Partida Rol por web

Esto se estaba volviendo surrealista completamente. Una papelera mágica, un tomate gigante que debía ser radioactivo para que le ocurriesen esas cosas... Pedro se preguntó si aquella papelera pasaría con éxito una inspección de seguridad nuclear de la ONU. Ahora tenía que dar explicaciones por las estupideces de sus compañeros, explicaciones de las que no sabía nada porque estaba en otro quehacer.

-Excelencia, si me permite... he de decir que yo no sé nada de esos tomates extraños que se metieron en una papelera. Cuando dice el vikingo, un humilde servidor de su Excelencia y de nadie más que de su Excelencia, estaba intentando averiguar si una antigua leyenda bastante popular de los campesinos rusos era verdad o no lo era. Me explico si su Excelencia me lo permite...

Se aclaró la garganta y continuó:

-Hace muchos, muchos años, cuando Rusia como tal no existía y el imperio mongol estaba en auge, hubo una gran rebelión campesina contra los mongoles en una pequeña región de lo que es ahora Rusia. Como era de esperar, los campesinos rebeldes fueron aniquilados rápidamente... pero la crueldad de los mongoles no tenía límites. No solo mataron a los rebeldes, sino que saquearon los campos de los lugareños y los arrasaron completamente.

Un joven campesino que enviudó cuando su mujer dio a luz a su único hijo, tuvo que ver impotente como su hijo moría de hambre al no tener ni siquiera un poco de trigo para comer. El odio hacia los mongoles en este joven se acrecentó hasta el punto en que se volvió completamente loco.

La locura lo llevó a hacer algo completamente estúpido. Un día caminando por el bosque, encontró el cuerpo medio podrido de un gato. En lugar de recoger la poca carne que tenía, el joven campesino... lo plantó con la esperanza de que de allí saliese algo comestible. Así pues, el tiempo pasó con el gato enterrado mientras que ese joven cada día perdía más y más la cabeza. Pero una noche, cuando ya no podía más, cuenta la leyenda que imploró a su dios pagano que le diese fuerzas para consumar su venganza contra los mongoles.

Esa misma noche, se desató una tormenta eléctrica terrible. Parecía que el antiguo dios Zeus había vuelto a despertar y estaba descargando sobre la tierra toda su furia...

A la mañana siguiente, nuestro personaje salió arrastrándose de su pequeña cabaña donde vivía... y se quedó espeluznado por lo que vio. Donde estaba enterrado el cadaver del gato, ahora estaba un gato pardo de 20 metros de largo, con unos dientes más propios de un león que de un simple gato.

A partir de ahí se lo puede imaginar mi Excelencia... los campesinos rusos dicen que aquel gato era una bestia indomable, pero hacía caso a aquel campesino... lo curioso es que algunos dicen que echaba fuego por la boca, otros en cambio dicen que lo que echaba era un viento helado que congelaba a sus enemigos... en lo que todos coinciden, es que gracias a ese monstruoso gato, el joven campesino consiguió su venganza: derrotar a los mongoles y echarlos de su pequeña región... aunque poco después murió, no se sabe muy bien como. Puede que por hambre al volver a su tierra o puede que devorado por el gato. -Pedro se encogió de hombros.

-Por eso, yo no le puedo aclarar lo del tomate y la papelera, si me perdona su Excelencia... ese día justamente, estaba cazando gatos y plantándolos en tierra, porque imagínese, si es verdad lo que ocurrió, imagínese el caos que podríamos extender con uno de esos gatos... o con diez, o con cien, ¡o con un millón de gatos! Por eso estuve ocupado ese día y no le puedo decir lo que pasó, porque estaba cazando gatos... y si me permite, Excelencia, y no me cree, aquí tengo la prueba. -Pedro se subió las mangas de la camisa y se observaron varios arañazos en ambos brazos, probablemente causados por las garras de algún felino.

Después, simplemente agachó la cabeza y esperó las observaciones de su Señora.

Al ver como el pelogay se iba por las ramas, y tras sobreponerme del sueño que me había entrado tras la clase de historia de este tío tan puñetero (y no solo por las vestimentas) miro a mi señora decidido a explicarle lo ocurrido tras la historia de la barca.

-Mi Señora, con permiso de usted, ¿pero que tiene que ver lo que ocurrió en el lago con la Rusia en época de los Unos?- Y sin tiempo a que alguien reaccionara continuo,- el goblin, tras darse cuenta que no tenia la bolsa esa mágica que decía tener, se quedo ahí callado y hecho un ovillo, tal y como esta en estos momentos. Sin embargo, el Romanov éste, dijo que conocía un puente que llevaba a la isla.

Mientras hablo, señalo la mancha con ojos verdes y miro al señor del siglo "noseque", para continuar con lo que intentaba ocultar en su historieta de los gatos.

-Claro esta, ahí se monto un buen follón, ya que todos le increpemos por no haberlo dicho antes de intentar coger la barca... pero... al ir hacia allí, el tipejo este -vuelvo a señalar a Romanov, esta vez muy enfadado - ¡¡¡Se equivoco de camino y hizo que nos perdiéramos!!!

Este tío repeinado no se callaba ni debajo del agua. Era curioso como había algunos esbirros a los que casi había que sacarles las palabras con un sacacorchos, pero este...cuando se ponía se quedaba solo.

Me perdí en algún punto en el que el gato dejaba de ser un gato y era una especie de dragón ruso, pero vamos, que seguí poniendo esa cara de " te estoy prestando toda la atención del mundo ".

- ¿ Qué tiene que ver los gatos con el lago o con la barca?

El que no estaba allí como había dicho no colaba, así que esperaba que cuando volviera a hablar me lo aclarase o lo que haría sería atarle un trozo de hormigón a los pies y tirarlo al lago en cuestión. Podría meter luego pirañas y que se ensañaran con él o quizás algo que se lo comiera poco a poco... aunque siendo tan viejuno ya tendría que estar un poco rancio.

- Y por supuesto ¿ qué es eso de que os perdisteis por tu culpa?

Me daba ya un poco de miedo preguntarle, pues como fuera retrocediendo un poco más en la historia, le veía explicándome donde nació el primer dinosaurio o por qué se extinguieron, pero tendría que seguir escuchándole un poco más antes de matarlo.

Pedro se estaba empezando a poner un tanto nervioso. Parecía que el hecho de no estar cuando algo malo ocurría no era excusa. Encima el vikingo había dicho que se habían perdido por su culpa.

-Verá Excelencia... es cierto que yo me equivoqué de camino. No lo hice a propósito, claro, yo jamás boicotearía una de sus misiones, todos queremos que las cosas salgan bien aunque no sea así siempre. Yo quise guiar a mis compañeros esbirros hacia esa maldita barca para que nos llevase a esa maldita isla y cogí la iniciativa ya que mis compañeros no parecían muy bien qué hacer. Yo no sabía el camino exacto y vi a un hombre de lejos. Me acerqué a él y me dí cuenta de que llevaba los pantalones y la camisa puestos del revés... y además, llevaba los zapatos cambiados de lado: el zapato izquierdo en el pie derecho y viceversa. Me dijo que el camino más corto era hacia el sur... y resulta que no, ¡que el camino correcto era hacia el norte! Me lo dijo completamente al revés... se ve que no solo tenía la ropa del revés, sino también el cerebro...

Espero que su Excelencia pueda perdonar este inconveniente del que no tiene la culpa nadie realmente. Y si su Excelencia me lo ordena, volveré al lago hasta que consiga encontrar a ese hombre y le haré sufrir en su nombre como nunca ha sufrido nadie.

Al final ya no tenía claro si el repeinado decía que estaba, que si no estaba, que si había decidido liderar al grupo en aquel momento... si no... Iba a lanzar una moneda y a ver qué salía, pero entonces me di cuenta de que podía hacer lo que me diera la gana pues para algo era la señora oscura. Definitivamente, hacérselo pasar mal a un esbirro siempre era bastante más divertido.

Ya le había jorobado antes y era como un repeinado zombi, quizás un zombi tuviera más encanto aunque menos porte, pero ahora le haría rabiar de otra manera. Sin que nadie se lo esperara, pues no dije ni " mu " ni tan siquiera le miré mal, hice que el suelo se calentara sólo bajo sus pies, aunque pronto empezó a oler un poco a quemado, churruscándose hasta las rodillas.

La verdad era que había aullado que daba gusto.

Ahora tenía para elegir entre el vikingo que ya acababa de hablarme, el que no hablaba y al que veía muerto en nada y al mono. ¿ Por qué tenía el mono si no había dejado de tomar drogas?

Tras mis inquietantes cavilaciones le hice un gesto.

- ¿ Llegasteis a tierra por lo que he entendido no? ¿ Al otro lado del lago? - Era un lago macho, se podía rodear ¿ no? - ¿ o era una isla?

La situación no parece buena para mis compañeros. Por suerte, hay dos conceptos en ese mensaje, no parece, que no significa que lo sea realmente o no, y para mis compañeros, lo que significa que yo estoy moderadamente apartado y a un lado de este asunto. Cuando los restos de Soy-De-Los-Setenta-Del-Siglo-XVII empiezan a enfriarse, la mirada de la señora se me posa encima y, con un enorme autocontrol, evito poner mis pelos como escarpias más de lo fundamentalmente necesario como para decir "Sois la Señora, poderosa vos" pero no suficiente como para "no voy a hablar, tengo miedito".

-Llegamos, Señora, como en vuestra inteligencia habeis adivinado -no como la inteligencia de estos otros- y lo que allí encontramos nos congeló por un instante. Y es que todo ese problema, la barca, la pintura y las bolas y, en general, todo lo ocurrido desde que esquivamos los aviones, sirvió para absolutamente nada. Al otro lado había camino, más camino, y no parecíamos estar más cerca de la Comunidad. Y con los drones volviendo de su patrulla, me tocó a mí poner en marcha el plan B, menos destructivo físicamente pero mucho más... psicológicamente.

Extiendo las manos -bueno, la mano y el cañón- hacia delante, fingiendo que tengo un teclado delante.

-Introduje al resto del grupo a la Tecnología. -Minipausa dramática. -Como no tenían donde ir, porque el asunto los había descolocado, me los llevé al chozo de un colega, y mientras ellos trataban de masticar cables o alguna cosa así, les colé a los de la Comunidad un virus informático conocido como el Hipopótamo rosa. Y funcionó, claro que sí, pues no fueron pocos los que abrieron el asunto que les colé en un mensaje de presentación haciendo uso de lo necesitados que están todos en ese antro, prometiendo una chica en bikini. ¡Y a cambio, un virus! Mirad, esplendorosa Señora. -Toquiteo mi brazo, haciendo que emita una imagen. -¡Los muy estúpidos picaron a montones, y se les llenó el ordenador de hipopótamos, hasta en las fotos de sus cámaras!

Mientras el mono habla, no entiendo realmente de que mundo a llrgado este simio parlante, pero seguro que de la tierra no es. No solo porque sepa hablar, que tambien, sino por como explica las situaciones que vive. Asi que con miedo a que mi Señora se canse de oirme ya que practicamente soy el unico que habla cuando no le toca, levanto timidamente la mano y espero a que la ama del mundo me de su permiso, y digo: - Ejjem, Señoria, cuando el mono se refiere a que el camino seguia y seguia... es en realidad que no parabamos de dar vueltas a la isla, pero si era mas un islote que una autentica isla. Hasta que harto de andar, le pegue un collejon para hacerlo entrar en razon. Alli solo habia una cabaña en ruinas y despues de mucho andar tras la idea del mono de ir a casa de un amigo suyo, llegamos!!!! Parecia increible, pero nos abrio la puerta otro mono. ¡Y tambien hablaba! Este -señalo a Starmonkey mientras añado- y el otro se pusieron a jugar al Warcraft durante horas, alli no vimos ningun hipopotamo. Acabo diciendo con cara de inocente mientras espero sus explicaciones.

No me había sonado del todo mal esa idea de esparcir un virus por todos los ordenadores de los umbrianos, a fin de cuentas, todo el mundo sabía que si alguien les ponía un cactus con un bikini iban hasta a excitarse, pero bueno, un hipopótamo con bikini seguro que hacía el mismo efecto.

Asentí a lo que decía el mono, pero claro, el plan no había acabado tan bien, puesto que habían vuelto con las manos vacías y estaban aquí, tratando de explicarme por qué habían fallado.

El " nórdico " empezó a hablar y tardé un poco en darme cuenta de que no estaba hablando suomi o algo parecido, sino que decía tan seguidas las palabras que no le comprendía demasiado bien, por lo que me vi obligada a escarmentarlo para que eso no volviera a suceder.

No tenía muy claro como jorobar al vikingo, pero probé a hacer mágicamente un poco más grande su carco y cuando le cubrió la cara hice que se fundiera con ésta, quedando al rojo vivo y quemando toda la piel que hallaba a su paso. No había sido del todo mala que sólo se le reventó uno de los ojos, haciendo el mismo sonidillo que cuando se explota un globo de agua.

- A VER SI ASÍ APRENDES A HABLAR HOMBRE! - Aún seguía gritando de dolor, pero yo aún grité más que él para que le quedara claro.

Para cuando volví la vista hacia el mono tenía aún cara de sicópata en serie.

- ¿ Qué es eso de que estuviste jugando en vez de hacer lo que tenías que hacer?

Observo, con el entrecejo fruncido y procesando con cierta incredulidad, las paparruchas y habladurías del humano semiprehistórico. La mirada de la Señora es mucho, mucho mas convincente que la mía, pero por desgracia se gira hacia mi con esos ojos hermosos y terribles, inquiriendo sobre mi colega mono y lo que estuvimos trabajando.

-Vereis, señora, ¡no confundais las torpes palabras que ha dicho el destruyetecnología de Phor! Su único conocimiento de técnicas informáticas se reduce al tiempo que tarda su inútil arma antigua en desparramar el interior de un ordenador a golpes. Que es casi lo primero que hace cuando los llevé al garito de mi colega, un viejo compañero de trabajo al que conocía de hace tiempo, claro que sí, también modificado física y psicológicamente para ser peludo pero muy inteligente. Lo cual, por alguna razón, parecía atraer a Phor. Y al goblin, no entiendo la razón. Todos esos wow que el vikingo entendió en la cabaña como el juego de warcraft no eran por estar distrayéndonos con tonterías, sino de lo alucinante que nos estaba quedando el asunto del virus del hipopótamo y los resultados que estábamos obteniendo. Por desgracia...

Hago una pausa, inclinándome. Hasta me encojo un muchito de miedo, preparándome para lo peor.

-Por desgracia el virus falló. Dos miembros de la cúspide de la Comunidad, como mi colega Hairbrain pudo descubrir con un pago de remolacha, rompieron todo el código y lo acabaron incorporando como un fallo de la web, Hundrum o algo así. Lo siento mucho, Señora. No pude derrotar intelectualmente a Sharak y Unai el del Gran Bigote.

Ya me había perdido con tanta conversación, con tanta tontería que no llevaba a ninguna parte y al final, para cuando le tocó a aquel pobre mono ya no tuve claro si escuché alguna cosa de lo que había dicho. En realidad, me daba un poco igual porque me había quedado con ganas de escarmentar a alguien más y le había tocado a él por ser precisamente el que estaba hablando.

Una especie de tíos como estos aparecieron de la nada ( como la mayoría de lo que hacía aparecer ):

Lo mejor, y lo que nadie se esperaba, fue que destriparan al mono, al que por algún motivo no querían tocarle la cara y lo rellenaran como si fuera un peluche, metiéndole en el cuerpo:

Un montón de relleno para peluches.

Así dicho parece que fue un poco suave, pero hasta un par tuvieron tiempo de jugar al fútbol con alguno de los órganos internos del mono.

Para cuando pude despachar a todos aquellos seres canijos, tan sicópatas como enanos eran, miré a los esbirros que quedaban y bueno, pensé en a cual de ellos le podía hacer algo parecido, que en realidad era a los tres, pero me lo tomé con un poco más de calma.

- Espero que ahora la cosa vaya más... fluida y sin tantas gilipolleces chorradas.

Al final, posé los ojos en el " enano mudito " y que ya había recibido lo suyo.

- ¿ Puedes seguir antes de que te arranque la cabeza ya de una vez por todas?

Tras todos los escarmientos que le había dado a aquel goblin no sabía si hacía falta que dijera algo más. Lo que no tenía del todo claro era cómo estaba todavía ahí después de que hubiera permanecido callado tantas veces, pues la verdad era que había escuchado más silencios suyos que palabras.

Era el momento de desintegrarlo y visto lo visto lo hice rápidamente, pues estaba claro que no merecía la pena que perdiera más tiempo aquel esbirro.

Un enorme círculo de metal, muy pesado, cayó encima de él, espachurrándolo al momento, no sin antes, esparcir trozos de goblin y trozos de sangre, con algo de baldosa de suelo, entre sus compañeros para que tuvieran la seguridad de que a ellos les iba a poder pasar lo mismo.

- Grrrr...! - Tras soltar un gruñido que no hubiera soltado ni un animal tamaño dragón, miré a Pedro, que era el que más tiempo llevaba calladito.

- Sigue tú antes de que me canse de veros a todos!

Pedro observó aterrorizado cómo el goblin acababa hecho pedazos y como sus entrañas se esparcian a su alrededor, algunas incluso llegando a manchar su chaqueta. Hizo un tremendo esfuerzo por no vomitar y continuó hablando con un sudor que le empezaba a perlar la frente.

-Verá, señora... si me permite mi opinión... el virus del hipopótamo fracasó tan estrepitosamente porque el amigo de Starmonkey no estaba... con nuestra causa. De hecho, se veía más interesado en otros conflictos diplomáticos internacionales que en lo que le estábamos diciendo. Hasta del WOW pasaba un poco... el virus, en mi opinión, fracasó porque el compañero de Starmonkey tenía otras guerras que librar, en lugar de preocuparse de nuestros asuntos.

No podía creerme que un esbirro que antes había hablado hasta la saciedad ahora decía sólo eso... Ni que decir tiene que sus dos compañeros y yo nos quedamos bastante sorprendidos por ello, pero claro, en seguida iba a pasar él a ser el más sorprendido de todos puesto que sin previo aviso, como me gustaba mucho hacer, hice que una guillotina apareciera delante de él.

Después de toda la chapa que había soltado antes sobre historia casi que le pagaba y eso, que debía de tener pintas de casi cualquier cosa menos de gabacho, pero eso me daba igual. Yo era la Señora Oscura y la gente se moría como a mí me daba la gana!

- De rodillas! Ya sabes cómo funciona esto!

El cuerpo del esbirro hizo caso a mi voluntad, que seguro que no era la suya y así, haciéndole esperar un poco para que esos segundos le consumieran aún más, la hoja bajó y así, la cabeza de Romanov salió rodando por el salón del trono hacia delante.

- Ya sólo me quedan dos! - Pensé mientras restregaba mis manos entre ellas y miraba a los dos pobres infelices que tenía delante.

Le hice una seña al vikingo para que continuara.

- ¿ Por dónde íbamos antes de lo divertido?

Tras ver como morian los dos compañeros que menos hicieron para cumplir la voluntad de nuestra queridisima señora, por no decir que mas que ayudar molestaron. Estaba aterrado de seguir sus pasos, saque una voluntad inhumana para contestar a la pregunta de mi ama.

- Como dice el mono, yo no entiendo mucho de informatica, ni ordenadores, ni tecnologia, pero pongo toda la voluntad posible para aprender por vos.-digo mientras pongo una rodilla al suelo como gesto de respeto, y continuo-Tras no funcionar el virus ese... Me impuse al resto y les hice volver al plan original, es decir, destruir la central electrica para dejar sin luz a todos los solitarios frikies y que salieses a la calle a protestar. Asi poder matarlos a todos.

-Una vez llegamos alli vimos al vigilante, un hombre increiblemente feo al que este-señalo a Starmonkey y continuo-se asusto tanto que casi salio corriendo, aunque le pare a tiempo. Les explique, que yo me encargaba del vigilante y ellos, destruyesen la c[entral, ahi les perdi de vista y me encarge del vigilante.- Digo mientras muevo en circulos mi garrote

]

Tuerzo el gesto, escuchando al gigantón del mazo. Mientras tanto, me he dedicado a quitarme de encima pedazos de goblin y salpicaduras causadas por el decapitamiento, bastante más ordenado que lo otro. Menos divertido, pero bastante más controlado y poco salpicante. El vikingo sigue hablando, y entonces se pone a fanfarronear agitando su enorme e inútil maza.

-Como veis, Señora, gloriosa Vos, su desconocimiento no hizo nada en absoluto. -Alzo la mano y el cañón, señalando la falta de cumplimentación del objetivo. -Agarrando al otro humano, lo arrastró obligándonos a seguirlo cuando no parecía muy seguro de a dónde iba, hasta que vió una señal, ¡un dibujo! Algo que hasta él podía leer. Y entonces siguió arrastrándolo hasta las cercanías. Cuando llegamos, decidimos tácticamente que él sería la distracción, y nos colamos en la central el goblin y yo, mientras el otro humano vigilaba desde fuera. Si ambos, el goblin y yo corrimos, fue para colarnos mientras Phor amenazaba con escupitajos al guardia. Entramos, rompimos unas cuantas cosas... -alzo el cañón de mi brazo- y salimos ante los gritos del ahora decapitado humano. Y es que Phor había peleado con el guardia... y según él, ese "ocuparse del guardia" fue dejarse vapulear. Cuando salimos agarrando el cuerpo medio muerto de Phor descubrimos que no era la central eléctrica, sino una central química, donde al vigilante lo pagaban con esteroides para ser tan feo y tan fuerte, y acabamos perdiendo el tiempo yendo a un médico para que cosieran al rechoncho. -Señalo a Phor con el pulgar de la mano con dedos. -Y eso se llevó buena parte de nuestro tiempo, porque lo tuvieron que remendar que le habían cortado unos cuantos cachitos, un brazo y una pierna, y necesitábamos un médico que pudiese unir esas cosas. Lo cual, si no se tienen grandes poderes como Vuestra magnificencia, no es fácil el juntar y separar pedazos a placer.

Desde el punto de vista de cualquiera un vikingo se supone que es diestro y fuerte, capaz de enfrentarse a los enemigos que se le pongan por delante, pero estaba claro que yo me había debido de quedar el esbirro defectuoso para mis malvados planes.

- Qué ojo tengo! Siempre elijo a los más enclenques!

De todas maneras, no pude evitar quedarme mirando a su cuerpo a ver si veía alguna cicatriz.

- Toma esto es para verlo! 

De todas maneras no podía dejar que se notara que me interesaba aquello, aunque al menos esperaba que lo hubiera cosido sin anestesia para que se jod...

- Entonces Phor, una vez remendado cual calcetín viejo... - Lo dejé ahí a ver si seguía el hilo por donde iba, porque ya me estaba impacientando y eso que ahora sólo tenía que escuchar a dos y no a cuatro.

Era curioso pero después de haber despachado a dos de sus compañeros, aún no entendía como uno de los esbirros era capaz de quedarse callado y sin decir ni una palabra. Podía ser que se hubiera asustado tanto que no supiera qué decir, pero claro, a estas alturas en las que ya habías visto dos muertes... No sabía... 

En fin, con un castigo estaría todo arreglado y pensaba darle el suyo. En aquel momento y después de tanto castigo ejemplar no se me ocurría qué perrería podía hacerle, pero opté por una que siempre terminaba haciendo a mis esbirros en algún momento y era, meterlo un poco a un pozo con pirañas y que les dieras unos mordisquitos mientras poco a poco se iban ahogando.

Lo bueno de castigar a un esbirro bajo el agua era que no te sacaba dolor de cabeza con sus gritos.

- Creo que lo he vuelto a descoser... - Dije al mono aún riéndome antes de seguir con aquello, una vez su compañero salió del agua como pudo. - ¿ Después de coserlo entonces qué hicisteis?