Partida Rol por web

¡Eban! Ocupate del rey.- Ordeno mientras corro con la espada en alto, dispuesta para enfrentarme a perla.

Maldita Perla, ¿que pretendes? Su actitud me desconcierta. Pensé que nos quería muertos pero no hace nada por atacarnos. Sigo buscando algo que me sirva como arma cuando Hundra me trae a la realidad. Ella es la guerrea, yo el médico.

-Tienes razón, tal vez todavía pueda hacer algo por él-

A toda prisa, me dirijo hasta el rey moribundo para aplicarle primeros auxilios e intento cortar la pérdida de sangre. Si logro estabilizarlo, podré atenderlo mejor luego de que hayamos terminado con Perla.

Eban despierta de su despiste, tiene que ayudar al Rey, pero estando Perla justo a su lado, se prepara para ir en su auxilio en cuanto tenga la oportunidad.

Hundra no lo piensa en absoluto, las palabras ya no tienen lugar entre ella y Perla, así que descarga sobre ella toda su cólera. Sin decir mas, sujeta su escudo en alto y carga contra Perla para lanzarle un fuerte tajo con la espada.

Perla no se esperaba un ataque así de salvaje, sin premeditación, ni dudas.
Solo le da tiempo a dar un salto atrás, evitando así ser partida por la mitad, pero llevándose igualmente un buen tajo en el vientre.

-Aah!!!

Perla se recompone del golpe y desenvaina su espada, fina, elegante, brillante y muy bien equilibrada, poniéndola entre las dos mujeres, apuntando al rostro de Hundra.

-No te lo tomes así, Hundra... Nadie va a echar de menos a ese rey borracho.

Perla cierra los ojos, e inspira profundamente. Se tambaléa un poco. Podrías pensar que está ignorándote, o bajando la guardia, pero te equivocarías. Cuando sigues lanzando golpes con tu espada para tantearla reacciona rápidamente. La punta de su espada está firme y bien recta, cerrando su defensa contra ti.

De pronto, resopla y despierta asqueada de su trance.

-Maldición,No tengo tiempo para esto. Los guardias no tardarán en llegar y ya casi es Media Noche
Si queréis salvar al rey haced lo que queráis, yo debo irme.

Mientras, Eban corre a socorrer al Rey Oshrik. La herida en la espalda es severa, pero no mortal. Estabilizarlo e impedir que se desangre le llevará un rato, pero no es eso lo que le preocupa. Al rey cada vez le cuesta mas respirar, su sangre fluye muy rápidamente y sus músculos se contraen y relajan de forma espasmótica continuamente. No hay duda de que el puñal estaba envenenado.

Si la herida fuera en una extremidad podría hacer un torniquete para evitar la propagación del veneno, pero al ser en el torso lo único que puede hacer es lentificar su efecto hasta que le suministre un antídoto.

Por el momento, lo estabiliza durante unos cinco minutos, reduciendo su ritmo cardíaco, y aplicando hierbas y polvos en la herida.

Qué hacéis?

- ¿Crees que esto es por lealtad a una corona? Por tu culpa calleron buenos guerreros, por tu culpa mi sangre se derramo sobre un torrente de lodo, jamas te perdonare la traicion como no dejare a mis compañeros sin venganza. Podras uir esta noche pero no eternamente, algun dia tendras que enfrentarte a mi ira Perla y te aseguro que ese tajo te va a parecer un rasguño para lo que pienso hacerte.

Vuelvo a posicionarme para lanzar otro ataque. No voy a dejar que se escape tan facilmente con todo lo que me a costado encontrarla. Los gritos de mis compañeros resuena en mis oidos... la ira llena mi sangre y aunque se que con sus artes puede escapar, no quiero que se marche con tan poco cuando a echo tanto daño.

- No pienses que te dejare escapar tan facil.

-¡Hundra detenla, pero por lo que más quieras no la mates aún! Ha envenenado al rey. Tenemos que averiguar pronto con qué o podría matarlo en el proceso de aplicarle antídotos- sé que si no consigo pronto algo que neutralice el veneno, el rey morirá. No es que yo vaya a extrañarlo particularmente, pero no me gustan los  magnicidios y menos si provienen de una mano que todo este tiempo ha estado jugando conmigo como si fuera su títere, llevándome de aquí allá, haciéndome creer una cosa cuando en realidad es otra. 

Hundra se planta en el camino de Perla de nuevo, lanzando un golpe mas con ira que con certeza.

Perla, con un grácil gesto desvía la espada de Hundra, que pierde su trayectoria e impacta en la nada.

Perla frunce el ceño, y mira a la Cimmeria.

-No puedo quedarme a discutir contigo, Hundra. Eres una mercenaria, igual que los demás. Cumpliste tu misión y me salvaste la vida. Si hubiese sabido lo tenaz que eras te hubiera mantenido en nómina.
Ahora tengo que continuar con mis asuntos.

Perla deja caer al suelo su puñal con el que ha envenenado al rey y descuelga de su cinturón una bolsita de piel. La misma que días atrás Anhknut y Eban le entregaron por petición del Sumo Sacerdote de Derketo.

-Es una lástima que te vayas a perder la ceremonia de esta noche. Cuando despiertes el mundo será muy distinto al que conocéis.

Con una sonrisa, lanza la bolsita a la cara de Hundra.

Hundra se planta en el camino de Perla de nuevo, lanzando un golpe mas con ira que con certeza.

Perla, con un grácil gesto desvía la espada de Hundra, que pierde su trayectoria e impacta en la nada.

Perla frunce el ceño, y mira a la Cimmeria.

-No puedo quedarme a discutir contigo, Hundra. Eres una mercenaria, igual que los demás. Cumpliste tu misión y me salvaste la vida. Si hubiese sabido lo tenaz que eras te hubiera mantenido en nómina.
Ahora tengo que continuar con mis asuntos.

Perla deja caer al suelo su puñal con el que ha envenenado al rey y descuelga de su cinturón una bolsita de piel. La misma que días atrás Anhknut y Eban le entregaron por petición del Sumo Sacerdote de Derketo.

-Es una lástima que te vayas a perder la ceremonia de esta noche. Cuando despiertes el mundo será muy distinto al que conocéis.

Con una sonrisa, lanza la bolsita a la cara de Hundra.

Hundra se planta en el camino de Perla de nuevo, lanzando un golpe mas con ira que con certeza.

Perla, con un grácil gesto desvía la espada de Hundra, que pierde su trayectoria e impacta en la nada.

Perla frunce el ceño, y mira a la Cimmeria.

-No puedo quedarme a discutir contigo, Hundra. Eres una mercenaria, igual que los demás. Cumpliste tu misión y me salvaste la vida.
Si hubiese sabido lo tenaz que eras te hubiera mantenido en nómina.
Ahora tengo que continuar con mis asuntos.

Perla deja caer al suelo su puñal con el que ha envenenado al rey y descuelga de su cinturón una bolsita de piel. La misma que días atrás Anhknut y Eban le entregaron por petición del Sumo Sacerdote de Derketo.

-Es una lástima que te vayas a perder la ceremonia de esta noche. Cuando despiertes el mundo será muy distinto al que conocéis.

Con una sonrisa, lanza la bolsita a la cara de Hundra.

El polvo negro que contiene la bolsa se dispersa en el aire frente a Hundra.
La cimeria trata de mantener la respiración pero es demasiado tarde.
Los ojos le escuecen y se nubla su vista. Tose, Todo le da vueltas. Las imágenes se distorsionan y cae al suelo.
Momentos antes de perder la consciencia puede ver las botas de cuero de Kordava de Perla corriendo frente a ella, y oir como habla a Eban.

-Eres un buen médico, seguro que la salvarás.

Perla sale corriendo por el pasillo secreto al que os dirigía el rey antes de toparse con Perla.

Eban, efectivamente, es un buen médico. Reconoce el veneno. Lo ha estado viendo durante todos estos días sin relacionarlo todo pero ahora lo ve claro.

Loto Negro.

El mismo veneno que detectó en el cadaver del primo del Duque Monteblanco, lo que Dulcéa había descubierto escondido entre los pertrechos de Hundra hace unas semanas, el mismo loto negro que Perla esnifaba en casa de Eban cuando estaba mal herida. El Loto Negro que le suministraba el Sumo sacerdote de Derketo. Y muy parecido a los viales que Diego robó del templo de Omm.

Un veneno mortal, y una droga muy adictiva para algunos.

Ahora tendría que salvar al Rey Oshrik y a Hundra, pero si lo hace, no podrá detener a Perla mientras escapa.

Qué hacéis?

Mi mirada era una sentencia de muerte para Perla, no importaba lo que hiciera, la perseguiria hasta mi ultimo aliento

Tosiendo golpee el suelo con rabia, no queria perder el conocimiento pero esa mierda ya estaba en mis pulmones. De nuevo dependia del matasanos, solo que esta vez casi no me quedaba oro para pagarle. Esperaba que aceptara un pago posterior...

El mundo se volvio negro de nuevo, otra vez habia fallado mi objetivo...

Perla había logrado reducir a Hundra. Por un momento pensé en perseguirla pero la salud del rey y de la guerrera dependía del poco tiempo que tenía para tratar de salvarlos, así que tuve que dejarla ir.

Con los pocos rudimentos que traía encima y rezando a todos los dioses para que no me fallara la mano, preparé un poco de antídoto contra el Loto Negro, veneno que había estado ante mis narices todo el tiempo y que apenas me tomó unos segundos identificar.

-Vamos su majestad, beba esto- con delicadeza vertí el líquido en su boca, derramando más de la mitad afuera debido a la imposibilidad de tragar del rey. Espero que sea suficiente... o podrían acusarme a mí de haberlo asesinado.

Luego me dirigí hasta el cuerpo caído de Hundra, y la sacudí hasta que logré alguna reacción de la bárbara.

-Bebe tu también. Debería despejarte en unos instantes- tratándola suavemente y ayudándola para que no se ahogue, le di el resto de la poción y aguardé a su reacción.

Perla escapa por el pasadizo que había detrás de la estantería. A donde debe ir deberéis deducirlo vosostros.

Eban hace lo que puede por detener el veneno. Aun así el rey lo tiene mucho mas difícil que Hundra. El veneno no es el mismo exactamente. En el caso del rey se trata de un preparado alquímico que lo convierte en algo mucho mas letal, además de que el veneno está ya circulando por su torrente sanguineo y ya ha afectado a muchas de sus funciones vitales y continúa sangrando.
El caso de Hundra es mas simple. El polvo de loto negro no le ha afectado totalmente, solo la pequeña porción que ha entrado en sus vias respiratorias, i parece que la forma pura del polvo no es tan letal, además que el tiempo que el veneno ha estado actuando en su cuerpo es mucho menor.
Eban no puede hacer nada por el rey con lo que tiene, y posiblemente le quede demasiado poco. En cambio por Hundra si le vaciara los pulmones y se los llenara de aire puro repetidas veces podría hacerla despertar en unos minutos.

Mierda, esto no está funcionando Veo como la vida del rey se me escapa de las manos. Confío en que el antídoto pueda darle unos minutos más de vida pero no creo que llegue a salvarlo. Si me encontrara en mi casa, con mis instrumentos y toda clase de hierbas y preparados, tal vez, con una sangría adecuada y la correcta dosificación de medicamento podría salvarlo. Pero en estas condiciones solo espero contar con el tiempo suficiente para que podamos huir de allí en busca, nuevamente, de la traidora de Perla.

Intento espabilar a Hundra pero el efecto del veneno la vuelve a la inconsciencia. ¡Maldita Perla! Como nos has complicado la vida. Debí haber dejado que tus heridas te mataran... Parece que tendré que actuar a lo bruto si quiero rescatar a la bárbara.

Acomodo a Hundra horizontalmente, desabrocho su cota para que las vías respiratorias no se vean obstruidas y tomo su rostro delicadamente para abrir su boca al tiempo que hago una pinza con los dedos y tapo su nariz.

Junto mis labios a los suyos y comienzo a inyectar aire limpio en sus pulmones. Me cuido de que pueda ir exhalando los restos de veneno y como puedo, entre inhalación e inhalación, limpio lo que va expulsando para que no penetre por su piel.

Luego de dos o tres minutos, la bárbara comienza a dar signos de ir volviendo en sí. Sigo inyectando aire hasta que veo que abre los ojos y reacciona. Le doy una última respiración artificial y luego suelto su nariz, pero no aparto mi boca de la de ella aún. Con ganas, le doy un profundo beso. Creo que después de todo, me lo he ganado.

Durante el tiempo que has estado Inconsciente, rodeada por la oscuridad, terribles visiones te han invadido.

Cualquiera que esté familiarizado con el Loto te sabrá decir, que uno de los efectos secundarios de la inconsciencia que proboca son los sueños premonitorios.

En tus visiones, podías ver el espacio exterior. Estabas rodeada de estrellas y galaxias, planetas y constelaciones.

De pronto, los astros se alineaba con la luz que provenía de la luna, creando un gran resplandor que viaja a toda velocidad por el vacío, desde algún lugar recóndito del universo hasta llegar a algo que crees que debe ser la tierra, aunque nunca la hubieses imaginado esférica.

El az de luz incide sobre algún punto en el desierto que parece habér en el centro del continente.

Entonces, pasas a estar en Shádizar. Estás frente a las puertas de un templo. Todo está distorsionado, como si fuera un sueño, pero por algun motivo comprendes donde estás y las puertas se abren frente a ti mientras entras en el Templo de Derketo.

Llegas a los altares centrales, el santa santorum, y en él está Una mujer que jamás habías visto. El az de luz cae sobre ella y empieza a reir diabólicamente.

Un instante después estás de nuevo en los aires, viendo desde lejos como una marea de fuego arrasa todo el continente destruyendo todo a su paso mientras oyes los gritos de los miles de habitantes del mundo agonizando.

Todo vuelve a quedar oscuro.

De nuevo la oscuridad. Ultimamente la tengo tan cerca que siento que en cualquier momento caere para siempre en ella. Otra vez la suerte decide que no sea en esta vez. Mis pulmones vuelven a llenarse y siento un beso en los labios.

Mi mente vuela imaginado que se trata de otra persona. Nisiquiera en un momento asi soy capaz de olvidarle... pero al abrir los ojos y ver a Evan reacciono apartandole. No tengo demasiada fuerza, solo empujo su hombro para que me deje el sitio necesario para toser. Es inevitable que tras la tos llege la arcada que libera mi estomago del poco veneno ingerido.

Miro a Eban sin comprender demasiado bien porque me estaba besando pero me a salvado la vida... otra vez y eso es motivo suficiente para no abrirle la cabeza.

Invento una sonrisa para romper la tension.- Si quieres algo con migo, Eban, puedes pedirlo. Te mereces mas que un beso pero me gusta estar consciente cuando quieras cobrartelo... Si no te importa.

Miro a mi alrededor, era de imaginar que Perla escaparia. Aun estoy algo mareada y se que no la alcance. Tengo que adelantarla.

El rey esta mal... supongo que el alcohol en sangre no le a ayudado. Me pongo en pie como puedo.- ¡GUARDIA! ¡EL REY ESTA MAL HERIDO!.- Grito tan alto como puedo esperando que alguien me escuche.

Perla no puede ganar.

Hundra se encuentra ya mejor, estará algo débil durante un rato, pero se pondrá bien.
Aun está sudando, después de los sueños y delirios que ha tenido mientras estaba inconsciente.

Igualmente es el momento de salir de aquí. si los guardias os encuentran aquí perderéis mucho tiempo explicando que no es cosa vuestra que el rey esté muriendose, y aun así, es poco probable que os crean.

Perla se escapa y vosotros tendréis que alcanzarla. Pero, a donde iréis?

- ¿Que ceremonia hay esta noche?.- pregunto de pronto recordando las palabras de Perla.

Me acerco al rey pensando que el puede saberlo aunque no veo que se encuentre en buenas condiciones para decirmelo. Yo tampoco estoy como para ir a una fiesta en este momento.

- Eban, vamonos, rapido. No podemos hacer mas por el, salvo cazar a la responsable de esto.