Partida Rol por web

Perla se queda bastante alucinada por el discurso del sacerdote. Y mas teniendo en cuenta lo que se habrá metido por la nariz.

-No eres demasiado sutil, por lo que veo... Tal vez no valgas para esto.

-De donde has sacado a este tipo, Eban? En fin, no importa...

El acento Zíngaro de la mujer ha desaparecido por completo, y el malestar por las heridas y la fiebre también.

-Creo que puedo poneros en el Círculo de Confianza, y hay cosas que deberías saber.

Esos dos hombres, trabajaban para mi. Y su traición ha echo que ahora mismo nos conozcamos.

Les contraté al igual que ha unos cuantos mas para llevar a cabo una misión, que ahora mismo ya no importa, pero nos delataron.

Por eso ahora los quiero muertos. Tienes suerte de que no os hayan matado. Seguramente, sea para poder seguiros y averiguar así donde estoy y acabar el trabajo.

Perla hace ademán de levantarse, pero a pesar del Loto Negro, aun no está en condiciones de luchar y vuelve a sentarse.

Esperemos que no sea así.

Dicho esto, Perla espera que tu curiosidad se vea saciada, al menos por el momento, aun que no parece que vaya a ser así.

- Señora, puedo ser muy sutil cuando es menester, pero me parecía que, en este momento, era mucho mejor ir con la verdad por delante, sencillamente, puesto que la cuestión era meterme, o no, en el asunto. Por ahora me habéis convencido porque lo que decís concuerda con los hechos.

En ese momento la puerta se abre sin previo aviso.

Un poco asustados, os giráis para ver quien ha entrado en la casa. Pero no hay por que asustarse. Es Hundra.

Todo esto os está alterando demasiado.

En la casa, Perla está tumbada en su cama improvisada, desnuda, y con una pequeña bolsita de piel en la mano.

Junto a ella. Eban y un Estigio al que no habías visto nunca están hablando con ella.

Perla se encuentra bastante mejor de lo que estaba cuando te fuiste.

Anhknut no suele quedarse boquiabierto ante la visión de prácticamente ninguna mujer por la sencilla razón de que el trato diario con las bellas confesoras y algunas de las sacerdotisas de Derketo en el templo le ha hecho habituarse a la belleza femenina en su estado mas puro. Pero, en cualquier caso, y aunque es capaz, aunque Perla lo acusara de lo contrario minutos antes, de disimular con relativa facilidad, al estigio le cuesta recuperar el habla ante la visión de la belleza de pelo dorado y ojos zarcos que acaba de entrar por la puerta. Tras unos largos instantes, termina por musitar, con voz algo débil pero que se fortalece al continuar hablando:

- Buenos días, bella señora. No sé si conocéis a Eban, pero yo me llamo Anhknut y estoy aquí a petición de mi compañero para intentar ayudar a Perla. Os lo aclaro porque vuestros músculos me dicen que seríais capaz de desmembrarme fácilmente, asi que prefiero que no haya malentendidos.

Cierro la puerta y cruzo los brazos mientras escucho al hombre arqueando la ceja.- ¿Otro matasanos?.- pregunto algo brusca y sin darle opcion a responder le hablo a Perla.

- ¿Te sientes mejor? Creo que deberiamos sacarte de aqui, no es seguro para ti ¿Tienes otro sitio donde ir?

Por lo que sabéis de medicina no sería bueno moverla  en dos o tres días. Las heridas internas podrían agravarse.

Claro que tampoco es bueno esnifar Loto Negro...

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Descruzo los brazos dispuesto a intervenir, esta es mi casa, y no me gusta que digan que ya no es segura... si no es segura para Perla dudo que lo sea para mí, y además, aunque no acabe de confiar del todo en la ella, Perla es mi paciente y debo procurar que se recupere. Sobretodo por que no me ha pagado.

- No creo que sea buena idea. Aunque haya mejorado un poco no creo que sea conveniente moverla en dos o tres dias... aunque eso depende de vosotros también. De todas formas si os marchais tendreis que volver para que la atienda de nuevo, si no reposa no mejorará -

Mis palabras suenan sinceras y sin segundas intenciones, es simple y llanamente la verdad.

A perla no le hace demasiada ilusión cambiar de escondite. Al fin y al cabo, aun no la había visto nadie allí.

-Aquí estaremos bien, dejaros de preocupar por mi. Además, con tigo cerca no ha que preocuparse por nadie, verdad?

Su hacento Zíngaro ha desaparecido misteriosamente. Y ahora le cuesta bastante menos hablar, pero está mucho mas adormecida que cuando te fuiste.

-Bueno, que has averiguado de esos dos? tienes idea de donde pueden estar?

Y donde has dejado al Grandullón?

- ¿Dónde pueden estar? ¿Quiénes???? ¿Quién es ese "Grandullón" del que hablan?

- Bien, creo que si voy a empeñarme en esta misión, quiera eso significar lo que quieras que signifique, deberíais contarme más sobre ella. Sólo puedo ayudar si sé lo que intentamos, así de sencillo. Y, por cierto, Eban tiene toda la razón: Perla no debería moverse en unos días -tercia el estigio.

- Esta bien, te quieres quedar pues nos quedamos, tu mandas.- gruño mostrando mi desconformidad.- De los mercenarios algo se... no mucho, espero cruzarmelos pronto. Su jefa ahora es otra mujer, dientes esta con ella ahora.- Admito mientras se me espaca un rastro de celos entre los dientes. Miro al hombre del cual todo desconocco intentando meterse en mis asuntos, no me gusta.- Si Perla quiere contarte algo, que hable ella pero no veo en que podria ayudar.

Tranquilo, Anhknut.

Tu superior, es un buen hombre, confío en él, y en su criterio. Si él considera que puedes ayudar, también confío en ti.

Llevo viviendo en esta ciudad muchos años, y en ellos, me he ganado tantos amigos, como enemigos.

La política es algo peligroso, y mas para una extranjera.

Hace una pausa para sobreponerse. Parece algo mareada, aunque sigue siendo igual o mas elocuente que antes.

Hace unas semanas contraté a unos mercenarios, entre los cuales está Hundra, para arreglar unos de esos problemas. Lástima que el plan saliera mal.

Mucha gente cree que estoy muerta, y por poco no fue así. Y mejor que sigan creyéndolo.

Ahora solo estamos averiguando que es lo que ha pasado, y cuando podamos, solucionarlo.

Aun es pronto, estigio... No pido que hagas nada del otro mundo. Pues no sabemos que es lo que va a pasar.

- Hum, vale. Me has contado cosas que han ocurrido, y está bien, es importante. Pero más importante aún es qué problema querías solucionar, y por qué motivo apareció dicho problema. Me gustaría saberlo para saber la razón por la que hago las cosas.

Algo comienza a molestarme de Perla, tal vez el hecho de que este tan tranquila y olvidara a mis compañeros caidos.- Muchos piensan que estan muerta y otros murieron por ti. Resolver tus asuntos se cobra vidas Perla, piensa bien lo que haces apartir de ahora pues no es solo tu culo el que esta en riesgo.

Lo se, Hundra. Lo se. También perdí a gente querida la noche de truenos.

-No obligo a nadie a trabajar para mi. Quien quiera irse, es libre de hacerlo.

Pero el motivo que me mueve no es sino la venganza. Amadras merecía la muerte, y la obtuvo.  El problema es quien nos traicionó a nosotros.

Las palabras de Perla cada vez se hacen mas débiles, por lo que hace una pausa para coger fuerza.

Cuando Diego regrese con aquello que es mio. Os pagaré, a todos vosotros, como acordamos. Habéis cumplido lo que se ha pedido de vosotros hasta ahora.

Empieza a enumeraros uno a uno y os mira a los ojos cuando os habla.

-Hundra, al igual que Diego y que Moghcorb, habéis cumplido el trabajo para el que os contraté hace semanas. Se os pagará.

-Eban, tus cuidados, a mi y a mis mercenarios, así como tu hospitalidad, también srerá pagada en cuanto Diego regrese.

-Anhknut, tu no has trabajado nunca para mi, pero veo que puedo confiar en ti, a pesar de tu poco delicada curiosidad.

Si descubrís quien fue que nos traicionó, también habrá una recompensa. Tengo que recuperar lo que he perdido en esta ciudad, pero no podré hacerlo si me buscan para matarme.

Por ahora la única pista que tenemos es lo que dijo Moghcorb, sobre Tenerius y el otro.

Alguna queja o pregunta mas?!

Estoy algo cansada.

Por mi puedes dormir.- Afirmo entre dientes.- Yo me quedare de guardia mientras lo haces pero cuando encuentres a los culpables y te den lo que necesites seran mios.- Afirmo con rotundidad.- y seran pasto de mi ira, no te pido mas ya esto voy a hacerlo como algo personal.

- Bien, ya que Perla está cansada, algún otro debería contarme la historia para que yo también pueda ayudar a encontrar al traidor. Tengo, gracias al templo, contactos que quizá ningún otro pueda sondear.

Viendo que nuestro estigio compañero quiere enterarse de todo por boca de alguien que no sea Perla levanto las manos como si fueran a atracarme.

- A mí no me mires, sé lo mismo que tú, muy a mi pesar. Igual ella tiene algo que decirnos...- Digo mientras me dirijo a Hundra.

Parezco algo taciturno, el hecho de que parezca casi como un extraño en mi propia casa y no sepa demasiado sobre el asunto que trae entre manos Perla me incomoda bastante. De todas formas Anhknut es muy eficaz obteniendo información, poco ortodoxo pero eficaz al fin y al cabo.

- Bueno, pues aprovechando que los dos estamos aquí, todo lo que nos cuenten será para matas dos pájaros de un tiro, porque no habrá que repetirlo -dice, con una media sonrisa.