Partida Rol por web

 -Como bien ha quedado patente en el video... -y se carraspea la garganta con aire de superioridad- tu no estabas en esa escena. No fuiste el objetivo de ningún ataque porque, justo después de darle el libro a Voltar, aunque yo sigo insistiendo en que era al crocopato mayor, te fuiste de pingoneo con... ¡Chupamorta! ¡La vampira de los grandes...! Eh... ¡colmillos! Si... dejémoslo ahí... Además, esa vampira es famosa por llevar 6 años consecutivos intentando sacarse el título de Señora Oscura en la necruniversidad nocturna. Y, oh, Dama de toda Oscuridad, todo el mundo sabe que a la 7ª va la vencida. -después se vuelve hacia Yoda de nuevo, intentando por todos los medios extender su achicharrado dedo acusador hacia él en actitud soberanamente acusativa- ¡Estás apoyando a otra Señora Oscura en su vano intento de usurpar el Oscuro y Malevolente trono de nuestra Señora!

-Interrumpir a Yoda + Felinos cornudos del infierno.

-Si si! eso!
Y tambien explicalé a la señora lo que te pasó con los Felinos cornudos del infierno.
Seguro que le interesa.

 Puedo interrumpir? la otra excusa no fue valida, no? la del principio, digo.

Las palabras de Gorka no gustaron nada a vuestra ama, sobretodo, porque ninguna otra sería capaz de ser tan buena Señora Oscura como ella, ninguna tendría lo que hay que tener.. o lo que no hay que tener, que en este caso era mucha paciencia con los esbirros. Aún estaba dándole vueltas a ese tema, cuando escuchó de fondo las tristes palabras de Moquete y sin darle tiempo a reaccionar, le lanzó una mirada que le hizo convertirse en líquido y comenzar a expandirse por el suelo durante un rato, hasta que puedo volver a tratar de concentrarse para intentar recuperar su forma.

- No sé qué decías, pero no me ha gustado nada! - No tenía por qué darle más explicaciones y como dijera algo lo metería dentro de una de las piedras del suelo.

- A ver Yoda, explícame eso de la otra sucedáneo de intento de Señora Oscura y eso de no sé que Felinos.

Oh, su esbelta y gran malignidad, me avergüenzo de ello pero para sacar el levanta muertos de allí tuve que aliarme con la vampira de los grandes... colmillos.

La delicada situación en la que me encontraba me obligo a usar mis habilidades para adoptar la forma de Tom Selleck, alias magnum, para así despistar a mis perseguidores y conseguir la atención de la vampiresa quien cayo en mis redes creyendo que iba a colaborar con ella. Gracias a esa bella y peluda imagen de macho varonil conseguí sacar el levanta muertos con la ayuda de la vampiresa quien no sabía quien era yo realmente. Es más con su desinteresada colaboración logré no solo mojar... el churro en la fondue que había en la mesa de postres sino que también pude sacarlo fuera de la fiesta. Ahí aprovechando que Voltar estaba a la espera para recoger el levanta muertos me aproveche del ataque de unos felinos cornudos del infierno que iban tirando de un trineo en el que estaba subido un demonio rojo que llamaba al líder de los felinos bajo el nombre de Rudolph. La vampiresa de los grandes... colmillos inició un combate contra esas criaturas mientras yo volvía a mi forma original y le entregaba el libro a voltar mientras daba la voz de alarma sobre ese combate.

Gracias a esa gran confusión logramos sacar el levanta-muertos pero yo soy pequeño y estaba ya fatigado por la carrera por lo que la muchedumbre nos separó a Voltar y a mi. Lo último que vi fue a Voltar corriendo con el libro en una mano y un consolador gigante en la otra.

Eh, ¡Pero yo hice lo que debía para rescatar el levanta muertos y entregárselo a mi compañero!

La verdad era que esta vez la mujer no podía decir que no era un plan la mar de bien currado, así que se acarició la barbilla pensando que aquel enano verde parecía ser uno de sus esbirros útiles o al menos, parecer lo suficientemente conviencente para que ella creyese que era útil...

Lo importante era que el libro estaba en vuestras manos, para vuestra desgracia, que el libro nunca llegó a las de ella.

- Voltar, esbirrillo ¿ por qué no tengo el libro si ya lo teníais?

-Ejem- Voltar se tironeó el cuello de su traje con su pequeño dedo índice un poco nervioso. Su rostro y sus manos sudaron ante la llamada de su Señora. La abstinencia de helados lo tenía mal y temía no expresarse con claridad cuando tuviera que explicar por qué era que, habiendo pasado el libro por sus manos, en este momento no lo tenía.

Carraspeó para aclarar su voz y comenzó a relatar los sucesos que los habían llevado hasta allí, esa noche, con las manos vacías.
-Verá usted, su magnífica Malignidad, es cierto que el pequeño Yoda me pasó el libro que logró conseguir con ayuda de la vampira de los grandes... colmillos. Lo que no es cierto, es que yo huyera dejándolo atrás con el libro en una mano y un consolador gigante en la otra. Lo que yo llevaba, mientras salía de la confusión causada por la pelea entre la mujerzuela que intentaba imitarla con muy poca gracia, cabe acotar, era un dulce gigante, como estos que se ven en la foto- el pequeño alcanzó la polaroid a su señora como prueba. -Era un souvenir de la boda que Moquete y su prometida crocopata nos entregaron a cada uno de los asistentes a la celebración. Como el fantasma no había tenido la delicadeza de invitarla a usted a dicho evento, pensé que sería un bonito detalle entregarle el libro y el dulce para que disfrutara de ambos como mejor le pareciera- Voltar caminaba de un lado a otro de la estancia, con sus manos a la espalda, muy apretujadas. -Hasta ahí venía todo bien. Mientras Yoda se retrasaba, según dice él a causa del cansancio, pero yo pude ver que en realidad se quedaba a admirar los grandes... colmillos de la vampira que en ese momento se encontraban totalmente expuestos, yo comencé a correr entre la multitud que se había congregado al grito de ¡pelea!¡pelea!¡pelea!. Cuando ya creía que iba a poder salir del lugar, vi que Chinorris se encontraba dialogando con unas jovencitas en vez de estar ayudando a conseguir el libro.
Dispuesto a amonestarlo, me dirigí hasta donde el estaba y allí es dónde comenzó el verdadero problema.

[Excusa: El Club de las Ladronas de Caramelos]

-Chinorris no estaba conversando, estaba siendo atacado por las niñas que querían quitarle sus golosinas y caramelos que había logrado conseguir en el banquete. Lamentablemente me di cuenta de esto muy tarde... cuando me vieron con el souvenir, una turba de niñas hambrientas y golosas se avalanzaron hacia mí, mientras que el otro esbirro huía cobardemente dejándome con el problema de enfrentarme sólo y con un dulce a dieciocho muchachitas exitadísimas por el exceso del consumo de azucar.
Viéndome acorralado por las niñas, la única solución que se me ocurrió fue lanzar lejos el souvenir y que ellas, como cachorritos, corrieran detrás de él como si de su hueso se tratara. El asunto es que con tanta carrera, mi mano había sudado de más, derritiendo parte de la cobertura de caramelo lo que hizo que mi mano se pegara al dulce y todo este pequeño cuerpecillo fuera arrastrado por el impulso, siguiendo la trayectoria del souvenir.
Cuando las niñas llegaron hasta mí, todo magullado y lleno de tierra, se encargaron de pisotearme y tironearme hasta que lograron quedarse con la golosina. Y el libro, que hasta ese momento se encontraba en mi otra mano, terminó sobre la cabeza de la abuela de la novia que por suerte se estaba echando una siestecilla y no se dio cuenta de nada.

Los compañeros de Voltar parecía que no tenían nada que añadir al respecto de lo que había dicho él, así que la mujer creyó que todo había sucedido como él le estaba preguntando, aunque aún seguía sin saber por qué aquel libro - un maldito libro! - aún no estaba en sus manos.

- Entonces muy difícil no tendría que ser coger el libro de la cabeza de una vieja ¿ no?

La cosa debía de haberse complicado o es que su esbirro era demasiado manco, pero a ella le preocupaba su objeto, no que una panda de niñas adolescentes se preocupara por chupar...caramelos.

-Ej ej ej ej- una risilla nerviosa salió del interior de Voltar. El esbirro miró para todos lados, esperando conseguir apoyo de parte de los demás, pero todos estos miraban hacia otro lado, haciéndose los distraídos y dejando al ex-líder de la liga del mal frente a frente con su Señora.

-Vera usted... sí, sacar el libro de la cabeza de la anciana no era complicado. La vieja dormía a pata suelta después de todo el licor de huevo de iguana que había estado tomando. Así que me levanté después que la turba de niñas terminó de pasar por sobre mi cuerpecito y sigilosamente me acerqué hasta donde la abuela crocopato disfrutaba de su siesta. Con delicadeza y procurando no hacer el menor ruido comencé a quitarlo de donde había ido a parar. Ya lo tenía en mis manos, cuando todos los participantes de la fiesta que se encontraban arengando a favor o en contra de la vampira de los grandes... colmillos- las mejillas de Voltar se pusieron coloradas -volvieron a los gritos hasta donde se encontraba el bufet para seguir comiendo y tomando hasta que reventaran, literalmente, o no quedara nada más.

Comprenderá su adorada Oscuridad que ante tanto ruido, doña crocopata se despertó y de muy mal humor. Tanto así que creyó que yo le estaba robando su sombrero, así que tomó su bastón y comenzó a aporrear mi cabeza con él. Como pude, corrí entre la gente, monstruos, crocopatos, fantasmas, esbirros y otros seres allí amontonados, pero la vieja estaba en excelente forma y me seguía asestándome golpe tras golpe tras golpe.

[Excusa: El tipo feo y verde]

-En el medio de la persecución, creí volver a ver a Yoda. Sin dudarlo, le arrojé el libro y seguí corriendo hasta que la crocopata, aburrida, se acercó a Moquete para contarle anécdotas graciosas de la infancia de su nueva esposa.

Voltar miró a Yoda con odio. ¿Por qué todos estos seres verdes y feos tienen que ser tan iguales?

-Una vez a salvo, volví hasta donde estaba Yoda a pedirle que me devolviera el libro... después de todo había sido yo el que había soportado el ataque de las Ladronas de Caramelo y luego todos los golpes de la vieja. Pero al enfrentarme al enano, me dijo que él nunca había recibido de mis manos el objeto de su apreciación, querida Dama. Primero pensé que estaba tratando de ocultarlo para así quedarse con todo el mérito, pero tras unos cuantos zarandeos y golpes varios...- je, que el enano me dio a mí, pero eso no tengo por qué decirlo -...me di cuenta de que decía la verdad. Bah, en realidad no es que le creyera... es que mientras estaba corroborando la historia de Yoda a los golpes, pasó ante mí otro tío totalmente verde, calvo y feo como la novia de Moquete y en su mano llevaba el Levanta Muertos.

Rápido como sólo podemos ser los supermalvados, dejé al jedi donde lo había encontrado y alcancé al otro tipo para exigirle que me devolviera el libro que no era de su propiedad. El tío me respondió "oblígame"... y tuve que hacerlo.

Todo magullado, pisoteado, apaleado y samarreado, me enfrenté a este bicho salido de la ciénaga a puñetazo limpio. Los golpes fueron y vinieron. Perdí dos dientes y no oigo muy bien ahora, pero puedo asegurarle su malignidad que el tipo quedó peor, mucho peor, si acaso eso era ya posible.

Cuando por fin logré quitarle el libro al tipo feo y verde vi pasar cerca mío a Zygu, al que le pedí que me sostuviera el Levanta muertos por un rato, mientras iba en busca de un refresco y un poco de hielo para la nariz.

Al regresar vi que ese ¡¡¡sí Señora!!! ¡ese esbirro mal nacido y bueno para nada, había huido de allí llevándose su tesoro! Así que creo que nuestro "compañero" Tuercahendida le debe unas cuantas explicaciones.

La mujer se imaginó aquella escena y su rostro se quedó sorprendido porque la forma de contarlo de su esbirro la había hecho casi estar allí, pero en seguida se volvió a centrar en lo que debía de centrarse y se volvió hacia Zygu, quien después de escuchar como lo mencionaba Voltar estaba buscando algún sitio para esconderse con la mirada, sabiendo que allí no encontraría ninguno.

- Si te dejó a ti el libro ¿ qué es lo que hiciste con él? ¿ Se puede saber cómo coño os lo volvieron a quitar de nuevo? Porque hay que ser extremadamente inútil para tenerlo y perderlo mil veces..

La mujer empezaba a creer que a parte de un poco lentos tenías alguna clase de problema que había pasado por alto, aunque si hacía falta pensaba corregirlo a latigazos.

 Zygu intentaba buscar algún lugar para huir, y al no encontrar nada, decidió contar la verdad.- ¡Ez zierto, mi zeñora, pedo dezpue' de le cuente ezto zabrá pazte de la vezdad.- Tiembla, y sigue contando mientras su armadura de hojalata desprende un chirrido poco notorio, como un zssssss.- Al ved la fuedza del ezbirro apadezió otro enemigo...

-Cuando me dio el libro, lo zo'tuve un rato hazta que decidí mirar a amboz lado' pada vez zi podía entregadzelo a su Zeñora Odzcuda. Poco dezpuez...

[Excusa] (El niño que tenía el mono)

Un niño eztupido dezia que zu mono queria aprendez a leed. Pod lo que le dije que no y me perziguio durante vadio zato. Todoz eztaban midando como zi nada. Huí y huí hazta que ed mono zaltó y decidió modedme la ozeja y ed niño me zujetaba.- Muestra un mordisco en su oreja, asustado.- Conzeguí acabad con ed niño, pedo el mono cudó al niño con unaz zuperartez mágicaz, algo como el zhamanizmo, mi zeñora, ¡Dentro del mono habia encerrado un zhaman! Luego no ze que ocudio, me lo dobadon y podía no debía habez zido azi de no habez zido alludado (Lo escribo con 2 LL por que lo pronuncia así) Podía habez zeguido con el libro en miz manoz. Cuad fue mi zodpeza ad ved entre todoz zuz patéticoz ezbirroz, menoz yo, que luché en zolitario contra un humano y un mono, no lo habían conzeguido atrapad y midaban pedpejoz.

La Ama se quedó unos instantes mirando a Zygu después de que soltara aquellas palabras y al final acabó degando con la cabeza, como si aquello menos una excusa fuera cualquier cosa, más que nada porque la sonaba tan ridículo que el imaginarse aquella escena la hizo casi echarse a reir con la tontería.

- No sé si te has pensado que soy tonta, pero por si acaso..

La mujer señaló al ser que acaba de hablar, quien de repente estalló en llamas, apareciendo un extintor después ( de la nada ) para apagarlo, dejándole absolutamente blanco menos la zona de los ojos, en los que se podían ver sus lagrimones, ya que ahora ni siquiera podría gritar.

- A ver, el " cosedor " de balones. - Señaló al chino. - Dime qué es lo que pasó de verdad en aquel momento, que eso del mono no se lo traga ni el más tonto del pueblo.

Chinorris miraba a Zygu con los ojos tan abiertos que hasta parecía occidental. No había logrado entender nada, claro que él no hablaba la lengua goblin y no quería saber cómo sonaría el japonés saliendo por la boca de aquella cosa. De pronto se dio cuenta de que la señora oscura esperaba explicaciones de su esbirro más capacitado.

Se puso en pié con total marcialidad y trató de disimular todo lo posible su acento oriental, para no irritar más a su dueña y señora.

Pero no pudo.

-Con su pelmiso, saglada pelvelsidad. Lecoldalá que Voltal explicó que fui atacado pol un glupo de colegialas. O eso le paleció a él pues en lealidad se tlataba de un glupo de ninjas encalgado de la segulidad de la boda. Concletamente el clan al que yo peltenecía antes de que me concediela el honol de sel su leal felpudo.

Mi intención ela atlael su atención pala que los otlos escapalan con el liblo, pelo el inútil de Voltal se metió pol medio. Y encima fué y le dejó el liblo a Zygu en vez de a mí.-

Hizo una pausa porque con tanta “L” se le estaba durmiendo la lengua.

-Cuando me quielo dal cuenta Zygu está saliendo de la fiesta con las damas de honol. Al plincipio pensé que quelía quedalse con el liblo. Pelo si apenas sabe hablal, pues mucho menos leel. Así que deduje que le habían invitado a cenal y él había aceptado en lugal de tlaelos plimelo el liblo.-

El chino hace una pausa dramática. Y viendo que aun seguía vivo continuó.

-Así que salí coliendo tlas ellos dispuesto a lecupelal el ”Levanta Mueltos”. Mientlas las viejas cocinaban me deslicé entle las somblas acelcándome hasta vuestlo liblo. Pelo cuando lo cogí me di cuenta de que no ela el Levanta Mueltos sino un liblo de cocina. “La Cocina Caníbal del Dr. Lecter”.  150 deliciozas  folmas de comelse a un esbilo”-

-Entonces fue cuando vi a Zygu metido dentlo de la olla, se lo iban a comel a la pepitolia. Aplovechando que las blujas iban a pol las patatas me acelqué a salval al poble plingao, pues sabía que a usted no le gusta que nadie más se coma a sus esbilos. Pelo las blujas me habían tendido una emboscada, cuando intentaba sacal a Zygu vinielon pol detlás y de una patada en el tlaselo me tilalon de cabeza dentlo del agua hilviente y tapalon la olla.-

Excusa [Rellenando el caldero en casa de unas ancianitas]

-Y allí quedamos, dentlo de la olla lodeados de licos condimentos y con agua hilviendo hasta el cuello, bueno en mi caso hasta los cataplines pues estaba boca abajo.-

La Señora Oscura escuchó la versión del chinorro este, que después de que le hubieran metido en una olla boca abajo, no se le había quedado ninguna marca de haber salido escaldado y la verdad era que eso perdía la gracia. Además a ella le importaba una mierda que otro de los esbirros se quedara por el camino, lo que quería era el libro así que le pareció realmente mal que se hubiera puesto a perder el tiempo de aquella manera.

- ¿ Sabes lo que te digo? - Con una seña de la mujer una olla enorme apareció flotando sobre su cabeza y antes incluso de que el esbirro pudiera mirar qué era esa sombra que acababa de aparecer sobre él, le cayó agua hirviendo encima, tanto que dejó de ser amarillo para ser entre rojo y rosa mientras gritaba más que un cerdo en un matadero. - Eso para que aprendas que primero es lo que te ordenado y luego, tus compañeros.

Dicho esto, tenía que buscar a otro esbirro que pudiera hablar, ya que el oriental aún estaba gritando en su propio idioma, se le veía un poco indispuesto al hombre.

- El de los caramelos. - Dijo señalando a Gorka. - ¿ Estabais todos dentro de esa olla o sólo Zygu y el chino?

 Gorka era un amasijo de nervios. Dos de sus compañeros acababan de ser ajusticiados justo delante de sus temblorosas narices.