Partida Rol por web

Viendo que el otro está lejos, y que el peligro más inminente es el bicho feo que tengo delante, así que le digo— ¡Hemos salido de Madrid, hemos venido a la puta Antártida de los cojones, Tuvimos que estar en el puto hotel haciendo el gilipollas, hemos tenido que matar a los Fanhunters de la polla, yo ahora me creo que soy la jodida Rana Gustavo... ¿Y ahora osas hacernos cara?!

—Me da que no os habéis dado cuenta de que os habéis metido con los tipos equivocados... —Y, diciendo esto último, descargo plomo sobre el Fanpredator, el suficiente para arrasar un tanque dentro de un búnker.

Muy bien encefalograma plano de la pradera ahora si que estoy cabreada. Y cuando estoy cabreada a la gente le duele. Y mucho. ¡Te voy a cortar tanto que un tomo de Berserk va a parecer lectura infantil!

Reuniendo toda la mala leche que tenía pego un brinco hacia el Fanpredator con AnnaPuma y UniPuma dispuestas a entablar una intima conversación con sus carnes ¡YYYYIIIIIAAAAAAHHHHH!

Los rebeldes respondieron a sus enemigos con enfurecido interés, y les dieron convincentes argumentos para que los dos jarenauers del espacio decidieran retirarse, cuando una nueva lluvia de plomo cayó sobre ellos.

Comenzaron las argumentaciones con ligeras razones diplomáticas entre el baile que les imprimió Alma a sus dos UZi-s, acompañadas de la fiel Maricarmen de Curt Michael, para luego delegar los convincentes razonamientos en Lorena, que salpicó con unas cuantas ideas afiladas las letales afirmaciones para que se dieran el piro, o fenecieran en el acto.

Dada las reticentes ideas de los dos gromenauers interespaciales, Triple P. y Patxi no tuvieron más remedio que intervenir. El primero con una arrolladora tesis religiosa a cargo de los cañones de sus escopetas, y el segundo con contundentes razonamientos a base de solida piedra vasca.

Los dos Fanpredators rugieron de dolor cuando sus carnes fueron agujereadas, y machacadas a partes iguales, llevándolos a una nueva experiencia de agonía y sufrimiento, y ambos decidieron que sí, que los argumentos de los rebeldes eran lo suficientemente elaborados como para pensar en una retirada estratégica, por lo que los dos miembros de la pareja accionaron casi al mismo tiempo una de sus muñequeras, y chisporroteos azules sacudieron sus cuerpos de arriba a abajo, envolviéndolos hasta desaparecer de la vista de los atónitos rebeldes.

Pero algo falló, por que acto seguido se oyeron y vieron más chisporroteos en el vacío aire, esta vez de color amarillo, y la pareja volvió a aparecer ante los rebeldes. Sus facciones de sorpresa eran innegables, hasta con el casco puesto. Una de dos: o habían pifiado de mala manera en las tiradas de Invisibilidad, o sus armaduras de camuflaje eran marca ACME.

Pero aquel percance no fue suficiente para que dejaran de soltar la puntilla a los razonamientos de los rebeldes, y los cañones de plasma volvieron a rugir sus afirmaciones, dando de lleno a Lorena y a Patxi, y mandándolos a Tudela de un solo pepinazo a cada uno, y que dejó a ambos rebeldes mas chamuscados que el telefonillo de El Coloso en Llamas y una muy poco saludable cara.

-¡Que no tíoo! Gritó el Tipo Obscena y Desagradáblemente Gordo Llamado Olegario, con las palabras amortiguadas a causa del estridente retumbar de balazos, gritos y golpes que resonaba por todas las calles de LA CIUDAD, y que hacían un escándalo capaz de levantar a cualquier bichocosa primigenia de su letargo de 10.000 años. ¡Que no te vas a llevar la carta de mis amigos! Volvió a gritar, acompañando sus palabras y el tiroteo con una excelente banda sonora a base de las emanaciones gaseosas de su cuerpo, consistente en la quinta sinfonía de Beethoven

-¡Que me sueltes te digo! ¡Gordo ajqueroso! Le respondió el Fanhunter Putensky Camuflado como Pingüino Albino No tan Ciego y Gigante Estropeado. ¡Yo no me marcho de aquí sin la puñetera carta! ¡Me voy a forrar con la recompensa del Killer Dog!

Gordopilo y Fanhunter, habían pasado completamente desapercibidos a rebeldes y Grijanders Interespaciales a causa del diplomático debate que los últimos llevaban a cabo dándoles la espalda, pero la pareja se enzarzaba en una envidiosa disputa tratando de hacerse con el valioso naipe del altar, que descansaba en la mano del cadáver momificado a un pelo de distancia de los dos narizones.

-Fanhunter de mierda, como toques la carta te juro por lo más sagrado que me pongo tus intestinos por montera mientras aún sigues atado a ello. Lo único que te va a forrar va a ser un tetrabrik de vino Don Simon, porque después de lo que te voy a hacer no va a quedar más que líquido sanguinolento en el lugar donde antes estaba tu cuerpo.

De nuevo disparó contra los malvados Fanpredator de los coullons, aunque parece ser que el traje y la atención fijada en otra cosa le hacían no dar una.

-Y que sepas que practicaré el medievo con tu culo, chupapollas. Y no será rápido, ni placentero.

Alma, que seguía junto a la carta y su esquelético ex-dueño, dejó de disparar al ver cómo a su lado discutían Olegario y Putensky. Sin entender muy bien a santo de qué se gritaban entre semejante intercambio de balazos, de reojo vió que dos de los enemigos desaparecían como por arte de magia, así que guardó uno de sus subfusiles y alargó la mano esquivando al gordaco y al fanhunter, que seguían a grito pelado cual matrimonio, para coger la carta de Magik que habían ido a buscar y que tenían frente a sus narices.

Después de cogerla, escuchó disparos de nuevo y supo que no había terminado la pelea.

¡MecagoenlalechedeBantha! ¿Pero tu me has visto pinta de muñeco dummy? Venacapaca que te voy a mostrar como en el interior puedes ser buena persona... ¡dejándote la piel del revés! Y vuelvo a saltar a por el Fanpredator que al parecer AnnaPuma y UniPuma aún no le han dicho a sus órganos vitales todo lo que querían.

Sin pensármelo 2 veces, ahora que tenemos a uno de los malos malosos lejos, saco una de mis granadas, le quito la crucecita que hace de anilla, y se la lanzo.

No obstante, estoy demasiado agotado por todo esto, y no he tenido ni tiempo de ponerme una tirita, así que no sé si mi lanzamiento será lo suficientemente bueno como darle con la granada en los dientes al tipejo.

Por si acaso, y tras lanzar la granada, grito— ¡Cuerpo a tierra! —y, mientras lo digo, me escondo tras una esquina, un pedrusco gordo, o lo que sea. Cualquiera se queda...

Con todo, mientras me tiro, saco una de mis escopetas y disparo al malvado bichejo, por si no tiene bastante con la granada.

Alma se acercó apresurádamente al altar, al tiempo que esquivaba al Tipo Obscena y Desagradáblemente Gordo Llamado Olegario, y al Fanhunter Putensky Camuflado como Pingüino Albino No tan Ciego y Gigante Estropeado. Estiró la mano para hacerse con el preciado naipe, y lo sostuvo con llorosa alegría por las penurias sufridas para hacerse con el mismo. Pero la llorosa alegría paso a la sorpresa y el estupor más grande, cuando vió con horror al contemplar la carta en su mano, que se trataba de una vulgar falsificación la mar de cutre, ya que Lo que sostenía frente a ella no era la mítica Anal Storm, si no una fotocopia chunga en blanco y negro coloreada con rotuladores, en cuyo reverso se podía leer un sello que rezaba: "Copistería Guggenheim, Bilbado".

Los rebeldes volvieron a arremeter contra sus enemigos, cargando con todo lo que tenían con mayor o menor fortuna mientras Alma se hacía con la carta en una llorosa alegría, y el único que alcanzó a atinar fue Triple P., quien terminó de aleccionar al gromenauer galáctico en la doctrina de la santa perdigonada, tras enviarle un pío regalito que le explotó en las narices.

Ni Curt Michael, ni Lorena, lograron darles un nuevo repaso a los pecadores de la pradera sideral, pero el más alejado recibió el sagrado castigo del Padre P. Piscinas, cuando una de sus granadas cayó cerca de él, golpeándolo con los cascotes proyectados, y parte de la explosión. Triple P. le endiñó media docena de peladillas como bonus track, debido a que era un hombre poco egoísta y muy generoso, y el fistro terminó convertido en un amasijo de carne picada para hamburguesa, con los miembros desperdigados por la zona cuando su cuerpo terminó reventando salvájemente una vez que el Padre P. Piscinas vació el arma.

Pero la alegría duró poco.

Patxi comenzaba a incorporarse del suelo cuando todo el lugar comenzó a temblar, y LA CIUDAD empezó a ser sacudida salvájemente por terribles y ciclopeos movimientos de tierra. Los edificios comenzaron a derrumbarse generando una lluvia de cascotes y piedras a causa del repentino terremoto que sacudía el lugar, y el altar en el que había descansado el dueño de la carta, estalló en mil pedazos cuando de debajo del mismo surgió la gelatinosa, MUY impía*, y MUY blasfema* entidad cuyo letargo de 10.000 años había sido interrumpido.

Sacudiendo sus muchos tentáculos verdosos y supurantes, y dispuesta a devorar a todos los presentes por haberle jodido la siesta, el primigenio ser venido de las profundidades de las Montañas de la Frescura, ni siquiera se detuvo a limpiarse las legañas, y comenzó a deslizar su amorfo, enorme y tentaculado cuerpo repleto de fauces chasqueantes, a través de la grieta que iba agrandando a cada nueva sacudida.

La escala del titánico primigenio que se erguía frente a los presentes era comparable al de un pulpo de cinco kilos frente a cuatro miniaturas de Warhamster, y su comportamiento, al de un gato al que le hubieran puesto un guante de goma en la cabeza.

A Patxi la txapela le salió disparada hacia arriba al ver la bichocosa emergente.

-¡Redios! ¡Es más espelusnante que ver al atleti en segunda! Gritó llevándose las manos a la cara. Lo siguiente que hizo fue echar patas rumbo a las escaleras mecánicas.

-¡El horror! ¡El horror! gritaba en su huída el fornido vasco preso del pánico, que no había sentido nada semejante desde que bebió un mosto confundiéndolo con un txikito de toda la vida.

Michael ni siquiera miró hacia la cosa. De pronto, y sin razón aparente, se desmayó redondo en el suelo, acojonado como un pavo en Acción de Gracias o un cerdo en San Martín.

En el suelo, en posición fetal, se acurrucó mamando del cañón de la pistola mientras musitaba:

-Nene bueno, nene guapo, nene bueno...

Alma estuvo a punto de llorar de alegría al coger la carta, hasta que una vez en sus manos pudo verla mejr y se llevó un tremendo chasco. Incluso le pareció oír, en medio del tiroteo, como alguien se reía de ella.
Eso la puso furiosa pero, acto seguido, empezó a sentir que el suelo temblaba y, sin mirar atrás, echó a correr en dirección a las boitas y nuevas escaleras mecánicas "Made by Patxi" mientras edificios enteros de aquella extraña ciudad caían al suelo como si fuesen de plastilina y una enorme mano las estuviera destruyendo.

Y no era para menos. Mientras corría escuchó algo basflemo y se giró a ver qué era, quizá esperando descubrir que solamente eran los ruidos que hacía la tripa de Olegario, pero lo que sus redondos ojos vieron la dejó helada de puro espanto. A su lado Patxi se llevaba las manos a la cara mientras gritaba.

Madre mía... Esto es el fin... El fin de los pollitos y el mío... pensaba la maña-gallo Claudio volviendo a mirar en dirección a la salvación que suponían las escaleras.

Tras acabar con el malvado tipejo sideral, veo como una forma tentacular se alza ante nosotros.

A diferencia de mis compañeros, yo aguanto el tipo muchísimo más que ellos. Como unos dos segundos más o menos. Después, en un murmullo, digo— Se lo diré a Dios...

Tras esto, sólo me queda una cosa que hacer. Darme la vuelta y salir de allí perdiendo el culo. Suerte que Patxi hizo unas escaleras de subida, así no me cansaré mucho en mi huída.

Lorena sintió que algo húmedo le mojaba la ropa interior y bajaba por sus piernas manchándole su bonito disfraz de pingüino, que rápidamente adquirió una tonalidad amarilla allí dónde cierta mancha sospechosa comenzó a aparecer.

No es para menos cuando algo parecido al primo de Tetsuo que bebe Zumosol, comienza a surgir de Toryama sabe dónde, con una mala hostia acumulada de 10.000 años, y Lorena hizo lo que cualquier persona sensata hubiera hecho en su lugar: defecarse encima.

-Las retículas endoplasmáticas sin naranjada, se salen del tornasol. Alcanzó a afirmar antes de decir pies para que os quiero, y correr como un galgo con una guindilla en el ojete.

La bichocosa primigenia terminó se alzar todo su viscoso y amorfo cuerpo, y la emprendió con aquellos que tenía más cerca, que no eran otros que el Tipo Obscena y Desagradáblemente Gordo Llamado Olegario, y el Fanhunter Putensky Camuflado como Pingüino Albino No tan Ciego y Gigante Estropeado.

Los dos desgraciados se habían quedado patidifusos igual que el resto al ver lo que atascaba el desagüe de LA CIUDAD (con razón había semejante acumulación de agua en su orilla), y no fueron capaces de reaccionar a tiempo. La cosa se irguió en todo su ciclopeo esplendor, y un enorme tentáculo lleno de fauces cayó sobre la pareja.

El Fanhunter Putensky Camuflado como Pingüino Albino No tan Ciego y Gigante Estropeado tenía ventaja debido a su adiestramiento militar, y pudo rodar a tiempo alejándose del apachurrante impacto, pero el Tipo Obscena y Desagradáblemente Gordo Llamado Olegario fue incapaz de reaccionar a causa de esos kilitos de mas que le impedían alcanzar la velocidad punta necesaria para esquivar la que se le venía encima. El gordopilo desapareció con un gritito de rata capada bajó el enorme seudópodo cuando este cayó encima suyo, aplastándolo con un sonoro golpe acompañado de un crugido, y un "¡CHOF!". El tentáculo se retiró lentamente dejando un rastro de Olegario que no iba a haber quitamanchas que lo quitara.

Al otro lado de la calle comenzaba la persecución con las carreras de los primeros que habían salido por patas (música de persecución, por favor)

(Mucho mejor, gracias)

El Fanpredator Intergaláctico Grijander se hacía caquita encima. Los rebeldes pasaron por su lado como exhalaciones, todos a una como fuenteovejuna, y el fistro pecador decidió que era el momento de dejar la chulería para otros, y tomar las de Villadiego. Cuatro chisporroteos salieron de su armadura, que lo recorrieron de arriba a abajo, y el gromenauer de las estrellas desapareció de la vista de los presentes, que ponían pies en polvorosa en dirección a las escaleras mecánicas que tantos quebraderos de cabeza les habían dado antes (literálmente), pero que ahora les iban a salvar el culo. Sin embargo, llegar a ella no iba a ser un camino de rosas, toda la ciudad se venía abajo a causa de los temblores causados por el bichoser, enormes grietas se abrían por todos lados y gigantescos bloques de ónice y basalto caían desde las alturas sobre los rebeldes, que ahora iban con los nervios desquiciados y sin saber exactamente quien era la rana Gustavo, quien el gallo Claudio, y quien un geranio venido del Quinto Infierno.