Partida Rol por web

Las ambulancias comenzaron a llegar, eran 3 o 4, y el medico llevo al personal de estas hacia los mas graves, y que seguían con vida, una de esas personas era kathya, uno hombre te sustituyo oprimiendo la herida y se la llevaron rápidamente a la ambulancia, había que llevarla a un hospital rápidamente.

También llegaron varios coches de policía que comenzaron a acordonar la zona y alejar de allí a la gente por seguridad, incluido a ti. En el momento en que llegaron los artificieros a examinar la zona viste llegar a tu otro coche. con mas personal, tu guarda espaldas herido permanecía a tu lado, pues no era de los mas graves.

-señor, el coche esta aquí, que hacemos?

De repente se le ocurrió una idea, y era su fría y calculadora mente de líder la que se lo sugirió. ¿Qué ocurría allí? Un atentado, alguien quería arrebatarle la vida sin importarle cuántas otras se llevaba con él. Ahora él estaba sin un rasguño, pero eso no quitaba para que supiera que había decenas de cámaras de aficionado grabándolo todo. El morbo por el dolor ajeno era demasiado atrayente como para no hacerlo.

- Escúchame - dijo, agarrándolo por la manga y trayéndolo hacia él. El guardaespaldas era mucho más alto que Werner - Ayudad a la gente, ayudad a los servicios de urgencia y controlad las salidas. Voy a asegurarme de que toda esta pantomima acaba bien.

Dicho y hecho, se puso a ayudar a los heridos con la mejor de sus sonrisas mientras sus hombres se disponían a cumplir con su tarea. En las noticias saldría cómo el líder de un país tan duramente castigado por la opinión pública arriesgaba su vida y su salud para ayudar a las víctimas de un atentado.

Tu y todo tu equipo comenzasteis a ayudar a los heridos, muchos de los cuales eran periodistas que habían ido allí a verte. Entre los servicios de emergencia y la ayuda que proporcionáis tus hombres y tu, pronto volvió a reinar la calma, dentro de lo posible.

Pese a tus ayudas, muchos seguían mirándote con recelo, con ganas de que te fueras, no te era difícil adivinar que preferían tenerte lejos por miedo, después de todo, tenían claro que el objetivo de aquel ataque habías sido tu, pues no había nadie más que fuera importante por allí.

Uno de los pocos que se te acerco fue el médico del centro de ancianos, que tenia las ropas llenas de sangre, y las manos también.- gracias por la ayuda señor von Doom, creo que yo me voy a descansar.-y luego se dio media vuelta y se encamino al centro de ancianos.

- Malditos indeseables, ¿os creéis tan el centro del universo que no os dais cuenta de cuando alguien os ayuda? - pensó el joven mientras observaba las caras de desprecio de la gente a su alrededor - Algún día os quitarán esa expresión de soberbia de la cara.

Ordenó a uno de sus hombres que trajera el coche lo más cerca posible y esperó por si algún periodista quería hacerle una entrevista, y si no era así, se dirigió al vehículo para marcharse al hotel, darse una buena ducha y pensar en lo sucedido.

Los periodistas que no habian resultado heridos, se habian marchado ya a escribir sus reportajes, quedaban por alli algunos fotografos que te sacaron fotos antes de que te fueras, y tambien mientras ayudabas a la gente.

Montaste en tu coche y volviste a tu habitacion temporal a asearte y pensar, antes de llegar alli, te llamaron para decirte que Kathya estaba fuera de peligro en el hospital. y cuando llegaste a tu habitación, tu telefono volvio a sonar, esta vez era Hans con noticias sobre el grupo de personas que le habias encargado encontrar.
- Señor, me temo que no he podido encontrar a nadie profesional, parece que debido a que ultimamente el ejercito tiene mucha presencia en los alrededores, ha desaparecido casi todo el mundo, como mucho podria contratar a unos aficionados, y ya sabe lo que pienso de los aficionados, pero si quiere....

Al otro lado del teléfono, Werner von Doom había escuchado sus palabras con detenimiento, y como única respuesta Hans sólo pudo escuchar cómo la comunicación se cortaba. Si hubiera estado en la habitación habría visto cómo el teléfono se derretía con unas siniestras llamas verdosas hasta reducirse a una masa gelatinosa que el latveriano ni siquiera se dignó a mirar. Estaba furioso.

Esos norteamericanos estaban dispuestos a intentar asustarle para que volviera a Latveria y se escondiera en el agujero más profundo que hubiera. Pero los von Doom no eran así. Habían erigido una formidable nación desde la nada, y considerando que sus abuelos no eran más que vagabundos, eso era decir mucho de sus habilidades. Él no era menos, y lo iba a demostrar pasara lo que pasase.

Ordenó a su equipo que buscase una sustituta para Kathya inmediatamente, e hizo los preparativos para realizar un ritual para despejar la mente. 

comenzaste con los preparativos del ritual,pues debias tomar las decisiones con cautela y sangre fria, antes de acabar con los preparativos del ritual ya habia una sustituta para kathya, su ayudante, que era la mejor occion, pues al menos estaba al tanto de muchas cosas, llamaron a tu puerta justo antes de comenzar el ritual- se..señor von doom soy Bred, el ayudante de Kathya.-dijo algo cortado desde el otro lado de la puerta.

Afortunadamente, no había comenzado con los preparativos. Si no, Bred se arriesgaba a ser duramente castigado por entorpecer sus meditaciones. Había cosas que no soportaba, y era que le importunaran con asuntos triviales.

- Dime - dijo, secamente. Estaba con el torso desnudo y vestido con sólo un pantalón cómodo de seda color burdeos. Su cuerpo estaba recorrido por unas pocas cicatrices, regalo de los intentos de asesinato que había sufrido a lo largo de su vida. Podría haber hecho que desaparecieran, pero prefería mantenerlas ahí, como un recordatorio de que nunca había que bajar la guardia. Su colgante mágico, con una hermosa esmeralda engastada, reposaba sobre su pecho.

-Si señor, queria saber señor, si la visita a la pequeña Latveria, se llevar a cabo mas tarde señor.- Notas al joven vastante incomodo y nervioso,posiblemente porque nunca ha hablado contigo directamente, a lo sumo por telefono, cogiendo algun recado para kathya.

Suspiró, conteniendo la bofetada que pensaba darle al muchacho. No quería un gato asustadizo como asistente, sino alguien con nervios de acero que fuera capaz de plantarle cara y asumir las consecuencias. Pero tenía razón, demostraría mucho más si continuaba con su agenda en vez de esconderse tras el atentado.

- Prepáralo todo. Voy a ir y le demostraré a todo el mundo de lo que es capaz Werner von Doom.

El ritual podría esperar.

Si, señor Von Doom- respondio inmediatamente para escuchar despues sus pasos alejandose rapidamente de la puerta, unos minutos mas tarde te comunican que tu coche esta listo y revisado al 100%.

No podía vestir de cualquier manera. Se suponía que debía de vestir acorde a su posición, sin olvidar que iba a visitar a antiguos refugiados que habían traicionado a su padre buscando el abrazo de los Estados Unidos. Siendo honrado, muchas de las ideas de Victor von Doom eran nefastas, pero todo lo hacía por el amor a su patria. Que algunos no comprendieran su visión era censurable, pero él no se encontraba en una posición en la que juzgar a nadie públicamente. Ya habría tiempo para ello.

Mientras se dirigía a la cafetería, se encargó de que sus hombres se desplegaran de forma anónima y camuflada por los alrededores antes de que él llegara. No iba a permitir que nadie atentara contra él en un lugar como ese, ya que pretendía calmar las cosas, no caldearlas. Así mismo, mientras viajaba junto a él, el tembloroso Bred se encargaba de filtrar los medios de comunicación que iban a recibir la noticia acerca de la misteriosa visita del diplomático.

Dispusiste todo para que esta vez no pudiera pasar nada malo en tu visita, en aquella cafeteria, se encontraba un gran tesoro, el poder demostar que no eras tu padre, depues de todo la cafeteria, estaba ocupada por gente que no simpatizaba demasiado con tu padre, pese a ser de Latveria, podias ganartelos y conseguir que la prensa lo viera, seria muy buena publicidad.

-Señor, la prensa ya se ha enterado de su visita , enviaran a alguien pronto a corroborar la noticcia.- te dijo, bred algo inseguro justo cuando salias del veiculo y veias la cafeteria, no tenia nada de especial, parecia una cafeteria normal y corriente.

Con el colgante bajo la camisa y los anillos de poder en sus manos, Werner se bajó del vehículo, no sin antes dejar bien claro que quería guardaespaldas de paisano por la zona. No iba a permitir que le encontraran con la guardia baja de nuevo tras el encontronazo de la cafetería. Que, daba la casualidad, aún no había castigado al responsable de dicha incompetencia.

Entró en el establecimiento haciendo sonar la pequeña campanita de la entrada, y dejó que su presencia hablara por sí misma.

Todavía había gente rezagada comiendo algo, y muchos otros simplemente estaba tomando un café, o algún licor, te llamo la atención un cartel en el que ponía. "Hay Licor de latveria”. Apenas habían pasado un par de segundos desde que habías entrado cuando los ruidos  típicos de la cafetería y las voces de la gente, comenzaron a apagarse, a decrecer, hasta que se hizo el silencio mas absoluto. Todas las miradas estaban puestas en ti.

Tenía una expresión facial preparada para casi cada ocasión, y en ésta quería utilizar la sonrisa de "Soy amable, pero no me estoy riendo de vosotros). Una vez que todos en el local hubieron visto aquella sonrisa, se dirigió a la barra como uno más y pidió un café con abundante leche, como le gustaba. Quería ver qué quedaba del orgullo latveriano en aquel lugar, y para eso iba a dejar que fueran ellos los que tomaran el primer paso.

- ¿Es usted el dueño? - preguntó al camarero - Es un bonito lugar.

El camarero asiente con la cabeza ante tu pregunta de si es el dueño, acto seguido sin moverse ni empezar a preparar el cafe pregunta.- ¿que quieres?- El hombre esta serio, pero en principio no parece verdaderamente agresivo.

Alzó las manos, mostrando las palmas, en un internacional gesto de que no buscaba problemas.

- Sólo quería ver cómo era la vida de mis compatriotas en los Estados Unidos - dijo, alzando paulatinamente la voz en una ensayada maniobra - Gente que tuvo que buscarse la vida más allá de Latveria, intentando llevar el pan a sus mesas. No vengo como enemigo, vengo como el hombre que heredó un país fragmentado y que quiere saber qué ha sido de la gente que tuvo el valor de ir en busca de un futuro.

El hombre sigue serio, pero habla.- Muchos hechamos de menos Latveria, pero aunque este pais sea una mierda, al menos podemos elegir a quien gobierna democraticamente.- Mientras habla, el camarero, hace un cafe y te lo sirve mirandote directamente a los ojos.- y disfrutas de tu "herencia"?- el sonido de la ultima palabra  tiene una especial fuerza.

Delicadamente, movió la cucharilla en el café, viendo cómo ambos líquidos se entremezclaban perfectamente para dar como resultado uno de los productos más consumidos en los Estados Unidos, aunque en Latveria era más habitual las infusiones de hierbas.

- Bueno - respondió, sin alterarse lo más mínimo. Werner estaba acostumbrado a lidiar con Jefes de Estado y Generales sedientos de sangre, un camarero cualquiera no le ponía siquiera nervioso - No es el agujero que era cuando reinaba el Barón Tristán, y tampoco un páramo desolado dejado de la mano de los dioses. Supongo que llegarán noticias hasta este rincón del planeta.

La época del Barón Tristán fue una de las más oscuras de Latveria. En pleno epogeo de la alemania nazi, fue gracias a él que los alemanes entraron en el país y comenzaron con sus sus infernales experimentos. No fue hasta que Victor von Doom, liderando una revolución junto al pueblo gitano de Latveria, que se pudo expulsar tanto a Tristán como a los nazis. Werner quería que fueran los mismos clientes de la cafetería quienes sacaran conclusiones, ya que el pueblo tendía a sentirse más libre si pensaba que había tomado sus propias decisiones.

- Uhm - dijo, llevándose el café a los labios y bebiendo apenas un sorbo - Es bueno.