Partida Rol por web

Parece que no llega nunca el momento de beber cerveza cuando un Enano nos itnerrumpe, algo normal,e s un comerciante y tiene que vender, pero sus palabras nos dejan extrañado. Miro a mis compañleros a ver a quien puede referirse, pero su mirada esta clara que lo dice por mi.

- ¿Acaso tengo pinta de comerciante? - le digo señalando levemente mis armas y escudo, y acto seguido sind ejarle cotnestar arqueo una ceja de forma pronunciada - ¿o bien me estas llamando Enano? - Ya deberia haberme acostumbradoa  esto, pero no, no me llego a acosctumbrar - Soy HUMANO, mas concretamente "Kazurh, el gran guerrero que pudo escapar del cautiverio Enano", mi tamaño es debido que al estar toda la vida encerrado por unos malvados Enano, que si son compatriotas tuyos, mi cuerpo no pudo crecer más debido a las pequeñas cavernas, y ahora digame Strom Karsgard, ¿Acaso no me debe una disculpa?

Espero su respuesta mirandole directamente a los ojos, y mas vale que lo que suelte sea una disculpa, sino mi puño no dudara un momento en enseñarle modales.

- Hola, tenga buenas tardes, madre sastra... -saludo a mi vez a la mujer, con un tono algo apagado, casi siniestro; grave, sin duda.

Mientras camino por su tienda, sigo atentamente sus pasos, sumiso y complaciente cuando la mujer me mira, atento a cualquier objeto de poco volumen y aparente valor que guardar bajo mis ropajes cuando deja de hacerlo.

- Bonito... Sencillo, pero bonito. Pero es para alguien especial... ¿Tenéis algo más... apropiado para que una mujer hermosa luzca su belleza?

Mientras intento liar a la mujer para que se de la vuelta y rebusque, registro a mi vez el local con ojos rapaces, en busca de una presa mayor y menos costosa...

Parece una buena mujer... pero tiene demasiadas cosas, en estos tiempos de escasez... Debo aliviar el peso de su alma, dispersa entre tantos objetos a los que no da uso...

Ay señor... Me temía la respuesta de Kazurh y realmente eso puede traernos problemas, pero realmente no se del cierto si interrumpir es demasiada buena idea... Miro a Morrowir y le lanzo el mensaje de ayuda con la mirada, me acerco a él y le susurro -Más nos vale sacar a Kazurh de aquí, porque sino la cosa puede acabar fea...-

 Morrowir, Lilith y Kazurh

El mercader enano, se queda con la boca abierta y la sonrisa congelada ante las palabras de Kazurh. Balbucea un par de veces y mira alternativamente a Morrowir y Lilith sin entender nada de lo que pasa. Mira de nuevo a Kazurh y su semblante serio le indica que no está bromeando.

- Yo... esto... mis disulpas... señor Humano... Kazurh... si, eso... - hace una torpe reverencia aún desconcertado - Si... bueno... me esperan... esto... encantado...- hace otro par de torpes reverencias antes de retirarse apresuradamente.

Tras alejarse el enano, continuáis hasta la posada. Es un edificio pequeño con un cartel simple pero coqueto en la fachada. Abrís la puerta. No es que haya demasiados parroquianos dentro pero el ambiente está caldeado pues un fuerte fuego arde en una chimenea a la izquierda. A la derecha, un delgado y enjuto posadero se dedica a limpiar vasos con un trapo de blancura inmaculada. Viste simple pero de forma limpia.  Hay cinco mesas redondas para cuatro personas, dos de ellas ocupadas por parroquianos y dos libres. Hay dos hombres más en la barra, uno de ellos de larga barba blanca y aspecto avejentado y el otro de unos cuarenta años. Todos los presentes, os miran al entrar pero nadie dice nada hasta que os aproximáis a la barra.

-¿Qué va a ser? - os dice el posadero.

Itán

La mujer te sonríe de forma pícara.

- Ah... es usted un pillín,mesere, si me permite el atrevimiento... tengo precisamente lo que busca... 

Se vuelve de nuevo y empieza a rebuscar en un gran baúl. Aprovechas ese momento para hacerte con una bonita daga de aspecto valioso que escondes rápidamente entre tus ropas.

La mujer se vuelve enseñándote un vestido de color esmeralda de pronunciado escote y que dirías que es algo traslúcido.

- Bueno... éste lo encargó la anterior señora del castillo pero se marchó antes de recogerlo... supongo, que podría dejárselo en 15  platas. Es de manufactura excelente... traído directamente de Orlais... ya sabe cómo son de elegantes esos nobles de Orlais... ¿Qué le parece?

Artros

Focalizas la diana antes de disparar tu flecha. El proyectil vuela recto hacia el blanco e impacta un poco por encima del centro. Sabes que la humedad afecta en gran manera a los arcos y aunque lo has llevado protegido, puede haber ablandado la madera y afectado la cuerda. 

Suena un nuevo disparo, y una flecha se clava un poco por debajo del centro de la diana pero más cerca que la tuya.

- Buen disparo... pero creo que he ganado... - comenta la mujer bajando su arco mientras se acerca a ti y te ofrece la mano. 

- Hola... soy Fiala... ¿y tú eres?

Yargor

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Lo de tener a una mujer que vaya de sobrada al lado, cuando lo que más me apetecia era relajarme es algo poco soportable, pero que encima haya tenido más punteria que yo y venga a presentarse con sus aires pedantes me remata.

Un hombre al que le han fastidiado el rato- Hago una mueca de asco y me doy la vuelta guardando mi arco y echando pestes.

El Enano se disculpa algo temeroso y se marcha por donde ha venido, yo prefiero continuar hacia la posada con malos humos, esperando que el alcohol me haga olvidar la tortura que tengo que soportar todos los dias por culpa de esos malvados Enanos.

Por suerte la posada no podria ser mas adecuada, y el calor que nos invade al entrar hace que un escalofrio recorra mi espalda, y las dulces palabras del posadero ya me hacen olvidar el encontronazo con el Enano.

- Para mi la segunda bebida mas fuerte que tenga - sonrio a mis acompañantes y les hablo en voz algo mas baja que al posadero - Hay que saber beber, no es bueno tomar la bebida mas fuerte hasta la tercera copa, el cuerpo aun no esta hecho, todo el mundo lo sabe, claro que si.

Una vez con la bebida en la mano me la trinco de una sentada para pedir otra, y esta disfrutarla al lado del fuego dodne pueda calentar mis ropas y yo mismo ya sea de paso.

Morrowir, Lilith y Kazurh

Arrastráis unas sillas junto al fuego y os sentáis a disfrutar de vuestras bebidas mientras las ropas humean vapor al estar cerca del fuego.

Artros

Te alejas y la mujer te mira alejarte pero no hace amago de seguirte, sólo apostilla.

- Vamos, hombre... sólo porque te ha ganado una mujer...

Itán

La mujer, se te queda mirando esperando a que te decidas.

- ¿señor?

Umm... -mientras finjo vacilar, rebusco unas monedas en mi bolsa y niego con la cabeza...- vale lo que cuesta, sin duda... Pero aún no me lo puedo permitir... Me llevaré el primer vestido, si me hacéis un buen precio, claro está...

Usando de todas mis dotes de seducción -en la forma de zalameras sonrisas y miradas picantonas- para lograr que me baje el precio unas monedas, espero a cerrar el trato y a que me envuelva el vestido antes de abandonar la tienda para volver al granero con el grupo.

Mi pensamiento es irme a otro lado más tranquilo, pero nuevamente la mujer vuelve a dirigirse a mí como si a la primera no le hubiera quedado ya claro mi total desagrado por mantener una conversación con ella.

Me vuelvo y la miro intensamente- Tú lo has dicho, sólo una mujer. Después mi mirada se vuelve algo más triste y me doy la vuelta para dar una vueltecilla a ver que qué me encuentro para explorar un poco el ambiente.

Después vuelvo junto a mis compañeros para ponerlos al tanto.

El fuego hace que me sienta mucho mejor, aunque de ser franco, es la bebida lo que mas me anima, y eso hace que vea que estoy con mis compañeros de armas a solas, una oportunidad irrepetible.

- ¿Como veis a al grupo? - les comento en voz baja - todos tienen pinta de asesinos y cosas peores, desertores y a saber que mas... el de la mascara especialmente hay que tenerlo vigilado.

Kazurh, Lilith y Morrowir

Lilith, se sienta con un suspiro junto al fuego y empieza a agitar su largo pelo frente a la hoguera para intentar secarlo en la medida de lo posible.

- Buf... vaya pelo... deberé parecer una loca... - dice para sí misma antes de reparar en las palabras del enano-humano

Le mira y mira en derredor antes de acercarse a él, mientras sigue moviendo su pelo apelmazado.

- La verdad es que ese elfo de la máscara dá miedo... espero que una vez aquí... se separe de nosotros... sólo de pensarlo, me da escalofríos...

Morrowir parece sumido en sus pensamientos mientras el enano y la maga hablan no obstante, no puede más que hacer una mueca de sonrisa ante el comentario de Lilith.

- Sí, desde luego... si vacían las mazmorras de Denerim, no encontraremos tipos mas mal encarados...

En ésto estáis cuando se abre la puerta de la posada acompañada de un chorro de aire frío. En la puerta aparecen dos elfos dalishianos, un elfo y una elfa. Sus caras como las de todos los dalishianos, están ampliamente tatuadas. La elfa, lleva un extraño instrumento en las manos y el aspecto del elfo es risible, pues tiene unas orejas desmesuradamente largas para un elfo y una nariz larga a juego. Además, sus pies son extremadamente grandes y el aspecto es el de un payaso vestido para la representación aunque no vaya vestido. La elfa, es más menuda y de aspecto frágil. Ambos, un poco atemorizados, miran a los parroquianos antes de dirigirse al posadero. El la elfa la que habla con el hombre mientras el extraño elfo se apoya observando a todos los presentes incluídos vosotros. Pero o bien, los parroquianos prefieren no opinar o ya están acostumbrados a ellos. La elfa, pide algo caliente. Su voz es dulce y aterciopelada con el acento típico de los elfos dalishianos.

Itán

La mujer te mira y niega con la cabeza. Así que empezáis un cansino regateo hasta que la mujer baja la cifra hasta las 5 platas. 

- Ni un cobre menos de cinco platas... y ya pierdo dinero - estás seguro de que es su última palabra.

La mujer, ya no parece tan afectuosa pero tal vez sea fachada y te mira con los brazos cruzados.

Artros

Tras dejar plantada a la mujer, te alejas y empiezas a recorrer el pueblo. Por suerte, no es muy grande y no hay nada destacable salvo por la zona en la que tienen previsto hacer la fiesta con una gran carpa con sillas y mesas. Hay diversas casetas en las que se supone que harán juegos. Al otro lado del pueblo, ves un carro típico dalishiano pero no hay ningún elfo a la vista. Pasas frente a la herrería en donde el mal encarado herrero, machaca cansinamente el hierro y ni siquiera repara en ti. Te quedas mirando un rato hasta que te das cuenta que cerca de tí hay una diminuta y ancianísima mujer. Su rostro es un mar de arrugas por entre las que destacan una ojos claros que parecen no ver la luz. Su frente muestra extraños tatuajes y se apoya en un bastón hecho de una madera retorcida y adornado con pequeños cráneos de animales. Lleva un collar de piedrecitas y su ropa, necesita una limpieza urgente.

Te percatas de que parece reírse aunque su voz apenas es más que un graznido. Afinas el oído.

- Artros, te llamas... la estrella errante del oscuro cielo... - mueve la mano por el aire - Un imperio... un imperio marcó tu destino... jejejeje... una mujer.... una mujer marcó tu vida... jejejeje - te señala con es bastón - cuídate Artros... cuídate del enemigo negro... jejejeje

La mujercilla te mira, vuelve a reírse y empieza a alejarse de tí palpando con el bastón mientras anda. 

Observamos atentamente la entradas de los elfos y como estan visiblemente asustados. Cierta parte de mi siente pena por el de las orejas grandes, yo se bien lo que se rian de ti por tu aspecto. Pero tampoco hay razon para decirles nada, asi que decido continuar la conversacion con mis compañeros sin prestar mas atencion a los recien llegados.

- Bueno, ¿y cuales son nuestros planes ahora? digo yo que muchos de los refugiados podrian quedarse aqui, estoy seguro de que seran bien recibidos.

Cansado del constante y vacuo parloteo de la mujer, acepto su precio, más para disimular el hurto previo que por ceder ante su, por otra parte, inquebrantable postura.

Ya lo recuperaré más tarde...-medito, tras decidirme a pagar.

- Esta bien, madrecita, aquí tenéis, aunque salgo perdiendo, y lo sabéis muy bien. Tened vuestra plata. -digo finalmente.

Con gesto fingida y afectadamente agraviado, abandono la tienda y me dirijo de vuelta al granero, con la intención de obsequiar cuanto antes a Lilith el vestido recién adquirido.

REcorro el pueblo dejándome llevar sin mucho interés. Al ver al herrero descanso en el quicio de la puerta ensimismándome con las chispas que saltan al martillearla. Al ver el carro me acerco para observarlo, por pasar el tiempo.

Cuando mi intención es dirigirme de vuelta con mis compañeros una extraña anciana me eriza los pelos.

Entonces comienza a hablar y mi corazón se para. Cuando termina me acerco a ella y la cojo del brazo- quién sois?, hablad, ¿Te envía ella?. Hablad por todos los dioses o no respondo de mi ser.

Mi respiración es entrecortada y los nervios no me responden.

Kazurh, Lilith y Morrowir

La maga está intentando secarse el vestido en el fuego girando sobre sí misma y sin prestar demasiada atención a los elfos. Pero ante la pregunta del enano, contesta:

- Pues mi idea es llegar a Denerim y de allí ver si puedo alcanzar la torre del lago Calendar... no sé qué tendrá que decir el Círculo sobre esta Ruina o lo que sea... pero últimamente la Torre está muy callada... no recibo nada... - su gesto es de preocupación.

Morrowir, se limita a mirar su bebida perdido en sus pensamientos.

De repente, os llega el rasgueo de un instrumento. Levantáis la vista y la elfa parece dispuesta a tocar algo para animar al personal o para sacar unos cobres. La suave melodía del instrumento que rasguea la elfa, pronto llena el local y el elfo, se mueve desgarbadamente hasta el centro del local. 

- Hola, la mayoría me conocéis ya pero algunos no - os mira directamente - Mi nombre es Olek y mi encantadora compañera es Dielza - Ambos hacen una reverencia exagerada.

La música sigue mientras el elfo, se coloca la ropa y se prepara para declamar. Su voz, se vuelve profunda pero a la vez graciosa mientras, al compás de la música y paseando entre las mesas, mientras gesticula os regala una de sus alegres tonadas:

"Los cuatro hermanos Quiñones,

a la lucha se aprestaron...

y al correr de sus bridones, 

como cuatro exhalaciones

hasta el castillo llegaron.

- Ah, del castillo- 

dijeron.

- Bajad presto ese rastrillo - 

Callaron,

y nada oyeron.

Sordos sin duda se hicieron,

los infantes del castillo..."

Los pocos parroquianos, ríen con alegría la ocurrencia del elfo.

Itán

Regresas al granero pero por desgracia, la maga no está allí...

Artros

Agarras a la mujer del brazo y sus ojos casi ciegos se vuelven hacia ti.

- Artros, el marcado... jejejejeje Artros, el vendido... jejejjejeje cuídate... cuídate de internarte en la espesura... jejejejeje... o nó... jejejejeje... sólo tú y tu destino... sólo ella y el suyo... jejejejeje

Los graznidos de la mujer, se vuelven ininteligibles. No parece que puedas sacarle nada más...

La meoldia de los elfos nos atrapa con facilidad, lo que hace que gire mi silla totalmente para ponerme a mirarles directamente a ellos y disfrutar del espectaculo con los ojos abiertos como platos.

Hace demasiado que no escuchoa unos bardos, y sin duda bien merece la pena, desde luego que si. Si lo hacen bien no dudare en recompensarles.

No veo a Lilith, ni pista que me conduzca a ella.

Mmm... Supongo que habrá ido a calentarse a la posada.

Esperando encontrarla allí junto al resto del grupo, mi dirijo a ella tras doblar el vestido primorosamente.

¿Me dará hoy su calor? De no ser así, tengo que aprovechar la noche de algún modo, quizá haciendo una visita a esa torre...

Antes de salir del granero, no obstante, envuelvo la daga hurtada en el primer trapo que encuentro y la guardo en mi zurrón.

Ya he escuchado suficiente, basta- Entoces miro alrededor para ver si veo a alguien, pero ante el miedo de que la anciana desaparezca tal y como ha aparecido, la cojo en brazos e intento llevarla junto algún alto cargo del pueblo para preguntarles de dónde ha salido la vieja.

Después de lo que me ha dicho, no voy a dejarla escapar así como así.

Kazurh, Lilith y Morrowir

El elfo continúa declamando mientras gesticula.

- ¡Tended el puente!

¡Tendello!

Pues de no hacello,

¡Pardiez!

Antes del primer destello

domaremos la altivez

de esa torre

¡Habéis de vello!

Los parroquianos se sienten cada vez más intrigados por la historia y el elfo disfruta con su trova. Se mueve un poco y acompañado por las musicales notas de la elfa continúa.

¡Pobres locos,

para tomar esta torre

cuatro Quiñones son pocos!

¡Hacen falta más... quiñones!

Una carcajada general estalla en el local ante la ingeniosa frase.

¡Cesad en vuestra gesta

porque gesta es aquesta

que dura porque perdura

el vodoque en mi ballesta!

Y a una señal dispararon

los certeros ballesteros

y de tal guisa atinaron

que por el suelo rodaron

corceles y caballeros.

¡Y aquí termina la historia

de los hermanos Quiñones

primos de los Longoria

y nietos de los Bridienes!

Con un último rasgueo, la música termina mientras el elfo, hace una reverencia. Un aplauso general estalla en el local, mientras algunas monedas de cobre vuelan hacia los pies del elfo. 

Itán

Sales del granero, y te das de bruces con cuatro tipos jóvenes y grandotes.

- Mira, lo que hemos pescado... - dice uno de ellos.

- Vaya, un orejas picudas... ¿qué haces por aquí? - pregunta otro.

- Todos los orejas picudas son unos ladrones... ¿has venido a robar? -dice el tercero mientras te da un empujón.

- ¿Qué llevas ahí? ¡Seguro que algo robado! ¡Venga, enséñanoslo! - dice el cuarto

Los cuatro tipejos cierran el círculo en torno a ti. Todos te sacan la cabeza y pesan al menos, 20 kilos más que tú.

- ¡DEJADLE EN PAZ! - se oye un grito femenino y los cuatro matones se giran - ¿O tendré que avisar a mi padre? - La hija del sheriff irrumpe entre los grandotes mirándolos con rabia - ¡Largaos y dejad en paz a este elfo!

Los matones se giran y murmurando se alejan  de tí no sin que antes uno de ellos, te haga un gesto de cortarte el cuello.

- ¿Estás bien? - te pregunta la jovencita hija del sheriff mirándote a los ojos. Junto a ella, hay otra moza de largas trenzas pelirrojas, pecas en la cara y ojos verdes como los prados. Su voluminoso escote destaca en su cuidado vestido verde como sus ojos. La pelirroja te sonríe abiertamente. Tendrá unos ventipocos años humanos.

Artros

Mientras hablabas con la anciana, no te has dado cuenta que los martillazos han cesado y el herrero te mira divertido. 

- Se llama Stoyanka... La Vieja Stoyanka... está medio loca...

El herrero se acerca a ti limpiándose las manos en el mandil. La anciana sigue riéndose por lo bajo con su risa cascada.

- Por sus venas corre sangre Chasind y tiene el Poder... cuando no está divagando es una gran sanadora pero muchas veces, dice cosas sin sentido, aunque mucha gente se toma sus predicciones como reales... - se encoge de hombros - Yo creo que simplemente chochea...

La anciana mira al herrero.

- Hola Bogdan... ¿qué tal tu padre? - le dice con un graznido.

- Bien, bien, Anciana... - te mira y hace un claro gesto de está loca mientras te murmura por lo bajo:

- Hace seis años que murió mi padre... 

La anciana sigue riéndose de algo ingenioso que se ha dicho a si misma.

El herrero te tiende la mano.

- Perdona mi grosería... soy Bogdan... y tú eres uno de los recién llegados, ¿no?

Rio como los demas y aplaudo como ninguno al terminar la cancion, una gfran sonrisa inunda mi rostro y no puedo sentirme mejor, solo algo enturvia mi humor, y es el ver como les tiran el dinero como si fueran perros a los que se les tira las sobras al suelo, ¿que demonios se han creido?

Con el rostro serio miro a los que les gusta dar de comer a los perros y me acerco al elfo para estrecharle mi mano - toma mi buen bardo, te lo has ganado - y le doy una moneda de cobre par adespues acercarme a la elfa y mirarla a los ojos - que bella es joder - titubeo un poco y me alegro de tener algo de barba - aqui tienes mi señora, digo dama.. essstooo señorita - carraspeo un poco esperando que me ayude a terminar la frase - su voz es maravillosa, de verdad que si - y rapidamente le doy una moneda de cobre y vuelvo con mis compañeros.