccionar fue Rodolfo, viejo conocido de Pelayo quien gustaba de charlar con el noble sobre fintas, golpes de espada, y demás técnicas relacionadas con el arte del combate cuando disponía de un rato libre. Aunque tiempo para ocio y charla debía de ser poco, pues las obligaciones allá en la Torre del Clavero eran suficientes para llenar el día y parte de la noche, así que no muchos consejos debió de recibir éste por parte del caballero, y así lo demostró: pues la sudorosa mano dispensó un mazazo torpe y apresurado que, queriéndose librar del lobo que se le echaba encima, consiguió liberarse únicamente del arma que le servía de defensa.

Tras semejante infortunio hizo bien en sacar a relucir el de Arango su arrojo y buen hacer, pues el caballero se bastó de un sólo golpe, certero y contundente, para casi partir en dos a la bestia enfurecida que se le echaba encima. El gruñido lupino se tornó pronto en quejido, un quejido que se fue perdiendo en la noche cuando el animal, tras recibir tamaño tajo, se alejó a toda carrera temiendo por su vida.

Entre tal lid el alquimista rebuscaba con ahínco, vayan ustedes a saber que, dentro del zurrón. Se movían con presteza aquellas manos; una diligencia y precisión digna de el mejor de los trileros que no hacía justicia a la cantidad de arrugas que las surcaban. El erudito no tardó en encontrar lo que buscaba, pero para entonces, los dos lobos que no habían sucumbido a los golpes de maza y espada ya habían ganado importante terreno y, los otros lobos que la oscuridad ocultaba, estaban a punto de unirse a sus hermanos en aquella "cacería"...

 

- Tiradas (11)

Notas de juego

ESTE ASALTO:
- Pifia Rodolfo: Al PJ se le cae el arma al suelo.
- Los Lobos 1 y 3 para el próximo asalto están en Melé con Rodolfo y Román respectivamente.
- El Lobo 2 está "fuera de combate".
- Los Lobos 4 y 5 se unen a la "fiesta".
- Pelayo: estás suficientemente cerca para atacar a los lobos 1 y 3 sin necesidad de gastar acción de movimiento.

PRÓXIMO ASALTO (orden de declaración):
1- Sixto
2- Pelayo
3- Román
4- Lobo 4
5- Rodolfo
6- Lobo 3
7- Lobo 5
8- Lobo 1

NOTAS:
-El malus (-50%) por oscuridad se anula con el bonus (+50%) por Melé (los que estén en dicha situación).
-Como os toca declarar primero, no hace falta que declare yo nada para agilizar. Actuad y luego resuelvo todo. Podéis dejar si queréis las tiradas hechas. Recordad que vuestras acciones se harán efectivas en último lugar.

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25/09/2016, 12:55
Sixto de Salamanca

Aunque la oscuridad no hubo de ayudar en aquella tarea, bastaron mis dedos ágiles, y el olfato, para acometerla. Pronto sentí entre mis manos los minerales que buscaba, aquellos cuyas asombrosas propiedades habrían de producir el efecto deseado. También tenía el pesado mortero de piedra, el cuál confié en que se hallase lavado, pues no era cuestión que alguna esquirla de otro mineral anterior se mezclase con el invento, y hubiese de arruinar el resultado final (que las cuestiones alquímicas son delicadas, y requieren de gran precisión en cuanto a la medida y composición de las mezclas). Sentía un hormigueo en la nuca, entre tanto, pues sabía que a mis espaldas aquellos hombres luchaban por sus vidas, y que, de caer ellos, las bestias me devorarían a mi también, y poco o nada podría hacerse al respecto de esto. Así pues, apresuré el proceso: machaqué con empeño los sulfuros, añadí el agua, limé el cobre, y comencé a moverlo todo con las manos, mientras sentía un fétido aroma salir del cuenco en que se producía la mezcla. Los ojos hubiéronme de llorar, y retuve el aliento para no respirar aquella nauseabunda mezcla en demasía, confiando en que aquella peste del demonio dejase a los animales ciegos, por no poder oler aquello que deseaban cazar, y así saliésemos airosos una vez más de otro brete don Pelayo y yo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Pues ahí va mi tirada (gasto 1 de Suerte) y mi acción. Espero que no se los coman antes xD.

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25/09/2016, 20:44
Pelayo de Arango

En viendo a Rodolfo en tan precaria situación con la bestia echándosele encima y sin arma con la que defenderse le jaleo para que aguante -Vamos Rodolfo, aguanta que enseguida sajo a ese lobo-

Me acerco hasta donde el lobo y el hombre luchan encarnizadamente y trato de quitarle al animal de encima mas la poca luz y lo encarnizado de la pela entre Rodolfo y el lobo me hacen dudar sobre a quien realmente daré con mi golpe. Afino la punteria, pues, y alla voy........

- Tiradas (4)

Notas de juego

Declaro Ataque preciso al lobo que esta con Rodolfo y una parada con escudo por si alguno de los lobos que se acerca a a la fiesta me atacasen

7 puntos de daño en el 2 (pata derecha delantera) que se dividen por 2 por ser ataque preciso y otra vez por dos por dar en una pata. Creo que se redondeaba hacia arriba no? Seria 7/2=3.5 = 4 y 4/2= 2 PD

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26/09/2016, 00:45
Lobos

Los aullidos que momentos antes habían helado la sangre de aquellos hombres se tornaron en feroces gruñidos y en el chasqueante sonido de mandíbulas abriéndose y cerrándose ansiosas de carne y hueso. No desaprovechó instante alguno Don Pelayo, quien en presto movimiento acortó distancia y lanzó su espada contra la bestia que acosaba a Rodolfo. El golpe no fué contundente, pero aunque la herida fué superficial, si consiguió desconcertar al lobo que acosaba al fráter. La bestia aulló cuando el hierro hendió su carne y, como pudo, lanzó dos infructíferas dentelladas contra el hombre quien, dándo gracias al Altísimo por la suerte que le acompañaba en aquella noche incierta, desenvainó presto un cuchillo que pronto habría de nivelar las tornas de aquel enfrentamiento.

Tanta suerte no tuvo Román, quién no pudo esquivar entre tal oscuridad los dientes de la fiera que momentos antes se le había echado encima. El animal, tras hincarle los colmillos con furia, acabó aferrada de su pierna izquierda intentando hacer jirones el gambesón con frenéticos movimientos de cabeza. Acosado por el animal, su siniestra ahora albergaba un cuchillo bien afilado mientras la diestra aún disponía la maza. Cuando tuviera la ocasión no mostraría piedad con aquel animal que le mordía.

Y mientras, como ajeno a todo aquello, el alquimista machacaba, mezclaba, limaba y, con absoluto conocimiento y habilidad, hacía reaccionar diversos minerales conformando así una sustancia pestilente que, si el Altísimo lo propiciaba, ahuyentaría a aquellas alimañas. Más la noche hubo entonces de rebelar otras dos bestias que, para desgracia de aquellos hombres de Dios, salieron de la oscuridad uniéndose así con sus hermanos de manada...

 

- Tiradas (10)

Notas de juego

RESUMEN DE ACCIONES:
1- Lobo1: Dos mordiscos a Rodolfo (ambos fallan).
2- Lobo5: Movimiento de Melé contra Pelayo.
3- Lobo3: Dos mordiscos a Román (abdomen y pierna izquierda, causando tras restar armadura 3 y 2 PD respectivamente).
4- Rodolfo: Esquivar y Desenvainar cuchillo.
5- Lobo4: Movimiento de Melé contra Román.
6- Román: Esquivar (es un fallo, he olvidado aplicar en la tirada el malus por oscuridad) y Desenvainar cuchillo (mano zurda).
7- Pelayo: Ataque a Lobo1 (pata derecha delantera, causando 2PD) y Parada con escudo.
8- Sixto: Activa "la mezcla".

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26/09/2016, 02:11
Lobos

Casi instantáneamente un olor potente, sulfuroso, tan fuerte como el ácido, se convirtió en la nota dominante en aquella oscuridad. Parecía surtir prodigioso efecto la mezcla propuesta por el alquimista, pues dos de aquellas bestias comenzaron repentinamente a quejarse como si de perros callejeros apaleados se tratara...

 

- Tiradas (7)

Notas de juego

ORDEN DE DECLARACIÓN:
1- Sixto
2- Pelayo
3- Lobo1
4- Román
5- Lobo5
6- Rodolfo

SITUACIÓN
Pelayo: Tiene a Lobo5 en Melé (recuerda las limitaciones que impone dicha situación).
Rodolfo: Tiene a Lobo1 en Melé.
Román: Tiene a Lobo3 y Lobo4 en Melé.

NOTAS:
-Los Lobos 3 y 4 pierden sus acciones debido al efecto de los "sulfitos".
-El Lobo1 obtuvo un crítico en su tirada de Templanza, por tanto ya no volverá a tirar de nuevo. El resto de lobos tirarán cada asalto para intentar reponerse al efecto de la mezcla (hasta un máximo de tres asalto, momento en que sabremos si el "invento" del alquimista es suficiéntemente potente para auyentarlos definitivamente).

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26/09/2016, 10:36
Pelayo de Arango

Un nuevo lobo se me abalanza mientras estaba yo atacando al que intentaba morder a Rodolfo y se me hecha encima. No puedo maniobrar para atacarle con mi espada. Pego bien el escudo al cuerpo e intento desembarazarme de el dandole con el filo del escudo

-Aparta bestia, aparta, aggggg!!!!-

- Tiradas (2)

Notas de juego

Aunque me adelanto un poco a Sixto dejo declaradas mis acciones. Declaro parada con escudo al lobo que esta en melé conmigo y le ataco con el borde del escudo. Al estar el lobo a distancia de melé no puedo atacarle con mi espada pero si puedo parar con mi escudo e incluso atacarle con él (esto lo pongo para ver si estamos de acuerdo por que es un tema que no esta explicito en el manual pero si en el FAQ Arcana Demoni)

-Dejo hecha la tirada de parada con escudo -50 por si procede. Será contra el primer ataque que reciba = Acierto
-Ataque con escudo (habilidad escudo / 2) -50 por poca visibilidad +50 por melé = Fallo

 

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26/09/2016, 17:18
Sixto de Salamanca

La hedionda mezcla pronto comenzó a humear, despidiendo el terrible aroma que alguna vez hube ocasión de percibir, mas nunca en tal medida. No pude sino toser, y sentir mis ojos lagrimear, ante tal evento, mas díme por contento de que hubiere funcionado, pues en verdad los gañidos de las bestias parecían indicar que aquello las entorpecía, y tal habría de servir a nuestra supervivencia. Empero, que no fue la victoria tan inmediata como quizá imaginé en mi ignorancia del comportamiento de aquellas bestias, que hambrientas debieren hallarse, y por ende insistieron en atacar a don Pelayo y sus hombres. No pudiendo obtener suficiente saber de aquella circunstancia, y no habiendo los hombres tomado el tiempo en encender la hoguera, decidí hacerlo yo, buscando los maderos que sirvieran para calentarnos antes de dormir, no sin antes extraer de mi zurrón un frasco que bien localizado tenía, y que hubiere de servir a los propósitos que me disponía a acometer...

Notas de juego

Vale, pues voy a perder el asalto "encendiendo" una hoguera. Para ello mi idea es usar uno de los frascos de Sangre de Dragón, pero sin activarlo. La idea es agitarlo, y cuando eche a arder, quebrarlo contra los maderos de la hoguera que asumo que encendimos antes de dormir (si no hubiese tal cosa, buscaría material de hoguera entre los bártulos del carro).

La idea es proporcionar visibilidad a mis compañeros (entiendo que los lobos no se ven afectados por la oscuridad). También puede que me meta "a la gresca" ahora que ya he agotado mis ideas xD.

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28/09/2016, 00:33
Lobos

Siguió aquel confuso e incierto intercambio de hierros y dientes hasta que, de pronto, como súbitamente, se hizo la luz...

- Tiradas (16)

Notas de juego

ACCIONES

1- Rodolfo: Dos cuchilladas a Lobo1 (un acierto que causa 6PD).
2- Lobo5: Dos mordiscos a Román (sufre 1PD en pierna derecha y el crítico causa 3PD en el brazo derecho). Queda HERIDO.
3- Román: Cuchillada a Lobo5 y Zafarse (fallo y fallo).
4- Lobo1: Dos mordiscos a Rodolfo (un acierto que causa 3PD en el pecho).
5- Pelayo: Parada de escudo y ataque de escudo (fallo).
6- Sixto: Enciende la hoguera.

 

(esto lo pongo para ver si estamos de acuerdo por que es un tema que no esta explicito en el manual pero si en el FAQ Arcana Demoni)

Estamos de acuerdo. Aunque el FAQ, si no recuerdo mal, dice que sólo puede hacerse con escudos de tamaño ligero, lo cual me parece ridículo.

(entiendo que los lobos no se ven afectados por la oscuridad).

Pues les he estado aplicando el malus (se que no es muy coherente, pero me siento benevolente xD). Lo que pasa es que ha quedado anulado por el bonus de la melé. 

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28/09/2016, 01:19
Narrator

Aquel sabio, viejo erudito y perfeccionista alquimista, era una caja de sorpresas. No necesitó más que un breve instante para dar vida nuevamente a la hoguera; el instante justo y necesario para sacar del zurrón un frasquito de dudoso contenido que, después de agitarlo enérgicamente, lanzó contra las brazas. ¡Y como por arte de magia se tornó en fuego dicho artilugio! ¡y en espontánea combustión brilló otra vez con fuerza la hoguera para asombro de los allí presentes!. 
Y al fin, después de semejante portento, fue cuestión de instantes que las bestias huyeran despavoridas, que no poca defensa presentó la compaña; pues hubo hierros, fuego, y sulfurosas pestilencias para presentar batalla en aquella noche llamada a la desgracia que por suerte, o más bien por las astucias del alquimista, quedó sólo en un buen susto.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

-Lobo1 se retira directamente por las heridas sufridas. El resto de la manada falla Templanza y huye.

-Acaba el combate, el cual queda sólo en un susto (salvo por algunos PD que se llevan de recuerdo Román y Rodolfo xD). Os dejo un último post para "lameros" las heridas antes de continuar.

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28/09/2016, 09:41
Pelayo de Arango

-Bien hecho Don Sixto- le digo al sabio alquimista tras ver como los lobos marchan con el rabo entre las piernas al ver la gran llamarada. -Por Dios, que sois habilidoso avivando el fuego de nuevo, no como otros.....- Digo mirando a los soldados con cierto aire de reporche

Mudo mi semblante y me acerco a ellos condescendiente -Bien hecho muchachos, habéis mostrado gran valor. El señor ha infundirnos el valor necesario para no vacilar ante el ataque de estas bestias nocturnas. Atended a vuestras heridas y lavadlas. En cuanto pasemos por el próximo pueblo haremos que os la sane algún físico o barbero. Después id a descansad, yo me encargaré de hacer la última guardia y mientras rezaré mis plegarias. Oficiaré la misa al despuntar el alba como es habitual-

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28/09/2016, 10:46
Sixto de Salamanca

Agradecí las palabras de Pelayo con un gesto, mientras replicaba:

- Non est habilidad, sinon el saber de las propiedades de los minerales et plantas, lo que ha hecho arder aquesta hoguera, et provocado tales pestilencias, que, aunque mal olientes, han de afectar a las bestias, pues se guían estas, al menos los lobos, por el olfato.

Dicho aquello, dispúseme a recolocar cuanto había revuelto de entre mis bártulos, y luego pensé en marchar a descansar, pues la tensión de aquella noche me había puesto los nervios de punta. ¡Cómo aullaban las bestias! No era lo mismo conocer tal cosa en el campo, en plena noche, que leer en la calidez de una biblioteca acerca de los afilados colmillos de los lobos. Empero, la sabiduría (y el arrojo de aquellos guerreros) nos había salvado esa noche.

- Vos agradezco, pues, que permitades a mis cansados huesos descanso.

Y dicho tal, volvíme al carromato, y allí me eché a dormir.

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30/09/2016, 01:07
Narrator

Tras la pendencia, aquellos hombres ahora victoriosos se dedicaron unos a otros palabras de agradecimiento y admiración. Alabaron los fráteres a Don Pelayo por su temple y buen hacer durante el combate. Al igual que a Sixto, a quien incluso se dirigieron con el tratamiento de Don, pues aunque el salamantino fuera sangre villana, con su vejez y más que demostrada sabiduría, se había ganado el absoluto respeto de los alcantarinos.

El resto de la noche se sucedió tranquila, más no fue posible para nadie sacar descanso y sosiego de ésta. El aullido del lobo seguía, aunque lejano, rompiendo intermitentemente la incierta oscuridad de la estepa castellana. Así que cuando el sol comenzó a desperezarse sobre el horizonte, la compaña lo saludó agradecida. Sus cuerpos, ateridos por el frío y la incomodad de aquella noche, se regocijaron bajo los aún tímidos rayos de la mañana. Y después hicieron lo propio sus almas cuando escucharon la misa que diligentemente ofició Don Pelayo, cuya voz desprendía absoluta Fe y total devoción para regocijo de quienes escuchaban sus palabras. Más nadie percibió, al menos en aquel momento, que el de Arango se hallaba terriblemente preocupado por los motivos de su viaje. Así rezó, tras el oficio y para sus adentros, pidiendo que la mano del Altísimo le guiara en la tarea que había de acometer y que aún no alcanzaba a adivinar, así como pidió también por el bienestar de la poca familia que le restaba; una madre y una hermana, ambas amadas para él.

La compaña marchó durante días dirección Norte. A veces sólo veían pequeños pueblos de campesinos, en algunos compraron pan y pidieron alojamiento, pero poca hospitalidad hallaron. Los hombres del pueblo eran reservados hasta la hostilidad; y sólo cuando veían el porte noble del calatravo y la cruz de su blasón, mostraban casi obligada amabilidad. Y así se sucedió la marcha, acampando a resguardo del viento algunas noches, en la linde de pequeños bosques en otras, o en viejos caserones las que menos. Siempre, al despuntar el alba, ya estaban nuevamente en marcha. Uno de esos días se maravillaron cuando al Este, divisaron una cadena de altas montañas boscosas. Era aquella tierra de montañas altas y espigadas, y de llanuras pobladas de encinas y sabinas. Las tierras se cultivan de cereal y se aprovechan para los pastos de los inmensos rebaños de la Mesta castellana.

No hubo más incidentes dignos de mención durante aquel largo viaje. Suficiente fue lidiar con la fatiga y las incomodidades propias de una marcha de senda duración. El penúltimo día de trayecto la compaña descendió la empinada ladera de aquellas rocosas sierras, comieron junto a una fuente al borde del camino y al anochecer llegaron a Pola de Lena, una pequeña villa rodeada de prados. Al día siguiente almorzaron en Mieres, cruzaron por un puente de piedra el caudaloso río Nalón, y por la tarde llegaron a Oviedo.

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30/09/2016, 02:18
Guardia

La vista de la muralla de Oviedo es impresionante. Fuera de ésta quedaban los arrabales y varios monasterios fundados por las órdenes mendicantes, como el de los franciscanos y el de las clarisas, mientras la catedral, la iglesia de San Tirso y el Monasterio de San Vicente quedaban a la protección de su interior. Numerosos peregrinos del Camino de Santiago se desvían hasta la ciudad para ver las reliquias de la fe cristiana que se resguardan en el Arca Santa. Arca que se guarda en Oviedo desde que los musulmanes invadieron y conquistaron el reino de los reyes godos; la habían llevado a las montañas del norte unos monjes mozárabes toledanos para evitar que las sagradas reliquias fueran profanadas, y allí se mantuvieron varios siglos.

Tras el duro viaje desde la Torre del Clavero, la compaña se encuentra, junto a algunos peregrinos, a las mismas puertas de la capital. Concretamente en la puerta de Nocea, la ubicada al surteste. Allí los habituales guardias observan detenidamente a todo el que entra y sale de la ciudad.

-Saludos. -dice el guardia de turno bajando rápidamente los aires que se permite con el resto de gentes que allí transitan, que tratar con nobles alcantarinos es bien diferente que hacerlo con villanos, campesinos y peregrinos.

Notas de juego

- Pelayo: Tu casa es el caserón grande que puede verse en la Calle de la Rúa.

- Podéis moveros libremente por la ciudad. El guardia no pondrá impedimento alguno a dejaros pasar.

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30/09/2016, 10:35
Pelayo de Arango

-¡Saludos soldado!- digo sin prestar atención en demasía a los soldados que guardan la puerta, Asumiendo que nos permitirán pasar sin mayor problemas a mi y a mi comitiva formada por Don Sixto (yo no le quito el Don que con sus artes se lo merece) y los dos soldados de la orden. 

-Vayamos sin mas demora al hogar de mi familia. Ardo en deseos de hablar con madre y que me cuente que ha sido de mi hermana. Espero que hayamos llegado a tiempo y no haya cometido ninguna locura. Seguidme, rápido, es por aquí- digo mientras voy guiando a los caballos y al carro por las calles de mayor envergadura.  Desde la puerta de Nocea vamos a San Vicente y de allí giramos hacia la calle de la Catedral.

-Esta es la Catedral de Ovieu, grande monumento de la cristiandad. Quiera Dios que todo se resuelva en bien para con los míos y podamos asisitir a las misas de este maravilloso templo- digo a mis compañeros mientras les guío apresuradamente por las calles de la ciudad.

Tomamos la calle del Portal que emboca directamente hacia el caserón de mi familia en la calle de la Rua

Notas de juego

Voy directamente hacia mi casa, salvo que nos digas que pasa algo por el camino. En ese caso modifico mi post para que se adapte a la situación. Ahora mismo lo que mas me interesa es llegar cuanto antes a mi casa. Ya habra tiempo de moverse por la ciudad.

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01/10/2016, 00:17
Sixto de Salamanca

Largo hubo de ser el viaje hasta Oviedo, parando en los más inhóspitos lugares, y siempre avanzando en el trasiego de los caminos a costa del cansancio de un cuerpo que ya no vivía su mejor época, aunque se sabía de sabios que habían doblado mi edad, e incluso más. Injusto habría sido actuar como si fuese un viejo achacoso, aunque no era menos cierto que ya no respondían igual mis piernas al esfuerzo, y que mis rodillas y juanetes maldecían a cada paso que daba. Uno de los últimos, gracias a Dios, nos había llevado a las puertas de aquella ciudad amurallada, una de las pocas que resistieran años ha el dominio musulmán, aunque sufriera la humillación del saqueo en más de una ocasión.

Las murallas de aquella villa hubiéronme de maravillar, como todo cuanto la rodeaba: el verdor sin parangón del terreno, la roca viva entrelazada con la vegetación incansable. También disfrutaron mis ojos de la visión de la enorme catedral, y de sus muchas iglesias aledañas, que habían de oficiar misas y ceremonias para cuantos pasaban por el lugar, que eran muchos, pues el camino de Santiago andaba cerca. No nos entretuvimos nosotros, sin embargo, en tales menesteres. Acuciaba la prisa a don Pelayo, y no tuve yo a mal  dar a tal cuestión la merecida prioridad. Adentrámonos por las calles de la villa, guiados por quién de ella era oriundo, y al tomar estos caminos hube de sentir yo su impaciencia y temor por el destino que hubiere podido sufrir su hermana. El camino había hecho mayor nuestra amistad, y es por ello que me compadecí como si fuera mi propia hermana la que padecía, y deseé que todo estuviera bien.

- Dios quiera que esté bien. - dije, y nada más añadí, pues no había necesidad.

De ese modo, tomamos las calles de la villa, que no eran precisamente llanas, en más de un lugar.

Notas de juego

Preciosa ciudad la de Oviedo, si alguno no habéis estado, por cierto. Yo no pierdo ocasión de visitarla siempre que voy al norte.

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02/10/2016, 00:24
Narrator

Podía verse la imponente catedral desde prácticamente cualquier calle de la ciudad. Y así, magna e imperturbable, observaba ésta, de tanto en tanto y cuando los edificios y templos colindantes lo permitían, a la compaña que apresurada devoraba callejas a golpe de zancada. Oviedo, la muy noble y leal ciudad cuna de Pelayo, saludaba con familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, inimitable en sus medidas y proporciones. Y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una santa cruz de hierro. Y bajo la mirada de tal magnificencia hubieron de llegar sin más demora al caserón de la otrora poderosa familia Arango.

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02/10/2016, 00:40
Tiago

La puerta debía de ser de roble, castaño, nogal o algún otro tipo de madera noble y recia, que un carpintero había tallado con mucha precisión y exquisito gusto para disfrute del señor de Arango. Bastó golpear una vez la aldaba, una pieza vasta de plomo, para que apareciera un rostro conocido.

-¡Non credo cuanto ven mis ojos! -exclamó emocionado. -¡Joven Pelayo! ¡venid a mis brazos!. -Era Tiago; mano derecha del señor de Arango y, desde que este murió, se convirtió en protector de la familia, de sus bienes e intereses. Tiago era de sangre noble, aunque bastardo, y estaba emparentado de manera lejana con la rama de los Arango. Cuando el padre de Pelayo se ausentaba del hogar durante meses debido a sus numerosas obligaciones, era éste quien ayudaba en la educación de Pelayo, además de aleccionarlo en el manejo de la espada, lecciones que hubieron de servir para sentar base para lo que habría de perfeccionar cuando se uniera a la Orden de Alcántara.

Tras un caluroso abrazo que casi deja a Don Pelayo sin aliento les invitó a entrar: -¡Pasad pasad! ¡por Dios! ¡non vos quedéis en la puerta!. Fuerte vínculo se forjó años ha entre Tiago y Pelayo, al punto que después de muchos años sin verse, parecía no haber pasado ni un sólo día desde su despedida.

Pelayo no recordaba así su hogar. Reconocía sus formas, pasillos y habitaciones, pero no el estado en que se encontraba. El corredor por el que Tiago les conducía les pareció siniestro, la cal de la pared estaba ennegrecida, en algunos sitios había desconchados de humedad. Pero lo que menos les gustaba era el olor de la casa: un aroma áspero, de guiso grasiento, mezclado con un efluvio agrio a materia en descomposición. No tardaron en llegar al salón. La estancia era amplia, tenía un gran ventanal que permanecía entornado a pesar de que el ambiente dentro era caluroso.

-Sentaos, por favor. -dijo señalando varios sillones enfrentados. -Muchas nuevas han acontecido desde vuestra partida, mi amado Pelayo, más temo que terriblemente funestas aquestas son. -y su rostro se ensombreció de una manera nunca vista por el joven de Arango. Un escalofrío recorrió el espinazo de éste, y por extensión, también el de Sixto.

- Tiradas (2)
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02/10/2016, 01:13
Narrator

Reconociste, sin temor a errar, aquel olor. Lo oliste alguna vez en la universidad, cuando asististe, curioso, a las lecciones que impartían tus colegas doctos en medicina. Era el inconfundible olor de un cuerpo mancillado por la enfermedad, ya podrido por dentro que llamaba impaciete a las puertas de la muerte. 

En aquel caserón había alguien muerto recientemente o apunto de estarlo.

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02/10/2016, 01:21
Criado

Cuando todos se hubieron sentado un criado de aspecto famélico, a quien Pelayo no reconoció, entró en la estancia.

-¿Necesitades del mi servicio?. -preguntó sin mirar directamente a nadie.