Partida Rol por web

Después de unas cinco horas de viaje al fin llegas hasta Black Rock.
Has leído noticias extrañas en los periódicos sobre esta ciudad. En las últimas dos semanas han muerto varios vecinos y digamos que en teoría debería ser el típico "pueblo tranquilo". De momento has barajado varias ideas acerca de qué podría ser el causante de los incidentes, pero nada seguro. Quizá sea el mismo que le mató.
Sabes que estando en la ciudad podrás recibir alguna de esas visiones para ayudarte a localizarlo y saber lo que es, por desgracia eso también conlleva observar una muerte sin poder evitarla así que no sabrías decidir cuan bueno o malo puede ser...

Decides comprar uno de eso periódicos que venden en dispensarios automáticos, pues aprecias en la portada que hay otra noticia de una muerte extraña en el pueblo y además en el periódico local seguro que hay más datos. Metes la moneda pero no parece querer "dispensar" nada.
Intentas zarandearlo un poco pero debe de estar encallado o cualquier cosa por el estilo ya que eso no parece funcionar hasta que otro chico se acerca y la golpea con tanta brutalidad que acaban por caer 3 ejemplares al suelo.
Se agacha recogiendo uno de ellos y te guia el ojo cómplicemente antes de quedarse apoyado en un coche negro que hay aparcado cerca.

El viaje en autobús se le hizo eterno, parecía no terminar, al fin vislumbra el tan querido destino a lo lejos, esos últimos minutos fueron aun más largos.

Al llegar estiró las piernas y los brazos, tomando aire limpio en sus pulmones. El aire en el trasporte público estaba viciado, la mujer sentada al lado parecía tener algún tipo de resfriado o alergia, no paró de toser y estornudar, limpiando las secreciones de los orificios nasales con un pañuelo muy usado por lo menos ahora estoy en suelo firme y con aire fresco piensa mientras camina por el pequeño pueblo.

Al meter la moneda para sacar el periódico y no salir casi se vuelve loca como puedo tener tan mala suerte se dice a si misma quejándose y dándose por vencida. La aparición del chico hizo olvidar por completo sus preocupaciones, se quedó mirándole embobada sin poder articular palabra - Gra... gracias... yo, estaba... - no seas estúpida, Sophía, déjate de balbuceos ininteligibles - muchas gracias, ¿también te interesa la actualidad de este pueblo? - dijo la chica un poco más suelta - las cosas... son muy extrañas - lo último casi fue un susurro entre mirando el periódico.

Te das cuenta de que el coche en cuestión es algo antiguo, sin embargo está reluciente y en perfectas condiciones así que no te cuesta deducir que lo cuido con mimo y esmero cómo si fuera el hermano que nunca tuve. Con la diferencia de que en realidad sí que tengo uno, claro.
Miro la primera plana del periódico arqueando visiblemente una de mis cejas, algo sorprendido por lo que leo aunque enseguida lo bajo para observarte de arriba a abajo sin disimular en absoluto. Interesante.

-Es un poco raro que en un pueblo tan pequeño haya tantas muertes. Se rumorea que algunas pueden ser asesinatos, ¿lo sabías?- arqueo ambas cejas y abro más los ojos. Probablemente se asuste o se alarme con ese comentario, cómo casi todas.
Umm... qué edad tendrá, ¿20 cómo mucho...?

Sophía mira al chico con asombro sus rasgos denotan un poco de sorpresa al ver la portada parece no ser tampoco de por aquí, sino sabría con certeza lo que pasa, como en todos los pueblillos, se sabe antes de que ocurra ríe para sí su ironía.

¿Estás investigando el pueblo? Por lo que tienes información de primera mano, ¿eres policía o algo por el estilo? - dice intentando que le cuente porque se encuentra por ese lugar tan peculiar - la verdad es que odio los rumores, dudo que alguno sea verdad - continúa hablando - Pareces no ser de por aquí, ¿me equivoco? - ladea la cabeza dejando que su pelo tape parte de su rostro como de costumbre.

-Sí, algo por el estilo...- río por lo bajo, con una sonrisa que, para qué engañarnos, es encantadora aunque ni siquiera me lo proponga.
-Pues deberías tener cuidado con los rumores, nunca se sabe cuando pueden ser verdad y entonces... Podrías ser la siguiente- lo digo realmente serio y me quedo unos segundos en silencio antes de volver a reír -Algo así decían en "Leyenda Urbana", ¿no?- lanzo el periódico dentro del coche a través de una ventanilla abierta y dejo de apoyarme en él, mirándote y de reojo detrás de ti.

-Y diría que tú tampoco, pero en verdad sólo estamos de paso, no es que sea el pueblo más emocionante en el que he estado. Bueno al ser un pueblo la emoción no suele ir ligada, ya sabes- gesticulo con las manos, aunque enseguida me detengo y sonrío ampliamente a alguien que se me acerca.

Sam pasa por tu lado, mirándote un instante y después a su hermano negando con la cabeza mientras le planta una bolsa de papel para que la recoja cuyo contenido, presumiblemente, será una hamburguesa del local del que acaba de salir.
-Doble de queso pero no de cebolla. Después soy yo el que tiene que soportar tus charlas en el coche...- ríe por lo bajo y entra en el coche, sacando el periódico de debajo de su trasero para leerlo mientras cierra la puerta.

-Oh, Sammy, qué gracioso, te superas día a día- dice Dean entornando los ojos, y tras gesticular en su sien como si Sam estuviera loco sube también al Impala para conducir.
Los miras y por un momento te viene un flash, pero es muy corto, apenas una imagen extraña de esos dos chicos por el suelo llorando sangre. Las visiones largas tienen lugar cuando duermes...

Sophía mira aterrada a los dos chicos bajando la mirada en seguida.

¿Puedo preguntar algo? - dice mirando al suelo entrecerrando los ojos para ver si borra la imagen de su cabeza - ¿podría saber vuestros nombres? Presupongo que él - señala a Sam - es Sammy, ¿no? - una amplia sonrisa se planta en su rostro.

Saca de su interior una fuerza increíble, ni ella misma pensaba que podría decirlo nunca y menos a un par de extraños... - chicos, tengo que contaos algo, sé que pensaréis que estoy loca, que no me anda bien la cabeza, pero no lo hago queriendo, es más lo odio... - una mueca triste hace que pierda la sonrisa anteriormente vista - os he visto en un cuarto llorando sangre... no quiero que os hagan daño, tenéis que creerme, por favor.

-Ehh...umm... sí, yo soy Sam...- responde a trompicones desviando la vista más avergonzado que tú y mira a su hermano inquisitivamente, pero Dean se limita a golpearle el brazo mientras te observa con curiosidad.

Cuando finalmente dices lo de tu visión, la expresión de ambos cambia tan de repente cómo la tuya propia, muy al contrario a lo que esperabas se quedan serios y silenciosos mientras te observan inquisitivamente. Lo normal es que te espeten que estás loca o se rían de ti, así que ya de entrada te choca su reacción.

-Y eso... ¿desde cuando te ocurre? Pareces afirmar que no es la primera vez que te pasa- Sam te mira de arriba a abajo, aunque en él no hay absolutamente anda de lascivia, sólo parece estar "evaluándote" -Eres muy joven...- afirma entre apenado y extrañado.

-Tío, y yo creía que eras el único raro...- murmuro por lo bajo mientras giro la llave en el contacto del coche y me posiciono mejor en el asiento, entonces me inclino un poco hacia delante para observar a la cada vez más inquietante muchacha.
-Te pediría que subieras pero dudo que te fíes de nosotros... Igualmente no te preocupes, no es la primera vez que lloramos sangre- sonrío ampliamente e inmediatamente recibo un codazo por parte de Sam, al cuál miro ceñudo gesticulando un "¿Qué?" que no pronuncio. Él se limita a negar con la cabeza dándome por imposible, me encanta.

-Mira, yo soy Dean, él es Sam, y creo que deberíamos volver a hablar sobre lo que acabas de decirnos pero ahora tenemos una... cita. Esta tarde, en ese mismo local. Lugar público, todos contentos- señalo la hamburguesería que hay detrás tuyo y de la que hace apenas un instante salió Sam y espero tu respuesta.

La chica se giró para mirar el local y se volvió de nuevo hacia los chicos.

Sí, supongo - dice un poco triste - aunque estoy sola, no se qué hace ni donde ir... pero creo que ir con ustedes solo sería un estorbo, además a la chicas seguro que les corta un poco ver que lleváis a una niña con vosotros - pensaba que la cita era con un par de chicas guapísimas.

Sam te mira con lástima, Dean vuelve a arquear una de sus cejas y ambos empiezan a hablar entre ellos a base de murmullos aunque Dean niega con la cabeza a menudo hasta que finalmente se separan.

-No es una de esas "citas" precisamente, tampoco creo que seas una niña pero la verdad es que no podemos llevarte con nosotros ahora, son asuntos de trabajo, lo siento- parece sentirse algo culpable por tener que decirte que no y su expresión y sus ojos los reflejan, sin embargo Dean parece bastante más decidido y el motor del coche arranca, pero todavía no se pone en marcha.

-Anda sube- acaba concediendo señalando la parte trasera del coche ante la cara perpleja de mi hermano pequeño.
-Pero cómo vuelvas a llamarme de usted te tiro del coche aunque esté en marcha. ¿Tengo pinta de viejo?- le pregunto a Sam, el cuál se limita a entornar los ojos mientras apoya el brazo en su ventanilla.

Subes pues, el asiento es todo lo mullido que puede permitirse un forro de cuero, en el suelo del otro lado ves una caja cerrada y precintada, tú estás detrás de Sammy, el chico alto.

-Bueno, ¿qué tal si empiezas a contarnos que es todo eso de las visiones? Tu nombre tampoco estaría mal...- empiezo a conducir y ajusto el retrovisor central del coche para poder verte reflejada en él, así que sí, puedes sentirte observada.

La chica parece que sonríe cuando de malas maneras le dicen que suba - lo siento, no quería llamarte de usted, pero la verdad es que me gusta ser educada, pienso que sin conocerte de nada no queda bien decir "tu" - mira por el retrovisor a los ojos de Dean es normal que no se fíen de ti... estás loca se repite a sí misma - mi nombre es Sophía, tengo esas "visiones" desde pequeña ya ni recuerdo como ni cuando ocurrió - se pone a la mano en la cabeza intentando recordar, pero hacía tanto y había intentado olvidar tantas veces que ahora le era casi imposible que mono, no me ve como una niña... el amor de su vida estaba desapareciendo, los malos modales y en sí Dean, estaban desplazando a Devon de su mente.

Observas el reflejo de los ojos de Dean, grandes y abiertos, sin asomo de duda, miedo o incertidumbre, brillantes de vitalidad y con toques verdes, algo exóticos y atrayentes.

-Desde pequeña, eso difiere con... Con otros casos que hemos conocido- comenta Sam carraspeando y mirando a Dean, el cuál asiente pero empieza a comerse la hamburguesa a la vez que conduce.
Sam se gira parcialmente hacia detrás para poder mirarte directamente.
-No eres la única que tiene esas visiones, hemos conocido a más, pero supuestamente ya no deberías seguir con ello...- deja al frase en el aire, cómo si quisiera seguir explicando algo pero no se atreviera o no estuviera muy seguro de cómo decirlo con el suficiente tacto.

-Sammy es así, le gustan las ramas, las mariposas y hablar sin decir nada...- digo con una pequeña risa por lo bajo mientras doy otro gran mordisco a la hamburguesa, masticando un poco antes de seguir hablando, aunque no me molesto en tragar del todo.
-La verdad es que él también tenía visiones de esas hasta hace poco y otros también. Pero matamos al que las generaba y ya no deberías tenerlas... Lo cuál me lleva a pensar que quizá en tu caso sea otro el que las esté induciendo- arqueo ambas cejas ante mi propia genialidad y acabo de tragar lo que tenía en la boca mientras detengo el coche en una urbanización de casas con jardín, "típico americano". Tan típico que dan ganas de vomitar....

-¿Podrías ser un poco más directo?- dice Sam de forma sarcástico a su hermano mientras empieza a quitarse la chaqueta y busca entre algo que tiene a sus pies.

-Pues todavía no he dicho que en realidad son demonios, pero ahora sí... Vamos, se merece saber la verdad- me acabo la hamburguesa y tras quitarme el cinturón de seguridad también me deshago de mi chaqueta y mi camiseta sin cortarme un pelo por tenerte sentada en el asiento trasero.

Mira con interés los modales o más bien la falta de ellos mientras habla con la boca llena, pero eso no es lo que le importaba en esos momentos, estaba recibiendo algunas respuestas a sus miles de preguntas puede que me ayuden con mi monstruo... piensa sonriendo ampliamente, nunca se había sentido tan bien, se sentía comprendida y protegida ellos sabían lo que hacían - ¿entonces, no debería de tener esas "visiones" dices? - parece que no es normal ni para ellos - ¿demonios? Bueno yo le digo monstruo, así por el cariño y eso - su tono era simpático.

La chica no se podía creer lo que estaba viendo desvió un poco la mirada un poco avergonzada por ella y por él - espero en el coche, ¿no es así? - Sophía dijo esto último un poco desilusionada, pero sabía que era cosa de ellos.

-Yo suelo llamarlos hijos de puta, pero contra gustos...- río sonoramente mientras tanto yo cómo mi hermano nos estamos cambiando de ropa a una realmente formal, casi parecemos tipos serios y todo.
Me giro un momento pero me doy cuenta de que has desviado la vista así que dibujo una sonrisa ladeada sin decir anda y me acabo de abrochar todos los botones de la maldita camisa. Creo que por eso las odio tanto, por eso y por el cuello asfixiante.

-Encontraremos al demonio que te haya hecho eso, pero la verdad es que ahora tenemos otro caso entre manos y si tenemos que hacernos pasar por detectives de policía... No te ofendas pero romperías un poco el esquema- ambos salimos del coche acabando de colocarnos las chaquetas y la corbata, te tiendo el periódico.
-Todos esos asesinatos no son coincidencia, vamos a averiguar si tiene algo que ver con "nuestro trabajo" o no. No tardaremos demasiado no te preocupes- doy una pequeña palmada en la puerta del vehículo y tras llevarme las llaves del mismo ambos nos dirigimos hacia una de las casas cercanas con expresiones serias y profesionales. Casi no parezco yo... Es precisamente lo que debo hacer.

Al cabo de escasos 20 minutos ambos vuelven hasta el coche, cerrando las puertas a la vez. Se apartan el nudo de la corbata mientras Dean arranca el coche nuevamente.
-¿Qué tenemos...?- le pregunta a su hermano mirándolo de reojo y poniéndoos en marcha. Vete a saber dónde.

-Bueno, después de lo que dijo del niño yo creo que puede ser una Llorona, o al menos un espíritu enojado por eso. Habrá que buscar periódicos y noticias de alguna muerte que coincida con esos factores- Sam suspira y tras mirar unos segundos por su ventanilla se gira hacia ti.
-Vamos a ir al motel donde estamos hospedados, buscaremos información sobre el caso que tenemos entre manos ahora, a ver si conseguimos dar con el verdadero culpable... Y tú podrás contarnos más acerca de esas visiones- te sonríe amigablemente y vuelve su vista al frente.

Enseguida llegáis al pequeño motel colindante a las afueras del pueblo. Es poco llamativo y bastante modesto por lo que debe ser ideal para pasar desapercibidos.
Abren la puerta de su habitación y te dejan pasar también. La verdad es que es bastante pequeñita, con un par de camas individuales, un escritorio con un par de sillas en el que ya espera un portátil debidamente enchufado, una pequeña tele y poca cosa más. Lo que hay que admitir es que el decorador fue pésimo...

Para ellos parece todo muy natural pero comprobar que están investigando sucesos paranormales te confirma que no estás tan loca cómo querían hacerte creer. Ellos también tienen que haber visto cosas, quizá saben más que tú con tus visiones.

Los primeros minutos en el coche se pasaron bien, pero al rato comenzó el aburrimiento. Miraba por la ventanilla, jugaba con sus manos y rebuscaba por el coche sin mirar muy a fondo no me imagino que pueden tener dos chicos en un coche.

Sophía estuvo muy callada durante todo el camino, observándolos y escuchando, cada palabra que era más extraña que la anterior, ¿llorona? piensa confusa parece que me pueden ayudar la alegría invade todos sus sentimientos, aunque siempre había sido una chica seria y retraída, ahora estaba muy feliz junto a estos dos chicos Sam y Dean sonría y les miraba.

Os contaré todo lo que queráis pero no creo que os sea de mucha ayuda, no recuerdo bien, gracias... - mira a Sam y a Dean - muchas gracias por ayudarme.

Al entrar en la pequeña habitación la chica reprimió una exclamación de sorpresa - sin duda el decorador tiene problemas - ríe ante la visión.