Partida Rol por web

Puedes ver como Ernesto entra en la casa mientras Elena habla con Héctor y al rato sale con una caja de herramientas. Bromean un poco y se despiden de tu vecino antes de dirigirse a casa. En ese momento ves aparecer a Sofía por las escaleras con un perrito en los brazos.

"¡La Madre que...! ¿Pero qué estoy haciendo?"

Me digo, justo antes de salir cagando leches hacia mi cuarto. ¡Si estoy en pelota, sólo envuelta por una toalla! ¡Como para que abran la puerta, con el vecino y el portero en el rellano, y yo con semejantes pintas a la entrada de mi casa!

De un salto, entro en mi dormitorio, y corro al armario. Extraigo unos vaqueros viejos, una camisa de cuadros tipo granjero, y ropa interior, y me visto a la velocidad de la luz.

Luego, para calzarme, y estando la zapatera al final de la cama, me siento sobre ésta dando un saltito hacia atrás...

...demasiado corto...

...y cayendo al suelo, entre la cama y el hueco.

-¡Auch!- exclamo. Vale, no me he roto el culo, pero casi- Vale, si hoy repartiesen  un premio al torpe del año, ganarías por goleada.

Me incorporo mientras me froto las posaderas con las manos, y luego extraigo las zapatillas de la zapatera. Bueno, al menos me ha dado tiempo a vestirme antes de que lleguen.

Corro al baño, y tomo la pelota de ropa sucia, que recojo en mi armario, hecha una pelota, dentro de una bolsa de deporte, para que no la vean. Ya la lavaré mientras no están...

Se escucha un grito escaleras abajo. La voz de Sofía.

-Espera un momento... ¡vivo arriba! ¡Sube cuando quieras! – Y segundos después os encontráis frente a la puerta de casa Elena, Ernesto y Sofía con Crispy en brazos.

- ¿Quién decía eso? ¿Te hablaban a ti Sofia?

Acaricio al perrito con una mano, mientras saco las llaves y abro la puerta de casa. Entramos todos, y le señalo a Ernesto qué grifo es el del molesto goteo.

- Bueno, peque, hay que hacer los deberes. ¿Has traido muchos? Luego tendremos que ir a buscarle comida a nuestro nuevo miembro.

- Era yo tía Ele, he conocido a una niña que vive aquí debajo. Creo que se llama Laura y parece muy simpática... pero su mamá no me gusta. Parece... Bueno. No me gusta mucho... - Digo contenta al hablar de mi nueva amiga pero preocupada y pensativa al hablar de la que parecía su madre. - Le he dicho que si quiere jugar, que suba a buscarme. Me gustaría volver a tener amigas.

Sigo a mi tía y al señor Ernesto hasta el grifo y mientras me pregunta, abro la despensa buscando algo para merendar.

- No demasiados, además, parecen más fácil que en el otro cole. ¿Hay nocilla? - Pregunto entusiasmada con mi futura merienda.

Al llegar a la cocina Elena, Sofía con el perrito en brazos y Ernesto con la caja de herramientas aparece Amanda a vuestra espalda procedente del dormitorio. Habeis entrado tan directas que no la habeis visto.  Tras el sobresalto inicial el conserje se adelanta con una amplia sonrisa en los labios.

- Venimos a arreglar ese grifo que gotea. En un santiamén habrán terminado todas sus molestias. - Dicho esto se acerca al grifo y empieza a desmontarlo.

- ¡Ey! Que gusto que ya estés de vuelta. Me acerco para darle un beso en la mejilla, mientras la evaluo con la mirada.

- ¿Qué tal ha ido todo? Como ves hemos adoptado un nuevo miembro... Espero que no te enfades. Ernesto lo encontró, y a Sofi le hacía muchísima ilusión. Además, nos ocuparemos nosotras, ¿verdad, peque? - Miro a la niña guiñándole el ojo, y vuelvo hacia mi hermana- Hay que ir a comprarle algo de comer al peludo, ¿tenemos nocilla o la traigo? Como estás tú, Sofía puede ir haciendo los deberes mientras yo voy a comprar.

¡Hola mami! - Exclamo como si hiciera años que no la veo y haciéndole un poco la pelota por el tema del nuevo compañero de piso.-  ¿A que Crispy es preciosisérrimo? No le eches de casa, ¡por favor! Entre la tía Ele y yo nos haremos cargo, no tendrás ni que oirlo sino quieres...

Cambio de tercio rápidamente por si acaso le da por protestar y le pregunto - Por cierto, si sube una niña, ¿la dejarás entrar en casa? Es una amiga mia y vive en el edificio... Laura creo que se llama... ¿La conoce usted señor Ernesto?

Ante el aluvión de palabras que me sueltan, me hago un lío para contestar, y de mi boca sale un "palabro" incomprensible, al intentar responder a todo a la vez:

-Mmssísinotatobienoooperoespera...

Trago saliva, hago una pausa, y vuelvo a ser dueña de mis palabras. Hoy estoy exageradamente torpe:

-A ver, por partes. Buenas a todos, gente. Ernesto, gracias por ayudarnos con el grifo de la cocina. Ayer de noche descubrimos que goteaba, y pensaba hablar con usted yo misma, pero aún no me había dado tiempo- ahora, en voz baja, pero que se oiga lo suficiente (sólo bajo la voz por vergüenza)- No me han dado el trabajo, nenis...

Eso sí, obvio el decirles todo lo demás. Hay cosas tan sumamente bochornosas que prefiero guardarme para mí.

Miro al cachorrillo, es una monada**. Me encantan los perros, y asiento a las peticiones de ambas de quedárnoslo. Así me hará compañía por las mañanas mientras limpio la casa y hago tareas, ya que mientras esté en el paro ése será mi único trabajo. Me acerco a él y le doy un par de silbidillos para que me haga caso. Al acercarse a mí, da un brinco y me da un lametazo en la cara, lo cual resulta bastante cómico, pero hace que al momento me caiga simpático. Le doy un par de caricias y un par de palmadas en el lomo, y lo dejo seguir correteando por la cocina.

-No he ido a la compra- les digo, a ambas- No me ha dado tiempo. Acabo de llegar y me he dado una ducha. iba a salir ahora. No, no hay nocilla, pequeña- digo, dándole un beso en la mejilla a mi neni- Pero podemos ir ahora a por ella. ¡Ah! También habrá que comprarle una camita a... ¿Cómo dices que lo has llamado?- "desde luego, mi niña es única escogiendo nombres horteras. Podrías haberlo llamado Tequila, Rodolfo, Camember o Atila, que son nombres más simpáticos", me digo, pensando en el nombre que tenían los hamsters que tuve en mi infancia- Necesitará un baño también, y croquetas, y chuches perrunas, y correa, y una chapa identificativa de esas de metal, con forma de huesito, y un cepillo...- digo, indicando con mis dedos de la mano derecha que voy contando todo el montón de cosas que le hemos de comprar al nuevo miembro de la familia. "bueno, seguro que es más persona que el que acaba de salir de ella" pienso, rememorando a mi "fantástico" ex-marido- Ah, y lo de tu amiga... ¿Por qué no? Pero espera a que limpiemos la casa, ¿eh? Nada de traerla con el piso aún hecho un cristo.

- Ellos se lo pierden nena. Ya saldrá algo. - le respondo en voz baja, lejos de los oidos de Ernesto. Luego la veo socializarse con el perro. Eso es bueno, nada como un perro para devolverte la fé en la vida.

- Vale, aparte necesidades del nuevo príncipe de la casa, si hacemos la lista de la compra, iré a por todo. Ayudas a Sofi con los deberes, y cuando venga, hacemos la cena, y ... charlamos. La miro significativamente, es un luego me cuentas qué pasó.

- Ernesto no sabía que había más niños en el edificio. Será agradable para Sofía tener una amiga aqui.

Saco de mi cartera un folio y un bolígrafo para empezar a anotar lo que hay que comprar.

Ante sus palabras de ánimo, esbozo una sonrisa, pero no puedo evitar que se me humedezcan los ojos. No, no puedo contar cómo fue mi mañana. Ha sido tan bochornoso que no... No puedo ni pensar en hablar de ello. Me he sentido ridícula, y hablar de ello me hará volver a recordarlo. No. Pienso enterrar esta mañana en el fondo de mi mente, y este recuerdo, de allí no saldrá jamás.

Me seco los ojos disimuladamente, esbozo la mayor de mis falsas sonrisas, y me pongo a hablar de otra cosa.

-Bueno, ve anotando entonces. Hace falta todo lo del perrillo, nocilla, leche, detergente, patatas, yogures, pero me los traes naturales y de los de sabores, aceite...- sigo enumerando lentamente cosas que quiero que me traiga, cuando termino, inspecciono la lista- ...Hum... Me olvidaba el champú. Creo que con eso ya está todo. ¿Se os ocurre algo más?- sigo hablando mientras- Yo me quedaré durante la reparación, y ayudaré a mi neni favorita con sus deberes- "Pero no mucho, que hay veces que no sé las respuestas... Le queda poco para pasarme de nivel. Yo es que de conocimiento del medio voy muy escasa" pienso, algo avergonzada- De paso, a ver si limpio un poco la pocilga, y la convierto en un lugar habitable.

Me acerco a mamá y le tiro de la camisa de manera que cuando se agacha le doy un beso en la mejilla. Muchas veces no me entero de lo que pasa a mi alrededor, pero sí que noto cuando mami está triste... y no me gusta verla triste.

- ¿No puedo acompañar a la tía Ele al super? Es que aún no conozco el barrio, mami... - Digo tratando de retrasar en lo posible mi cita con los deberes de clase, aunque sin mucha esperanza. Me dirijo hacia Crispy y le cojo en cuello mientras le pongo carita de pena a mamá.

Miro a Amanda, esperando que ella decida si me llevo o no a la niña. No parece estar muy animada, y yo creo que la cháchara de Sofi haciendo los deberes le sentaría bien... Pero ella sabrá.

-Esssto.... Vale- le digo, si es que no hay nada que sea capaz a negarle, pero no niego que no me agrade la idea de posponer MI cita con SUS deberes- Pero a la vuelta ya sabes lo que te toca, hasta la hora de cenar, empollar.

Miro a Ele, como esperando que no me eche la bronca por ceder.

Me encojo de hombros disimulando un suspiro.

Anda que cualquiera te pone frente a 25 como esta.

- Vamos bichillo, ya has engatusado a mamá. Pero dame la mano, que no quiero tener que andar buscándote. Venimos ahora Amanda.

Le lanzo un beso, y salgo por la puerta con Sofi de la mano.

- ¡¡ Adios mami!!

Me despido con la mano y mi mejor sonrisa falsa en el rostro. No estoy para sonreír, pero ellas se merecen la mayor de mis sonrisas, aunque por dentro me sienta aún fatal por el ridículo matutino.

Me siento en una silla mientras el conserje termina de arreglar el grifo. Tomo en mi mano el diario del día, y comienzo a repasar de nuevo la sección de empleo, a ver si hay algo que yo pueda hacer, alguna oferta con la que meter dinero en casa, que no puedo hacer a Ele cargar con toda la economía, y menos, hacer que sea ella quien se ocupe de mantener a mi hija.

Ernesto termina de arreglar el grifo en un santiamén sin ningún problema y se marcha a devolver las herramientas que le ha prestado vuestro vecino Héctor, dejando a Amanda inmersa en la búsqueda de empleo. Con un bolígrafo rodea cuidadosamente las ofertas más interesantes y llama para concertar citas: dos para el día siguiente, una de ellas en una agencia de viajes, un trabajo que conoce y en el que tiene experiencia.

Por la noche, cuando ya se encuentran las tres nuevamente reunidas en torno a la mesa, se lo cuenta esperanzada a su hermana. Mientras, Sofía le da comida a Crispy disimuladamente bajo la mesa, quien tras vaciar su plato se ha metido bajo la mesa a juguetear con la niña.

Al cabo de un rato el perrito se aleja por el pasillo en dirección al dormitorio buscando un rincón cómodo en el que tumbarse. Husmea el aire un instante antes de entrar y de repente le veis recular gruñendo y ladrando hacia la oscuridad.

- Gggggggruau!!! Wuff!!! Woff!

Escucho a mi hermana en silencio mientras cuchicheamos. El perrito ya se ha ido a dormir, y miro pensativa a Sofi...

- Amanda- digo en voz alta- ¿No es hora de que las niñas buenas se vayan a la cama?

Mis ojos lo dicen todo. ¿Qué ha pasado, nena? ¿Qué me ocultas? Es hora de que hablemos.