Escena ambientada cuatro días después del día D de Siria.
A continuación exacta de la escena privada de Koro.
Tras recabar la información pertinente avanzo por el pasillo en dirección a las habitaciones. Al llegar a la habitación de Siria hago un alto y sin pensarmelo dos veces entro en la misma.
Llevaba cuatro días encerrado, sin salir, sin ir a las meditaciones ni a los entrenamientos, sumido en mis pensamientos, en cómo lograr ser lo que quiero ser, y en cómo contentar a la vez a mi maestro cuando Koro aparece en la habitación, ni siquiera llama, solo entra.
Tumbado boca arriba en la cama, con voz ronca, por la falta de agua pregunto -¿Qué pasa?-
- Siria, tenemos que hablar. - le digo secamente cerrando la puerta tras de mi.
-¿Hablar? ¿De qué?-Pregunto extrañado, a nadie le había molestado mi ausencia, era el bicho raro del templo, asi que suponía que hasta los maestros se alegraban de que me encerrara en la habitación, al menos la mayoría, no entendía a qué venía esto ahora, justo ahora que empezaba a aprender a separar lo que quería separar de loq ue quería utilizar.
- Ya sabes. - le digo cruzando los brazos sobre el pecho. Me refiero al acontecimiento del pueblo. - añado.
- ¿Qué pasó?
-¿Quien te lo ha contado Koro?¿Acaso lo sabe ya todo el templo?-Pregunto con una voz fría, en la que no había sentimiento alguno.
No, no, eso no, tienes que dejarte llevar, pero solo por los positivos...
- Eso da igual. - digo sin moverme lo más mínimo de donde estaba. El caso es que lo sé.
-No, no da igual, si quieres que hablemos hablemos, pero no empieces con secretos, dime ¿Quien te lo ha contado?¿Sigue siendo un secreto o lo sabe todo el templo?-Pregunto.
- No lo conoce todo el templo y dudo que lo sepa mucha más gente además de mí y los que ya lo sabían. - respondo. No obstante no te daré ningún nombre.
-Entonces, yo no te daré ninguna explicación-Contesto con un gesto de impaciencia-Tú no tienes porqué darme el nombre, cierto, pero yo ati no te debo explicación alguna, ya se la dí a quien se la tenía que dar.
- ¿Estás seguro? - le pregunto mirándolo fijamente. Vamos a hablar con el Consejo si quieres. Estoy seguro de que estarán encantados de escuchar tu versión de los hechos.
-Ya la han escuchado-Contesto-Ellos fueron los primeros en enterarse, bueno, los primeros no, el primero esta claro quién fué-Digo en una frase de humor negro.
-Pero si quieres, ves y diselo Koro.-Diselo-Tú no tienes nada que ver en eso, no te metas en mi vida privada-
- Tengo ordenes de informar de cualquier cosa que descubra en relación a este caso. - respondo. Nadie me dijo que hubieras hablado con el Consejo. ¿Como puedo estar seguro de ello?
- El tema es lo suficientemente grave como para pasarlo por alto.
- Cuentame lo que pasó e intentaré ayudarte.
-No necesito tu ayuda Koro Koon, ves a ver al consejo si no me crees-Contesto sin levantarme de la cama y girandome hacia la pared -Por si no lo has visto estoy ocupado-Estaba empezando a cabrearme y hacía un gran esfuerzo por apartar ese sentimiento de ira de mi mente y agarrarme a alguno positivo.
- Deberías relajarte Siria. - digo sin moverme del sitio.
- No es bueno albergar tanto odio en tu interior pues eso solo lleva al Lado Oscuro. - añado. Y te garantizo que no pienso dejar que llegues hasta ese punto.
- Veamos si consigo hacerte reaccionar. - pienso.
- Ya veo que estás muy ocupado. - comento. Veo que no estás haciendo nada más que estar tumbado. Compadeciéndote de tí mismo por lo que has hecho.
-¿Compadecerme?No me arrepiento po lo tanto no me compadezco de lo que hice Koro, y precisamente lo que hago es intentar apartar el odio, pero no como lo hacéis vosotros-Contesto, apoyándome en las intenciones que guardaban las palabras de Koro y dejándome llevar por otros sentimientos.
Ahora sí.
¿Tu personaje entonces no se arrepiente?