Partida Rol por web

20 de Septiembre, 2075. 11:45 horas

Nébula y Artemis se encontraban sentados en la parte trasera del Mitsubishi Nightsky con chófer que habían elegido para acercarse a Inversiones Brackhaven. De rigurosa etiqueta, ambos se esforzaban por repasar los detalles de su tapadera. El Sr Smith se había encargado de todos los detalles así como de poner a su nombre una cuenta ficticia en Zurich Orbital, para conseguir superar la investigación de fondos a la que sin duda los tiburones financieros de IB iban a someter a sus identidades falsas.

Llegaban justo en hora a la cita, pero al pretender ser clientes no había que preocuparse por aquello, quienquiera que fuese el responsable de cuentas que iba a recibirles esperaría.

Nebula se había vestido con elegante vestido de diseño, un dos piezas de color antracita, con la falda lo suficientemente corta como para que sus largas y bien moldeadas piernas llamasen la atención, aunque no tanto como para perder en ningún momento la clase y el estilo que se les presuponía. Esperaba que dicha indumentaria junto a los altísimos zapatos de tacón alejasen de ella cualquier sospecha.

En el coche, ya totalmente centrada en su papel, apoyaba la mano con suavidad en el brazo de Artemis cada vez que le dirigía la palabra y esbozaba una sonrisa casi infantil con la que intentaba ocultar cualquier rasgo de inteligencia.

A pesar de sus modales y sus conocimientos de etiqueta, Artemis se había vestido con un atuendo muy similar al que había mostrado en la reunión en el Infierno de Dante. Un abrigo largo de color negro sobrio, una camisa bien planchada, corbata de hombre de negocios y gafas de sol para ocultar sus cyberimplantes discretamente, un atuendo para cualquier ocasión. Parecía (o así lo consideraba él) un guardaespaldas venido a menos, o un hombre de negocios totalmente extravagante. Todo aquello por no hablar de la katana que asomaba con poca discreción tras los pliegues de su abrigo.

La actuación de Nébula le parecía convincente, probablemente no tendrían ningún problema. - Repasemos, tu eres la hija consentida de algún ricachón con aires de grandeza, y yo tu "mayordomo". - repetía por segunda vez aquél día, dando a entender que cumplía al mismo tiempo el papel de guardaespaldas y asesor de confianza. - Lleva la conversación y las negociaciones cómo te plazca, mientras, yo vigilaré puntos ciegos e intervendré en ocasiones como si tu padre me hubiera dado instrucciones. - El papel se le adaptaba a la perfección. De hecho, ya había actuado como tal anteriormente.

El Nightsky se detiene justo delante de la puerta principal del edificio antes de que un portero vestido de manera tradicional, con chistera a juego con su esmoquin; no puede resistir echarle un buen vistazo al vestido y las piernas de Nébula antes de que una severa mirada de Artemis le convenza de que no tiene ninguna posibilidad de acercarse ni un milímetro a ella.

El vestíbulo es amplio pero canaliza a los visitantes hacia un detector de metales flanqueado por dos guardias de seguridad de Stoddard Security que solicitan sus SIN a los runners. Artemis tiene que entregar las armas, recibiendo un resguardo por las mismas y una mirada reprobadora a sus orejas élficas. Justo enfrente hay un mostrador de seguridad donde otra pareja de guardias revisan varios monitores.

Mientras los runners recuperan sus cosas tras la inspección, se les acercan dos miembros de la corporación. Uno de ellos es un humano que ronda los cuarentaymuchos años, cuyas sienes parecen haberse encanecido prematuramente. El otro, extrañamente, parece ser un elfo que por alguna razón no parece suscitar el mismo rechazo que Artemis entre los seguratas. Ambos llevan su acreditación colgada en la solapa.

-Bienvenida señorita dice el hombre mientras toma con delicadeza la mano de Nébula e inclina la cabeza en señal de reverencia. Soy Alistarir Severus-Brackhaven, jefe del departamento de Consumer Banking de Inversiones Brackhaven. Sé lo que está pensando sonríe ligeramente pero les aseguro que sólo soy un pariente lejano de nuestro bienamado alcalde que ha tenido el privilegio de heredar su apellido. Pero también puedo prometerle que cuidaré bien de sus inversiones y las de su familia, si me concede el privilegio.

Mi colega es Drexel van Horst, nuestro asesor independiente de seguridad mágica. Estábamos teniendo una reunión informal mientras venía a encontrarme con ustedes.

-Un placer dice al tomar la mano de la mujer para estrechar la mano de Artemis a continuación. Vaya, por un momento me siento tentado de alternar más con las visitas, Alistair. Y ahora entiendo tu interés en esta reunión en particular. Pero estoy en desventaja. ¿Cómo debo dirigirme a ustedes? dice mientras escruta a ambos runners. 

(Percepción) Artemis se da cuenta de que Alistair Severus probablemente han recibido formación militar aunque sin duda sus mejores días de soldado han quedado ya atrás. Los seguratas son otro asunto distinto. Probablemente haya refuerzos en alguna sala contigua cerca del mostrador, un botón del pánico en el mismo para llamar a un equipo de intervención rápida.

La mayoría de los guardias llevan pistolas pesadas Browning UltraPower, tásers y bastones aturdidores. Uno de los guardias del mostrador lleva insignias similares a las de un sargento y tiene a su alcance una escopeta Defiance T-250.

(Percepción) Nébula ha creído ver algo en la mirada de Drexel. Un brillo especial. Y ha notado un escalofrío cuando le ha puesto los ojos encima.

Además, este "asesor de seguridad mágica" lleva notablemente poco equipo, por lo que sabe la joven. ¿Dónde están sus focos? Ni siquiera lleva un arma. Extraño, pero quizás simplemente confíe mucho en sus capacidades.

Nebula bajó del vehículo con suma elegancia sin preocuparse en absoluto del portero, al cual no dedico ni una simple mirada. Como si diese por hecho que las miradas formasen parte de su día a día, actuó como si no existiera.

En el puesto de seguridad tan solo dejó el pequeño bolso de diseño que no albergaba nada mas peligroso que un teléfono y algunos Credisticks. Tras presentar su SIN con expresión hastiada como si todas esas comprobaciones fuesen habituales en su día a día y las considerase un engorro prescindible a guardo a que fuera comprobada.

No fue hasta la aparicion de los dos corporativos que su rostro se transformo y adopto una encantadoa sonrisa para recibirles y ofrecer su mano con gesto delicado.

- ¡Oh, vaya - dice dejando que su acento francés fluyese de forma perceptible -! Casi podríamos decir entonces que pertenece a la Nobleza de esta ciudad, monsieur. Es un placer.

A continuación se giró hacia el elfo, al que miró enarcando una ceja para añadir.

- ¿Seguridad mágica? Eso suena realmente exótico y excitante. Mi nombre es Camille Renoir, mucho gusto en conocerle.

Nebula le devolvió al elfo la mirada con mayor intensidad, fingiendo haber malinterpretado las intenciones de este al escrutarla de esa manera.

Nebula se puso en guardia mentalmente al oír hablar de seguridad mágica. La mirada del elfo no le gustaba nada, pero había algo allí que no encajaba. ¿Donde estaba toda la parafernalia habitual de los magos? ¿sus focos y artefactos que usaban para potenciar la magia?. Si ese tipo era un practicante mágico, tal vez no fuese de los que ella imaginaba. Aprovechando la mirada intensa que le dedico, examino su aspecto y principalmente su forma física. Los magos por lo general tendían a descuidar el entrenamiento corporal, así que intentaba averiguar si parecía fuerte y rápido, lo cual solo significaría que estaba ante un adepto físico.

En caso contrario o se trataba únicamente de un experto a nivel teórico, o era lo bastante poderoso o confiado como para prescindir de todas sus ventajas.

Artemis, en honor a su papel, en todo momento se mantenía a menos de un metro de distancia de Nebula mientras observaba en detalle el interior del edificio sin disimulo aparente; otra ventaja de su posición actual. Aunque ya lo había previsto, le embargó una sensación de incomodidad cuando le separaron de su katana, pero no podía entretenerse con ello.

Como lo habían ensayado Nébula tomó el papel principal en la conversación, mientras tanto, Artemis mantenía las manos cruzadas a la espalda y de vez en cuando se llevaba la derecha hasta el microcomunicador de su oreja, aunque no lo activaba ya que no había nadie al otro lado, era simplemente un viejo hábito. Podría haber permanecido en segundo plano un poco más, pero cuando el representante de seguridad mágica le preguntó directamente no le quedó más opción que responder.

- Pueden llamarme Domovoi. - dijo en un tono perfectamente neutro, al tiempo que rechazaba educádamente la mano del señor Drexel. - No pretendo ofenderle, pero se me prohíbe cualquier gesto de familiaridad. Política de mister Renoir. - respondí con rapidez.

-Enchanté, mademoiselle Renoir. Tiene usted una constitución de lo más robusta, parece casi una medallista olímpica. Si me permite decirlo.

A continuación se gira hacia el elfo. -Domovoi. Veo que no es usted un hombre de muchas palabras. Le diría que se relajase, pero ambos sabemos que en el gremio de la seguridad privada esa no es una opción, al menos mientras está uno trabajando.

-Ya es suficiente, Drexel. Perdonen, últimamente no le dejamos salir mucho y está deseando entablar conversación con cualquiera que se presente, jeje. Es sólo una pequeña una broma privada. Si me acompañan a los ascensores, les hablaré un poco de nuestras instalaciones.

El director del departamento de inversiones y el supervisor taumatúrgico caminan junto a Nébula y Artemis hacia los elevadores. Más de dos docenas de ellos se alinean en un amplio pasillo.

-Los pisos 1 y 2 son sólo para empleados, con su gimnasio, spa y tiendas en los que nuestros esclavos-asalariados pueden gastarse los créditos de la corporación. Los pisos 3-5 son despachos para los servicios bancarios y al consumidor. No guardamos efectivo aquí, obviamente. Trabajamos exclusivamente con divisa electrónica, pues consideramos que nuestro sistema de encriptado de las transacciones es invulnerable.

En los niveles 6-10 se encuentra nuestro moderno centro de comunicaciones, que nos permite obtener datos del mercado en tiempo real. Encima de ellas son todo oficinas. Nosotros nos dirigiremos hasta la planta 26, donde tengo mi oficina, para poder hablar con tranquilidad.

(Percepción) Los runners se fijan que en el lobby, al fondo del pasillo de los ascensores, hay lo que parece ser una sala de descanso de los seguratas, con capacidad para al menos una decena más.

También ven que de los 28 ascensores que llegan a la planta baja, parece que no todos llevan a los mismos pisos. Los empleados que los usan disponen de tarjetas de distintos colores según tomen los que llevan a los pisos 1-15 (tarjeta verde), 16-35 (amarilla), 36-45 (naranja) y otros elevadores que no usa nadie. Por último, dos elevadores parecen llevar al parking, a juzgar por los AROs sobreimpuestos sobre su puerta cuando se las mira mediante Realidad Aumentada

Y según van ascendiendo por los ascensores (diseñados de tal manera que el vidrio reforzado que forma sus paredes deja ver desde el interior hacia fuera pero no a la inversa) los runners comprueban que además de lo dicho por Severus-Brackhaven, en la primera planta hay una sala de seguridad con puerta reforzada cerca del ascensor. Además cada 5 pisos hay un nuevo mostrador de seguridad con 3 atentos guardias.

-Deberíamos poner hilo musical en los ascensores, es lo que siempre le digo a Alistair. La gente se aburre y comienza a hablar de cosas intrascendentes.

Así que permítame que rompa el hielo, mademoiselle. ¿Está usted relacionada con los Renoir de Marsella? Durante mis viajes a Eurpoa he tenido la suerte de disfrutar de tan hospitalaria ciudad. Saedder-Krupp ha hecho un buen trabajo reconstruyéndola tras el terremoto del 43.