Partida Rol por web

Despojados de vuestras armas e inventario, engañados por el astuto Mr. Teapot (HE IS BACK!), con su buena amiga Hilda liquidada a manos del asesino de la cucharilla de postre y traicionados por la advenediza secretaria conocida como Izzie The Killer (¡Más Killer que nuncaaaa!), nuestros abatidos héroes visitan forzosamente el lugar que sirve de preludio a todo adalid de historias de Espada & Brujería que se precie de serlo: La lóbrega celda de una húmeda mazmorra.

_{En teoría, deberían haberla visitado con nivel 1, pero como esta panda de bichos raros son así de problemáticos, pues han repetido experiencia con nivel 4.}

Los templarios de la orden del Amanecer Dorado ahora les consideran consortes de las hadas, algo que a la joven Bryonna no le ha deparado una suite nupcial y desayuno con buffet libre, como bien han podido atestiguar. Ahora escuchan las torturadas serenatas de los reos bajo el templo de Viktal mientras los inquisidores se afanan por conseguir La Verdad. Y a juzgar por los lamentos de los cautivos, no están cerca de conseguirla, no.

El siempre cáustico Läpzig les ha reservado a nuestros héroes una celda muy especial al cargo de un torturador de nivel platino que responde al nombre de hermano Llagas & Pústulas. No parece un tipo encantador, a decir verdad.

Läpzig parece especialmente emocionado por haber atrapado nada más y nada menos que a cinco partidarios de las hadas, con pruebas incriminatorias inclusive. Esto supone un dramático giro de los acontecimientos para vuestra presencia en Viktal.

Incluso, podría suponer un dramático giro para vuestro duodeno.

Angustiados por la pérdida de vuestra nigromante favorita, aguardáis vuestro destino en la oscuridad mientras algunos presos mantienen el siguiente diálogo:

—¿Has oído hablar de los dolores fantasmas?

—No... Qué miedo. Suena... Mal.

—Pues oye, tiene sus ventajas. Te puedes rascar sin tener mano, por ejemplo.

—Hum... Pues aquí abajo eso puede ser útil.

—¡Ya te digo!

—¿Y qué tipos de dolores fantasmas hay?

—Fundamentalmente los de extremidades. Dicen que con mucha práctica se puede sufrir un dolor fantasma en el píloro, pero eso solo está al alcance de los mártires, ¿me comprendes?

—Qué fuerte... ¿Y puedes tener un dolor fantasma en la cabeza?

—Pues... No, no lo creo.

—Pues no me parece muy normal.

—Bueno, si alguien te aplastase el coco con ese torno de ahí, tú tampoco parecerías muy normal.

—Eh, sin ofender.

—Va, va. ¿Un chiste?

—Bueno, vale. Pero que sea bueno.

—Hay dos sábanas en un tendedero en lo alto de una azotea.

—Ajá.

—Una le dice a la otra: Uuuuuuuuuuh... Uuuuuuuuuuuh.

—¡JAJA!

—Espera, idiota, que el chiste no ha acabado...

—Ah, lo siento. Sigue.

—Entonces la otra dice: ¡Uuuuuuuuuuuu...UUUUUUUUUUUUUUUUU...UUUAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUUH! A lo que la otra pregunta: ¿'Illo, pero qué te pasa? Y la otra responde: ¡¡¡QUE SE M'A IDO LA PIIIIIINZAAAAAAA!!!

Un inquisidor sanciona la chanza vertiendo un cubo de agua infecta sobre los dos presos.

—Recordatorio: Chistes hasta las nueve. Después tortura nocturna. ¡Ya deberíais saberlo!

Ala, pues ya casi estaba, casi eran artistas, y con lo que iban a practicar serían de los buenos. Ya iban a ser parte del folclore popular, en breve sus voces se unirían a aquel maravilloso coro que habían montado. Pero el pobre Elandor casi no cabía dentro de si, tenía una mala hostia, que auténtica bilis de elfo salía de la comisura de sus labios, eso mientras  había entrado en lo que parecía una letanía interminable de improperios:

"Maldita puta, desgraciada, asquerosa, amargada, traidora. Mentirosa, japuta, cabrona, retrasada, artera y reputa. La madre que la pario, so puta, ladrona, mentirosa, cobarde, fea y estirada. .........................................."

Había entrado en bucle, ver y oír a la amada y majísima secretaría, en acción buscándoles a todos un buen futuro, aunque tal vez breve, como artistas, eso había sido superior a sus fuerzas. Las ganas de matarla eran inhumanas, como que era elfo, y cuando su mente dejaba un instante de pensar en la secretaria. Teapot provocaba otra oleada de buenos pensamientos y emociones, estaba de racha, estaba cerca del nirvana. Y así seguía con su mantra, una y otra vez, con aquellas dos personas que se habían convertido en el eje de sus pensamientos. 

El enano apretó los puños, y se quedó en silencio mientras aquella sibilina traidora vertía sus inmundas falacias sobre ellos. Bueno. Se dejó hacer mientras le quitaban las armas. En realidad, no las necesitaba. Sólo estaba pensando en qué mil modos de disfrutar cuando aplastase la existencia fútil de aquella insulsa gafotas que le había amargado la vida desde que se uniera a Elandor y ahora, desde que le quitara a su estimada Hiiiiiildaaaaa. 

Agachó la mirada, mientras le conducían a la suite nupcial. Si. Aquello para el sería la suite nupcial. Si. La venganza sería su prometida, y aquel sería el lugar donde comenzaría una vida dedicada a ello. Los enanos pueden ser lentos en razonar, hablar, entender quizás. No era el más lumbreras del mundo, aunque tenía su inteligencia. Pero eran lentos en perdonar, y más lentos aún ejecutando venganzas. Si señor. A partir de ahora, el objetivo sería vengarse. 

Una vez en la suite, empezó a dar vueltas. A veces, literalmente, se subía por las paredes. Estaba enfadado. Se estaba encendiendo el fuego de la ira enana. Asentía a cada palabra que decía Elandor. 

A CADA PALABRA.

Estaba muuuuy enfadado. 

—SIENTO LO DE VUESTRA AMIGA —dijo tras un instante de ascética reflexión El Rojo. El dracónido había encajado con insólito estoicismo la derrota, pero en su corazón latía con parsimonia el fuego de la venganza—. CONTABA UNOS CHISTES DE PENA, PERO PARECÍA INTELIGENTE—. Marvin cerró los ojos, concentrándose para no evocar el último chascarrillo de la nigromante, que mira que era malo.

—EL GREMIO DE ASESINOS SUELE TRAMAR SUS VENGANZAS A MUY LARGO PLAZO. ES UN COLECTIVO MUY UNIDO, LO CUAL NO DEJA DE RESULTARME PARADÓJICO. DEBÍSTEIS CAERLE ESPECIALMENTE MAL A TEAPOT PARA QUE OS HAYA DEDICADO TANTA ATENCIÓN. HE ESCUCHADO HABLAR DE SERES RENCOROSOS... —dijo mientras evitaba mirar de soslayo a Hrasty—. PERO LO DE ESTA NOCHE MARCA UN NUEVO HITO. URDIR UNA TRAMA DE ASESINATO CON TU SECRETARIA... ¡NI EL CLAN ESCORPIÓN SERÍA TAN RETORCIDO!

Lo cierto es que convencer a tu secretaria de que te apuñale por la espalda incriminándote a ti y a tus camaradas en una trama feérica en mitad de un pueblo plagado de inquisidores supersticiosos al tiempo que te hace añicos la declaración de la renta y te asesina a tu consultora arcana es... Sí, retorcido.

Entonces emerge por las entrañas de la mazmorra un canto que solo puede tildarse de gregoriano decadente.

Es gregoriano porque lo emiten unos individuos a los que parece que les han golpeado con cierta inquina con una maza en los cataplines, algo que contribuye -se desconocen los motivos científicos- de modo decisivo a agudizar el tono vocal, oiga.

Es decadente porque los que lo cantan parecen llevar entonando desde hace unas doce horas sin descanso para un tentempié y ahora el coro resuena con un matiz gangoso que resultaría fatal para vender productos en una fegueteguía.

Ante nuestros desconcertados héroes aparece un individuo que, como poco, se les va a hacer inolvidable.

El hermano Llagas & Pústulas se presenta ante vosotros ataviado con una túnica de un inmaculado blanco con bordados dorados y el rostro cubierto por una máscara de plomo. Le acompañan dos monaguillos encapuchados que no dejan de canturrear en gregoriano decadente¹ hasta que el Supremo Interrogador de la Inquisición del Amanecer Dorado alza con parsimonia una mano enguantada en seda para conminarles al silencio más sepulcral.

Le faltan dos dedos.

—_{Buenas noches...} —dice con una vocecita reverberante en un tono muy bajo mientras extrae un papel cuidadosamente doblado de la manga de su flamante túnica—. En primer lugar, permítanme presentarme... Soy... *PIIIIIIIIIIIII*... —gruñe de modo incomprensible, sus palabras ocultas tras un oportuno y estridente pitido—. _{No obstante, se me conoce en el mundillo profesional con el sobrenombre de Hermano Llagas & Pústulas... No es un epíteto demasiado creativo, si les soy sincero, pero... ¿Acaso puede uno luchar contra sus epítetos?} —Suspira, melancólico—. _{Seré su anfitrión durante esta interesante velada...}

El enmascarado gira su rostro de plomo a uno de los monaguillos, que procede sin necesidad de instrucciones verbales a extraer de un morral lo que podríamos definir técnicamente como Instrumental de Extracción de La Verdad Más Absoluta +3.

De un vistazo os percatáis de que tiene un torno, una segueta, varias pinzas, un juego de cuchillos de diferentes proporciones, un látigo de doce colas, una espátula y lo que parece un juego con tres tarritos: arena, sal y... ¿Qué es esa cosa arrugada y roja?

—_{Bien... ¿Algún voluntario?}

Elandor se estaba preguntando el mismo eso, de donde cojones habría salido un tipo tan rarito como Teapot, había que joderse, por algún extraño motivo parecía tener el don de encontrarse con este tipo de criaturas aberrantes.

Bueno, y ya parecía que tenían su primera audición, y por otro lado, en algún momento tenían que comenzar, allí habían venido a cantar. Así que sin pensarlo mucho, Elandor se lanzó al escenario, sin pudor ni absoluta sombra de vergüenza, ¿Qué es eso? Como el auténtico descerebrado vengativo, en el que le habían convertido en aquella aciaga noche. Respondió a la situación, tal vez no, de la mejor ni mas adecuada de las formas.

"¡Qué bien! Si ya están aquí los del coro, hombre peor que esos no lo podemos hacer. Vaya careta que te gastas chaval de nombre impronunciable, y cuyo apodo deja bien claro lo guapo que tienes que ser. Vamos, que nos ha tocado la primera audición con un amargado del que huye hasta su madre cuando le ve la jeta."

Y la verdad es que el tenía una vena artística, de pequeñito también le entusiasmaba el mundo del espectáculo, a ver si había confundo su profesión, que eran muchos los que ya de bien pequeñín le decían continuamente que era un payaso, cosa que aun seguía escuchando con cierta frecuencia. Oiga usted, a ver si tenían que cambiar de vida. Nunca se sabe, pero Elandor nunca dejaba pasar de largo una oportunidad, ni un trago tampoco. Así que se lanzó de lleno a aquella prueba. Si no valía, no pasaba nada, en total era investigador, o no. Bueno algo confuso si que estaba.

"Venga a ver esas pruebas, que este coro no es de los mejores, y yo creo que podría aportar nuevos tonos y melodías. De la misma tengo que replantearme el futuro. Que esta noche hemos visto a un grupo de payasos, a los que no les iría nada mal en cualquier circo" - Es que la actuación de aquellos tipos había sido cojonuda, ganas tenía de comentarles en persona lo buenos que eran. Y ya se estaba preparando la voz para sus primeros tonos, pena de no poder echar unos traguitos.

"Oiga, yo con unos traguitos mejoraría mucho. Es que tengo la garganta un poco seca, sabe usted."

No sabía el enano a qué atenerse, realmente, cuando entró aquel estrafalario pero más que inquietante personaje. La verdad, no quería meterse en ningún tipo de lío, o más bien, que le liaran en nada de cantos (¿cómo olvidar el concurso de canto gregoriano aquel en el cual de algún modo empezó a inundarse el monasterio?).

Pero el que su jefe ( a quien apreciaba profundamente) se ofreciera a pasar por aquellos chillidos en lugar de ellos le enterneció por dentro. Si es que un enano como él se podía enternecer, claro está, con una piel tan curtida y los años que llevaba encima. Si si. Así que, aunque no le salía del alma hacer aquello, pues oye, por su jefe, por el que pone las normas, había que dejarse la piel. Un asalariado, aunque tuviera pagas retenidas, se debía a su jefe. 

- Déjame a mi primero, oye. Tengo la piel dura, y oye, quería mejorar mi canto. La última vez que canté en serio pues oye, me pidieron que lo dejara, pero creo que este señor está dispuesto a hacerme mejorar en mis tonadas. ¿Me dejarás? Seguro que luego... oye, hasta nos dejará hacer un dueto...  

—Snitt también siente-lamenta lo de vuestra amiga-compañera. Por sus escamas que habrá venganza-retribución por lo que esos hijos de cabra han hecho —dijo con aire vengativo que habría sido más intimidante de no ser por el tick que tenía al hablar.

Ahora bien, no nos confundamos. Una cosa es que Snitt lamentara lo que había ocurrido a su compañera... y otro que fuera a prestarse voluntario a la oferta del adorable y muy atento hermano Llagas y Pústulas. ¿Es que aquí alguien conoce algún kóbold con alineamiento bueno? No, ese no cuenta. En el mejor de los casos este kóbold era buenillo, y eso en el mejor de los casos.

Qué suerte que el resto fueran más valientes.

—Marvin —susurró Snitt—. Y, uhm, tú, el cáprido. ¿Tenemos un plan-idea, verdad-verdad? Snitt tiene demasiadas cosas que hacer-terminar, y este no es el tipo de lugar oscuro que le gustad-disfruta. Algo se tiene que poder hacer-realizar para escapar-librarse de esta.

El enano se puso delante de aquel amable y cariñoso hermano que les quería invitar a realizar un canto. 

- Por favor, soy pequeño. Seré apenas un entrante, y seguro que darás cuenta de mi rápidamente... - Dijo, volviendo a mirar al resto de sus compañeros. 

—¿ESTÁS PREGUNTÁNDOME QUE SI TENGO UN PLAN DE HUIDA? ¿A MÍ? ¿A MARVIN EL ROJO?

Marvin miró muy sorprendido a su pequeño y escamoso camarada, que le observaba con ojos suplicantes, sin duda anhelante por escuchar algún alocado plan de huida al estilo habitual del Rojo. Si bien el dracónido no era un maestro del escapismo, como buen maestro de batalla se sabía alguna que otra argucia para desconcertar a sus enemigos y llevaba un buen tiempo con Snitt a su lado como para saber qué posibilidades arrojaba la simbiosis con el kóbold.

—PUES... LO CIERTO ES QUE SÍ... RÁPIDO, SNITTY. FINGE UN INFARTO.

El enmascarado, individuo sin duda insondable, ladeó ligeramente la cabeza ante la reacción de Elandor y de Hrasty.

—_{Extraño... No es habitual tener tantos voluntarios... El atrezzo les impone un poco, ¿saben?} —Pareció indeciso, dándose toquecitos con el índice en el labio de plomo, así que empezó a sopesar ventajas e inconvenientes de interrogar a Elandor o a su voluntarioso compañero enano en primer lugar—. _{Hummmm... El enano es más correoso... Debería ser algo más resistente y, por ende, más desafiante, más... satisfactorio...}

_{>>El elfo, en cambio, parece muy interesado en contribuir al coro... Creo que iniciaré las lecciones de gregoriano con el señor elfo, sí... Pero no se preocupe, señor enano... Le tengo algo especial reservado para después...}

El hermano Llagas & Pústulas extrajo una campanilla de su morral y con un deje desdeñoso de su muñeca provocó un pequeño tañido para convocar a dos novicios para sacar al elfo de la celda. Elandor, dicharachero hasta la médula vaya a saber usted si como daño colateral del traumatismo craneoencefálico, del resacón de Tilford o incluso del episodio de intriga y traición nocturno, se sentó en la silla de torturas de buen grado. Todo aquello estaba perturbando bastante al hermano Llagas & Pústulas, aunque era difícil discenir este extremo porque, bueno, cuando tienes una plancha de plomo cubriéndote la cara, de repente Steven Seagal se torna en un actor con un amplio registro dramático por mera comparativa.

El hermano Llagas & Pústulas extrajo un legajo y lo mostró a Elandor a una distancia óptima para que fuese admirado por el Señor de los Topos. Uno de los monaguillos le acercó al elfo una pluma.

—_{Firme aquí, si es tan amable...} —dijo el hermano con esa voz calmada que solo podía tener un eunuco alimentado en rencor hacia todos los sementales del mundo.

Elandor no tuvo que leer demasiado para saber que estaba ante una declaración de culpabilidad en toda regla.

Mecachis en la mar, pues no quería ir a cantar también Hrast, no si al final todos tenían alma de artistas. Pero al final el fue el elegido para la primera audición, estaba nervioso, era importante dar una buena primera impresión. Aunque la verdad es que aquel coro no era gran cosa, si le echaban horas y eso, pero eran bastante malos. Así que estaba muy emocionado, seguro que le cogían. 

Pero ante todo el era un profesional, no sabía muy bien de que, pero de algo, tal vez de detective. Así que sin dejarse despistar por aquel mamarracho comenzó con sus ejercicios de calentamiento.

"LAA, LAAAA, LAAAAAAA. DO, REEE, MIIIII, FAAAAA, SOLLLLLL. AHIIIIIIIII, AHIIIIIIIIIII, UHIIIIIIII, ....."

De tal forma que cuando le acercaron aquella partitura, dijo de forma muy contundente, muy metido ya en su nuevo papel.

"Qué partitura, ni que hostias. Yo canto a capella y sin partitura, no te jode. Luego, si os gusta, ya os cantaré algún estribillo, pero ahora no quiero papeles ni pollas. Dejar que me concentre mamarrachos."

"AAAAAAAAAAAAAAHIIIIIII, LAAAAAAAAA,......"

Hrast miró a sus compañeros. A MARVIN y su comentario, a Snitty, a Darko, y empezó a pensar en la pobre de Hilda, y puso cara de que quería salir de allí. Eso le intentaba decir al insistir al macabro visitante,poniéndose como un valiente, pero no, ahora ponía cara de pánico, cuanto vio que el hermano L&LP escogía a Elandor se tiró al suelo, roto, desesperado. Como si le faltara algo. Como un niño malcriado. Lloró. Angustiado. MUY ANGUSTIADO.

-¡Señor! ¡Quiero ir! ¡De verdad! ¡No me deje aquí! - Y muchas cosas parecidas. Sollozaba, lloraba a lágrima viva, se acercaba a la puerta para gritarlo, llorarlo, lamentarlo... ¡De verdad, hermano, no puedo seguir aquí! ¡Estoy dispuesto a cantar! Estar encerrado no me hace bien! - Su respiración iba agitada, sus gritos se hacían más angustiosos, y sus lamentos se volvían más desgarradores, más desde el interior, más viscerales. Y gritó, gritó y sollozó y lamentó... 

De pronto, hubo un cambio. - Señor, señor, por favor, venga, estoy dispuesto a cantar, A CANTAR , ya sea en verso o en prosa, pero a decirle lo que quiera. Soy uno de ellos, si, lo soy, si, mire, claro que si. Lo soy. Los verdaderos seres de ese tipo no podemos estar encerrados, y me estoy muriendo, sáqueme de esta celda, y diré todo. - Pues así parecía, el enano estaba quedándose más pálido de lo normal, comenzaba a tener dificultades para respirar. Sollozaba, pero ahora en sus lamentos se oía un pitido en su respiración, y, de pronto, se llevó la mano al pecho, otra al cuello - Me... ahogo... sá...que... meeee - Y con un chillido que parecía de una puerta mal engrasada, Hrast se desplomó al suelo. 

No se movía. 

Estaba pálido. 

Ni la más mínima percepción de respiración se veía en él. 

Estaba frío. 

El espectáculo que los presos estaban dando empezaba a resultar dantesco, lo cual era decir mucho para los selectos estándares del hermano Llagas & Pústulas.

—Hermano Llagas, Hermano Llagas... —le alertó un monaguillo al inquisidor enmascarado tirándole del faldón de la túnica—. El enano se ha desplomado, el enano se ha desplomado. Igual le ha dado un ataque de clorofilobia...

—Menudo analfabeto estás hecho, Hermanillo Llopis —rio el otro monaguillo señalándole con un dedo acusador—. Se dice claustrofobia, que quiere decir miedo al interior de los templos —explicó con aire repelente y sabihondo mientras admiraba al imponente Hermano Llagas & Pústulas, como aguardando a que recompensase su sapiencia con un caramelito.

El enmascarado alzó una mano y se hizo el silencio, a salvo de los estridentes cantos del detective beodo. No solía experimentar ira... A decir verdad, no solía experimentar emoción alguna; pero la situación empezaba a rebasar el límite hacia un malsano surrealismo. Y un inquisidor no tolera el surrealismo bajo ningún concepto.

—Basta... Creo que habéis... malinterpretado terriblemente la precariedad de vuestra situación, maese elfo... Veréis... —El Hermano Llagas & Pústulas alzó la voz mientras se aproximaba al elfo. En las distancias cortas rezumaba un penetrante olor a algún tipo de fragancia exótica y mareante. Miró fijamente a Elandor durante un largo instante enseñándole el legajo, como si le estuviese explicando la diferencia entre una vocal abierta y otra cerrada a un ogro.

—Creo que ambos sabemos que los elfos, buen señor, poseen una indiscutible ascendencia feérica... Soy un extractor de información experto... Es algo que me produce un exquisito placer, debo añadir... No me ofendáis pensando que esto es una recreación de un burdo número musical en una noche de verano en alguno de vuestros bosques entregado a la concupiscencia de la carne con vuestros congéneres... Oh, sí... Sé que los aeldari sois célebres por abrazar sin mácula de vergüenza la poligamia... Pero no es sobre esa clase de degeneración por la que estamos aquí reunidos en esta agradable noche... Oh, no... 

Tras la máscara de plomo, unos ojos azules como hielo atraviesan a Elandor hasta lo más profundo de su alma.

—Confesad que sois el consorte de un hada, maese elfo... Confesad y seré rápido... No sufriréis, tenéis mi palabra...

El Hermano Llagas & Pústulas toma de la mesa unas pinzas de aspecto amenazante hace chasquear las mandíbulas del instrumento muy cerca del rostro del elfo.

—Por el contrario... Podéis resistiros y comprobad de primera mano cómo se canta apropiadamente aquí abajo... Y os aseguro que necesitáis una meticulosa y vehemente orientación, visto vuestros desafinado... y molesto... berrido...

Silencio.

—Tomad vuestra decisión... Aguardo impaciente...

Soy Darko y estoy aquí pero no estoy. La muerte de Hilda y el tener que rendirme a esta gente, ha provocado que ya no sea el mismo. Vivo sin vivir en mí. El sufrimiento del jefe no me afecta porque nunca está mal ver a un jefe sufrir. Pero al ver como mi amigo el enano se desploma, me arrojo rápidamente a su lado. 

- ¡Este enano esta infartado. Saquenlo de aquí. Tiene la enfermedad de Pekmez y es muy peligrosa y contagiosa! -Aunque mirando al señor pústulas supongo que le dará igual estar un poco más podrido.

​​​​

Pues no decía todavía aquel retrasado que no cantaba bien. Eran sus oídos que estarían podridos y llenos de pústulas, que cretino. A penas escuche aquello que decía de consorte de las hadas y de la concupiscencia.

"Mira majete, a ti lo que te hace falta es follar un poco más. Y que no sea con alguno de tus pobres cantantes. Se te ve un tío agrio y amargado, muy pendiente de lo que follan los demás. Metete en tu vida, y trata de arreglarla, menudo desperdicio de tiempo y dinero. Que no se cantar, la madre que te pario, pero si esos tonos han sido más propios de los ángeles que de un ser terrenal. A ver si voy a ser un hado y no lo sabía."

El enano continuaba absolutamente inmóvil. 

Estaba frío.

No respiraba. 

Su corazón no latía.

—¿Seguro-convencido? —preguntó Snitt a Marvin, pero antes de que tuviera tiempo de fingir que se le petaba la patata...

El enano se adelantó. Porque... ¿Se había adelantado, verdad? Estaba fingiendo, no es que le hubiera petado de veras. ¡Mira que era convincente el cabrón! Snitt sintió un poco de envidia y todo. También se imaginaba que alguien que al menos parecía más o menos humano creaba más empatía que él, que aunque dotado de una fisionomía claramente superior era tan diferente.

—¡Ayuda-auxilio! —chilló—. ¡Que se nos muere-palma, desalmados-monstruos! ¡Que se nos queda tonto-ido y nos quedamos tontos-idos el resto también-también! ¡Y Snitt también... también se siente...!

Se llevó una mano al pecho, como si tuviera palpitaciones, y abrió la mandíbula hasta que esta quedó colgando de una forma extraña, respirando profundamente. El kóbold parecía estar fingiendo más bien un ataque de ansiedad o algo por el estilo, como si ver colapsar al enano hubiera sido la gota que colmaba el vaso. En otras palabras, lo que intentaba era dar más credibilidad a la actuación de Hrast.

Los monaguillos, viendo la proliferación masiva de infartos entre los reos, empezaron a dialogar espantados:

—¡Hermano Llagas, Hermano Llagas! ¡Los prisioneros están cayendo a chorros víctimas de infartos de miocarpio!

—¡Miocardio, verraco!

—¡Fuhhh! ¡Eso!

—¡Hermano Llagas, el enano ha caído fulminado! ¡Y el kóbold, de la impresión, también se ha desmayado!

—¿Deberíamos auxiliarles, Hermano Llagas?

El enmascarado, que no dejaba de taladrar con la mirada a Elandor, se giró con un deje desdeñoso hacia sus pupilos.

—En primer lugar... Las hadas son seres traicioneros y afines al embuste que se deleitan confundiendo nuestros sentidos... En segundo lugar... ¿Un enano desmayándose en un subterráneo? Porrrr favorrrrr... He visto vistanas haciendo footing un domingo por la mañana menos sospechosos... Tratan de engañar vuestros sentidos, mis pequeños y crédulos monaguillos... No temáis... Yo les haré confesar sus pecados... Empezando por este díscolo y malhablado elfo...

Y hete aquí que el Hermano Llagas & Pústulas agarró con mano de hierro la quijada de Elandor, otrora conocido por su probada habilidad para la injuria verbal. Lo agarró con una inusual fuerza para lo que podría suponerse en un leproso, y fue aquí cuando Elandor dedujo que a aquel chalado debía darle un extra de poder su implacable fe en la extracción de la Verdad Absoluta. Vaya, su celo profesional.

—Ahora, señor elfo... Diga AAAAAAAA...

*Crunch*

El enmascarado introdujo con pericia las tenazas hasta el gaznate de Elandor y aplicando una sutil combinación de maña y súbita fuerza bruta, arrancó hasta el raigón una muela al elfo.

—Ánimo, señor elfo... Tras el quinto el dolor es tan insoportable que sobreviene el desmayo... el de verdad...

*Crunch, Crunch*

—¡Confesad! ¡Habéis yacido con una hada! ¡Confesad que habéis fornicado con una hada! ¡CONFESAD! ¡CONFESAAAAD!