Partida Rol por web

Hayane:- Itte... itte,itte, itte...

Se quejó pero también se dejó arrastrar. Así, los cuatro juntos regresaron al hotel donde descubrieron que no habían sido tampoco los primeros en regresar. En la sala de estar, sentados en los sillones ya se encontraban los demás a excepción de Mei y Otoya. Haruka estaba incluso dormida ya, apoyada - probablemente sin darse cuenta- en el hombro de Tezuka que pareció aliviado al ver a Yukino de una pieza.

Tezuka:- Encantado.- comentó cuando presentaron a Charlotte, que se había ruborizado un poco.- Pensé que era un primo de Aoi-san quien vendría.

Charlotte:- Mi hermano no ha querido venir. Sufre muchas alergias y no le pareció una buena idea.- comentó con timidez mirando al suelo.

Renji:- Como sea, deberíamos irnos a dormir, ¿no?

Tezuka:- Yo me quedaré hasta que Mei llegue.- obviamente estaba preocupado por su hermana. ¿No tardaba demasiado?

No fue hasta que llegaron al hotel que se permitió sentir el primer vestigio de alegría de la noche, estirando los brazos para desentumecer los hombros rígidos a causa de la tensión. Además, curiosamente la escena de Haruka apoyada en Tezuka más que celos le provocaba una oleada de ternura. Ni siquiera reparó en el sonrojo de Charlotte, quizás porque seguía disfrutando del repentino relax que le producía haber llegado sana y salva.

Eso sí, fue ella la que sonrojó cuando el nombre de Mei salió a colación, recordando de forma poco oportuna lo sucedido en el claro.

- Ah...voy a enviarles un mensaje, me quedo a esperar contigo...

De forma disimulada colocó la pantalla para que nadie viera lo que escribía y buscó el móvil de Mei y de Otoya, escribiéndoles a ambos el mismo mensaje.

"Estamos todos de vuelta en el hotel, sólo faltáis vosotros. Hayane, Aoi-san y yo os hemos visto en el claro...prepárate para el interrogatorio de tu hermana. Tezuka está preocupado, volved pronto".

Tras aquello se sentó al lado de Tezuka, dirigiéndole una sonrisa tranquilizadora.

Con Haruka en brazos de Charlotte, que no pareció tener ninguna dificultad para alzarla y llevarla, todos se marcharon a sus habitaciones entre bostezos y suspiros de cansancio. Renji acababa de percatarse de que dormiría en la misma habitación que Charlotte y estaba como más animado. Tezuka se hizo a un lado en el sofá para que Yukino tomara asiento. ¡Al fin solos!

- ¿Qué tal se dio la excursión?

¿Quién habrá gritado más de las dos?

Tezuka tenía aspecto cansado y preocupado, pero aún parecía tener suficientes energías como para esperar largo rato ahí. Probablemente el afán protector era el que lo mantenía despierto.

Esta vez fue Yukino la que apoyó la cabeza en el hombro de Tezuka, ocupando el lugar que hasta hacía poco había ocupado Haruka, tras lo cual se abrazó a él, colocando un brazo por encima de su barriga. En otras circunstancias no se habría atrevido a hacer un gesto así de buenas a primeras pero al igual que todos estaba agotada y para más inri en su caso se había asustado mucho. Lo único que quería era un poco de calor humano y cariño incondicional.

- Bie...mal - se retractó a media frase, reconociendo por fin lo que había intentado ocultar desde el principio -. Hemos pasado mucho miedo y cuando por fin empezábamos a relajarnos apareció Aoi-san corriendo, gritando y cubierta de barro. Nos dio un susto de muerte - se rebulló un poco, incómoda ante la confesión de su pánico infantil -. No me gustan las pruebas de valor, ni las casas del terror ni las historias de miedo, ya sé que es estúpido pero no puedo evitarlo - masculló, un tanto ruborizada -. ¿Y vosotros?  - preguntó, separándose para mirarle a la cara, apartando su brazo de él para descalzarse y así subir los pies al sofá -. ¿Os lo habéis pasado bien?

La acercó más aún hacia su cuerpo, queriendo proporcionarle protección. Había imaginado que lo pasaría mal, pero no iba a ir detrás de ella si ella no quería y como no lo había expresado anteriormente, por eso decidió ir con Haruka y dejar a Yukino afrontar sus miedos. Aunque más bien la experiencia enseñó a la chica que mejor no repetir y listo.

- Si hay próxima vez, voy contigo.- comentó con intención de hacerla sentir más segura en el futuro. Aunque quizás tampoco sería para Yukino mucha ayuda.

Cuando le preguntó, tardó un par de segundos en contestar mientras jugaba con la mano que Yukino había colocado en su estómago.

- Nosotros bien. La verdad es que Aoi-san es amable y agradable. Al principio habló poco pero...me esforcé por entablar conversación.- y conociendo a Tezuka estaba claro que el "me esforcé" era muy cierto.- Pero nos perdimos y creo que dimos un rodeo largo hasta que aparecimos de nuevo en las puertas del hotel. Así que decidimos quedarnos ya.

Le dirigió una sonrisa desvaída, sin querer pensar de ninguna manera en una próxima vez. Ni siquiera la presencia de Tezuka la salvaría de pasar un mal rato bajo aquellas circunstancias y aunque fue reconfortante contar con su apoyo el miedo y la vergüenza seguirían ahí para torturarla a cada segundo. No, definitivamente no era una idea que se le antojara ni mucho menos atractiva.

Se quedó mirando sus manos juntas mientras el chico le contaba de forma breve cómo había sido su noche, provocando que alzara las cejas con incredulidad.

- No tenéis sentido de la orientación - negó con la cabeza, esbozando por primera vez en lo que iba de noche una de sus sonrisas divertidas que hacían que los ojos le quedaran casi cerrados. Sin pensarlo dos veces se acercó a él hasta juntar los labios en un rápido beso que le dejó con ganas de más, pero no era el momento. Lo cierto es que lo había hecho simplemente porque llevaba deseándolo todo el día y no habían tenido oportunidad de estar solos -. Me...me hace mucha ilusión que hayas venido - confesó con las mejillas ligeramente coloreadas pero sin perder la sonrisa.

Puso una ligera mueca de fastidio ante el comentario sobre la orientación de Yukino, pero lo cierto es que tampoco le había importado no ganar aquel nenúfar extraño. Si de esa manera Yukino iba más tiempo a su casa a estudiar era suficiente para él. Le devolvió el beso, mirándola una vez que se apartó, deseoso de echarla en el sofá y besarla más, pero no era el momento y su preocupación mal disimulada acerca de Mei le impedía relajarse hasta aquellos extremos.

- Yo también me alegro de haber venido.- comentó. La verdad es que había estado planeando cómo decirle sin realmente decir nada a Mei para que le invitara a ir allí con el fin de estar con Yukino, pero la cosa había sido mucho más sencilla. Simplemente Mei le preguntó en cuanto se reunieron en casa.

Le dio otro beso y justo en ese momento la voz de Otoya les interrumpió:

Otoya:- Uy, perdón, perdón.- comentó antes de sonreír.

Él y Mei estaban allí, con el nenúfar en manos del chico. No parecían ni cohibidos ni nada por el estilo. Más bien estaban como siempre, aunque él miraba de forma pícara a Yukino y Mei carraspeaba intentando mirar a otro lado para dar intimidad.

Estaba disfrutando del cálido contacto de sus labios cuando, llamados por el don de la oportunidad, aparecieron Mei y Otoya, la primera aparentemente incómoda y el segundo divertido por la imagen que se habían encontrado al llegar. Como era de esperar ese haber sido pillados "in fraganti" hizo que el rostro de Yukino se tornara rojo al más puro estilo tomate transgénico.

De forma rápida se colocó en el sofá con más rigidez, con las piernas dobladas bajo el trasero como si estuviera sentada de manera formal sobre el tatami, con las manos convertidas en puños sobre las rodillas. Boqueó varias veces intentando encontrar palabras de acusación o disculpa, aún no sabía bien de qué, pero al final no fue ninguna de las dos.

- Ah...etto...ah...¿recibisteis mi mensaje?

- ¿Mensaje?

Ambos se miraron, extrañados mientras Tezuka, aún sentado tan tranquilo en el sofá - haciendo gran contraste con la rigidez de Yukino- jugaba con mechones del cabello de la chica de forma relajada. Cogieron el móvil, comprobando que era cierto que ambos tenían un mensaje.

- Ah, pues es verdad. No tendríamos cobertura en la zona de la laguna o algo.- mostró su nenúfar en alto.- Porque hemos ganado.- comentó añadiendo una gran sonrisa.

Mei lo leyó primero, sonrojándose ligeramente y Otoya terminó unos segundos más tarde, actuando de forma totalmente opuesta a la de Mei. Levantó ambas manos, nervioso, mirando a Yukino antes de tartamudear las siguientes palabras a toda velocidad:

- ¡N-No sé de qué hablas! ¿P-p-por qué ibba a hacer ningún inte-rro-rro-gatorio nadie?- la siguientes palabras solo las vocalizó para Yukino "¡¡Yo ha pasado nada!!"

Mei:- Así que ya estáis todos en el hotel. Supongo que habrá que irse a dormir.

Otoya era tan metepatas como Hayane, o casi. Bueno no, era imposible serlo tanto como Hayane. Se limitó a poner los ojos en blanco, demasiado concentrada en contener un escalofrío de placer por la forma en que Tezuka jugaba con los mechones de su pelo. Le gustaba que le acariciaran el pelo, era uno de los pocos recuerdos que tenía de su madre de cuando ella la peinaba antes de llevarla al colegio.

- Sí, es tarde, los demás ya se han marchado. Haruka-chan ya estaba dormida cuando llegamos - le informó a Otoya, que compartía habitación con ella, para que intentara no despertarla. No creía que Tezuka tuviera nada de qué preocuparse, después de la tensión de la noche y teniendo en cuenta el miedo a la oscuridad de Hayane, seguramente la chica le esperaría tapada hasta la cabeza y con las luces encendidas.

A Tezuka no le apetecía mucho levantarse de allí ni dejar de jugar con el cabello de Yukino, pero supuso que era lo que tenía que hacer, por lo que terminó por levantarse para unirse a los demás en su camino al ascensor que les llevaría a la planta de sus respectivas habitaciones:

- Probablemente se habrá metido en mi cama.

El ascensor quedó totalmente en silencio. Otoya miraba de forma intermitente a Yukino. Quería decirle que no había pasado nada para que Yukino siguiera considerándole buena persona; por su parte, Mei bostezó de forma disimulada y Tezuka acariciaba la mano de la morena a sabiendas de que nadie les veía.

Al final llegaron a la planta y debían despedirse.

Otoya:- Hablamos mañana, Yukino-san.- la miraba suplicante. Aquella noche no iba a dormir, abrazado a aquel nenúfar azul.

Tezuka parecía pensar lo mismo que ella respecto a Hayane, lo que la llevó a darle un apretón en la mano que esperaba que fuera reconfortante. Después de aquel día de locos lo cierto es que se sentía un poco decepcionada que ahora que por fin empezaba a relajarse tuvieran que separarse.

Pero por desgracia el momento del ascensor fue más bien breve y pronto se encontraron en la planta de las habitaciones, donde los tres tendrían que separarse.

- Hai, hai - no sabía muy bien qué decirle a Otoya. No estaba enfadada con él pero quizás sí que algo decepcionada, hubiera pasado o no algo más de lo que ya había visto. Se sentía como cuando descubrió a Tezuka en el restaurante de la competencia aunque en aquel momento se había sentido mucho más abrumada -. Em... - les dirigió una rápida mirada a Mei y a Otoya, poniéndose tensa y avergonzada por momentos hasta que al final no pudo más y, tomando una decisión, se acercó a Tezuka, poniéndose de puntillas, y le dio un beso -. Bueeeenooo, buenas noches - se despidió con una sonrisa nerviosa antes de marcharse con Mei hacia su habitación.

Las chicas continuaron el camino en silencio para no despertar a los que posiblemente ya dormían. Entraron en la habitación que les ofreció un lugar confortable donde descansar. Mei entró primero en el cuarto de baño por lo que cuando Yukino salió por fin, su amiga ya estaba en la cama.

Durante unos minutos, quedaron en silencio pero el sonido de la respiración de Mei indicaba que continuaba despierta, hasta que habló:

- Yukino-san, ¿estás despierta?
 

Le hubiera gustado de todo corazón decir que no por varios motivos. Para empezar porque estaba física y emocionalmente agotada y dormir habría supuesto que por fin obtenía aquel merecido descanso. Otro de los motivos era el hecho de que estaba tensa en su cama, como un palo, oteando la oscuridad con los ojos como platos e imaginando que sombras más oscuras se acercaban a los pies de su cama. Éste motivo había sido el que le había hecho dar un respingo al escuchar la voz de Mei filtrarse en la silenciosa oscuridad hasta sus oídos pero el que quizás tenía más peso en aquel momento era que intuía de lo que quería hablar la rubia y no estaba segura de querer escucharlo.

Por eso, tras dejar unos segundos de margen, contuvo el suspiro que pugnaba por salir de sus labios y primero asintió, aún a sabiendas de que no podía verla en la oscuridad, antes de por fin responderle.

- Hai.

No sabía si se alegraba o no que Yukino continuara sin dormir, pero lo que estaba claro es que ahora no podía echarse para atrás:

- ¿Sabes que Otoya-kun y yo hemos estado en la misma clase dede los siete años? Por aquel entonces él era igual que ahora. Popular, simpático, agradable...- continuaba con la vista clavada en el techo oscuro- Fue mi primer amor. Estuve enamorada de él durante muchísimos años. Recuerdo... recuerdo que me volví estudiosa para llamar su atención. No era la más guapa de la clase, no era la más atlética y tampoco la que dibujaba mejor, así que decidí que sacaría las mejores notas.- pasó a mirar en dirección a donde estaba la chica, aunque no la viera- Aunque puedes imaginarte que no funcionó.

Efectivamente, Mei quería hablar de lo esperado. Escuchó sus palabras en silencio, rodando los ojos en algunos momentos, a pesar de que la rubia no pudiera ver el gesto. Era obvio que era preciosa, los chicos se volvían locos con y por ella tanto por su aspecto como por su carácter fuerte pero sereno. Pero claro, no era el modo más inteligente de llamar la atención de alguien como Otoya, cuya pasión era la música.

- Hasta ahora...

Se calló, porque una amarga idea ocupó su mente pero no se atrevió a decirla en voz alta. Su frase completa iba a ser "Hasta ahora, que estás con Momoshiro-kun". Pero, ¿y si estaba con él precisamente por eso? ¿O si Otoya se había fijado en ella por estar con Momoshiro?

Le pareció que la frase se había quedado inacabada y por eso esperó unos segundos para saber si Yukino terminaría o lo dejaría ahí. Al ver que se había confundido, quedó en continuar:

- Llegamos al instituto, y la cosa no cambió. De hecho... bueno, empeoró, ¿no? Se hizo aún más popular con su música y parecía que terminó por alejarse de mí. Al final apareció Momo... me pidió salir y pensé que era una buena idea. Me olvidaría por fin de Otoya y la verdad es que Momo y yo pegábamos más por así decirlo. Quiero mucho a Momo. No actué de forma egoísta porque también me gustaba. Atlético, inteligente y con personalidad abierta.

Mei parecía haber escuchado parte de sus pensamientos puesto que los completó por ella, quizás no del modo que le habría gustado pero tampoco de un modo que aborreciera. Podía entenderlo aunque no podía evitar sentir un tremendo peso en el pecho. Momoshiro y ella eran compañeros de tenis y amigos, no tanto como con Otoya, Haruka o las gemelas pero sentía aprecio por él y aquello tenía pinta de que no iba a acabar con un final feliz.

Esta vez suspiró de forma audible antes de decir, aprovechando su pausa:

- ¿Pero?

Había escuchado ese pero aunque no lo hubiera pronunciado. O quizás era el uso del pasado cuando habló de gustar.

- Momo tiene sus propios sueños y esos están en Europa.- comentó- Desde hace tiempo sé que lo nuestro no durará mucho, porque... yo no quiero irme a Europa a estudiar y él no se quedará en Japón. Nuestros caminos se separarán, si es que no lo están ya. Por otro lado...- ¿Cómo podía hablar sin que Yukino no la juzgase? Se odiaba por estar siendo tan irracional.- Mis sentimientos hacia Otoya, que creía cicatrizados... esta noche quizás se han vuelto a abrir; no sé qué habréis visto, pero no ha pasado en sí nada. Yo jamás le haría eso a Momo y Otoya... bueno, no creo que tenga grandes sentimientos hacia mí, aunque cuando me ha querido dar el nenúfar, la sensación fue...

El corazón de Mei latía rápidamente, recordando aquel momento.

- Pégame, Yukino...se supone que soy la presidenta del consejo estudiantil, una persona madura y con las ideas claras. Y ahora me rayo por cosas de niños.

Pasó tanto tiempo hasta que Yukino por fin se decidió a hablar que Mei posiblemente pensó que se había enfadado o bien dormido. Era imposible que no juzgara, quizás porque era demasiado compasiva y lo peor es que le estaba costando mucho congeniar la pena por los tres cuando era entre ellos que se iban a hacer daño.

Pero por fin tragó saliva y lo aceptó. Por más que le costara, no era una situación fácil ni sencilla para ninguno de ellos y era normal que Mei estuviera confundida. ¿Cómo se sentiría ella si Tezuka se fuera? Sola, abandonada, triste. Y si además tenía sentimientos por otro quizás recurriría a ellos para aliviar la pena.

- Otoya-kun está enamorado de ti - quizás no le correspondía a ella hacer esa confesión. Pero si Mei iba a darse de cabezazos por lo menos que lo hiciera con toda la información. No sería bueno que tomara una decisión pensando que lo del chico era mero capricho, tenía que saberlo todo -. Me lo confesó hace tiempo. Eres la chica de la que hablaba en la entrevista y atesora cada recuerdo tuyo, tus fotos... todo. No pienses que sus sentimientos por ti no son fuertes - guardó silencio otra vez durante alrededor de un minuto, meditando y dejando que ella reflexionara -. Hoy se sentía muy feliz de estar contigo, poder ir contigo a la prueba de valor, que terminaras aceptando su nenúfar y que luego se lo dieras... - diciendo esas palabras descubría lo que habían visto.

Se calló. Realmente no sabía qué más decir. Quería añadir que Otoya intentaría ser cantante y que eso podría separarlos del mismo modo que Momoshiro pero de algún modo sentía que Mei ya había tomado la decisión aunque aún no fuera consciente de ello.