Partida Rol por web

Después de la carnicería, a la vaca se le quitó las ganas de relinchar y volvió a mugir de nuevo.

—Vaya idea esa de atravesar cielo y tierra para dar con el gato grande. Al final lo único que tenía grande era su único ojo. Pobre manco, no he visto gato más torpe en mu vida.

La mujer escuchaba las palabras de los dos y se estaba imaginando un gato grande muy raro, aunque después de escuchar a la vaca, ahora se imaginaba un gato normal con un ojo muy grande. 

- Vale, un gato con el ojo grande... - Repitió la mujer antes de mirar al ser verdusco. 

Ahora quería saber cómo iba a ayudar lo de un sólo gato, por muy grande que tuviera el ojo, a la misión que os había encomendado, así que... 

- ¿Qué es lo que hicisteis ahí al final? 

No sabía si sentir o no curiosidad, porque veía su gozo en un pozo de nuevo. 

—Esa fue la pena, la misión fracasó —reconoció Marco al fin, no en vano allí estaban, porque había fracasado. Mas no quería ser el cabeza de turco y gastó su última bala:

—Andaba en miz cuitaz pensando un nuevo plan para lograr su objetivo... Pero fue Paquita quien tiró la toalla... ¿Sabez qué me dijo entonces? ¡Que quería sindicarse! Que si los derechoz de los esbirroz, de loz bóvidoz, que si la tauromaquia... Quise hacerla entrar en razón máz no atendía y se marchó para constituir un sindicato... Un sindióz era mi señora oscura... Eso ez lo que era, qué hace un esbirro sin una malignidad tan ilustre como vóz.

Marco comenzó a decir aquello de que la misión fracasó y de que Paquita quería sindicarse y bueno, vuestra ama terminó sin la paciencia en negativos que le quedaba. 

- LA MISIÓN FRACASÓ PORQUE SOIS LOS MAYORES INÚTILES QUE SE HA TOPADO NADIE... 

No le había gustado en absoluto escuchar las tan claras palabras de Marco, pues claramente, si estabais en aquel salón dando explicaciones era porque habíais venido sin cumplir lo que se os había dicho que hicierais... 

El salón del trono comenzó a temblar y en el suelo aparecieron grietas enormes. Marco andaba tratando de escapar de una de aquellas grietas cuando un enorme trozo de piedra cayó del techo, haciendo que momentos después sólo se vieran unos piececitos pequeños asomando por debajo de la piedra. El esbirro había muerto sepultado y aplastado. 

Paquita, viendo como estaba el panorama y que vuestra ama se había vuelto loca y no paraba de dar gritos y soltar todos los tacos que se le ocurrían, decidió salir por la puerta disimuladamente, esperando que la próxima vez que la "jefa" volviera a requerirla, ya se la hubiera pasado la mala hostia. 

Sí, las cosas siempre solían terminar de manera parecida con vuestra ama...