Partida Rol por web

Lo siento, señor. Nuestras órdenes son solo permanecer a su lado y asegurarnos de que no crea más problemas. Si necesita o quiere algo, tendrá que hablar con la capitana -replicó el guardia si alterar el gesto.

Perkins miró a Vrako, preocupado sobre todo por la situación que se había generado. Quizás el teniente no fuese capaz de controlarse en determinadas situaciones, pero su castigo parecía excesivo, sobre todo teniendo en cuenta lo necesario que era para descubrir al saboteador.

-Oiga, señor Vrako. A mi entender, sus problemas de disciplina son una cuestión que podrían no ser tan importantes... si lograse ayudar con la investigación. Creo que lo mínimo que podríamos hacer es proporcionarle todo lo que necesite para investigar por su cuenta y ayudarnos. ¿No creen ustedes? -dijo mirando a los guardias, para después hacer lo mismo con Lena -. Doctora, me parece que la capitana podría ceder en este punto si le habla usted. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario en lo que se refiere a nuestros intereses en la nave. El señor Vrako es nuestro oficial de seguridad. Debería poder trabajar como tal.

Zoe había atendido a todo aquello como una mera espectadora, pero ahora, viendo todo lo que hablaban, se daba cuenta de que se había perdido mucho más que un simple encontronazo entre dos oficiales. Es como si todo el mundo se hubiese vuelto loco.

-Eh, doctora, doctor. Lamento interrumpirles. Sé que no estoy totalmente recuperada, pero creo que podría ayudar en ingeniería. Un par de manos siempre vienen bien, y si hay peligro, mi lugar está allí abajo. Solicito permiso para reincorporarme... temporalmente.

Necesito irme de aquí. Necesito hacer algo... y verla.

Lena enarcó una ceja ante las palabras del romulano, había un avance pero seguía siendo un rebelde y bastante testarudo... quizás por eso le gustaba tanto...

- No soy más que un prisionero y creo que esto, no forma parte ya de mí. - Dije señalando el emblema a la par que intercomunicador. Tiraba la toalla, como decían ellos o más bien aceptaba lo que era y dejaba de pelear. - Solo espero que alguien se digne a decirme de que se me acusa y que alguien termine por... - Mis ojos seguían fijos en los de aquella mujer. Me sentía descomponer por dentro de dolor por todo aquello. Me quebraba y tenenía ganas de llorar. Pero eso no lo iba permitir, no delante de todos ellos. - ... da igual. 

- Lo de ser prisionero... como le he dicho, va a depender de usted, se le informará de todo a su debido momento... pero principalmente usted sabe perfectamente que ha sido por su desencuentro con el comandante Shev.

- No se preocupen. Asumiré lo que soy y dejaré de ser una molestia. No voy a causarles más dolores de cabeza a ninguno de los dos. - Les dije tanto a Perkins como a Connor. - No son ustedes los culpables ni los responsables de que yo esté en esta situación. Yo... lo siento.

- Deje de decir que lo siente, ha sido un malentendido por ambas partes y como personas civilizadas espero que se solucione. Mientras esté tranquilo y colaborador nos daremos por satisfechos. 

Da'Par tiene suficientes conocimientos de ingeniería, como para estropear la Enterprise y luego repararla o ayudar a ello, quedando de buena samaritana... Cualquier ingeniero puede crear un explosivo y colocarlo en el punto donde más daño puede hacer a la nave... - Comencé a susurrar, casi para mí, tratando de aclarar mis ideas. - Además confian ella y si veo posible que se provoque algún daño para que dejen de pensar en ella como traidora... Pero el maldito azul... - Se notó mi rabia en aquellas cuatro palabras. - Lo hace con tanto descaro... y Jor... señalándome de aquella manera, quedando de "santo" ante la capitana cuando realmente no había pasado nada, salvo en mi cabeza... Otra buena manera de ganarse la confianza de los demás y acabar con la de otros sin venir a cuento... salvo que tengas en mente cosas peores...

La doctora miró a Vrako durante unos segundos.

- Usted es el oficial de seguridad de la Enterprise... pese a todo, quiere ayudar y cumplir con su deber...- le sonrió con dulzura-lo único que necesita es calmarse y dejar que hable con la capitán, estoy segura que entrará en razón.

-Oiga, señor Vrako. A mi entender, sus problemas de disciplina son una cuestión que podrían no ser tan importantes... si lograse ayudar con la investigación. Creo que lo mínimo que podríamos hacer es proporcionarle todo lo que necesite para investigar por su cuenta y ayudarnos. ¿No creen ustedes? -dijo mirando a los guardias, para después hacer lo mismo con Lena -. Doctora, me parece que la capitana podría ceder en este punto si le habla usted. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario en lo que se refiere a nuestros intereses en la nave. El señor Vrako es nuestro oficial de seguridad. Debería poder trabajar como tal.

- Sí- contestó con una suave sonrisa a Perkins y posando con suavidad la mano sobre el pecho del romulano, su tacto como siempre era suave y cálido- voy a hacer todo lo posible para que se le permita demostrar que se puede confiar en usted y se le facilite que haga su trabajo- lo miró a los ojos para transmitirle tranquilidad... lo cierto es que la doctora preferiría estar con él a solas, para poder tranquilizarlo de manera más efectiva pero con los guardias delante debía ser todo lo profesional posible, si alguien se percataba de lo que había entre ambos no haría más que empeorar la situación para el teniente.

-Eh, doctora, doctor. Lamento interrumpirles. Sé que no estoy totalmente recuperada, pero creo que podría ayudar en ingeniería. Un par de manos siempre vienen bien, y si hay peligro, mi lugar está allí abajo. Solicito permiso para reincorporarme... temporalmente.

Entonces nuevamente apareció la señora doña importante para aguarle la fiesta y con ello el humor a Connor, que se volvió para mirarla con seriedad pero calmada.

- Como usted misma ha dicho no está recuperada y no creo que pueda ayudar en ingeniería... a no ser que sea requerida de urgencia por un superior va a continuar en enfermería. Lo siento- le dijo tajante no pensaba dejar que fuera sola y menos aún con la alerta roja y un espía a bordo.

- En mi cultura es costumbre indicar a quien se le arresta, de cuales son los crímenes o infracciones cometidas, doctora Connor. Y esto es una nueva chapuza y un atropello. - Sentencié. Aunque, ¿qué esperaba viendo como iban las cosas en el alto mando? - Y un desencuentro con un superior no le hace tener dos guardias armados pendiente de uno, doctora Connor. Para eso hay otros métodos menos agresivos y más efectivos, donde no anulen a un oficial por completo o dejen su puesto y honor en entredicho. ¿O a caso no tienen sistema de sanciones en esta jerarquía? - En caso de no tenerla, mi informe no hubiese hecho mucho más que cabrear a todos un poco más y complicarme las cosas, en lugar de alertar a los de más arriba de lo que estaba ocurriendo en esta nave.

- ¡Oh! No doctora. No lamento ni una de las palabras ni gestos hacia el comandante. No se confunda con eso. Además, tampoco hay ningún malentendido. Su negligencia mató a varios tripulantes de esta nave, haciendo caso omiso de mis recomendaciones y se puede decir que hasta riéndose de mí. Y luego en el puente, escupió aquellas palabras como si le importase una mierda la vida de aquellos hombres y mujeres que no debían haber muerto y menos de aquella manera. - La vena de la frente se me empezaba a hinchar. Aquel tema me tocaba demasiado la fibra y me cabreaba por segundos. Debía relajarme. - Así es, señores. Gracias a los juegos del comandante, la lanzadera donde iban sus compañeros acabó volando por los aires y en la que permanecía yo, quedó completamente dañada, junto con mis costillas. Y yo soy el malvado y el prisionero. - Les dije a los guardias nuevamente malhumorado.

- Al menos no tengo las manos manchadas de la sangre de nadie de esta tripulación. - No podía decir lo mismo de la Flota Estelar o de la Federación de Planetas. Habíamos sido enemigos y combatido en más de una ocasión. Así pues sí, había sangre en mis manos de aquellos tiempos de guerra. - Y la conciencia bien tranquila. - Refunfuñé en la camilla.

- Gracias por sus palabras, señor Perkins. Pero cuando te hacen prisionero, sobretodo cuando es tu propio bando quien lo hace, todas las funciones como oficial quedan anuladas por completo. Por lo tanto, ahora mismo solo soy el teniente Vrako e ignoro quien será su nuevo oficial de seguridad en funciones. - Dije al chico a la par que respondía a Connor a sus afirmaciones. La verdad es que el alferez cada vez me caía mejor... hasta que me amenazaba con aquellos sedantes. La mano de Lena sobre mi pecho me hizo contener un suspiro y relajarme nuevamente, obligándome a cerrar los ojos para evitar mirarla y cometer una locura como besarla en aquel momento.

Entonces se alzó la voz de Zoe por el otro lado de la enfermería. - Por no mencionar lo bomba en ingeniería. - Le dije a la mujer tras las acertadas palabras de la doctora. - ¿O acaso prefiere morir en una explosión antes de que yo la mate de aburrimiento con mi buen caracter? - Ironicé con la joven. La había visto al borde de la muerte. De hecho, podíamos haber muerto los cuatro si Lena no la hubiese logrado estabilizar y salvar. - Créame, la ví casi muerta hace un rato en este lugar y gracias a la doctora Connor y a su ayudante Perkins, ahora habla y respira. Veo una falta de respeto hacia ellos y su labor, que quiera ir a un lugar donde podría morir y echar por tierra el trabajo de ambos... junto con el riesgo que corrimos los tres para salvarla. Y sí, yo me quedé con ellos en la enfermería... así que haga el favor de estarse tranquila y quieta. Que lo que hicimos los tres no caiga en saco roto por su insensatez o sus prisas, alferez.

Podría aplicarme aquellas palabras a mí mismo...

El teniente estaba mejorando en sus interacciones. Un psicólogo seguramente diría que el proceso de negación por el que estaba pasando, quizás estuviese llegando a su fin, alcanzando por fin el de la aceptación.

A mí todo aquello me sonaba simplemente a que estaba cansado y deseaba que la verdad saliese, pero no a costa de su propia honorabilidad, por que sí, el honor de Vrako era el que estaba en entredicho. Además, volvió a hablar de la lanzadera. Sin duda, la muerte de los hombres bajo su mando, le había afectado. Me pregunté entonces...

¿Doctora, puedo hablar con usted un instante? -le dije a Lena, empujándola con suavidad hacia el despacho para que no nos oyese nadie.

Cuando estuvimos a solas, alejados de Vrako y Zoe, le comuniqué mi idea.

-Doctora, usted es la única que puede sacar a Vrako de este embrollo. Sin duda alguna su situación actual es fruto del trauma que se produjo cuando perdió a sus hombres en esa lanzadera. Eso hizo que algo en su cabeza le hiciese perder el control de la disciplina, algo que en sí mismo, ya suele ser complicado en su raza. Bajo esas condiciones, todas las acciones que haya podido hacer el teniente Vrako, a partir de ese instante, quedarían completamente anuladas y no se podrían tener en cuenta según las normas de la Flota Estelar. Pero usted debe realizar un informe preciso y adecuado. Necesitamos que Vrako colabore... y la opinión certificada de un consejero, como por ejemplo, ese que tenemos a bordo. Tiene la certificación de la Flota así que es perfectamente válido. ¿Qué opina?

Era un plan; el único plan.

Esperaba que la doctora me dijese que sí... pero no solo se negó, sino que fue mucho más seca de lo que esperaba y además, el propio Teniente Vrako me respondió a continuación.

-Yo no... yo no estoy faltando al respeto a nadie -protesté, irritada -. Solo quiero ayudar. Y usted no es el mejor para hablar de colaborar, ¿no le parece? Si lo hubiera hecho, ¿estaría aquí, flanqueado por dos guardias? Me parece que no.

Enfadada, enfurruñada como una niña pequeña, volví a echarme en la cama y cerré los ojos. Solo quería salir de allí y hacer algo, no asistir a los cortejos románticos entre una doctora y un romulano, porque eso era lo que parecía cada vez que ella se acercaba.

Joder.

Lena suspiró tras las palabras del teniente, por mucho que le dijera que se tranquilizara seguía insistiendo en el tema de que era prisionero y que le debían disculpas y que no había derecho... y... la verdad es que tenía razón pero había muchas formas de conseguir las cosas y ser tan rebelde traía más complicaciones que ventajas, en especial en una nave de la Federación, la doctora pensó que de no estar los guardias le resultaría mucho más fácil que el teniente dejara de quejarse y emplease sus energías en algo más positivo... Connor terminó por suspirar sin entrar al trapo de lo dicho por el romulano, si necesitaba desahogarse lo dejaría, lo que a ella le preocupaba era conseguir que el oficial de seguridad volviera a su puesto para ayudarla con lo del espia.

 - Por no mencionar lo bomba en ingeniería. - Le dije a la mujer tras las acertadas palabras de la doctora. - ¿O acaso prefiere morir en una explosión antes de que yo la mate de aburrimiento con mi buen caracter? - Ironicé con la joven. La había visto al borde de la muerte. De hecho, podíamos haber muerto los cuatro si Lena no la hubiese logrado estabilizar y salvar. - Créame, la ví casi muerta hace un rato en este lugar y gracias a la doctora Connor y a su ayudante Perkins, ahora habla y respira. Veo una falta de respeto hacia ellos y su labor, que quiera ir a un lugar donde podría morir y echar por tierra el trabajo de ambos... junto con el riesgo que corrimos los tres para salvarla. Y sí, yo me quedé con ellos en la enfermería... así que haga el favor de estarse tranquila y quieta. Que lo que hicimos los tres no caiga en saco roto por su insensatez o sus prisas, alferez.

Entonces Vrako reprendió a Lena y aquellas palabras si que hicieron que flipara en pepinillos... que precisamente él reprendiera a una rebelde sin causa como la álferez tenía su gracia... por ello no pudo evitar mirar fijamente al romulano con una media sonrisa en sus labios y una mirada que lo decía todo... si se predicara con el ejemplo todo sería mucho más sencillo...

- Es bueno saber que usted en el fondo valora mi trabajo...- aquella puya fue incapaz de omitirla, pues el empeoramiento de Vrako se lo había provocando él mismo, pero sin querer hacer más daño dejó el tema sin añadir nada más- Discúlpenos un momento- les dijo cuando Perkins le pidió hablar con ella en el despacho.

-Doctora, usted es la única que puede sacar a Vrako de este embrollo. Sin duda alguna su situación actual es fruto del trauma que se produjo cuando perdió a sus hombres en esa lanzadera. Eso hizo que algo en su cabeza le hiciese perder el control de la disciplina, algo que en sí mismo, ya suele ser complicado en su raza. Bajo esas condiciones, todas las acciones que haya podido hacer el teniente Vrako, a partir de ese instante, quedarían completamente anuladas y no se podrían tener en cuenta según las normas de la Flota Estelar. Pero usted debe realizar un informe preciso y adecuado. Necesitamos que Vrako colabore... y la opinión certificada de un consejero, como por ejemplo, ese que tenemos a bordo. Tiene la certificación de la Flota así que es perfectamente válido. ¿Qué opina?

- Opino que tiene usted razón, de hecho había estado hablando con ella pero el comandante nos interrumpió y es difícil conseguir que me haga un hueco... redactaré el informe y pediré al señor Landor que nos ayude. Gracias señor Perkins

- Señor Kepaar Landor, soy la doctora Connor ¿Puede presentarse en enfermería, por favor?

- Yo siempre valoro su trabajo, doctora Connor. - Y más aún lo que era capaz de hacer con aquellas manos y aquel cuerpo conmigo. Pero eso no se lo podía decir, ni insinuar delante de todos. Ni aún estando a solas con Perkins como testigo. La curiosidad es muy mala y no me  gustaría tener que matar al pipiolo por querer comprobar en persona si mis palabras sobre Lena serían o no acertadas.

- Por supuesto. - Indiqué a Lena cuando esta optó por ir a hablar con Perkins a su despacho a solas. Me intrigaba que brillante idea se le había ocurrido al joven, pero si tenía que tratarla con la doctora a solas, es que no era de mi incumbencia. Ladeé la cabeza para admirar la figura de Lena alejarse de mí dándome la espalda. Mis ojos se desplazaron por cada una de las curvas que componían su silueta, deseando poder abrazarla de nuevo y descansar por fin de todo aquello.

Nuevamente reprimí un suspiro que sin duda lo había generado aquella mujer de caminar delicado y femenino. Su leve contoneo de caderas me había dejado hipnonitazo, hasta el punto de que, una vez en su despacho, mi mirada seguía fija en el lugar que hacía unos segundos habían paseado sus nalgas.

Una vez solos, mi mirada se desvió hacia la alferez respondona. - Cuidado jovencita o acabará con dos guardias también. - La dije con sarcasmo, aunque la realidad era que si todo aquello era por la disciplina, era excesivo. Sabía que había algo más detrás. Algo que me perjudicaba tanto en mi reputación como en mi honor o mi palabra.

- Pero es bueno saber que comparto... habitación con una niña mimada, caprichosa y consentida, que si no consigue lo que quiere se enfurruña, llora y patalea. ¿Cuántos años tiene, alferez? ¿Cuatro? ¿Cinco? Dudo que haya cumplido los seis aún. Sería mucho más madura, responsable y consecuente.

Zoe estaba ya recostada cuando Vrako comenzó a hablarle. La salida de escena de la doctora, había estimulado su interés por decir todo lo que pensaba a cualquier coste. Pero Zoe no estaba dispuesta a aguantarle, ni siquiera aunque fuese un desierto.

-¿Quiere decir cuatro o cinco años como usted, señor me-quejo-cuando-algo-me-gusta-y-hago-qué-me-encierren? -le preguntó Zoe, molesta -. Yo al menos sé seguir las normas incluso cuando no me gustan. ¿Puede usted decir lo mismo? Porque a mí, los dos guardias que tienen me están comunicando justo lo contrario.

- No niña. Aquí los guardias están para que no tome yo solo la Enterprise y la dirija mejor que sus superiores. - Respondí a la engreída alferez. - ¿O que se pensaba? Bueno sí... el comandante es tan cobarde que prefiere tenerme vigilado a que la próxima vez que me vuelva a amenazar acabe tirándole por la escotilla al espacio. Pero ese es otro asunto. Además, no me quejo por lo que me gusta o no como dice. Me quejo porque un superior mató a mis hombres por no hacerme caso. A sus compañeros... pero veo que eso importa poco en esta tripulación.

» Lo que se tiene que meter en la cabeza, es que casi muere y esas dos personas que acaban de salir, casi mueren también por salvarla. Al menos recupérese al cien por cien antes de ir de cabeza a una muerte segura, que no piensen que perdieron el tiempo y que arriesgaron sus vidas por salvar a una niña desagradecida.

No se crea todo lo que dice, teniente. Estoy muy agradecida. Lo único que lamento es no poder hacer más por esta nave. Y sí, yo... también conocía a la gente de la lanzadera. No sé de quién fue la culpa... pero

Zoe pocas veces dejaba que sus emociones salieran al exterior, pero pensar en la muerte de aquellos que horas antes estaban con ellos, se le hacía difícil de tragar.

Así que simplemente, se volvió a echar y pensó en la suerte que tenía de estar allí todavía. Le gustaba el Enterprise, pero debía hacerse a la idea de que en cualquier momento, su vida podía terminar. Era el riesgo que corrían por explorar la galaxia y defender aquello en lo que creían.

- Pues demuéstreselo, alferez. Y no siga mis pasos, puesto que por más que quiero ayudar, más me complican las cosas los de arriba. - Miré a los guardias. - Y yo tengo claro que pasó y quien es el responsable de aquello. Yo estaba en la otra lanzadera y pedí al puente que nos moviese de allí, pues nos habían dejado parados entre la Enterprise y la base científica.

»Insistí, diciendo que éramos un blanco fácil allí y que nos diesen permiso para seguir avanzando hacia nuestro destino. Prácticamente el comandante se río de mí con sus respuestas. Entonces fallaron las comunicaciones y ordené a mi lanzadera regresar a la Enterprise, haciéndola pasar por delante de la Nueva Zelanda para que nos viese retirarnos y que nos siguiese... y aquella nave fantasma lanzó un torpedo... - Le conté a la mujer, reposando más tranquilo mi cabeza en la almohada, relajándome al sacar aquel veneno que me consumía por dentro. - ... y la lanzadera voló en mil pedazos, dejando a la nuestra en mal estado. Ahí fue cuando me hice daño en las costillas... por permancer en pie en la lanzadera y no esperar aquel impacto.

» En el puente, tras la explosión de la nave enemiga, se decidió enviar un nuevo grupo en lanzaderas. En ese momento su comandante se mofó de los caídos y eso me terminó de crispar. Habían muerto por su culpa y se reía de ellos... - Apreté los puños con fuerza. Le odiaba por aquello. Eran jóvenes con futuro por delante... y por unos minutos creí que había perdido a Connor en aquella lanzadera... Era demasiado. - ¿Indisciplinado? ¿Mal carácter? ¿Rebelde? Puede, no se lo voy a negar, alferez. Pero la injusticias como aquella... y que salga de rositas y se mofe de todo y todos... - Terminé por contarle todo a aquella mujer. No sabía si me escuchaba o no, pero sí que aquello me había dejado algo más relajado, aunque pensar en el azul me encendía y crispaba los nervios de nuevo.

El teniente Shev y el señor Landor no tardaron en aparecer en la enfermería. El cruce de miradas entre Shev y el romulano podían incendiar toda la nave.