Partida Rol por web

Flotas en la oscuridad más absoluta, y casi como si de un cine se tratase , frente a ti en una pantalla que se sustenta en el vacío, comienzan a sucederse imágenes, al principio te desconcierta, pero pronto comprendes que son recuerdos, sí , eso debe ser, y todo lo que ves forma parte de algún tipo de sueño, o de pesadilla.

No siempre ves una imagen, o escuchas un sonido, lo que es seguro, es que retienes cada sensación. Hace poco, la imagen de aquel hombre de anchas espaldas, ahora lo ves nítidamente, no es de metal, pero con gran facilidad se abre paso atreves del metal para llegar a ti, para arrancarte de las garras de tus captores. Enseguida son los militares los que entran en escena, o al menos eso intuyes por los sonidos que escuchas a tu alrededor, balas silbando, compañeros gritando, y pasos decididos dirigiéndose hacia ti bajo una voz ronca y cruel. Todo comienza a sucederse cada vez más rápido, tus amigos ladrones, la sonrisa triste de tu padre y ese brillo en sus ojos, la primera vez que recuerdas haber comido un pastel de manzana, el chico que grito y casi muere por rozarte aquella vez, e incluso la primera chica que te gusto. Pronto entiendes que todo va marcha atrás, tu vida , tu presente y pasado circulando delante de ti como si quisiera sacarte algo de dentro, y cada vez más cerca ese momento que temes, esa sensación que aún algunas noches recuerdas y que casi te hace llorar. Si más, sin que puedas levantar una barrera en tu interior, escuchas el grito de una mujer, y sientes como una vida es arrancada de la manera más dolorosa posible, pero incluso entre ese grito desgarrador, y ese dolor, sientes calma, felicidad, una calma y una felicidad que solo puede darnos aquella persona que nos ama de  manera incondicional, una madre.

Cuando despiertas te ves envuelto en sudor, en un cuarto espacioso, sin ventanas, pero con grandes pantallas que simulan espacios abiertos, la decoración es sencilla, pero muy funcional. Comienzas a recobrar el sentido, si ahora recuerdas toda la pasada noche. Todo sería quietud, todo calma, pero pronto por encima de todo silencio se alza el sonido de ,¿música clásica?. No reconoces la pieza, ni te importa, al menos es una señal de que no estás solo.

John y Dimitri te acompañan diligentemente hasta otra limusina, distinta a la que suele usar Angela, ves el contraste entre los dos, mientras que Dimitri se mantiene calmado y frio como un tempano de hielo, John es todo un poema, no deja de hacer gestos, y se le ve bastante nervioso, te resulta raro, ya creías que se le había pasado el estado de nerviosismo en el que se vio sumido con la visita militar, es posible que no fuera por eso, en cualquier caso, prefiere no decir nada.-Tranquila chica, vas a estar bien.- Te dice como respuesta cuando ve que lo miras mucho, sonriéndote.

El camino lo hacéis prácticamente sin que ninguno habléis, parecen preocupados por algo, y cuanto más pasa el tiempo, más evidente te resulta que el motivo de su preocupación es Angela. Pronto llegáis a una esquina de Brooklin, y debe ser la mencionada por Angela cuando paráis. Dimitri os hace una señal para que reparéis en la figura de un joven, que acaba de surgir del callejón de la derecha, una figura que hasta hace solo unos instantes no estaba ahí.-Ese es. Suerte pequeña.- Dice, con marcado acento Ruso, y con una media sonrisa .John se baja y te sostiene la puerta, cuando sales te da un abrazo, y quizás sus manos pasen demasiado cerca de donde no debería, pero solo un instante claro.- No te preocupes, si Angela dice que es seguro, lo es. Nos volveremos a ver muy pronto, estoy seguro cielo.- Finaliza para después darte dos besos, uno en cada mejilla, entra en el coche, y con su mano se despide mientras arrancan y se marchan, dejándote allí sola con el desconocido (Heller XP).

-Tranquila chica, vas a estar bien.
-¿Y Ángela, estará bien? Me siento mal John, quiero ayudarla. Dile que si van a por ella me cargue todas las culpas, que diga que la manipule con mis poderes... no se. Lamento tanto este lío, y os debo tanto, a ti y a Dimitri también . Gracias chicos.

Mientras la limusina recorría las calles de Nueva York Susan trataba de recordar el camino, pero desistió; no conocía la "Gran Manzana" y todas las calles comenzaron a parecerle iguales.

-¿Con quien vamos a encontrarnos?- preguntó y justo en ese momento llegaron a su destino. El coche se detuvo y Susan reparo en aquel sujeto. Se despidió de John y Dimitri y al escuchar el "Suerte pequeña" del chofer comenzó a sentirse nerviosa; no hacia ni medio día que les conocía pero se sentía segura a su lado y la verdad no queria separarse de ellos. Se despidió con la mano mientras la limusina se alejaba. Se fijo mejor en el amigo de Ángela mientras se acercaba a el. Su porte, su forma de vestir "otro ricachón?" pensó Susan, "bastante atractivo, parece salido de un catalogo de modelos", en su rostro no se reflejaban sus pensamientos.

-Hola, soy Susan.-dijo extendiendo su mano a Heller

Heller había tenido tiempo suficiente para controlar su entorno, y cerciorarse de que nadie les había seguido ni nada parecido, podía centrar toda su atención en la que, según Ángela era la hija del Doctor Extraño, si podía unirla a su causa, y era cierto que disponía de habilidades mágicas, podía ser una gran ayuda para todos ellos. Sus enemigos contaban con mucha tecnología, avances increíbles que rivalizaban con sus mejores diseños e ideas, o lo intentaban en la mayoría de los casos. Pero la magia era algo distinto, por lo que había estudiado y aprendido, la magia era un atajo para hacer las cosas, algo fuera del alcance de la tecnología de la mayoría de seres vivos, y una gran ventaja.

"Vaya, es guapa", fue su primer pensamiento cuando la vio salir de la limusina.- Un placer Susan, yo soy Heller Zemo.- Dijo estrechándole la mano con una media sonrisa.-No debes preocuparte, estas entre amigos. Sígueme, te llevare a un lugar seguro, allí podre quitarte eso.- Señalo el brazalete de la joven, estaba convencido al 98,7%, de que era capaz de desactivar la trampa explosiva del brazalete, y quitárselo sin problema, claro que le llevaría tiempo. Héller comenzó a andar, esperando que la joven lo siguiese, y mirando de forma disimulada en ocasiones a tejados y esquinas.-Cuando lleguemos podremos hablar con tranquilidad, y de paso podre ofrecerte algo de comer y beber si así lo quieres.- Dijo algo ceremonial, un poco rimbombante.

Andais hasta una vieja barbería.

Con amabilidad te invita a sentarte en una de las sillas, para tu sorpresa no está llena de polvo, y cuando te dejas caer sobre ella, te parece que está en mejor estado del que aparenta. Heller se sienta en la que está junto a ti, y primero tira de la palanca de tu silla, y luego de la suya.- No temas, solo será un momento.- Dice con voz tranquila, mientras las sillas hacen un ruido metálico, de engranaje, y comienzan a descender por una especie de tubos de metal, tapándose la entrada sobre ti, y dejándote a oscuras, salvo por una luz, que ves acercándose desde tus pies, lentamente, a medida que desciendes.
(Leer descripción abajo).

Se giró un instante a Susan.- Vamos al taller, por aquí, de camino te enseñare un poco el lugar.- Habla algo distraído, comprobando paneles y luces a su paso, aun que sin detenerse a tocarlos, solo observándolos a medida que los pasaba.

"Heller Zemo?"*

Cuando Heller acerco un poco su mano para señalar el brazalete, Susan instintivamente retiro su mano fuera del alcance y le miro con los ojos muy abiertos, evidentemente asustada.

-Noo- intento reprimir el grito y su voz sonó un aguda lo que le hizo sentirse un poco tonta- lo siento... no se lo he dicho a Ángela ni a los demás, no quería asustarles; los militares me han dicho que si intento quitarmelo explotara.

Acompaño a Heller por las calles desiertas, veía como este tomaba las precauciones necesarias mientras se acercaban a su destino. Susan esperaba otra cosa, había pensado en una casa, un pequeño edificio de oficinas... no aquella ruinosa barbería. Mirando a todos lados intentando descubrir donde estaba el "truco". Se sentó en la silla que le indicaba Heller y esperó; por un segundo se pregunto si aquel apuesto joven no estaría loco o algo por el estilo. Cuando la silla comienza a descender encoje brazos y piernas por la sorpresa, "pero que diablos..." rápidamente cruzaron por su mente imagenes de las series de television sobre espías, y asombrada dejo escapar una débil carcajada. Siguió a Heller por los pasillos, que se le antojaron surrealistas, se iba quedando un poco atrás mirando todo con interés y tuvo que dar una pequeña carrerilla para alcanzar a su guia.

-Heller...?-le llamo mientras se acercaba, él se giro.- ¿que es este lugar?... pensé que Ángela me mandaba a una de sus empresas o algo así... esto parece un Bunker.- una palabra leída en algún comics cruzo por su mente- es su... Guarida?- no pudo evitar sonreír ante lo tonta que le resultaba su pregunta.

Breiz observaba a su alrededor el cuarto donde había dormido, recordando rápidamente lo que había vivido la noche anterior. Mientras tanto, sus manos palpaban su cuerpo como un ritual estricto. Cuando tenía esos sueños solía despertarse desnudo. Había probado muchas formas diferentes de evitarlo, pero lo único que realmente le había funcionado era tener siempre ropa extra en un lugar apartado por más de un metro de su cuerpo. Ahora realmente no llevaba mucho, y hacía ya varios días que andaba solamente con la ropa que tenía puesta. Era con la ropa con la que se había despertado en ese momento. La vigilia solía entristecerlo a esos momentos de la mañana, el abrir los ojos para escapar de los mundos oníricos lo alejaba de su madre. Se sentía desolado como muchas otras veces en las que perdía el rumbo. Allí había mucha gente que estaba escapando como él o que al menos pretendía dar ayuda a quienes lo hacían, pero aún así se sentía solitario e incómodo. Quizá había cosas que no podía percibir, pero lo cierto es que no sabía nada. Me gustaría saber algo de esta gente y este lugar... pero...
No podía decidirse, realmente creia que involucrarse incluso en un diálogo sincero con cualquier otra persona, sería simplemente para dañarla. Ese hombre enorme, Fred, parece invulnerable, pero creo que podría matarlo tambien si tengo algún accidente. El resto estoy seguro que están en peligro alrededor mío. Hizo un esfuerzo para recordar algunas palabras y frases sueltas que dijeron mientras aún estaba sedado. El rubio sabe, todos deben saber... susurró con un tono quejoso. Darse cuenta de aquello lo hacía sentirse vulnerable como nunca lo había estado. Conocían lo peor de su ser, lo más depravado y monstruoso de lo que era capaz, y quizá si sabían tanto, tendrían conocimiento de la gente que había perdido la vida por ayudarlo o simplemente por entregarle su amistad.
¿Qué buena impresión podría darle a nadie?
¿Cómo podría mirarlos a la cara?

Apretó los dientes de impotencia, cerrando los ojos mientras su ceño temblaba. Lágrimas rodaron por su rostro mientras su cara se volvía colorada y un nudo en la garganta lo asfixiaba. Tengo que estar solo... usó los puños sucios de su campera para secarse el rostro, pero la sensación de agobio, ira y vulnerabilidad no lo dejaba.

Heller caminaba sin desviarse lo mas mínimo de su ruta, tan solo extendiendo una u otra mano a izquierda o derecha para explicar lo que había en las salas que dejaban a uno y otro lado. - Por cierto, no tienes por qué alarmarte, he visto esos brazaletes antes, su diseño es complejo, pero estoy familiarizado con él, podre quitártelo sin ningún riesgo importante, claro que me llevara tiempo, una hora quizás, tal vez más.- Dijo parándose solo un segundo para girarse un poco y poder darle la cara a su acompañante mientras le hablaba, para luego reiniciar su caminar.

De nuevo Heller se detuvo, coincidiendo las preguntas de la joven, con la llegada a su destino.- El taller.- Su tono era serio, bastante neutro, aunque pronuncio esas dos palabras con bastante espacio entre ellas, dándole cierto parecido a la forma de hablar de un maestro de ceremonias, o tal vez a un mayordomo solemne, de alguna película clásica inglesa. Con un gesto de la mano la invito a pasar, y espero a que ella pasase para seguirla. - Se podría decir que si es su guarida.- Dijo pensativo.- La mía también, y la de todo aquel que así lo quiera.- Sus palabras estaban llenas de intención, el lugar era un refugio en el sentido más amplio de la palabra.- Hace algún tiempo adquirí estas instalaciones, o mejor dicho, todas las propiedades con accesos a este lugar, y borre la existencia de esta instalación del único archivo en el que se encontraba.- Heller aguardo un poco, esperando la reacción de la joven, mientras la invitaba a tomar asiento junto a una mesa de trabajo.- Pon el brazo así , eso es.- Le indicó, para luego coger unas herramientas poco comunes  con aspecto bastante futurista, y sentarse junto a la joven, para comenzar con la desactivación del potente explosivo.

-Es un refugio, Susan, perdona,¿puedo tutearte? - Siguió hablando.-Para todo aquel que como tu o como tantos otros,que tienen dones especiales, dones envidiados por algunos en cuyas manos, por desgracia, reside mucho poder.-Se detuvo un instante para mirarla fijamente.- Y también es una base de operaciones, para todo aquel que como Angela o como yo, y algunos más, nos atrevemos a luchar para cambiar las cosas.- Prosiguió a lo suyo, con la cabeza gacha, y la mirada fija en el brazalete, mientras soldaba con cuidado las primeras capas de este, cortándolas muy lentamente. Luego sonrió un poco.- Pero no me entiendas mal, no somos terroristas ni nada de eso... Por cierto avísame cuando te aburra, cuando me concentro en algo, o estoy muy callado, o hablo sin parar. Aguarda un segundo, voy a por un par de gafas con filtro.- Heller se levanto para buscar las gafas, y volvió con un par, uno para la chica, y otro para él.-Toma.-Dijo pasándoselas.-Bueno, todavía no te voy a asustar con mis locas ideas, puedo esperar unos minutos antes de eso.- Comento Zemo de nuevo sonriendo.- Dime, si no es indiscreción claro, ¿cómo has acabado en esta humilde base secreta?.- Bromeo, o eso creía, como de costumbre ese tono era el mas problemático para él, el que menos ensayado tenía, pero creía haber imprimado en la frase el tono desenfadado que buscaba. No quería decirlo, pero cualquier cambio brusco en la posición del brazo, podía hacer que ambos volasen por los aires, así que prefería a la chica calmada.

Susan se sentó en la silla que le indico Heller y coloco el brazo en la forma que le pidió. Cuando se dispuso a trabajar, ella no pudo evitar girar la cara a otro lado y cerrar los ojos con aprensión, Heller parecía muy seguro de lo que hacia pero Susan se sentía aterrada. Él comenzó a hablarle muy tranquilamente y eso fue infundiendo seguridad en Susan. Cuando él le pregunto si podía tutearle ella asintió con su sonrisa mas encantadora.

-Entonces tu también eres un... meta humano?.... perdona, odio esa palabra;la han usado tanto para hacer propaganda en nuestra contra que no me gusta nada. Tu también tienes habilidades especiales?

Se coloco las gafas de filtro que le alcanzó y ahora incluso se atrevió a mirar el trabajo tan delicado que hacia Heller.

-No me aburres, la verdad todo esto me parece muy interesante. Sabia que no era la única con habilidades, pero no había conocido a otros antes... por lo menos no de mi edad; he tenido mucha suerte de toparme con Ángela... aunque creo que ella no puede decir lo mismo de mi.-hizo una mueca con la boca- Creo que se ha metido en algunos problemas por mi culpa. Y yo misma estoy metida en un lío del que no sé como salir.- con la otra mano se mesó el pelo con gesto de preocupación.- Yo fui a aquel almacén del Chinatown siguiendo a una mujer, buscando noticias sobre el paradero de mi padre, pero era una trampa... el gobierno quiere capturarme solo por saber manejar la magia... yo que me he cuidado de no hacer nada fuera de lugar... bueno, quizás alguna vez haya cometido algún error de juventud- dijo recordando su encontronazo con Werner von Doom- pero nunca le he hecho daño a nadie.- miró a Heller y en sus ojos se dibujo una suplica muda: "creeme te digo la verdad", aunque no se veía su gesto por culpa de las gafas de filtro.

Heller le dedico una leve sonrisa a Susan, antes de volver agachar la cabeza para centrarse de nuevo en su meticulosa tarea.- Te creo.- Dijo con toda la seguridad del mundo. La chica no tenía por qué mentirle, eso estaba claro, pero aun así, de haberlo intentado, su pulso la hubiera delatado, pulso que en ese momento Heller tomaba, con la excusa de estar desactivando el brazalete.

-No, no soy meta humano. No tengo ningún poder mas allá de lo que lo tendría cualquier hombre de mi edad.- "Solo que 10 veces más en forma, y 20 veces más inteligente", pensó orgulloso como solo podía permitírselo en sus pensamientos, para no resultar excesivamente repelente.-Pero se reconocer cuando algo está mal, y por desgracia el mundo entero lo está.- Hizo un breve silencio, en el que solo se escuchaba el sonido eléctrico de sus aparatos.- A veces solo es necesario la voluntad de unos pocos para cambiar las cosas, sobre todo si estas están no son las que debarian. La masa, mi querida amiga es cobarde y costumbrista, por eso aquellos que han cambiado el sentido de la palabra meta humano, vagan a sus anchas y hacen el mundo a su imagen y semejanza, un mundo retorcido y de cobardes, propio espejo de sus almas, envidiosos y temerosos de aquello que no poseen y anhelan .-Zemo se volvió a sonreír por la manera en que sin querer divagaba. Para él era cosa acostumbrada, lo habían educado para ser complejo, indescifrable, e indirecto, para ganar todo el tiempo que necesitaba para evaluar a quienes oían sus palabras, sin que estos pudieran sacar nada en claro de su persona, para aturdir a alguien con su mera conversación, mientras él sacaba toda la ventaja.

-Perdona , divago mucho. Es cierto que tuviste suerte de toparte con Angela, igual que yo la tuve en su momento cuando fui a comentarle mi pequeña idea, y ella acepto.- Dijo ocultando todo rastro del cariño que sentía por la chica alada.- Aunque quizás, y depende de lo que desees para ti y este mundo, somos nosotros los que hemos tenido suerte. Veras Susan, tú no has hecho nada fuera de lugar, y al igual que tu, muchos otros, menos afortunados que acabaron con sus huesos en prisiones especiales, donde se les tortura, y se experimenta con ellos, tan solo por temor y celo.-Hizo de nuevo otra pausa, y miro fijamente a la chica, quitándose con una mano las gafas.-Es por eso que estamos formando un grupo de súper héroes, aquí mismo, la gente necesita recuperar la fe en aquellos a los que les han obligado a temer, necesitan creer que aun hay algo que nos une, algo bueno, algo que vele por ellos, y les devuelva la dignidad, y la seguridad.Y cuando esto suceda, por fin podremos cambiar de verdad las cosas.- La miro con el gesto más amble del que era capaz, desde luego no quería alarmarla.-Nos vendría bien la ayuda de una verdadera maga, y a este mundo también.- Comento manteniendo la mirada fija en la chica.-Pero claro, como ya te dije, no estás obligada a unirte a nuestra causa por ningún motivo, tú decides, y no es una decisión que tengas que tomar ahora.- Prefería no precipitar el asunto, y poder disponer de algo de tiempo para convencer a la chica, en el caso de que aquello le resultase poco atractivo.- Y en cualquier caso, podrás disponer de estas instalaciones cuanto se te antoje, tenemos sitio de sobra.- Se volvió a colocar las gafas, y de nuevo, bajo su mirada, y esta vez, cambiando de herramientas, comenzó a cortar circuitos muy lentamente.

-Por cierto, he estudiado la teoría mágica, si no tienes inconveniente, me gustaría que me aleccionaras sobre algunos conceptos, que pese a parecer básicos, creo que se me escapan a la hora de poner toda esa teorización en práctica.- Su tono era bastante neutro, como era costumbre en él cuando estaba concentrado. Y mientras esperaba alguna respuesta de la chica, Heller proseguía diligentemente, con la labor, que prometió desempeñar.

Susan miraba como hipnotizada las débiles chispas que se desprendían del brazalete mientras Heller cortaba cuidadosamente, se le había dormido el brazo por tenerlo tanto tiempo inmóvil en la misma posición, pero el hormigueo no le resultaba molesto.

-Super héroes?... como antes de la guerra...- "como mi padre" pensó.- seria genial poder demostrar que no somos los monstruos que el gobierno ha querido hacer creer, que la gente vuelva a confiar en que otras opciones son posibles y podamos integrarnos en la sociedad. Veras yo... no he vivido mucho tiempo esta marginación; supe que tenia poderes hace unos 4 años o así, mi energía mágica estaba ahí, latente, pero no se despertó hasta que no cumplí los 16; mi madre sabia que probablemente yo tendría las mismas habilidades que mi padre- "el hechicero supremo..."- pensó, pero no dijo nada aun sobre Stephen Strange- pero viendo como estaba el patio me oculto la verdad y cruzo los dedos para que yo fuera una chica normal. No la culpo sabes, y menos ahora que he vivido en mis propias carnes lo que es capaz de hacer el ejercito... pude haber muerto; si no hubiese tenido mis protecciones ahora no estaría aquí- se llevo la mano sin pensarlo al colgante. Expresar ese pensamiento en voz alta hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas... su mente volaba rápido, sobre lo que podía haber pasado y se imaginaba a su madre recibiendo la noticia de su muerte, sola y triste. Se mantuvo en silencio unos minutos intentando contener sus emociones y sintió como todo el estrés del día comenzaba a hacer mella en ella; se subió las gafas de filtro y se las dejo en la cabeza sujetando sus largos cabellos- No tengo mucho que pensar... les ayudare a ti y a Ángela en lo que pueda... depende de lo que queráis hacer claro.

-Sobre la magia- dijo después de unos minutos de silencio en el que siguió apreciando el trabajo de Heller- no creo que pueda enseñarte mucho... yo misma estoy en mi proceso de aprendizaje, la magia se manifiesta en mi de forma mas bien intuitiva... pero bueno dime que dudas tienes, veamos si puedo ayudarte.

Heller se sorprendió gratamente con la respuesta de la chica, pensó que al igual que con algunas de las últimas personas que había pisado esa base, y a las que le hubiera gustado tener allí, tendría que enfrascarse en una pesada charla para hacerle ver lo que debería resultarles evidente. Por suerte, Susan distaba mucho de ser como ellos, o eso parecía, y aunque la palabra infiltrado se cruzo por la cabeza de Zemo de manera fugaz, no le prestó mucha atención, la lógica imponía que con gran dificultad la chica seria una espía.

Se giro hacia ella y la miro sonriente.- Susan, bienvenida a bordo.- Dijo algo más relajado de lo que estaba acostumbrado.- Prometo no defraudar la confianza que pones en nosotros a la hora de decirte a ayudarnos, no te arrepentirás, te doy mi palabra.- Hablo esta vez con más rigidez, serio, la ocasión se lo exigía,un Zemo, jamas rompia su palabra, era cierto que esa chica ponía a disposición de su causa sus habilidades, debía demostrarle que su causa era la correcta, con actos, y no con palabras, pronto lo haría.-Espero poder presentarte pronto a los demás. Te caerán bien.- "Espero".

Giro el cuello un par de veces para desentumecerlo en aquella posición.- Esto casi esta.-Dijo no muy alto, concentrado en el brazalete, y ahora más importante, las posibilidades que se les habría frente a si al contar con una verdadera maga. Heller sabía que pese a su elevadísima inteligencia, el ejercito contaba con grandes recursos, lo que equilibraba la balanza tecnológica en ambos bandos, y más ahora que no podría contar con la ayuda de Stark. Disponer de auténticos poderes mágicos, con los que obviar o torcer las leyes de la física, seria determinante en el futuro, y quizás antes de lo que Susan se imaginase, si es que llegaba a hacerse una idea de lo útil que podía llegar a ser.

-Respecto a lo de la magia, bueno, digamos que por medios tecnológicos, estoy tratando de crear un tejido capaz de resistir cualquier agresión, una especie de tejido indestructible , por simplificar la cosa, pero todo diseño desemboca en algo demasiado aparatoso.- Cavilo algo decepcionado.- Mi intención no es crear una súper armadura ni nada de eso.- Menciono pro si a la chica se le había pasado por la cabeza.- Tan solo un tejido, con poco bastaría, para hacer que alguien con el poder incontrolado de consumir todo lo que toca, pueda aspirar a tener una vida lejanamente más normal.- No había trazas de lamentación o pena en su voz, nada parecido, tan solo mencionaba todo aquello como tantas otras veces hacia, como si estuviera haciendo algún tipo de exposición.

"¿...y en que les podría ayudar yo?...encontrando gente con con poderes mágicos quizás, bueno mientras no me meta en líos... aunque creo que mi situación no podía empeorar" Susan pensaba en todo esto en alguno de los silencios que había entre Heller y ella, cuando este estaba mas concentrado en su delicado trabajo. Comenzó a mirar alrededor curioseando el taller..."fiuuu que de cosas tienen aquí, aunque no sé para que sirve ni la mitad... una base secreta de super héroes"sonrió y hasta los ojos se le iluminaron "es como esas historias que me contó mamá", sintió un retortijón de preocupacion al recordar a su madre. "tendré que preguntarle luego a Heller como puedo comunicarme con ella, seguro que sabe de alguna manera segura para hacerlo...." sus ojos fueron a parar en el apuesto joven que seguía trabajando concentrado "madre mía que bueno esta este tío...  Ángela no es tonta, se busca amigos guapos... Dimitri tampoco estaba mal..." hizo un ese típico gesto de aprobación con los labios y lo cambio rápidamente por una inocente sonrisa cuando Heller se fijó en ella.

-Y.. cuantos mas se han unido a tu causa?- pregunto rezando para no haberse puesto colorada.

Cuando Heller le dijo que ya casi había terminado, comenzó a sentirse inquieta, deseando que acabara rápido y poder moverse, el hormigueo del brazo dormido comenzaba a hacerse mas fuerte. Se esforzó en concentrarse en lo que le decía Heller sobre el material que  no se desintegrara... en intentando imaginar la vida de una persona con esa terrible maldición.

-Es como el mito del rey midas, sin poder tocar nada... la vida de esa persona debe ser muy dura....- en su cara había un gesto sincero de pena, al imaginarse la vida de alguien así. Se mantuvo en silencio algunos segundos meditando sobre el tema.-creo que si... que con magia puedo crear un material que no se desintegre... o lo que seria mas fácil, hacer un ritual sobre unos guantes para que estos contengan el poder de esa persona... necesitare tiempo y algunas cosas pero creo que puedo hacerlo.

Heller estaba demasiado concentrado como para asociar los gestos de Susan a algún sentimiento concreto, y aunque no perdía detalle, era incapaz de saber en aquel instante porque asentía la chica ,"um, seguramente por el trabajo con el explosivo", pensó Zemo orgulloso, realmente había realizado un trabajo impecable, no podía ser de otro modo, no al menos para él, si todos tenían una miríada de recursos, a él solo le restaba no fallar nunca, ser perfecto, para poder estar a la altura de los de más.

-Listo, eres libre.-Dijo con una sonrisa, que fue acompañada por el sordo sonido del metal al partirse en dos. Con cuidado retiro del brazo de la joven aquella pieza de tecnología.- Lo que dices es fantástico Susan, la verdad, había pensado en la magia como una remota posibilidad, y estaba comenzando a frustrarme con todo ese tema, realmente debes ser una gran ,¿hechicera, maga?, perdona, pero no se cual es el termino correcto.- Se disculpo sin perder la noticia y se levanto a por un pequeño frasco blanco de tapa roja que tenía por allí cerca, y que desentonaba con el resto de elementos del lugar. Lo sujeto , lo abrió, y cogiendo un poco de su contenido, comenzó a untarlo en el brazo de la muchacha.-Es una especie de pomada, te aliviara las rozaduras. Y contigo, seriamos seis, no somos un ejército desde luego, pero el numero casa bastante con lo que debería ser un grupo de súper héroes.- Respondió a la  pregunta de Susan, mientras con detenimiento profesional, esparcía aquella crema ligeramente fría al tacto.- Uno de ellos es un joven con el problema que te he mencionado, sin duda, saber que puedes hacer algo así debería aliviarlo, bueno para ser sincero, el aun no está dentro del proyecto la verdad, lo rescatamos de un convoy militar la pasada noche.- Dijo ligeramente pensativo, reviviendo por un instante la operación de la noche anterior, bastante perfecta teniendo en cuenta el poco tiempo de preparación del que dispusieron, y el poco entrenamiento en equipo que pudieron realizar.

-Si quieres te los puedo presentar ahora, ¿qué me dices?. Están durmiendo aun, pero ya va siendo hora de que se despierten.- Sonrió, tratando de bromear, sin duda la única cosa que consideraba que se le daba mal en el mundo.-O puedo enseñarte antes tu cuarto, o lo que quieras claro, prefiero no agobiar a alguien con tus poderes.- Volvió a decir en tono distendido, no sabía si era realmente por lo útil que le resultaba alguien con aquellos poderes, porque era una chica amable, o porque le resultaba muy atractiva, el caso es que prefería agradarla.

Cuando se libero de aquel brazalete sacudió su brazo en todas direcciones, contenta de estar libre al fin.
-No te lo había dicho pero me estaba volviendo loca el no poder moverme. Gracias te debo una... aisss ay ay...calambre- se explico apretando los dientes y dejando el brazo en peso muerto cuando Heller la miró. Cerro los ojos con fuerza mientras la sangre volvía a circular con normalidad por su brazo- Cualquiera de los dos términos esta bien, un hechicero es un tipo de Mago... aunque creo que me gusta mas Hechicera-dijo con una sonrisa, mientras Heller le aplicaba aquel ungüento que la hacia sentirse mejor. Y refiriéndose al joven con el problema le dijo.-espero poder ayudarlo y si lo rescatasteis estará agradecido y querrá ayudarte, o le pasara como a mi que me siento indignada por la forma de actuar del ejercito y necesito hacer algo para que las cosas no queden así.- cuando hablaba de este tema apretaba muchos los labios y se le hacia una pequeña arruga en la frente.

Cuando Heller terminó de aplicarle la pomada se levanto y se estiro un poco,cambiando su peso de una pierna a otra y estirando sus brazos por encima de la cabeza.
-Me encantaría conocerlos a todos.- dijo entusiasmada- aunque no se si será una buena presentación haber tenido que despertarlos. Antes también quería comentarte un par de cosas... veras; aquí en Nueva York estaba viviendo en un hotel, llevo apenas una semana aquí... últimamente estoy viajando de aquí para allá; en la habitación deje mis cosas, no son muchas pero hay algunos libros y cosas importantes para mi; pero no se si me han seguido alguna vez o si saben que es mi habitación... podría ir allí en un salto y traer mis cosas pero no quiero arriesgarme a toparme con esa gente de nuevo. ¿Me podrías echar una mano para asegurarme de que allí no hay nadie?

Pasaron varios minutos desde que Breiz había despertado y seguía sentado allí sin saber realmente que hacer, lamentándose y con temor de saber sobre esas nuevas personas, y al mismo tiempo temor de tener siempre el mismo sentimiento con todos. Era un círculo vicioso que lo tenía absorto y del cual no podía escaparse. Según su punto de vista, era imposible salir de aquello, estaba condenado y sin una elección buena: el camino que eligiera terminaría siendo nefasto. En momentos como este quería pretender que realmente no le afectaba lastimar gente, incluso tenía la sospecha lejana, latente, silenciosa, de que podría llegar a gustarle. Aunque rechazaba la idea, a veces le rondaba. ¿Por qué no? si no podía evitar destruir, devastar y arrancar vidas, podría sentirse bien haciéndolo. Pasaron más minutos. Al final se decidió amargamente a tratar de escuchar que hablaban aquellas personas. Tenía la certeza de que dirían algo de él, y quería saber qué.

Se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano. Tenía la ventaja de que no se le ponían los ojos rojos nunca, pero la verdad nunca había pensado en ello. Aparentaba haber metido la mano en el barro al mezclarse sus lágrimas con la mugre que tenía. Una buena opción a bañarse era tratar de activar su poder, y toda esa tierra despaarecería, pero iba a dolerle, prefería bañarse de seguro, hacía mucho tiempo que no tenía la oportunidad.

Caminó silenciosamente hacia la puerta y trató de escuchar lo que se hablaba en el pasillo, respiraba ligeramente y no se movía en lo absoluto.

Heller se quito las gafas con gesto sonriente, le agradaba tener a una nueva compañera con tan buena disposición como Susan.- Hechicera pues.- Le dijo con una comedida sonrisa.- Y respecto a lo del chico, estoy seguro de que te estará tremenda mente agradecido.- Algo sin duda conveniente para todos.

Zemo medito unos instantes su respuesta, y como era costumbre en él, examino la situación desde tantos ángulos como era capaz, antes de dar una respuesta.-Si han conseguido localizarte en la ciudad, lo mas probable es que ha estas alturas sepan ya donde vives, que hayan registrado el lugar, y que hayan incautado todas tus pertenencias.-Hizo una breve pausa.- De no ser así, cosa a la vista menos probable, pero posible, tus propiedades seguirán en aquel lugar, obvio, en cualquier caso, lo mejor sería aguardar unos tres o cuatro días, la experiencia dicta que es cuando las vigilancias comienzan a relajar su atención, tanto si hay alguien esperándonos como si no lo hay, debería ser el mejor momento para intentar un acercamiento.- Colocó las herramientas en su lugar exacto, dejo los guantes en la misma estantería donde descansaban unos instantes antes, y  continuo con gesto meditabundo.- Claro, que la decisión es tuya, si te puede la necesidad por encima de lo dicho, no dudes que podrás contar con mi ayuda.- Finalizo Heller muy convencido, en realidad tenía algo muy importante que hacer, pero no le importaría sacrificar algo de su tiempo por ayudar a la chica de tan enormes poderes.

.- Hechicera pues.- Y respecto a lo del chico, estoy seguro de que te estará tremenda mente agradecido.-
Si han conseguido localizarte en la ciudad, lo mas probable es que ha estas alturas sepan ya donde vives, que hayan registrado el lugar, y que hayan incautado todas tus pertenencias..- De no ser así, cosa a la vista menos probable, pero posible, tus propiedades seguirán en aquel lugar, obvio, en cualquier caso, lo mejor sería aguardar unos tres o cuatro días, la experiencia dicta que es cuando las vigilancias comienzan a relajar su atención, tanto si hay alguien esperándonos como si no lo hay, debería ser el mejor momento para intentar un acercamiento. Claro, que la decisión es tuya, si te puede la necesidad por encima de lo dicho, no dudes que podrás contar con mi ayuda.-

Un nuevo día comenzaba y Fred estiró los brazos con varios crujidos corporales como respuesta. Bostezó varias veces y fue a arreglarse un poco, para empezar y sobre todo su querido pelo, largo oscuro y sedoso, una duchita, etc... El día anterior no fue preciamente calmado, entre el rescate de Breiz y los entrenamientos en la sala de peligro lo tenían algo cansado y había dormido más de lo necesario, pero total, Heller tiene todo lo necesario para vivir aquí y Fred lo disfruta sin remordimientos como si esto fuera una casa cuartel, y además el ruso se divierte en cada salida como si fuera una excursión al campo, así que puede decirse que el gusta su "trabajo"...

Tras lavarse los dientes y comprobar varias veces su sinrisa y hacer poses para cuando entra en escena, se guiñó el ojo y salió por la puerta... se oían unas voces cerca del taller, y aunque era un lugar poco agraciado para desayunar decidió pasarse antes y de paso preguntar a Heller si había algo para desayunar en la despensa o tenía que ir a comprarlo.

El olor a gasoil y a aceite de motor revolvió las vacías tripas del ruso pero su curiosidad pudo más aún al escuchar la voz de una desconocida... - ¿podría ser la doctora? - pensó.

Fred entró en el taller con su siempre sonriente semblante, con los ojos cerrados acostumbrándose aún a la ténue luz que desprendían los pasillos de aquel complejo. Y saludó a los presentes.

- ¡Ey Hell!, ya veo que James Bond y tu siempre bien acompañados - sonrió mirando a la chica volvió la mirada a Heller hacíendose visera con una mano mientras se acababa de acostumbrar a la luz - recuérdame que te vote si elegimos líder, porque esto cada vez me gusta más, Hugh Heffner.

Volvió su mirada a la chica y comenzó a hablar antes de lo previsto, como de costumbre - ¿Dónde están mis modales?, mi nombre es Frederick Chuikov... - pensó un momento y habló para si mismo en voz alta - ...preciosa, ¡si, eso es!, "preciosa" va perfecto... - acto seguido la tendió la mano.