Partida Rol por web

El señor Von Falkenhorst acercó su oído a los cristales del suelo, pero el sonido no parecía provenir de allí.

El señor Popov intentó ver más allá de la estatua de Isis, buscando lo que podría haber hecho el movimiento que estaba seguro de haber visto. La Luz, concentrada en ese lugar, no le permitía ver más allá de cierto punto, pero ahora sabiendo que buscaba algo, pudo reconocer lo que parecían dos figuras, de espaldas a ellos, mirando hacia el rincón de la exhibición...

A pesar de ser una visión extraña, el señor Popov logró mantener la calma. Podría tratarse sólo de maniquíes o estatuas que no había visto hasta el momento.

Estaba claro que el sonido no podía provenir de allí peor ante la duda... Mmmmm... No, pero creía saber de dónde llegaba...

Claramente, el sonido no provenía de allí. Sino de una de las paredes acristaladas que separaba las exhibiciones. Al girarse a mirar hacia allí, pudo ver los cinco reflejos de los que estaban allí en ese momento, iluminados por la luz de la lámpara... ¿Había dicho cinco reflejos? No, había un sexto reflejo, que reconoció como el reflejo del guardia Wayland, quien con ojos muy abiertos, asustado, golpeaba insistente el cristal...

Podría haber pensado que se trataba de algún truco del ojo debido a las sombras, pero luego de parpadear la imagen de Wayland seguía allí, insistente, señalando hacia la salida. Y de pronto, ya no estaba. Como si una sombra oscura lo hubiera cubierto. Pero había estado allí, no tenía duda...

- El... El guarda. Algo le ha atacado...- Mascullé inesperadamente mientras miraba un reflejo inexistente. - ¿Dónde está...? Ya... Ya no está.- Traté de,tranquilizarme pero si hubiese una luz normal allí mis compañeros habrían visto que estaba más pálido que el papel. Ni yo mismo sabía qué había ocurrido, pero era preciso salir de allí y si ciertamente al guarda le había pasado algo, convendría volver con mucho cuidado, no fuese que alguien estuviese investigando qué podría haberle pasado...

Hizo un gran esfuerzo por controlarse, puede que las situaciones nuevas y extrañas pusiesen a Alexey de los nervios, pero su mente era como la de un sauce, se doblaba pero no se quebraba.

Miró con cierta acritud a Emmaline antes de replicar -puede que esté nervioso, pero si he visto algo es porque así ha sido...- las palabras de Klaus no hicieron mas que acentuar su miedo y nerviosismo, de pronto la idea de que alguien llevase un arma desenfundada no le parecía tan mala.

Existen objetos mágicos y seres extraños que navegan entre las sombras y sólo aparecen en el resquicio de visión del rabillo del ojo, nunca he visto uno mas no sería de extrañar que en esta exposición pudiese existir algo así.

Después de todo era un ocultista, no sólo conocía alquimia incluso si era con lo que se ganaba la vida y, al poder aferrarse su mente a un motivo para todo lo que estaba ocurriendo, empezó a calmarse paulatinamente.

Les sugiero que estén preparados a cualquier cosa y no se separen de los demás- su última frase, si bien no tranquila, si era la de alguien que estaba aferrando las riendas de sus nervios bien cortas.

Sonrío al anciano, conciliadora.

-No dudo que lo haya visto, caballero.- Comento con tranquilidad, toda mi mente racional puesta en mi voz.- Pero sin duda hay una explicación racional para tal fenómeno, sin que tengamos que acudir a explicaciones supersticiosas y creencias paganas...

Al escuchar lo que dice el otro caballero palidezco visiblemente. Soy una científica, una estudiosa. No uso armas de fuego, y desde luego no creo en demonios del averno. Tampoco me agrada eso de que hayan atacado a alguien. Sin poder evitarlo me acerco un poco más al único de mis acompañantes que he visto armado, al fin y al cabo siempre está bien contar con cierta protección.

-Es mejor que vayamos a la sala de catalogación y acabar con ésto cuanto antes...

La situación me estaba provocando cierta tensión. Llevo un buen rato callado, contemplativo e intentando conocer mejor a las personas que me acompañaban. Si bien todos parecían saber lo que hacían, las paranoias de visiones y ruidos comenzaban a crispar mis nervios.

- ¿Ver? Yo no he visto nada, sigamos buscando lo que hemos venido a recoger y no nos centremos en lo demás. -miro entonces a la señorita Grant y asiento. - Estoy con usted, seguro que allí podremos saber donde han podido colocar el sarcófago y salir de este sitio. - miro entonces a los demás. - Y dejarnos de paranoias. ¿Qué le puede haber pasado al vigilante? Seguro que ha ido a desquitarse un poco de sus obligaciones.

El ruso se sintió claramente ofendido al ver como sus palabras eran puestas en tela de juicio repetidamente. Al final solo masculló -que no se conozca una respuesta no implica que esta sea irracional. Actúen como deseen pero por lo menos sean cautos.

Iluminó todo lo que pudo sus alrededores con la botellita de líquido luminoso que había fabricado y miró a Terry con su rostro parcialmente ensombrecido por la tenue luz -le recomiendo que no tenga la pistola muy lejos de su mano señor, podríamos necesitarla.

Con paso rápido, procurando no hacer mucho ruido, el grupo contratado por el señor Merriweather salió de la exposición egipcia. Una vez afuera pudieron comprobar que efectivamente la fuente de la que había estado brotando agua se había quedado callada, aunque el agua permanecía dentro de las fuente, como prueba de que había estado funcionando hacía unos pocos minutos.

La luz de las dos lámparas que llevaban el señor Knight y el señor Von Falkenhorst, y la luz improvisada del señor Popov permitían ver mejor el lugar, mostrando a lo largo del pasillo entre las exposiciones una serie de puestos con todo tipo de baratijas, adornos de cristal de distintos tipos. Uno de los objetos era una bonita plancheta de color jade, que aún cuando se encontraba en un puesto de objetos de este mismo material, parecía desentonar con el resto.

En el mapa no mostraba donde pudiera encontrarse la sala de catalogación; quizás el guardia pudiera darles más información al respecto, aunque por el aspecto desordenado que podían ver alrededor, era posible que todo ese ala lo tuvieran, de momento, usando como sala de catalogación o depósito.

Un tanto pensativo, se rasca la perilla mientras contiene su fiel instinto de acción. Las cosas no están claras del todo, hay dudas en su mente y quizás la forma de averiguar sea metiéndose en ello hasta salpicarse. 

Miro el mapa y nuestros alrededores con el ceño levemente fruncido, intentando decidir dónde debería estar la sala que buscamos...

Me intento centrar en lo que hemos venido a buscar ya que tras las reacciones de mis compañeros este sitio comienza a serme incómodo, cuanto antes nos vayamos mejor.

Encontrar la caja que buscaban comenzaba a parecerse más y más a buscar una aguja en un pajar. Sin embargo, el señor Popov se sentí positivo en que con la mirada rápida que había lanzado de aquel lado inferior del mapa, que el objeto en cuestión no debía encontrarse en las exhibiciones de esa parte, pues estaba seguro que lo habría notado.

Encontrar la caja que buscaban comenzaba a parecerse más y más a buscar una aguja en un pajar. Sin embargo, el señor Knight se sentí positivo en que con la mirada rápida que había lanzado de aquel lado inferior del mapa, que el objeto en cuestión no debía encontrarse en las exhibiciones de esa parte, pues estaba seguro que lo habría notado.

Sin embargo seguía siendo un espacio muy grande donde buscar. Si tuvieran alguna fuente de luz más grande, sería de mucha más ayuda. Además, a pesar del comentario extraño de Von Frakenhorst, si pudieran encontrar al guardia que los había ayudado quizás pudieran dar con la sala de catalogación. Y algo más... ¿Donde estaban los gatos?

Encontrar la caja que buscaban comenzaba a parecerse más y más a buscar una aguja en un pajar. Aunque intenta concentrarse, el recuerdo de aquel reflejo en su mente le impide pensar en otra cosa que no sea persuadirse que el reflejo del guardia no está allí.