Partida Rol por web

Siempre nos quedará Paris

4. La resistencia

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26/06/2013, 09:45
Justine Girard
Sólo para el director

-No, la verdad es que el trabajo de la fábrica no es lo que yo esperaba hacer, pero es el único que he conseguido, y nos hace falta el dinero.. -respondí al cura antes de que me mostrase la bicicleta. Al hacerlo y explicarme todo, me quedé boquiabierta.

-¡Vaya! -nunca había tenido una bicicleta propia, en el pueblo el abuelo tenía una, pero la usábamos todos, y aquí, ninguna. No sabía cómo iba a explicar en casa que me la habían dado. Ya lo pensaría, ahora.. seguía con la emoción del regalo- ¡Es preciosa!

Escuché las instrucciones sobre los mensajes en el manillar. Jamás se me hubiese ocurrido una treta semejante, me parecía muy ingenioso y discreto. A nadie se le ocurriría mirar en los tubos de la bicicleta. Me sentía emocionada y con ganas de empezar ya mismo.

-Me parece un trabajo fácil, pero.. no sé cómo explicar en casa lo de la bicicleta. Podré guardarla aquí, ¿no? ¿Cuándo empiezo?

Tenía ganas de subirme ya mismo y dar una vuelta en ella. Había coches en la calle, pero las bicicletas imperaban. Seguro que me acostumbraría rápido. Por el momento, me guardé mis emociones y permanecí atenta a las instrucciones del padre André.

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27/06/2013, 21:49
Padre André

El padre se pensó lo de guardar la bici allí – No es lo ideal, pero vale mientras no se te ocurra una buena excusa para tenerla en tu casa, no queremos que llame la atención que dejes la bici aquí ¿Verdad? – Dijo pensativo.

Sonrió al ver que te alegrabas – Mañana mismo puedes empezar, no guardes en papel direcciones ni nombres así que reten en tu memoria la dirección a la que tienes que ir, allí mismo te informarán a donde acudir en cada ocasión.

Te dijo el nombre de una calle y un número – Allí a las seis de la tarde, por lo demás... creo que ya está todo – Dijo levantándose de hombros.

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30/06/2013, 12:03
Justine Girard
Sólo para el director

-Sí, es cierto -no había pensado en los inconvenientes de la bicicleta en al iglesia-. Si no le molesta, esta noche la dejaré aquí, y ya mañana le buscaré sitio fuera.

Escuché el nombre y la dirección que me dijo, y los repetí un par de veces. No podía apuntarlos, y tampoco quería fallar, así que esperaba no decepcionar al sacerdote.

En principio, la misión parecía fácil, y poco arriesgada.

Solo he de servir de recadera, pero.. ¡A saber qué mensajes estoy llevando!

Me sentía importante, y un poco nerviosa ante mi primer reto. Contaba con hacerlo bien, me aseguraría de encontrar bien la calle. Papá tenía un plano de París, le pediría que me lo dejase esta noche. Además, tendría que ir a ese sitio muchas veces más, por lo visto, así que mejor tenerlo claro.

-Si no hay ningún otro tema que tratar, si le parece me pondré en camino hacia casa, no me gustaría que me hiciesen muchas preguntas mis padres.. Cuanto menos tarde en volver, mejor será.

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01/07/2013, 17:47
Padre André

- Si, ningún problema con que la dejes aquí esta noche, esta puerta está normalmente abierta para cuando lo necesites, por lo demás recuerda la cita de los domingos en el confesionario. Buena suerte Justine - El sacerdote se despidió y pudiste regresar a casa en un tiempo relativamente corto.

Al día siguiente comenzaste a llevar mensajes de aquí para allá, en realidad el trabajo era sencillo y agradable pues de paso conocías París a fondo, aunque quizás era más peligroso de lo que parecía. Ibas siempre a la misma calle, te entregaban el papel, ibas a donde te indicaban y a entregarlo de nuevo.

En París habían cada vez más alemanes, parecía haberse convertido en el destino turístico de los oficiales, en busca de la buena bebida, el sol y las mujeres. A mi misma alguna vez te dijeron algo en alemán, pero por los gestos se trataba de algún comentario sobre tu cuerpo. Sin mayor novedad fueron pasando las semanas, mensaje tras mensaje, hoy era domingo y tocaba ir de nuevo a la iglesia.

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01/07/2013, 20:07
Justine Girard
Sólo para el director

La primera semana como "enlace" había transcurrido bien. Me daban miedo los alemanes, no podía evitar sentirme tensa cuando alguno se cruzaba conmigo, pero procuraba disimular. Los veía confiados, tal vez un poco prepotentes, y algunos bastante maleducados.

Yendo con la bici me sentía observada cuando pasaba por delante de algún grupo. No me hacía sentir cómoda, creo que a todas las chicas les pasaría.

Parecían.. no sé, desesperados, y eso no era bueno. Me juré no volver a pasar por donde hubiese alemanes mientras pudiera evitarlo.

El domingo comenté a mis padres que de nuevo iría a la iglesia, y me preparé para ello. Como era fuera del horario eclesiástico, me vestí de modo que no llamase en absoluto la atención, y me encaminé hacia la reunión.

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02/07/2013, 01:13
Dominique Durreaux

Ladeé la cabeza y una pequeña sonrisa asomó en mis labios, burlona.

—No, quédatela mejor… o Alice no me permitirá salir para someterme a un interrogatorio. Ya sabes… —Luego volví la mirada hacia l casa. —Mejor espera ahí —agregué señalando el largo pasillo. —Quién sabe que ocurra en estas calles de ahora en más —y una vaga mueca se insinuó en mi rostro. —Regresaré enseguida.

Y caminé con pasos rápidos hasta la vivienda de Alice con aquella duda rondándome. ¿Nos pertenecían ahora estas calles que tanto habíamos conocido y caminado? Eso esperaba, eso deseaba.

Y así será.

Un deseo, casi una plegaria.

Notas de juego

Acelerá todo lo que quieras. No creo que esta parte sea importante, pero... Nunca se sabe. =P

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02/07/2013, 20:52
Padre André

Todo sucedió como las otras veces, la confesión, te citó para más tarde en la parte de atrás y allí acudiste. Tras interesarse primero por como te había ido con los mensajes en bicis te propuso una cosa nueva.

- Tengo otra misión, pero es un poco más arriesgada, respetaré si la rechazas, aunque si tuviese éxito sería un buen golpe de mano a los alemanes, se trata de un acto de sabotaje ¿Cómo lo ves? – Para aclararte un poco más en que consistiría... – Sería una misión nocturna, infiltrarse con otra persona en un almacén y comenzar a cortar cables, por seguridad no se te darían todos los datos hasta última hora

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02/07/2013, 20:52
Edouard

El trámite con tu amiga fue bien, lo único fue el tener que cortarle un poco la conversación, tanto por no volver tarde a casa como por no hacer esperar demasiado a Edouard.

Te esperó pacientemente e insistió en volver a prestarte la chaqueta hasta llegar a la esquina de tu calle. La sensación de temor por estar fuera a estas horas, pero ir bien acompañada era importante. Estabais despidiendoos – Bueno, tenemos pendiente ir al cine – Sonrió tímidamente. Miró al suelo, te miró a ti y... el chico se acercó para darte un beso ligero en los labios – Yo... nos vemos – El inesperado acto y su reacción de marcharse en seguida demostraba azoramiento por su parte. Dio media vuelta para marcharse ya hacia su casa.

Notas de juego

Tranqui, tu rolea normal, yo me encargo del resto ^^

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04/07/2013, 01:31
Dominique Durreaux

Caminamos de regreso a mi casa, casi sin hablar. Y como siempre que estaba con Edouard, me sentía confusa, protegida pero al mismo tiempo extrañamente incómoda. ¿Por qué?  Quizá porque, a su lado, siempre intentaba justificarme como ante un tribunal a la vez bondadoso pero insobornable.  Me sentía confusa ante él, me acusaba despiadadamente ante él, y aunque descontaba su absolución, terminaba siempre descontenta. Quizá porque más que absolución mi espíritu buscaba aquella mirada ubicua y absoluta, severa y escrutadora. La de mi conciencia.

Entonces ocurrió…

Ni inesperado ni esperado. Más que un beso, una caricia.

Él estaba turbado, sorprendido quizá. Y yo… Yo, ahí, de pie, quieta y muda como una estatua, sin atinar a otra cosa que a mirar como Edouard balbuceaba unas palabras y casi huía de mí. O de aquel espontáneo e inocente acto. Creo que alcé una mano, creo que insinué un saludo, creo que esbocé una sonrisa… Él se alejaba, azorado. Y yo solo alcé mi mano y sonreí. Como una idiota. Sabía que debía decirle algo, pero no encontré las palabras y me quedé allí, como una estatua y con mi estúpida mano en alto. Cuando despareció en un recodo de la calle, reaccioné y balbuceé un “nos vemos.”  La mano alzada se volcó hacia mis labios como cerciorándose de que aquello había ocurrido, como si quedaran huellas. Recién entonces me volví y mis ojos se clavaron en la ventana que daba a la calle, quizá alguno de mis padres observaba, preocupado por mi tardanza.

Lentamente traspasé el umbral de la puerta de mi hogar (y otras puertas me abrieron paso hacia un laberinto de sensaciones contradictorias e inasibles). Estaba furiosa conmigo misma, desconcertada. Tenía que hacer algo, pero qué. Ordenar mis ideas y mis sentimientos, transitar aquel laberinto y encontrar una salida, pero cuál.

Edouard

Notas de juego

Done. 

Maldita migraña. >.<

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04/07/2013, 20:56
Justine Girard
Sólo para el director

Sabotaje...

Esa palabra del cura rebotaba en mi cabeza.

sabotaje, sabotaje...

Me parece que involuntariamente abrí demasiado los ojos al escucharla, aunque intenté aparentar serenidad. Sabotaje ya me sonaba a algo muy serio. Pero el sacerdote creía que yo sería capaz, así que comenzaba a pensar que mis dudas sobre mí eran mayores que las que tenían los demás.

-Yo, esto.. Yo no quiero matar a nadie, si puedo evitarlo. No sé si sería capaz, yo.. Sé que a lo mejor no debo saberlo, pero.. Nada, no quiero comprometerle. Mejor no pregunto. Sólo una cosa. ¿Usted cree que yo podré hacerlo? Si cree que estoy preparada, lo haré.

De nuevo mi confianza subió hasta el techo. Igual no era tan difícil, o tan arriesgado. Y no iría sola. Tal vez alguna persona de aquella otra reunión me acompañase.

Un gusanillo de nervios volvió a instalarse en mi estómago. Sí, quería hacerlo..

-¡Lo haré! -contestó mi boca, antes de que mi cabeza sopesase las posibilidades de fracaso.

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05/07/2013, 19:17
Padre André

Es curioso que a veces un pequeño acto provoca una sensación aparentemente física pero que no lo es. Como aquel sutil beso, como si tus labios se negaran a crees que el contacto había cesado hacía ya varios segundos.

Algo más en lo que pensar, o quizás en lo que sentir. Te quedaste aferrada a las losetas de la acera hasta que decidiste que quedarte allí no servía para nada. De reojo mirabas la ventana ¿Y si te habían visto? Entraste en casa y escuchaste el bullicio familiar en la cocina, por los olores la cena ya estaba casi a punto.

Transcurrieron los días y el destino quiso que no vieras a Edouard en este tiempo, tu trabajo en el hospital fue a más, y llegó el domingo en el que había que acudir a la cita con el Padre. Allí te dirigiste, ya en el confesionario notaste al Padre un poco alterado – Han atrapado a uno de los nuestros, estoy preguntando a cada uno de vosotros quien quiere participar en una misión de rescate, aviso desde ya que el riesgo es elevado, cada uno ha de decidir si quiere participar o no, entenderé que haya gente que no quiera asumirlo

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05/07/2013, 19:18
Padre André

Padre André te miró con gesto comprensivo – En principio debería ser una operación limpia, sin contratiempos, en caso de que se complicara... Nadie te va a decir que mates a nadie, lo único que se te pide es que mantengas el secreto sobre el resto de compañeros...

Se levantó de hombros – Creo que si podrás, lo importante es el sigilo – Observó tus reacciones y sonrió – Está bien, quedemos el Viernes que viene al atardecer, aquí mismo, te explicaré los pormenores justo antes de comenzar ¿De acuerdo?, trae ropa oscura, el resto se te dará.

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07/07/2013, 01:05
Dominique Durreaux

Pasaron los días, siete días exactamente, poco más de ciento sesenta horas. Creo que agradecí el excesivo trabajo de aquella semana, las horas de más pasadas en el hospital eran un bálsamo que me liberaba del agobio en que me sumía cuando, se suponía, debía descansar. Y las noches se hicieron largas y densas hasta el domingo siguiente.

Ese domingo...

No conocía al padre André, al menos no lo suficiente como para hacerme una imagen acabada de él, pero no iba a negar que era un hombre directo, sin circunloquios. Después del baldazo de agua helada que fueron sus palabras, tardé en reaccionar un tiempo que se me antojó eterno. Quizá solo fue un instante, pero lo percibí inagotable y, aún así, creo que no pensé mi respuesta. Sencillamente…

—Sí —respondí, decidida, pero agregué —aunque ignoro cómo puedo ayudar.

Uno de los nuestros” había dicho el sacerdote y por un momento se me estrujó el corazón en un puño. ¿Y si era Edouard? No lo había visto ni había sabido nada de él desde el domingo pasado, pero algo me decía que no… Que no se trataba de él, que él sabía cuidarse. Aún así, pregunté, en un suave susurro, vacilante:

—¿Conozco a… esa persona?

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08/07/2013, 15:12
Padre André

El sacerdote asintió un poco triste – Si, se trata de una de las chicas que estuvo en la reunión de la semana pasada, pero no quiero contar más detalles hasta justo el momento de comenzar. Si deseas participar necesito tienes que estar esta noche a las diez en la puerta de atrás, se explicará todo. Sólo necesitas venir con ropa oscura.

Suspiró largamente – Y gracias, si no nos tuviésemos los unos a los otros... – Estabas en el confesionario y no era el momento para demasiadas preguntas ya que se trataba de no llamar demasiado la atención.

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10/07/2013, 18:30
Dominique Durreaux

—Allí estaré —respondí con firmeza, quizá en un intento de convencerme a mí misma, porque ignoraba si eso sería así llegada la noche.

Me despedí del sacerdote y salí de allí, ensimismada en mis propias sensaciones. Afuera, una fría brisa me heló los pies cuando pisé la calle: el miedo. Miedo por mí, miedo por mis hermanos (¿Dónde estaban? ¿Por qué no intentaban comunicarse con nosotros? ¿Qué les había ocurrido? Ni siquiera quería pensar en ello) , miedo por mis padres, miedo por aquella guerra infame, miedo por tanta incertidumbre, miedo por lo que quizá iba a ocurrir esa noche...

Incertidumbre es cuando todo aquello en que creías ya no es. Incertidumbre es cuando los adoquines de las calles se sacuden a tus pies en un trémolo incontenible y ya no sabes dónde estás parada.

Y regresé a mi casa, enmascarando ese desasosiego que me ahogaba tras una sonrisa, como siempre.

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11/07/2013, 16:15
Justine Girard
Sólo para el director

Asentí, convencida de que sería tan fácil como él lo explicaba. Cortar unos cables.. No parecía complicado, y quién sabe si salvaría vidas de ese modo.

-Lo haré, sí. Aquí estaré el viernes, con ropa oscura, como dijo. Ahora creo que será mejor que regrese a casa, si no tengo nada más que hacer aquí -comencé a caminar hacia la puerta-.. Por cierto -me detuve, mirando al sacerdote de nuevo, y sentí que mis mejillas ardían-.. No le he dado las gracias por las oportunidades que me está dando. Me siento bien ayudando a la gente, aunque sea en poca cosa. He visto a esos soldados ahí fuera, cómo se burlan, cómo se jactan.. Leo los periódicos, las atrocidades de la guerra.. Ojalá no fuese así, pero.. me alegra estar haciendo algo para alejar todo eso de aquí.

Me callé. No sabía por qué había dicho aquello, pero así lo sentía, una mezcla de culpa y alegría, y me sentí bien al confesárselo.

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11/07/2013, 21:33
Edouard

Sumida en tus incertidumbres dejaste la iglesia para volver a casa, hacía fresco y tus pasos eran apresurados.

Inventaste algo para estas unas cuentas horas fuera, no te iban a poner ninguna pega, salvo la habitual advertencia de que tuvieses cuidado.

Por lo demás cenaste algo ligero y te preparaste algo oscuro pero que tampoco llamase demasiado la atención a tus padres y luego de vuelta a la iglesia. Apenas habías dado unos pasos después de haber cerrado la puerta de tu casa cuando escuchaste a alguien que te llamaba - ¡Dominique! – Se trataba de Edouard que se acercó a donde estabas.

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12/07/2013, 01:47
Dominique Durreaux

En mi dormitorio, mientras me preparaba para lo que aconteciera esa noche, varias cuestiones se alzaron en mi mente, como oscuras nubes de tormenta. Una de ellas, la principal, se refería a mis padres. Cuando atravesara el umbral de mi casa rumbo a ignoraba dónde o qué, quizá no regresara. Lo había dicho el sacerdote, el riesgo era elevado; y entonces recordé a mis hermanos. Ni muertos ni vivos, desaparecidos. Y la terrible incertidumbre en la que aquello había sumido a mi familia. Y si yo no regresaba...

En tal caso, quería que mis padres supieran qué podría haberme ocurrido. La verdad siempre era mejor que la incertidumbre. Presta, escribí una breve nota y la guardé bajo la almohada de mi cama. Si yo no regresaba, tarde o temprano mi madre la encontraría y sabría algo de mí. Mordí mis labios, contuve la respiración y salí de mi alcoba sin volver la mirada hacia atrás. No podía hacerlo, si lo hacía la duda se haría carne y no podría seguir con eso.

Afuera, ya en la calle, me demoré un instante mientras echaba llave a la puerta. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué me arriesgaba por alguien a quien apenas conocía? Lo ignoraba. Quizá era por aquello que dijo el padre André: "si no nos tuviésemos los unos a los otros..."

Quizá.

Tres, cuatro, cinco pasos, y una voz que invocaba mi nombre. Aún antes de detener mis pasos, antes incluso de voltear la cabeza, antes de que mis ojos lo vieran, ya sabía que era él. Su voz era inconfundible, más aún en esa silente noche parisina.

Edouard...

Esperé que se acercara y esbocé una sonrisa, pero los músculos de mi cara estaban tensos y quizá solo conseguí una mueca vaga. Tenía miedo, mucho miedo. Pero él estaba allí y quizá me regalara un poco de calma.

Bonsoir —susurré, y agregué: —Es bueno verte.

Ni siquiera recordaba lo acaecido ahí mismo, una semana atrás. En ese momento solo importaba respirar, ver, oir, tocar, oler, existir...

Aún vivimos.

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12/07/2013, 14:16
Padre André

Padre te sonrió – Está bien, usaremos los mejores medios para que sea una operación limpia.

Al resto de tus comentarios apretó sus labios – No... No, gracias a ti, me gustaría poder hacer algo más por ti, yo, me siento... – El hombre parecía realmente turbado ¿Confuso? ¿Qué trataba de decir?


- No importa – Dijo finalmente, se acercó y depositó un beso en tu frente – Anda, ve.


Realmente André parecía comportarse de forma un tanto extraña, pero había que irse, al final de la semana tenías algo importante. Regresaste a casa, para descansar y comenzar la semana con fuerzas, pero...

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Cargando editor
12/07/2013, 14:27
General

Fue el martes, después de que te hubiesen entregado otra nota que metiste en el tubo de la bici, ibas distraía cuando un coche te adelantó de forma un poco peligrosa y ocurrió en desastre. Te desequilibraste y caíste de bruces. Te raspaste las rodillas que comenzaron a sangrar un poco. El coche se detuvo, resultó ser uno de esos autos negros de los alemanes, bajó un único hombre con una larga gabardina y se acercó para tenderte la mano.


- ¿Está bien? – Dijo con marcado acento alemán, pero entonces te diste cuenta de una cosa, se tubo del manillar se había salido del sitio y la nota asomaba. El hombre lo vio y la tomó. Te invadió el pánico.

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