Partida Rol por web

Narel baila coqueta con Samuel, aunque sin permitirle poner las manos en ningún sitio "interesante", pero si en alguno cercano, lo cual no hace si no encender más al Cultista.

En estás que estaban los dos coqueteando (aunque Samuel sabe que Narel siempre dice NO a los compis de trabajo, pero que le encanta coquetear), cuando Wayne propone su idea.

De pronto, Narel deja de bailar, y se encara con él.

- ¡¿Qué qué?! ¡Vamos, que un tío del siglo XXI proponga algo así! ¡Ve tú y ponte un taparrabos, no te jode! Lo mismo el camionero es más gay que Boris.

Se separa de él llendo a encenderse un cigarro. Ya con el cigarro encendido, lo señala con este, mirándolo con una cara de mosqueo increible.

- Serás machista... - parece que intenta controlar su mosqueo, pero se gira hacia los demás, señalando a todos en un arco amplio dibujado por el cigarro en la mano - Y que a ninguno de vosotros se le ocurra intentar apoyar la idea de Wayne.

¡Hey, Narel, bajate un tono! exclamó Wayne claramente ofendido. ¡¿Igual te crees que mi afición secreta es ir manipulando las mentes de las personas y allanando propiedades privadas?! Creía que todos ibamos a poner todo lo posible de nuestra parte para ayudar a un hermano en las artes pero ya veo que a algunos nos preocupan más otras cosas...

Haya paz, haya paz, que si empezamos así acabaremos todos muertos allí dentro, ¿ok? -exclamo, alzando la voz y poniéndome serio-. Yo me encargo del camionero, ¿ok? Así nos ahorramos chorradas -miro a Narel y a Wayne.

A ver, dos cosas. Una, por ser mujer no se la puede tratar como a un reclamo sexual día sí y día también -hago una pausa y enarco una ceja-. Sí, YO estoy diciendo esto. Y dos: Narel, acepta que una mujer, aunque no sea un objeto sexual, sí es un atractivo considerable para cualquier hombre necesitado como puede ser un camionero, no creo que nadie tuviera intención de insultarte, porque de la misma forma, yo me pondría sin camiseta y sudoroso si hiciera falta seducir a alguien, sea tío o tía.

Mi mirada se pierde, pensando en alguna que otra chica corriendo desesperada hacia el atractivo mecánico Sam en busca de... "ayuda", y sonrío sin poder evitarlo.

En fin, eso -concluyo, sacudiendo la cabeza-. Yo me encargo del camionero con un par de truquillos de los míos.

Narel parece tranquilizarse un poco con las palabras de Evans.

- Cómo quieras… si queréis puedo intentar aumentar las probabilidades de encontrar a un individuo como más se ajuste a vuestros intereses… aunque no estoy segura si con un efecto tan sólo de Entropía y/o Fuerzas podría…

¿No haría falta un toque de Magia de Mente por ahí? -pregunto, mirándola-. Si estás dispuesta a restregarte aunque sea un poquito conmigo... -miro a los demás-. En privado, si lo prefieres... -sonrío y vuelvo a mirarla-, yo podría ayudarte.

"Es increíble lo mucho que algunos Cultistas intentan mantener el estereotipo de rijoso acosador, pero bueno.." Piensa Geist mientras mira la escénita.

-No querría molestar. Deberíamos ponernos en marcha. Aunque está bien que planeemos bien nuestra jugada no es menos cierto que el tiempo corre y el Doctor Najarro ahora puede estar en problemas en una celda de interrogatorio.. o puede que esten preparandolo para trasladarlo a otro lugar.-

Miro a Geist y al ver su expresión enarco una ceja.

Vamos, entonces -me separo de Narel-. Eres un aguafiestas -cojo de mi bolsa mi petaca rellena de vino y hierbas y se la tiendo-. Te vendría bien un poco de esto.

Geist tiene razón, marchemos pues de una vez y busquemos un punto donde detener un camión. apoyó Wayne.

Con el plan fraguandose os poneis en camino.
Aun os encontrais a casi 1 Km de la Fabrica y con el reconocimiento anterior sabeis que camiones tienen intencion de entrar.
Os encontrais en una carretera de 4 carriles, dos en cada direccion, que van hacia el complejo industrial donde se encuentra vuestro objetivo.
Atardece...

Narel mira a Samuel aún un tanto furiosa.

- No estoy de humor ahora mismo, Sam. Además, sabes que prefiero dejar eso como último recurso, en caso de que se te acaben tus otros focos... - de repente entrecierra levemente los ojos, un tanto felina - Quizás un día de estos Geist y yo podamos trabajar en algún neuroestimulador de las zonas del placer para que aunamos nuestros tres paradigmas...

Narel se enfunda ropa negra, elástica, que queda ajustada a su cuerpo pero le da comodidad de movimiento. Comprueba el estado de la batería de la PDA y de otras tres más de repuesto, realiza el último checkeo a la integridad del sistema del aparato, y sentencia que ella está lista.

El resto del camino se mantiene bastante callada, aunque poco a poco va recuperando su buen ánimo, tal vez gracias a los varios cigarrillos que consume en el camino.

Por supuesto, ella se ofrece como conductora (todos sabéis que le gusta mucho conducir) aunque no disputara el puesto si otro está interesado en ello.

Algo cohibido por la negativa tan tajante de Narel, cojo mi bolsa con algunas de mis cosas, varias cantimploras, la máscara, condones -por lo que pueda pasar, que nunca se sabe- y un reproductor de mp4 que ponerme en el bolsillo. Durante el camino me pongo a escuchar música y a moverme mientras tomo algunos sorbos del vino, dejándome llevar por la corriente errática de la música y dejando que la esencia del Dios me llene por dentro, concentrando mi voluntad.

Geist se lleva su portátil y sus gafas de éter, pero recoge toda una serie de ingredientes que había olvidado en el fondo de su maleta: Polvo de plata, tiza de diversos colores, una barra de incienso, un pesado mechero de gasolina y un ajado libro de invocaciones en latín.

A la hora de parar al camionero se acerca intentando ser educado. Y le suelta la invención en la que lleva trajinando en el viaje hacía el lugar:

-Perdone las molestias, somos un grupo de trabajadores de la central de Petrochem en Chicago.-Dice enseñando rápidamente la tarjeta para que no retenga en el nombre ni números que pone. -Y queremos dar una sorpresa al jefe de la planta de aquí Brandon. Para ello debería poder darnos un pasaje en su camión y abrirnos para que podamos colarnos en la industria sin que nos vean los trabajadores. No se si sabe que este hombre cumple 10 años de servicio en la empresa y esperamos darle una sorpresa. No tema, si quiere podemos negociar una pequeña bonificación.-

Sigo a Geist por si hiciera falta una ayuda más que su mera capacidad de persuasión, pero manteniéndome al margen mientras él actúa.

El camionero, que no se baja del camion, te mira con desconfianza. Es un hombre de unos 49 años, al que el peso del trabajo ha envejecido.
Lo siento chico, no puedo llevar a nadie en el camion. Si os descubrieran y supieran que yo fui el que os llevo perderia mi empleo. Desde el cambio del Comite de Empresa la seguridad se ha multiplicado...¡ni que temieramos un ataque terrorista!

Me adelanto un poco, quedando al lado de Geist, inspirando aire mientras recuerdo con todo lujo de detalles, ahora que estamos delante del camionero, mi fantasía con aquellas chicas en busca de mecánico.

Vamos, hombre, tampoco es que vayas a llevar a Bin Laden en tu camión, es una mera sorpresa que queremos darle al jefazo. En cualquier caso, nosotros nos encargaremos de que no se entere nadie, ¿vale? Haznos ese favor, anda, ¿qué hay de malo?

Lo miro fijamente a los ojos, tratando de ser más que contundente a pesar de toda la parafernalia amigable. Necesitamos ese camión y lo necesitamos cuanto antes.

Bueno... supongo que la directiva lo aceptaria... me temo que tendran que entrar con cuidado en el espacio de carga. Llevo productos quimicos inflamables... ¡y eso que vienen todos en cajas ultraselladas! No rompan mucho el dispositivo de seguridad... si lo ven roto no me dejaran entrar...

Gracias, amigo -digo, dándole una palmada en la espalda a Geist, al que miro significativamente-. No habrá problema por el precinto, ¿no?

Después de mantenerle la mirada un par de segundos al Eterita, miro hacia los compañeros y les indico que no hay problema y que se acerquen.

Narel se baja del coche al escuchar al camionero dar su beneplácito a llevarlos. Le sonríe radiante al pasar junto a él.

- Muchas gracias, amigo. No sabe cuanto significa esto para el jefe.

Compureba con un rápido examen de tecnología si ese dispositivo activará algún mecanismo mundano, ya que uno mágico se le escaparía. Una vez se asegure de ello, se cuela atrás con los demás confiando en que la habilidad de Geist evite que ella tenga que conjurar ningún efecto para disimular visualmente el aspecto de ese precinto.