Partida Rol por web

Despiertas con los rayos de Sol deslumbrándote los ojos... ¿No ha cantado el gallo? Te preguntas al ver que lo alto que está el Sol, normalmente habrías despertado al amanecer.

La casa está completamente en silencio, ni tu marido ni tus hijos parecen estar en casa. Se habrán ido a trabajar Piensas, pero luego te das cuenta de que tus hijas tampoco están, y ellas deberían de estar calentando la casa, hace frío.

Bajas del pajar y encuentras la puerta de la humilde morada abierta, tiene una marca de bota en la puerta. Las sillas y taburetes están en el suelo, también parte de los platos y vasos de barro se han caido de la mesa y se han roto y partido en mil pedazos.

Fuera no hay nadie en el camino, tampoco escuchas los gritos y cántares de los campesinos al trabajar, solo silencio te recibe, y el aire frío y cortante del invierno. Los campos se han cubierto de nieve, al igual que los caminos, pero parece que nadie se ha molestado en quitarla para poder trabajar.

Otra vez dentro de casa te das cuenta de que tus animales no están... pero al acercarte al corral ves que no han desaparecido, estan tirados en el suelo y con marcas de mordeduras... muertos.

Dios... ¿qué ha ocurrido? ¿Dónde está todo el mundo? pienso a la par que observo aterrada cómo todos mis animales están muertos. No es de mi agrado pero me acerco a observar los cadáveres y es entonces cuando me doy cuenta de que todos los que miro tienen unas extrañas marcas de mordedura.
Luego me dirijo de nuevo hacia la casa y me detengo frente a la cocina viendo cómo todo está tirado por el suelo.
¿Habrá sido algún animal salvaje que se nos ha colado otra vez? ¿Pero dónde están mis niñas? Pierre puede que haya salido en busca de quien nos ha dejado sin ganado pero ellas... deberían estar aquí limpiando este estropicio... No tengo ningunas ganas de ponerme a limpiar esto ahora sin saber dónde está todo el mundo.

Voy a por la pala con intención de quitar nieve del camino a la puerta de casa.

Al salir fuera escuchas ruidos en el taller del Herrero, Louis.

¿¡Louis!? exclamo en alto, se oyen ruidos en su casa-herrería.
Iré a hablar con él a ver si ha visto a mi familia partir temprano esta mañana.- Voy diciéndome a mí misma en voz alta mientras me acerco a su herrería, la única del pueblo.