Partida Rol por web

La primera reacción de Aldor fue de asombro. Aquel lugar parecía sacado de leyendas y cuentos. Parecía sorprendente que un lugar así pudiera existir en una ciudad como Coruscant. Enormes edificios de piedra y mármol recorrían el lugar. Aquella luz verduzca que emanaba de unos extraños hongos no hacia sino darle a la atmósfera un aura aún más mística. A pesar del peligro, su espíritu aventurero se encontraba embriagado de emoción y se permitió el lujo de dejarse llevar por aquella sensación.

La misma disposición de las calles ya era extraña, no seguían el orden lógico de las ciudades que conocía de miles de mundos. Las calles se retorcían, se perdían entre los edificios, ascendiendo y descendiendo para volver a aparecer tras una esquina. Intentó orientarse como mejor pudo, pero era imposible.

- Esto es increíble. No se me ocurre ni donde buscar, aunque… Los jedis eran una especie de monjes o algo así ¿no? Y los monjes suelen vivir en templos. Si su orden era tan importante como dicen, su edificio también lo sería. Deberíamos buscar un edificio grande y central… - Volvió a fijarse en la disposición de las calles – …o todo lo central que se puede entender en este lugar. ¿Alguien ve un edificio así? –

Aldor oteó el horizonte intentando encontrar el edifico más grande y místico que pudiera encontrar.

Azo estaba todavía sorprendido por lo que estaban encontrando en el nivel 1316. Además de un "jedi", podían encontrar reliquias interesantes que posteriormente podrían mover en el mercado. Siempre había gente que añoraba otras épocas y decidía demostrarlo a base de dinero.

Cuando S´ys habló, el piloto asintió mirando hacia él. El lagarto estaba demostrando su valía, y por lo tanto era buena idea seguir su consejo.

-S´ys tiene razón, sigamos agrupados para no llevar ninguna sorpresa. Aldor tienes razón lo más lógico es que el iluminado que nos va a hacer ricos se encuentre en algo parecido a un templo. ¡Busquemos! -exclamó con entusiasmo.
 

No comenzáis ni a dar el primer paso en busca del templo en el que suponéis que se encuentra el Jedi cuando oís, a lo lejos, el sonido de blásters siendo disparados. No podéis evitar seguir el sonido del combate hasta llegar a la base de unas escaleras construidas en la pared inclinada de un zigurat que os llevan a la parte superior de este, de donde el sonido de los blásters parece proceder.

No lográis ver nada y decidís subir las escaleras, al llegar arriba del todo la escena se os presenta clara. La parte superior del zigurat es una zona rectangular sin obstáculos de por medio. En ella podéis ver a una mujer que viste ropas ligeras a su lado hay tirada una túnica de color marronaceo, todos recordáis las historias que se cuentan sobre los Jedis cuando se hablaba de sus ropajes, pero eso no es todo además de las ropas, la prueba inequívoca es el arma que empuña, un sable de luz además de estar rodeada de cadáveres de soldados de asalto. A pesar de parecer que "va ganando" la veis bastante herida y no creéis que pueda aguantar otro ataque.

Otro ataque que pueda provenir de los cuatro soldados de asalto que veis frente a ella y que parecen todavía bastante frescos, con los fusiles bláster en guardia. Tras ellos, como si les dirigiera, se encuentra una figura vestida diferente que un oficial imperial, con ropas más oscuras, casi negras, tampoco lo identificáis como un piloto imperial (¿qué haría aquí un piloto imperial?). No os da demasiado tiempo a imaginaros quien puede ser, la figura rápidamente se vuelve a miraros.

El semblante de este cambia de lo que parece ser una sombría sonrisa a un gesto de enfado al veros, del cinturón descuelga un pequeño dispositivo en forma de barra y al asirlo como si fuera una vibro espada podéis ver como su rostro se ilumina por una luz roja, la luz roja de la hoja de su sable de luz que empuña.

Los cuatro soldados de asalto se vuelven hacia vosotros también dejando a su contrincante libre, que hinca una rodilla en el suelo a modo de descanso.

-¡Joder! -exclamó. -No me jodas.

Al final iba a resultar que existía el Jedi, pero que hacía el Imperio ahí, y lo peor quien era el tío de la espada roja y cara de matar escoria antes del desayuno. -pensó Azo.

-Rápido buscad posiciones de combate, acabemos primero con los imperiales que pueden disparar a distancia. dijo a sus compañeros.

A continuación, buscó una pequeña zona donde ponerse a cubierto para comenzar a disparar a los imperiales. La ráfaga de disparos salió directa hacia el pecho de uno de ellos impactando de lleno en él. Parece que su puntería no paraba de mejorar en cada combate que realizaban.

“Jo-der”

Aldor no podía creerse lo que veían sus ojos. La escena que contemplaban sus ojos no podía creérsela, pero ahí estaba. Un Jedi. Un verdadero Jedi estaba vivo y coleando en los niveles inferiores de Coruscant y era lo suficientemente peligroso como para que, aunque hubieran contratado mercenarios, el mismo imperio se encargara personalmente del asunto. Y el encapuchado. Ese le ponía más nervioso que ninguno de los allí presentes, pero no había ningún motivo real para esa sensación ¿de dónde venía?

Pero no había tiempo para elucubraciones, Si el imperio se hacía con el trofeo, eso significaba que nosotros nos quedaríamos sin paga y no estaba dispuesto a perder todo por lo que había luchado por culpa de unos soldados de asalto y un encapuchado.

Siguiendo el consejo de Azo, se lanzó hacia un lado, usando de parapeto unas enormes piedras de granito que tiempo a tras se habían desprendido de la pared y tras respirar dos veces, preparó el arma y abrió fuego.

Las cosas se ponían interesantes para todos y la joven cazarrecompensas parecía no estar atravesando su mejor día. Sin perder tiempo en dudar, Talya se ajustó la pistola, apuntando cuidadosamente antes de realizar su primer disparo. Si bien su disparo fue bien apuntado, el encapuchado fue capaz de esquivarlo, mostrando habilidades bastante superiores a lo que habían visto hasta ahora. Sin embargo, daba la impresión de que esa esquiva lo había desestabilizado ligeramente, y tal vez el grupo podría explotar esa oportunidad si actuaban con rapidez.

Vaya, no uno, sino dos Jedis. Cuando se lo cuente a Cienna, no se lo creerá, pensó. La fría mirada del jedi oscuro saca de su ensimismamiento a Garr. El extravagante atuendo oscuro que presentaba aquel supuesto Jedi, poco le impresionaba al wookie, el cual impulsivamente enarboló su hacha y se abalanzó contra la oscura figura.

El misterio comenzaba a aclararse. Sin duda alguien había visto el llamativo sable de luz de aquel farsante y lo había confundido con alguno de los extintos monjes-guerreros. Si es que habían existido alguna vez, de lo que S'ys-Kain tenía verdaderas dudas.

De cualquier modo, hizo caso a la sugerencia de Azo, buscando cobertura tras una antigua columna de mármol y apuntando cuidadosamente hasta hacer blanco en el visor de uno de los soldados de asalto.

-Acabarrrr prriiimero con presssas másss débilessss. Luego caza mayorrrr siseó por el comunicador.

A pesar de vuestra buena voluntad a la hora de buscar refugio de los disparos, no existe más cobertura que el final de la escalera en la que os podáis cubrir, habéis buscado bloques de mármol o columnas y os habéis movido y agachado tras el final de la escalera al ver que no había mucho donde ir a cubrirse.

Aún y así habéis tomado contacto con el combate, antes de que vuestros enemigos se os adelantasen.

Desde la protección de las escaleras los disparos vuelan en dirección a los soldados de asalto, provocando que tres de ellos caigan y un tercero reciba un impacto demoledor que indica que no va a necesitar mucho más para acabar en el suelo como sus compañeros.

A falta de armas a distancia que usar, Garr, valientemente sale de vuestra cobertura en pos del hombre con sable de luz rojo, y hunde su vibrohacha en el cuerpo de este, no con toda la fuerza que creíais que llevaba pues en el último instante vuestro rival logra hacer bailar su sable de luz y golpea la hoja del arma del wookiee haciendo que esta frene pocos instantes antes de que le golpee.

Comenzáis a recordar la información sobre el Imperio que tenéis. De todos es sabido que el Imperio tiene agentes que blanden sables de luz como los Jedi y los Sith, pero que no tienen tales rangos, son conocidos como Inquisidores, pensáis que es probable que os encontréis ante uno de esos agentes.

Al acercarte al Inquisidor sientes algo, con un movimiento de sable, se ha zafado en gran parte de tu terrible ataque y además emite una especie de aura que te amedrenta, haciéndote más dificultosa tu tarea a la hora de golpearle.

El soldado de asalto restante mira a su alrededor al ver a sus compañeros caídos y dispara en dirección a las escaleras, haciendo que su disparo se pierda a lo lejos.

Mientras tanto el Inquisidor sonríe al ver al wookie haberse lanzando contra el, mueve el sable de luz, encendiendo una segunda hoja del mismo color que la primera por la parte inferior de la empuñadura y golpea a Garr sin piedad realizando un corte limpio sobre su pecho.

Un inquisidor. Esto se complicaba por momento ¿Qué hacer? Si en algo coincidían todas las historias que se contaban de ellos es que no era especialmente benevolentes. Teniendo esto en cuenta y sabiendo que había venido a por la misma presa que ellos, lo más seguro es que nos viera como una molestia.

Y, sin embargo, eran todo conjeturas y lo que si estaba claro era que el objetivo del grupo era la Jedi y si se centraban tanto en los imperiales, este podía aprovechar el intercambio para escaparse lo que pondría el marcador de búsqueda a 0. Y no pensaba permitirlo.

Debían aprovechar el estado de debilidad en el que se encontraba. Una vez caída, podrían ver como lidiar con el inquisidor. Parapetado como podía desde los escalones, buscó al Jedi entre la confusión y cuando lo tuvo localizado, preparó su arma y disparó.

Con tres soldados de asalto caídos, los esfuerzos del grupo se centraron en el inquisidor. Las cosas se iban a poner todavía algo más difíciles antes de relajarse, pero la oportunidad parecía de oro.

La joven embutida en su armadura preparó su disparo. En su mente, la cazarrecompensas intentaba ir tres jugadas por delante, pero la suerte y la habilidad la habían fallado ya varias veces ese día. Sin duda no pasaría otra vez.

Habiendo calculado el disparo, apretó el gatillo y enfundó su pistola, dispuesta a mover ficha de nuevo antes de que lo hiciese el rival.

Todavía quedaba un soldado por rematar y Azo lo tenía justo en su punto de mira, el soldado todavía estaba dudando a quien disparar por lo que el piloto aprovecho para acercarse con un ágil movimiento y realizó dos disparos perfectos que terminaron con la vida del Imperial antes de que supiera que sucedía.

-S´ys vamos a por el de negro y el Jedi es nuestro.

S'ys-Kain apuntó y disparó, pero aquel encapuchado de negro se movía rápidamente dando cabriolas y se hizo a un lado esquivando la ráfaga láser.

-¡¡¡Spitttttzzz!!!

El trandoshano tomó aire, considerando su siguiente paso...

Las luces del filo del arma del inquisidor cegaban al wookie en la refriega cuerpo a cuerpo. Aguantó un alarido de dolor al sufrir la hendidura de uno de los filos sobre su pecho. El olor mezclado del ozono y su propia sangre disparó sus niveles de adrenalina, e imbuido por un grito de batalla asestó un nuevo golpe contra su rival.

La Jedi se desploma en el suelo, ¿de la extenuación, del disparo de Aldor? Parece que vuestro contrabandista ha errado el disparo pero la realidad es que la Jedi ha acabado tocando de bruces el suelo.

No obstante, la concentración necesaria para que Aldor disparase le ha provocado cierta inquietud que le afectará durante el resto del combate.

Por su parte, Azo sale de la cobertura que le ofrece las escaleras y avanza hacia el soldado de asalto disparándole. El haz de luz acierta contra el confundido stormtrooper que acaba junto a sus compañeros en el suelo.

Por otra parte, Talya, S'ys-Kain y Garr se enfrentan, cada uno a su manera, al inquisidor que sonríe con suficiencia. La cazarrecompensas abre fuego contra vuestro último enemigo en pie, pero este, con sobrada facilidad desvía el disparo con una de las hojas de su sable de luz doble, evitando así el daño que este pudiera causarle, y provocando que Talya maldiga para sus adentros, al ver como de difícil es conseguir que alguno de vuestros disparos atraviese su defensa. El trandoshano abre fuego también desde su parapeto de las escaleras pero el disparo pasa al lado del inquisidor sin que este se inmute, ¿es posible que viera que S'ys fuera a fallar? No obstante, parece que el inquisidor, se fija en los tres compañeros que todavía se encuentran tras las escaleras, lo que puede ofrecer a Azo una oportunidad de oro para alcanzarle con más facilidad ¿Puede que la dualidad de vuestro pistolero a sueldo y vuestro piloto haya abierto una brecha en la defensa de vuestro enemigo?

Garr, aguanta con estoicidad el ataque del inquisidor y continúa su hostigamiento, más lleno de rabia. El disparo que ha desviado de Talya le ha hecho bajar la guardia, y el hacha alcanza a su enemigo de lleno sin llegarse a hundir sobre el cuerpo del inquisidor, pero provocando un sonido un tanto extraño.

Es el turno pues del ataque del inquisidor que pelea solo contra vosotros cinco. El inquisidor hace bailar su sable de luz doble y realiza un corte contra la piel del wookiee con una de sus hojas, marcando la piel de Garr.

Sientes tu arma quebrar al alcanzar al Jedi, puede que haya quedado dañada...

Grrrwrrorr!! intenta en vano reprimir un bramido al notar una nueva estocada lanzada por el Inquisidor ...

Rival digno de Garr, piensa el wookie mientras sopesa sus posibilidades. No aguantará mucho si no pone remedio al punzante dolor que percibe en la zona quemada por el sable de luz. Decide por tanto, inyectarse el último stimpack que le queda en su bandolera. 

Recobra momentáneamente el aliento, para a continuación de manera ensayada en innumerables combates anteriores, lanzar un nuevo hachazo al encapuchado enemigo al que hace frente.

El cuerpo a cuerpo entre el wookie y el hombre de negro estaba siendo digno de admirar, ambos estaban luchando por la supervivencia pero por suerte para nuestro aliado los demás no nos ibamos a quedar quietos. Era el momento de coordinarse como un equipo.

-Talya las armas de los imperiales deben de tener bastante potencia, si ves que la tuya no es suficiente. ¡S´ys cada uno por un lado no le dejemos un segundo de respiro! -exclamó con confianza.

Colocándose a distancia cercana del inquisidor, lo encañonó por su zona izquierda y efectuó una serie de disparos de los cuales uno de ellos impactó de forma contundente.