Partida Rol por web

Bueno el banano lobezno ese daba yuyu pero lo que más aterrorizó al grupo fue el gato que le acompañaba... - oye pero no olvide contá a nuestra magnificencia que el auténtico pobrema no era e banano ese... Que por fin noh topamo con un gato y no quería acercarte.

Samath parecía un chico listo, más que nada, porque después de lo que acababa de escuchar estaba intentando hacerle la rosca a su señora, lo cual, siempre estaba bien. 

Claro que cuando la mujer escuchó todo lo que estaba diciendo aquel esbirro puso un poco cara de circunstancia. Porque sí, porque el resto de esbirros podían contarla lo que fuera, pero ahora mismo no les estaba preguntando a los demás, sino a él. 

Por suerte, antes de que la mujer pudiera decir nada sobre eso, la cosa esa verde dijo eso del gato y la mujer directamente se volvió hacia Samath. 

- ¿A qué se refiere con eso de no acercarse al gato? 

No estaba demasiado segura de que aquellos esbirros habían entendido que la misión era capturar gatos, no escaparse de ellos. 

Samath volvió a quedarse en silencio por segunda vez. Una cosa era que así de primeras no hubiera querido hablar, que podía entenderlo y obligarle a hacerlo, pero eso de que por segunda vez hiciera lo mismo... 

- ¡Es que no te has enterado de que cuando pregunto algo es para que me respondan...! 

En aquel momento podíais ver la vena hinchada de vuestra ama y sabíais que no iba a ocurrir nada bueno, pero nada nada... 

La mujer hizo un gesto con la mano y aparecieron unos esbirros muy calabaciles: 

Eso sí, el que tenía cara de mala leche venía con un saco que no paraba de moverse, como si dentro hubiera algo que quisiera salir. 

- ¡Suéltalo! - Ordenó la vuestra señora y ellos, así lo hicieron. 

Lo que salió fue el gatito más tierno del mundo: 

Aunque claro, cuando saltó encima de Samath con una especie de rugido del inframundo y comenzó a arañarlo por todas partes, dejó de ser tierno y acojonaba de lo lindo. Eso sí, en cuanto acabó con Samath, el esbirro estaba un poco puposo. 

De esta, se llevaron al gato a duras penas, porque él seguía queriendo sangre y la mujer, vuestra ama, miró al hombre rata. 

- ¿Puedes explicarme lo que Samath no ha sido capaz de contar? 

El Señor Rata fue el primero en asustarse del gatito, antes incluso de que se volviese feroz, había corrido a esconderse detrás de Torok. Iba a hacerlo detrás de Toi, pero Toi ya "tabacondío".

Segundos más tarde, se pudo comprobar que aquel gato efectivamente era peligroso, pero aquel acto de cobardía no dejaba de plantear una seria cuestión ¿Por qué una rata con miedo atroz a los gatos había aceptado la misión de ir a capturar gatos? Sería una cuestión que probablemente respondiera la misma rata con su vida cuando la Señora Oscura cayese en aquel pequeño detalle.

Bue...bue...bueno su Señorísima, Oscurísima y Hermosísima Malignidad - Señor Rata tragó saliva - El caso es que dejamos al señor Banano y a la Supernena peleándose por conseguir gatos y decidimos que era un bueno momento para hacer mutis por el foro. Después de todo, ya nos enfrentaríamos al ganador de la disputa cuando correspondiese, mientras tanto, podíamos ir avanzando en el cumplimiento de la misión. (Aquí cabe señalar que la estrategia de ratón de largarse y dejarles discutiendo se me ocurrió a mi).

Y según nos estábamos alejando: ¡Ajá! ¡Allí estaba! ¡El primer gato! Un gato tan pequeño, solitario, disponible, preparado para ser capturado.... tan horrible, tan atemorizante, horroroso, terrorífico... ejem. ¿Por donde iba?

Queríamos acercarnos a capturar al gato. Claro que sí. Pero nos miró. Y no sé qué pasó a continuación. Yo me desmayé y cuando volví en mi ser, ¡¡Estabamos rodeados de gatos!!

¿Rodeados? ¿Así lo llamaban ahora? - oe, si mi bonito eso de tar rodeaus, pero lo peor e' cuando lo' gato' sacaron la' pistola' la' Uzi' y otea' mucha' arma' de fuego. ¡No' querían robá ha'ta la chapa de e'birro' de señora o'cura!

Lo de que a la rata le dieran miedo los gatos era toda una ironía del destino, eso estaba claro, pero de todas maneras, su misión era su misión y si no servía para hacerla, a la Señora Oscura el esbirro tampoco le servía de nada. Además, eso iban a comprobarlo enseguida... 

- ¿Te desmayaste? ¿En serio? - Preguntó la mujer sin terminar de creerse lo que estaba escuchando. 

De todas maneras, Toi todavía lo puso peor. 

- ¿Un gato os quería atracar? 

Enseguida la mirada de la mujer se volvió a posar en la rata enorme. 

- ¿Seguiste desmayado todo el rato o viste al gato ese que os quería atracar? 

Pregunté a la rata, descontando mentalmente los segundos que le tocaban para sufrir, porque sabiendo cual era su miedo, iba a resultar la mar de entretenido. 

No, no, Señorísima Oscurísima Su Majestad, estuve desmayado la mayor parte del tiempo, y cuando volví en mi tenía los párpados resecos, pero pude enterarme bien de los detalles porque Torok, que asumió el protagonismo del enfrentamiento con los gatos (cuyo resultado le recuerdo que no fue que les capturáramos) me contó después todo lo ocurrido.

El Señor Rata se giró hacia Torok.

¿Por qué no le cuentas a su excelentísima majestad todo lo ocurrido?

Básicamente el Señor Rata estaba respondiendo a vuestra ama que él no se había enterado de nada y eso no le gustó nada a vuestra ama. Desde luego, ni siquiera sabía cómo había acabado teniendo un esbirro al que le dieran miedo los gatos, pero bueno, quizás le sirviera como terapia de choque ¿no? Eso sí, lo que ya no le había gustado en absoluto fue su respuesta ante las acusaciones de sus compañeros, así que negó con la cabeza. 

Volvió a aparecer un gato, pues como no había conseguido deshacerse de ellos, había adoptado a los más malévolos y éste... daba miedo. 

Si no se movía, podía parecer un peluche de un gato sumamente enorme, pero en cuanto comenzó a gruñir quedó claro que no lo era. El gato se acercó al Señor Rata, que siguió con su vieja costumbre y se desmayó, pero allí donde iba a caer aparecieron unos enormes pinchos, haciendo que la caída fuera un poco dolorosa. 

Eso sí, cuando se acercó el gato se tumbó sobre su cuerpo y se hizo un ovillo. Allí se mantuvo un rato, hasta que la Señora lo espantó. 

- ¡Torok! A ver, cuéntame eso que no vio la rata. 

Zi, Torok lo zabe. Ezo, preguntad a Torok.

(Amplia zonriza al darze cuenta de que hablan de él)

Puez lo que pazó fue lo ziguiente. Noz dizponíamoz a llevar a cabo nuestra mizión y de pronto ¡PUM! alguien tropezó con nozotros. Azí, zin máz. Noz arrolló sin pedir perdón ni nada.

Era una chica fea, mu fea, no como nueztra maravilloza Zeñora Ozcura, que ez una preciozidad. La chica era muy pálida. Olía raro, como un pezcado pocho y tenía un azpecto raro. Verdozo, o no, pero no como loz goblinz, no zé. Agarró a uno de loz gatoz y comenzó a comerzelo mientraz gritaba - con la boca llena - ¡Cerebroz!

Lo primero que penzé: ¿Qué ez un cerebro?. No tardé mucho en darme cuenta que ez eza maza griz, que algunoz zaben uzar, o quizás no.

Ante zu hambre, tuvimoz que irnoz y buzcar otro zitio donde cumplir la mizión. Dezpuéz de la chica hambrienta ze puzieze laz botaz, poco ze podía zacar en claro.

Buenas esa tipa hizo buen trabajo 1 gato menos, además un gato atracador, les ayudó en su trabajo y aseguró que los niños no serían "Gatracados" y podrían comprar su BollyKO. - yo iba a da-le la' gracia' a la señora esa, no' ayudaba en nue'tra misión, pero Torok decía que teníamo' mucha prisa por ayudá a un gato a limpiá letrinas...

El Señor Rata volvió en sí con unos cuantos agujeros más, pero se recompuso más o menos. No estaba siendo el mejor de sus días, pero si de él dependía, sería mejor día que el de sus compañeros.

Levantó un dedo justo después de que interviniese Toi para meter un poco más de salsa al asunto.

Y no te olvides de mencionar esa montaña de pasta balbuceante que te robó el inhalador del asma cuando entramos en las letrinas.

Torok dejó a vuestra ama con una sonrisa divertida en los labios, pues se imaginó a la mujer comiéndose un gato y le recordó exactamente a algo que había visto en la tele. 

Ciertamente, aquel goblin no sabía lo que era un cerebro, así que ahí no iba a insistir. El único problema era que últimamente esi del cerebro le pasaba a más de un esbirro. 

Claro que la sonrisa del rostro de vuestra ama se borró cuando escuchó aquello de que tenían que ayudar a limpiar letrinas. ¡Qué disparate era ese! Pero cuando pensaba que ya no podía escuchar nada más extraño, la rata se sumó a la conversación. 

- ¿La montaña de pasta? ¿las letrinas? - Vuestra ama miró a Torok. - Estabais tomando algún alucinógeno ¿no? - Sí esa era la única explicación a tanto disparate. 

Puez zuzedió algo inezperado, mientraz noz dirigiamoz a zeguir con la mizión. Fuimoz sorprendidoz por un moztruo eztraño.

Aquel moztruo babeaba y balbuzeaba, ¿ze dize azí? Balbuzear, no zé. Bueno, el cazo ez que noz acolarró. No parezia hoztil, tan zólo tenía un problema. Había intentado bañarze en un retrete y lo había atazcado. El tema ez que no le ibamoz a ayudar. Puez no iba con nuestra mizión.

La verdad ez que contra nueztra volunta le ayudamoz. ¡Noz hipnotizó! No pudimoz reziztirnos Zeñora Ozcura. Lo peor de todo ez que ze quedó a nueztro lado mientras trabajábamoz, y le apeztaba el aliento a filete de troll con ajo.

Cuando noz dejó irnoz, eztamaboz canzados. Noz paramoz a dezcanzar, o no, pero zólo un poquito.

No recuerdo que me robaze un inhalador, ni ziquiera zé lo que ez el azma.

Ya estábamos con eso de que no se acordaban o que ellos no habías sido o que fue otro. Odiaba cuando los esbirros escurrían el bulto, así que La mujer negó con la cabeza. 

- Sólo te ha faltado decir que eras joven y que necesitabas el dinero. - Dijo vuestra ama negando con la cabeza. 

La mujer chasqueó los dedos y el pequeño gobo zezeante terminó en el interior de una madeja de lana, lo cual en aquel contexto sólo podía significar una cosa y sí, exactamente fue eso lo que pasó. Un gato gigante apareció allí, donde estaba su juguete preferido y empezó a juguetear con ello como cuando encontraba una polilla, que hasta que no las mataba no paraba. 

Así, para cuando vuestra ama se cansó de ver jugar al peludo animalito, lo hizo desaparecer, al igual que la lana y lo que quedó de vuestro compañero, pues estaba un pelín abollado. Lo de tambalearse y estar mareado era lo más normal. 

Samath... - Dijo la mujer. - ¿Qué es lo que sucedió después?

Aún se estaba colocando venditas en los cortes que le había dejado ese gato infernal que le habían soltado... y eso que se veía tan tierno al principio. AL menos esto lo había despertado de sus pensamientos y había recordado lo que había pasado con...

- E-eh a-a si-si... 

Ya estaba demasiado nervioso con todo lo que había pasado hasta ahora, ahora con la señora oscura esperando su respuesta solo le queda ser sincero a ver si sale de esta con vida.

- Verá Señora Oscura... Glup Respira profundo y recuerda para contar.

- Estábamos alejándonos de ese monstruo tuvimos que seguir nuestro camino a pie por mucho tiempo, ya no teníamos los sacos por lo de las super nenas y la banana y ya que no podíamos caminar más llegamos a un extraño pueblo con las casas y edificios más pequeños que lo normal.

Se pasa la mano por la cabeza tratando de recordar y se lastima una cortada.

- Auch.. ah cierto, al rato estábamos escuchando muchos mahullidos en un lugar del pueblo y decidimos acercarnos en silencio por si eran gatos y pudiéramos atraparlos. Llegamos a un edificio llamado "Miau Miau all the Nigth" y resulta que eran un karaoke muy exclusivo solo para gatos.

- Ahí estaban todos los gatitos con pequeños microfonitos, eran muy adorables. Hasta me recordaron a usted su sacrílega pecaminosidad.

¡Exacto! - Metió baza el Señor Rata, que hacía honor a su nombre, porque era un poco rata con sus compañeros.

¡Y ahí fue donde nos metimos en el concurso de adivina el disfraz! ¡Fue muy divertido!... -Miró por el rabillo del ojo a su Señora Oscura y al ver su reacción, se apresuró a añadir - Aunque claro, yo estaba en contra... No como tú Samath que estabas muy empeñado en que participásemos. Cuéntalo, anda, cuéntalo todo.