Partida Rol por web

- Rápido, rápido, rápido, a la furgo. ¡Vámonos! - apremió Beth a sus compañeros subiéndose ella misma a la furgoneta aún invisible.

El orco se para en seco, y por una vez, de entre sus colmillos no emana más que un ligero hilo de voz:

-Fkin shit...

No entiende una mierda, pero eso, al fin y al cabo, es el orden natural de las cosas. Afortunadamente (o no), la voz de Beth (que no está seguro de dónde viene, pero indica claramente lo que debe hacer) lo saca de su momentáneo ensimismamiento.

Decidido, da un par de zancadas y salta al interior de la furgoneta.

De un salto Glitch se mete en la furgoneta con un ímpetu que hace vibrar la suspensión al caer y abraza fuertemente a Vargaz mientras le ordena a su sprite que le traduzca el discurso a una jerga mas... "callejera" en tiempo real*

-¿KLK MMAUEVO? ¡TETNÍAS BIEN KALLADO KERAMS TUS PNAS!

La chica invisible tiene que estar ahí. Vargaz aguza el oído y olisquea el ambiente, convencido de que en un espacio tan pequeño debería ser capaz de locali...

La entrada de Glitch lo pilla completamente desprevenido, y antes de que pueda agarrar alguno de los cables cercanos a su cuello y tirar de él con fuerza ¿lo abraza?

Una vez más, el orco se encuentra completamente desorientado.

-¿Qué es esto? ¿Otro hechizo?

A estas alturas, que el mastodonte metálico fuera otro Despertado, o una ilusión, ya no lo sorprendería lo más mínimo. En cambio, hay algo en la actitud de este esperpéntico grupo que lo mantiene sumido en la más absoluta perplejidad: a diferencia de lo que hicieron con Oxycode, parece que no quieren matarlo. O quizá simplemente les gusta tomarle el pelo a sus víctimas...

-¡DJAZOZ DMIERRDZ, PNDJOZ! -espeta tanto a la criatura que tiene delante como al aire de la furgoneta, buscando a la maga- ¿Pké zabéiz krgalOkzycode? ¿Ndztá la mrrknzía?

Decididamente, Vargaz no es el tipo más avispado del mundo, y probablemente se le esté escapando algo, pero ¡que lo aspen si estos tipos tienen pinta de camellos de poca monta!

- ¡¿Qué dices?! – le espetó Beth dando un salto fuera de la furgo. No era tonta, aunque estuviera invisible la furgo era un espacio demasiado pequeño como para que no la encontrara, así que si quería seguir manteniendo la ventaja de la invisibilidad necesitaba poder moverse si aquel mastodonte decidía ir a por ella.

- Nosotros no le tocamos un pelo a Oxycode. Ya estaba muerto cuando llegamos. – le aseguró – Te daremos las drogas que rescatamos – quería asegurarse de que hablaban de la misma mercancía y no de los commlinks – pero queremos la mitad de lo que saques – era lo justo, la parte de Oxycode que ya no iba a reclamar y nadie se iba a creer que le entregaran la mercancía sin más, si no había negociación podría tener la estúpida idea de querer pedirles algo  – Si no, ya has visto como han acabado esos panolis. – refiriéndose a los moteros – No me obligues a tener que defendernos.  – era cierto que no quería hacerle daño sin motivo, igual que no había querido hacérselo a los moteros, pero si no les dejaban otra opción no le iba a temblar la mano.

Se echó aun lado antes de que el orco pudiera pensar en querer tratar de cogerla.

Mientras al otro lado de la furgoneta la ilusión recreaba a un Vargaz saliendo de detrás de la furgoneta de nuevo con su palanca elevada y rayos concentrándose en ella, la misma imagen que habían visto antes de que lanzase las dos bolas de rayo que los había calcinado a casi todos.

- ¡PNDJOZ! ¡LRGAOZ ANTZ KOZFULMIN LZ QKDAIZ! – les advirtió para que se largaran sin dar más problemas. Era su última oportunidad de no acabar en el suelo electrocutados.

Jax se incorpora como puede y se tambalea abriéndose paso hacia el asiento del piloto, tosiendo a causa de los puntapiés que ha recibido. Su traje de luces de neón ha decidido variar camaleónicamente a un parpadeo rojo y naranja como si vistiera una sirena. 

Mientras entra (y bloquea las puertas), se examina brevemente un labio partido en el espejo retrovisor, pero debe estar también mandando comandos a la computadora de la furgoneta, porque la Bulldog pone en marcha todos sus sensores. Notáis como enfoca la iluminación de carretera y redistribuye el aire de los neumáticos para que se ajuste al nuevo peso de carga. 

-Esto... debemos... largarnos pitando- dice chasqueando la lengua-Lo digo porque sin querer se ha activado la alarma de seguridad de mi traje y los "Caballeros" vienen al rescate-.

Por su parte, los moteros se están ayudando los unos a otros y aunque sus motos han sufrido una buena sacudida eléctrica, los componentes aún les permiten arrancarlas. Es en ese momento que Jax desbloquea el freno y se encarga manualmente de manejar la furgoneta blindada. Su traje dice "ALERTA". Sus ojos dicen "JUSTICIA".  

-Hijos de la gran puta...- La Bulldog muerde el asfalto como si sus neumáticos fueran los lomos de un mastín con sobrepeso, aprovechando un sistema de gas que correlaciona la distribución del peso de la furgoneta con cada rueda para que tenga el mejor agarre en todo tipo de terreno urbano. 

Sale despedida de su plaza de aparcamiento a máxima velocidad, arrollando en una lluvia de retrovisores arrancados a las motos y a cualquier pandillero lo demasiado lento de reflejos para apartarse de su camino. Vuelan como si fueran sacos de arena. Tras el choque atronador, Jax encara la furgoneta hacia el carril de salida y baja la ventanilla de cristal antibalas para sacar el dedo a los pandilleros que aún sigan de una pieza.

-¡Os dije que os movierais, gilipollas!-

Un golpe al pedal y, tras una nube de polvo, os encontráis circulando a unos agradables 90 kilómetros por hora por una despejada avenida de las afueras de Redmond. 

Vargaz observa atónito como el tipo disfrazado de feria pone en marcha la furgoneta blindada.

-Kmo la Harley tengn pnche rañazo vas dsear nhaber salío la concha tu madre, webón -susurra en voz baja.

De alguna manera, ese tono no suena en absoluto más amistoso que los gritos que habían oído proferir al orco hasta este momento. Ya tendría tiempo de volver a por la moto un par de horas más tarde, cuando los pandilleros se hubieran largado. Al fin y al cabo, no estaban allí cuando aparcó, por lo que no tendrían motivo para emprenderla con ella...

-Vale -acepta la oferta de BB, extendiendo la mano. Con la palma hacia arriba.

El trato, al fin y al cabo, es razonablemente justo. Tanto si se han cargado a Oxycode como si no, el caso es que ahora la mercancía la tienen ellos, y a él, realmente, le da más o menos igual repartir con unos cabrones que con otros.

Más o menos.

-¿Gotta problem with orkos, o qué? -les espeta-. Primero Oxycode, y ahora traqueáis ese tal MacCallister. ¿Tmbién vastar frío cuando loncontréis?

BB se hizo visible justo en el momento en que Vargaz sentía el apretón de mano aceptando el trato. Le costaba fiarse de aquel orco enorme que podría aplastarla cuando la viera, pero quería confiar en que Julius y Glitch la protegerían si intentaba arrancarle la cabeza de cuajo.

- Trato hecho. – confirmó. Sacó la mercancía de su mochila para entregársela a Vargaz. Ella cumplía sus tratos. Igualmente tampoco se estaban jugando un pastizal, pero si unos cuantos cientos de nuyenes que le vendrían bien para pagar un mes de un cuchitril ligeramente mejor que el lugar mal oliente en que dormía ahora. – Aquí tienes. – se la entregó.

- Ya te he dicho que a Oxycode no le tocamos ni un pelo. Ya estaba fiambre cuando llegamos. – se puso la mano en el pecho a la altura del corazón – Lo juro. – casi parecía una girl scout neogótica – Y al MacCallister no tengo mucho interés en buscarlo… - dirigió una mirada significativa a sus compañeros, pero a saber que entendería Glitch con aquello. Probablemente una invitación a contarle más sobre el commlink al orco.

- Por cierto, si vamos a ser socios me puedes llamar BB. – se presentó escuetamente.

Los aspavientos de Vargaz hacen que Glitch recule y le deje de abrazar. -Oh, vaya, yo... Perdón, no quería... -Murmura cada vez mas bajo hasta que decide callarse en mitad de la frase y se sienta, avergonzado.

BB ha cogido la iniciativa, mejor dejar que hable ella con este mago. no vaya a enfadarse conmigo y freirme la electrónica.

Desinteresado de la conversación, se guarda el arma y detecta el commlink, acordándose de la conversación anterior con el Johnson. -Si esto puede valer algo, ¿para quién?- Piensa mientras vuelve a revisar los contactos anónimos como si esperara reconocer alguno de casualidad.

-Jm -responde, examinando la bolsa.

-¿Un apretón de manos? -piensa- ¿Pero qué le pasa a esta gente? ¿De dónde han salido? ¿Del club de campo?

Él simplemente esperaba que depositase la droga en ella y listo, pero por lo visto en esta furgoneta se derrocha cortesía y buen rollo. ¡Coño, si hasta el robot lo había abrazado!

Vuelve a mirar a Glitch, absorto en el examen del commlink:

-O del psiquiátrico...

Se acerca un poco más para olfatearlo. No, no tiene pinta de que haya nadie dentro. También parece demasiado autónomo como para que lo esté manejando el conductor de la furgoneta al mismo tiempo que maneja el vehículo: debe tratarse de alguien a tiempo completo.

-Yo, man -llama con los nudillos mientras escudriña el interior de Glitch, como si esperase ver al operador de un momento a otro-, ¿guienahí?

-¿Por qué demonios una pandilla de tarados como estos andaría buscando a un decker orco? -se pregunta con curiosidad-. O no tan tarados...

Vuelve a mirar, alternativamente, a Glitch y a BB. El osito de peluche metálico podría pesar media tonelada, y la Despertada no había tenido el más mínimo problema para deshacerse de él y de un molesto grupo de pandilleros con poco más que un mero gesto de la mano. De los otros dos nada sabía aún, pero si eran la mitad de peligrosos que sus compañeros, el grupo se merecía cuanto menos sus respetos.

-Vargaz -murmura mientras se guarda la droga en el bolsillo.

Sin embargo, era obvio que no le estaban diciendo la verdad. Al menos, no toda.

-¿Porké shancrrgaOxycode? -pregunta, mientras observa el teléfono.

- Y yo que sé – contestó BB sin más – Lo mismo tuvo una sobredosis, pero yo creo que murió estrangulado.– lo cuál era bastante plausible – Lo único que se es que tenía los labios morados.

Miró un poco más a Vargaz.

- Mira, a nosotros nos contrataron por conseguir un commlink que tenía. Llegamos. Estaba fiambre. El commlink estaba ahí, lo cogimos y se lo dimos al Johnson. Las drogas solo parecían un extra fácil por el mismo trabajo. No tenía intención de joderte, ¿vale? Oxycode estaba muerto y pensé que a él ya no le harían falta. No sabía que tenía un socio. – le explicó esperando que aquello diera por concluido el asunto.

Se dejó caer en un asiento de la furgo, cansada.

- ¿Podemos ir ahora a algún lado a echar una siesta? Me vendría bien descansar un rato. – acertó a decir antes de lanzar un poderoso bostezo.

Tarde o temprano, un tipo como Oxycode tenía que acabar así.

¿Quién no?

A pesar de la fuerza de la costumbre, algo se retuerce muy en el fondo del orco. No es justo; ¿estrangulado por un puto teléfono? ¿En serio?

Espera un momento...

Si no estaba puesto hasta las trancas, hay que ser bastante burro para estrangular a Oxycode, ¿no?

Además, quien quiera que lo hiciese (si es que no fueron ellos), iba a por otra cosa, o se dejó el botín. La chica dice que se lo entregaron al Johnson, y sin embargo la lata de krill está jugando con un commlink como si fuera un puto regalo de navidad...

-Gm? -señala el dispositivo.

-¡Oh! Yo soy Glitch, o al menos eso pone en los escaners cuando me piden mi SIN. Sólo estoy aquí de visita por un tiempo.

Le doy el commlink a Vargaz

-¿Conoces alguno de estos contactos? Han borrado los nombres

-¿Ersnalien, from de auters pazio, o ké, kcholata? -frunce el ceño, incrédulo, ante la presentación de Glitch.

Echa un vistazo al commlink:

-¿Késperas? ¿Krreconozka los númrros? -pregunta, incapaz de concebir la posibilidad de que en alguna época del pasado remoto alguien pudiera memorizar los números de teléfono de sus contactos.

-¿Dké vais? -vuelve a observar al grupo, desconfiado-. ¿No tníais kentregar el kmlink? ¿Y ké vainas tiékver Oxycode con Mkalister?

-Uh.. -Titubea Glitch al no comprender de dónde se ha supuesto que proviene, hasta que lo deja correr- ¡Sí! Justamente eso, se podría decir que soy un turista ja ja.

-Bueno, es que el commlink ya lo entregamos, este no es el commlink que entregamos porque este es otro commlink distinto al commlink que entregamos, no sé de quién es este, ¿tal vez es tuyo-... -Se gira mirando a Beth pidiéndole con la mirada de un rostro totalmente inexpresivo que le ayude a explicar la situación.

-este commlink?

Beth negó con la cabeza a Glitch.

- No, no es suyo, sino ya te lo habría arrancado de las manos. – le explicó a la máquina. En cierta manera le daba un poco de pena.

- Yo te aconsejaría no tocar ese commlink – le dijo a Vargaz – Tiene una información de una movida muy chunga que estoy segura que solo nos va a traer un problema detrás de otro. – le explicó.

- Oye, Jax, ¿cómo vamos con eso de ir a un sitio a descansar? Me muero por echar un sueñecito. – se acomodó un poco más en el asiento de la furgoneta. Ahora que parecía que Vargaz no quería arrancarles la cabeza y que simplemente estaba permanentemente cabreado comenzaba a sentir que podía permitirse relajarse un poco para echar un sueñecito.

- La información del commlink tiene que ver con McCallister. ¿Qué tienes tú con McCallister? ¿Es tu novio? – dijo sonriendo sabiendo que aquello podía ser jugar un poco con fuego.

El orco asiente ante las palabras de Beth, y se la señala a Glitch, como para corroborarlas. Obviamente, si el commlink fuera suyo, no habría preguntado sobre él...

-Ni yo mismo hubiera podido expresarlo mejor.

Efectivamente, no; no, podría. Las palabras, a diferencia de la chica, no eran su fuerte. Enseñó los colmillos a modo de sonrisa cuando ella le aconsejó no interesarse por él.

-Todo tuyo -pensó.

En realidad, sí que tenía pinta de ser una fuente de problemas mucho mayor que de ingresos (especialmente para él y su alergia a la tecnología). Por lo que sabía, la probabilidad de que hubieran entregado el commlink equivocado era del... bueno, algún nosequé por ciento... pero, de acuerdo con la Ley de Murphy, seguro que habían entregado el que no era, y estaban a punto de meterse en un lío.

Y en ese momento va y le pregunta si MacCallister es su novio.

Por lo general, intentar tocarle las pelotas era mala idea.

Muy mala idea.

Pero claro, esta chica no se había enterado. O no le importaba.

Vargaz se pone en pie hasta donde le permite la furgoneta y se acerca a la chica.

-No -responde, a escasos centímetros-. ¿Prrké tinteresa?

Julius, que había estado meditando en silencio todo ese rato, levantó la mano sin apartar la vista de su commlink donde tenía un bloc de notas abierto con algunas anotaciones. Decidió introducirse ya que algunos lo habían hecho.

-Julius, pero hay gente que me llama Relámpago-Hizo una breve pausa y suspiró, dando un paso para mejorar la relación con Vargaz que le iba a morder en el culo más tarde-Cuando bajemos de la furgoneta te doy la mercancía tuya que llevaba Oxicode, así no habrá rencor. ¿Qué te parece?