Partida Rol por web

Justo cuando Yukino conjeturaba una segunda vez, el coche frenó. Los cuatro compañeros y amigos de Yukino la miraban con expresión sombría, callados:

Todos:- Ya no juego más contigo.

Salieron del coche en cuanto el chófer abrió las puertas. En efecto, estaban en la entrada del amplísimo jardín de la casa Fukiyose. Fukiyose la estaba esperando en la puerta, con un yukata muy bonito, como traje de fiesta. Sí. En efecto sería una fiesta temática. Sonrió a Yukino mientras se acercaba. A excepción de la falda del uniforme escolar y alguna que otra falda para salir, era extraño ver a Fukiyose con aquel tipo de traje tan femenino, y lo cierto es que le sentaba fabuloso.

Fukiyose:- Ya pensaba que no llegaríais nunca. Felicidades, Yukino. ¿Qué tal? ¿Preparada?

No sabía por qué de forma repentina el ambiente en la cabina de la limusina se había tensado de forma palpable, con todas las miradas convergiendo sobre Yukino, que los observaba un poco ladeada y medio a la defensiva por si aquello quería decir que los chorlitos provendrían ahora de todas partes.

Pero al final fue sólo aquella respuesta que le provocó la risa, aunque procuró no explayarse para que el maquillaje no se viera perjudicado por las inoportunas lágrimas. En su lugar, bajó del coche con los ojos brillantes y un poco sonrojada por la risa sofocada. Claro que la expresión divertida duró poco al ver a su amiga arreglada de aquella forma que exaltaba su feminidad; en su lugar la observó con cariño e incluso con cierta admiración.

- ¡Gracias! ¡Estás preciosa! - Sakura debe estar sonrojada, quiso añadir, pero se contuvo a tiempo -. ¿Preparada para qué? ¿Todo el mundo va a gritar sorpresa en cuanto entre?

.    .    .  

Fukiyose se había quedado como helada durante unos segundos hasta que miró a los demás y les gritó como una buena capitana haría:

- ¡¿A QUIÉN SE LE HA ESCAPADO?!

Donde antes estaban todos, ahora solo había polvo. Esperaba que al menos se dieran prisa y cancelaran la operación. Cuando volvió a mirar a Yukino lo hizo con una sonrisa:

Fukiyose:- Gracias por el cumplido. Pero todos sabemos que tú lo estás más. 

Le cedió el sitio para caminar junto a ella, dirigiéndola hacia el jardín interior. De momento no había nadie más que ellas dos:

Fukiyose:- Te daría mi regalo pero abulta un poco, la verdad. Así que recuérdame que te lo dé luego.

Los demás no estaban tan acostumbrados como ella a los estallidos de genio de Fukiyose así que se limitó a aguantar el grito con expresión risueña mientras lo demás ponían pies en polvorosa.

- Ya los has asustado - comentó con diversión antes de empezar a andar junto a ella -. Va, mentirosa, pero bueno, te lo permito porque es mi cumpleaños - bromeó. Tenía claro que nunca tendría una figura tan atractiva como la que tenían la mayoría de sus amigas pero tampoco era fea así que lo tenía casi del todo asumido -. Jo, todos me decís cosas a medias todo el rato, otra cosa más que me tendrá impaciente.

Aunque no más que el hecho de no saber a dónde iban. Además, estaba nerviosa pensando que realmente de un momento a otro todos saldrían gritando sorpresa.

- ¡Hoy es día de sorpresas!- comentó animada mientras terminaban de dar la vuelta a la casa hacia la parte contraria a las puertas principales. Paró un momento a Yukino antes de girar la última esquina.- Espera...

No se oía nada, y tampoco desde ahí se veía nada. ¿Entonces por qué Fukiyose parecía centrada en algo? ¿Y en qué exactamente?

Y de pronto... ¡empujón a Yukino para que apareciera! Al menos esa sí que fue sorpresa para ella.

Todos:- ¡¡¡¡SORPRESA!!!! 

En una atmósfera temática japones y elegante, todos los invitados a aquella fiesta, vestidos con kimonos los chicos y yukatas las chicas, "sorprendieron" a Yukino.

Haruka, Momoshiro, Tezuka, Kototsu, Sakura, Ryoma, Otoya, Mei, Renji, Hayane, Aoi... todos allí, sonriendo ante Yukino. Eran sus amigos*

Aquel "espera" de Fukiyose le generó desconfianza y no fue para menos pues antes de darse cuenta le había propinado un empujón que no se esperaba para nada, dejándola al descubierto ante todos sus amigos y algunos más que gritaban "sorpresa" al unísono. La verdad es que lo sorprendente había sido lo del empujón porque lo demás, partiendo de la base de que habían ido a prepararla para su fiesta de cumpleaños, había sido bastante esperado.

A pesar de aquel pequeño detalle lo cierto es que se sentía entusiasmada por el hecho de que le hubieran montado una fiesta de cumpleaños y además temática.

- Gracias...gracias a todos por venir... - se sentía un poco expuesta mientras sonreía azorada ante sus amigos -. Jejeje, no sé qué más decir.

- ¡Pues entonces acércate y únete a tu fiesta!

Los demás apoyaron entusiasmados el comentario de Hayane. Tezuka se acercó con un vaso de té y se lo tendió a Yukino. Le dio un beso en la mejilla, consciente de que a su novia no le gustaban las muestras de afecto públicas y al menos ese día sería bueno.

- Estás... no hay adjetivo para describirte.- en su mano libre tenía el regalo de Yukino bien sujeto.

Se rió ante el comentario de Hayane, tan acertado, aunque bastante más cohibida que las otras veces. Esperaba dejar de ser el centro de atención en breve aunque al ver a Tezuka acercarse supo que no le importaba ser su centro de atención. Tal vez era egoísta pero era el día de su cumpleaños y le apetecía muchísimo estar con sus amigos y en especial con él.

Aceptó de buen grado el té y el beso, aunque su comentario logró que se ruborizara un poco. Aquellas cosas ya no tendrían que afectarle pero por lo visto no era así.

- Tú también estás guapo - comentó por lo bajo.

Sonrió ligeramente. Lo cierto era que esa ropa le era bastante incómoda y no le apasionaba, pero habían insistido tanto que no le quedó otra más que aceptar. Al menos Kototsu también se había puesto uno; mucho más caro, pero uno al fin y al cabo. 

- No te muevas.- le pidió mientras él se colocaba a su espalda.

Pasó sus brazos por delante de Yukino mientras ella tenía una clara visión de todo el mundo desde ahí. Sakura tenía un algodón en la nariz y parecía bastante molesta - o mejor dicho avergonzada- mientras Fukiyose danzaba por todos lados, feliz. Momoshiro y Renji estaban a lo suyo, como siempre. En esos momentos hacían duelos de pulso sentados en un taburete. Era gracioso verlos de esa guisa haciendo fuerzas sobrehumanas. Otoya y Mei charlaban animadamente mientras tomaban comida y bebida, al lado del árbol de sakura. Y, para sorpresa de muchos, Hayane hablaba con Kototsu- siempre serio, elegante y altivo-, que no solo le estaba haciendo caso, sino que además le ofrecía comida y bebida. ¡Era verdad que Hayane tenía una cita! 

Tezuka:- Ya está.

Si Yukino miraba hacia abajo podía ver un colgante de plata con un rubí en una de las esquinas que formaba una "T" de Tezuka. Un Tezuka que ahora estaba nervioso por saber si podía haber acertado o no en aquel caro regalo.

Tezuka:- ¿Te... te gusta?

Aceptó con nerviosismo su petición, a sabiendas de que era el momento de su regalo. ¿Qué le habría hecho? Seguro que algo mejor que lo que le hizo ella, que apenas había tenido tiempo para prepararle nada. Tal vez por eso hacía semanas que le había ido dejando caer que se avecinaba su cumpleaños, para que no le pasara lo mismo al chico y tuviera margen de maniobra.

Se quedó observando la visión que tenía ante sí aunque realmente apenas se detuvo a analizar cosas tales como el algodón que lucía Sakura o el duelo de pulso de Momoshiro y Renji, aunque no le pasó desapercibido lo raro que resultaba ver a Kototsu y a Hayane hablar, tal vez incluso flirtear, cuando era obvio que no tenían nada que ver el uno con otro. 

Las manos de Tezuka interrumpieron su línea de visión aunque sólo fue capaz de ver que le estaba colocando un colgante, pero no como era. Esperó impaciente a sentir el "clack" en su nuca para levantarlo con una mano, momento en que pudo apreciar aquella preciosa "T" plateada con un brillante que o imitaba o era un rubí.

Lo soltó y antes siquiera de responder con palabras le dio un beso de esos que tan poco le gustaba dar a la vista de los demás. En realidad ni siquiera se había planteado si le gustaba o no, simplemente era un regalo de Tezuka y que hubiera pensado en ella al escogerlo era suficiente.

- ¡Sí! Me encanta, gracias.

Recibió el beso de buen grado, muchísimo más relajado que desde que se levantó aquella mañana. El saber que había acertado con el regalo, le hizo suspirar aliviado y sonreír mientras recibía el beso. 

Alguien silbó por algún lado en el jardín pero poco importó a Tezuka.

- Aunque no es la única sorpresa.- comentó acompañando a una divertida sonrisa.

Vale, lo cierto es que el silbido había logrado avergonzarla lo suficiente como para separarse de Tezuka un poco, lanzando miradas incómodas a su alrededor, aunque no parecía ser el caso del chico quien parecía, si cabía, más relajado que hacía unos instantes.

- ¿Qué? - claro que aquella frase de él sólo logró abrir más el abismo entre su tranquilidad y los nervios de Yukino. ¿Algo más? La verdad es que se sentía más tranquila con eso de que ya le hubiera hecho el regalo, le ponía nerviosa no saber lo que le iban a dar ni cuando -. ¿Qué más hay? - preguntó, esta vez con un deje de suspicacia en la voz.

Sonrió divertido ante el comentario y la mirada de Yukino.

- En cuanto anochezca lo sabrás.- ¿había sonado tan mal como le había parecido?- No quiero referirme a nada...- ¿por qué estaba intentando aclarar?- Bueno, es especial, sí, pero... no es eso...

Fukiyose:- ¡¡Oi!! ¡Tezuka! ¡No acapares! Que hay gente que aún no ha felicitado a la chica.

Por norma general le encantaba cuando era Tezuka quien, intentando aclarar algo, metía la pata hasta el fondo con extrañas insinuaciones para nada intencionadas, sobre todo porque odiaba cuando le pasaba a ella, pero en aquel caso se ruborizó furiosamente. Sí, sabía que no se refería a "eso". Pero de sólo pensarlo la sangre le había calentado el cuerpo* y por lo visto, las mejillas.

- Déjalo así, por favor - le suplicó llevándose una mano a la frente que estaba como para freír un huevo cuando la voz de Fukiyose interrumpió aquel momento violento -. La "chica" - alzó los dedos entrecomillando la palabra con una mirada risueña a Fukiyose que no acababa de disimular del todo su turbación - quiere un vaso de agua.

Fukiyose le sacó la lengua, divertida, mientras se giraba para ir a por un vaso de agua, llevándose consigo la mirada de Sakura. No obstante, Kototsu fue más rápido. Le tendió el vaso mientras Otoya se acercaba un poco más a Mei y Tezuka se acercaba para fulminarle con la mirada más de cerca.

- Aquí tienes, Kazehaya. Y felicidades.- le tendió un paquete rectangular y poco pesado.- No te conozco mucho, y te agradezco la invitación. Por favor, acéptalo.

Fukiyose también se llevó su mirada aunque no por el mismo motivo que Sakura sino porque era más fácil que sostenerle la mirada a Tezuka en aquel momento. Tal vez por eso ni siquiera vio como Kototsu se acercaba con sus andares elegantes de costumbre, tendiéndole un vaso de agua que agradeció con una improvisada sonrisa, observando a su interlocutor.

Siempre había sabido que el chico era guapo pero simplemente era como si Yukino fuera inmune a sus encantos y, de hecho, a la de la mayoría de los chicos. Lo sabía pero era como saber que su armario era de madera, sin efecto sobre su persona. Tal vez por eso no se ponía nerviosa frente a él como la mayoría de las chicas del colegio.

- Gracias - aceptó el regalo, buscando palabras para romper el silencio incómodo ya que no sabía qué decir a aquello. Ella ni siquiera le había invitado. Lo desenvolvió con mucha más prisa de la que acostumbraba, llenando el silencio con el crepitar del papel de regalo que pronto dejó a la vista una preciosa estilográfica negra con dibujos de pétalos de sakura en rosa pálido, increíblemente detallados para lo pequeños que eran -. ¡Vaya! No era necesario Kototsu-sama, pero es muy muy bonita - era de verdad. Nunca había tenido un bolígrafo tan bonito, lo cierto es que sabía hasta mal usarlo -. Así que...¿te comentó Hayane lo de la fiesta? - indagó. No quería decir que al ser la fiesta sorpresa ella no había tenido nada que ver, no sabía lo que le había dicho su amiga.

El chico no varió su expresión tranquila y profesional. No estaba nervioso con haberle dado el regalo, y lo cierto es que nunca había estado nervioso al lado de ninguna persona, siempre manteniendo la compostura y elegancia.

- Hai.- respondió escuetamente.- Me lo comentó hace dos semanas.- primero le dijo que si quería quedar para tomar algo, ante su negativa le dijo que si al día siguiente, y así, hasta que encontró una fecha en la que el chico no tenía ningún tipo de planes.- No pude negarme.- aunque parecía que lo había dicho en broma pues en su mirada había un brillo diferente, lo cierto es que había sido totalmente cierto.

Soltó un escueto "ammm", sin saber qué más añadir. O al menos nada más que no fuera un "ahora en serio, ¿qué haces con Hayane?". Para ella no tenía ningún sentido, es que no tenían nada que ver el uno con el otro y tampoco comprendía qué hacía Kototsu en aquel lugar cuando parecía estar al margen del espíritu festivo.

Dio un sorbo al agua, ganando tiempo para decir algo hasta que al final no le quedó otra que comentar.

- Bueno, Hayane es una buena chica e ir a una fiesta no es una mala manera de pasar el día.

- Hai.- repitió.- Ha sido una buena excusa para ponerme el kimono. Lo cierto es que aún no lo había estrenado. 

Tampoco tenían mucha más conversación. Lo cierto es que Kototsu y su alto cargo en el colegio, siempre habían estado apartados de "la plebe", con mil cosas que hacer para el buen funcionamiento del colegio. El silencio se habría prolongado de no ser por la aparición, por detrás, de una tímida Haruka que lo último que quería era interrumpir.

Haruka:- Anno... Yukino-san. Felicidades.- y agachando la cabeza le extendió un paquete, de los más grandes hasta el momento, bien envuelto y cuidado.- Espero que te guste.

Le sonrió, más por compromiso y porque formaba parte de su repertorio natural de expresiones que porque su comentario le hubiera sonsacado algo parecido a la hilaridad. Esperó ahí, repiqueando en su propio brazo con los dedos de la mano hasta que Haruka vino a salvarla de aquella incomodidad.

- Muchas gracias, Haruka-chan - miró alrededor, sin saber qué hacer con el bolígrafo, que ahora estaba en la cajita. Finalmente se lo intercambió a su amiga para que lo sujetara mientras abría el regalo que resultó ser un bonito vestido muy de su estilo. Los ojos se le iluminaron de felicidad -. ¡Ala, me encanta! ¡Mañana lo estreno!